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3°- CAPELLANÌA CARCELARIA

 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a
predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar
libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel... Isaías 61:1

 En las Cárceles.
En los centros penitenciarios debe tener sumo cuidado de observar las reglas que
gobiernan tanto a los internos como a los visitantes. Debe saber que la dirección de
penales de la Red Nacional de Pastores le va a pedir informes por escrito; acate las
disposiciones de cada penal, no se preste a las trampas de los internos de sacarle dinero
(renta) ni de ser mensajero de nadie. Siga las reglas-

En Latinoamérica las estadísticas revelan un alto porcentaje de personas que han


sido encerradas en prisiones por varios años y que, incluso, continúan
ingresando.

Muchas personas a temprana edad han sido prisioneras del abandono, pues el
dolor y los vicios les condujeron a hacer y ser víctimas de hechos delictivos.

Surge la pregunta, ¿qué estamos haciendo como Iglesia para reducir el


porcentaje de delincuencia, de reclusos y de prisioneros del pecado? La tarea de
la capellanía carcelaria es el medio que ha abierto puertas de libertad a personas
que han estado sin libertad por mucho tiempo ante la ley y la sociedad.

Referente a este tema de gran importancia e influencia acerca del trabajo


carcelario. Las necesidades que están presentes en las prisiones y que por años
han sido descuidadas, tanto por el Gobierno como también por parte de la Iglesia.
Hoy día, mediante la labor de la capellanía carcelaria se están produciendo
cambios visibles para los reclusos, como también para los exconvictos. Les
presentamos la conversación obtenida:

1-Existen muchos factores que llevan a una persona a estar privada de su libertad. ¿Cuál
es el problema de fondo que enfrentan aquellos en situación carcelaria?

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De por sí, las personas que están detenidas son personas con profundas necesidades.
Esto es, aparte de la pérdida de libertad, del problema económico, familiar, del propio
delito cometido del cual se le acusa, por lo general, vienen con problemas muy serios,
pero no hay que distraerse en ellos, pues son consecuencias de otros más graves.

El hombre comete el delito, quizás por situaciones sociales, familiares, económicas, etc.,
pero tampoco esa es la causante de su problema. Yendo más allá, nosotros
comprendemos y sabemos por experiencia, e incluso las Naciones Unidas, en su
declaración y en los acuerdos firmados en forma internacional, reconoce que el problema
es espiritual.

En el artículo 66 de Atención a los Reclusos habla de que en primer lugar se tendrá en


cuenta para la reintegración social de los detenidos, la asistencia espiritual. No habla de
lo sicológico, de lo siquiátrico, habla de asistencia espiritual. Por otro lado, el problema
número uno también es que solamente las personas que trabajan en el área espiritual lo
pueden arreglar.

La persona está lejos de Dios, en otras palabras, marginó a Dios, lo dejó a un lado; no
puso a Dios en el lugar que le corresponde, no le permitió que estuviera en el lugar que
Él quiere estar. Son todos sinónimos de un problema real que tienen las personas.

2- Conociendo que la raíz del problema es espiritual, ¿qué tipo de trabajo pastoral se
pueden realizar en las cárceles los pastores y capellanes?

Como pastores y como capellanes, la primera ayuda hacia donde tenemos que apuntar
es ahí, hacia lo espiritual. A veces podemos ir directamente a eso, porque la persona
viene y pide: “Estoy en crisis, qué me pasa”. O, a veces, primero tenemos que darle de
comer, solucionar un problema de remedios, judicial, familiar o de seguridad, para que se
abran puertas.

A veces tenemos que pasar semanas, meses, años, sin tocar el tema espiritual,
ganándonos la confianza. Como capellanes, no podemos perder la visión de que nuestra
participación en el trabajo intraprisional o intracarcelario es ayudar a que la persona
conozca a Dios, que se reconcilien con Él. Eso está envuelto en un montón de cosas que
también hay que tener en cuenta, no solamente la parte espiritual.

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3- ¿Cuáles son las mayores necesidades de los reclusos, que los líderes o pastores
deben tener en cuenta al acercarse a ellos?

a) La primera necesidad es la espiritual.

b) Necesidades básicas no satisfechas, es decir, ¿en qué contexto la persona está


detenida?, es en uno de mucha necesidad: de alimento, de salud, de higiene.

c) La parte cultural: las personas vienen con un nivel muy bajo de preparación cultural.
Eso hay que tener en cuenta.

d) La parte familiar: hay cosas que hay que arreglar, fortalecer, acompañar a la familia.

e) La parte de su bienestar personal: cómo la persona desarrolla su vida ahí adentro, con
higiene, con orden, con disciplina.

Lo que está en déficit todavía es el tema de alimentación y medicación. Estamos


tratando, con un alto costo, de lograr que el Estado atienda al detenido como la Ley dice.

El Estado tiene que hacer que la Ley se cumpla. Si la Ley se cumple, lo único que el
detenido pierde es su libertad. Porque todo lo demás tiene que darle el Estado, desde el
cepillo de dientes hasta las tres comidas por día que usted tiene en su casa, la ropa de
cama, hasta el pijama.

Porque si no, de victimario pasa a ser una víctima del sistema, después eso se traslada a
la familia, porque la familia pasa a ser víctima.

4- ¿Debe el pastor o el líder tener una capacitación especial en esa área?

Sí, tiene que estar capacitado, porque es otra pastoral, es otro ambiente. Aunque el
ambiente sea ordenado, como en los países de primer mundo, debe haber una formación.
En otros países ser capellán es una profesión y debe estar aprobado por una federación
y el Estado. En otros países, a la cárcel no entra cualquiera como capellán. Si uno no
procesa su llamado y no se prepara para trabajar en un ambiente de cárcel, de prisión, te
puede afectar sicológicamente, te puede frustrar. Es un tema delicado.

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5- ¿Cuáles son los mayores desafíos de este trabajo dentro de la cárcel? ¿Y fuera de
ella?

a) Nosotros tenemos como meta que todas las personas puedan reconciliarse con Dios,
ese es el mayor desafío.

b) Y mantenerlos en formación dentro de la cárcel, este es un proceso que tiene entre 5 a


7 años. Cuando salen de la cárcel, que puedan seguir su proceso, lleva de 5 a 10 años, es
una vida entera. Cuando uno se relaciona con una persona, tiene que pensar que va a
tener que acompañarle por lo menos 20 años, mínimo. No vamos a estar todos los días
juntos, pero es un proceso donde uno ve su madurez, su crecimiento.

No podemos ilusionarnos con los arreglos rápidos. Las personas vienen destruidas a la
cárcel con 20, 30 años de haber vivido mal y ¿pretendemos que en seis meses cambien?
Puede que haya un milagro, pero el cambio involucra el discipulado dentro de la iglesia.

c) El otro desafío es que el sistema penal cambie, que haya una reforma. Es que el
interno responde al trato. Si al interno se le trata bien, hay gran posibilidad de que la
persona responda al trato. Es todo un paquete, comienza desde que se baja del vehículo
que lo trae preso y de cómo lo reciben ahí. A veces le reciben a patadas, entonces, ¿qué
mensaje le estamos dando?

El Estado tiene la responsabilidad de arreglar la reintegración social una vez que salen
en libertad. Nuestro deseo es que esto funcione sin burocracia y sin trabas desde que la
persona sale en libertad.

6- ¿En dónde que se inicia la personalidad violenta y conflictiva?

La persona se enferma en la familia, se potencializa en la sociedad y se multiplica en la


cárcel.

La raza humana es la única especie inteligente que mata a sus heridos. El ser humano
que va a la cárcel es una persona herida, y tratamos de matar a la persona en la cárcel
con el trato que le damos. Eso tiene que cambiar. Si la persona se enfermó en la
sociedad, el Estado debe de asumir la responsabilidad, por una cuestión de seguridad
ciudadana, porque esas personas si no se les atiende en la cárcel nos va a perjudicar a

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todos. Porque los delitos se potencializan en violencia y en frecuencia. ¿Qué quiere decir
esto? Por ejemplo, el que delinquió una vez, no es que cometió un delito, fue descubierto
en un delito. Pero hay veces que cometió 10, 15 o 20 delitos antes de ser descubierto.
Esa persona va presa, y si no se le trata, sale en libertad, vuelve a delinquir en un periodo
más corto que anteriormente y con mayor violencia. Esto porque dentro de la cárcel la
persona genera rencor, odio, rabia, rechazo, entonces estamos sacando contínuamente
gente potencialmente más violenta y con una predisposición a cometer delitos de forma
mucho más frecuente.

7- Para que perdure el cambio de vida en el exconvicto se necesita de un crecimiento


espiritual, pero, ¿cómo integrar al exconvicto a la vida de la iglesia?

Las iglesias y la sociedad tienen que saber que cuando sale un exconvicto, está saliendo
un problema a la calle. Esto es como el samaritano, que vio al

hombre herido en el camino y se involucró. O tenemos la actitud de los fariseos y de toda


la gente que pasaban, miraban y seguían de largo.

Las iglesias tienen que arriesgarse a recibir a las personas para que continúen en el
proceso y, gracias a Dios, las iglesias están abiertas a eso.

Yo creo que las iglesias evangélicas están en condiciones de ir aceptando a las


personas, ayudándoles a que se reintegren. Yo les digo bien a los pastores: “Yo no te
estoy enviando la solución, te estoy enviando un problema, pero es mejor que tengas un
problema bajo control, que tener un problema descontrolado.

Si vos no lo haces, ni la policía, el gobierno, ni ninguna ONG lo va a hacer”. Las iglesias


son las únicas que tenemos responsabilidad con esta gente.

8- Algunas recomendaciones para quienes quieran trabajar en capellanía carcelaria ¿Y


de qué manera se puede ayudar a los exconvictos en su reintegración a la sociedad?

Es un desafío, muchas veces la propia congregación tiene miedo del exconvicto. La


Biblia habla en Efesios 2 de que todos estamos muertos en nuestros delitos y pecados,
esto quiere decir que ante los ojos de Dios, todos somos delincuentes. Para mí es claro
eso: todos somos delincuentes. El hecho de que estemos en una época de gracia y que
no hayamos ido a la cárcel porque no fuimos descubiertos, es una cosa.

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Pero todos hemos cometido hechos delictivos en la vida, todos, no se salva nadie.
Yo sé que quizás es para tener temor, recelo, miedo, cautela, pero si la iglesia no es una
comunidad terapéutica en donde las personas se pueden sanar, recuperar, tener
esperanza, ¿quién lo va a hacer?

a) Si la iglesia es la única que puede transmitir el amor del Padre. Y acá está en juego la
expresión del “amor del padre”, la iglesia tiene que aceptar el riesgo. Un exconvicto que
se recupera en el seno de una comunidad cristiana deja de ser un problema en la
sociedad.

b) Si la iglesia es sana, el exconvicto se va a recuperar. Si la iglesia es enferma, el


exconvicto se va a enfermar.

c) No tenerle miedo, aceptar el desafío. Me estoy refiriendo a las personas que han tenido
una experiencia con Dios afuera, que han pasado por un proceso de recuperación.

La iglesia tiene la responsabilidad de continuar ese proceso. Y el pastor tiene que hablar
bien con la iglesia y tomarlo como un ministerio.

Si sacamos a un exconvicto de la cárcel para que recupere su vida con Dios, estamos
colaborando con nuestra propia seguridad, con la seguridad de la iglesia, ayudando a un
ser humano, a su familia, y a las futuras víctimas que esa persona pudiera tener.

Es un tema muy serio y delicado que no se toca a fondo, ni a nivel nacional ni tampoco
en las iglesias. Hay que ser conscientes de que es un proceso en el que pueden haber
recaídas, que son personas conflictivas y no hay que desilusionarse. ¿Qué hace uno si
se cae en la calle? Se levanta. ¿Y si se vuelve a caer? Se vuelve a levantar. Y si usted por
sí mismo no se puede levantar, alguien le ayuda. Si la comunidad tiene un poder de
contención sano, la persona puede caer, recaer pero le van a ayudar a que se levante
hasta que se estabilice. Es un proceso.

Además de los internos, el capellàn debe ser el guía espiritual del personal de seguridad
y del personal administrativo. Es de suma importancia ganarnos el respeto de los
oficiales de custodia, ganarnos su amistad y ayudarlos a entender cuàn importante es
nuestro trabajo en el equipo de rehabilitaciòn de la institución. Debemos planificar
actividades y charlas para el personal de custodia y administrativa. Esto mejora las
actitudes hacia la capellanía.
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El Capellán debe ser un agente de cambio, un guía espiritual, una persona organizada,
respetuosa de la Ley y el orden, sobre todo un digno representante de Dios.

Debemos dedicar tiempo a la calidad y cantidad a nuestro trabajo, cuando


verdaderamente tenemos el llamado divino para este ministerio, la carga se hace fácil y
ligera.

El Reto del Capellán:

Debemos aceptar la realidad de que en la mayoría de las instituciones penales de nuestro


país, no se le reconoce al Capellán su competencia profesional y hace muy poco por
facilitarle a éste su trabajo. Es por eso que nuestros esfuerzos deben dirigirse al plano
administrativo y a la dirección del penal. Hay que saber mantener la compostura y el
amor, cuando muchas veces nos entorpecen el trabajo.

Debemos reconocer que nuestra lucha es en el plano espiritual.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, potestades,
gobernadores y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.( Efesios 6:10)Ç
Como Capellanes tenemos un gran reto: que el interno, las instituciones penales, las
iglesias entiendan la labor y el ministerio de capellanía.

Dios es fiel cuando nuestro llamado es genuino. Él nos capacita, nos llena de gozo y
hace realidad su Palabra.

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesùs para buenas obras, las cuales Dios
preparo de antemano para que anduviéramos en ella.(Efesios 2:10)

Consejos para el Capellán en la cárcel

Vestimenta: ser prudentes, de manera decorosa, sabia (sobre todo las mujeres)

Reglas de confidencialidad: a todo interno que se entreviste o se le de consejería tiene


que saber sus derechos de confidencialidad y que nada que nos diga o confíe puede ser
divulgado por nuestra parte. La única excepción es cuando el interno exprese que
atentará contra su vida, la de otra persona, o contra la propiedad ajena.

Si recibimos información directa o indirectamente sobre atentados, o conflictos, en la


institución debemos comunicar y alentar para que se mejore la seguridad del lugar,
preserverando de esta forma las vidas y la propiedad.

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Manejo de la Correspondencia del Interno: no se permite el ingreso, ni egreso de
correspondencia de los internos. No se permite llevar mensajes escritos a los familiares,
pues, en algunas ocasiones pueden ser órdenes para que se efectúen fechorías en la
libre comunidad.

Está a discreción de Capellán ordenado en darle un teléfono de una oficina particular,


donde algún representante de los internos pueda ponerse en contacto con él. Los
internos gozan del beneficio de teléfono públicos en sus pabellones.

Está prohibido dar dinero, sólo se autoriza cierta cantidad a sus familiares, la que se
deposita en la secretaría de la institución para la compra de artículos de primera
necesidad.

Relaciones personales con los internos: Están prohibidas las relaciones amorosas entre
el personal de capellanía y los internos. Este tipo de situación automáticamente obliga a
suspender los privilegios de entrar a esa institución.

4°-Capellanía Hospitalaria

Al visitar a un paciente en el Hospital, estamos visitando al mismo SEÑOR JESÙS quien


dijo….Estuve enfermo y me visitasteis….cada vez que lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños a mi me visitasteis.(Mateo 25:36-40)

La Capellanía Hospitalaria es el trabajo pastoral y consejería cristiano que se realiza en el


hospital por pastores y asistentes que llevan el amor, consuelo y esperanza a los
pacientes, familiares y profesionales de la salud, vivir la fe cristiana, por la unión
espiritual, emocional, social recreativa y educativa, sin distinción de credo, raza, sexo o
clase social, en constante búsqueda de la excelencia en la enseñanza y el ministerio del
consuelo y de esperanza eterna.

Nuestros objetivos

Ser una voz reconocida en los Hospitales en aquellos temas en los que, como Cristianos
Evangélicos, creamos que podemos y debemos ofrecer nuestra postura, para
conocimiento y beneficio de los que nos escuchen,

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