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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.

En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en


América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

LA ELITE CAUCANA EN EL SIGLO XIX: COMERCIO, PARENTESCO Y


AMISTAD.
FRANZ DIETER HENSEL RIVEROS1

“Un mercader está acostumbrado a emplear su dinero principalmente en proyectos


provechosos, mientras que un simple caballero rural está acostumbrado a
emplearlo principalmente en el gasto. El primero ve con frecuencia cómo su
dinero, del que se ha desprendido, le es devuelto de nuevo con beneficio; el otro,
cuando se desprende del dinero, rara vez espera volver a verlo. Estos diferentes
hábitos naturalmente afectan su temperamento y su disposición respecto de toda
clase de negocios. Un mercader es generalmente audaz; un señor rural suele ser
tímido en cualquier empresa (...) Además, los hábitos de orden, de economía y de
atención prestada naturalmente a las cuestiones mercantiles, hacen al mercader
mucho más apto para realizar con provecho y éxito cualquier proyecto de
mejoramiento”, Adam Smith, La Riqueza de las naciones, Libro III, capítulo 4.

1. Introducción

Hacia la mitad del siglo XIX, en el actual territorio de la actual Colombia, se


presentan una serie de reformas conocidas como la “revolución de mediados de siglo”,
reglamentaciones que suelen usarse como un punto de partida de un periodo en el que,
a diferencia del anterior, iniciativas empresariales y rupturas con el periodo colonial
pudieron hacerse efectivas. Dichas reformas, se han considerado como rupturas
fundamentales frente a un periodo anterior oscuro e inmóvil, caracterizado por décadas
en donde el comercio fue esquivo y las tentativas por dinamizarlo e intentar integrarse a
círculos económicos más amplios no tuvieron lugar. En síntesis, las décadas anteriores
a estas reformas aparecen como continuación de un orden colonial cada vez más en
ruinas. La pertinencia de la pregunta por las reformas de mediados de siglo en un
escrito que gira en torno a una élite decimonónica, se justifica en tanto el punto de
partida del presente artículo es que, por medio de un estudio detenido del tipo de élites
que se configuraron en la primera mitad del siglo XIX, podemos acceder a otra lectura
de un momento que aparece como innovador (reformas de mediados de siglo) en
oposición al momento que le precede. De esta forma, mi apuesta es por demostrar que
una versión reducida de las reformas liberales de mediados de siglo, que pone acento

1
Agradezco la ayuda prestada por los departamentos de Historia, Ciencia Política y a la decanatura de Ciencias
Sociales de la Universidad de Los Andes. En especial a Diana Bonnett, Ann Mason y Karl Langebaeck. Además al
grupo de estudios en antropología, política e historia de la Universidad de Los Andes (Geaph) sin cuyo apoyo las
modificaciones del original no hubieran sido posibles. Claro está que los errores son responsabilidad del autor.

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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

simplemente en su carácter disruptivo y novedoso, se sostiene en una lectura restringida


del periodo anterior, en la primera mitad del siglo XIX, y en especial en sus últimas dos
décadas. El estudio de las élites nos puede arrojar elementos valiosos para enriquecer la
mirada a este pre-periodo de reformas liberales. Dichas reformas, podríamos
arriesgarnos a decir, comenzaron a gestarse con antelación a su puesta en marcha en la
mitad del siglo.
Los primeros intentos por sustituir importaciones, incentivar la formación de
empresas y la migración e intentar dar una base fiscal al estado distinta a los impuestos
coloniales en las décadas del 30 y 40 pueden darnos luces sobre este periodo de pre-
reformas. Ahora bien, tampoco debe olvidarse que hablamos de las apuestas por
constituir un estado moderno y una economía con interés de atarse a la economía
mundo en un país recién salido de las guerras de independencia, pobre, quebrado, con
bajas tasas de importación y con problemas de integración del mercado interno. Por
otro lado, es necesario dejar en claro que no se trata de proponer una primera mitad de
siglo con una dinámica económica que "no habíamos visto", y que precisamente sería la
señalada por este artículo. Parto de una presencia exigüa de comerciantes, de productos
de exportación y de empresas más o menos estables tal y como el grueso de la literatura
histórica de este periodo lo ha señalado.2 Se trata de precisar que si bien podemos
hablar de una etapa de crecimiento económico que iría de 1850 a 1880, esta etapa, las
reformas que tuvieron lugar en ella y las dinámicas que dichas reformas generaron no
pueden entenderse como un punto cero en la historia en el cual existió una cierta
voluntad para dar inicio a un proyecto modernizador. Más bien, se aborda este periodo
como el momento en el cual las reformas concebidas tiempo atrás pudieron ser
posibles.
Las élites en esta apuesta tienen un lugar privilegiado. Dicho lugar está dado
precisamente porque las élites se han considerado como unos actores apegados a un
orden colonial y aterrorizados por el proyecto republicano de organización de la vida

2
Me remito en especial a los textos de TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura con el pasado colonial", en
Historia económica de Colombia, Ediciones tercer mundo-fedesarrollo, Bogotá, 1997; BUSHNELL, David,
Colombia: Una nación a pesar de sí misma, Planeta, Bogotá, 1996; SAFFORD, Frank Robinson, Commerce and
enterprise in central Colombia. 1821-1870, University Microfilms Interntional, Ann Arbor, 1983; del autor, Aspectos
del siglo XIX en Colombia, Ediciones Hombre Nuevo, Medellin, 1977; "Acerca de las interpretaciones
socioeconomicas de la politica en la Colombia del siglo XIX: variaciones sobre un tema", en Anuario colombiano de
historia social y de la cultura, No. 13-14., Bogotá, 1985, pp. 91-151; y The ideal of the practical: Colombia's
struggle to form a technical élite, University of Texas Press, Austin, 1976; VALENCIA LLANO, Alonso, "Centu per
centu, moderata ganancial: Ernesto Cerruti, un comerciante italiano en el Estado Soberano del Cauca", en Boletin
Cultural y Bibliográfico, Vol. 25, Nº 17, Bogotá, 1988, pp. 55-75.

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América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

social. Éstas, se han visto como esclavistas, latifundistas, renuentes al cambio, apegadas
al decadente orden social colonial y sin ninguna conexión con grupos dominantes de
otras zonas del “país” de aquellos días. En el caso de la élite caucana esta visión se
revela con gran fuerza si se tiene en cuenta el lugar central jugado por esta región en la
colonia, dado el boom minero que esa región gozó hasta los primeros años de 1800, y la
crisis a la que se enfrentó, con bonanzas intermitentes, como la de la quina, durante el
resto del siglo. Antes que una descripción de la lamentación por esta crisis, que también
tuvo lugar, lo que pretendo es identificar el tipo de intentos o proyectos que me
permiten hablar de un proceso de reacomodamiento de esta élite al contexto
republicano, y más aún, de un cierto abanderamiento de iniciativas empresariales por su
parte.
El presente escrito tiene como fin realizar una mirada al tipo de élites que se
configuraron en las primeras décadas del siglo XIX en la provincia del Cauca (sur
occidente de la Nueva Granada) con relación a sus iniciativas comerciales y
empresariales. Lo anterior se realiza a partir del caso de una familia: los Mosquera y
Arboleda, dada la importancia de esta familia a lo largo del siglo XIX, tanto en el
aspecto económico, como en el político, el religioso y el militar. Por esta vía se intenta
una caracterización distinta del periodo anterior a la mitad del siglo. Se desea reparar en
los elementos que nos pueden permitir hablar de un periodo y unos actores dinámicos.
De esta forma, a partir de información epistolar3, revisión de bibliografías4, y de fuente
primaria transcrita5 se intentará demostrar que el tipo de élites que se configuraron en la
primera mitad del siglo XIX no estaban presenciando con tristeza y desgano una lenta
ruptura con el pasado colonial.6 Se trataba sí de una ruptura, de un cambio en diferentes
niveles. Cambio al que había que adaptarse y, aún más, en el que esta élite debía llevar
la delantera.
3
Archivo epistolar de Tomás Cipriano Mosquera, Ediciones Kelly, Bogotá, 1976,Tomo I; CORTÁZAR, Roberto,
Correspondencia dirigida al general Santander, Academia Colombiana de Historia-Ediciones Kelly, Bogotá, 1977,
Tomos IV, V y VI.
4
Con la que más se trabajó fue con la siguiente referencia: CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego, Tomas Cipriano de
Mosquera, Ediciones Arco, Bogotá, 1979. Sin embargo se revisaron las siguientes biografías:
GUTIÉRREZ, Alberto, "Tomas Cipriano de Mosquera: cien años después", en Revista Javeriana, Vol. 90, Nº 449,
Bogotá, 1978; NÚÑEZ, Navas Hernando, Tomas Cipriano de Mosquera: presidente de la Nueva Granada (1845 a
1849), Imprenta del Departamento, Bucaramanga, 1940; BETANCUR ARIAS, Carlos, Tomas Cipriano de
Mosquera: apuntes sobre la vida, la obra y el pensamiento del gran general, Medellin, 1978.
5
HELGUERA, J. Leon, "Coconuco: datos y documentos para la historia de una gran hacienda caucana (1823, 1842,
1876)", en Anuario colombiano de historia social y de la cultura, Nº 5, Bogotá, 1970, pp. 189-203; OROZCO
ABAD, Ivan, "Historia regional con antagonismo politico...y todo", en Boletin Cultural y Bibliográfico, Vol. 26, Nº
19, Bogotá, 1989.
6
Parafraseando el título del artículo de de TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura..., que traduce muy bien la
forma en la que la literatura histórica ha caracterizado este periodo.

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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

Una vez mencionada la tarea primordial de este escrito, lo que queda es desarrollar,
en la medida de lo posible, cada uno de sus puntos. Para esta labor, el texto en una
primera parte presenta algunas reflexiones generales sobre el estudio de las élites, para
luego dar paso a una breve reseña sobre la forma en la que se ha trabajado la historia
del empresariado decimonónico. En una segunda sección, se presenta la caracterización
general que en términos económicos se realiza de las décadas de 1830 y de 1850 y
algunas objeciones a esta caracterización. Estas objeciones se desarrollan hacia la
tercera y última parte en donde, luego de una somera caracterización de la familia
Mosquera, me centro en el caso de Tomás Cipriano, uno de sus más “ilustres
miembros”, registrando el tipo de iniciativas y proyectos comerciales y empresariales
emprendidos. Se retoma el caso de Mosquera para mostrar: (a) la pertinencia del
estudio de las élites en la tarea de abordar las iniciativas económicas de un periodo
determinado del siglo XIX; y (b) para ilustrar los nexos entre el periodo escogido y las
reformas de mediados de siglo, identificando la dinámica económica, representada muy
bien en las élites, de las décadas que le precedieron a estas reformas y los vínculos que
podemos identificar entre uno y otro periodo.

2. Élites y empresa. Consideraciones generales y apuntamientos históricos


Para delimitar los contornos de esta discusión, es necesario aclarar ciertos puntos
centrales. Empecemos por la forma en la que podemos entender a las élites. En este
sentido Peter Burke puede prestarnos una gran ayuda pues para él: “el historiador de las
aristocracias puede aprender por lo menos algo del estudio sociológico de las élites, las
cuales se entienden en este libro como grupos elevados según tres criterios: rango,
poder y riqueza”.7 Ahora bien, Pareto en el estudio de las élites realiza una distinción
entre rentistas y especuladores. Burke señala la distinción hecha por el italiano de la
siguiente forma: los rentistas son esencialmente hombres que perciben ingresos fijos, en
tanto que los especuladores persiguen siempre mayores beneficios y corren mayores
riesgos".8 Siguiendo con esta distinción, los empresarios son activos, imaginativos,
interesados en promover innovaciones, son "especuladores" tanto en el sentido
filosófico como en su sentido económico. Los rentistas, en oposición a los que "toman
riesgos" son pasivos, faltos de imaginación, en estricto sentido, conservadores. Esta

7
BURKE, Peter, Venecia y Amsterdam. Estudio sobre las élites del siglo XVI, Gedisa, Barcelona, 1996, p. 32.
8
BURKE, Peter, Venecia…, p. 32.

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distinción de Pareto, presenta grandes similitudes con respecto a la diferenciación


establecida por Smith entre el "mercader" y el señor "señor rural" en la cita con la que
comienza este escrito.
En este punto es necesaria una primera consideración con respecto a la élite caucana.
En el más amplio espectro de esta diferenciación, esta élite aparecería como una élite de
rentistas, pues la posesión de grandes haciendas y extensas propiedades de tierras les
permitía ingresos fijos. Su dinero se emplearía principalmente en el gasto y no
invertirían, según esta clasificación, en proyectos provechosos con algún margen de
incertidumbre. Serían antes que audaces en las iniciativas empresariales, tímidos y poco
aptos para realizar con éxito cualquier proyecto de mejoramiento. No obstante, si bien
es imprescindible no desconocer las grandes posesiones de tierra que les procuraban
ingresos fijos y sus empresas en pro de la consecución de predios, no debe olvidarse un
aspecto central de sus iniciativas: el rasgo de incertidumbre que llegan a tener muchas
de sus iniciativas, lo que acercaría a esta élite a un grupo de mercaderes que de señores
rurales.
Se nota con esta confusión provocada por los desplazamientos entre una y otra
categoría de la clasificación, que llega a ser bastante difícil enmarcar a esta élite en una
borda específica. En este sentido, la "empresa" de ubicarlas en uno de los dos márgenes
expuestos llega a ser bastante inútil. Esforzarnos por demostrar un carácter meramente
especulador-comerciante o uno rentista-hacendatario es un ejercicio que desconoce un
rasgo central de la élite caucana: tanto su peso hacendatario, evidenciado por la
posesión de grandes propiedades como sus tentativas por incursionar en proyectos
comerciales que los distanciaban del deseo de resguardarse en la renta de sus
propiedades y de no invertir más allá de lo medianamente seguro.
Por otro lado, siguiendo con el esfuerzo de caracterizar a esta élite, es imprescindible
no considerar una contradicción en los términos o una oposición insalvable a un grupo
que si bien cuenta con grandes propiedades, invierte en empresas de especulación.
Precisamente esa es la élite caucana. Encontramos así a Tomás Cipriano de Mosquera,
uno de los miembros más ilustres de la familia Mosquera y Arboleda, siendo dueño de
la hacienda Coconuco, una de las más importantes de la primera mitad del siglo XIX, a
la vez que, en calidad de representante por la gobernación del Cauca intentaba
promover proyectos de apertura de carreteras y búsqueda de productos de exportación.

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A la par de estas iniciativas, y de la posesión de su hacienda, Mosquera, en asocio


con su yerno y amigo el general Herrán, funda hacia la mitad del siglo la casa comercial
Mosquera y Herrán ltda, con sedes en Washington, Brooklyn, Panamá y Nueva York,
tal y como lo atestigua una carta de Mosquera al general Espina en Cartagena hacia
1849.9 Así nos encontramos con un Tomás Mosquera dueño de una gran mano de obra
esclava, en proyecto de venta dado el conocimiento que el general tenía sobre una
próxima ley de manumisión, pero liderando iniciativas "de singular importancia y
riesgo empresarial tales como la compra de un submarino y la matrícula de una
moderna máquina para buscar perlas" tal y como él mismo lo señalaba en una carta del
año 1850 enviada por el general desde Brooklyn a Bogotá al señor Patricio Wilson: "he
entrado en una asociación para la pesca de perlas y sacar oro de algunos ríos; pero
necesitamos a una patente para que el negocio pueda dejar utilidades (...) le acompaño a
usted el modelo del buque submarino... además debe entenderse el privilegio a la
máquina para buzos que se sumerge y permite a los trabajadores residir muchas horas
bajo el agua".10
Una vez queda claro este carácter ambigüo pero no contradictorio de la élite
caucana, puede evidenciarse una grieta respecto a aquella lectura de las élites que
insisten en la falta de dinamismo económico de las clases dominantes. Frank Safford
encuentra una caracterización que condensaría gran parte de la forma en la que se ha
entendido a las élites decimonónicas: "la población blanca, dominante mostró poca
inclinación a la actividad económica y los trabajadores negros e indianos pobres
carecían de oportunidades e incentivos".11
De igual forma, Safford apunta hacia el problema de la cada vez menor importancia
económica de provincias como Cartagena y Popayán12, dada la ausencia de una base
económica sustancial, brindada en la colonia en el caso de Cartagena por las
contribuciones de todo el imperio para mantenerla como fortificación militar, y en el
caso del Cauca y de Popayán dado el auge de la minería, que empieza a entrar en
decadencia hacia el siglo XIX.
Ahora bien, resulta clave señalar esta dificultad económica de la élite caucana hacia
el siglo XIX, pues no se trata de desconocer el periodo de crisis a la que ésta se
9
CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego, Tomas Cipriano..., p. 160.
10
CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego, Tomas Cipriano..., p. 167.
11
SAFFORD, Frank Robinson, Commerce and enterprise…, p. 30.
12
Popayan, Edicion oficial, Imprenta del Departamento del Cauca, Biblioteca Luis Angel Arango, Libros raros y
Manuscritos (12780 Misc. 1131), 1893.

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enfrentó. No sólo por la disminución de la actividad minera, sino por los costes de las
guerras de independencia y la caída de la hacienda como unidad productiva. Lo que se
reseña en este escrito es la serie de iniciativas promovidas por la élite que la separan de
una simple caracterización terrateniente, pues también existía el interés de atarse a los
mercados de la economía mundo, construir carreteras, encontrar productos aptos para
exportar, instalar casas comerciales en el exterior etc...
De la mano con este derrumbe de la lectura estática de las élites, demos una mirada a
la forma en la que se han trabajado las iniciativas empresariales desde la historia
económica. En principio es necesario señalar que el grueso de estudios sobre el tema
prestan su mayor atención a los empresarios del nororiente del país, esto es de la región
de Antioquia. El grueso de los análisis se dedican a realizar un cierto relato, con uno
que otro toque épico, de los grandes empresarios paisas, destacando su tenacidad, su
mentalidad burguesa y el influjo que llegaron a tener estas personas en iniciativas
comerciales y empresariales futuras en el país. Es notable, por ejemplo, que un libro
que nos hable de los empresarios colombianos del siglo XIX como el de Luis Fernando
Molina, aborde sólo la segunda mitad del xix e historie los perfiles de vida de
personajes "emprendedores" de Antioquia.13 Una buena estadística la encontramos en la
cantidad de figuras que trabaja este autor pues de los cinco empresarios estudiados, uno
es distinto al caso paisa: un empresario italiano asentado en la costa colombiana.
Así las cosas, pareciera ser que las más importantes iniciativas (casi las únicas)
empresariales en el siglo XIX estuvieran abanderadas por personas vinculadas con esta
región del país. Por otro lado, el grueso de las aproximaciones a la historia empresarial
abordan con especial interés (casi único) la segunda mitad del siglo XIX, buen correlato
de aquel "no pasó nada" con el cual se sale del embrollo de la primera mitad del siglo.
En síntesis, en una revisión general de la literatura sobre historia de la empresa
colombiana en el siglo XIX arrojaría dos ejes básicos para hablar de un empresariado
más o menos sólido: primero, la segunda mitad de siglo como delimitación temporal y
en segundo lugar, un grupo específico, muy bien delimitado territorialmente, de
hombres emprendedores como los encargados de haber abanderado estas iniciativas en
dicho periodo.14

13
MOLINA LONDOÑO, Luis Fernando, Empresarios Colombianos del siglo XIX, el Áncora editores, Bogotá, 1988.
14
DÁVILA, Carlos, El empresariado colombiano una perspectiva histórica, PUJ, Bogotá, 1986.

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No obstante, resulta imprescindible hacer dos aclaraciones a esta imagen casi


acabada de la primera mitad del siglo XIX. En primer lugar, si bien el nacimiento en
términos empresariales de una “inobjetable conciencia de clase burguesa" se relaciona
con elementos que aparecen claramente en la segunda mitad del siglo XIX como
diversificación económica, inversión en la manufactura, actividades de integración
económica al interior y hacia mercados internacionales; es necesario no descuidar las
décadas que le antecedieron pues es en éste periodo en el que puede ser señalado el
surgimiento de las iniciativas que más tarde se concretan. Esto es, aunque tiene bastante
peso el argumento de una existencia efectiva de empresas y empresarios después de la
segunda mitad del siglo xix, y el ideal burgués haya aparecido en ellas con más fuerza
que sus predecesoras, esto no nos puede llevar al equívoco de pensar en una primera
mitad del siglo XIX en la que no pasó nada que no guarda ninguna relación con el
periodo de crecimiento que le sucedió. Precisamente la gran pregunta que queda es si el
comercio de importación y exportación que se dio en estas décadas y las iniciativas
empresariales que tuvieron lugar en ella pueden constituir una base inicial de
acumulación para los empresarios de décadas posteriores.
En segundo lugar, aun en el periodo que aborda el grueso de la literatura sobre
historia empresarial, es decir, la segunda mitad del siglo XIX, es preciso examinar las
apuestas comerciales, industriales y empresariales de élites distintas a la “paisa”. Así, el
descuido del papel de empresarios de otras zonas del país se revela en toda su
magnitud. Un buen caso lo brinda, por ejemplo, Santiago Eder. Este empresario ruso
asentado en el Valle del Cauca comienza a tener relevancia en la década de 1860,
aparece muy de vez en cuando en las referencias en materia empresarial a pesar del
influjo de esta figura en el inicio de la industria azucarera del occidente colombiano.
Examinando la correspondencia con casas de comercio extranjeras y algunos libros de
contabilidad examinados por sus biógrafos, podemos decir que hacia 1864 este
eminente comerciante, importaba una variedad de mercancias provenientes de distintos
países, productos que iban desde ferretería hasta vinos, los cuales se comerciaban en
oficinas de negocios, casas de comercio y tiendas de mercancías, todas atadas a la
dinámica de puerto que empezaba a generar Buenaventura. Pormenorizando un poco la
actividad comercial vemos que desde Panamá venían: bayetas, lámparas, pólvora,
cemento, telas, lienzos, vinos y viandas finas, desde Londres: implementos agrícolas,
tanques de Caucho para transportar licores, géneros, (calzado, pantalones) desde

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Manchester: telas, desde París, Calzado y papel, desde Nueva York harina y madera,
desde Hartford, implementos agrícolas y hierro.15 Teniendo en cuenta este dinamismo
económico podríamos afirmar que aunque la fecha corresponde a la segunda mitad del
siglo xix, nos permite inferir la presencia de un comercio importador fuerte en años
anteriores, teniendo en cuenta que un comercio de tal magnitud no surgió de repente.
Este nos plantea una gran pregunta: ¿qué poder decir de los comerciantes en los
primeros años de vida republicana?
Recogiendo estas dos salvedades se cuenta con elementos básicos para rechazar
tanto una lectura que enfrente en esquema de oposición sencilla a mineros y
terratenientes versus comerciantes y especuladores como aquel que ve en zonas
distintas a las pobladas por el “espíritu paisa” quietud y terror frente al comercio. De
esta forma más que una sustitución de terratenientes tradicionales por comerciantes
ricos, podría insistirse en una transformación de aquellos terratenientes, a comerciantes
y empresarios, claro está sin desconocer el influjo que los comerciantes, especialmente
extranjeros, tuvieron en la dinámica comercial decimonónica.
Para nuestro caso, Tomás C. Mosquera nos da pistas para señalar esta
transformación. Ya se han mencionado algunas herramientas con las cuales podemos
sostener tal afirmación, como la posesión paralela de su hacienda Coconuco y de una
casa comercial con sedes internacionales, o las iniciativas de construcción de carreteras
con el fin de conectar zonas de producción de productos exportables con puertos como
lo es el empeño de construcción de la carretera Cali-Buenaventura. De esta forma el
esquema terratenientes versus comerciantes se pone en duda como esquema útil de
caracterización de las élites caucanas del siglo XIX, así como la caracterización entre
señores rurales y especuladores discutida a partir de la cita de Smith para el mismo
caso.
Ahora bien, hemos estado hablando de empresarios, tentativas empresariales,
iniciativas etc... Pero ¿cómo entender al empresario? La discusión en este punto puede
abrirse en un amplio espectro de discusiones en torno a una definición de empresa y
empresario. Interesa más en este escrito trabajar la del empresario. En este sentido uso
el término empresario para definir “al individuo que en el ejercicio de su actividad
económica puede actuar como negociante en las más diversas áreas. Como capitalista o
poseedor de riqueza para hacerla rentar, o empresario como tal, es decir, un interesado
15
EDER PHANOR James, El fundador: Santiago M Eder, Flota Mercante Gran Colombiana, Bogotá, 1981.

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en el lucro y la ganancia por medio de la innovación permanente, aumento continuo de


la producción e incorporación de procedimientos administrativos sistemáticos”. Es
claro que no estoy aludiendo al empresario entendido como industrial “sino a todo
aquél que emprende o innova en proyectos productivos o especulativos que demandan
la inversión de capitales de diferente tipo, en cuyo manejo se pueden apreciar niveles de
administración de la inversión con definidos propósitos de lucro y alta rentabilidad".16
Por otro lado, Dávila menciona un problema con respecto a la forma en la que se ha
trabajado la historia de la empresa, nos dice así que “el complejo pensamiento
weberiano y la solidez de su sociología histórica han resultado poco comprendidos en
los trabajos empíricos de varios autores. Por ejemplo, los que conciben al empresariado
como una "desviación social" en culturas como la nuestra caricaturizadas como
“tradicionales” y no receptivas al progreso económico".17 Gran parte de ese marco es el
que se utiliza para abordar las iniciativas empresariales decimonónicas. La visión es
clara: de la mano con la caricatura de una sociedad rural y reticente al progreso
económico va la de un empresariado exigüo y carente de toda iniciativa comercial,
aterrado frente al cambio.
Aparece claro el amplio espectro que abre hablar de historia de la empresa, los
campos que pueden trabajarse bajo este problema van de la historia de empresas
específicas, hasta el recuento de la vida de un empresario, pasando por historias de
grupos empresariales y ramas de la industria y de la formación de la industria en varias
regiones. El mismo Carlos Dávila, señala de igual forma la necesidad de prestar
atención a fuentes poco usadas por la historia económica ortodoxa, pero “cuyo valor no
parece haberse apreciado cabalmente”, entre las que se encuentran “las biografías y
autobiografías de empresarios, los diccionarios biográficos y las historias
institucionales de empresas".18 Recogiendo un poco los puntos y las preguntas,
podríamos señalar las centrales en esta parte del escrito. Primero, si bien en la segunda
mitad del siglo xix pueden verse con mayor claridad los proyectos empresariales, ¿qué
influjo llegó a tener la primera mitad del siglo xix, en especial el periodo 1830-1850 en
este "surgimiento" de iniciativas empresariales?; en segundo lugar, en esa medida
cuáles pueden llegar a ser las redes de comercio sobre las que se cimentaron estos

16
MOLINA LONDOÑO, Luis Fernando, Empresarios Colombianos del siglo XIX, el Áncora editores, Bogotá, 1988,
p. 9.
17
DÁVILA, Carlos, El empresariado colombiano...p. 10.
18
DÁVILA, Carlos, El empresariado colombiano...p. 11.

10
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proyectos más consolidados y qué papel jugaron las imbricaciones de parentesco y


amistad en ese proceso.¿cómo considerarlas? En tercer término, si la pregunta que se
plantean los estudios que abordan la segunda mitad del siglo xix es de qué empresa y
empresario se puede hablar, la pregunta a hacernos sería ¿sobre qué bases este
empresario y esta empresa pueden tener lugar?
De este modo, los anteriores interrogantes no pretenden concluir, tampoco anunciar
una respuesta absolutamente desarrollada en lo que sigue del documento. A
continuación se brinda un bosquejo en materia económica de las décadas trabajadas
para este escrito, haciendo énfasis en las lecturas que se han realizado y en sus
problemas, problemas que van a ser perfilados con mayor precisión en la última parte
de este escrito que se dedica al trabajo con la élite caucana del siglo XIX, por medio de
un personaje el general Tomás C Mosquera.

3. 1830 y 1850: entre lentas rupturas y reacomodamientos necesarios

"Al producirse la independencia, Colombia, como en general los países


latinoamericanos, se encontraba, ante la necesidad de pasar de una economía
local, que miraba hacia un mercado interior reducido, a una economía de mercado
ampliado, es decir, a participar en una economía de mercado internacional".19

La segunda mitad del siglo XIX en términos generales se percibe como una época de
crecimiento relativo en comparación con la crisis y el estancamiento de la primera
mitad del siglo. Este estancamiento estaría dado por múltiples razones, entre las cuales
se encuentran el estado financiero de las nacientes repúblicas y las deudas contraídas
por guerras de independencia, la búsqueda tímida de una economía de exportación sólo
entendida en cuanto especulación y la imposibilidad de instalar un sistema fiscal que se
desligara de la herencia colonial debido a las bajas tasas de exportación de las
restricciones a libre comercio de la época. La guerra de independencia afectó la
producción de oro, desarticulando toda la estructura económica, fiscal, social y
monetaria de regiones como el Cauca, en especial por una notable ausencia de mano de
obra, bien sea por fuga de esclavos o su incorporación a las batallas de independencia.
Por otro lado, como lo menciona Hermes Tovar "además, las expectativas de

19
OCAMPO, Jose Antonio, Colombia y la economía mundial, Colciencias-Tercer Mundo-Fedesarrollo, Bogotá,
1984, p. 14.

11
Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

inestabilidad política hicieron que muchos mineros atesoraran el metal, agravando de


hecho la escasez de circulante".20
De esta forma la reorganización minera fue una tarea difícil, requirió la inversión de
capitales extranjeros y nacionales y el uso de nuevas tecnologías para hacer rentable la
explotación. El caso del viajero Francés Bossingault al Cauca medio ilustra muy bien
este punto. Este viajero compró varias minas a nombre de la asociación colombiana de
minas e implementó avances tecnológicos importantes: la instalación de un molino
simple de pisones sustituyo a los molinos primitivos usados para triturar las rocas es
uno de estos avances. A pesar de esto es notable destacar que luego de esta crisis el
centro minero se desplazó hacia la provincia de Antioquia.
Vemos por ejemplo cómo para José Antonio Ocampo, con el advenimiento del
proceso de independencia, La Nueva Granada, al igual que sus homólogos nacientes
latinoamericanos, requería el paso de una economía atada a lo local, al mercado interno
escaso hacia una inserción en la economía de mercado internacional.21 Así la necesidad
de conexión con la economía-mundo de la naciente república, para Ocampo siguió tres
pasos. El primero que sería de 1820 a 1850 sería una época de estancamiento en
términos absolutos de crecimiento cuantitativo, y más aún, de retroceso en términos
relativos, pues aunque el nivel de exportaciones se mantuvo la población creció
aproximadamente en un 100%. En segundo lugar vendría una etapa de crecimiento
constante, que iría de 1850 a 1880, promovido, claro está por las reformas liberales de
mediados de siglo, iniciadas en la presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera
proseguidas por José Hilario López y los gobiernos del llamado “olimpo radical".
Encontramos por último de 1880 a 1910, una tercera etapa que estaría caracterizada por
ser un periodo intermitente entre bonanzas de productos de exportación (quina, añil,
tabaco, y luego café) y depresiones económicas.
Bajo la misma visión podemos ubicar a David Bushnell, pues para este autor trabajar
sobre la primera mitad del siglo XIX, nos remite ineludiblemente a una prolongación de
la economía colonial. Bien sea por las dificultades y costos del transporte de una
economía a otra, por la ausencia de una necesidad del comercio de larga distancia o por
el reducido volumen de exportaciones en este periodo. Así, Bushnell nos presenta un
corolario de esta situación en donde se encuentra la pobreza de las finanzas públicas de

20
TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura..., p. 103.
21
OCAMPO, Jose Antonio, Colombia...

12
Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

la naciente república, siendo el comercio con el exterior una de las pocas fuentes
potenciales de ingreso algo significativas.22 Luego de esta prolongación colonial en la
etapa republicana, para Bushnell hacia mediados de siglo, los desarrollos económicos
crearon una atmósfera más favorable para la recepción de las ideas liberales en la nueva
granada. Así, nos dice que “la economía empezó a despertar de su largo proceso de
estancamiento”.23 Estancamiento que Bushnell evidencia en la pérdida del optimismo
económico generada un poco después de la independencia, en el fracaso de “las tímidas
reformas proteccionistas de los años 30's”, en la ausencia del comercio a larga distancia
y en la permanencia de estructuras fiscales coloniales.
Ahora bien, el asunto puede plantearse no cómo un mero fracaso de reformas
tímidas o de resultados que nunca aparecieron. Quizá estaban produciendo los
resultados esperados, sólo que en un país quebrado por las guerras de independencia
dado que renglones básicos de su economía -como la minería- estaban en crisis, y que
el reordenamiento debía hacerse prestando atención a contextos locales, no podía
intentarse reformas de alcance mayor, en el estricto sentido de la frase, no había con
qué. El ejemplo del monopolio del tabaco resulta esclarecedor, si bien se intentó hacia
1830 dar un tono más liberal a la administración, el gobierno mismo se enfrentaba a
cómo costear sus gastos sin este tipo de contribuciones. El resultado se muestra con
claridad: este monopolio sólo se suprime hasta 1850, precisamente porque el estado no
podía mantenerse de otra forma.
Por otro lado, encontramos a Hermes Tovar que nos habla del periodo 1810-1850
como una lenta ruptura con el pasado colonial.24 Para este autor, el desarrollo
económico de Colombia osciló después de 1810 entres dos modelos: uno, que luchaba
por reconstituir los fundamentos coloniales de la economía nacional contra otro, que
aspiraba a una ruptura con oposición al desarrollo económico moderno. Más o menos,
unos tradicionales contra otros que pretendían romper con las trabas coloniales. De ahí
se entiende que la segunda mitad del siglo xix representó dicha ruptura con el pasado
colonial, de la cual sería heredera la primera mitad del xix. En síntesis, para el periodo
que nos interesa, los gobiernos posteriores a 1830, dice Tovar, lograron sostener el
patrón de desarrollo sobre parámetros de origen colonial. Solamente a partir del primer
gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera (1845-1849) se dieron los primeros pasos
22
BUSHNELL, David, Colombia…, pp. 114-117.
23
BUSHNELL, David, Colombia…, p. 151.
24
TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura...p, 87.

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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

tendientes a reorientar la economía colombiana sobre fundamentos liberales, para Tovar


este movimiento tomó pleno vuelo durante la administración de José Hilario López
(1849-1853).
Tovar, no obstante, nos habla de la importancia de la década del 30 en esta
reorientación de la economía pues “fue sólo en la década del 30 cuando se reordenó la
economía nacional y los viejos herederos del sistema de haciendas, propio del siglo
xviii, se lanzaron a una ofensiva de reconstrucción de los antiguos órdenes".25 Sin
embargo es notable el dejo de la taxonomía comerciante versus terrateniente que se
discutía en la sección anterior en este autor. Este lanzamiento a la reconstrucción de un
orden perdido del que nos habla Tovar, de aquellos viejos herederos presenta problemas
para un entendimiento más amplio de élites como la caucana. Bajo el esquema de este
autor, por ejemplo ¿cómo clasificaríamos a la élite caucana? Probablemente se
respondería con la caracterización de éste grupo bajo un halo de reconquista de
privilegios, desconociendo las iniciativas señaladas en apartes anteriores. Así, la
dualidad viejo-nuevo se plantea en este autor en toda su magnitud: "algunas de las
viejas familias coloniales se proyectaron sobre el siglo xix como legítimos herederos de
viejos sistemas de organización económica, mientras que otras tierras fueron adquiridas
por modernos comerciantes deseosos de convertirlas en renovadas unidades de
producción".26
A esta altura, resulta clara la similitud de los puntos en los autores trabajados. Uno
haciendo énfasis en que hay un estancamiento total, otro hablando de una lenta y torpe
ruptura, y otro haciendo énfasis en la dualidad viejo-nuevo, hablando de la reconquista
de los antiguos órdenes por parte de familias coloniales amenazadas. Esto nos lleva a
una pregunta de carácter historiográfico. Lo que podríamos decir que tienen en común
estas aproximaciones es un rasgo de decaimiento del periodo en mención, con élites
abordo. Ahora bien, al aludir a que en este periodo la economía decayó ¿de qué estamos
hablando?. Sin desconocer la delicada situación del país en términos financieros es
necesario recordar a Peter Burke: "decadencia es un concepto sin el cual los
historiadores encontrarían difícil realizar su trabajo, pero así y todo, se trata en el fondo
de un término bastante vago".27

25
TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura..., p. 91.
26
TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura..., p. 95.
27
BURKE, Peter, Venecia…, p. 171.

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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

4. Dinamismo económico en una lenta ruptura. La élite caucana entre 1830-1840, y


las reformas de mediados del siglo XIX

Antes que nada es necesario señalar un desplazamiento que no debe olvidarse al


hablar de este periodo. Como se ha mencionado, no se trata de ubicar un periodo y una
provincia exitosa en términos económicos y sin problemas de crisis en donde
efectivamente las hubo. Al respecto, se parte de un deslizamiento de los polos de
desarrollo colonial hacia centros más funcionales para la nueva vocación exportadora
que se quería incentivar, en ese deslizamiento de los ejes Popayán, capital de la
provincia del Cauca, resulta gravemente afectada, pues su descenso en tanto poderosa
ciudad colonial no puede negarse, a la vez que tampoco es posible de ocultar el
surgimiento del Valle del Cauca como nuevo polo de desarrollo económico y
comercial. Así Cali, inexistente en la Colonia, toma cada vez más lugar en el primado
regional anteriormente circunscrito a Popayán. Sin embargo este descenso de la élite
payanesa no debe equipararse a los intentos desesperados de una élite para reconstruir
aquellos antiguos órdenes en los cuales habían tenido los rasgos identificados por
Burke: prestigio, poder y riqueza. Como se señalo al principio, se trataba de un cambio,
cambio al que se debía intentar llevar la iniciativa, que debía ser controlado por quienes
habían controlado iniciativas anteriores.
De esta manera, se ha visto cómo el grueso, sino todo el análisis de este periodo, se
basa en la consideración de las reformas de mediados de siglo como una ruptura en la
prolongación de la economía colonial, caracterización primordial de la primera mitad
del siglo XIX. Así, frente a un pasado oscuro, emergería la esperanza de unas reformas
prometedoras, más en el crecimiento vía desarrollo exportador que la apuesta por
incentivar un mercado interno. De hecho, la lectura de estas reformas insisten en éstas
como un punto de ruptura, de hecho se denomina este momento como “revolución”. Si
bien a partir de estas reformas, ciertas dinámicas económicas que no eran pensables en
la primera mitad de siglo tuvieron lugar, el error viene a ser cuando no las leemos como
punto de articulación de una etapa de crecimiento con la práctica de la política
librecambista y exportadora y las entendemos como fruto de mentes preclaras,
iluminando un periodo caracterizado por su falta de iniciativa.
Por otro lado, resulta importante señalar que las primeras décadas de la república
fomentaron un proteccionismo moderado, en especial hacia 1828 (vicepresidencia de

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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

Santander) se inició un movimiento proteccionista que se concretó en 1833, esto se


evidencia, por ejemplo, en el aumento del gravamen de importación, pues para 1833 se
había elevado en 9% con respecto a 1821. Sin embargo, debido al contrabando causado
por el aumento en los gravámenes, en 1834 se volvieron a disminuir. La puesta en
marcha de los consulados de comercio por estas décadas: pone en evidencia este tipo de
iniciativas, pues estos proyectos se acompañaban de ciertas condiciones mínimas para
su funcionamiento, condiciones que muchas veces se aseguraron relativamente en
décadas posteriores. En especial como supuestos pero a la vez resultados de estas casas
se destacan la paz y la unión como condiciones mínimas para el progreso económico.
Por otro lado, de la mano con la puesta en marcha de esta casa, era necesario promover
el fomento de la agricultura estimulando sectores que no se hubieran desarrollado en
otras regiones, el cultivo del tabaco como producto básico de exportación, (por lo tanto
era necesario suprimir el estanco y permitir el libre cultivo), la conexión con circuitos
comerciales por medio de productos de origen colonial como el cacao, el trigo y el
algodón, la recuperación de los mercados internos, el alivio de la escasez de circulante
(dada la incertidumbre de la década anterior y la crisis minera) y el impulso de mejoras
en las vías de comunicación, tanto de caminos interprovinciales como de navegación
por el río Magdalena.
Por otro lado, hacia 1830, el proteccionismo no se limito al manejo del arancel
externo, al mismo tiempo se puso en marcha toda una política de privilegios y
estímulos a todo tipo de industrias modernas que quisieran organizarse en el país. La
política, según Tovar, comprendía: "monopolio temporal para la técnica, préstamos
nacionales a las nuevas fábricas, exención de impuestos para la maquinaria y
herramientas necesarias".28 En esta década parecería coincidir el interés del gobierno y
de los comerciantes en desarrollar nuevas fuentes de exportación. Nos da muestras de
ello el inicio del proceso de consolidación del comercio exterior hacia 1830, en especial
con países como Inglaterra, Francia y Estados Unidos que sustituyeron a España, los
cuales veían en las nuevas repúblicas perspectivas de nuevos mercados. No obstante en
lo que respecta a la coincidencia de los intereses estatales con los particulares sólo llega
a encontrarse un punto de articulación de las necesidades fiscales del estado con la
posición con respecto al monopolio del tabaco hasta la mitad del siglo. Al respecto cabe
señalar el ejemplo del tabaco, pues hacia los años de 1830 tiene lugar el primer ensayo
28
TOVAR, Pinzón Hermes, "La lenta ruptura..., p. 112.

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de exportación por parte del estado, aunque en la década siguiente se decide realizar
una concesión al sector privado de las factorías de Ambalema, Palmira y Girón,
transacción que por otro lado permitió el rápido incremento de las exportaciones del
producto.
Ahora bien, llega a resultar importante, por lo menos a modo tentativo, leer estas
reformas no sólo como el inicio de un proceso (incentivación a la formación de
empresas, política librecambista, orientación exportadora) sino como la culminación de
tendencias de tiempo atrás. Estas tendencias pueden rastrearse tanto en las reformas
promovidas hacia el año 1830 por administraciones como las de Santander, los
programas de gobierno como los presentados por Mosquera, y las iniciativas
comerciales y empresariales encarnadas en élites como las caucanas, instalando casas
de comercio, buscando productos que les permitan conectarse a circuitos de comercio
de larga distancia, abogando por la construcción de carreteras y de puentes entre zonas
de producción y puertos.
Al respecto resulta importante realizar una mirada a estas tímidas reformas de la
década de 1830 que se reseñaron en los autores de la sección anterior, en especial la
forma en la que Bushnell las menciona. Hacia 1830 podemos encontrar
reglamentaciones que se convierten en uno de los antecedentes más claros a las
reformas de mediados de siglo. Entre estas reformas encontramos la supresión de los
conventos menores, exceptuando los de Pasto, “dado el peligro de anexión al Ecuador
de esta región con adeptos ultraconservadores”, la mesura en las finanzas y la
preocupación por los detalles administrativos evidenciada por Santander tanto en la
vicepresidencia en la década pasada como en su presidencia en 1832.29
El congreso en 1832 abolió definitivamente la alcabala, a pesar de la negativa de
Santander. La justificación que brinda Santander resulta esclarecedora, pues señala una
de las razones más fuertes de la negativa a poner en marcha muchas de las reformas
propuestas: de lo que se trataba no era de una negativa contundente frente a un proyecto
liberalizador que intentaba instalarse, más bien de la imposibilidad de realizarlo
efectiva e inmediatamente. Bushnell señala este punto con claridad: “Santander no
objetaba la intención de eliminar el gravoso impuesto [refiriéndose a la alcabala], pero
creía que el tesoro de la nación no estaba todavía en condiciones de prescindir de él”.30

29
BUSHNELL, David, Colombia…, p. 126.
30
BUSHNELL, David, Colombia…, p. 129.

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Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
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De la misma forma puede leerse la negativa a combatida por Santander de eliminar el


monopolio del tabaco, más que por fobia a reformas liberales a necesidad de mantener
con alguna solvencia el gobierno.
Es precisamente por estas tímidas reformas proteccionistas que las dinámicas que
desembocarán en las reformas liberales tienen lugar, no podemos hablar de un fracaso
de estas reformas, pues como se vio se trataba más de una preocupación por sostener un
gobierno quebrado que de negativa doctrinaria a no modernizar el país. Es más,
podemos hablar de una base brindada por estas reformas para que las de mediados de
siglo tengan lugar. El mismo Mosquera un poco antes de mediados de siglo ya veía más
cercana la posibilidad de llevar reformas con un tono más radical a cabo. En una carta
al general Espina, corresponsal cartagenero le manifiesta el interés que tiene en
propagar su manifiesto de gobierno en miras a su elección como senador de la
provincia de Cartagena. Los puntos del programa Mosquera los resume así: “tolerancia
política, civil y religiosa en tosa su extensión, instrucción y civilización de las masas
del pueblo...progreso material comenzando por las vías de comunicación, libertad
completa de la enseñanza..., reforma en el sistema tributario para que las contribuciones
sean proporcionadas a las rentas de los particulares”.31
De esta forma, resulta muy difícil caracterizar a Mosquera bajo la categoría
terrateniente nostálgico cuando es bajo su presidencia que estas reformas empiezan a
escenificarse. De igual modo podríamos recordar dos aspectos esenciales de su faceta
económica: la hacienda Coconuco y las casas e iniciativas comerciales, en dónde se
presencia con claridad el tipo de iniciativas, bastante alejadas al rescate del orden
colonial, que pueden identificarse en Mosquera. En lo que respecta a la hacienda. En
ella se introdujeron cambios importantes en la organización productiva y en los
sistemas de trabajo, tal y como se evidencia en un documento de 1842.32 De esta forma,
la Hacienda refleja no una lenta transición entre el pasado esclavista y las nuevas
condiciones generadas por la independencia, sino consolida tendencias presentadas en
el periodo en el que se situaban, por ejemplo es notable el giro, dada la inevitable
manumisión de los esclavos, de la retención de esclavos libertos como arrendatarios.
Se destacan de igual forma, las modificaciones introducidas en la hacienda las cuales
dejaban vislumbrar una transformación en el carácter esclavista de la propiedad, para

31
CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego, Tomas Cipriano..., p. 160.
32
HELGUERA, J. Leon, "Coconuco...

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dar paso a una de agricultura y ganadería diversificada, con miras a encontrar productos
de agro-exportación. León Helguera recoge apropiadamente este tránsito cuando señala
que “a pesar de sus crecientes intereses políticos, el General Mosquera no abandonó,
sobre todo entre 1833 a 1838, su afán de convertir a su Coconuco en una en una
hacienda modelo de las de la Nueva Granada. Su estadía en Europa y en los Estados
Unidos (1831-1833) le sirvió para comprar y remitir docenas de distintas clases de
semillas y arbustos, y para informarse de las prácticas más modernas de agricultura y
ganadería de aquella época. Por ejemplo en septiembre de 1833, ya habían llegado a
Popayán (destinadas a Coconuco) dos espigas de trigo de Chesapeake, uno de los
mejores cultivados en norteamérica”.33
Este intento de diversificación se acompañaba de igual forma por el intento de abrir
una carretera entre Cali y Buenaventura. Dicha vía le permitiría sacar los productos de
su hacienda al comercio de larga distancia. A esta altura ya se evidencian los rasgos de
Mosquera como hombre de negocios. Es importante señalar cómo la empresa de
construcción de la carretera Mosquera deseaba emprenderla con su yerno, el general
Herrán y su primo Julio Arboleda. Así, una iniciativa empresarial se convierte también
en una estrategia familiar, pues el pago que exigían a cambio de la construcción de la
carretera eran 200.000 fanegadas de tierras cercanas a la carretera. Veamos la carta
enviada por Mosquera y su compañía a “los señores del senado y la cámara de
representantes”. La comunicación presenta el siguiente contenido:

“Deseamos hacer un camino de carro que una el Valle del Cauca al mar y lo
haremos para sacar esta hermosa y fértil porción de la Nueva Granada de la
pobreza en la que se halla si os dignáis concedernos: el derecho exclusivo de
tener vehículos de ruedas en este camino... el cobrar medio real de peaje por cada
caballería que transite por el camino que construyamos...doscientas mil fanegadas
de tierras baldías a orillas del camino o en donde nosotros las escojamos”.34

En cuanto a las iniciativas comerciales. Estas iniciativas se ubican en un espectro


amplio. Comenzando por el empresario de gestión ante el en el año 49, tal y como lo
presenciamos en el aparte anterior, o hacia la misma época, en meses anteriores el
hombre de negocios que se interesaba en construir el camino del Magdalena y deseaba
vincularse a la obra de construcción del ferrocarril del istmo. Encontramos iniciativas
empresariales de carácter familiar, con un tono más privado. De estas iniciativas, quizá

33
HELGUERA, J. Leon, "Coconuco...., p. 191.
34
CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego, Tomas Cipriano..., p. 168.

19
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la más importante sea la instalación de Mosquera & Herrán Co, casa comercial
montada con su yerno, el general Herrán, con sedes en Brooklyn, Panamá tal y como se
ha señalado en la sección primera de este escrito. Se destacan también los deseos de
comercialización de productos en su red de casas comerciales, en donde juega, como
era de esperarse, un papel muy importante el tabaco. Así, desde Brooklyn le escribe a
Patricio Wilson diciéndole: “voy a establecer aquí una casa con el general Herrán y mi
hermano Manuel María, corresponsal de la que tengo en Panamá. Podemos encargarnos
de la venta de sus tabacos. Si quiere usted mandarnos algunos, y lo haremos con mucho
empeño, para servir a usted, y en todo lo que se le ofrezca, vale”.35

5. Anotaciones finales

Al poner énfasis en el aspecto meramente terrateniente —el cual no hay que


desconocerlo, pero tampoco supervalorarlo— de las élites de la primera mitad del siglo
y con ellas una caracterización de esta primera mitad como una continuación de lo
mismo, o a lo sumo como una despaciosa y torpe ruptura con un pasado colonial —
pasado que élites como la caucana desearían recuperar—, se insistía en las reformas de
mediados de siglo como una ruptura contundente, casi revolucionaria. Dicha ruptura
marcaría el inicio de un ‘verdadero’ punto cero, partida del periodo que luego
conoceríamos como Olimpo radical. En este sentido, el esquema completo sería el
siguiente: élites estáticas y terratenientes intentando defender sus privilegios coloniales
y aterrorizadas con el régimen republicano. Primera mitad del siglo como periodo
oscuro e inmóvil, a lo sumo como una lenta ruptura y por último reformas de mediados
de siglo revolucionarias y verdaderamente transformadoras. El esquema aparece casi
sin fisuras. El intento de este trabajo se constituyó en ver y demostrar aquellas fisuras
en la lectura de las reformas de mediados de siglo a partir del estudio de las élites,
específicamente la caucana. Así, este texto contó con una motivación doble: señalar una
lectura de las reformas de mediados de siglo un tanto diferente, teniendo en cuenta otra
relación con el periodo que las antecede, a partir de el estudio de las élites. Es también,
en ese sentido, una apuesta metodológica: desea mostrar la relevancia que tiene el
estudio de las élites para aguzar el lente de análisis. De esta manera, la idea que guió
este trabajo fue la consideración de las reformas de mediados de siglo como

35
CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego, Tomas Cipriano..., p. 166.

20
Hensel R., Franz. “La élite caucana en el siglo XIX: comercio, parentesco y amistad”.
En: Vázquez, Belín y Dalla Corte, Gabriela. (2002) Empresarios y empresas en
América Latina (siglos XVIII-XX). Maracaibo: Universidad de Maracaibo.

culminación de un periodo, como momento necesario de una serie de tentativas e


intentos de carácter empresarial, de inserción en la economía mundo y de dinamización
del comercio que tuvieron inicio en las décadas que se ven simplemente como
“prolongación de la economía colonial”.36
Entonces, podemos aventurarnos a decir, de la mano de Frank Safford, que “dentro
de los límites que imponían los recursos de capital, el mercado interno y el ambiente
político, los comerciantes capitalistas de diferentes regiones del país mostraron muchas
capacidades...entre las clases altas no faltaba el espíritu emprendedor, empresarial”.37
En este sentido, el estudio de las élites arroja aportes significativos para una
comprensión más amplia del periodo en el que se enmarcan, incluyendo las reformas de
mediados de siglo. Es decir, las élites juegan un papel importante en una relectura de
las reformas como inicio y culminación de un proceso. Así, imaginar a unas élites
estáticas y aterradas en un periodo oscuro resulta sencillo, no obstante el problema
viene a ser cuando estas élites no cuadran muy bien en dicha caracterización pues la
imagen elaborada de este periodo empieza a perder fuerza.

36
BUSHNELL, David, Colombia... pp. 114-117.
37
SAFFORD, Frank Robinson, "Empresarios nacionales y extranjeros en colombia durante el siglo XIX", en Anuario
colombiano de historia social y de la cultura Nº 4, Bogotá, 1969, pp 87-111, cita de p. 111.

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