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14 JUN 2011

Augusto H ortal Alonso

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Cra. 73. ~11. ◄~ . 17 ·t~I!>.: ! X5 00 41 - ! ◄j 7ñ 70


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Cen tros Universitarios
de la Compañia de Jesús
~ desdée
Contenido

PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN 9

PRIMERA PARTE: INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13


CAPÍTULO 1: ÉTICA, ÉTICA PROFESIONAL Y UNIVERSIDAD . 15
l. Ética profesional y universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
11. Ética y profesiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
111. ¿Qué ética se presupone? ....... . : ....... ........ 27

Queda prohibida, sa lvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de SEGUNDA PARTE: LAS PROFESIONES Y SUS CONTEXTOS . . 33
reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta
obra sin contar con la autorización de los titularl's de propiedad intelectual. CAPÍTULO 2: ¿QUÉ SON LAS PROFESIONES? .... . . . ..... 35
La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal). El Centro
l. Primera célracterización de las profesiones . . . . . . . . . . . . 35
Español de Derechos Reprogr.líicos (www.ccdro.org) vela por el respeto de 11. El ethos profesional como fenómeno socia l ..... . ... .. 37
los cotados derechos. 111. Definic ión de profesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

CAPÍTULO 3: CONTEXTOS Y MED IATIZACIONES DE LA


RESPONSABILIDAD PROFESIONAL . . . . . . . . . . . . . . . . SS
l. Las profesiones I ibera les . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
11. La mediatización tecnológica de las profesiones . . . . . . . . 60
O Augusto Hortal Alonso, 2002
111. Límites y condicionamientos económicos del trabaj o
profesional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
O Oesclée De Brouwer, S.A., 2002 IV. El marco institucional y organ izativo del ejercicio
Henao, 6 - 48009 Bilbao
www.edesclee.com
profesiona l ....... '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
info@edesclee.com V. Individuo y organización como sujetos de la ética
profes iona l . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
VI. Del contexto socia l al texto ético . . . . . . . . . . . . . . 85

Equipo coordinador de la colección TERCERA PARTE: PRINCIPIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87


lldefonso Camacho
José l.uis Fernández CAPÍTULO 4: QUÉ SON LOS PRINCIPIOS? . . . . • . . . . 89
Augusto Hortal
l. El precedente de la bioética . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Diseño Colección 11. ¿Cómo se justifican los principios? . . . . . . . . . . . . . 99
Luis Alonso 111. ¿Cómo se aplican los principios? ...... ... .•.. . .... . 102
IV. Casos y casuística .... ..... ...... . . . .... . . ... ... 104

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Impresión
RGM, S.A. - Bilbao

ISB N: 84-330-1710 -7
Centros Universitarios
Depósito Legal: B1-2 104/02 de la Compañia de Jesús
11/ ÉTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Capítulo 5
Co~~N~, A. (1996!, "El estatuto de la ética aplicada. Hermenéutica críti-
e las act1v1dades humanas", en: /segaría 13 (1996) 11 9-134 El principio de beneficencia
HAVE · · ¡-ism; A Western European Appraisa l",
H TENH ( 1994)', "pnnc1p
Óuu~ · in:
in U s\·AM~L'. O CONNELL, eds. (1994), A Matter of Principies? Ferment
_· · ,oer ics. Valley Forge, Pennsilvania, Trinity Press, Págs. 101 _
120
Ho;AL, A. (1999), "Sobre lo que viene llamándose ética aplicada" en·
O~EMANY v Qu1~ZÁ (eds.) (199'.3), Ciudad de los hombres. Ciudad d~
os: Homena1e a Alfonso Alvarez Bolado. Universidad PontT .
eom1llas. Madrid, Págs. 77-90. i icia

El Diccionario de la Real Academia Espaiiola de la Lengua, dice


que "beneficencia" significa, en primer lugar, "virtud de hacer el
bien" ("active goodness" según un diccionario inglés). Pero cuando
en la forma corriente de hablar empleamos la palabra "benefi cen-
cia" solemos referirnos más a la otra acepción que recoge el mismo
diccionario: "conjunto de instituciones y servicio~ benéficos". El
Diccionario M aría Moliner del uso del español, bajo la voz "l:lENE-
FICIAR" ("Favorecer", "Hacer el bien o ser bueno para alguien o
algo ... "), incluye también dos acepciones de "BENEFICENCIA":
"Cualidad o actividad de la persona que ayuda con su dinero o con
sus medios a otras que lo necesitan. Organización pública para la
protección y auxilio de los desvalidos, con sus establecimientos de
albergues, asistencia médica, etc.".
La palabra beneficencia y la invocación del principio de bene-
ficencia son frecuentes en ética aplicada, sobre todo en bioética.
Tanto la palabra como el principio están marcados por unas con-
notaciones asistencialistas y paternalistas que han sido o son más
propias propias de las actividades y profesiones de ayuda. Esas
connotaciones están siendo objeto de cuestionamiento en la actua-
lidad. Beneficencia pudo ser una palabra apropiada para hablar de
profesiones sanitarias o de política social. No parece igualmente
apropiado hablar del principio de beneficencia en profesiones
como las de arquitecto, juez, fontanero o bibliotecario. Sin embar-
go también estos profesionales están obligados a "hacer bien" lo
que hacen; por ahí hay que empezar; ésa es su principal manera
de "hacer el bien" a quienes acuden a ellos en busca de sus pres-
taciones de bienes y servicios profesi onales.

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EL PKlNt:H'lU Ut: Ut::Nt::t'lt.:t::NClA / /.)

el principio de justicia. Según D. GRACIA (1997) es a través de


El principio de beneficencia suele ser el primero que se nom-
Frankena como llegan a elaborar BEAUCHAMP Y CHILDRES_s ~1 :99; 1º
bra en bioé~ica y ~n general en las éticas aplicadas. Sin embargo
ed. de 1979) la síntesis de los cuatro principios de la b1oet1ca que
apenas ha sido ob1eto de un tratamiento detenido e independien-
te de los otros principios. Casi siempre se habla de él para incidir llegó a convertirse en "canónica".
El origen, o al menos uno de los orígenes, de lo_que lle~aron a
a continuación en el tema del paternal ismo. Otras veces se trata ele
ser los principios de la bioética en los Estados Unidos est_a en los
este principio para hablar del carácter obligatorio o voluntario de
trabajos de la aludida Comisión Nacional para la protecc1on de los
las acciones benéficas que cabe llev,u a cabo en determinadas
situaciones, lo que sitúa el principio de beneficencia en las inme- sujetos humanos de investigación biomédica _Y conductual. En una

diaciones del ~rincipio de justicia. A veces se integra el principio segunda fase de los trabajos de dicha Com1s1ofl, el gru~o ~e_exp~~-
de benef1cenc1a y el de no m;ilPfi,encia en el principio de utilidad tos reunidos en Belmont buscaba establecer "unos pnnc1p10~ el!
que establece la necesidad de sopesar y compensar los beneficios cos básicos", es decir, aquellos criterios generales que p~dieran
Y perjuicios que se siguen de determinados cursos de acción. Pero servir como base para justificar muchos de los preceptos et1cos Y
com~ h:-mos dicho, se le presenta sobre todo como contrapuesto valoraciones particulares de las acciones humanas". Tres de ello_s
al pnncIpI0 de autonomía y origen del paternalismo. Paternalismo les parecían "particularmente relevantes para la ética de la experi-
sería la beneficencia que no respeta ·la autonomía de las personas mentación con seres humanos: los principios de respeto a las per-
a las que se propone beneficiar. Nosotros hablaremos del paterna- sonas, de beneficencia y de justicia" (INFORMF 8ELMONT, 2). Los par-
Iismo después_ de haber presentado separadamente los principios ticipantes habían trabajado sobre un escrito de Karen_ Lebacq~; en
1
d_e benef1cenc1_a y de autonomía. Ahora nos toca empezar pregun- un primer momento enunciaron y aceptamn los si¡,;u,entes pnnc -
t.::ndonos: ¿que es la beneíicencia considerada en sí misma? pios que aquí se recogen en un orden diferente:
~ra poner de manifiesto el alcance del princ ipio de benefi- 1. respetar la autodeterminación de las personas (autonomía),
cencia e~ sus propios términos, además de dejar para un segundo
2. atender a la justicia distributiva (justicia a) , _ .
momento el tema del paternalismo y el tema del posible conflicto
3. atender a la justicia compensatoria ("proteger al d~bd Y pri-
entre _bene~icencia y autonomía, hace falta liberar el principio de
vado de poder" (Toulmin): justicia b).
benef1~enc1a del sesgo util itarista con el que ha sido formulado y
d1fund1do, y presentarlo en términos de las éticas del bien de rai- Los otros cuatro "principios" se entienden desde el trasfondo
gambre aristotélica, que constituye -así lo pensamos- su contexto de un cálculo utilitarista de beneficios (ventajas) y daños (incon-
obvio. Esto permite ofrecer una formulación del principio de bene- venientes) tanto para los sujetos individuales que son objeto de la
ficencia en términos más acordes con la ética de las profesiones, investigación en cuestión como para otros individuos o grupos. Se
de todas las profesiones, no sólo de las profesiones de ayuda. formulan en estos términos:
D. Ross y W. Frankena son dos autores precursores de la for-
4. Beneficiar a los sujetos individuales que son objeto de la
mulación de los cuatro principios de la bioética, entre ellos el de
beneficencia. En su libro Lo correcto y lo bueno (1 º ed. de 1930) investigación (beneficencia a) _
enumera D. Ross la beneficencia entre los "deberes" que todos los
s. Beneficiar a otros individuos y grupos presentes Y futuros

seres humanos consideran intuitivamente ~orno obligatorios, al (beneficencia b);


6. Reduci r al mínimo el daño a los sujetos individuales (no
menos en una consideración inicial (prima facie): fidelidad, repa-
rar los daños, gratitud, justicia, beneficencia, perfeccionamiento maleficencia a);
7. Reducir al mínimo el daño que se pueda seguir l"conse-
propio Y no maleficencia. D. Ross era deontologista. W. FRANKENA
quential harm"J para otros (no maleficencia b) . UoNSEN, 1998,
(1963) elabora una ética que en parte es utilitarista y se basa en el
principio de beneficencia, y en parte es deontologista y se basa en 103)

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ÉTICA DE LAS PROFESIONES
r
EL PRINCIPIO DE BENEFICENCIA / 1/

116 É1'ICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

É . íl Nicómaco diciendo que toda


Estamos, como puede verse, ante un planteamiento consecuen- Aristóteles empezaba su t,ca ' d . estigación y del mismo
· "Toda arte y to a ,nv '
cialista del cálculo de utilidad. "Beneficencia" parece entenderse actividad, es d e_~1r, ., arecen tender a algún bien; por
como el ilbstracto que se usa para designar los "efectos beneficio- 1 modo toda acc1on y ele~c,on, p I b' es aquello a lo que todas
i . h on razon que e ,en
sos" de la acción (en este caso de la investigación con sujetos ¡
eso se ha d ic o c 4 1 ) El ¡·,n de cada actividad es el
· d 11
(EN 109 a ss · .
humanos) que vaya a ser sometida a consideración ética y que se las cosas t,en ~n... d dicha actividad: cocinar es hacer corrn-
juzga según el cálculo de los beneficios y daños que se supone que bien al que esta ordena a . e está lejos· un buen telé-
reporta en primer lugar a los individuos que son objeto directo de da, telefonear es hablar con alg_u ten ~ien con los ~ue están lejos;
1 sirve para comun icarse b'
rlicha investigación, pero además a otros individuos y grupos.' Eso fono es e que . 'b b' Se trata siempre del ten
sí, se le anteponen los principios de autonomí.:i (autodeterminación bueno es el bolígrnfo que ~scri e ,e~ ... . e, nte a alcanzarlo; es el
contribuye pos1t1vam
de las personas) y de justicia, que tienen una matriz netamente práctico y de Io que . d' te la actividad humana y pasa
11 realizar me ,an
deontológica. bien que se ega a El b' en sentido aristotélico no es
· b'en humano ,en .
Hacer bien una actividad y hacer el bien a otros mediante una a convertirse en 1 . · d. . lo que realiza un fin
actividad bien hecha -esta sería la formu lación que proponemos primariamente lo q_u_e satisface un eseo, sin0
aquí del principi_o de beneficencia- es algo más amplio, más rico y culmina una accmn. . 'd d todo lo que contribuye a
y más básico que este cálculo utilitarista de las ventajas e incon- El criterio para ¡uzgar la ~ct1v1 a y. 1 hace Un buen arte-
. b" para ¡uzgar a quien a .
venientes, de los beneíicios y daños que genera dicha actividad. realizarla sirve tam ,en . II prtra lo que se
h que sirven para aque o
Si nos salimos del marco de las profesiones sanitarias o asisten sano es el que ace cosas I e alcanza la victoria; un buen
cialcs cabe decir que el primer principio de toda ética profesional las utiliza; un buen estratega ~se qu - b'en es lograr que los
ña bien· ensenar 1 .•.
es hacer bien la actividad profesional, y eso es lo primero y prin- docente es e1 que ense . ' b d ·r de un buen electricis-
d . y lo mtsmo ca e ec,
cipal que se busca con dicha actividad: alcanzar y realizar el alumnos apren an, c1· de tráfico o un buen actor,
t un buen guar ,a
bien (el fin) o los bienes (los fines) a los que dicha actividad est.:í ta, un buen terapeu a, d . 'd I ha'bito de hacer bien
1 ue ha a quin o e -
constitutivamente encaminada. Estamos ante un planteamiento etc. Por otra parte, e q . 'd d quien por lo general, mejor
ético de matriz teleológica, pero aristotélica, es decir, no primaria . do tipo de act1v1 a es es '
determina , , b' n hechas esas actividades.
ni exclusivamente consecuencialista como el del utilitarismo. En puede juzgar cuando es'.~; ,e_, s buena cada actividad en la
este ho rizonte del hacer bien determinadas actividades en orden En una primera cons1 ,e;.ac~~n :e está constitutivamente orde-
a alca nzar y proporcionar los bienes propios de dichas activida- medida en que alcanza e . '~ 1 q 11 Ar·1stóteles) que consisten
• 'd ªdes (p 01 es1s' as ama • . ¡ ¡· de esas acti-
nada. Hay acttvt
des es posible situar en un segundo momento los beneficios y . .d des productivas, e t n
daños que puedan generarse, por ejemplo, de la investigación en hacer cosas; son las act1v1 a nece ahí cuando la
con suje tos humanos, tanto para los sujetos investigados, como vidades es el producto realizadob~'ue apcet:,v~,:ades cuyo fin es la
. h d y hay tam ,en
para terceros. actividad a cesa o. . . 1 ía aristotélica) como son
misma actividad (praxis, en_ 1~ term111; :smo vivir y convivir (las
1. De hecho el INFORME llELMONT (pág. 3) abunda en esta terminología: "El las actividades lúdicas, art1st1cas, '! ., .
.st d O I partic1pac1on activa en a
1 vida de la
grndo de protección que se les ofrece (a las personas que son o van a ser obje- relaciones de ami a
. • , 1
ªue los bienes
. que praducimos y los ser-
to de investigación¡ debería depender del riesgo que corren de sufrir daiio y
de la probabilidad de obtener un beneficio". El principio de beneficencia se
polis). Estima Anstote es q . . del v·1vir bien y actuar bien ,
stán al serv1c10
introduce diciendo: "Se trata a las personas de manera ética no sólo respetan- vicios que prestamos e . t' 'dad de que consta la
ellos b,enes-ac 1v1
do sus decisiones y protegiéndolas de daño, sino también esforzándose en al servicio de estos o aqu h b't I s si hacemos muebles
asegurar su bienestar... " Beneficencia se entiende como una combinación . s es para a I ar a ,
vida. Si construimos casa T los si se hacen programas
complementaria de dos reglas básicas: "l . No causar ningún daño, y 2. y fabricamos utensilios es para ull ,zar '
Maximizar los beneficios posibles y disminuir los posibles daños".

ÉTICA DE LAS PROFESIONES

ÉTICA DE LAS PROFESIONES


EL PR1NCIP10 DE BENEFICENCIA 119

de vida que puede ser aprobada como buena no sólo en un ~s_pec-


de televisión es para que sean vistos, si se escriben libros o se to u otro sino como conjunto de una vida que merece ser v1v1da y
guardan en una biblioteca es para que se lean, si se dan clases es alabada como profundamente humana. El bien sólo es moral en la
para que los alumnos aprendan, etc. medida en que se integra, incorpora, forma parte del te/os de la
, . La mera enumeración de actividades y de sus correspondientes vida buena, valiosa y digna. Estaremos en condiciones ele explici-
01enes nos hace ver que existe una pluralidad no sólo de activi- tar estas afi rmaciones en términos más plausibles para los plante-
dades, sino también de bienes y de fines. El bien se predica de amientos actuales cuando hayamos presentado el principio de
muchas, de múltiples maneras; es contextual. Los criterios válidos autonomía. Pero ya podernos anticipar que buenas en sentido
para decir que una casa es buena o está bien construida no sirven moral son todas aquellas acciones hechas por personas que afec-
para_ decir que una sentencia es buena; los criterios para decir que
tan positivamente a personas.
alguien ha hecho un:i buena investigdciún no son los mismos si se La multiplicidad de actividades lleva a una necesidad de coor-
trata de un policía que si se trata de un científico, etc. En todos los dinar unos fines con otros, y cuando la plena coordinación no es
cas?s el calificativo "bueno, -a" significa que aquello a lo que se posible, subordinar unos fines (o bienes) a ?tros. C~an_do un ~ien
aplica es recomendado en su orden de cosas; pero los cri terios por está subordinado a otro bien, el bien superior es crtterio para ¡uz-
los que se recomienda algo varían en cada caso. No sólo en cada gar del bien subordinado. Si los caballos se doman par~ u'.ilizar-
caso, también en diferentes contextos y en diferentes momentos. los como caballería en las batallas - el ejemplo es de Anstoteles-
No se requiere lo mismo de una buena casa en el trópico que en una buena dorna será aquella que facilita la labor de la caballería
A_lasca. '.ambién la historia, con los adelantos técnicos y los cam- cuando entra en batalla; y esa labor estará a su vez subordinada a
bios sociales y cultu1 ules, conllev;i una forma variable de entender la estrategia que es el arte de utilizar los disüntos elementos del
lo que P.S el bien en cada caso, una 1.JUena actuación profesional. arte militar para alcanzar la victoria. Una buena radiografía o unos
No es lo mismo hacer un buen diagnóstico y terapia de enferme- buenos análisis clínicos son aquellos que contribuyen a realizar
dades cardiovasculares hoy que hace cien o doscientos años; no un buen diagnóstico, de la misma manera que el diagnóstico
se plantean las mismas exigencias hoy que hace cincuenta afios a debería estar al se"rVicio de la terapia y la terapia al servicio de la
quien puede ser alabado como buen fotógrafo . El bien, los bienes recuperación de la salud -cosas todas que, como sucede tantas
sólo adquieren significados precisos en los contextos de las acti- veces en cuestiones de m'oral, pertenecen más al orden de lo dese-
vidades que los tratan de obtener o realizar.
able que al de lo que con frecuencia ocurre.
. El ~oncepto d~ bien asociado al de fin de una actividad deja La concatenación y subordinación de unos bienes a otros lleva
sin del1m1tar los bienes morales de los bienes premorales. Alguna a Aristóteles a la pregunta por un último fin por el que todo se
distinción tendrá que hacerse entre un buen martillo una buena hace, siendo así que él ya no se hace por ningún fin ulte_rior, sino
siesta y una buena acción, una acción moralmente bu~na. Por una por sí mismo. ~s un bien global que integra todos los bienes, un
parte el bien moral es un tipo más de bienes. En alguna medida fi n supremo que se quiere por sí mismo y. por :' que t~d~s los
.todo lo que vamos diciendo acerca del carácter contextual de los otros fines son queridos y buscados: la euda1mon1a q~e Anstoteles
bienes vale para aplicarlo al bien moral; buenas son en sentido define como vivir bien y actuar bien. El bien moral particular sólo
moral aquellas acciones y personas que en cada caso son alaba- lo es en la medida en que se integra o incorpora, forma parte del
das en sentido moral y no meramente en sentido premoral. No se te/os de la vida buena. Nada es verdaderamente bueno, ética-
trata de que alguien sea un buen saltador o un buen nadador; se mente bueno, si sólo es bueno en un aspecto restringido, si se
trata de que alguien pueda ser alabado moralmente por acciones absolutiza y aísla del bien supremo, si no se inscribe en un pro-
que son buenas en sentido moral. Buenas en sentido moral son yecto de vida buena y encuentra en él su lugar apropiado. Lo que
aquellas acciones que se inscriben dentro de lo que es una forma

ÉTICA DE LAS PROFESIONES

ÉTICA DE LAS PROFES I ONES


EL PRINCIPIO DE BENEFICENCIA 121
IZO ÉTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

terapias más lentas y menos traumáticas, dónde están l?s límite~


ocurre es que este bien supremo, esta vida plenamente realizada
que marcan a un abogado qué casos d~~e aceptar y cuales n~, ~1
en la que cualquier bien ha de inscribirse e integrarse para poder
quiere ejercer honestamente su profes1on ... No ~e trata de inc'.-
ser considerado verdaderamente bueno es algo tan incuestionable
dencias eliminables, sino de un rasgo consustancial de los pre_d'.-
en su designación genérica, como discutido cuando hay que
cados éticos asociados al bien y de los fines básicos del v1v1 r
determinar en qué consiste en concreto. Aristóteles dice que todos
humano. Lo que Aristóteles dice de la eudaimonía (que todos
están de acuerdo en decir que ese fin supremo es la eurfaimonía;
están de acuerdo en decir que ella es el fin supremo por ~I que
pero que no hay acuerdo acerca de en qué deba consistir dicha
todo es buscado, pero que no hay acuerdo acerca de en que deba
e~daimonía: unos la ponen en una vida de placeres, otros en una
consistir) eso mismo cabe afirmarlo de todo aquello que puede ser
vida dedicada a la obtención de riquezas, otros en la dedicación
considerado como bien constitutivo d_e una vida digna y plena:
a la vida activa (política) y los honores que conlleva, y por fin otros
salud, libertad, justicia, amistad, seguridad, _solidarida~, amor ...
en la vida dedicada a la teoría o contemplación. "Bueno", dicen
Esa consustancial indeterminación del bien, que solo la e~pe-
los lógicos, es un predicado no saturable; nunca podrá darse una
riencia va dilucidando, lleva mediante la tipificación y hab1t~~-
definición descriptiva exhaustiva de bueno. Y si esto puede decir-
ción de situaciones, acciones y valoraciones a una sedimenta~10~
se de cada bien en su propio ámbito y contexto, con mayor razón
de la experiencia en costumbres, hábitos, reglas, normas Y_ princi-
cabe afirmarlo del bien supremo de una vida plenamente buena, . Las reglas y normas suelen conectar determinados tipos de
r~comendable. Por eso, dice A. MACINTYRE (1987, 271 ), que "la p1os. d . .
actuaciones llevadas a cabo en determinado tipo e s1tuac1on~s
vida buena para el hombre es la vida dedicada a buscar la vida
con determinado tipo de valoraciones y resultados. Ka~t pretend1~
buena para el hombre, y las virtudes necesarias para la búsqueda
no sólo distinguir, sino separar radicalmente las reglas de la habi-
son aquellas que nos capacitan para entender más y mejor lo que
lidad, los consejos de prudencia y los mandatos o -~eyes d~ la
es la vida buena para el hombre".
moralidad. Aquí proponemos relacionar e integrar los 11nperat1vos
El criterio último por lo que hay que juzgar toda actuación es
técnicos y las consideraciones prudenciales en el marco de una
por lo que dicha actuación y el bien que realiza contribuye a (o es
sabiduría moral práctica que no se reduce al cumplimiento_ de
P_ªr'.e integrante del) vivir la vida en plenitud, no sólo cada uno para
normas y deberes sino que p,lantea tanto s~s propue_stas o~tat1:'~s
¡ ' si sino por, con y para los otros. Ese fin es buscado por sí mismo y
1 como sus exigencias imperativas en el horizonte de la asp1r~c1on
cualquier otro bien lo es sólo en la medida en que es parte inte- a una vida humana digna y plena. Y esta clase de telas abierto,
gra_nte o contribuye a él. Desde ahí se puede y debe juzgar cual-
quier actividad por lo que contribuye o daña a la realización del esta clase de principio es el hombre. .
La habituación y tipificación de situaciones, actuaciones _Y valo-
bien supremo. En qué consista en general y en concreto este bien
raciones tiene lugar dentro del marco de la interacción social; eso
supremo es una cuestión permanentemente abierta. El debate acer-
ayuda a evitar tener que aprenderlo todo de primera mano. Eso ade-
ca de en qué consiste la vida buena y cuál es el papel de determi-
más sienta las bases de un valor fundamental de la vida humana: la
nados bienes (en general o en concreto) y su contribución más o
reciprocidad y la igualdad, valores consustanciales de la vida s~cial.
~enos integrada, más o menos en conflicto con otros bienes supe-
Las mismas situaciones resueltas por el mismo tipo de actuaciones
y los mismos tipos de actores sociales merec~n ~a~ mis~as va_lora-
rio res, inferiores o paralelos ... es el tema central del debate ético y
del vivir humano que sólo se va resolviendo parcialmente con la
ciones morales. La ética de bienes está, en pnnc1p10, mas clarifica-
acumulación de sabiduría práctica contrastada con la experiencia.
da e institucionalizada en unos ámbitos de las actividades humanas
Es normal que haya discrepancias y discusiones acerca de qué
que en otros, y quienes viven y actúan (o padecen) en ellos, saben
grado y modo de ejercer la autoridad es bueno que tenga un
mejor que otros lo que merec~ ser aprobado y .reprobado.
padre; o si un médico debe preferir intervenciones quir(,rgicas a

ÉTICA DE LAS PROfESIONES

ÉTICA DE LAS PROfESIONES


El, PRINCIPIO DE OENEFICENCIA 12J

El bien que se alcanza o proporciona ejerciendo correctamen-


D~~íamos _que cada profesión es ejercida con vistas a la con- te (bien) una determinada profesión constituye el primer criterio
secu~ion de fines que forman parte del te/os de la vida buena y para decir qué actuación profesional es buena, quién es un buen
: 0 nt'.ibuyen a configurarla. Cada ética apl icada desarrolla en su profesional, tanto en lo que se refiere a su competencia profesio-
ambito una catalogación de las situaciones, los temas, los conflic- nal como a su ética. Así es como proponemos que se entienda el
~os Y l~s _mod~~ de abordarlos y resolverlos que facilitan el trab;:i- principio de "beneficencia". Actuar en beneficio de los destinata-
JO de t1_p1f1cac1on y captación de lo que está en juego en la toma rios de los servicios p rofesionales consiste en real izar bien lo que
d_e de~isiones acerca de los diferentes cursos de acción que esas busca hacer cada práctica profesional: alcanzar el bien o los bie-
situaciones ofrecen o presentan. En ocasiones aparecerán ele- nes constitutivos que busca realizar y proporcion_ar dicha práctica;
mentos novedosos o incluso completamente inéditos que hasta ése es ei modo propio, profesional, tle hacer el bien a los que soli-
ese momento no se conocían, no se habían llegado a nombrar 0 citan o son destinatarios de las prestaciones profesionales.
ª tomar en consideración; pero cualquier novedad es percibida Hacer bien las cosas para hacer bien a las personas mediante
sobre un_ trasfondo de elementos conocidos, nombrados y tipifica- el ejercicio profesional conlleva ser competente, eficiente, dili-
dos. A l fina l,_ ~ada profesión tendrá que plantearse o dejarse plan- gente y responsable en aquello que el profesional trae entre
tear _la cuest1on acerca de su mejor o peor contribución no sólo a manos. La competencia requiere una preparación inicial que faci-
los fines específicos propios de su actividad, sino a la vida huma- lite la adquisición de los conocimientos teóricos y práctirns para
na en su conjunto y por cierto no en abstracto y de forma intem- saber qué hacer y cómo hacerlo; tras haber recibido la formación
poral, sino en las condiciones históricas, materiales y sociales en inicial, el p rofesional tentlrá que mantenerse al día, actualizar sus
las que ~e des~rrol!a la correspondiente actividad profesional. conocimientos, renovar los procedimientos que se van introdu-
L~s fines Y amb1tos de l;:i vida humana son múltiples y va riatlos
¡ quienes se dedican a ellos pueden contribu i r a un mejor hacer
0 que a todos favorece. El profesional es profesional en la medi-
ciendo en orden a alcanzar los fines que se propone alcanzar su
profesión. El avance de los conocimientos y las· mejoras técnic~_s
pueden hacer que una actuación profesional que puede ser calill-
da en que pertenece a un colectivo que "profesa" estar al servic:io cada como buena y aceptable hoy, no lo sea dentro de unos años
d~ un determinado bien que trata de conseguir por los medios téc- al saber mejor a qué atenerse o al haberse introducido innovacio-
nicos, con los conocimientos científicos disponibles, etc. Al abor- nes que mejoran notablemente los procedimientos que hasta el
dar los temas de una ética profesional -insistimos- lo primero que momento venían siendo aceptables a falta de otros mejores.
hay_ que pl_a~tearse es la finalidad a cuyo servicio se supone que No cualquier bien ni cualqu ier fin que subjetivamente se pro-
esta la act1v1dad_ profesional en cuestión, qué bienes se supone ponga el que lleva a cabo una actividad profesional vale como cri-
que produ~e º. i_ntenta producir, qué servicios presta o intenta terio ético; se trata de los bienes o fines propios que consti tuyen
pr~stªr. El e¡erc1c10 profesional de la medicina lo que pretende es la razón de ser de la actividad en cuestión. Las profesiones son
cuidar _Y restabl~cer la salud de las personas con arreglo los sabe-
11 prácticas" o pretenden hacer un~ aportación funciona l específi-
res _Y tecn icas disponibles en un momento histórico determinado. ca a algún tipo de 11 prácticas11 , en el sentido que da a esta palabra
~I fin del ejercicio profesional del juez es la admin istración de jus- A.MACINTYRE (1987, 233). Este autor disti ngue entre actividades Y
ticia conforme a las leyes; el fin del ejercicio profesional del abo-
prácticas. Actividades serían cualquier cosa que hacen las perso-
gado es _el asesoramiento, defensa y representación de la persona nas buscando cualquier tipo de fines. Prácticas serían aquellas
des_~ cliente en relación con ias leyes, los tribunales, la adminis- actividades cooperativas que persiguen lo que este au tor llama
tracion, et~. Y otro tanto cabe deci r del conductor de autobús, de
11 bienes intrínsecos • Bienes intrínsecos son aquellos que por estar
11

1. la secretari a, del arquitecto o del actor, aunque no siempre estén constitutivamente ligados a una práctica sólo pueden conseguirse
1' t~dos de acuerdo acerca de en qué consista el bien constitutivo de
l·i ejerciendo bien dicha práctica.
"1 1
I'
dichas actividades profesionales.
1
; 1
ÉTICA DE LAS PROFESI ONES
1
,- L frICA DE LAS PROFESIONES
{r EL PRINCIPIO DE BENEFICENCIA /L)

I 24 ÉTICA GENERAL DE LAS PnOFESlDNES

sentaremos a charlar unos con otros ... Llegará un momento en qu:


Dinero, poder, prestigio, status se pueden conseguir de muchas uestros contactos en el club de ajedrez podrán servir para pedir
n . 1
~ aneras. Pero constru ir casas con arreglo a los conocimientos cien- recomendaciones o h,1cer negocios... En las relaciones socia es
t1f1~~s y las técnicas disponibles, y por lo mismo con las garantías entre los miembros del club se hará n presentes cuestiones de poder,
ex1g1?les en un momento dado, es algo que sólo se puede hacer prestigio, status, dinero .. . Esas relaciones no tienen por qué ser
pra_ct_1cando competente y honestamente la arquitectu ra. Asesorar deshonestas, pero ya no son el puro bien intrínseco de disfrutar
¡und1camente a una persona o a una empresa, defender sus intere-
jugando al ajedrez. .
s:s y derechos, representarla ante los tribunales, etc. es algo que No hay que tener un concepto demoníaco ni del dinero'. ni del
solo se , hace bi_en, e¡erc1en
· · do con competencia y honestidad la poder, del prestigio o del status. No son mc1.lo~, son ambiguos ...
abogac1a. Ampliar los conocimientos científicos metodológicamen- Sólo son demoníacos ("perversos") cuando pervierten el orden
~e con_trolados en un áre¡¡ del saber es algo que sólo se puede hacer jerárquico y ponen tos bienes intrínsecos como pretexto para
inv::t1gando en dicha área. La arquitectura, la abogacía, la investi- alcanzar bienes extrínsecos; en el ejemplo que estamos desarro-
gacton son prácticas; como también lo son otras muchas activida- llando llegaremos a un punto en el que en el club de ajedrez, el
de~ p_rofesionales; lo son, o están estrechamente relacionadas con ajedrez sea to de menos; es un lugar social de encuent'.o de per-
~racticas. Por ejemplo, ser bibliotecario sólo tiene carácter de prác- sonas de determinado nivel económico, social y cultural para ges-
tica en la medida en que está al servicio de la investigación de 1, tionar sus contactos, su status, para estar entre sí y tejer relaciones
doce ncia,· o forma parte de la conservación y difusión de 'la cul- u
y traficar con influencias. Se exigirá, por ejemplo, una cuota muy
tura, e tc. alta para que no vengan quienes no puedan o quieran pagarla,
. , Las profesiones son prácticas o pretenden hacer una aporta- aunque sean muy buenos jugadores de ajedrez. .
c1on funcional específica a algún tipo de prácticas. Las prácticas Aquí está \a raíz última, no sólo de las chapuzas Yde la co_rrup-
por ser actividades cooperativas rec urrentes y relevantes par; ción sino también del corporativismo profesional. Las profesiones
muchos s~ele~ es_tar ~mpliamente institucionalizadas. Las prácti- entr~n en escena para estar al servicio de unos determi_nados
c~s necesitan inst1tuc1onalizarse y al hacerlo necesitan y a la vez bienes intrínsecos que sólo pueden conseguirse practicándolas
P ºP?r~10nan bienes extrínsecos como son el dinero, el poder, el
1J·,
t ¡
. prest1g10 o el status. La institucionalización del ejercicio profesio-
debidamente. El servicio permanente de esos bienes requiere
y proporciona recursos económicos, institucio~a\es, de poder, de
1 n~! requiere recursos económicos, requiere una cierta acumula- status, de imagen. Existe continuamente el peligro de buscar ata-
c10~ de poder, requiere un cierto prestigio, un cierto status y eso jos para obtener o acumular bienes extrínsecos, sin _ponerlos al
serian bienes extrínsecos. servicio de los bienes intrínsecos. Los intereses y la imagen cor-
Tanto los bienes ·1n tnnsecos
' como los extrínsecos son buenos y porativa de la profesión, por ejemplo, se pone por encima del bien
necesarios,_ p:ro los segundos pueden corromper a los primeros intrínseco que se supone que es el que constitutivamente se trata
cuando se invierte la jerarquía entre ellos. Empiezo jugando al aje- de realizar y proporcionar. El bien intrínseco se pierde, se corrom-
drez porque me gusta; jugar al ajedrez por el placer de jugar con pe cuando se hacen trampas. Es posible conseguir bi~nes extrín-
otro que también juega bien, es un ejemplo de bien intrínseco: sólo secos sin participar en determinadas prácticas, o haciendo tram-
se pued
. e conseguir· ¡ugan
· do bien al ajedrez. Pensemos que somos pas en las que se llevan a cabo. Un taller mecánico que hace repa-0
vanos los que disfrutamos jugando al ajedrez. Compraremos más raciones innecesarias a los au tomóviles que les llevan a reparar
tableros de a¡·edre z, r·l)aremos horanos, · organizaremos
. torneos· revisar, puede ganar mucho dinero, pero no es un buen taller. La
con el t"iempo s1· au menta el nú mero de los aficionados al ajedrez' trampa, incluso no descubierta, en el juego de aje~rez o en cua~-
necesitaremos locales y tal vez fundemos un club de ajedrez. En quier práctica profesional (médica, jurídica, investigadora, meca-
ese club, entre partida y partida, nos tomaremos una copa, nos
ÉTICI\ DE LAS PROFESIONES

ÉTICA DE LAS PROFESIONES


....... ··-··--- -- -- --··-- - -

ni·~a, etc) hace que .


por lo q~e vale, sin~1~~~~~s :i:~::
d
pr~c~icas sea lo que es y valga
[ también para ellos en un juego múltiple de perspectivas cambian-
tes que bien pueden rastrearse en los pronombres personales y en
La trampa fundamental q , ex nnsecos que proporciona. el impersonal objetivado ("se", cualquiera, todos) . A la vez y en la
ue esta en la base d t d 1
concretas consiste en . . , e o as as trampas medida en que hacemos el bien nos hacemos buenos. El buen car-
los bienes extrínsecos. poner los bienes intnnsecos al servicio de pintero es el que hace buenos muebles, el buen cirujano es el que
hace buenas operaci ones, y lo mismo cabe decir del buen aboga-
Hay bienes subordinados y bienes su .
entran en conflicto con ot b' penares. Hay bienes que do, del buen bibliotecario, del buen gobernante, del buen traduc-
ros 1enes y hay bie .
a la mejor realización d . nes que contribuyen tor, del buen filósofo o del buen empresario ...
ción de ellos en un p e esos odtros_ bienes o a la mejor integra- Dejemos para después la relación que tiene es.ta ética de bie-
royecto e vida que m
como buena Hay b' erece ser alabada nes y virtudes con la ética de la autonomía, la dignidad, los debe-
'· tenes que son escas ( b
extrínsecos· no todos p d , . os so re todo los bienes res y derechos. Pero aun antes de entrar en esa relación, desde la
' ue en ser mas neos q I d ,
famosos, ni toda una socied d ue os emas, ni más misma perspectiva de la ética de bienes y virtudes se han articu-
vado, ni todo perf a p_uede tener un status social ele- lado tarnbién unos criterios para enjuiciar y corregí r las desvia-
ume que anuncia la p bl' ·d d
sivo de una sola persona) u 1~1 a puede ser exclu- ciones y las unilateralidades.
dos y mejoran cuando son ~o:os ~~e consisten en ser comparti- El primer criterio es el famoso término medio, que a veces se
bienes con los intereses. par t os. No procede equiparar los presenta como si se tratara de una fórmula mágica de ;:iplicación
automática fácil de caricaturizar. La razón de ser del término
No hace falta insistir en que el b.
de ámbitos concre•os ten y lo bueno, cuando se trata medio radica en la necesidad de integrar la multipl ic idad de bie-
' , son contextua les Eso · •f·
relativos· los criterios p 1 . • no stgnt tea que sean nes de los que necesariamente co:1sta ia vida humana vivida en
' or os que se ¡uzga b •
por los que se juzga a un buen audit d a un uen mgeniero y plenitud. La apuesta unilateral por un solo valor, caiga quien
mos; pero eso no . . or e cuentas no son los mis- caiga, a costa de todos los demás (así c:aracteriza R.M.Hare el
gan las actuacion:~,;~;p~:~i1:a~u:elos criterios por los que se juz- fanatismo) lleva a la deshumanización. La inhumanidad o la des-
arbitrarios El b. an completamente relativos 0 humanización no consiste en una imposible salida de nuestro pro-
· ien en su contexto es ob· · . . .
profesional mediana t . ¡etivo, en toda acttv1dad pio pellejo de seres humanos para convertirnos en no sé qué clase
mene consolidada ·d .
terios objetivos para dist· . y reconoct a existen cri- de seres no humanos ("bestias"), sino en la acentuación unilateral
una chapuza. Por eso eltnb~u1r unla buena actuación profesional de de unas facetas de lo humano que unas veces será el culto al
ien, a predicarse d •
tes en contextos tan d'f e cosas tan dtferen- cuerpo, otras el cultivo intelectual, la adición al trabajo, el egoís-
1erentes, es un predicado an 'I .
ven los criterios por los a ogo ... no sir- mo que se desentiende de los otros, el ensimismamiento, la alie- .
6
do para alabar a un e fque se esta Ieee quién es un buen aboga- nación, unas veces caemos en el presentismo, otras nos aferramos
n ermero como buen • .
las mismas cualidad . . o, nt viceversa; ni son al pasado o nos precipitamos hacia el futuro, etc.
juez y _de un buen t:sb~j~e;:~c~~~/~~ que cabe esperar de un buen En lo humano, en cualquier faceta humana, hay un pasarse y un
quedarse corto y el término medio consiste en buscar balancear
y s, nos referimos no ya sólo a I b .
sionales, sino al bien ético h as uenas actuaciones profe- unos bienes con otros en un proyecto de vida que merezca ser vivi-
me. Para llegar a ser u b' ay que dec,r que el bien es plurifor- do por, con y para los otros. Los estoicos inventaron el tema de la
na uena persona u b .
: . j¡ : profesional o un buen ciudad h ' n uen amigo, un buen solidaridad de las virtudes. Decían que las virtudes, aun siendo
1 ·1 h buena crianza y una b ando ay_ que empezar por recibir una diferentes cacla una de las demás, era imposible tener una sola vir-
uena e ucac1ón L b'
, r1
¡: ,(
j• '
guen sólo con que cada
los demás Los co .
I h
uno os aga O lo
. .
. os ,enes no se consi-

s practique al margen de
tud si sólo se tenía esa virtud. No puede ser justo el que solo es justo
y no es ni prudente, ni valiente, ni moderado. La sinceridad requie-
1 ti . nsegu,mos y v1v1mos por los otros, con ellos y
· il;1 i .•
¡1: ÉTICA DE LAS PROFESIONES

.1l l ÉTICA DE LAS PROFESIONES


EL PRINCIPIO DE BENEFICENCIA 1L~
128 ÉTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

re de la valentía para poder decir las cosas cuando eso puede aca-
rrearnos problemas, o de la moderación para saber callar lo que
:n . .
"Así, pues, Trosímaco, resu 1ta ev1·d te que ningú n arte ni
obierno dispone lo provechoso paw s, mismo, s1110 que, c~mo
debe ser callado, y de la justicia para saber deci r.lo que se debe g , s diciendo lo dispone y ordena pitra el gobernado, m1ran-
decir y callar lo que se debe callar, o para saber deci r a cada uno ven1amo d , ' es el más débil no al del más fuerte. y por
do al bien e este, que ' d.
lo que tiene derecho a oír, etc. Y así con todas las demás. sto uerido Trasímaco, decía yo hace un momento que _na ie
Al final, los criterios para la articulación de los bienes se toman e . ';gobernar de su grodo ni tratar y enderezar los males_a¡enos,
-provisionalmente y siempre sujetos a revisión y modificación-
por una parte de la cultura moral sedi mentada en las costumbres
~:;e~~=
q_u1er d .d n recompensa; porque el que ha de servirse rec-
~~~~~;lee no hace ni ordeno nunca, al ordenar conform~
a ella lo mejor paro sí mismo, sino para el gobernado, f~r lo cua,
e instituciones (Sittiichkeit, ias ilamaba Hegei, paiabra que algu- ú~ arece, debe darse recompensa a los que ,e u1s~one~, "
nos traducen por "eticidad") y por otro y sobre todo por esa acu- ~:tern~r; sea dinero, sea honra, sea castigo al que no gobierna .
muiación de sabiduría, experiencia y buen hacer moral de los PI , República 1 346 e . 347 a (trad. de ).M. Pa?ón y M.
hombres virtuosos. El hombre justo es quien mejor puede saber en Ferná~~~;~ Goliano, ln;tituto de Estudios Políticos, Modnd, 1949).
qué consiste actuar justamente tanto en general como en las situa-
ciones nuevas que se pudieran ir presentando, y así e l valiente, el
mode rado la moderación (templanza) y e l prudente la prudencia.
Para la ética profesional esto es importante pues obliga a supe-
. ., d 1 ·smo modo toda acción
rar el "dentrismo" de! que hemos hablado más arriba que no con- "Toda arte y toda invest1gac1on, y e mt b d. 1- con
, b. . por esto se a 1c ,o
siste en otra cosa que en promocionar el ejercicio de ia propia y elección, porecen tender a a 1gun ,en, ·. d Pero
, e el bien es aquello a que todas las cosas t~en en.
:profesión, la visión interna de lo que ella hace y sus intereses a razon qu ¡· nos son
. ue hay alguna diferencia entre los mes, PLt,es u
costa de otros bienes igualmente necesarios y buenos para el vivir
humano. No es buen médico el que sólo es médico; no es buen
~~;:~~~~es, y los otros, aparte de 1és;as, cierta~e~b:~~~~:t~~:1~:~~
en ue hay algunos fines aporte e e as acc10 ' -· has
_profesional el que de tal manera apuesta unilateralmente por su te ;eferibles las º?ras.ª los ac;ividade~. '.~r:~~:~. :~a:f~~~ en
propia profesión que subordina todos los otros aspectos (econó- acciones, artes y c1enc1as, resu tan tam ,e , . ue-
micos, familiares, espirituales, socia les, etc.) a la propia profesión. efecto, el de la medicina es la salud; el de la econfm1~, IJ ;1~mo
za y en todas aquellas que dependen de una sola ac~ ta ca los
Desde esa misma perspectiva y aun antes de entrar en temas de
el .orte de fabricor frenos y todas las demás con~ernt~tesmismo
autonomía y justici a cabe desca lificar el corporativismo profesio- arreos de los caballos se subordinan a la estrat~g,al e .ª ·pale<
nal. El abogado no puede, no debe defender de tal manera a su nera otras artes a otras diferentes), los fines ,e as pnnc1_ ,
cliente que dañe a todos los demás, al conjunto de la sociedad, a :~ preferibles a los de las subordinadas, ya qu_e estos se pers,_gue~
la adm inistración de justicia y cause un deterioro serio en las ins- en vista de aquéllos. Y es indiferente que los f111es de las ac~~n:n
tituciones dedicadas a admin istrarla conforme a las leyes. sean las actividades mismas o alguna otra fuera de ellas, co
las ciencias mencionadas" •
ARISTÓTELES (1985), Etica-
a .N.,coma~o
, (trad . de ). Marías),
LECTURAS COMPLEMENTARIAS Centro de Estudios Constitucionales, Madnd, 1094 a 1 -1 8.
BEAUCHAMP, T.L., CHILDRESS, ).F. (1999), Principios de ética biomédica,
Masson, Barcelona, 245-257.
ETXEBERRIA, X. (2002 ), Temas básicos de élica, Desclée De Brouwer, S.A.,
Bilbao, Capítulo 2: La ética como horizonte de plenitud, 29-72.
GRACIA, D. (1989), Fundamenlos de bioélica, Eudema, Madrid, 23 -1 20.

ÉTICA DE LAS P ROFESIONES


ÉTICA DE LAS PROFESIONES
"Volviendo a nuestro tema, puesto que todo conocimiento y
toda elección tienden a algún bien, digamos cuál es aquel a que
Capítu lo 6
la política aspi ra y cuál es el supremo entre todos los bienes que
pueden realizarse. Casi todo el mundo está de acuerdo en cuanto
El princip io de autonomía
a su nombre, pues tanto la multitud como los refinados dicen que
es la felicidad, y admiten que vivir bien y obrar bien es lo mismo
que ser feliz. Pero acerca de qué es la felicidad, dudan y no lo
explican del mismo modo el vulgo y los sabios. Pues unos creen
que es alguna de las cosas visibles y manifiestas, como el placer o
la riqueza o los honores; otros, otra cosa; a menudo, incluso una
misma ¡.;e•~ona opina cosas distintas: si está enfermo, la salud; si
es pobre, la riqueza; los que tienen conciencia de su ignorancia
admiran a los que dicen algo grande y que está por encima de su
alcance. Pero algunos creen que, aparte de toda esta multitud de
bienes, hay algún otro que es bueno por sí mismo y que es la "A ti, Adán, no te he asignado ningún puesto fijo, ni una imagen
causa de que todos aquéllos sean bienes". . propia, ni un oficio peculiar. El puesto, la imagen que tendrás Y l_os
oficios que desempeñarás serán los que tú mismo desees y esco¡as
"Llamamos más perfecto al que se persigue por sí mismo que para ti por tu propia decisión. Los demás seres tiP.nP.n 11n;i naturale-
al que se busca por otra cosa, y al riue nunca se elige por otra za que sigue su curso conforme a las leyes que l_e_hemos m_arcado.
cosa, más que a los que se eligen a la vez por sí mismos y por otro Tú no estarás sometido a cauces angostos; def1n1ras tu prop1;i n;itu-
fin, y en general consideramos perfecto lo que se elige siempre por raleza a tu arbitrio...
sí mismo y nunca por otra cosa.
Te coloqué en el centro del mundo, para que veas todo lo que
Tal parece ser eminentemente la felicidad, pues la elegimos te rodea. No te hice ni celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal,
por ella misma y nunca por otra cosa, mien tras que los honores, el
para que tú mismo, como alfarero y escultor de ti mismo, te forjes
placer, el entendimiento y toda virtud los deseamos ciertamente
a tu gusto y honra la forma que prefie ras para ti. Podrás degenerar
por sí mismos (pues aunque nada resultara de ellas, desearíamos
a lo inferior, con los brutos; pod rás realzarle a la par de las cosas
todas estas cosas), pero también los deseamos en vista de la fe! ici-
divinas, por tu misma decisión ...".
dad, pues creemos que seremos fel ices por medio de ellos. En
cambio, nadie busca la felicidad por estas cosas, ni en general por Pico DELLA MIRÁNDotA, De la dignidad del hombre, Editora
ninguna otra". Nacional, Madrid, 1984, pág. 105. La obra es de finales del siglo XV.
ARISTÓTELES (1985), Ética e Nicómaco (trad. de J. Marías),
Centro de Estudios Constituciones, Madrid, 1095 a 14. 28 y 1097
a 30-b 7 Hacer bien el propio oficio en orden a proporcionar los bienes
y servicios que cada profesión se esfuerza en realizar es un prin-
cipio -el de beneficencia- que acompaña el quehacer profesio-
nal. Cada colectivo profesional se encarga de reflex ionar sobre el
mismo, de re interpretarlo, ampliarlo y acompasarlo al ritmo de los
cambios tecnológicos y de las demandas sociales.
El segundo principio -el principio de autonomía- tiene una
base social más amplia y menos específica: hunde sus raíces en el
conjunto de la sociedad moderna; a él se apela en casi t~dos los
proyectos y conflictos de la misma. La cita de Pico del la t-¿1~and~_la
que recogemos más arriba fue en su momento una ant1c1pac1on

ÉTICA DE US PROFESIONES
ÉTICA DE LAS PROF ESIONES
- 'i 0í~
/Jl ÉTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES . . . ~J.r EL PRINCIPIO DE AUTONOMÍA /·]]

profética; sólo tras las transformaciones de la sociedad burgueso, nadie; pues también los otros están dotados de razó n, conciencia
de la producción industrial y de la democratización de la política y libertad, y tienen, por eso mismo la misma dignidad y derechos.
llegó a tener el principio de autonomía o de autodeterminación de La libre iniciativa en el campo económico llevada a cabo por una
las personas una amplia presencia social. Otros seres están some- burguesía en ascenso y expansión llevó a rec~amar un ~arco jurí-
tidos a la ley de su propia naturaleza; Adán, y con él cada uno de dico que garantizase que la actividad econom1ca pudiese verse
sus descendientes, podrá definir su propia naturaleza a su arbi- libre de intervenciones arbitrarias y despóticas de los poderes
tri o ... será alfarero y escultor de sí mismo. Esta idea empieza a ser públicos. Surgió así la p rim era generación de derechos humanos:
social y políticamente operativa en los comienzos de la moderni- los derech~s civiles y políticos del ciudadano.
dad mediante lc1 solución que se va dando al tema de la l ibertad Cuando la valoración primordial de la l ibertad y !i autodeter-
de conciencia en una sociedad escindida por guerras de religión minación se proyecta sobre el ámbito de los poderes públicos
y mediante las garantías jurídicas que la burguesía comercial va estamos ante la idea de democracia, desde la que se cuestiona el_
reclamando frente a las arbitrariedades del poder pol ítico absolu- absolutismo y los privilegios estamentales del feudal ismo. Ningún
tista (derechos civiles). Locke es el primer gran pensador del libe- gobierno, ningún régimen político es aceptable si es impuesto,
ralismo político, económico y religioso. Y Kant el exponen te más ninguna posición social es legítima por el mero hecho de ser here-
depurado de un principio de autonomía que, cuando él escribe, dada. Cualquier forma de gobierno, para ser verdadera_m~nte
ya está amp liamente asentado en la ·conciencia intelectual de las humana, tiene que contar con la libre aceptación y conse1~t1m1en-
socierlades europea y americana. to de los gobernados. Rousseau fue quien formuló con mas ac~~-
Nada es verdaderamente humano si es impuesto a los hombres tación esta idea de que la voluntad general era la fuente de leg1t1-
por otros hombres. La misma fe, la religión y la moral sólo son ver- midad democrática de un pueblo que se gobierna a sí mismo Y
daderas y valiosas, sólo merecen formar parte del propio proyecto sólo obedece a sus propias leyes.
de vicia, si son libremente elegidas o aceptadas; se degradan tan Estas ideas que Rousseau formula para la vida pol ítica son las
pronto como no responden a las propias convicciones de con- que Kant apl ica a la moral. La libertad y la razón so n _pr~pias de
cienc ia para obedecer a leyes y autoridades extrañas a uno mismo. todos los seres humanos. En ellas radica y consiste su d1gn1dad. La
La autonomía en la cultura moderna es lo que llama CH. TAYLOR voluntad racional y libre. de cada persona es la única fuente de la
(1996) un "hiperbién". Hay bienes que son bienes porque son ley moral, en esto consiste la autonomía, en esto consiste la ~o(a-
deseados; esto es lo que Taylor llama una valoración débil. Y hay lidad. Mediante la autonomía el ser humano no obedece a ningu-
b ienes que de tal manera se imponen que sólo es buena la volun- na instancia externa sino a su propia voluntad racional que le con -
tad que los qu iere; si no los quisiera dejaría de serlo; los hiperbie- vierte en legislador, colegislador junto con todos los seres racio-
nes dan lugar a valoraciones fuertes. La libertad y la conciencia no nales y libres, de un reino de los fines en los que ~ada persona
va len porque respondan a nuestros deseos; va len en sentido fuer- tiene dignidad y es insustituible, no tiene un precio que se. le
te porque marcan la diferencia entre una vida que merece ser vivi- pueda poner y por el que se la pueda cambiar. _Para Kant el prin-
da y otra que no merece ni siquiera el apelativo de humana y digna. cipio de la moralidad no es otro que la autonom1a; los seres huma-
Tras la religión y la moral, o a la vez que ellas, la vida econó- nos son morales en la misma medida en que libremente se deter-
mica y l a vida política llegaron a ser vistas también a la luz de estél minan a sí mismos mediante la razón. La coincidencia en cada
valoración primordial de la razón, de la conciencia y de la liber- persona entre el normante (el que formula e~ imperativo) Y el nor-
tad de las personas individuales. Cada uno es dueño de sí mismo, mado (el que obedece al imperativo) permite habl ar de_ autono-
de su capacidad de trabajo y de sus propiedades; puede hacer con mía; pues cada uno, en el ejercicio de su voluntad rac1~na_l, es
ellas lo que quiera mientréls no imponga coactivamente nada él norma (nomos) para sí mismo (autos). En ese punto C01nc1den

ÉTICA DE LA S PROFESIONES ÉTICA DE LAS P ROFESIONES


EL PRINCIPIO DE A\Tl'ONU!UA u:,

. . d I s otros s.llvo aquell.ls interferencias que sean


necesariamente todos los seres racionales, todos los fines en sí; la dec1sIones e o '
.d d o aceptadas por ellos.
ley moral es la que aglutina y unifica la plural idad de los fines en expresamente -~sea as d h del hombre y del ciudadano de
sí en un reino de los fines. En este reino los seres autónomos no La Decl_arac1on de los erecf;~ulaba expresamente en su artí-
obedecen otras leyes que las que ellos se dan a sí mismos; en el la Revolución Francesa (1793) . d hacer todo lo que no
"L l"b tad consiste en po er
ejercicio de su libertad racional todos coinciden sin necesidad de culo cuarto: a i er L stio' n 1·udía comentaba esta
- d 's ,, C.Marxen acue
someterse a nadie. dana a l~s- ema _- .. _- . de la libertad en términos que pare-
Según Kant, cuando dos personas piensan qué deben hacer, si concepcIon del md1v1duo Y_ d I derecho de hacer o ejer-
" , es la liberta es e
se atienen a su razón y no a sus inclinaciones, deseos, intereses, cen certeros: as1 pu , . . 1 d ma' s Los límites entre los
0 per¡ud1ca a os e ·
posición social, etc. coinciden plenamente en una ley que nadie citar todo 1o que n . d ñar a los demás están estabiecidos
impone a nadie, sino que cada cual promulga y acepta con su que uno puede moverse s~: ªue la empalizada marca el límite o
propia razón. Si no coinciden es que al menos uno de ellos se está por la ley, del mismo_ mo q d la libertad del hombre en
la división entre las tierras. Se trata e , . el derecho
guiando por sus preferencias empíricas, que por serlo no son . 1d replegada en sI misma ...
racionales ni universalizables. Kant pensó la autonomía en térmi - cuanto mónada a1s a a y 1 . , del hombre con
t' basado en a un1on
nos racionales, puros, aprióricos, es decir prescindiendo de las cir- humano a la libertad no es a . , del hombre con
. 1contrario en la separac1on
cunstancias y deseos cambiantes. el hombre, smo, porII e , MºI\ en su escrito sobre la liber-
b John Stuart 1
l a autonomía kantiana era una ley de libertad racional. Hoy, sin respecto a1 h om re · . t de libertad (ver recua-
, b., este mismo concep o
esa misma fe en la razón, la autonomía es fuente y legitimación del tad insistIa tam ien en ..
B !in llama libertad negativa y qu
e
e B MACPHERSON
..
pluralismo, y con él de la discrepancia entre voluntades incapaces dro) que l. er . . d. idualismo posesivo (ver recua-
(1970) ha caractenzado como m iv
de coincidir sin coacción por estar instaladas cada una en su pro-
pia arbitrariedad incuestionada. Es difícil que sea de otra manera: el dro). entonces en contraposición,
principio de autonomía, cuando se reivindica y aplica en la vida La libertad de cada uno se ve, d I de,ma's Libre es el que
I l"b rtad de to os os .
real, convierte en canon la voluntad de cada uno, sin necesidad de como amenaza d e ª 1 e . ma's que en el caso
h ¡ que otros quieren
que sea una voluntad racional ("pura"). El acuerdo racional univer- ! no se ve obligado a a_cer ?b t eso sí respetando igual líber-
! de que él mismo lo qu1era.ll remen e,
sal se queda en que cada cual puede hacer lo que quiera y tener
los criterios que quiera en su propio ámbito de decisión; los límites tad para todos los demás. 1 d - que pueda causarles el
1 Tan sólo la libertad de otros y e ano_ . I' ·tes que cabe
los pone la necesidad de no interferir en la misma libertad que tiene 1
. . . mi ro ia libertad son los un1cos im1
cualquier otro para hacer otro tanto. la autonomía racional en la 1 e¡ercIc10 de P P , d .b e decisión de las perso-
1 . . . d autonomIa o e 1i r
que coin cidirían sin coacción todos los seres racionales, se con- poner al pnnc1p10 e ·o articular el principio
- ue se haga necesan
vierte en autonomía empírica, es decir, en no interferir en el ámbi- \ nas. No es de extranar q . . . d h el bien cuanto
el pnncIpI0 e acer
1 de autonomía no tanto con h I mal a los otros
to de decisión de cada uno dejándole decidi r y hacer lo que quie-
\ con el principio de no hacer daño, de no acere
ra mientras no perjudique a ningún otro ni interfiera en la corres-
pondiente capacidad de decisión y de actuación del mismo. (principio de no maleficencia). . 1 • ·pio de auto-
. f sionales invocar e pnnc1
Este concepto de autonomía moral pervade todos los ámbitos, Para las relaciones pr~ e . d los servicios profesio-
, . ·¡· el cl iente o usuano e
empezando por el moral, el político, el cultural, el religioso, el nomIa sIgn1 1ca que S . •o'n sus conviccio-
. t de derechos u op1n1 ,
artístico .. . El respeto a la autonomía es el presupuesto fundamen- na les es persona, su¡e o . d y hay que informarle
ecen ser respeta os
tal de las relaciones sociales, por tanto también de las relaciones nes sus derech os mer • ·ento para llevar
, d t con su consen1Im1
profesionales en la cultura liberal. l a apelación a la autonomía se debidamente para po er con ar
a cabo cualquier actuación profesional que le afecta.
entiende como no interferencia de unos en las vidas, acciones y

ÉTICA DE LAS PROFESIONES

ÉTICA DE LAS PROFESIONES


EL PRINCIPIO DE AUTONOMÍA ¡ ]7
IJ6 ÉTICA GENEML DE LAS PROFESIONES

1
j ••
1
En el contexto de la ética médica el principio de autonomía es que se vuelva a la moral i~t~::/~ t'~~~~~s~:n:~~s;:é sf:r:i:1:;~:
de aplicación e invocación relativamente reciente. Es signi fi cativo desideologi_zar un po_co e fl' t' cabe plantear entre la moral
que, según escri be D. GRACIA (1989, 163), se formule explícita- interacción, cooperat1vafy ~on 11cc1evnat,rada en el principio de bene-
. d n grupo pro esIona ,
mente para el ámbito profesional médico en una sentencia j udicial interna e u d . dad.anos y potenci ales usua-
. ¡ oral externa e 1os ciu
dada por el juez Cardozo en los Estados Unidos en 1911: "Cada ficenc1a, y a m , . ale an ante todo su derecho
·os de los servicios profesionales que g d d' 'dad
ser humano de edad adulta y sano juicio tiene el derecho de deter- ri ersonas dotadas e ,gni '
minar lo que debe hacerse con su propio cuerpo; y un cirujano a ser respetados y tratados ~om~e~en acceder o negarse a lo que
que realiza una intervención sin el consentimiento de su paciente conciencia (criterios), liberta (p ' 1 1 Y la moral
) de,E:chos La vida mora en genera .
comete una agresión de cuyas consecuencias es responsable". se les propone y . . . , · te sólo en hacer cosas buenas,
La aplicación de este principio a la ética médica ha supuesto profes·b1~nalheenchpaa;t1~~l~~;e~ ~:,;:s cosas y así hacer el bien, sino,
un choque entre la cultura tradicional de la profesión (ética inter- cosas ,en ' , ¡ b' sí con e
de la interior implicacion con e ien en '
na) y la cultura política que difunden por doquier las sociedades en hacerlo des d !quier otro.
fin en sí que es la propia persona y la persona e cua
libera les, primero en el mercado y en la esfera política, luego en
todas las relaciones sociales. La introducción de principios aje-
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
nos a la ética interna de la profesión médica -dice H AVE (1994)-
conlleva inevitablemente una mayor distancia en la relación entre .. J F (1999) Principios de ética biomédica,
BE/\UCHAMP, T.l.y (HILDRESS, · · '
médicos y enfermos.
Masson, Barcelona, 113-1b3_4 : d e·r·c¡¡ Desclée De Brouwer, S.A.,
En bioética se invoca el principio de autonomía con significa- . X (2002), Temas JSICOS e 1 ',
ETXEOERRIA, ·
·

dos afines pero no siempre coincidentes. Unas veces se apela, Bilbao, 85-107 · d b. 't'ca Euderna Madrid, 121 -198.
sobre todo entre teólogos, al carácter sagrado de la persona indi- GRACIA, D. (1989), Fundamentos P. ,oe , , '
vidual, otras a lo que la persona individual tiene de fuente de cre-
atividad que no puede ser coartada (fi lósofos), otras a la cen trali-
dad del i ndividuo en el ethos del liberalismo democrático ÜONSEN,
1998, 337).
Quedó dicho más arriba que el principio de beneficencia suele
ser expuesto más bien en términos claramen te subordinados al
principio de autonomía. En cierta manera la sustitución de la ética
médica por la bioética es la crónica de un desplazamiento del
poder en las relaciones entre los profesionales de la medicina y los
usuarios de esos mismos servicios profesionales. Se ha ido pasan-
do del p oder profesional con sus apelaciones a la legitimidad
basada en el saber y poder hacer, proporcionar los bienes que se
supone que constituyen la razón de ser de esa profesión, al poder
social de los ind ividuos o ciudadanos autónomos con los dere-
chos que les reconoce la cultura liberal. Los "mediadores de sen-
tido" de esta transformación que ha llevado a una preeminencia
de la moral social del liberalismo político han sido, de hecho, los
profesiona les de la bioética . Afirmar es to no significa proponer

É'l'ICA DE LAS PROFESIONES

É'l'ICA OE LAS PROFESIONES


EL PRINCIPIO DE l\UTONOMIII J ]9

El imperativo práctico será así pues el siguiente: Las siete tesis del individ ualismo posesivo
"Los supuestos del individualismo posesivo pueden resumirse
"Obra de tal modo q I h .
como en la persona de ~ia~~~~e; tum~n1dad tanto en tu persona en las siete proposiciones siguientes:
nunca meramente como m . ,, o ro siempre a la vez como fin,
1) Lo que hace humano a un hombre es ser libre de la depen-
Metafísica de las Cost b ed10 . (Kant, Fundamentación de la
um res, 429, 10-14) dencia de las voluntades de los demás.
11) La libertad de la dependencia de los demás significa libertad
El pri~cipio de fundamentación de normas .
ye al imperativo categórico, ero sirv d (U ) ~e Apel no sust1tu- de cualquier relación con los demás salvo aquellas relaciones
aplicaciones como máximas pd .,e e enteno para ¡uzgar sus en las que el individuo entra voluntariamente por su propio
e acc1on:
i,1teiéS.
"Obra so'Io segun, una máxirnd tle la 111) El individuo es e~encialmente el propietario de su propia per-
un experimento mental ' qu~ puedas suponer en
• que 1as consecuencias y s b sona y de sus capacidades, por la, cuales nada debe a la
c1as, que resultaran previsiblemente d . . u consecuen-
para la satisfacción de los . t· d e su seguimiento universal sociedad".
in ereses e cada u d I r IV) "Aunque el individuo no puede alienar toda su propiedad
pueden ser aceptadas sin coa . , no e os a ectados, sobre su propia persona, puede alienar su capacidad para tra-
discu rso real; si pudiese ser l~~~n por todos los afectados en un
dos". (K.O. Apel (1985) . a~o a cabo con todos los afecta- bajar.
en. A.Cort111a (1985) 251) V) La sociedad humana consiste en una serie de relaciones mer-
El reino de los fines es el . d cantiles".
(Caffarena). La humanidad s;1;0 ~ la "autonomía compartida" VI) Dado que lo que hace humano a un hombre es la libertad de
contrato constituyente: onst1tuye moralmente mediante el las voluntades ajenas, la libertatl de cada individuo solamen-
te puede limitarse justamente por unas obligaciones y reglas
"Por la presente, nosotros los hum tales que sean necesarias para garantizar la misma libertad a
nombre de todos decid. anos, cada uno pora sí en
medio y siempre ~orno r::~s~;~í~ca nos tomaremos como puro los demás.
VII) La sociedad política es unJ invención humana para la protec-
ción de la propiedad que el individuo tiene sobre su propia
persona y sobre sus bienes, y (por tanto) para el manten imien-
to de relaciones de cambio debidamente ordenadas entre
individuos considerados corno propieiarios de sí mismos".
C.B. Macpherson, La teoría política del individualismo posesi-
vo. Fontanella, Barcelona, 1970, 225 y s.

ÉTICA DE LAS PROFESIONES


ÉTICA DE LAS PROFESIONES
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·:¡ El pri ncipio de justicia en ética de las profesiones está poco
desarrollado, posiblemente porque -si en algún tem..-: ocurre- en
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! éste es donde más literalmente se realiza lo que dice Maclntyre de
la ética y de la sociedad: tener una concepción de la ética y tener

f
,, una concepción de justicia supone, según este auto r, tener unc1

¡:¡1 ·:

concepción de la sociedad y de las relaciones sociales. Tampoco
es posible tener una concepción de la sociedad sin te ner una con- --
• l

, ¡,
í it cepción de justicia. !Jara poder, en la teoría y en la práctica, dar a
cada uno lo suyo, lo que le corresponde en justicia, es necesario
'. Í ,1
! :' ~/ tener una concepción global y articulada de lo que cada cual es,
, 1 ¡l aporta y recibe de la sociedad en los distintos ámbitos en los que
!t
,,J· 11· vive, convive y actúa. Paia poder decir el lugar que ocupa y debe
¡! 1
ocupar cada uno en la sociedad es necesario tener u na concep-
1: 1
ción de la sociedad buena, que por serlo será a la vez justa y lib1e.
!· ¡ Existe hoy una amplia bibliografía sobre la justicia. No pode-

·,¡~
i
" mos entrar en la presentación o en el debate de las diferentes teo-
1, rías de la justicia que hoy son relevantes en el debate ético, a raíz
¡. de la publicación del libro de RAwLS (1971 ). ' Mis afinidades en
'
1

1. Puede consuharse la exposición que hace R. GARCARELLA (1999), Las teorías de


la justicia después de Raw/s, Paidós, Barcelona. Allí mismo puede consultarse
la bibliografía sobre otros autores relevantes que polemizan con Rawls desde
1'
posturas liberales (Nozick, Dworkin, Kymlicka) o comunitaristas (Sandel,
Maclnlyre, Walzer, Taylor). He explicitado algo más mi posición al respecto en:
HORTAL, A. (2001 a), " La justicia entre la ética y el derecho", en: f ERNÁNDEZ y
HORTAL (Comp.) (2001), ttica de las profesiones jurídicas, Publicaciones de la
Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 17-32.

1 :
ÉTICA DE [.AS PROFESIONES
t:U t'KJ.N\:.1t'1U Ut. ,JV!>'l'J.1,.,.11\ I :Jj

ta) que puede quedar reflejado en el comienzo d el artículo 1


ese debate están cercanas a los libros de M. WALZER (1997) y
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
A. MACINTYRE (1988). Pero para entender el principio de justicia tal
"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad
~orno aquí lo proponemos, basta con remitirse al sentido de jus-
y derechos ... ". Nadie es más que nadie. El principal título que
t1c1a con el que solemos vivir y operar en nuestra cultura, dejan-
exhibe o puede exhibir cada uno para reclamar "lo suyo" es
do la sistematización coherente, la especific9ción de los diferen-
su condición de persona humana, dotada de libertad, digni-
tes aspectos de la justicia y la fundamentación crítica para otro
dad y derechos. Por ahí empieza la justicia. Esto exige respe-
momento.
tar los derechos inherentes a la dignidad personal (autono-
Dice Jonsen que el principio de justicia es la cenicienta de los
mía), cuidar de la vida frágil por ser la vida frágil de un ser
principios de la bioética y de la ética médica. La mayor parte de
humano, del que hay que alejar los daños y males (no male-
lo~ dilemas de ia bioét1ca se suelen resolver haciendo prevalecer
ficencia) y al que hay que facilitar su desarrollo y promoción
el principio de au tonomía sobre el de beneficencia o el principio
d~ no maleficencia sobre el de au tonomía. Al principio de justicia (beneficencia);
b) en segundo lugar por contrato que acompaña las relaciones
solo ,e suele apelar en aquellas situaciones que plantean cuestio-
del profesional con su cliente en determinados supuestos Y
nes acerca de cómo distribui r los recursos escasos de la atención
circunstancias; también del profesional con el centro, insti-
sanitaria. Podríamos decir que al principio de justicia sólo se apela
tución u organismo en el que trabaja; mediante ese contrn-
cuar.do no es posible resolver los temas barajando sólo los otros
to implícito o explícito el profesional contrae y acepta obli-
principios .
gaciones que debe cump lir; el cliente o usuariu tiene u
. Justicia puede ser todo. El mismo bien o servicio que el profe-
adquiere derechos que hay que respetar;
s1_onal proporciona al usuario de sus servicios es debido en justi-
c) en tercer lugar por mérito contraído en razón de lo q ue ha
cia cuando ha sido contratado o cuando está siendo prestado en
hecho, del esfuerLO o trabajo reali7;:ido, etc.
réEimen de servicio público a ciudadanos que tienen derecho a
d) en cuarto lugar por participación proporcional en las cargas
dicha prestación. Toda práctica profesional que por incompeten-
y beneficios que a todos atañen;
cia o negligencia cause daños al cliente o usuario de los servicios
e) y por fin, también p.or ley, establecida por la autoridad com-
profesionales pasa a ser terna de justicia y, si puede ser compro-
petente en orden a proteger los derechos humanos, favore-
bada, puede ser objeto de recurso ante los tribunales de justicia.
cer las condiciones de vida de todos, tratando los mismos
Respetar la dignidad y los derechos del usuario o cliente de los
casos de la misma manera y distribuyendo las cargas y los
s_ervicios profesionales es igualmente un deber de justicia. La jus-
beneficios con arreglo a las posibilidades de cada uno (de
ticia, como bien expresa Frankena, no puede menos de hacer refe-
cada grupo) tratando de compensar las desigualdades.
rencia a los bienes, males y derechos de los que hablan los otros
principios. Es justo dar a cada ser humano lo que le corresponde Sabiendo en cualquier caso que lo justo es una modalidad o
en razón de diferentes títulos que cabe alegar para decir por qué variante de lo bueno; lo mismo que lo es la dignidad y la autono-
algo se le debe en justicia: mía. Los diferentes principios articulan diferentes facetas valiosas
de la vida humana en un rico entramado de relaciones sociales de
a) en primer lugar por ser hombre, necesitado del reconoci-
individuos y grupos en el marco de una convivencia social, públi-
miento y la ayuda de otros hombres para llegar a ser plena-
mente humano. En la sociedad existente y en los conceptos o ca y privada.
En ética de las profesiones el principio de justicia hace refe-
concepciones de justicia que hoy se manejan está en primer
lugar el universalismo igualitario (o iguali tarismo universalis- rencia a varias cosas:

ÉTICA DE LAS PROFESIO~ES


ÉTICA DE LAS PROFESIONES
EL PRINCIPIO DE JUSTICIA )55
154 ÉTICA GENERAL DE LAS PROPESIONES

trad ición liberal) tiene una lógica de libertad y de contrato


a) en primer lugar al sentido social de la profesión. Cada
libre entre las partes. Esto fomenta la libre iniciativa y esti-
col~ctivo profesional es responsable en conjunto ante la
mula la eficiencia, pero plantea el problema de qué hacen
sociedad de todo lo relacionado con los bienes y servicios
los que no se p ueden pagar los servicios profesionales . Como
q~e busca promover y que son los bienes internos a la
corrector de las desigualdades que consagra o genera el mer-
rn~s~a. Esto se traduce en un compromiso a favor del bien
cado se atribuye al Estado una función social redistribuidora:
publico, tamb ién en el comprom iso profesional con los
el Estado recauda más de quienes más ganan y ofrece servi-
gran~es problemas e injusticias sociales en la medida en
cios públicos a todos, especialmente a quienes no pueden
b) ~.ue ~st~s _tocan temas del propio ámbito profesional.
pagarlos. Esto da !ugar a un P.jercicio profesional en régimen
pr
ci 111 c 1pI0 de justicia obliga también a tomar en cons ide-
de servicio público, financiado con recursos públicos, que se
ración el sign ifica_~º de los bienes y servicios que propor-
ofrece a cualquier ciudadano que lo necesite. Normalmente
ciona cada pro~es1on para el contexto social en que se lleva
esta forma de ejercicio profesional lleva consigo la condición
ª. cabo el traba¡o profesional y de las obligaciones de justi- de funcionario del que lo ejerce.
ci_a q~e lleva con~i~o esa toma en conside ración y las con-
tribuciones espec1f1cas que cada colectivo profesional debe Ni el principio de beneficencia ni el principio de autonomía
hélcer al bien público de la sociedad en la que se tienen res- ofrecen luz suficiente sobre el conjunto de la sociedad y el papel
ponsabilidades profesionales. Más adelante nos ocupare- de las profesiones en ella. Por eso la ética profesional que no se
n:os de lo que es o puede ser el compromiso dP. los profe- enmarca en una ética social tiende a corporntivizarse e ideologi-
si_~nales en tareas y organizaciones de volun tariado. La alen- zarse. El principio de justicia obliga a situar el ejercicio profe~i~nal
c1on de_si~teresada. a quienes necesitan y no pueden pagar en el marco de una ética social. La ética social abre la perspectiva
los servicios profesionales o la implicación en la lucha con- en la que se articulan las múltiples necesidades e intereses d~ los
tra la pobreza en el tercer mundo y la marginación del cuar- di ferentes grupos y personas con las posibilidades y_ recursos dis-
to mundo ("profesionales sin fronteras") no son meros actos ponibles en la sociedad conforme a criterios de justicia. De esta
superer?gatorios del colectivo profesional que con ello gana manera se corrige la tendencia al corporativismo. Las profesíones,
b_uena imagen ... es la resu ltan te de una concepción justa, y con ellas la ética profe$ional, corren el peligro de constituir un
ª!u~tada; de lo que debe la profesión a la sociedad, del ser- espacio segregado, alejado de las necesidades sociales, para crear
vicio que se ha comprometido a prestar, de cómo todo lo un mundo plenamente autónomo, al margen de lo que la sociedad
que es Y lo que puede hacer tiene supuestos sociales de los necesita de ellas, de la escasez de recursos con que cuenta para
que hay que responsabilizarse.
financiar sus actividades, de las desigualdades sociales que si bien
c) En las sociedades actualmente existentes, especialmente en
los profesionales no son los únicos que las pueden remediar, tam-
aq_uellas en las que más se ha desarrollado la profes ional iza-
poco pueden ignorarlas y contribuir a consolidarlas o agudizarlas.
cion de las diferentes ocupaciones laborales, existe lo que se Las profesiones no son tan autónomas como tienden a verse.
suele llamar economía social de mercado. Es estas socieda-
des las profesiones y los profesionales tienen dos grandes
¡. Las profesiones no se entienden sino desde la función social que
desempeñan, y eso las vincula al contexto del que surgen y al que
campos en los que ejercer la profesión, cada uno de los cua-
pretenden servir. El profesional y el cliente o usuario de sus s_ervi-
les resp~nde a una lógica diferente de justicia. Hablando
cios no se encuentran nunca en un espacio infinito y neu tro en el
esquemat_1camente está en primer lugar el ejercicio profesio-
que ellos se mueven a sus anchas sin interferencias extrañas, cor-
nal que t'.:ne su base en la libre iniciativa social y la libre
tapisas ni limitaciones en sus recursos y planteamientos. El traba-
contratacIon de servicios profesionales por parte de cl ientes
jo profesional se suele ejercer hoy, como hemos dicho, en el
q ue p ueden pagarlos. Este enfoque (que en parte hereda la

i!TICA DE LAS PROFESI ONES


i!TICA DE LAS PROFESIONES
marco de organismos públicos o en or an· . . .
y empresas privadas En /-.s s·t . g izac,ones, instIluciones Supongamos que un periodista obtiene una información que
. • u ' uac,ones reales e d , .
necesita compatibilizar o jera . d a a pro,es,onal considera interesante publicar, pero que la dirección del órgano de
los compromisos que contra/:~z;;ite~~1anda_s pl_u~ales y cumplir prensa para el que trabaja prefiere no publicar, desea ocultar o se
ble dar la razón a todos y of os de Just,c,a. No es posi- propone tergiversar. Un profesional de la información, en razón del
recer a cada uno lo d .
so le conviene Si el p que esea o Inclu- bien intrínseco con el que está profesionalmente comprometido, no
. resupuesto de un h · ¡ ·
empleado preferentemente en osp,ta tiene que ser debe prestarse a tergiversar una información o hacer nada que
esterilidad o de fecundac·, h un progr~ma de prevención de la expresamente vaya contra el buen hacer profesional y la obligación
1011 umana as1st1da no
sobre la que baste la opinión de los afectados' . ed~ una cuestión de ofrecer una información veraz, contrastada, respetuosa de la inti-
ro ... " , n,· so.o
, 1 !a de /or n'~-,:- <
J· que icen "yo qu,e-• midad, dignidad y derechos de todas las personas afectadas por
• • • J u,1..0S que · 1Ce11 " O
, , .. . • ,,
articular criterios de just· . y pueoo.... Hay que dicha información. ~ara i!uminar el confl icto en que se encuentra el
lo justo? ¿Qué es priorit~~:~ ~~~an~e~pnon~ler a la pregunta ¿Qué es periodista habrá que tomar en consideración el tipo de información
cer las demandas de todos? o ,ay recursos para satisfa- de que se trata, si existe o no un interés público en ella (que puede
Un psicólogo que trabaja en una em r . , o no ser de vital importancia), etc.; pero también depende de la
las Fuerzas Armadas t'e p esa, en una caree! o en relación que tenga el periodista con la empresa u organismo que le
profesional competent; : que compaginar sus obligaciones de contrata. No siempre se podrá dar la misma respuesta cuando se
entrevista a las que tra't nesbto y/respetuoso con las personas que trata de una empresa privada que si se trata de un organismo púuli-
' a o so re as que · ~
ciones contraid:is con la e in orma, con las obliga- co. Tampoco tiene los mismos deberes y derechos el periodista que
. - mpresa que le cont 1
de tuncionarios del que f ra a o con el cuerpo trabaja en un periódico que aquel que trab;ij;i en la oficina de pren~
orma parte }' con el I b
sionalmente. Esto pued d I que co a ora profe- sa de una empresa, de una corporación o de un organismo público.
e ar ugar a b' .. d
entre lo que exiae el ethos fi . I am igue ades y conflictos Puede resultar de to.das las consideraciones que el periodista tenga
0 pro es,ona y las e · · d
sao el organismo en el u ' .. · x1genc1as e la empre- la obligación de publicar su información, pero que a su vez el órga-
en lo posible o ma t q e trabdJ~- '.ara aclarar, articular, resolver no de prensa que le contrata no tenga obligación de p ublidrsela.
, n ener en sus I,m,te· f''
los criterios internos del códi o d ~, _es_os con o1ctos no bastan El ejemplo puede ser complejo y delicado; lo que con él quere-
sión ni tampoco basta la a el!cióne~ntolog,:o el: la propia profe- mos decir es en cambio muy simple: que existen inevitablemente
mente contraídas con 1 _P las obl1gac1ones contractual- posibles conflictos de criterios entre las obligaciones que se deri-
os mtereses de la
Hace falta iluminar e i' ntent I empresa que le contrata. van de los principios de beneficencia, autonomía yno maleficen-
ar reso ver esos e fl'
de una concepción <ocia/ 1 on ictos en el marco cia del ejercicio profesional considerado en sí mismo y la aplica-
del ethos profesionaJ/ co en/ alqu:. quepan tanto las obligaciones ción de esos mismos principios a esas mismas actividades profesio-
· mo os egItImos int d
e instituciones que contrat . . ereses e las empresas nales cuando son ejercidas en instituciones, organismos y empresas
públicos en los que los desean s~s serv,c,os o d~, lo~ organismos con las que en razón del contrato establecido existen deberes de
rios de justicia que tal mpena. Esta_ concepc1on incluirá crite- justicia que pueden entrar en colisión con aquellos principios.
' vez, para su meJor ga t' h
trado cierto grado de refl . ran ia, ayan encon- Los cri terios del buen hacer profesional y la obligación de res-
1 1
gicos o en la negociac,·o· eJo e,n ~s eyes, en los códigos deontoló- petar la dignidad y derechos de los enfermos pueden ser los mis-
n co ect,va No hay , ., .
que todos los conflictos 1 ·, garant,a apnonca de mos en la sanidad pública que en la privada, pero no se tienen las
se reso veran armó · .
siempre deba prevalecer un criterio sobre el:~ramente, _ni de que mismas obligaciones ni se aplican los mismos criterios de justiciil
los que la incompatib.,l.d 1 ad entre 1as exige · · o.d Habra casos en en la consulta privada que en el sistema público de salud. Toda
. ,.
sIonal y de las obligaciones nc1as_ e 1a et1ca profe- profesión se ejerce en un espacio social (público o p rivado), con
a abandonar la responsabilidc~ntracftu~les lleve inevitablemente o recursos escasos (propios o ajenos); todo eso hay que tenerlo en
a pro es,onal o el lugar de trabajo. cuenta si se quiere proceder con justicia.

ÉTICA DE LAS PROFESIONES


É'r!CA DE L AS PROFESIONES
158 ÉTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES
EL PRINCIPIO DE JUSTICIA 159

También hay que tomar en consideración el tipo de bien es de democrático O en otro que no lo es, etc. se siguen considerac io-
los que se trata. No es posible atenerse a los mismos criterios nes éticas que no es posible desatender.
cuando los bienes y servicios que se trata de proporcionar son tan Los profesionales, para ser justos, tienen que s~r leale~ a las
difer_entes corno: salud, ocio, cargos, puestos de trabajo, carrete- condiciones sociales en las que ejercen la profes1on. El s1ste_rn_a
ras, información, atención psiquiátrica, curas de adelgazamiento, social actual es un sistema mixto que combina el mercado y la in,~
~te. M.WALZER (1997) ha mostrado con credibilidad que la justicia ciativa social con las inte"rvenciones y regulaciones del Estado. N,
tiene ~ue_ atenerse a criterios de una igualdad compleja en la que todo queda en manos de la iniciativa social y del mercado, ni to~o
l?s criterios por los que se distribuyen unos bienes no pueden está estatalmente regulado. Existen dos retóricas enfrentadas. Est~n
siempre coincidir con aquellos que son válidos para d istribuir por una parte quienes enfrentan las excelencia~ de_ 1~ rne_ntocrac1~,
otros; cuando esto sucede - piensa Walzer- se está abriendo la del mercado y de la libre competencia con las 1nef1c1enc1as, anqui-
puerta a formas de tiranía e injusticia. No es lo mismo ofrecer ser- losamientos burocráticos y prepotencias del Estado y de sus ~u~-
vicios sanitarios, educación, asistencia letrada ante los tribuna les cionarios. Están por otra parte quienes contraponen el serv1c10
de justicia, información, infraestructuras (luz, gas, electricidad, público accesible a todos, al que los us_uarios_por_ :1 mero hecho
carreteras ... ) que atención psiquiátrica, curas de adelgazamiento, de ser ciudadanos tienen derecho, la universal1zac1on de los dere-
ortodoncia, cirugía estética, ocio, etc. chos y prestaciones, frente a la maximización del beneficio de la
Con todas las consideraciones que vamos haciendo, debe ir iniciativa privada, insolidaria con los débiles y con los que no pue-
quedando claro que el buen hacer profesion;il no pueden desen- den pagar los servicios profesional_es al precio de mercado.
t~nderse del contexto social en el que se lleva a cauo y las obliga- No podemos entrar aquí en este debate ni en lo~-po,rn1enores
c1one~ de justicia que ese contexto con lleva. La ética profesional de esta cuestión. Tan sólo diremos que, hoy por hoy, la formula__de
necesita entroncar con la ética social; al hacerlo intervienen crite- justicia adoptada es mixta, y se ve en ello el modo:de corregir o
ri~s ?e j usticia para establecer deberes y derechos, para marcar compensar los uni lateralismos del mercado y del Est_ado. De todo
pn?ndades y di:tribuir l_os recursos escasos. Sin eso, la ética pro- hay en todas partes y, puesto que de justicia se trata¡, conv,e_n~ no
fesional ca receria, por e1emplo, de criterios para hacer frente a las perder de vista tanto las ventajas t~óricas c~rno su efe~t_1vidad
demandas de los profesionales que siempre quieren más medios y práctica en cada propuesta_, tanto los 1nconven1ent~s y debilidades
las _reclamaciones de los usuarios que quieren más y mejores pres- corno las posibilidades de corregirlos y contrapesados. Pero sobre
taciones; para valorar las exigencias de los jefes que contra tan o la todo cabe pedir a los profesionales que sean honestos con l~s _pla-
facilidad con la que un profesional contratado puede desenten- taformas en que se mueven y que no canten las loas de la 1nic1a-
derse de las obligaciones que ha contraído. Hay que tener en tiva privada del servicio público mientras están trasv~sando
O
cuenta el contexto institucional y el marco social, las necesidades recursos públicos a su ejercicio profesional privado o apl'.ca~do
de todos Y los recursos dispon ibles, a la hora de establecer priori- criterios de atención privada preferente en organismos publicas
dades, distribuir recursos y fijar límites con criterios de justicia. que se deben a todos por igual. No es posibl~ silenciar que hoy
Por eso la ética profesional tiene que preguntarse si la función las responsabilidades profesionales se suelen e¡ercer en c~ntextos
soci al que de hecho desempeña una profesión es la misma que la en los que la corrupción y la confusión están muy extend ,_das. L~
que la sociedad necesita o espera de ella. Las circunstancias (esca- reflexión ética no se puede limitar a hacer propuestas ideales,
sez de recursos, nivel cultural de la población, modulación de las tiene también que reflexionar sobre las condiciones reales en que
~ecesidades, prioridades) en las que ha de ejercerse la profesión
dichas propuestas tienen que llevarse a cabo.
t,_~nen también relevancia ética. Del hecho de ejercer una profe- Es importante, sin embargo, mantener_la cohere~cia de c~da
sion en un país desarrollado o en otro que no lo es, en un país una de las esferas. No es lo mismo, no tiene las mismas obliga-
!'
tTrcA DE LAS PROFESIONES
éTI CA DE LAS PROFESIONES
t.U r'KJ NL:U' l U U!:: JUS'l'ICI/\ 161

ciones de justicia, el arquitecto que trZ1bajt1 en su propio estudio y


"La justicia es relativa a los significados sociales. Por cierto, la
establece un contrato con un cliente particular, que el que traba -
relatividad de la justicia se desprende !tanto] de la clásica distin-
ja para una emp resa constructora o el funcionario del ayunta-
ción no-relativa: dar a cada quién lo suyo como de mi propuesta:
miento encargado de v igilar las condiciones de habitabilidad de distribuir los bienes por razones "internas". Se trata de definiciones
los edi ficios. Los bienes intr ínsecos de la arq ui tectura son los mis- formales que requieren un complemento histórico, como me he
mos, los criterios de seguridad, habitabilidad, higiene, sentido empreñado en mostrar. No podemos decir que esto se le debe a tal
ecológico son -deberían ser- los mismos. El respeto a las perso- o cual persona hasta que sepamos cómo se relacionan estas perso-
nas entre sí por medio de las cosas que hacen y distribuyen; el adje-
nas y a su autonomía tendría que ser el mismo. Pero las obliga-
tivo justo no determina la v ida esenci¡¡I de las sociedades que des-
ciones ele j usticia son distintas e n cada caso, y distinto es el com- cribe, tan sólo la modifica. Hay un número infinito de vidas posi-
promiso con el bien público, al menos en razón de lo que Ldue bles, configu radas por un número infinito de culturas, religiones,
exigi r e n cada caso en términos de estricta justicia. lineamientos políticos, condiciones geográficas, etc., posibles. Una
Muchas profesiones nacieron como servicio público, financiado sociedad determinada es justa si su vida esencial es vivida de cier-
con recursos públicos y que se pone al servicio de c ualquier usua- ta manera -esta es, de una manera fiel a las nociones compartidas
de su miembros-. (Cuando los individuos disienten ace.-ca del sig-
rio que lo necesite (universa lización del servicio). Normalmente
nificado de los bienes sociales, cuando las nociones son contro-
esta for ma de ejercicio p rofes io nal trae consigo la condición de fun- vertidas, entonces la justicia exige que la sociedad sea fiel con la
cionario del que la ejerce. Pero las profesiones, tanto si se ejercen disensión suministrando canales instituciones para expresarla,
en el contexto de las adm inistrac iones púb licas, como si se ejercen mecanismos de adjudicación y distribuciones alternativas)".
en forma de iniciativa social, tienen todas ellas esa d imensión como WALZER, M. (1997), Las esferas de la justicia, FCE, México,
constitutiva del servicio q ue pretenden proporcionar. Los grandes 322.
problemas que tiene hoy planteados la humanidad, como las desi-
gualdades Norte Sur, el medio ambiente, e l paro, la violencia, e l
SIDA, las nuevas fuentes de energía, etc. no pueden solucionarse
sin poner la contribución competente de los profesionales al servi-
cio de la solución de di"chos problemas. Al ejercicio profesional le
afectan p ues los criterios de j usticia social nacional e internaciona l;
cada colectivo profesional tiene que plantearse qué contribución al
bien común es la que le corresponde hacer. Los responsables del
gobierno de la sociedad tienen la responsabilidad de asignar prio-
ritlades y distribuir recu rsos conforme a criterios de justicia para
que las distintas p rofesiones hagan sus propias contribuciones al
bien de todos, dando prioridad a los más desfavorecidos.

LECTURAS COMPLEMENTAR IAS

ÜEAUCHAMP, T.L.y CHILDREss; J.F. (1999), Principios de ética biomédica,


Masson, Barcelona, 311 -326.
GRACIA, D. (1909), Fundamentos de bioética, Eudema, Madrid, 199-311.
WALZER, M. (1997), Las esferas de la justicia, FCE, M éxico.

ÉTICA DE LAS PROFESIONES


ÉTICA DE LAS PROFESIONES
Capítulo 9
El prin cipio de no maleficencia

Existen razones para dudar si hay que incluir o no el principio


de no maleficencia a continuación y en pie de igualdad con los
otros tres principios. A l final hemos optado por ofrecer un trata-
miento explícito y separado, ateniéndonos con ello al modo más
común de presentar los principios rle la bioética. Presentaremos y
comentaremos las ra zones que se suelen aducir para proponerlo
como principio independiente, pero además ofreceremos. las que
consideramos que se pueden aducir para considerarlo como " som-
bra" de los otros tres y de cualquier otro principio con ~I que se
pretenda orientar el ejercicio ético de las profesiones.
Dada la peculiar relación que cabe establecer entre el princi-
pio de no maleficencia con los .otros tres, tal vez la mej_or manera
de introducirlo sería imitando esa figura retórica de los escritos
sapienciales de la Biblia y decir que los principios de la ética pro-
fesional son tres y un cuarto que no vamos a silenciar: el princi-
pio de beneficencia, el principio de autonomía, el principio de
justicia y el principio de no maleficencia. Su enunciado más uni-
versa l establece: " Primum non nocere", an te todo no hacer daño.
Los escritos hipocráticos exhortan al médico a "ejercitarse en
relación con las enfermedades en dos cosas: ayudar o al menos no
causar daño ... ". O.GRACIA (1990) considera que el principio de no
maleficencia está incluido en el pasaje del Juramento hipocrático
dedicado a los fármacos, pero que su formulación latina, lapidaria
y más conocida ("primum non nocere") se debe a Escribonio Largo,
un autor del siglo I después de Cristo. O.Gracia ha rastreado los orí-
genes griegos, hebreos y cristianos del principio de no maleficencia

ÉTICA DE LAS PROF E:SIONES


EL PRlNCl PlO DE NO MALEFICENCIA 165

en la tradición occidental; lo ve estrechamente conectado con el ·usticia; un buen tiro con arco - diría Aristóteles - es el que da en
Decálogo y con las formulaciones, positiva y negativa, de la Regla ~I blanco. Desde esta perspectiva cabe formular el principio de no
de Oro. Está explíci tamente recogido en la fórmula de Ulpiano: maleficencia como, en el caso de la estrategia, evitar contribuir a
"honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere'' ("vivir la derrota, en el caso de la administración de justicia no cometer
honestamente, no hacer daño al otro, dar a cada cual lo suyo") y en i~justicias, en el caso del ti ro al blanco no romper el arco con el
la que acui'ló la Escolástica siguiendo a Santo Tomás ele Aquino
que se ti ra o no dar a los espectadores. .,
como supremo principio de la ética : "bonum est fociendum et En cualquier actividad existe una cierta correlac1on e~tre ~acer
malum vitan dum" ("el bien hay que hacerlo y el mal hay que evi- el bien y evitar el mal. Esa corre lación no se traduce en 1dent1clad,
tarlo").
ni siquiera en completa simetría. Para hacer el b ien hay que hacer
Los problemas p;:ira cons iderar el principio de no maleficencia algo, mientras que para no hacer el mal suele bastar con no haceí
como principio independien te empiezan cuando se trata de deter- nada. Hacer y evitar, aun siendo correlativos y estando estrecha-
minar qué se entiende pór daño o perjuicio. Hay un primer senti- mente conectados, no son idénticos. Para hacer el bien pos1 t1va-
do que es obvio, sobre todo en el contexto de la actuación profe- mente tenemos que hacer algo; esto supone capacidades Y opor-
sional de un médico con un enfermo: si curar a un en fermo es tunidades que unas veces se dan y otras no; no siempre _esta_mos
benefic iarle, hacer que empeore es hacerl e daño, perjudicarle. en condiciones de hacer determinados bienes; en cambio siem-
Proporcionar placer parece que es beneficiar, causar do lo r parece pre, y sin contar con nadie, debemos evitar hacer daño .ª otr~s;
que es perjudicar ... Pero en este segundo sentido ya no es obvio para eso ni siquiera necesitamos contar con ellos. La benef1ce_nc1a,
que esto sea siempre c1sí de forma taxativa: la curación de una para no caer en ei paternal ismo, necesita respetar la autonom1a del
enfermedad puede requerir la aplicación de remedios que, para cliente o usuario; la no maleficencia está legitimada con la mera
empeza r, son dolorosos o no causa n precisamen te pl acer. C1be apelación del profesio nal a su propia autonomía, a sus criterios y
introducir c!áusulas complementarias que tomen en considera-
convicciones.
ción estos aspectos: "caeteris paribus": en igualdad de circu nstan-
Beneficencia y no maleficencia se distinguen, pero son con-
cias es mejor producir placer que causar dolor; puede también
ceptos y principios correlativos, interdependientes, aunque no
recla marse como aceptable un dolor pasajero en orden a una mejo- sean simétri cos. No es lo mismo hacer el bien que no hacer el mal
ra duradera, un daño parcial en orden a una mejora de la vida en (o no hacer daño), especialmente cuando se trata de acciones
su conjunto, etc. Éste parece ser el primer sentido en que se enten- transitivas que afectan a otros. Para lo primero, siempre que se
dió el p rin cipio de no maleficencia, que ahora se ve como referido
pueda, hay que contar con que lo que nosotros es'.imamos como
a bienes y males premorales por no intervenir la autonomía, que se bueno también sea considerado así por aquel a qu ien se lo hace-
juzga como unido estrechamente al principio de beneficencia por mos. Para dejar de hacer algo que yo estimo que está ma_l (o q~e
la misma razón, y por consiguiente imbuido plenamente de pater- hace daño a otros) no necesito con tar más que con m1 propia
nalismo por ser ante todo el profesional ("el médico") el que juzga apreciación . Para hacer se requiere considerar las circunstancias,
qué benefic ia y qué daña al enfermo.
oportunidades, recursos ... Para dejar de_hacer -sa_lvo que se trat~
Ya hemos indicado al hablar del princ ipio de beneficencia que
de algo que por algún concepto sea de~1do y ex1~1bl e- no n~ces1-
no sólo se debe determi nar en términos más o menos utilitaristas to recursos ni tomar en cuenta las c1rcunstanc1as. D e ah1 que
de maximización del p lacer y disminución del dolor. Cabe tam- hacer el bien sea siempre algo más rela tivo; mientras que no hacer
bién en tender el bien como el fin que se pretende conseguir con
el mal, no perjudicar a nadie, sea siempre más absolu_to. .
una acc ión o el que se realiza por el mero hecho de llevarla a
Este tener que contar con el criterio ajeno para aplicar el pnn-
cabo de fo r ma apropiada y certera. Una buena estrategia es la que cipio de beneficencia y no necesitar tenerlo en c~enta p ara aplicar
conduce a la victoria; una buena sen ten cia es la que administra el principio de no maleficencia nos lleva a ver como se relacionan

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ÉTICA DE L AS PROFESIONES
EL PRINCIPIO DE NO MALEFICENCIA 167
166 CTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

es en la medida en que está asumido por el hiperbién de la auto-


el principio de beneficencia y el de no maleficencia con el princi-
nomía. De ahí que no respetar la autonomía sea el mal, el verda-
pio de autonomía. Lo que hemos afirmado sobre la correlación asi-
dero mal moral en nuestro contexto cultural. Los bienes que se
métrica q_ue existe entre hacer el bien y no hacer el mal (no perju-
nos puedan imponer desde una beneficencia que no respeta la
dicar) es independiente de la toma en consideración del principio
autonomía se convierten en males. De ahí que, una vez que ha
de autonomía. Cuando se toma en consideración la autonomía se
entrado en escena el principio de autonomía, el principio de no
modiíica tanto la relación con la beneficencia como con la no
maleficencia opera como el reverso de este mismo principio, pero
maleficencia en términos que volveríamos a ca lificar de correlati-
sólo en razón del hiperbién que hemos introducido. La beneficen-
vos, interdependientes, aunque no simétricos. Hacer el bien a otro
sin co, 1ldr con su consentimiento, sin tener en cuenta s1 eso res- cia entra en la esfera de la autonomía y la no maleficencia tarnhii5n.
ponde o no a sus convicciones y concepciones de lo que es bueno, Siguen siendo principios (o conceptos) correlativos, interdependien-
es atentar contra su autonomía cayendo en el paternalismo. En tes y no simétricos. Con ello queremos decir que no cabe estable-
ca~bio para no hacerle daño, para no llev;u a cabo acciones que cer una alianza de la autonomía con la no maleficencia en contra
segun las propias convicc iones de quienes podemos actuar o no de la beneficencia. Las posibilidades teóricas y reales son cuatro:
actuar en ese sentido, para eso no necesitamos contar con su con- a) beneficencia con autonomía, b) beneficencia sin autonomía, c)
sentimiP.nto. Esto lleva a Diego Gracia y a otros muchos a pensar no maleficencia con autonomía y el) no maleficencia sin autono-
que el principio de no maleficencia sólo es independiente del prin- mía; por más que esta última, una vez que se adopta la autonomía
cipio de beneficencia cuando se considera a ambos juntamente como hiperbién parezca un contrasentido en una cultura que con-
con el principio de autonomía. Aquí vemos las cosas de otra forma . sidera que el verdadero mal es cualquier atentadQ:-contra la auto-
Lo mismo que existe una no maleficencia correlativa de la bene- nomía. ;,
ficencia, existe una no maleficencia correlativa de la autonomía. Cuando entra en escena el principio de autonomía la benefi -
Existe además una no maleficencia correlativa de la justicia. De la cencia se transforma. Sólo es hacer bien a otros.a4uello que los
_misma manera que curar a un enfermo con su consentimiento respeta como personas y que respeta sus criterios.sobre lo bueno.
incluye beneficencia y autonomía; someterle a un tratamiento que Sin la autonomía, la beneficencia se convierte en paternalismo.
tal vez le hace mejorar su salud, peró sin pedir ni respetar su con- Los atentados contra la autonomía y los derechos de los otros son
sentimiento es una beneficencia paternalista que no respeta, daña o prohibidos por un prin~ipio de no maleficencia que ahora se ha
perjudica su autonomía. Contar con el consentimiento del paciente ampliado hasta incluir también el reverso correlativo del principio
pero no acertar (por falta de competencia o por negligencia) con el de autonomía añadido al de beneficencia.
diagnóstico y tratamiento adecuado a su enfermedad podría consi- y lo mismo ocurrirá cuando hagamos intervenir el principio de
derarse que respeta su autonomía, pero no se cumple con lo que justicia entendido en los términos en que lo entiende Diego
exige e l principio de beneficencia. Hay pues un respeto a la auto- Gracia, que mejor cabría llamarlo principio del respeto absoluto Y
nomía que cump le con la beneficencia y otro que no; por lo mismo universal de cada persona como fin en sí (autonomía kantiana),
hay una no maleficencia que consiste en evitar hacer daño al por encima incluso de los deseos y apreciaciones empíricas que
paciente y otra no maleficencia que cons iste en respetar la auto-
ella nos manifiesta (autonomía de Locke o de Mili). Si eso es un
nomía del paciente. En la medida en que tratar a las personas adul-
bien, habrá unas formas de favorecerlo (que se atendrán al princi-
tas como niños es tratarlas mal, eso es contrario a la vez al princi-
pio de beneficencia ampliado) y unas formas de no violarlo_ (que
pio de autonomía y al principio de no maleficencia.
se atendrán al principio de no maleficencia igualmente ampliado).
En la cultura moderna la autonomía es lo que C. TAYLOR (1997)
El principio de no maleficencia puede ser también considera-
llama un "hiperbién" que da lugar a unas evaluaciones fuertes.
do como reverso del principio de justicia; tanto si se considera la
Todo lo que en nuestra cultura es verdaderamente val ioso, sólo lo

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ÉTICA DE LAS PROFESIONES
EL PRINCIPIO DE NO HALE~'lC~N<:lA

d ara sacar adel ante la absolución de su


justicia como el fundamento básico de toda ética que a la sombra nadie. A un aboga o, p . le es lícito acusar con fal-
'd . · éste es mocente, no
del imperativo categórico manda tratar a todos los seres humanos defend1 o, inc 1uso si ea condenada injustamente.
con igual respeto y consideración, como si se trata de justicia dis- sedad a una tercera persona para que s b todo de tipo cog-
. , las razones so re
tributiva. Por ejemplo: es posible pensar en dos o más actuaciones En segundo lugar estaria~e resente~ situaciones complejas y
médicas con dos o más pacientes en las que - po r hipótesis- se noscitivo. Es frecuente que p f' ·1 decir o deter-
fl' . en las que no sea ac1
cumpliesen todas las exigencias tanto de la autonomía como de la potencialmente con ict1vas . 1 e' es me¡·or pero en esas
beneficencia, pero que, habida cuenta de los recursos e?casos y , b hacer o 1nc uso qu '
minar que es ueno ' . c1ue esté claro que hay cosas
de las relaciones contractuales, institucionales o legales, fuese • · es puede ocurrir
mismas s1tuac1on I p tan to antes de plantearse los
injusto atender a uno y no a otro (o antes que a otro) en razón de d - ue hacen ma . or <
que hacen ano, q h conviene empezar tomando
los tftu!os de ju:;ticia que se pudiesen aducir y que estableciesen . d I b. e podemos acer,
temas e ,en qu . . . d o maleficencia: "Ante todo, no
un orden jerárquico opuesto al que se había adoptado de hecho. en consideración el princ1p10 e n,, -
No cometer injusticias puede ser también una forma de enunciar d - ,, ("Primum non nocere ). .
hacer ano de hecho se haya invocado el principio
el principio de no maleficencia. En tercer lugar, el que . . . . dependiente de los otros dos,
. · como pnnc1p10 in
Con otras palabras, aun cuando el principio de no maleficen- de noma 1ef1cencia ·~1mente la nor-
ver con la situación cultura 1' espec1, .
cia pone sobre el tapete aspectos muy importantes y que es muy
p1,1ede tener que sido formulado co1no principio de la 610
necesario empezar por tomar en cuenta, nosotros no lo conside- teamencana, en la que h~ mo deber prima (acie indepen-
ramos como principio independiente de los otros tres. La prueba ética. David Ross ya lo incluye co to del p··1nc·1pio de bene-
. · · en concre • '
es que cuando se lo quiere presentar como independiente del diente de los otros pnnc1p1osd, y d . t . ·ones sin entrar a cuestio-
principio de beneficencia suele apelarse a su estrecha conexión . ' I t' h blan o e in u1c1 ,
ficenc1a; pero e es a a . d. . n·, sus posible conexiones
con el principio de autonomía; y cuando se lo quiere presentar . d t n· su indepen 1enc1a
nar íll fun amen ar i s rima facie. Es pertinente volver
como indeµen diente del principio de autonomía se lo suele pre- jerárquicas con l?s.otros ,deberle pcl de plantearse inicialmente
1 1 cronica soore e mo O ·
sentar en estrecha conexión, o incluso identidad, con el principio 1 a recorc1ar a . . 1 Nationa/ Commission ... en
de justicia. La ra zón de por qué sucede esto puede tener que ver 1 el debate sobre los princ1p1~:::m:s del respeto a las personas y
con la necesidad que se tiene de articular un orden jerárquico, Belmont UoNSEN,
1998, ~ Q3_J•. 'a allí un cálculo utilita-
estable o circunstancial, intuitivamente aceptado o susceptible de . f de 1ust1c1a se proporn
1 las diferentes. ~rm~~b ft ") daños(" harms'') tanto para los suje-
fundamentación y cuestionamiento racional, en orden a resolver rista de beneficios ( ene ' s dy ductuales conio para otras
los casos conflictivos. . . · b·omé 1cas y con
tos ele invest1gac1ones i . . . , n entonces como
Tres son las razones que cabe aducir en favor del principio de
1 . 1 Los pnnc1p1os se ve1a
personas y grupos socia es. d I tradición cultural estadou-
no maleficencia como independiente de los otros tres principios.
En primer lugar el principio de no maleficencia no se refiere l nt
. . .
pnnc1p10s comun
, mente acepta os en a
.. .
. dense. Ni siquiera el ut1litansmo, con ~u.
.
afán homogeneizador
d .
n único rinc1p10, logra re uc1r su
cál-
exclusiva ni primordialmente al destinatario de la actuación pro- que busca redurnlo todo a_u. . pbl . la felicidad es placer y
1.. d d a una unica vana e,
fesional, sino a él y a cualquier persona o grupo que pudiera verse culo de fe ic1 a , d 's e independientemente de
afectada por dicha actuación o incluso por acciones u omisiones . d d I De ah1 que a ema
ausencia e O or. '. ., cho O beneficio del
de las que el profesional pudiese ser hecho responsable. En este . . 1 lacer sat1sfacc1on, prove
contribuir a mayor P ' enos no contribuir a
sentido no siempre tenemos el deber de hacer el bien que pode- , mero haya que empezar por, a1 m '
mayor nu , d' ·
mos hacer, pero siempre debemos evitar el daño o mal que pode- 1 d - o perjuicio para na ie.
aumentar el do or, ano . d la bioética norteamericana
mos evitar. El profesional sólo tiene obligación de hacer el bien a En los debates y planteam1en~os . e .. o de no maleficencia es
quien acude a él; pero tiene además la obligación de no dañar a uno tiene la impresión de que e pnnc1p1 .

ÉTICA DE L AS PROFESlONES
i' ÉTICA DE LAS PROFESIONES
¡,
EL PRINCIPIO DE NO MALEFICENCIA 771
170 ÉTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

implicadas cuestiones sobre los males, indignidades e injusticias


la forma que llega a adoptar el principio de beneficencia cuando
que hay que empezar por evitar.
~retende prevalecer sobre el principio de au tonomía (y aun del de
En cualquier caso seguirá siendo necesario prestar atención a
¡ust1c1a) o tal vez para poder reivindicar la autonomía del p·ofe-
lo que diji mos más arriba: a veces no está claro qué es bueno
s1onal
. . que se niega
· a actuar contra su criterio (objeción de 'con-
hacer y sí está claro qué es malo hacer (o dejar de hacer); y que a
c1enc1a). La a~elación a la autonomía sirve de cobertura a toda
veces no es bueno (u obl igatorio) proporcionar determinados bie-
forma de ~elat1v1z_a; cualquier concepción de bien que no se com-
nes, sobre todo cuando ello supone imposiciones paternalistas que
parte..La invoc~c,on del principio de no maleficencia como prin-
atentan contra la autonomía personal; pero para no hacer daño,
c1p1O independiente en la situación cu ltural norteamericana tiene
para no hacer el ma! (o para no o mitir una acción a la que estamos
~ntre otra s ~stas dos funciones: a) en situaciones de pluraiism·o
obligados en orden a no perjudicar a otros) no necesitamos contar
cu ltura~ no siempre es posible estar o ponerse de acuerdo acerca
de !~s LOncepc1ones del bien o de en qué puede consistir la pres-
con el consentim iento ajeno. El bien se puede hacer de muchas
maneras entre las que cabe optar; evitar el mal es preceptivo, obli-
tac,on . de un buen serv1c1O
· · profesi on;d; para que pueda ser pres-
ta~o sin. caer en paternalismos hay que contar con el consenti- gatorio. Igualmente hay que sopesar los daños qt.ie se siguen de lo
r:i1ento libre e informado del destinatario de la pres tación profe- que hacen o dejan de hacer los profesionales para la sociedad o
sional. En cambio, para no hacer daño ni al cliente o usuario ni a para el bien público en general y no quedarse en mera~ conside-
~erceros, :1 profesional sólo tiene que contar con su conciencia y raciones del bien que se pretende hacer a una determinada perso-
t-On ~I da, ,o. que se supone que causaría su acción u omisión res- na que viene en busca de una prestación profesional.
ponsa?le. Dicho en otros términos, que parecen fundamentalmen- Por todo lo cual, en conclusión, no estorba, puede ser perfec-
te equ_,valentes, el principio de no maleficencia es la parte negativa tamente perti nen te apelar al principio de no.: maleficencia.
del pnnc1p1O de beneficencia que está en condiciones de prevale- Recordar y someter a consideración los daños que se pueden (o
cer_sobre el principio de autonomía (e incluso de justicia) en con- suelen) seguir de una determinada actuación (u omisión) profe-
~1c1ones de ~luralismo liberal que no se pone de acuerdo acerca de sional nunca estará de más. Pero no conviene créer que con ello
d:.acroncep~1o_nes del bien, pero que -inevitablemente- no puede quedarnos liberados de pensar cómo hay que a'rticular en una
J al arbitrio de cad~ cual en el ejercicio de su autonomía qué misma situación los diferentes principios. No hay que instalarse
m_ale_s deben en cualquier caso ser evitados. Esto da una dimensión cómodamente en la invÓcación del principio de· no maleficencia,
publica al principio_de no maleficencia de la que carece, al menos como si eso bastase para dejar sin validez cualquier otro plantea-
en un pmner momento, el principio de beneficencia. miento. Ni la independencia de los principios con relación a las
Creo, sin embargo, que con ello no ha sido dicha la última situaciones ni la pluriforme manera de relacionarse los pri ncipios
~:labra s_obre _la dependencia o independencia del principio de que sólo prima facie son independientes unos de otros dan por
malef1cenc1a en relación co n los otros tres principios común- suficientemente zanjadas las cuestiones de fundamentación de los
::~te ac_ept~dos. Quienes tengan una concepción del bien y del principios ni la variable con tribución de los mismos a la dilucida-
. e~ term,nos que no se limiten a ser la correlación de lo que ción de las situaciones y de la toma de decisiones.
sub1et1va~ente desean los seres capaces de desear y de ver sus Como vemos el principio de no maleficencia no es sino la
deseos satisfechos o frustrados, no podrán menos de ver que cual- sombra de lo que los otros principios establecen positivam ente; la
quier
, co ncepc1on
·, que se tenga del principio de no maleficencia
falta de simetría en las correspondientes correlaciones radican
shera la sombra de una forma de concebi r los bienes del vivir fundamental mente en las d iferencias entre hacer y omitir. Para
d.umano,
f la, dignidad y au tonom,a , persona 1 y la justicia con sus
-saber qué es causar daño, qué es discriminar o manipular a una
d 1 er~ntes titu las acreditativos. Y viceversa, será imposible hablar
persona, qué es cometer injusticias hay que empezar por saber
e bienes, de autonomía, dignidad y justicia sin que queden

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ÉTICA DE LAS PROFESIONES
qué bienes merecen ser promovidos o al menos no dañados, qué
lralo merecen las personas y a qué tienen derecho en determina-
Capítulo 1O
das circunstancias. El pl;inteamiento que hemos hecho de los prin-
cipios, más que prescribir o prohibir acciones concretas, ponen
Articul ación de los principios
ante los ojos perspectivas orientadoras acerca de las decisiones
que podernos o debemos tomar y las actuaciones que podemos o
debemos llevar a cabo para mejor alcanzar los bienes básicos o
fines últimos del vivir humano. El principio de no maleficencia no
introduce ninguna te,ncítica nueva que no haya sido introducida
rnr los otros tre~ principios. Estd correlac ión o interdependencia
entre el principio de no maleficencia y los otros principios -dejan-
do a salvo las diferencias señaladas que radican en la falta de
simetría entre hacer y omitir- no tiene graves con$ecuencias para Hacer bien las cosas para hacer bien a las personas prestá~do-
un planteamiento, como el que aquí hemos ofrecido, que no con- les un servicio profesional competente, responsable, ~d~ct -~aª
sidera que quepa establecer de una vez por todas un orden jerár- sus necesidades y deseos como forma de ayud~rles -~ v1v1r a v1 ,
quico de prevalencia de -unos principios sobre otros que pueda a vivirla mejor o a no vivirla peor, es la caractenzacro~ 4ue_ hemo~
eximirnos de un examen detenido de lo que está en juego en cada ofrecido del que puede llamarse principio de benef1cenc1a en e
ocasión en la que pueden entrar en coli5ión unos principios con · · · 0 de una profesión. .
otros. El conflicto entre principios existe, se plantea con frecuen- eierc1c1 . ·os de los servicios profesionales
Tratar a los clientes y usuan h
cia; pero la visión conflictiva que contrapone unos principios a ersonas contando con su parecer, respetando sus derec os
otros y los considera completamente independientes y rígidamen- como ~ . es' proponiéndoles las diferentes alternativas que su
y conv1cc1on . , h b 1 · for-
te relacionados en un orden jerárquico no es ni la única ni la t ecabando su consenti miento tras a eres in
mejor perspectiva para iluminar la relación que tienen unos prin- ::~: ;~s:~~i~o~ inteligibles, es decir, relacionarse con ellos com?
cipios con otros, lo que está en juego en cada uno de ellos, y lo con personas iguales y dif~rentes, merecedoras de _respe:o :,~~~~1~
que en su modo de relacionarlos en cada caso y en cada si tuación deración, puede asociarse con el principio de autonom1a
está en juego para una vida humana, digna, pleno, vivida por
Profesional. . . t t ales
todos en justicia y libertad. . t'1cia cumplir las obligaciones con rae u
Proced er con JUS ' . nta el marco
implícita o explícitamente contraídas, tenrendo en cu_e I f . -
. . . , ¡- O rivado y el ro l que desempena e pro es10
LECTURAS COMPLEMENTARIAS inst1tuc1onal pub ico P I' te usuario
nal en él así como los títulos que concurren en eI e ,en 'd
O
·o'n
BEAUCHAMP, T.L.y CHILDRESS, J.F. (1999), Principios de ética biomédica, ' . 1 do en cons1 d erac,
' !. que acude a los servicios profes1ona es, toman , .
Masson, Barcelona, 179-185 . l' . e de el se envan a
también el contexto social y las o b igac1ones qu I ue pro-
D. (1990), Primum non nocere. El principio de no-maleficencia
GRACIA,
como fundamento de la ética médica, Real Academ ia Nacional de
la hora de establecer prioridades _Y. asign~~ recursos'. es q ¡°
Medicina, Madrid. ,os como principio de justicia en et1ca profes1ona .
ponen ,. . lo hemos dicho- es la som-
)ONSEN, A.R. (1978), "Do No Harm", en: Sr>rcKrn, and ENGELHARDr (eds.) EI principio de no mc1/e,1cenc1a -ya d
. t . propone ante to o
(1977), Philosophica/ Medica/ Ethics: lts Nature and Significance, bra de los tres anteriores y de cua 1quier o ro, 1 1 ro io afi-
Reidel, Dordrecht, 27-4 1. También en: Ann lnt MedB8 (1978) 827-
832.
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no hacer daño, es decir, para em~ezar no ~ace~ ma ciie!e ni a
cio profesional, no perj udicar nr hacer e ma n, a

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ÉTICA DE LAS PROFESIONES ÉT I CA DE LAS PROFESIONES

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