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UNIVERSIDAD

AUTÓNOMA DEL
ESTADO DE MÉXICO
FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO
TEORIA DEL PROYECTO ARQUITECTONICO

ARQUITECTICA: GABRIELA RIVERA GONZALEZ

LECTURA Y SINOPSIS

ALUMNO: LÓPEZ LAGUNAS EDWIN

GRUPO: 01 SEM: 05
Proceso de Diseño Urbano – Arquitectónico
Briceño Avila, Morella; Gómez Rosales, Luz J.
EL texto leído desde un primer momento comenta la importancia del orden urbano,
el cómo y el por qué el arquitecto es encargado de crear espacios beneficiosos a la
ciudad, habla de como esta misma debe contener un orden y ese orden corresponde
a la sensibilidad humana, el arquitecto al ser creador de espacios y sensaciones es
labor de este aplicarlo al área urbanística.
Se hace una observación partiendo desde el desinterés actual por la creación de
espacios humanizados, no existe la intervención suficiente ni se pretende hacer un
cambio en la forma de proyectar para de esta forma hacer de un espacio algo digno
y parte del mayor común. Dando como ejemplo datos históricos que nos muestran
un pasado con consecuencias positivas de una ciudad ordenada y regida por
normativas, hablando principalmente de las ciudades latinoamericanas, haciendo
una comparación con la actualidad se resalta lo que se ha venido comentando
desde el principio, conceptos como, desorden, desinterés, carencia. Se menciona
como el arquitecto contemporáneo pareciese estar mas interesado por la creación
de habitáculos que de la forma urbana, cuando se debería crear pensando desde lo
micro a la macro, pensar que todo aquello que se construye será parte de algo
mayor y que su impacto va a diversas ramas y temas sociales.
El proceso de diseño arquitectónico propuesto se fundamenta en la concepción de
la arquitectura como el moldeador del entorno en el que la actividad humana se
desenvuelve, siendo este lugar la ciudad, definida por los elementos arquitectónicos
y sus interconexiones. Los arquitectos españoles Carlos Martínez y Juan Luis De
las Rivas afirman que no se puede entender la arquitectura sin la presencia de la
ciudad, y viceversa. Se plantean dos preguntas cruciales: ¿Cómo definimos el
espacio urbano? y ¿Cómo actuamos sobre él?
Para definir el espacio urbano, es necesario comprender sus aspectos funcionales,
formales y semánticos. Las condiciones funcionales abarcan diversos aspectos en
constante cambio, como condicionantes naturales, patrimoniales, normativas,
movilidad, densidad poblacional, entre otros. Las características formales son
elementos estructurales con cierta permanencia en el tiempo, como la trama urbana,
calles, plazas y elementos arquitectónicos. Las propiedades semánticas son
aquellas que facilitan el diálogo entre el ser humano y el espacio habitado,
incluyendo la legibilidad, imaginación, identidad, congruencia y cohesión, conceptos
propuestos por Kevin Lynch.
Durante el proceso de inter-aprendizaje en el taller de diseño, se enfatiza en tres
conceptos interconectados: la forma urbana, la arquitectura y la imagen urbanas.
Estos aspectos son vistos como un todo indivisible que conforma el entorno urbano,
y son esenciales para el diseño y comprensión de la ciudad como un espacio que
influye en la vida de las personas.
Se presenta una visión integral para que los estudiantes comprendan la ciudad
como un todo, desglosando su organización y forma mediante el concepto de
morfología urbana. Se exploran las cualidades perceptuales que influyen en la
imagen urbana. La morfología, que incluye la trama urbana, la manzana, la calle, el
cruce y los espacios abiertos, se convierte en el punto de partida desde el análisis
hasta el diseño urbano.
La manzana, como unidad básica del tejido urbano, está condicionada por el trazado
y el borde vertical, siendo estudiada en términos de tipología y análisis de
dimensiones, formas y parcelas. La calle, como elemento de transición entre lo
privado y lo público, se examina en función de su forma, uso y proporción respecto
a las edificaciones.
El cruce, la disposición de elementos en las esquinas, puede interrumpir la
continuidad de la calle o integrarse a ella, contribuyendo a establecer secuencias
visuales. Finalmente, los espacios abiertos, como plazas, plazuelas y parques, son
vitales para las interacciones en la ciudad, proporcionando puntos de referencia y
orientación. Estas secuencias de espacios abiertos mejoran la legibilidad y la
comprensión general del entorno urbano a través de las calles y cruces. Se abordan
conceptos como el "grano" de las edificaciones, su "dureza" como indicador de
conservación y su significado en la formación de la imagen urbana. El muro urbano,
compuesto por las fachadas de las edificaciones, se presenta como el elemento de
unión entre lo público y lo privado.
Se analiza la imagen urbana, que se relaciona con la percepción mental de un lugar
por parte de las personas al transitar por la ciudad. Se enfatiza en la importancia de
la jerarquía, organización e interrelación de los elementos para la legibilidad y
comprensión del espacio urbano, así como la satisfacción sensorial del observador.
El proceso de diseño se estructura en cinco fases: análisis del sitio, diseño a escala
urbana, diseño a escala de sector, síntesis del análisis y elaboración de una
normativa gráfica. Cada fase se aborda con una perspectiva de análisis general a
particular, y se proporcionan herramientas y datos básicos para guiar el proceso. Se
concluye que este enfoque metodológico permite que los estudiantes adquieran
competencias en el manejo de distintas escalas de diseño, comprensión de
variables urbanas y creación de conjuntos urbanos coherentes con el entorno social,
natural y construido.

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