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Héctor Fernández Alvarez

FUNDAMENTOS DE UN
MODELO INTEGRATIVO
EN PSICOTERAPIA

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Prohibida su F?eproducción ~ Ley 11723

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Cubierta de Gustavo Macri

la.. edición, 1992

Impreso en la Argentina - Printed in Argentina


Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723

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Defensa 599, Buenos Aires
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ISBN 950-12-3123-2
Capítulo 6

CARACTER CONSTRUCTIVO
DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA

LA ACTIVIDAD PSIQUICA COMO


CONSTRUCCION DE LA REALIDAD

La experiencia psicológica puede definirse como el conjunto


de operaciog~s interiores y exteriores que realizan los seres
humanos en su condición de sujetos de una incesante actividad
gobernada por su afán de conocimiento. Dicha experiencia
surge del entrecruzamiento de dos factores codeterminantes
básicos: la actividad biológica y la actividad social. Sin ellos,
dicha experiencia no tendría lugar, pero tampoco es reductible
a dichos factores.
Vista desde el punto de vista psicológico, la experiencia
humana se origina en ese entrecruzamiento, y desde esta
perspectiva no existe prevalencia alguna entre lo biológico y lo
social, pues ambos concurren simultáneamente en la creación
de las condiciones que hacen posible la aparición de lo psíquico.
Esta perspectiva, que enraíza en la tradición iniciada por el
pensamiento vigotskiano, se desplegó a lo largo de la produc-
ción teórica del presente siglo a través de aquellos modelos
conceptuales que eludieron las explicaciones positivistas e
idealistas de la vida psicológica.
El esquema de la concepción empirista-positivista de la
actividad psíquica nos acostumbró a la idea de que dicha
actividad surgió como resultado de la evolución y complejización
114 FUNDM.-IENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

de los fenómenos biológicos, y que la actividad social resultó, a


su vez, de otro proceso de complejización semejante. Para esa
tradición, lo biológico, lo psicológico y lo social se habían
constituido, por lo tanto, como estratos progresivos y super-
puestos del desarrollo material. La representación gráfica de
esta concepción se corresponde con una pirámide cuya base es
lo biológico, y sobre la que se apoyan, como franjas sucesivas,
los estratos psicológico y social.

NIVELES

SOCIAL

BIOLOGICO ,___ _ _ _ _ ___.

o
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o
() G
G o
~
-
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o o
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¡:¡:¡ -
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p.
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NIVELES

Gráfico 3

En su lugar, creemos más conveniente emplear un


modelo de desarrollo concurrente de los tres niveles, que
concibe la evolución de los fenómenos psicológicos, de forma
simultánea con el desarrollo de los procesos biológicos y
sociales. Ello implica pensar que ninguno de estos órdenes,
que utilizamos para describir diferentes planos de nuestra
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 115

experiencia, puede privilegiarse o suponerse prevalente res-


pecto de los otros. Como veremos más adelante, la idea de que
lo biológico no prefigura lo psicológico tiene alcances muy sig-
nificativos para la práctica clínica.
Los seres humanos necesitan organizar la realidad en la
que deben desplegar su vida y, para ello, cumplen una tarea
constructiva permanente. Empecemos por definir lo que es una
construcción de la realidad. Es la forma de organización de la
experiencia personal en la que cada individuo refleja su re-
presentación del mundo (incluyendo su autorrepresentación).
Dicha organización resulta de la acción de un sistema,
integrado por un conjunto de estructuras de significado. 1
Las construcciones de la realidad que realizamos los seres
humanos son operaciones necesarias y no contingentes, y su
finalidad primordial está dirigida a sostener el sentimiento da
identidad personal, requerido para preservar la actividad
psicológica. Existe una estricta correspondencia entre esta
necesidad y la que rige, tanto en el orden social como en el
biológico. Las estructuras neurobiológicas operan de acuerdo
con un principio de actividad y organización que preserva su
naturaleza y funcionamiento, así como en el orden social las
estructuras correspondientes operan bajo la necesidad de
preservar el cumplimiento de un orden de legalidad, que
garantice la efectividad de las normas. El cumplimiento de
estos requisitos de organización asegura: en el orden social, el
funcionamiento de las instituciones, evitando la desintegración
del sistema, la anomia y el caos; en el orden biológico, el
funcionamiento vital, evitando la desintegración celular y, por
consiguiente, la muerte física.
En los últimos tiempos ha surgido un importante moví-

l. Para Kelly, una construcción equivale a un modo por el cual algunas cosas se
construyen como iguales y sin embargo diferentes de otras. Son como canales por los
que fluyen los procesos de la mente; son también avenidas de doble mano que pueden
transitnrsc para alcam·.ar conclusiones.
116 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

miento, en el campo de la filosofía de las ciencias así como en la


sociología del conocimiento, sobre el papel del desorden en la
conformación de la realidad. Esto ha dado lugar a un vigoroso
rmpuis~- de los científicos e investigadores, tanto en el campo de
las ciencias físico-químicas como en el de las disciplinas
sociales. La teoría de las catástrofes difundida principalmente
por la obra de René Thom (1972) es sólo una de estas expre-
siones. El profesor de la Sorbona, Georges Balandier ( 1988) ha
presentado recientemente una intrigante visión, desde la so-
ciología, de este "elogio" del caos como forma constitutiva de la
realidad. Tales aproximaciones no son, por supuesto, algo
totalmente nuevo en la historia del pensamiento humano; las
teorías anárquicas del conocimiento se pueden rastrear hasta
tiempos muy remotos, no obstante lo cual es interesante
observar la fuerza y la fecundidad que parece readquirir esta
tendencia en la actualidad.
Ello no elimina el valor del carácter estructurante Y
ordenador de la experiencia, tal como aparece en la percepción
interpersonal, dentro del marco de un contexto histórico
determinado. Lo que definitivamente se nos impone, cada vez
con más fuerza, es la convicción de que_orden no es sinónimo de
estabilidad, que crecimiento no equivale a progresión lineal ni
continua y que la organización de las estructuras no se rige por
funciones fijas sino oscilantes y variables. El alcance adquirido
por las hipótesis sobre desarrollos aleatorios, así como el papel
de las evoluciones caóticas en la conformación de la realidad,
sirven para demostrar que en el universo de mundos posibles
no existe una forma de organización única y definitiva que
podamos convalidar como absoluta, y que todos los mapas
cognitivos que estructuramos en torno a la realidad son
interpretaciones (modelos constructivos) que necesitamos para
enfrentar los requerimientos de nuestra experiencia parti-
cular.
Para garantizar nuestra existencia, los seres humanos
necesitamos desarrollar y preservar un triple orden de
realidad: psicológico, biológico y social. Lo que define la
realidad humana es la coexistencia de estos planos en una
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 117

experiencia integrada. Las construcciones de la realidad, al


asegurar la existencia de un sentido de identidad personal,
garantizan la continuidad de la vida desde el punto de vista
psicológico y preservan la condición subjetiva de la experiencia.
La conservación de este sentimiento de identidad es el aval
necesario para poder hablar de la existencia de las personas
como sujetos.
. ,9_ad~~~~~r~~ci?? .~~ ~on~r~t? por medio de patrones.__de
Sigmficación cuya organización es estructural. Así como las
estructuras biológicas se preservan po~ medi~- de una serie de
operaciones fisiológicas y las estructuras sociales se preservan
en. el cumplimiento de una organización legal, las estructuras
psicológicas se preservan en la medida que el ser humano
puede dotar de significado a su experiencia. Si el ser humano
fracasa en ello, su existencia misma, en cuanto persona, se ve
amenazada. Esto es lo que experimentamos frente a algunas
situaciones límite; es también lo que experimentan los suicidas
cuando elaboran la idea de que "esto no tiene más sentido" Y,
probablemente, sea lo que ocurre en el universo de esos seres
enigmáticos que llamamos autistas. El tipo de existencia vital
en que no se ha logrado desarrollar una estructura personal en '
el sentido que aquí hablamos está ilustrado en los relatos de los ¡
famosos niños lobos. Criados en un estado de aislamiento total !
respecto de la vida en sociedad, estos seres han podido
sobrevivir a las exigencias del orden biológico, pero no lograron
organizar las construcciones necesarias para poder constituirse (
en sujetos personales. Por extensión, podemos decir que la vida 1
animal es una muestra de formas de organización biológica 1,

donde se verifica la ausencia de un desarrollo de construcciones


de la realidad, en sentido psicológico. Los fenómenos psíquicos ,
que vemos y estudiamos en los animales son, por lo tanto, •
procesos equivalentes a los humanos, pero al mismo tiempo/
radicalmente diferentes.
La posibilidad de dotar de sentido a la experiencia
equivale a desarrollar un self, una identidad, y ello significa
disponer de una serie de recursos que permitan autoorganizar
la experiencia en torno a un eje de subjetividad, contar con los
118 FUNDAlviENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

elementos que faciliten enfrentar las nuevas experiencias


procurando integrarlas a las ya vividas y planear el futuro de
, acuerdo con un guión que nos represente. Como se podrá
apreciar, encontramos una continuidad indisociable entre la
' capacidad de elaborar significados y la posibilidad de encontrar
un sentido a la experiencia. Efectivamente, si bien ambos
·hechos describen distintos aspectos específicos de la actividad
personal, ambos fenómenos requieren y merecen ser entendi-
dos como dos aspectos indisociables de una misma necesidad,
cuya finalidad es situar al individuo y proveerlo de los recursos
para enfrentar su experiencia.

COGNICION, CONOCIMIENTO Y CONSTRUCCION

La posibilidad de accionar psicológicamente depende de


que los seres humanos posean alguna forma de conocimiento de
la realidad (incluidos ellos mismos, obviamente, como parte de
esa realidad), conocimiento que no se reduce a una forma fija o
determinada, pues depende de cada organización personal
(individuo, grupo, sociedad) y cultural que lo produce. La
tradición occidental en donde ha crecido nuestro pensamiento,
identifica el conocimiento, habitualmente, como una forma de
organización racional, tal como se desprende del pensamiento
griego y todas sus variaciones, producidas a lo largo de vein-
ticinco siglos. Sin embargo, resulta evidente que el conoci-
miento no se reduce a esa posibilidad, y que no hay argumentos
consistentes en favor de la existencia de una única forma
privilegiada de conocimiento.
Como los seres humanos somos constructores permanen-
tes de la realidad que vivimos, el aparato de la cultura,
desplegado a lo largo de la historia, es una tarea constante de
autoconstrucción. Lo que llamamos "realidad" no es otra cosa
que la manera de delimitar el ámbito en donde se despliega la
vida, psicológicamente hablando. Decir realidad es hablar del
referente que el hombre construye para situar su experiencia.
Esto no significa que estemos incapacitados de concebir la
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 119

existencia de diferentes realidades y, en buena medida, lo más


sorprendente del ser humano reside probablemente en esa
excepcional capacidad de imaginar situaciones que desconoce.
Sin embargo, aun cuando podamos concebir realidades inde-
pendientes de nosotros mismos y enunciar hipótesis sobre su
funcionamiento, nuestra experiencia de ellas está surcada
ineludiblemente por nuestra manera de percibir, de sentir y de
recordar.
El mundo es, pues, la morada de nuestra existencia, en
tanto ella requiere de un espacio en donde se sitúe nuestro
despliegue histórico. De allí se deduce la imposibilidad de tener
una visión acabada y definitiva de ella, ya que nuestra
experiencia, sometida a cambios permanentes, nos obliga a
revisar la elaboración de los mapas que trazamos a cada
instante. No podemos saber en sentido absoluto en qué consiste
lo real, pero podemos pensar en ello. Más aún, mucho más: no
podemos dejar de hacerlo.
La utilidad de emplear principios de la psicología
cognitiva obedece a la posibilidad que nos brinda de describir la
capacidad constructiva del ser humano en función de acciones
intrínsecamente psicológicas destinadas a procesar informa-
ciones, en cuanto unidades y redes que forman esquemas de
conocimiento, con autonomía de los contenidos y de la forma
como son llenados. Esto no equivale, como ya quedará
suficientemente aclarado más adelante, que nos inclinemos
por una descripción procesal en sentido radical, es decir, por
una descripción que prescinda totalmente de los contenidos
que operan dichas cogniciones. N os interesa avanzar en una
descripción del comportamiento que muestre la importancia
del conocimiento, como punto de partida, absolutamente
necesario en toda acción humana.
Podemos movernos en el mundo porque tenemos cierto
conocimiento de él, del mismo modo que nos sentimos perdidos
frente a los espacios o las situaciones que nos resultan
desconocidas. Todo lo que hacemos es el resultado de un
diagrama de acciones basadas en el conocimiento que creemos
disponer sobre la realidad en la que debemos operar. La teoría
120 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

de la información contemporánea constituye una nueva


manera de intentar explicar la forma como los organismos
avanzan hacia el dominio de la realidad.
- Conocimiento y construcción son, por lo tanto, dos
. conceptos mutuamente convocantes, dos términos recíproca-
mente necesarios para sostener la existencia personal. Conoce-
mos porque somos capaces de construir una realidad, Y
construimos una representación del mundo porque somos
capaces de acceder a su conocimiento. Esta obra se realiza en
un espacio de interacción entre el sujeto y el entorno que señala
un territorio de intercambio necesario y permanente que
debemos abordar ecológicamente. Como dice Bronfenbrenner
(1979), "La ecología del desarrollo humano comprende el
estudio científico de la progresiva acomodación mutua entre un
ser humano activo, en desarrollo, y las propiedades cambiantes
de los entornos inmediatos en los que vive la persona en
desarrollo, en cuanto este proceso se ve afectado por las rela-
ciones que se establecen entre estos entomos y por los
contextos más grandes donde están incluidos los entornos".
Nuestro entorno se nos aparece como un campo de exigencias
que debemos afrontar, ya que nos plantea constantemente la
incertidumbre de su presencia y de su manera de afectar todas
nuestras situaciones vitales cotidianas.
Las fuentes del conocimiento humano son múltiples,
debiendo descartarse reducir sus alcances al desarrollo
exclusivo de los aspectos intelectuales. Parece indudable que
existen por lo menos tres vías de acceso principales para acce-
der al conocimiento: los procesos intelectuales, los procesos
emocionales y los procesos evaluativos. Cada acto humano de
conocimiento resulta de una síntesis de esos tres componentes
que actúan necesariamente ligados entre sí, aun cuando sea
posible examinarlos de forma autónoma, con el fin de
estudiarlos. Concebimos las cogniciones como actos constitu-
yentes del conocimiento y, en ese sentido, no es correcto
reducirlas a un acto intelectual, como también rechazamos su
corolario: la cualidad subsidiaria de las emociones. Sin duda
alguna, existe una larga tradición que ha propiciado ese tipo de
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 121

conceptualizaciones, pero no faltan las opiniones divergentes,


como la de Zajonc ya señalada. Una aproximación interesante
sobre el tema, con especial referencia al procesamiento de
información, puede leerse en Wyer y Srull (1989).
Aunque algunas de estas presentaciones ofrecen una
visión más integral del tema, insistimos en que lo más
apropiado es emplear el concepto de cognición para referirse a
la operación de producir conocimiento en sentido general,
incluyendo en ellas las tres facetas mencionadas.
Al mismo tiempo, debe descartarse la idea de que los
procesos de conocimiento de la realidad respondan exclusiva-
mente a la actividad consciente. Los procesos inconscientes
ocupan un lugar primordial en la acción de conocer, y en
realidad debe aceptarse que en buena medida son los procesos
más significativos, en parte debido a que operan ininterrum-
pidamente (a diferencia de lo que ocurre con los procesos
conscientes, que son discontinuos) y, en parte porque forman la
base sobre la que se apoyan las formas conscientes de
conocimiento.
Tenemos noticia de la existencia de nuestro conocimiento
pues contamos con un instrumento privilegiado: el lenguaje. El
nos permite saber qué conocemos y, recíprocamente, el cono-
cimiento lo constituye. Dado que las hipótesis generales sobre
nuestra actividad psíquica se basan en los llamados productos
finales, cuando describimos las cualidades del conocimiento lo
hacemos apoyándonos en las estructuras del lenguaje, desa-
rrollado y estructurado en el nivel de lo conceptual ~¿__
Pero sabemos por nuestra observación de la evolución del ser
humano que esta forma superior del lenguaje no está dada
desde un comienzo de la vida sino que se arriba a ella a través
de un complejo proceso. Existen, pues, otras formas más
primitivas del lenguaje que se inician con el comienzo mismo de
la vida.
Sabemos que existen formas de lenguaje basadas en
_r_~resentaciones corporales~~esivas, gestuales, ~!Q!E.§,
~ráficas, -~te., y todas ellas constituyen_aportes para la tarea de
~ono~iento. Dichas formas no desaparecen en la medida en
122 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

que surgen formas de operar de mayor abstracción y compleji-


dad, particularmente cuando se instauran las formas verbales
que son, sin lugar a dudas, las de mayor alcance y elaboración.
Tampoco cesan en su evolución, ya que continúan progresando
y desarrollando nuevas maneras de procesamiento. Con lo
cual, a medida que crece la experiencia personal, se forman
sistemas multiformes de lenguaje capaces de organizar niveles
de conocimiento cada vez mas complejos.

LA CONSTRUCCION COMO UN SISTEMA


DE ESTRUCTURAS DE SIGNIFICADO

Cuando oímos decir a alguien que "la vida es color de rosa"


o que "mi vida es una pesada cruz que vengo arrastrando desde
hace muchos años", estamos en presencia de distintos modos de
construir. Lo mismo ocurre cuando se habla de la "locura de
una época"; el poeta dice que el siglo XX es un cambalache o el
predicador proclama que estamos viviendo un tiempo de
perdición. ¿De qué están hechas las construcciones? Los
materiales que las forman, los elementos con que se arman, son
estructuras de significado que operan siempre como un
conjunto organizado, como un sistema. Estas estructuras de
significado constituyen la matriz fundamental del trabajo
terapéutico.
Nuestro conocimiento de las cosas depende, más allá de su
naturaleza intrínseca, de la posibilidad de otorgarles algún
significado. Conocer equivale a otorgar un significado a un
sector de la realidad. Expresado de este modo, el acto de
conocimiento es concebido, ciertamente, de manera muy
diferente del de la gnoseología positivista, donde el conocimiento
es entendido como una forma de descubrir un significado. En
ese caso, existe la certidumbre de que las cosas tienen un signi-
ficado y que la tarea de conocimiento consiste en develarlo.
El oficio de significar surge de la triple capacidad antes
mencionada a) de contar con la posibilidad de organizar una
forma y operar con ciertos contenidos, b) de regular el sistema
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 123

de tensiones y e) de construir una escala de valoración de las


cosas. Damos formas en la medida en que somos capaces de
manejar ciertos contenidos mediante discriminaciones basadas
en operaciones intelectuales, que permiten sentar las bases de
una estructuración progresiva; regulamos las tensiones en la
medida en que podemos distinguir niveles de satisfacción para
distintas situaciones, reconociendo su textura afectiva y
promoviendo un tono emocional, necesario para calibrar
nuestra disposición a la acción; finalmente, damos una
evaluación en la medida en que podemos diferenciar entre
distintos objetivos, basados en una escala de valores que define
la posición relativa de cada acción, dentro de un sistema
jerárquico de funciones. Intelecto, emoción y juicio son las tres
patas que articulan nuestro conocimiento.
Hablar del significado de la Luna implica una compleja
acción formal basada en la capacidad intelectual para identi-
ficar cualidades pertenecientes a distintas dimensiones; tam-
bién supone el reconocimiento de ciertas emociones vinculadas
con ese objeto y, finalmente, requiere unajerarquía valorativa
adjudicada a esa realidad. Como ejemplo basta recordar las
palabras del poeta:

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, 1úbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

(Federico García Lorca, Romancero Gitano.)

Como dice Guidano (1991), "el aspecto más singular de la


experiencia humana" es su ''lucha por el significado", evidente
124 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

tanto desde el punto de vista de la evolución como de la


ontogénesis. Todo lo que conocemos equivale al conjunto de
significados que somos capaces de elaborar, y nuestro saber es,
por lo tanto, relativo al grado de complejidad de esos signi-
ficados. De allí se deduce que toda verdad que pretendemos
manejar siempre es relativa a esos límites de nuestro saber; lo
que no nos impide construir también la existencia de una
verdad susceptible de contener el conocimiento o saber abso-
luto, del cual nuestras formas cotidianas parecen formas
degradadas o incompletas.
Por último, es necesario tener en cuenta que las construc-
ciones, como formas de organización de la experiencia, pueden
constituir expresiones no solamente individuales. Es posible
analizar los modos constructivos grupales y sociales que
sostienen los comportamientos. Ello ha constituido, sin duda,
uno de los aportes más significativos de la terapia sistémica.
Además, debe tenerse presente que las construcciones indivi-
duales, en la medida en que se configuran por medio del
lenguaje, siempre se organizan en un contexto específico. El
lenguaje expresa una herramienta eminentemente social, ya
que sus elementos y reglas de articulación dependen de la
existencia de una cultura que lo constituya. Como no hay
lenguajes de individuos aislados, tampoco existen significados
individuales aislados.
!¡ Las estructuras de significado constituyen el núcleo
1
¡fundamental del trabajo psicoterapéutico. Por ello, en los
próximos capítulos examinaremos en detalle sus característi-
cas y, dentro de ello, nos ocuparemos de describir los com-
ponentes particulares de los tres contenidos mentales. Pero
antes, resta aún exponer una condición de las construcciones
personales, decisiva para la psicoterapia.

Construcciones funcionales y disfuncionales

Las construcciones pueden ser funcionales o disfun.cionales.


Llamamos funcionales a aquellas construcciones que permiten
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 125

a la persona sentir que está cumpliendo cabalmente con su


guión, con su responsabilidad ante la vida; que no generan
dolor o sufrimiento persistente que carezca de sentido indivi-
dual y/o grupal para quien lo padece. Estas construcciones se
traducen por medio de signos visualizados como señales de un
proyecto vital. En las construcciones disfuncionales, en cambio,
se observa la presencia de un tipo de sufrimiento que carece de
dicho sentido, y los signos en que se traducen son considerados
como síntomas de algún trastorno atribuible a muy diversas
fuentes.
Las construcciones funcionales están en la base del senti-
miento de bienestar y constituyen el soporte de la experiencia
de felicidad. La persona que ha logrado elaborar una construc-
ción funcional dice sentirse bien, cree estar haciendo lo que
corresponde pata la situación que le toca enfrentar y piensa
confiadamente en su futuro. Por lo tanto, interpreta los signos
de su actividad y del entorno como representaciones con-
firmatorias del cumplimiento de un plan de vida sobre el que
tiene una evaluación positiva.
En consecuencia, las dificultades e inconvenientes son
significados como una parte necesaria del cumplimiento de ese
plan, y si ello lo conduce a enfrentar situaciones de dolor o
sufrimiento, éste es concebido como una situación necesaria
que debe atravesar. Estamos en este caso frente al militante
que lucha por defender una idea, frente al practicante que
participa de una comunidad religiosa, los padres que se
sacrifican por el bienestar de sus hijos, etcétera.
Las construcciones disfuncionales, en cambio, son las
formas de concebir la realidad que poseen aquellas personas
que dicen no sentirse bien, que sienten que no son felices, que
creen que su vida debería ser de un modo distinto del que es,
que viven amenazadoramente la presencia del futuro como un
tiempo en que serán infelices, que sufren y se quejan de ello
pues piensan que las cosas deberían ser de otra manera. Por
consiguiente, no encuentran sentido a sus sufrimientos, que
pasan a constituirse en representaciones negativas de su
realidad y expresión de alguna forma de alteración, malestar,
126 FUNDAMENTOS DE UN ?\IODELO INTEGRATIVO

trastorno, desorden, enfermedad, perturbación, disturbio,


etcétera.
La disfuncionalidad puede atribuirse a distintos factores.
Por un lado, la atribución puede corresponder con alguna
forma de causalidad interna o externa, lo que se relaciona con el
predominio dellocus de control interno o externo. Por otro lado,
la disfuncionalidad puede atribuirse a factores aleatorios.
Estos últimos son una variante de los factores externos, ya que
la persona los visualiza como algo ajeno y fuera de su control.
La idea de que el malestar que se sufre es obra de un destino
injusto es una de las maneras más habituales de esta forma de
atribución. Su importancia enraíza con alguna de las tradiciones
más hondas y antiguas de la experiencia humana, la tragedia,
cuya poesía nos acompaña desde los tiempos homéricos.
Que una construcción sea funcional equivale a decir que:

el sentimiento de identidad personal es suficientemente


fuerte (el individuo se preserva del sentimiento de confu-
sión personal);
la persona se siente segura en sus raíces (preservada del
sentimiento de inseguridad personal);
los otros son consonantes con la propia experiencia;
el cuerpo acompaña los requerimientos de la interacción
(decimos que el cuerpo nos responde);
las autoevaluaciones son positivas (sin contradecir la
capacidad autocrítica);
los demás confirman y convalidan la propia experiencia.

La funcionalidad o disfuncionalidad de una construcción


no constituyen términos dicotómicos sino que representan
polos o extremos de una continuidad. Cada individuo cuenta
con dispositivos específicos que le permiten realizar evaluaciones
por grados de forma permanente, variando la sensibilidad de
dichos dispositivos de manera interindividual. También
intraindividualmente, pues, en distintos momentos de la vida,
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 127

las personas tenemos diferentes modos de calibración del


ajuste logrado en nuestra percepción del mundo.
Hay dos maneras de abordar la determinación de la
funcionalidad de una construcción en particular. En primer
lugar, desde el punto de vista de la experiencia subjetiva, cada
construcción se traduce por medio de una vivencia de satisfac-
ción o insatisfacción. Dicha vivencia es el resultado de una
síntesis cognitiva que cada persona realiza a lo largo de toda su
vida. Esta síntesis expresa la posición que la persona cree tener
en relación con la triple dimensión constituida por los
parámetros de: . 1
1 1
_{
1
i(./)._., ü :J:_.i'TtSr:::-.t-1CG)...-.J
a) el nivel de gratificación corporal,
b) el nivel de participación en la distribución del poder,
e) el nivel o estado de resolución para enfrentar la propia
muerte.

Cada una de estas dimensiones surge también de forma


evolutiva. En un primer momento, sólo existe la dimensión de
la gratificación corporal. Somos un cuerpo y nuestra manera de
construir la realidad está en estricta correspondencia con el
grado de gratificación que experimentamos en el plano
corporal. Los psicoanalistas han examinado meticulosamente
las fases sucesivas que sigue el desarrollo de esta dimensión.
Freud mismo, en un principio, y algunos de sus primeros
seguidores como Abraham, describieron en detalle las zonas
' .
erógenas o espacios privilegiados de concentración de la
vivencia de satisfacción o insatisfacción.
En un segundo momento, la vivencia de satisfacción
agrega la estimación que el sujeto realiza del modo como
participa de la distribución del poder. En nuestro enfoque, esto
se organiza en torno a la tercera construcción/ cuando el niño,
alrededor de los 6 meses, comienza a participar activamente en

2. Los distintos niveles constructivos son expuestos en el capílulo ..l!L


-:.::;..:.-
128 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

la forma que se legisla la aprobación o desaprobación de las


acciones y movimientos de cada persona. Desde ese momento
en adelante, los seres humanos vivenciamos satisfactoriamen-
te o no nuestra realidad, de acuerdo con el grado en el que
participamos del poder. Creemos que esto no se subsume en la
dimensión de gratificación corporal, como se desprende del
modelo psicoanalítico. Más bien parece que ambas dimensio-
nes evolucionan en forma autónoma, si bien no de manera
independiente.
La experiencia del intercambio sexual en las parejas es
una situación privilegiada para examinar este fenómeno. Las
acciones de cada uno de sus integrantes suelen estar gobernadas
por el deseo de obtener un placer sexual, así como de ejercer
dominio sobre el otro. Estas dos intenciones pueden estar
articuladas o no. Cuando_ello no ocurre, una intencionalidad
supera a la otra y la supedita.
El esquema del psicoanálisis clásico condujo a pensar que
el afán de dominio que excedía los límites del placer sex.ual
normal era un ejemplo patológico. Ello se basó en una
reducción conceptual que no coincide con innumerables
situaciones por las que habitualmente atraviesa la experiencia
humana, a nivel individual o grupal. Más recientemente, los
autores sistémicos han recuperado el valor de las estrategias
de poder. Un texto preliminar fue el libro de ensayos, de Haley
(1969), Las tácticas de poder de Jesucristo.
En un tercer momento, la vivencia de satisfacción se
organiza en tomo a la dimensión de la capacidad que el ser
humano tiene para enfrentar la propia muerte. Esto se gesta a
partir de la sexta construcción y se consolida a lo largo de la
séptima. El grado de funcionalidad de una representación del
mundo queda ligado desde entonces a la posición en que cada
persona se encuentra para enfrentar la inexorable experiencia
del morir. Los autores existencialistas han ahondado espe-
cialmente en todo lo relativo al despliegue de esta dimensión.
(Véase por ejemplo, la excelente presentación de Irvin Yalom,
1980.)
Las tres dimensiones muestran un interjuego permanen-
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 129

te, y la forma como se codeterminan señala muchas de las


facetas interesantes de la dinámica personal. El papel que cada
una de estas dimensiones cumple en el desarrollo de la evo-
lución personal y la manera cómo se organizan serán exa-
minados detalladamente más adelante, en ocasión de tratar el
tema de la evolución de las construcciones disfuncionales
(capítulo 11).
En segundo lugar, desde el punto de vista de nuestro
análisis de la experiencia de padecimiento, la funcionalidad o
la disfuncionalidad pueden describirse por la relación existen te
entre las distintas estructuras de significado que conforman
una determinada construcción. La construcción es funcional
cuando las estructuras que la componen son sintónicas, ar-
mónicas y coherentes.
Decimos que son sintónicas cuando guardan adecuada
correspondencia con las estructuras que han servido para
organizar la experiencia pasada y permiten anticipar las
experiencias futuras. La sintonía es la cualidad fundamental
para entender el grado de funcionalidad de un sistema
constructivo, ya que define el grado de equilibrio que rige en la
arquitec~ura de la identidad personal. .
Decimos que las estructuras son armónicas cuando elm-
vel de información que habitualmente procesan es adecuado
para los_e_squ~mas de p_rocesamiento disponibles. Por distintas
razones, este nivel puede alte~~rse, alcanzando la cantidad Y
c?mplejidad de la información que circula en el interior del
Sistema, valores que traducimos como disarmónicos para
procesar la experiencia.
Finalmente decimos que las estructuras son coherentes
cuando su organización relativa muestra una adecuada
sincronización en las operaciones respectivas. Esta cuestión de
la coherencia (y por supuesto de la incoherencia) de los
significados es una de las cuestiones sobre las que más han
reparado los psicoterapeutas a lo largo de los años. Siguiendo
indicaciones tfcnicas o respondiendo simplemente a su intui-
ción, los terapeutas acostumbran ir en búsqueda de las
"contradicciones" que muestran los pacientes cuando hablan,
130 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

cuando describen sus conductas o cuando operan su comporta-


miento en el contexto de una sesión.
Los terapeutas se ocupan de hacer notar a sus pacientes
que, mientras en un momento decían estar contentos con algo,
dicen luego ya no estar más contentos con ello, o bien que poco
después de señalar la voluntad de alcanzar algo, dicen no sentir
ningún interés por ello. En el mismo sentido, no dejarán de
observar que el paciente se ríe mientras cuenta cosas que dice
lo hacen padecer, o que la agresión que manifiesta haber
sentido en una situación, no parece corresponderse con la
expresión que acompaña su relato de ello. Las contradicciones
de todo tipo que los terapeutas creen observarse en sus pa-
cientes son la prolongación de las equivocaciones, lapsus y ac-
tos fallidos de los que Freud habla en su Psicopatología de la
vida cotidiana. En ellas puede observar perfectamente el
carácte~ constructivo de la experiencia, del mismo modo que
apre~d1mos a observar cómo se reflejaba en ese tipo de pro-
ducciOnes, la presencia del inconsciente.
Igualmente es necesario hacer una observación impor-
tante: los terapeutas deben aprender a ver también en esas
contradicciones modos de significar y no deben confundirse,
realizando descripciones "objetivas" de la falta de acuerdo
lógico entre fenómenos. La relación esperada entre un
contenido verbal y una expresión emocional es una conexión
lógica para un observador, pero no necesariamente refleja la
única ni la mejor manera de establecer la ligazón entre esos
estados.
Las contradicciones observadas son una vía para explorar
si el paciente reconoce dichas discrepancias en el momento de
proceder a su autoobservación. Sólo entonces decimos que las
estructuras del paciente son incoherentes, y él mismo tratará
de ser coherente.
Nuevamente reaparece aquí un tema filosófico de impor-
tancia. Al describir que los procesos funcionales son el
resultado de categorías como la sintonía, la armonía Y la co-
herencia, estamos identificando la normalidad, la salud, el
bienestar, etc., como formas de un orden que traducen el
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 131

equilibrio y la con·espondencia. El debate sobre este punto es


una de las cuestiones más profundas y enriquecedoras del
campo terapéutico. Por un lado, se puede cuestionar la
legitimidad de establecer los criterios de salud por correspon-
dencia con un orden sintónico. Se puede ir más lejos aún y
cuestionar la legitimidad de establecer esos criterios por
arreglo a cualquier orden. Y finalmente se puede llegar hasta el
final, al cuestionamiento sobre la legitimidad de intentar
posicionar criterios de salud.
A lo largo de este primer siglo de psicoterapias hemos
asistido a todos estos planteos. Afortunadamente, hemos sido
testigos de todas estas críticas y pudimos observar sus alcances
y sus efectos. ¿No fue tal vez Wilhelm Reich un pionero en este
tipo de cuestionamientos? Thomas Szasz (1961, 1970), ya más
cerca de nosotros, es autor de algunos textos especialmente
lúcidos sobre los alcances de los juicios que manipulamos los
terapeutas. La llamada revolución antipsiquiátrica fue prolí-
fica en este tipo de críticas. Pero no fue privativo de ella.
Cruzando el canal, Lacan y sus seguidores se cuentan entre los
más activos ~uestionadores en estos temas. Su embate tuvo un
blanco muy definido: la "versión norteamericana del psicoa-
nálisis". Heinz Hartmann había sostenido enfáticamente la
existencia de mecanismos del yo libres de conflicto, abriendo
las puertas a la psicología del yo. Su corolario: la labor
psicoanalítica debía encolumnarse detrás de las huestes
destinadas a colaborar en la adaptación de las personas.
Durante un largo tiempo, se debatió extensamente sobre
si la tarea psicoterapéutica debía ser o no favorecedora de la
adaptación. Este tema, por demás apasionante, no dispone
aquí del espacio suficiente para su tratamiento. Pero no
podemos dejar de observar que dicho debate se vio arrastrado,
a nuestro parecer, hacia un lugar equívoco. En lugar de discutir
sobre la conveniencia o inconveniencia de favorecer la adap-
tación, debería discutirse sobre qué tipo de adaptación se
propicia, ya que parece improbable que se haga una tarea de
este tipo, sin que se impulse alguna forma de adaptación. La
visión clínica es contundente, en el sentido de que los pacientes
132 FUNDAMENTOS DE UN MODELO INTEGRATIVO

buscan ayuda para poder adaptarse, de alguna manera, a


·ciertas situaciones y circunstancias. Desconocer este punto es
una falacia. Lo que no significa aceptar pasivamente una forma
única de comportamiento como ejemplo definitivo de adapta-
ción saludable. Cuando hablamos de un orden, cuando
describimos la búsqueda de una relación sintónica en el
universo constructivo, cuando observamos la necesidad de
obtener cierta armonía informacional y cierta coherencia
procesal, estamos hablando de un orden personal, de un
equilibrio que refleje la singularidad que no es, por otra parte,
producto exclusivo del individuo, pues debe expresar también
las condiciones específicas de los grupos y la sociedad en que
pervive la cultura.
Una de las situaciones más apasionantes que se ofrecen en
la labor psicoterapéutica es el enfrentamiento que ocurre
muchas veces, en este nivel, entre el paciente y el terapeuta.
Cuando el debate ideológico se traslada al interior de las
sesiones, cuando el cuestionador del orden que presuntamente
se pretende imponer es el propio paciente, todo esto cobra un
vuelo y una riqueza extraordinarios. El terapeuta debe
justificar su lugar como alguien que está allí para ayudar al
paciente y favorecer su libertad; debe lograr superar la
suspicacia del paciente de que su intención oculta es asimilarlo
a su propio ordeJ].. Catalina tenía 23 años cuando c~me~zó su
tratamiento a raíz de sentir que su vida estaba sumamente
desorganizada. Durante bastante tiempo expresaba que su
dificultad para comprometerse plenamente con el trabajo
terapéutico se debía a un temor: la creencia de que para mí, las
personas eran sanas cuando se me parecían, y que el tra-
tamiento duraría, por consiguiente, tanto como fuera necesario
para alcanzar ese fin. Catalina estaba familiarizada, por ese
entonces, con la ingestión de algunas drogas. No era esto algo
muy intenso, pero lo suficiente como para facilitar en ella el
sentimiento basal de persecución, que favorece ese tipo de
cuestionamientos.
Su tratamiento terminó bastante tiempo después. El final
fue muy satisfactorio para ambos. Durante ese tiempo
CARACTER CONSTRUCTIVO DE LA EXPERIENCIA PSICOLOGICA 133

transcurrido, una parte importante de su experiencia terapéu-


tica ocurrió en un espacio grupal. Allí había tenido oportunidad
de confrontar su temor con el de otros pacientes, y de observar
las diferencias que existían entre cada uno de sus compañeros
que terminaban exitosamente sus tratamientos. La fuerza de
esas confrontaciones fue decisiva para poder resolver favora-
blemente su problema.

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