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Repercusiones generadas por la construcción de la

represa Itaipu en el Paraguay

Repercusión social

La Ley 752/1979 estableció la expropiación de 165.000 hectáreas de tierras en


Paraguay para la creación de la represa paraguayo brasilera. Con esta excusa,
Itaipú expulsó a las comunidades indígenas avá guaraní, pero no a sojeros y
ganaderos, la mayoría brasileros, quienes se quedaron en unas 50.000
hectáreas de las tierras que deberían haber sido parte de la franja de bosques.
sexta y última entrega sobre las ilegalidades, irregularidades y desigualdades
en el manejo de tierras públicas en Paraguay y Brasil.

Los desterrados de Itaipu

La creación de Itaipú, llevada adelante por las dictaduras militares de Paraguay


y Brasil en los años setenta, exigió la expropiación de tierras alrededor del
limítrofe río Paraná, con el fin de indemnizar a los propietarios que se verían
afectados por la crecida del río, así como establecer un filtro de bosques para
proteger las aguas del embalse de la erosión y los agroquímicos.

Cristóbal Martínez, de la comunidad indígena avá guaraní Sauce, era un niño


cuando, a principio de los años 80, en camiones de carga vinieron a buscarlo
por la noche y se lo llevaron con los miembros de su comunidad lejos de su
tierra y su sagrado río Paraná, diciéndoles que sus casas se inundarían por la
crecida del embalse. Pero su tierra no se inundó, sino que se convirtió en un
inmenso cultivo de soja.
Lo mismo relata Onofre Pereira, de la comunidad Kiritó, indignado por el trato
injusto que recibieron entonces y hasta ahora, por el abandono en el que se
encuentran, y por ver su territorio ancestral vuelto un sojal de propietarios
brasileros en territorio paraguayo.

Los estudios antropológicos señalan que fueron unas 38 comunidades las


desterradas por la Itaipú Binacional en el lado paraguayo sin indemnización y
en condiciones precarias, al igual que los avá guaraní del lado brasilero.

En total, 60 mil indígenas fueron afectados, según estudios de la Pontificia


Universidad Católica de Paraná (Brasil) que retrata el sufrimiento padecido
por los nativos, víctimas de las dictaduras militares de Alfredo Stroessner en
Paraguay y de Emilio Garrastazú Médici en Brasil.

Los informes de la Comisión Nacional de la Verdad (CNV) de Brasil y el


Informe de la Comisión de Verdad y Justicia (CVJ) de Paraguay también
detallan el violento despojo sufrido por los avá paranaénses, las violaciones e
irregularidades cometidas.

Hay notas del Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) solicitando a la Itaipú, en
los años 80, hacerse responsable de los indígenas, como lo indicaban las
propias recomendaciones de las “Investigaciones históricas, sociológicas y
arqueológicas del Área de Itaipú en el lado paraguayo.

El antropólogo Bartomeu Meliá, miembro del equipo que realizó los estudios
iniciales, y también los estudios profundos de la antropóloga Mariblanca Barón
publicados más recientemente, señalan la deuda histórica de la empresa
hidroeléctrica con los indígenas.
Estos estudios no son reconocidos aún por Itaipú, que ocultó de su historia la
discriminación y destierro que cometió contra los nativos de la zona, para
posteriormente realizar negociados con empresarios, la mayoría extranjeros,
quienes se instalaron con sojales, ganado, clubes privados y puertos
clandestinos que utilizan las aguas fronterizas para el tráfico ilícito, según se
descubrió en la investigación periodística realizada por el diario Ultima Hora.

Respuesta de Itaipu

Luego de mucha insistencia, el equipo de investigación de UH se logró obtener


algunas respuestas de la Itaipú sobre la situación de la Poligonal Envolvente y
las áreas protegidas, así como de los reclamos de los indígenas Avá Guaraní
respecto a su antiguo territorio.

Los abogados de la binacional, Hugo Enrique Cañiza y Óscar Bogado, señalan


que no reconocen las investigaciones antropológicas respecto a los nativos
hasta que el Instituto Paraguayo del Indígena (INDI) oficialmente lo haga,
además de indicar que la permanencia de los mismos en las zonas protegidas
es de imposible cumplimiento, considerando el estatus legal de estas áreas.

Indicaron que los indígenas fueron reubicados correctamente cuando la


hidroeléctrica fue construida, según sus documentos, pero luego admitieron
que era una época donde las dictaduras militares no respetaban los Derechos
Humanos, por lo que probablemente hayan sido víctimas de abusos.

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Repercusiones ilícitas

A partir de la historia de despojo territorial que padecieron en los años ochenta,


se descubrió que las tierras expropiadas por la represa paraguayo brasilera
esconden una red de negocios ilícitos como el contrabando de cigarrillos,
drogas, armas, rollos de madera, electrónicos, entre otros rubros.

El trabajo periodístico encontró que dentro de la Franja de Protección de la


gigante empresa binacional se esconden puertos clandestinos montados por el
crimen organizado, tanto en la costa paraguaya como la brasilera. Esta área
protegida de bosques tiene unos 1.524 kilómetros de largo, desde el distrito de
Hernandarias hasta Saltos del Guairá en Paraguay, y desde Foz de Iguazú
hasta Guaira en Brasil.

Además de esta gigantesca red mafiosa que se oculta en los montes, existen
otros negocios irregulares apañados por la corrupción en la administración de
la binacional, como lo son los clubes privados que utilizan, violando la ley, parte
de la Franja de Protección de Itaipú, también llamada Poligonal Envolvente.

Las tierras de la binacional también fueron objeto de invasión de cientos de


agroproductores, la mayoría de nacionalidad brasilera, así como también
políticos paraguayos, que deforestaron los bosques para convertirlos en
extensos cultivos de soja o pastura para ganado.
La Ley 752 del 20 de julio de 1979, que ordenó la expropiación de tierras en
Paraguay para establecer la Franja de Protección de Itaipú, señala en su
artículo séptimo: “Los bosques y las demás formas de vegetación natural
existentes en el área delimitada y comprendida entre la cota 225 y la línea
poligonal envolvente, serán de conservación permanente”.

La investigación llevada a cabo por el diario paraguayo Ultima Hora, con el


apoyo de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación del ICFJ en alianza
con Connectas, descubrió todo un esquema de negociados, mafia y descontrol
en el manejo de las tierras públicas de la hidroeléctrica paraguayo brasilera,
desde la era de la dictadura militar stronista en los años 70 hasta nuestros días.

Anteriores operativos de la Senad y la Fiscalía ya capturaron cargamentos de


drogas en esta zona perteneciente a la Itaipú, pero los mismos, al igual que los
representantes de la empresa binacional, reconocen que la enorme extensión
del terreno hace imposible el control. Esto también fue reconocido por el
ministro de Defensa, Bernardino Soto Estigarribia.

Otra situación irregular en las tierras de Itaipú es la presencia de clubes


privados y condominios de lujo, que lograron instalarse dentro de dicha franja,
violando lo establecido por la ley 752/79, que en su artículo séptimo señala la
obligación de conservación de los bosques de esta zona.

Existen casos particulares de estos clubes, donde el más alevoso se da con el


Club Náutico Hernandarias, ubicado completamente dentro de la Poligonal
Envolvente de Itaipú sin contar con ninguna autorización escrita desde hace
más de veinte años.
Los propietarios de las enormes extensiones de campo de soja y pasturas de
ganado que rodean a toda la Franja de Protección de Itaipú, la mayoría de ellos
brasileros, también han protagonizado ocupaciones ilegales y deforestación a
las tierras de la binacional.

La larga lista de estos agroempresarios que fueron denunciados por destruir


las áreas protegidas de Itaipú será expuesta más adelante. Los vergonzosos
procesos judiciales han garantizado impunidad para estos invasores de
guantes blancos.

Un caso particular emblemático es el protagonizado por la empresa Agrícola


Ysyry, perteneciente a los ciudadanos brasileros Francisco Sampaio Pagano
y Luis Prandini, que ocupa un total de 200 hectáreas con cultivos de soja a la
binacional.

Los sembrados de soja, la instalación de puertos clandestinos y clubes


privados de lujo en tierras que por ley deberían ser bosques de Itaipú, son una
constante en los 1.524 kilómetros de la zona de influencia de la hidroeléctrica
binacional, cuya área total conforman 234.619 hectáreas.

Esto implica un atentado a la soberanía, al medioambiente y a la seguridad


energética de los dos países, ya que los montes protegen de la erosión y
contaminación a las aguas del Paraná y a la vida útil de la hidroeléctrica, según
explican técnicos hidroeléctricos e ingenieros como Victorio Oxilia y Ricardo
Canese, y lo reconocen los propios abogados de la binacional.
Esta es una historia con varios capítulos que comenzó en los años 70, durante
la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay y de Emilio Garrastazú Médici
en Brasil, y siguió a lo largo de los siguientes gobiernos del Partido Colorado,
quienes negociaron las tierras contra la ley y dejaron que se instalaran
negocios ilícitos.

El regreso al Tekoha

Casi 40 años después de haber sido desterrado, Cristóbal volvió a ocupar parte
de sus tierras ancestrales, su antiguo tekoha, en la Reserva Limoy de la Itaipú
binacional, ubicada en el distrito de San Alberto, Alto Paraná.

Allí resiste desde el 2016 con su familia y miembros de su comunidad, pero


rodeado de contrabandistas, narcotraficantes y sojeros violentos que los
amenazan, al igual que los propios guarda parques de Itaipú.

Las amenazas no son gratuitas, ya que en el lugar donde se instalaron


funcionaba antes un embarcadero para contrabandear, e incluso para el
ingreso de cazadores furtivos al interior de la reserva de Itaipú.

Apenas a 22 kilómetros de donde se encuentran los miembros de la comunidad


Sauce, está la comunidad Tacuaraí, famosa en Paraguay en los últimos
tiempos por los casos de asesinatos y secuestros de sus miembros por parte
de denominados “capangas”, asesinos al mando de sojeros brasileros que
buscan desplazar a los nativos de sus tierras, según denunciaron los indígenas
y grupos de apoyo de la sociedad civil.
La discriminación y persecución a los grupos indígenas no se da solamente
desde los grupos de productores brasileros en territorio paraguayo. La propia
hidroeléctrica binacional, además de no asumir su responsabilidad histórica,
prohíbe a los nativos el ingreso a sus tierras ancestrales y a su sagrado río
Paraná, antes utilizado para pesca y comercio.

Mientras la Itaipú niega su legítimo derecho a Cristóbal y todos los avá guaraní
paranaenses, quienes se organizaron y han presentado varias notas de
reclamo, emprendimientos privados, extensiones de soja y puertos
clandestinos para el tráfico ilícito utilizan la franja de la binacional sobre el
Paraná para lucrar a costillas de las tierras públicas.
Repercusiones políticas y legales

Entre las acciones que llevó adelante la Dirección Jurídica de Itaipú durante el
gobierno aliancista de Fernando Lugo en Paraguay (2008-2012), varios
clubes, puertos y emprendimientos privados, especialmente en el área 6 de
Hernandarias, fueron recuperados. Una buena parte de ellos estaba en manos
de políticos del Partido Colorado que explotaban ilícitamente las tierras de
Itaipú.

Uno de estos casos es el del ex diputado colorado de Alto Paraná Benito “Tito”
Abadíe Vinader, fallecido en 2010, quien explotaba ilegalmente un puerto a
metros de la usina hidroeléctrica. Abadíe Vinader era cercano al ex presidente
de la República Nicanor Duarte Frutos (actual titular de la Entidad Binacional
Yacyreta) y decía ser primo del también ex presidente Juan Carlos Wasmosy.

Otro caso tiene que ver con el ex gobernador colorado de Alto Paraná, Jotvino
Urunaga, quien también operaba ilegalmente un puerto clandestino en el área 6
de Hernandarias, a metros de la represa, en el lugar denominado Puerto La
Paz.

El mismo fue denunciado por Itaipú en 2009 junto al general retirado Abel Omar
Guerin y Saturnino Santos Acosta, y fueron imputados en 2011 por la fiscala de
Hernandarias, Zunilda Martínez, por el delito de “Intervenciones Peligrosas en
el Tráfico Aéreo, Naval y Ferroviario contra la seguridad de las personas”.
Se constató el uso del puerto citado y de una barcaza de aproximadamente 30
metros de longitud, ocho metros de ancho y con doble fondo y varias
planchuelas, que el 21 de julio de 2010 casi se estrella contra la represa por
fuertes vientos.

Respuesta de Itaipu

Los abogados de la Itaipú Binacional del lado paraguayo señalaron que la


nueva administración del director Alberto Alderete realizará una revisión de la
situación legal de los contratos de comodato para cesión de terrenos de Itaipú,
ya que la mayoría fueron otorgados por gobiernos anteriores bajo condiciones
que serían irregulares y hasta ilegales.

Existen informes técnicos de la binacional que negaron solicitudes de uso del


área prioritaria del embalse, pero según los abogados, la misma no tiene
protección jurídica.

“La propia costanera se está construyendo dentro del área prioritaria,


hay muchas instalaciones, pero como te digo, no tengo yo un retorno
o una información sobre qué evaluación se va a hacer al respecto y
cómo se van a definir esas cesiones, pero las zonas protegidas están
aguas arriba y se protege con otro nivel de rigor, porque tienen otro
estatus jurídico también”, indicó Oscar Bogado, abogado de la Dirección
Jurídica de Itaipú.
“Desde el año 2000 en adelante, muchas acciones se llevaron
adelante en esa zona vinculada a la Poligonal Envolvente, en donde
hubo incursiones ilegales y actividades productivas en situación
irregular. Esto motivó la presentación de acciones legales, inclusive

operativos… eso se está haciendo hasta ahora”, explicó Enrique Cañiza,


abogado del área Derecho Ambiental de Itaipú, reconociendo que muchas de
estas acciones no están teniendo éxito, pero resaltando que otras sí.

Al caos que reina sobre las tierras de Itaipú con puertos clandestinos, clubes
privados y condominios de lujo se suman otras invasiones que convirtieron los
bosques de protección de la hidroeléctrica Itaipú en inmensos campos de soja
o pasturas para ganado.
Repercusiones ambientales

Acciones legales de Itaipú iniciadas recién desde el 2005 lograron recuperar


más de 10 mil hectáreas, pero varias siguen enajenadas, como el caso de la
agroganadera Ysyry de propietarios brasileros que ocupan casi 200 hectáreas
de Itaipú con soja. Cuarta entrega de seis capítulos sobre las ilegalidades,
irregularidades y desigualdades en el manejo de tierras.

La franja de 1.524 kilómetros de bosques de protección de las aguas del


embalse de la hidroeléctrica paraguayo brasilera Itaipú es víctima hace años de
invasiones por parte de empresarios de la agroganadería, políticos y amigos
del poder. En entregas anteriores mostramos cómo estas áreas protegidas se
convirtieron en puertos clandestinos para el contrabando y narcotráfico, o
clubes y condominios privados de lujo, y en este capítulo develamos las tierras
que se convirtieron en sojales o pasturas para la ganadería.

En el lado paraguayo de Itaipú, se llevaron adelante casi 200 procesos


judiciales, la mayoría durante el gobierno aliancista de Fernando Lugo, pero
los mismos terminaron estancados, blanqueando a los invasores o en
condenas ridículas como donar cartuchos de impresora al Juzgado o cubiertas
al Ministerio Público.
La investigación de UH, con el apoyo de la Iniciativa para el Periodismo de
Investigación del ICFJ en alianza con Connectas, descubrió cómo políticos
paraguayos y empresarios brasileros del agronegocio son protagonistas de
cientas de invasiones a las tierras de la represa binacional Itaipú y varios
continúan invadiendo la poligonal envolvente, destinada por ley a ser bosques
de protección de las aguas contra la erosión y la contaminación.

Sojeros Brasileros

Los intentos de recuperación de las tierras de Itaipú durante el gobierno


aliancista tuvieron una fuerte resistencia de parte de varios de los ocupantes,
que dieron pelea tanto en el terreno físico como en el judicial, entre ellos
poderosos empresarios brasileros del rubro agroganadero.

Una de las empresas demandas fue la Agroganadera Ysyry SRL, de los


brasileros Francisco de Asís Sampaio Pagano y Luis Prandini. La denuncia
contra los brasileros fue por la invasión de un total de 198 hectáreas la zona
conocida como Gasory, distrito de Salto del Guairá, departamento de
Canindeyú.

Utilizando guardias y vallado, durante dos meses no permitieron el ingreso de


los funcionarios judiciales y de la Itaipú para delimitar el área. Los trabajos de
mensura y amojonamiento fueron tan resistidos que en enero de 2011 fue
baleado el campamento de trabajo de topógrafos de Itaipú sin arrojar heridos
pero logrando el objetivo de retiro de los funcionarios.
Finalmente, la comitiva rompió los candados de la agroganadera el 15 de
marzo del 2011, a través de la orden del juez Libio Valdez, atendiendo a la
orden de mensura y amojonamiento emanada del Juzgado en lo Civil del
Décimo Turno de la Capital, a cargo de Mirtha Ozuna de Cazal, y del Juzgado
del Sexto Turno, a cargo de Hugo Morán.

Según el reporte, el agente fiscal Federico Torres Tavarelli se hizo presente


misteriosamente en el procedimiento y su conducta fue juzgada de contraria a
los intereses de Itaipú y a favor de los extranjeros en todo momento. Rubén
López e Isabelino Silvero, abogados de Itaipu, señalaron que el agente se
manifestaba más como abogado de los brasileños que como fiscal, y
anunciaron que lo denunciarían ante el Jurado de Enjuiciamiento de
Magistrados (JEM).

La mensura permitió que Itaipú recuperara, en teoría, las 200 hectáreas en


poder de los brasileros. En marzo del 2011, el Juzgado Penal de Atención
Permanente, a cargo de Tadeo Fernández, dictó la Sentencia Definitiva Nº 14
que rechazó el amparo de la empresa que pretendía retener las tierras. Pero en
los mapas satelitales se ve que los campos siguen siendo explotados por la
empresa con cultivos mecanizados hasta la fecha.

La Comisión Interinstitucional de la Zona de Seguridad Fronteriza registró en el


departamento de Canindeyú 2.189 propietarios brasileros que poseen 306.952
hectáreas (50% de la franja fronteriza). En el departamento de Alto Paraná,
1.612 brasileros ocupan 140.060 hectáreas (35% de la franja fronteriza).
La ley de Seguridad Fronteriza prohíbe que oriundos de los países limítrofes
ocupen la zona de seguridad fronteriza, que consiste en la franja de 50
kilómetros adyacentes a las líneas de frontera terrestre y fluvial dentro del
territorio nacional. Pero los colonos brasileros compraron las tierras durante la
época de Alfredo Stroessner (1954-1989), antes de la vigencia de la ley.

Partido político involucrado

Los puertos ilícitos que se ubicaron a metros de la usina hidroeléctrica de Itaipú


fueron permitidos durante el gobierno colorado de Juan Carlos Wasmosy,
quien cedió parte de las tierras de Itaipú a políticos de este mismo partido,
como el ex diputado colorado de Alto Paraná Benito “Tito” Abadíe Vinader o
el ex gobernador colorado de Alto Paraná Jotvino Urunaga, entre otros.

Contaban con contratos de comodato para utilizar la propiedad de la binacional


ubicadas dentro del Área Prioritaria. Estas fueron recuperadas en el año 2008 a
partir del proceso de no renovación de sus contratos.

Andrés Retamozo, otro ex diputado colorado por Alto Paraná, también ocupó
más de 1.000 hectáreas a la Itaipú, en la zona hoy recuperada y convertida en
el Refugio Biológico Yvytyrokai, según detalló el ex director de Patrimonio de la
Itaipú Rodolfo Giménez Abraham, autor de los libros “República de Itaipú” e
“Itaipú y Yacyretá: El botín de los jerarcas”.

Relató que Retamozo era colindante a la franja de protección de Itaipú y


aprovechó la situación para extender las tierras de su estancia dentro de la
poligonal envolvente. Cuando en 2007 se presentaron los abogados de Itaipú
con la Fiscalía a reclamar la recuperación de las tierras, en principio presentó
abogados, pero finalmente entregó las tierras sin oposición.
Impunidad para evadir

La debilidad de los controles de Itaipú y otras autoridades se suma a la


debilidad de la legislación y la aplicación de la misma en cuanto a los delitos
ambientales cometidos en esta zona de reserva, ya que no existe uno solo de
los casi 150 casos penales donde se haya condenado a prisión o al menos una
multa ejemplar a los invasores y deforestadores, la mayoría de ellos colonos
brasileros, quienes fueron beneficiados con “criterios de oportunidad” o con la
propia negligencia del Ministerio Público.

Un ejemplo de esto es el dado con el ciudadano brasilero Doacir Bianchet,


quien pese a haber invadido y deforestado unas seis hectáreas de tierras de
reserva de Itaipú y construido una enorme balsa para contrabando, la Fiscalía
desestimó su causa, por lo que la binacional tuvo que presentar otra acción
para obligar a los fiscales ambientales Gustavo Sosa y Ricardo Merlo a
investigar.

“El fiscal Gustavo Sosa no asumió ninguna imputación, y en varias


ocasiones los funcionarios del Ministerio Público informaron que no
se ubica la carpeta ante el requerimiento de los abogados de
la Itaipu”, cuestionó la binacional sobre otra causa que arrastra Bianchet,
también por invasión.
Bianchet cuenta con más de 2.000 hectáreas en la zona, que comparte con su
familia y con el rey de la soja Tranquilo Favero, además de 4.000 hectáreas
de tierras del Instituto de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) en el Chaco
adquiridas de forma irregular, según investigaciones.

Otro caso involucra a los brasileros Renivo e Ireneo Demari, quienes


deforestaron unas 100 hectáreas en la zona de Pikyry, Santa Fe del Paraná,
para agricultura y ganadería, y fueron beneficiados con criterios de oportunidad
con el compromiso de reforestar y guardar buena conducta.

La lista de brasileros deforestadores sigue con Ricieri Thieme, quien en


agosto del 2011 fue sorprendido con ocho hornos en la zona de la Reserva
Karapa que utilizaba para convertir en carbón árboles nativos de la reserva, y
fue beneficiado por el juez Samuel Silvero con la suspensión condicional del
proceso a cambio de reforestar el área degradada en su momento y donar
alimentos no perecederos por valor de G. 150.000 mensuales a una guardería
de la zona.

Otra condena ridícula fue la recibida por Carlinho Moreira do Prado,


denunciado por invadir y deforestar unas cinco hectáreas de las tierras de
Itaipú. El Ministerio Público requirió la extinción de la acción penal luego de que
el Juzgado otorgara la suspensión condicional a cambio de “reparar el daño
social” y donar cartuchos para impresora del Juzgado.
Otros brasileros que ocuparon tierras de Itaipú, deforestaron e instalaron
ganado u otro tipo de negocio, pero aún así fueron beneficiados con criterios de
oportunidad, en su mayoría por el juez Samuel Silvero, tras ser denunciados e
imputados por el fiscal José Zarza, son Jonathan Suarez, Sostenes Núñez,
Alois Pirtolls, Josias Alves de Souza, Rogerio Klaussman, entre otros.

Algunos de los brasileros imputados ni siquiera se presentaban a las


audiencias pese a ser reincidentes en el delito ambiental, como el caso de
Altamiro Alves, Roque Da Silveira y Orlando Parmilhonenn.

Argemiro Schreiber es otro brasilero denunciado en más de una ocasión por


ocupación y deforestación de las áreas protegidas de Itaipú. El 25 de agosto de
2009, la Sentencia Definitiva Nº 663 hizo lugar a la primera denuncia, y
emplazó al mismo a abandonar la franja de bosque de Itaipú de la zona de
Mbaracayu, pero una verificación del 21 de marzo del 2012 constató
nuevamente la “presencia de ganado vacuno y deforestación, desecación de
humedales y colmatación de nacientes, construcción de puentes para paso de
ganado, represamiento y formación de cárcavas, instalación de cimbras y
destrucción de reforestación por pisoteo de ganado y abrevadero de 43 metros
lineales”.
Clementino Riechziki es otro brasilero reincidente, fue imputado y condenado
en 2009 e intimado a abandonar un inmueble de 40 hectáreas perteneciente a
Itaipú, pero tras evadir condena, un año más tarde, ya estaba invadiendo otra
parcela de Itaipú de 10 hectáreas, por lo que se presentó otra denuncia ante
fiscal José Zarza Galeano y el caso volvió a caer en manos del juez Samuel
Silvero. En 2012, mediante la sentencia de la Sala Penal de la Corte, quedó
firme la sentencia que devolvió tierras a la binacional.

Partido político involucrado

Los puertos ilícitos que se ubicaron a metros de la usina hidroeléctrica de Itaipú


fueron permitidos durante el gobierno colorado de Juan Carlos Wasmosy, quien
cedió parte de las tierras de Itaipú a políticos de este mismo partido, como el ex
diputado colorado de Alto Paraná Benito “Tito” Abadíe Vinader o el ex
gobernador colorado de Alto Paraná Jotvino Urunaga, entre otros.

Contaban con contratos de comodato para utilizar la propiedad de la binacional


ubicadas dentro del Área Prioritaria. Estas fueron recuperadas en el año 2008 a
partir del proceso de no renovación de sus contratos.

Andrés Retamozo, otro ex diputado colorado por Alto Paraná, también ocupó
más de 1.000 hectáreas a la Itaipú, en la zona hoy recuperada y convertida en
el Refugio Biológico Yvytyrokai, según detalló el ex director de Patrimonio de la
Itaipú Rodolfo Giménez Abraham, autor de los libros “República de Itaipú” e
“Itaipú y Yacyretá: El botín de los jerarcas”.
Relató que Retamozo era colindante a la franja de protección de Itaipú y
aprovechó la situación para extender las tierras de su estancia dentro de la
poligonal envolvente. Cuando en 2007 se presentaron los abogados de Itaipú
con la Fiscalía a reclamar la recuperación de las tierras, en principio presentó
abogados, pero finalmente entregó las tierras sin oposición.

Respuesta de Itaipu

Los abogados del lado paraguayo de la Itaipú Binacional defendieron los


procesos judiciales y denuncias que vienen realizando desde 2005, pero
reconocieron que escapa a su competencia lo que sucede con los demás
órganos como el Ministerio Público y el Poder Judicial, destacando los pocos
casos que sí tuvieron éxito como uno de 2014 que logró una condena, aunque
con conmutación de pena.

“Hay muchísimas acciones legales que Itaipú ha instado y que no han


podido llegar al término que la entidad precisa para salvaguardar sus
activos, que son activos del Estado paraguayo, de hecho, la represa
tiene la mayor superficie mundial de áreas protegidas vinculadas a la
generación de energía sostenible. Entonces, la entidad justamente
tiene puesto su horizonte en estas estrategias, pero acordate de quien
negocia una suspensión condicional del proceso no es la Itaipú, por
eso empezó a participar como querellante en los procesos a los
efectos de poder condicionar inclusive esas decisiones, y en algunos
casos fue un éxito y en otros no”, indicó el abogado Hugo Enrique Cañiza.
Señaló además que manifestaron a las instituciones como el Ministerio del
Ambiente la preocupación por la levedad de los condenas previstas en la
legislación, y cómo estas no reparan el perjuicio causado.

“Como sabrás, la corriente de responsabilizar a la persona con


medidas para cumplir con el daño social causado, distinta al daño
causado, ha sido una constante. En términos comunes, se han
canjeado a veces hectáreas de deforestación por cubiertas para el
Ministerio Público, entonces, no siempre la decisión jurisdiccional fue
de la mano de la necesidad de vincular al daño causado”, indicó.

Por su parte, el abogado Óscar Bogado, también señaló la desidia de los


órganos de justicia para resguardar y reparar el daño ambiental que causan los
protagonistas de deforestación de los bosques de la hidroeléctrica.

“Y en estos casos la Itaipú otra vez asume la reparación, porque


somos los interesados. Entonces, el Ministerio Público, en vez de
pedir que el autor reforeste piden donación de cubiertas, tintas para
impresora pero no que se encargue de reparar el daño directo que
causaron, entonces, no hay una vinculación entre la sanción y el
daño”, dijo.
La deforestación se dio y da a lo largo de los 1.524 kilómetros de propiedad de
la binacional con ciudadanos brasileros y paraguayos, que ocuparon la franja
de protección y deforestaron gran parte de la misma. Tras el regreso del
Partido Colorado al poder con Horacio Cartes en el 2013, la nueva
administración de James Spalding en Itaipú inició el Programa “Itaipú Preserva”
para reforestar el área.

Itaipú pidió préstamo de USD 11,5 millones para una


reforestación que no completó

En 2014, el entonces director paraguayo de Itaipú James Spalding endeudó a


la represa para reforestar toda la franja de protección del embalse. Cinco años
después, la mayoría de estas zonas siguen deforestadas e invadidas por
agroempresarios y contrabandistas. Quinta entrega de seis capítulos sobre las
ilegalidades, irregularidades y desigualdades en el manejo de tierras públicas.

La hidroeléctrica paraguayo brasilera Itaipú fue un proyecto binacional de alto


impacto. Implicó una inversión de 36 mil millones de dólares y 13 años para su
construcción a fines de los 70. Su capacidad de producción de energía en
promedio es de 90 millones de megavatios-hora (MWh) por año, la mayor parte
consumida por el Brasil. Para hacerla, las dictaduras militares de Paraguay y
Brasil, en los años 70, expropiaron una zona de 1.524 kilómetros y corrieron a
unos 60.000 indígenas.
El Estado paraguayo ordenó expropiar por ley 165.000 hectáreas de tierras
para área de aprovechamiento, es decir, las zonas que se inundarían, y un
cordón natural de bosques para proteger las aguas del embalse de la represa
de los sedimentos y los agroquímicos. Donde no cabían los indígenas,
cupieron empresarios sojeros, políticos o amigos del poder con estancias,
clubes y puertos ilegales. La deforestación que provocaron en miles de
hectáreas pone en riesgo a la hidroeléctrica.

Las miles de hectáreas despojadas de árboles y especies autónomas


generaron un problema: el peligro del efecto de la sedimentación del río y sus
efectos negativos en la hidroeléctrica. En el año 2014, durante la presidencia
de Horacio Cartes en Paraguay, la administración de James Spalding decidió
impulsar una campaña de reforestación llamada “Itaipú Preserva”, para
reforestar 2.469 hectáreas.

Pese a contar con un presupuesto de USD 3.200 millones la binacional, para


reforestar sus tierras pidió un préstamo de 11,5 millones de dólares al Banco
Continental. El proyecto fue ejecutado por cuatro empresas vinculadas al
agronegocio, culminó en teoría, pero cientos de hectáreas siguen deforestadas
en la franja, mientras la deuda y sus intereses se siguen pagando.

Las áreas degradadas van desde Hernandarias hasta Salto del Guairá en el
lado paraguayo, y debían ser reforestadas por los propios agroempresarios
invasores que recibieron sentencias judiciales mínimas. Finalmente es la
hidroeléctrica la que vuelve a reforestar con dinero prestado y contratando a
empresas del agronegocio, quedando impunes los delitos ambientales de los
deforestadores.
La investigación de UH sobre el negociado de tierras y el destierro a indígenas
por parte de la hidroeléctrica binacional Itaipú, con el apoyo de la Iniciativa para
el Periodismo de Investigación del ICFJ en alianza con Connectas, monitoreó la
Poligonal Envolvente de itaipú y halló una gran cantidad de áreas que siguen
deforestadas y ponen en peligro la vida útil de la represa. En esta quinta
entrega de siete capítulos, se muestra cómo la administración de Spalding
endeudó para no solucionar el problema.

El préstamo

El 3 de noviembre de 2014, el entonces director paraguayo de la Itaipú


Binacional James Spalding logró que el Consejo de Administración aprobara
una línea de crédito de USD 11.500.000 para el proyecto “Itaipú Preserva-
Franja de Protección para generaciones futuras”. La deuda sería pagada con
recursos de ambas márgenes, en partes iguales.

El proyecto contemplaba trabajos en 2.060 hectáreas de restauración y 409


hectáreas de manejo de áreas reforestadas en la margen derecha (Paraguay),
en un plazo de ejecución de 36 meses. El préstamo fue gestionado a través del
Banco Continental, propietario de miles de hectáreas en la zona, y cedió los
millones a un plazo de 72 meses.

Uno de los accionistas del banco es el diputado colorado cartista Walter


Harms, y en este banco también gestionó dinero el empresario brasilero
Darío Messer, acusado de lavado de dinero en Brasil, y considerado “hermano
del alma” por el presidente de la República hasta agosto del año pasado,
Horacio Cartes.
Según los detalles publicados, el contrato de préstamo con el Banco
Continental, aprobado por Resolución del Directorio Ejecutivo 272 del 9 de
octubre de 2014, contemplaba un período de gracia hasta el 30 de noviembre
de 2016; pero con intereses mensuales con una tasa del 6%, que comenzaron
a correr desde el 30 de enero de 2015.

La fiscalización de los trabajos fue contratado a través de un convenio con


la fundación Arandurã, cuyo presidente es el decano de Veterinaria de la
Universidad Nacional de Canindeyú (UNC), Aristides Britos Cano, también
vicepresidente segundo de la Asociación Rural del Paraguay – Regional
Canindeyú, según el anuncio de Itaipú.

El entonces director de Coordinación de Itaipú, Pedro Domaniczky, festejó la


operación como si ya se hubiera completado diciendo: “Nos constituimos en
una de las primeras presas a nivel mundial con el 100 por ciento de la franja de
protección preservada. Todo esto con especies nativas y con componentes del
orden frutal, constituyendo así un corredor biológico en 1.524 kilómetros”.

La ejecución

A casi cinco años del inicio del proyecto, la Itaipú sigue endeudada y con una
gran parte de las áreas aún deforestadas, según el análisis comparativo por
año que realizó el equipo de investigación de ÚH, mediante el monitoreo
realizado a través de las imágenes satelitales (ver infografía). También siguen
las invasiones, el contrabando y narcotráfico operando en esta región.
Ante una consulta de UH, la dirección de Itaipú informó que hubo
modificaciones en las adjudicaciones, los plazos y que, según lo planificado,
deberían estar concluyendo la reforestación a en el primer semestre de 2019.
Sin embargo, eso no se ve.

Los datos actuales proveídos por la Itaipú Binacional señalan que los trabajos
finalmente quedaron en manos de otras empresas, y la única que siguió fue
Agra Forest SA (lote 2: Nueva Esperanza, San Alberto, Mbaracayú).

El lote 1 quedó a cargo de la firma Triple A, responsable de reforestar áreas de


Hernandarias, Santa Fe del Paraná y Mbaracayú. El lote 3 fue adjudicado a H
& H Consultores SRL, para reforestar áreas de Salto del Guairá; y finalmente el
lote 4 fue para New Land SRL, que abarcó zonas de Hernandarias, Santa Fé
del Paraná y Hernandarias.

Los datos nuevos también dicen que la duración del proyecto se extendió a 54
meses (cuatro años y medio), contados desde octubre del 2014, por lo que
debería estar culminando. Pero el proyecto está lejos de cumplir su meta de
reforestar el 100% de las áreas degradadas de la Poligonal Envolvente de
Itaipú.

La “Memoria Anual 2017” de Itaipú, el informe que presenta datos sobre


producción de energía medio ambiente entre otros en la región, señala que se
reforestaron en total 2.560 hectáreas. Sin embargo, esto no se ve en la
realidad. A finales del 2018, los datos brindados por los ingenieros forestales
de Itaipú Haroldo Silva y Jimmy Melgarejo indican que hasta el año pasado se
plantaron más de 2.800.000 árboles frutales y forestales nativos distribuidas en
220 parcelas en la zona de protección del embalse de Itaipú en el lado
paraguayo.
Irregularidades

El análisis comparativo realizado a través del mapeo satelital y sus imágenes


históricas revelan la situación de las tierras que se buscan reforestar. El lote 1,
adjudicado a la empresa Triple A, cuenta con un total de 52 puntos de
reforestación en los distritos de Hernandarias, Santa Fe del Paraná y
Mbaracayú.

El comparativo de las imágenes en estos puntos del 2014, año en que se dio
inicio al proyecto, con las imágenes más actuales, muestran que en ninguno de
los 52 puntos se registra una reforestación completa. En algunos casos llega al
50% o 70%, en otros menos del 30%, y en otros no se percibe variación alguna
del punto que debía ser reforestado.

En el lote 2, adjudicado a la empresa Agra Forest SA, el total de puntos a


deforestar fue de 50, ubicados en los distritos de Mbaracayú, San Alberto,
Minga Porá y Nueva Esperanza. El trabajo de esta empresa se ve mucho mejor
en los primeros puntos, donde se observan reforestaciones de cerca del 90%
en varios casos, pero también existen puntos con bajo porcentaje reforestado y
hasta puntos sin reforestación alguna.

Un hecho llamativo es un punto ubicado en el distrito de Mbaracayú, donde


vimos que una deforestación de más de 5 hectáreas cometida en el año 2017,
tres años después de iniciarse el proyecto “Itaipú Preserva”, y cuyo colindante
es la empresa Daken SA.
Otros puntos que llaman la atención son las de la zona de Puerto Indio, los
cuales se ven que no han sido reforestados y que en las mismas hay
ocupaciones vigentes con cultivos mecanizados, lo mismo en la propia Reserva
Limoy de Itaipú. También hay un par de puntos donde los montes no han sido
talados pero figuran como áreas a reforestar.

En cuanto al lote 3, a cargo de la empresa H&H Consultores SRL, a quién tocó


reforestar unos 64 puntos de los distritos de Nueva Esperanza y Saltos del
Guairá, en el departamento de Canindeyú. En base a la observación registrada
en el mapeo satelital, se ve que esta empresa cumplió una buena parte de los
puntos que debía reforestar.

Sin embargo, también se observan algunos puntos incompletos o sin reforestar


aún, así como también algunos que fueron parte de un proceso de
reforestación previo a la adjudicación a la empresa. Varios de estos casos se
concentran en la zona de Salto del Guairá, parte de la microcuenca del río
Piratiy (uno de los afluentes del río Paraná) que también fue objeto de
reforestación por parte del programa Carapa Ypoti, llevado adelante en el año
2010.

Entre los diversos puntos reforestados en esta microcuenca, llaman la atención


aquellos vinculados a posibles puertos clandestinos. Un caso particular es de
un punto ya trabajado por el proyecto Carapa Ypoti, que identificó como invasor
a una persona de nombre Carlos Alfonso, y cuya reforestación actual no afectó
una parte de su invasión que tiene características de puerto clandestino.

El último lote, el cuarto, estuvo a cargo de la empresa New Land SRL, quien
fue la encargada de reforestar unos 43 puntos ubicados en los distritos de
Hernandarias, Santa Fe del Paraná, Mbaracayú, San Alberto y Minga Porá. El
monitoreo satelital en estos puntos muestran también trabajos bastante
completados así como otros incompletos, y sin trabajar.

Tres de los puntos asignados a esta empresa coincide con los del lote 1, y
algunos puntos ubicados en el distrito de San Alberto se visualiza una mayor
deforestación y presencia de caminos abiertos por los sojeros de la zona. El
último punto asignado para reforestar es un área que había sido invadida por el
colindante Doacir Bianchet, quien fue objeto de varias denuncias por parte de
Itaipú, entre ellos un caso de montaje de puerto clandestino.

Millones de dólares son invertidos por la Itaipú para reforestar las áreas de su
franja de protección y otras reservas de la zona de Alto Paraná y Canindeyú,
sin que se vean grandes resultados. Mientras tanto, los indígenas que fueron
víctimas del destierro no reciben ningún tipo de ayuda, padecen el abandono
del Estado y la invasión del agronegocio en sus tierras.

Las políticas de Itaipú de privilegio a los agroganaderos y marginación a los


indígenas es parte de la propia historia de expropiación de tierras de la
binacional. Este proceso iniciado a fines de los años 70 y principios de los 80
también cuenta con graves irregularidades.
Repercusiones economicas

Los montos monetarios recibidos en este concepto de la Itaipú, fueron


contabilizándose desde 1.989, año que entra en servicio la primera unidad
generadora, y desde ese año al año 1.991 estos montos fueron creciendo
gradualmente por el efecto de la energía generada.

Royalties/compensaciones recibido por el Estado Paraguayo


(1989-2010)
Compensaciones financieras

En los 170 km de extensión, entre Foz do Iguaçu y Guaíra, la Reserva de Itaipú


se extiende por 16 municipios de Brasil, de los cuales 15 están en el estado
de Paraná y uno en el de Mato Grosso do Sul. Itaipú paga como compensación
a estos municipios, proporcionalmente al área de tierra inundada. También
reciben compensaciones los gobiernos de estos dos estados y diversos
órganos federales. En cuanto a Paraguay, la compensación la recibe
íntegramente el Estado.
Con base en la llamada «Ley de los Royalties», promulgada en 1991, Itaipú ha
pagado hasta hoy más de 3.776 millones de dólares en royalties, de los cuales
cerca de 75% fueron pagados en el estado de Paraná, (a partes iguales entre
el gobierno del Estado y los municipios).

El embalse de la represa inundó diversas propiedades de habitantes del


extremo oeste del estado brasileño de Paraná. Las indemnizaciones no fueron
suficientes para que los agricultores compraran tierras nuevas en el Brasil.
Siendo las tierras más económicas en el Paraguay, miles de ellos emigraron
para ese país, creando el fenómeno social conocido como "brasiguayos" –
brasileños con sus familias que residen en tierras paraguayas en la frontera
con el Brasil.

En lo que va del 2022, ITAIPU Binacional transfirió USD 178 millones al Estado
paraguayo, en el marco del cumplimiento de las obligaciones establecidas en el
Anexo C del Tratado. Los desembolsos corresponden a los conceptos de
royalties, cesión de energía y pagos a la Administración Nacional de
Electricidad (ANDE). De esta manera, la Entidad se encuentra al día con todos
sus compromisos financieros.

De enero a mayo del presente año, la Entidad remesó USD 82 millones por
royalties y USD 68 millones por cesión de energía al Tesoro Nacional. Por su
parte, la ANDE ingresó USD 28 millones por el resarcimiento de las cargas de
administración y supervisión; de acuerdo con el reporte de la Dirección
Financiera, Margen Derecha, de la Binacional.

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