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EMO-CONSUMO 121

son, por definición, los capaces de satisfacer


directamente las necesidades humanas; los
segundos, los que las satisfacen sólo indirec-
tamente, a través de la producción de otros
bienes, que en definitiva serán de consumo./

Consumir, en el lenguaje económico, tie-


consumerismo ne un sentido muy especializado: significa -7
gozar un bien de c., extraerle la utilidad direc-
Con este neologismo se designan los varios ta de que es capaz. Puede decirse también que
movimientos organizados en defensa (general- el c. es una forma muy particular de produc-
mente autodefensa) del consumidor, y en efec- ción: es producción inmediata y directa de uti-
to, el vocablo viene de la palabra inglesa con- lidad. Los bienes de inversión, para producir
sumer, que significa consumidor. Se trata, utilidad final, en cambio, necesitan tiempo,
por lo tanto, de un pendant del sindicalismo: y a veces mucho tiempo: la semilla requiere
meses y meses para convertirse en espiga y
luego en harina y luego en pan.
=Inc|uso Hay quien sostiene la conve- El c. de una economía durante un deter-
niencia de fundir los dos movimientos en uno minado periodo (por ejemplo, el c. en Italia
solo: sin embargo, no parece que los intere- en 1958) es el conjunto de los nuevos bie-
ses del consumidor, en cuanto tal, coincidan nes de c. de que los italianos o, en general, *
siempre con los intereses del trabajador, en la población de la economía han llegado a
cuanto tal. Un aumento de salarios, por ejem- disponer en el periodo. Así deben entender-
plo, beneficia al trabajador, pero no al con- se las estadísticas sobre los consumos. Pero
sumidor, si provoca un encarecimiento de los surge inmediatamente una incongruencia de
bienes producidos. esas estadísticas. En efecto, el goce de utili-
(Elte:; que no debe confundirse con el con- dad directa no proviene solamente de los nue-
sumismo (v. consumo, 1v), actualmenterestá vos bienes de c., sino también de los viejos bie-
desarrollándose sobre todo en los países nes de c., adquiridos en periodos anteriores
industrializadosde Occidente, donde los con- y todavía en uso. Hay bienes de c. durables,
cuyo flujo de utilidad directa se prolonga por
sumos son mayores. Se realiza con diversas
iniciativas, que comprenden el control de la años: piénsese en un cuadro, capaz de satis-
calidad de los bienes de consumo lanzados al facer necesidades estéticas y cuya duración
mercado, la verificación de su conformidad es ilimitada. La incongruencia de las estadís-
a los méritos ensalzados por la publicidad ticas se origina en la necesidad de medir el
comercial, la información a las familias, la c. en valor monetario, porque la utilidad no
denuncia de los precios considerados excesi- es medible en unidades físicas. Se conoce el
vos por falta de competencia, la representa- valor monetario del cuadro en el momento en
ción de los consumidores en las entidades eco- que el artista lo pinta y lo vende: ese valor es
nómicas, etc. A veces se llega incluso a la cons- atribuido enteramente al c. del año en que el
titución de cooperativas de consumidores, cuadro es evaluado, a pesar de ser un valor
que asumen algunas funciones de la distribu- correspondiente a un flujo de utilidad ilimi-
ción mercantil con el fin de reducir el núme- tado en el tiempo. En el año de la primera eva-
ro de intermediarios y los costos mercantiles. luación, el c. aparece pues sobrestimado en
las estadísticas, ya que se atribuyen al pre-
sente utilidades futuras; en los años sucesi-
consumo vos, por el contrario, el c. aparece subestima-
do en las estadísticas, ya que excluye utilida-
I. DEFINICIONES. Los bienes económicos se cla- des que se están gozando en el presente, y
sifican en dos grandes categorías: los bienes están registradas ya en dinero del pasado.
de c. y los bienes de inversión. Los primeros /Para los economistas, el c. no tiene nada -
=
CONSUMO

que ver con el desgaste o la destrucción, y en en la gama de c. típicos de las grandes ciuda.
des e inconcebibles en las economías rurales
L produ de antaño.
S1 Éstos a su vez no fuesen necesarios para es la relación
Producir bienes de consumo/Elmiveldevida entre el valor monetario de los c. y el valor
monetario del ingreso durante el mismo pe-
riodo. Si se consume, en promedio, el 80% del
ue, para ampliar en el futuro esa canti- ingreso, la propensión media al c. es por lo
d_a'cl Yy esa calidad, hacen falta bienes de inver- tanto de 0.8. Por las razones indicadas, esta
S16n. El ingreso per cápita es un indicador del propensión, en determinado periodo, es ma-
'enestar menos significativo que el consumo yor para los individuos, las familias, las po-
Per cápita. La economía del c. es la economía blaciones pobres, inferior para los individuos,
de los individuos y de las familias, es decir las familias, las poblaciones ricas. Pero si se
de !os verdaderos destinatarios de cualquier comparan periodos sucesivos, durante los
actxyidad económica; mientras que los bienes cuales hayan mejorado todos los ingresos
de inversión son los que pertenecen a las (pobreza y riqueza son conceptos relativos:
Empresas, las cuales son meros instrumentos continuaremos llamando pobres a los que tie-
al Servicio de los individuos y las familias. nen menos, aunque su ingreso haya mejora-
Existen los llamados c. públicos, bienes de c. do con relación al pasado), entonces las pro-
producidos por la administración pública pensiones se mantienen aproximadamente
(generalmente servicios): pero también ellos constantes. Estados Unidos, de un siglo a esta
son gozados por los particulares, y no podría parte, se ha enriquecido casi incesantemen-
ser de otro modo, ya que sólo los individuos te,
están dotados de sentidos y se satisfacen con
utilidades.
A los c. los individuos y las familias dedi- -norteamericanos
dicho, la de los más ricos,
can una parte del ingreso obtenido: aproxi- hoy como antes, es inferiora
0.8, y la de los
madamente el 80%, incluso más en las eco- más pobres es superior. Si en lugar de la pro-
nomías más pobres, donde el ingreso es ape- ¡ensión media consideramos la propensión
nas suficiente para satisfacer las necesidades sea la relación entre la variación
más urgentes,El ingreso no consumido se lla- de los c. y la variación del ingreso en deter-
ma ahorro, y debería ser encaminado a la minado periodo respecto al periodo anterior,
adquisición de nuevos bienes de inversión. El las estadísticas revelan que el resultado
ahorro generalmente es menos agradable que depende de la longitud del intervalo tempo-
el c., constituye un sacrificio, una renuncia ral. Si el intervalo es breve, la propensión
a gozar de utilidades inmediatas; pero un marginal tiende a ser inferior a la media; si
sacrificio que se aligera a medida que el ingre- el intervalo es largo, no hay diferencias apre-
so aumenta y permite financiar fácilmente los ciables entre una y otra. Una redistribución
C. necesarios e incluso los superfluos casi has- del ingreso en el sentido de la igualdad, de
ta la saciedad/Varias veces se ha temido que todos modos, debería favorecer el c. y perju-
el aumento del ingreso obtenido, al acompa- dicar el ahorro.
ñar un aumento menos que proporcional del Lo dicho vale para el conjunto de todos los
c., condujera a un desequilibrio entre la oferta bienes de c. de producción privada y públi-
de bienes de c. (excesiva) y su demanda (insu- ca. Ya no es necesariamente válido para los
ficiente): el fenómeno, llamado subconsumo, bienes particulares. En las economías moder-
se verifica de tanto en tanto, perono parece nas, los c. públicos tienden a crecer incluso
ser una tendencia inevitable del sistema eco- más rápido que el ingreso; y en consecuencia,
nómico, debido a que el c. es estimulado cons- los c. privados tienden a crecer con menos
tantemente por la invención de nuevos bienes velocidad. Dentro de la categoría de los c. pri-
de c. capaces de satisfacer necesidades nue- vados es preciso distinguir además: crecen
vas o bien necesidades viejas en forma nue- mucho menos que el ingreso los c. de prime-
va, de modo que los consumidores nunca ra necesidad (sobre todo los alimenticios); cre-
dejan de desear y de demanda¡/Basta pensar cen más que el ingreso los c. en bienes dura-
A

CONSUMO , - 123

bles (artículos electrodomésticos, automóvi- adquirente del último kilogramo de manza-


les, etc.) y en servicios para la salud, los trans- nas comprado o del último litro de leche con-
portes y las comunicaciones, la recreación y seguido. Ahora supongamos que el valor
la instrucción, etc. Tales relaciones entre c. monetario (el precio) del kilogramo de man-
e ingreso, cuando tienen carácter de regula- zanas sea el doble del precio del litro de leche:
ridad, se mencionan a veces con el nombre de también el valor psicológico del primero
leyes de Engel (v. Engel, ley de). deberá ser el doble del segundo, de otro modo
el consumidor no alcanza el máximo de utili-
11. TEORÍA MICROECONOMICA. La teoría del c. o teo- dad global. En efecto, supongamos por ejem-
ría del consumidor es en gran parte represen- plo que el valor psicológico del kilogramo de
tada por la teoría de la utilidad (v. utilidad). manzanas sea más que el doble: el consumi-
Colocado ante dos conjuntos distintos de bie- dor habría hecho mejor comprando menos
nes de c., leche y más manzanas, gastando la misma
N ió ianfdecir que prefiere un cantidad de dinero. Y habría hecho mejor en
« conjunto a otro) o una relación de indiferen- insistir en esa sustitución de bienes hasta que,
cia (decir que los dos conjuntos le procuran por saciedad de manzanas, su valor psicoló-
la misma utilidad). En el caso de dos bienes gico por kilogramo se hubiera reducido al
solamente, las cantidades de cada uno pue- doble exacto de la utilidad marginal del litro
den figurarse como coordenadas en un siste- de leche. Los valores psicológicos finales tie-
ma de ejes cartesianos. En esa representa- nen que estar en la misma relación que los
ción, todos los puntos, cuyas coordenadas valores monetarios, las utilidades margina-
indican conjuntos de los dos bienes conside- les deben estar en la misma relación que los
rados indiferentes, porque proporcionan la precios. Para todos los bienes, es necesario
misma utilidad, constituyen una curva de que se igualen las relaciones entre las utili-
indiferencia: tendrá inclinación generalmen- dades marginales y los precios, relaciones que
te negativa, porque al aumentar la cantidad en la jerga económica son precisamente las
de un bien debe disminuir la del otro bien, utilidades marginales ponderadas.
a fin de mantener constante la utilidad del / De lo dicho se desprende que el sistema de
conjunto,El objetivo del consumidor consis- los precios de equilibrio en los mercados de
tirá en trasladarse de una curva de indiferen- competencia proporciona valores monetarios X
cia a otra curva de indiferencia, pero de uti- exactamente proporcionales a los valores psi-
lidad superior a la precedente, hasta la cur- cológicos que los consumidores atribuyen a
va de utilidad máxima. Sin embargo, el con- los diversos bienes de consumo?Esto no siem-
sumidor será constreñido a seguir una trayec- pre se entiende bien, ya que se objeta que el
toria obligada, que le impone el vínculo de mismo bien no puede tener el mismo valor
equilibrio (o relación de equilibrio), nombre psicológico para todos los consumidores (los
por el cual se entiende el respeto de la condi- gustos varían abundantemente de un indivi-
ción de no gastar más de lo que permiten los duo a otro), y sin embargo tiene el mismo
medios de gasto a su disposición/En el pun- valor monetario (precio) para todos los con-
to de máxima utilidad relativa ál vínculo, el sumidores. La incomprensión nace del hecho
consumidor iguala entre ellas las utilidades de que se olvida de qué valor psicológico se
marginales ponderadas derivadas de los bie- trata: no el valor psicológico antes del inter-
nes adquiridos. cambio, la adquisición en el mercado, sino el
Esta muy esquemática representación del valor psicológico de la última dosis ya com-
comportamiento del consumidor constituye prada. Es verdad que inicialmente habrá dife-
uno de los capítulos tradicionales de la eco- rencia de gustos, pero el que quiera comer
nomía teórica, pero traducida al lenguaje más manzanas se las procurará en mayor can-
ordinario concuerda fácilmente con el buen tidad, rebajando la utilidad marginal, hacia
sentido. Mientras tanto, la utilidad marginal la saciedad; y por último se encontrará juz-
gando al último kilogramo de valor psicoló-
gico no mayor que el doble respecto al litro
= o !1en es la uul¡!a! !e la ultlma !DSIS de leche. Y lo mismo sucederá con otro con-
adquirida. Es el valor psicológico para el sumidor que prefiere la leche y se la procu-
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rará en mayor cantidad, limitando la compra el dinero inicialmente en manos de las fami.
de manzanas. lias. Las cuales lo dividen, idealmente, en tres
Otro punto que hay que aclarar es que partes:
cada consumidor o intercambiador continua-
rá adquiriendo un bien de c. hasta que el valor
psicológico de cada dosis de más sea consi- ramiento). Obsérvese que las primeras dos
derado mayor que la pérdida sufrida en valor partes, si salen del sector de las familias, más
monetario por el pago del precio. La dosis tarde o más temprano regresan a él, en for-
final del bien tendrá un valor psicológico ma de ingresos. En efecto, las empresas pagan
igual a la pérdida de utilidad representada a las familias para obtener los servicios de los
por el desembolso monetario, pero todas las factores productivos y producir tanto los bie-
dosis precedentes habrán tenido un valor psi- nes de c., financiados con las compras de las
cológico mayor. Lo mismo vale, mutatis familias, como los bienes de inversión finan-
mutandis, para el vendedor. Por lo tanto, por ciados con los préstamos también de las fami-
medio del intercambio ambos intercambiado- lias. Las primeras dos partes en que se sub-
res mejoran su situación inicial: “en el inter- dividió el dinero, pues, van y vienen como lan-
cambio, una parte no pierde lo mismo que la zaderas entre las familias y las empresas, y
otra gana. A diferencia de la energía, que no su velocidad de circulación bien puede ser
puede ser creada ni destruida, el intercambio estabilizada por razones técnicas o consuetu-
dinarias. También es posible que no cambien
(tes” (P. A. Samuelson), mucho las cantidades relativas de c. e inver-
siones, es decir, que la proporción entre la pri-
- !e otro mo!
o encontraría mera y la segunda parte se mantenga aproxi-
la
conveniencia de pagar) H madamente igual. Pero la tercera parte, la del
(rentadel consumidor, Todo lo que facilitae dinero inactivo, puede variar en cualquier
intercambio, lo extiende a nuevos bienes y a momento por el capricho de los particulares.
— nuevos compradores y vendedores, acrecienta Hay otra diferencia fundamental entre las pri-
también la renta del consumidor y por lo tan- meras dos partes y la tercera: dasprimerass
to el bienestar. Esto vale para la construcción
de un nuevo camino, laraperturadeunabols ydeinversión) y el ingreso; laterceraparte
.m la institución de bancos que mo. La tercera parte no concurre a la deter-
inancien las adquisiciones en abonos de bie- minación del ingreso y tiene una velocidad de
4 Nes de c., etcétera. circulación nula.
(entre
produccién
la (o el ingreso nacional)y>
I. TEORÍA MACROECONÓMICA. Pasando de la mi-
croeconomía a la. macroeconomía, el objeti-
vo es explicar por qué en determinado año,
en determinada economía, el monto global de fosinactivo; aun cuando el resto del dinero
los c. ha sido de tantos miles de millones de efectivamente circulante tiene siempre apro-
Las
liras, ni mas ni menos. estadi regis-
sticas ximadamente la misma velocidad.
Mientras la velocidad med¡a del dmero no
Grridonodelporqué. Hacen falta teorías expli- varía, o varía poc

cativas, que en macroeconomíaisonesencial=


sucede lo mismo, en cambio, cuando su velo-
_ GUEIMONENAD por referirse de preferencia a cidad se altera, a menos que se consiga teori-
la cantidad de dinero circulante para deter- zar esas alteraciones. Falta pues examinar lo
minar la demanda nominal de los bienes de que impulsa a las familias (y del mismo modo
c.;'el segundo género, que podemos llamar: a las empresas) a tener más o menos dinero
@keymesiangy sustituye el dinero por el ingre- ocioso, lo que influye en su propensión a la
so o las inversiones autónomas como prime- liquidez. Naturalmente, nunca se puede
ra causa de los consumos./ excluir un cambio de la psicología, pero apar-
Imaginemos la economía dividida en dos te de eso, las decisiones familiares cuentan
sectores: las familias y las empresas, y todo con que la liquidez tiene un costo.
N N CONSUMO 125

i aparte del a las inversiones concebidas como una


goce del c.), demanda autónoma e independiente. Las
inversiones, dicen los keynesianos, son lo que
=ero Hay otro costo !c !mcro inactivo, los empresarios quieren, no tienen otro ori-
que a menudo comparte el dinero prestado, gen que la voluntad de los capitalistas. “Si
no el dinero gastado en c.: existen los órdenes, si se prevén los benefi-
ción,
encarecimiento
está el de los precios y cios, la gente encontrará de alguna manera
el dinero para financiarse la producción”
diquidezyEn conclusión, tasa de interés, varia- (R. F. Harrod).
ción de los precios, cambios de la psicología
(debidos quizá a un modo distinto de mirar . La veloci-
al futuro, con optimismo o con pesimismo), dad de circulación del dinero siempre podrá
estas y otras interferencias estropean la sim- acelerarse para financiar todas las inversio-
plicidad de la relación entre cantidad de dine- nes deseadas, por elevado que sea su monto;
ro y cantidad de demanda (en particular, pero nada impide que complacientes institu-
demanda de bienes de c.). El mérito de las teo- ciones monetarias y crediticias aumenten el
rías monetarias es el de ser elementales mien- circulante según las necesidades de la econo-
tras que el dinero circula con velocidad media mía, sin pretender demasiado de la velocidad
constante, lo que puede suceder en tiempos de circulación.
de precios estables o de liquidez de duración Reducida al hueso, la explicación keyne-
escasa, de modo que el atesoramiento nunca siana de los c. es ésta:
pueda llegar a tener gran peso. De otro modo,
la simplicidad debe buscarse fuera de las teo-
rías monetarias, en las teorías keynesianas.
Gescireulación
della producción,
dinero, Supongamos o
consista en un
ra que el rédito,
=in perjuicio para la explicación de los 80% en bienes de c. y un 20% en bienes de in-
consumos. En efecto, los c. se vinculan direc- versión: eso significa que los c. son el cuádru-
tamente al ingreso nacional. Si un tercio del ple de las inversiones
dinero (el dinero atesorado e inactivo) se
expande y disminuye la velocidad del circu- — las inversiones se "multlp i
lante, el ingreso se resiente. Vinculando los can” en los consumos. Este es el multiplicas,
c. al ingreso, también los c. se resienten. m}' ue se puede generalizar apli-
Nadie niega que el ingreso gastable tiene una candolo a todas las demandas auténomas o
gran importancia en la determinación de los independientes, para multiplicarlas en deman-
c.; no lo niegan ni siquiera los defensores de das dependientes o inducidas. Si los c. priva-
las teorías monetarias. Sin embargo éstos, dos son siempre vistos como demandas indu-
con mayor ambición, se proponen vincular los cidas, las inversiones no son las únicas deman-
c. a una causa más “río arriba” que el ingre- das autonómas concebibles: otras demandas
s0, es decir el dinero, aunque el intento no autónomas son las demandas de la adminis-
siempre les sale bien. Al irse “río abajo”, los tración pública y las demandas procedentes
keynesianos reducen los grados de libertad del exterior, es decir, las exportaciones. Cual-
del sistema económico; pero naturalmente se quier demanda autónoma es una demanda no
encuentran a su vez frente al problema de explicada por el modelo económico en uso;
explicar el ingreso. Los economistas no pue- otros modelos ampliados pueden, si se quiere,
den considerarse satisfechos si no parten de tratar de transformarla en demanda inducida,
causas primeras que sean autónomas o inde- pero por el momento es remitida a decisiones
pendientes en gran medida: la cantidad de arbitrarias, no teorizadas, de quien demanda.
dinero está bien, porque son las autoridades Hay efectos multiplicadores cada vez que hay
monetarias las que la fijan o al menos la mani- demandas inducidas por otras demandas: el
pulan; el ingreso no está bien. Los keynesia- multiplicador afirma simplemente que la
nos, en la necesidad de explicar el ingreso y demanda global será mayor que la autónoma
diferenciarse de los monetaristas, recurren originaria.
CONSUMO

vadas o públicas de bienes de inversión ine.


vitablemente, por medio del multiplicador,
traerían consigo nuevas y mayores demandas
el modelo económico se eleve del plano ele- de bienes de consumo. El cuadro cambia, sin
mental al plano de la investigación científica embargo, si nos referimos a una economía en
avanzada. No se puede esperar una relación condiciones normales, no críticas; una econo-
precisa entre c. e ingreso corriente sobre todo mia donde la capacidad productiva existen-
si en la riqueza hay bienes de c. durables, te, y no ampliable a corto plazo, esté ya casi
cuyo valor depende de flujos de ingreso exten- enteramente empleada, sin reservas impor-
didos en el futuro por un tiempo en ocasio- tantes. Lo que queda de capacidad producti-
nes infinito, flujos de los que el ingreso va libre esta en disputa entre consumidores
corriente (actual) es apenas un breve rasgo e inversionistas, porque no podrá satisfacer
inicial. De ahí la oportunidad de considerar, a todos y todas las demandas. Es admisible
si es posible, no sólo el ingreso corriente, sino que se privilegie a los inversionistas, si el cré-
también la idea o la esperanza que los consu- dito los favorece más que a los consumido-
midores se hacen de su ingreso permanente, es res; a éstos, quizá, no les faltará dinero que
decir lo que prevén que gozarán con regula- gastar: faltará la capacidad productiva, que
ridad en el curso de la vida que les queda. Y si se dedica a las inversiones será insuficien-
también las necesidades a satisfacer con el c. te para los consumos.
deberían ser teorizadas viéndolas en la evo- En conclusión, los varios modelos que gra-
lución de la vida familiar, según la más o dualmente se producen no se excluyen mutua-
menos inminente llegada de los hijos, de las mente: son más complementarios que alter-
promociones en la carrera, de la jubilación, nativos. Algunos se adaptan más a ciertas
etc. (life-cycle hypothesis). Son desarrollos que peculiaridades de la economía, otros resultan
han “humanizado” la explicación del c., por más convenientes en distintas condiciones
obra de numerosos economistas contemporá- históricas. Sin embargo, sólo una síntesis lo
neos, entre ellos M. Friedman, A. Ando, R. más vasta posible, al parecer, conseguiría
Brumberg, F. Modigliani. enriquecer de veras nuestra visión de la rea-
Como quiera que sea, en el nivel elemen- lidad e impedirnos confundir anomalías pasa-
tal o en un nivel más alto, Subsisterenlos jeras con características permanentes.

1V. SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR. La oscilación de


la actitud mental hacia el c. por parte de los
S economistas se refleja en la sucesión de teo-
gún las fluctuaciones del ingreso;amientras rías, que ora se preocupan casi únicamente
«queenlosmodelosno keynesianos sedamés ) del subconsumo, ora casi sólo del sobrecon-
@importancia al antagonismo por el que,al, sumo, como si se tratara de males crónicos
Cparejo del ingreso, todo crecimiento del . e inevitables. Algunos quisieron primero pen-
sar en el subconsumo como defecto fijo del
(wiceversa.'Los modelos keynesianos no sólo capitalismo: y era algo más que un pesimis-
adoptan una óptica más genuinamente diná- mo decimonónico, más o menos marcado, en
mica, sino que además evocan el particular K. Marx, puesto que cien años después, en ple-
_ momento histórico en que empezaron a nacer, no siglo xx, en la época de Keynes, resurgía
o sea los años de la gran crisis económica ini- el mismo temor. A continuación, sin embar-
ciada en 1929. No había entonces penuria de go, se pasaba al exceso opuesto, deplorando
capacidad productiva, que más bien resulta- el consumismo,ies decir, el sobreconsumo: en
ba sobreabundante, al punto de que justamen- verdad, con una entonáción a menudo más
te su extendido desempleo causaba preocu- % moralista que económica.
pación: era por lo tanto fácil, con tal de saber
suscitar las demandas efectivas, aumentar en
paralelamente la producción de bienes de c. detrimento no sólo de las inversiones, sino
y de bienes de inversión. Y las teorías keyne- también de los c. públicos. Era en el fondo
sianas subrayaban que nuevas demandas pri- una crítica de la economía de mercado, que
* CONSUMO
C 127

, , también por estar sus-


tracton). ienes de c. privados serían arti- !ralldº a los estímulos de la competencia. Cabe
e ente diferencia . Incluso temer que al sobre a la admi-
:;:'gíg] encarecidos S:Í. :‘l-‘lllphcadgs N nistración Públcilca de ínnumcei:';%;;s tareas, se
demás inútiles de la calidad, re%?::?;os(;; SIE lerrlr_úne por verlas todas sin realizar o mal
duración, etc. Por el contrario, los bienes ;j;lzadas, mientras que es posible que si
públicos o colectivos, que están fuera del mer. o
cado, serían descuidados, no se producirían

en un dSltf'C“e
Efl 'Cantldad deterioro““;yde lsu aua
i se tradu.N —' aaunque a veces los economistas se
cine falta de buenos servicios
por . calidad de laDe vida
sociales. ahí especializan en el tratamiento del p! primero. Es
; .
exigencia . de una “autoridad” inevivnabl; y deseable que una parte de los c.
la pretendida
ue restablezca el equilibrio i sea decidida por los políticos, los cuales pre-
3 . públicos a Entrec. privados — sumiblemente conocen ciertas necesidades
especiales de los ciudadanos particulares
mejor de lo que pueden conocerlas los pro-
ios ciudadanos. Con todo, no es lícito olvi-
dar que existen amplios sectores en que nadie
más que el interesado directo sabe qué cosa
La vid — está bien para él y qué cosa está mal.’Y no
Colectivismo: La vida social Siempre es una — sólo eso: en ocasiones hay que reconocerle a
mezcla d.e lo uno y lo otro, pero cada tanto cada quien el derecho de equivocarse por
hay alguien qued quiere ] modificar
, la mezcla
e cuenta propia, que además es la exigencia de
en pro de uno de los .dos ingredientes. Esinne- — la responsabilidad individual, fundamento de
g
gable que, con el mejoramiento
> general de los la moral.
ingresos, los c. privados se han extendido La economia de mercado no se recomien-
mucho en lo superfluo yavecesenelmal gus- da sélo, ni siquiera principalmente, por su efi-
to, en el desperdicio. Con todo, dejando de — ciencia.La llamada soberanía del consumidor
lado el caso de las publicidades S fraudulentas es el poder de éste de encaminar la produc-
que desde luego deben ser castigadas e impe- — ción de los bienes de c. hacia sus propios gus-
didas, es una cuestión
. delicada
- la de interfe- tos. Por el contrario, en una economía plani-
.
rir en las elecciones
s " familiares para encami- ficada el consumidor a menudo está obliga-
narlas en direcciones que espontáneamente doa elegir exclusivamente dentro de una pro-
no habrían tomado. El régimen democrático ducción que responde a los gustos políticos
no tolera injerencias públicas más allá de — del planificador. Se ha puesto en duda la sobe-
cierto grado: admite la educación de los ciu- — ranía del consumidor en el capitalismo indus-
dadanos, no admite la coacción en gran esca-7. trial, donde grandes empresas imponen sus
la en materia de consumos. Los bienes de c. - productos con campañas publicitarias masi-
no poseen un mero valor material: son ade- — vas, y donde además la creación de nuevos
más el sostén de la libertad individual y el — productos es debida casi siempre a la inicia-
medio de actualizar la propia concepción de — tiva de los productores,/Efectivamente, el con-
la vida. Por otra parte, como se dijo en la sec- — sumidor no podía pedir la televisión antes de
ción 1, en las modernas democracias occiden- — que alguien la inventase. Pero lo importante es
tales los c. públicos aumentan desde hace — que los nuevos productos sean sometidos al
varias décadas mucho más que el ingreso y —cedazo del consumidor, quien los aceptao los
los c. privados,Si tantos servicios socialesson — rechaza según su juicio. Si no fuese así, las
insatisfactorios por su calidad, la causa prin- — empresas no gastarian tanto dinero en las
cipal no parece atribuible a la penuria de los — investigaciones de mercado, que apuntan jus-
medios que fluyen hacia la administración — tamente a conocer la orientación del consu-
pública que debe producir esos servicios; más — midor antes del lanzamiento de nuevos pro-
bien parece pertenecer a la naturaleza mis- — ductos.

Escaneado con camscamer


128 CONTABILIDAD

para defender mejor sus intereses.‘El'conjun.’


desprevenido;
por lo que se plantea el proble-
ma de la educación y protección de las fami-
lias contra los abusos comerciales.(En'ctian-
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mer's choice”, en Reviewof Economic Studies, febrero de 1936;
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nacen por efecto publicitario (aparte de la di lungo periodo”, en L'Industria, núm. 1, 1958; J. E. Duesen-
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información que el anuncio lleva consigo);
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pero ese deseo será encaminado hacia un pro- Blackwell, Consumer behavior, Nueva York, 1973; M. Friedman,
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ésta es en gran parte autodestructiva y com-
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porta un desperdicio de recursos, que por lo Statistica, Indagini sui consumi delle famiglie italiane, Roma,
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E. Slutsky, “Sulla teoria del bilancio del consumatore”, en Gior-
Por último,;$ólo parcialmente se puede
nale degli Economisti, julio de 1905; G. J. Stigler, Essays in the
admitir la tesis de quienes sostienen que es history of economics, Chicago, 1965; “Marketing, produzione e
absurdo calcular según las utilidades indivi- tecniche commerciali”, en V. Sulpasso (comp.), Enciclopedia pra.
duales de los consumidores, cuando tales uti- tica di management, Milán, 1979; B. Trezza (comp.), Teoria eco-
nomica del consumo, Milán, 1971; S. Vinci, “Consumi e distri-
lidades son artificiosas, dependientes del par- buzione del reddito”, en L'Industria, núm. 1, 1971; S. Vinci, “Con-
ticular sistema económico en vigor, bajo la sumi, risparmio e reddito in Italia”, en Studi di statistica ed eco-
influencia de hábitos de vida manipulados nomia in onore di Libero Lenti, Milán, 1979.

por la política y por los choques de clase. Con-


sideran éstos que el verdadero problema del
c. consiste en transformar el sistema econó-
mico y político hasta que las utilidades sean
las “justas”, cualidada menudo asociada con
la ausencia de egoísmo: cambiando el siste-
ma, por lo tanto, cambiaría incluso la natu-
raleza humana, que se purgaría de sus vicios
o por lo menos se haría más dispuesta a acep-
tar los valores sociales, comunitarios. No hay
duda, como observó T. Veblen,

una socie derada


ría que
o sin ella, no puede gn
injusta, con razón
el tremen lo
modo alguno satisfacer. Queda 1a
ma convincente
problema de definir en for
car que produzca
“sociedad justa” y de verifi
efectos que se le
realmente los admirables
atribuyen/Má1 s modestame
n te, será conve-
de defensa de los
niente limitarse a una obra pueden
os de que
consumidores de los abus
la educación en el c.
N ser víctimas, mediante
T4
iluminado y el control también público _de la
el capl'tahsmo
calidad de los productosf En nto de
avanzado no es raro asís?ir al surgimie
, que se unen
asociaciones de consumidores

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