MIQUELA

Y EL
MORBO
DIGITAL
SÚPER INFLUENCERS DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL
COMO GENERADORES DE TENDENCIAS
Mi tía Socorro nunca prueba lo que un taxista o un familiar, son dadores
cocina. Mi incredulidad se acrecienta de opinión. La cuestión está cuando
cuando no contenta con eso, y pese esos influentes no son humanos, o
a que su paladar no conozca el plato, no tanto.
espeta que hay mejores recetas.
Que coexistimos con la inteligencia
¿Por qué fiarnos de una persona que
artificial, las tecnologías de realidad
no comprueba lo que genera? En
aumentada (AR) y realidad virtual
términos de consumo, ¿cómo
(VR) es algo que nos acompaña de
certificamos un producto que no se
largo como la ya añeja voz del
avala por la experiencia? ¿Por qué
contestador telefónico. Lo que no es
sigo yendo los domingos a comer a
igual es cómo al menos desde 2016
casa de mi tía?
se viene gestando toda una serie de
Lo del consumo por recomendación avatares producidos en compañías
viene de largo; existen foros, de inteligencia artificial. Sí son la
portales, espacios de acuerdo y prueba resuelta de la
puntuación. Más allá de en qué especialización en el sector digital,
criterios se fundamenten; el vecino, pero también lo son de su capacidad
de influencia y promoción de
tendencias.
Y no es baladí; la clave de estos
avatares es que son en sí un
conjunto de aprendizajes y funcione, y muy bien, no solo como
relaciones cercanos a una
influencer interplanetaria doctorada
en marketing y redes sociales, con
una apariencia humana a medio
camino entre la hiperrealidad y una
veladura de perfección inalcanzable.
Es el caso de Miquela Sousa, Lil
Miquela. De 19 años, con más de dos
millones de seguidores en
Instagram (con primera publicación
en 2016), nacionalidad brasileña-
americana, afincada en Los Ángeles
y gestada por Trevor McFedries y
Sara DeCou junto a la start-up
tecnológica Brud. Puedes
encontrarla comiéndose una
hamburguesa tumbada en el césped,
peleándose con otras influencers
digitales, posando con Rosalía en el
Coachella o participando para
campañas de Dior, Maison Margiela
o Moschino. ¿Su éxito? que, sin ser
en esencia humana, lo es
constantemente. Es el desconcierto
la primera sensación que Miquela
sobre si es o no real lo que estamos
viendo en sus perfiles de Instagram,
Spotify (también canta) o Youtube
con entrevistas junto a famosos
reconocibles.
De exultante belleza juvenil a
carácter extrovertido y apariencia
reflexiva y vulnerable, Miquela
escenifica y aclimata sus emociones
al paisaje social en el que se
representa. Tanto su perfil físico y
psicológico acompañado de relato
vital como su exposición mediática a
modo de estrategia de márquetin
junto a diferentes celébritis. Pero
también su representación afectiva,
la escenificación del drama, el
llamado salseo, hacen que Miquela
formato digital, sino como verdadera
generadora de tendencias.
Las incógnitas que parten del uso de
avatares digitales como súper
modelos van desde el vetusto
debate entre la sustitución digital del
humano por la máquina, a cuáles
son el tipo de contratos y personas
jurídicas. Eso, y aspectos como las
cláusulas morales que amparan las
identidades virtuales, el poder que
causan en las personas iconos no
tan humanos pero que sí son
modelos de conducta, y qué
repercusión tiene para el
consumidor el hecho de que un ser
que no tenga cuerpo físico te
recomiende un producto para el
tuyo. Además de si serán o no una
moda pasajera o un recurso cultural
aposentado.
Poco a poco van proliferando
agencias de supermodelos como la
alemana Cocaine Models, o figuras
como Bermuda, la modelo negra
Shudu o el modelo masculino
Blawko. Todos ellos explican que la
influencia no tiene tanto que ver con
la experiencia real con el producto,
sino la confianza que los propios
modelos suscita.
Aparte, y pese a que fueron
invención preCOVID, debido a su
formato sostenible, a su flexibilidad
corpórea (marcas que confeccionan
prendas solo ponibles por avatares
digitales) adaptación al medio y la
perdurabilidad de los mismos, ya
que pueden no envejecer, son el
perfil exacto a los parámetros de
exploración e investigación que
estamos comprobando en los
campos de representación de la
industria de la moda.
Aun no entiendo por qué confío en el
criterio gastronómico de mi tía, pero
sé que lo que me suscita
satisfacción por comer de su plato
poco o nada tiene que ver con la
comida.

Pablo Mendiola para Sociología de la

cultura del Ocio y de la cultura
2020/2021

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