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Planteamiento

A lo largo de la historia de la humanidad ha existo la necesidad de alimentarse,


para esto contamos con la ayuda de los dientes que no únicamente son para
procesar alimentos antes de deglutirlos, sino para realizar tareas ajenas de la
alimentación.

En México hay poco trabajo sobre el desgaste dental, así como también el estudio
de instrumentos que fungen para el desgaste dental ya sea intencional o no
intencional, en este trabajo se pretende estudiar al metate. Para poder hacer estos
estudios tenemos tanto la antropología dental como la arqueología

Al estar en contacto con los restos óseos del laboratorio de Bioarqueología del
Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana me pude percatar que
varios de los individuos a los que se les estaba haciendo limpieza e identificación,
presentaban un nivel de desgaste severo, y que no solo eran pocos individuos
sino la gran mayoría. Debo mencionar también que la Dra. Margarita Meza ha
reportado (Aun me falta este dato para ponerlo aún) que hay desgaste en jóvenes
y adultos, así como también exposición de la dentina, lo cual llama la atención.

Justificación

Con el propósito de realizar esta investigación, se estudiarán molares de cierto


número de individuos de la población antigua de Quiahuiztlan (por definir cuantos
serán) que muestran un desgaste muy marcado, así como también se planea
hacer un estudio físico-químico a metates encontrados en el sitio, esto con la
finalidad de poder conocer las causas de desgaste en estas poblaciones así como
saber que tipos de alimentos se usaban a la hora de usar el metate y su vez saber
si este instrumento ayudo a que se presentara desgaste en estos individuos.

Preguntas de investigación

1. ¿El desgaste dental de estas poblaciones fue intencional o no intencional?


2. ¿El metate fungió como un instrumento para la elaboración de alimentos en
la población de Quiahuiztlan?
3. ¿Fue el metate uno de los elementos principales causante del desgaste
dental en la población de Quiahuiztlan?
4. ¿Esta practica esta relacionada con el tipo de alimentación que llevaban los
habitantes de Quiahuiztlan?
5. ¿Qué alimentos pudieron causar este desgaste dental?

Objetivos

A continuación, se plantean los propósitos a los que se llegará en este trabajo, al


principio se define de forma general hasta llegar a los objetivos particulares.

Objetivo General

Analizar los metates y la colección osteológica, y conocer las posibles causas del
desgaste dental que se presentan en los individuos que habitaron Quiahuiztlan en
el periodo Posclásico y que ahora se encuentran en el laboratorio de
Bioarqueología del Instituto de Antropología.

Objetivos Específicos

 Conocer si el desgaste de los pobladores antiguos de Quiahuiztlan fue


intencional o no intencional.
 Analizar si el metate fungió como un instrumento para la elaboración de
alimentos en la población de Quiahuiztlan.
 Analizar si el metate fue uno de los elementos principales causante del
desgaste dental en la población de Quiahuiztlan.
 Conocer si esta práctica está relacionada con el tipo de alimentación que
llevaban los habitantes de Quiahuiztlan
 Determinar que alimentos pudieron causar el desgaste dental de estos
pobladores.

Ubicación Geográfica

Ubicación del sitio


Quiahuiztlan es un sitio del Totonacapan central cuyas épocas de esplendor
corresponderán básicamente a tres etapas: la primera de origen totonaco que tal
vez fue del periodo Epiclásico, y las dos etapas en los que se ha subdividido la
época del Posclásico, del periodo temprano de 900 a 1200 dC. con dominio tolteca
y una fase tardía de 1200 a 1519 dC.

El sitio se encuentra sobre el cerro llamado los Metates, situado a 42 km al norte


de la ciudad José Cardel y a 1 km al oeste de Villa Rica. El cerro tiene una
elevación máxima de 350 metros sobre el nivel del mar y sus coordenadas 19° 40’
3.23” de altitud Norte y 94° 24’ 50.22” de longitud oeste: el cual pertenece a una
derivación de la Sierra Madre Oriental, que posiblemente confluye con la cordillera
transversal en porción como la Sierra del Chiconquiaco y que finaliza en un
complejo de elevaciones en la misma orilla del mar. El cerro se encuentra formado
por un afloramiento de riolitas que algunas porciones del lado superior Norte se
muestran de manera columnar, lo que da un aspecto notorio con pendientes
pronunciadas en casi toda su área. Debido a la erosión permanente el cerro tiene
su actual forma triangular. (Arellanos, 1997)

Quiahuiztlan fue fundada entre 800 y 900 dC. por grupos que trataban de
protegerse de las invasiones de los barbaros provenientes del Norte, por ello se
ubicó en un sitio de difícil acceso (Arellanos, 1997).

Quiahuiztlan deriva de la raíz náhuatl: Quiahuilt: lluvia y tlan: “Lugar de lluvia”


(Melgarejo, 1984; 12,15 y 22); sin embargo, el arqueólogo Mario Navarrete señala
que significaría Quiahuilt: lluvia, iztli: piedra y tlan: lugar, es decir, “Lugar de la
lluvia de piedra”, refiriéndose a como se observa la parte Este del cerro. Además,
Quiahuiztlan fue conocido en tiempos prehispánicos como Tianquizolco “Lugar de
mercado” (Torquemada, 1943:289)

Entorno Geográfico

Este sitio esta rodeado entre los ríos Nautla y Actopan como limites naturales
principales en una planicie costera que se divide continuamente por colinas de
poca elevación formadas por afloraciones rocosas.
Las ultimas estribaciones de la cordillera neovolcánica llegan hasta la costa,
donde una de las formaciones rocosas llamada por los conquistadores Peñón de
Bernal (Diaz del Castillo, 1943) se adelanta en el mas unos 500 m. originando una
pequeña bahía denominada Punta de Villa Rica, a unos 19° 35 de latitud Norte y
96°18 de latitud Oeste, ubicada en el municipio de Actopan. Frente a este punto
natural levanta una colina rocosa de laderas muy inclinadas, designada por los
lugareños como Cerro de Los Metates, identificado como el sitio totonaco de
Quiahuiztlan del que hablan los cronistas españoles. Quiahuiztlan presenta en la
costa acantilados que se localizan entre Punta Delgada, El Morro y la Laguna de
la Mancha con algunas porciones de playa como en Villa Rica, La Litera y Boca
Andrea, rodeados de llanuras correspondientes a la planicie costera nororiental
que se extiende desde el Rio Bravo hasta las estribaciones terminales de la
mencionad cordilleras neovolcánica (Arellanos, 1997).

Podemos apreciar que, debido a las explotaciones de manglares, así como el


medio costero a través de la pesca, recolección de molusco y la caza, de
diferentes mamíferos y reptiles, podemos apreciar en casi todos los asentamientos
mesoamericanos localizados a lo largo de la Costa del Gofo.

Clima

Fundamentalmente existe una gran diversidad de suelos en el área que


comprende el sitio de Quiahuiztlan. Esto es como una consecuencia de la
constante erosión de las áreas elevadas y a la composición morfológica de la
región. Cabe destacar que debido a esta variedad ha dado lugar al desarrollo de
numerosos tipos de vegetación en este pequeño espacio, sin deja de lado que
también fue producto de la actividad humana (Domínguez, 2014; 16)

Huaxtecos, totonacos, tepehuas y otomíes convirtieron en un área geográfica que


comprende un amplio abanico ambientas, desde las costas y llanura costera a las
sierras, climas que van de la tropical lluvia a los de carácter semidesértico, con
temperaturas que oscilan entre 18°C y 40 °C y una media anual ligeramente
superior a los 24°C. En esta área, los abundantes pantanos, lagunas, ríos y
arroyos, jugaron un papel importante entre los grupos que ahí se sentaron, no solo
a lo largo de las épocas tempranas sino de todo el proceso de civilización. (Siller,
et.al, 1998).

Fauna

En esta área la fauna que había está conformada por diferentes especies de
mamíferos como el armadillo (Dasypus novemcinctus), coyote (Canis Latrans),
zorro (Urocyon cinereoargenteus), venado de cola blanca (Odocoileus virginianus),
tlacuache cuatro ojos (Metachirops opussum) (Morales-Mávil y Guzmán-Gumán,
1994;88).

También podemos encontrar reptiles como la vibora de cascabel (Crotalus


durissus), coralillo (Micrurus elapidae), nauyaca (Bothrops atrox), mazacuata (Boa
constrictor), bejuquillo (Oxybelis aeneus), víbora voladora (Spilotes pullatus) y la
iguana (Iguana iguana) (Domínguez, 2014;17).

En las partes bajas se pueden encontrar conejos (Sylvilagus floridanus), mapache


(Procyon lotor) y zorrillo (Conepatus semstriatus) (Dominguez, 2014;17). También
en estas áreas habitan reptiles como iguanas (Iguana iguana y Ctenosaura similis)
y en los cuerpos de agua cercanos al sitio especies como tortugas (Kinosternos
leocostomum, Trachemys scripta y Staurotypus triporcatus) (Morales-Mávil y
Guzmán-Guzmán, 1994;85)

Algunas aves acuáticas como la gallareta (Fulica caribea), el pato buzo, pato
canadiense, garza (Bubulcus ibis), Candil y matraca, así como peces de las
especies el jurel, pargo, robalo, lebrancha, mojarra blanca y jaiba (Domínguez,
2014;17).

Vegetación

Fundamentalmente existe una gran diversidad de suelos en el área que


comprende el sitio de Quiahuiztlan. Esto es como consecuencia de la constante
erosión de las áreas elevadas y a la composición morfológica de la región. Cabe
destacar que debido a esta variedad ha dado lugar al desarrollo de numerosos
tipos de vegetación en este pequeño espacio, sin deja de lado que también fue
producto de la actividad humana (Domínguez, 2014:16).

En los puntos más altos, existe una selva baja caducifolia y vegetación
secundaria. La depresión prelitoral inundable cuenta con vegetación secundaria y
tiene vegetación de dunas costeras (Herbáceas y arbustivas) y baja caducifolia.
Por otra parte, de los valles tectónicos-fluviales presentan vegetación secundaria.
Las playas y dunas de playa presentan dunas costeras (Morales-Mávil y Guzmán-
Guzmán, 1994;80).

En los cordones litorales tiene selva mediana subcaducifolia y baja caducifolia. En


las dunas transversales tienen una ligera capa de humus, presenta vegetación de
dunas costeras. Las dunas parabólicas cuentan con vegetación de dunas costeras
(Herbáceas y arbustivas) y selva baja caducifolia (Morales-Mávil y Guzmán,
1994;80, Domínguez, 2014;16)

Antecedentes arqueológicos

El sitio prehispánico de Quiahuiztlan fue conocido por primera vez en 1943 por la
publicación que hizo el profesor José Luis Melgarejo Vivanco en su obra
Totonacapan. Con el paso del tiempo, se convirtió en motivo de diferentes
investigaciones, entre ellas y con mayor importancia son las que se llevaron a
cabo entre los años 1951-1953 por el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil, donde se
exploraron los tres cementerios conocidos de la zona.

Una de las investigaciones de la Comisión Científica fue el poder localizar el sitio


de Quiahuiztlan, Herman Strebel creía que se encontraba en el distrito de los
médanos del Cerro de los Metates cerca de Cerca de Cempoala, Mientras que
Francisco del Paso y Troncoso seguía la pista de Bernal Diaz del Castillo, donde
describía que la villa de la Vera Cruz había sido establecida al pie del cerro de
Punta de Bernal significa en español “una señal conocida” (Krickeberg, 1993: 39),
la cual hallaron cuatro veces en la región y que el nombre correcto del luar del
antiguo Quiahuiztlan era Bernal Grande (Krickeberg, 1933)
En 1984 especialistas del INAH, hicieron trabajos de restauración menor en el sitio
en algunas tumbas, así como la parte norte y una fracción menor de los muros
inclinados y rebotadores del juego de pelota, también con una leve exploración de
la cancha de los elementos arquitectónicos en el Complejo Oriental.

A finales de 1990 se iniciaron los trabajos arqueológicos del Proyecto


“Quiahuiztlan-Villa Rica”. En este proyecto se elaboraron cuatro temporadas a
cargo de investigadores del IAUV, en donde se hicieron trabajos de exploración,
consolidación, restauración y adecuación de los principales monumentos, tanto en
el Complejo de los Cementerios, como en el oriental.

Historia del sitio

En la costa central del Golfo, se han estudiado materiales culturales que parece
indicar la presencia de grupos, en comunidades en tiempos precerámicas.

Esto se ha podido demostrar gracias a los hallazgos que se han hecho en la


Conchita, Rancho Nuevo, Boca Escondida y otros.

Quiahuiztlan pudo desarrollarse con la presencia constantes de materiales,


cerámicos, algunos hallados en fases tempranas de Tehuacán, lugar que se ha
supuesto como emergencia de la cerámica. Más tarde se puede observar como se
introdujeron cambios a nivel local, debido a el influjo de la cultura olmeca durante
el Preclásico Medio (1200-500 a.c). Debido a esta presencia a este grupo totonaca
elementos que los hicieron caracterizarse en hel ámbito territorial.

Estos elementos culturales se enriquecieron posteriormente, durante la época


Clásica (siglos I a. C.-IX d. C), con la influencia directa de Teotihuacan,
generándose un ámbito cultural que tendría su máximo esplendor en la época
llamada Clásico Tardío (Siglos VI-IX d.C). Este desarrollo permitió centros urbanos
en lugares adecuados para su desenvolvimiento como El Tajín, Las Huigeras,
Vega del Cuajilote, etc. Dichos sitios asumieron el tipo de conocido como ciudades
abiertas, sin ningún carácter defensivo. De esta forma, al llegar el Epiclásico (ca.
800-900 d.C), la naciente y constante presencia militarista proveniente del norte e
iniciada tal vez por grupos cazadores y recolectores determinó que dichos sitios
fueran abandonados. Lo que sus habitantes buscaban era la protección de lugares
ecológicamente adecuados, como las pronunciadas barrancas que se originan en
la vertiente oriental de la Sierra Madre, o los lugares altos, de difícil acceso, como
es el caso de la zona que nos atañe y de otros semejantes (Arellanos, 19997;92).

Para ello, adecuaron parcialmente determinadas áreas de los cerros, levantando


sobre todo terrazas limitadas por muros que tenían un doble carácter: servir como
retener a los espacios que fueron ganando a los altozanos, evitando la fuga de
tierra acumulada en ellas, y servir como posibles muros defensivos para evitar
cualquier facilidad de acceso que algunas porciones naturales de las laderas
pudieran dar a los invasores. Sin embargo, el éxito no fue total, pues en su devenir
histórico se observan elementos culturales que hacen suponer que en dos
ocasiones fueron sometidos por pueblos vecinos del Altiplano mesoamericano,
hecho que además refleja la intensa actividad de conquista y expansión surgidas
precisamente de tal área en esa época (Arellanos, 19997;93).

El primer momento se sitúa en el ocaso de los años 800 d.C. Durante el mismo, la
influencia tolteca es notable en la zona, hallándose sus restos en una estructura
subyacente en el Cementerio Oriental (Medellín, 1960:lám.96,pp.) y en las
subestructuras de los edificios mayores de los complejos urbanos, con una
cuidada técnica de construcción. Así, en algunas fachadas se hace presente uso
de pequeñas piedras bien labradas, a maneras de prismas rectangulares
perfectamente adosados, para luego ser cubiertas con estuco de una dureza y una
tersura notables, similares a las de los monumentos hallados en el barrio de El
Corral, en la misma Tula, centro rector en ese tiempo (Arellanos et.al,
1991,1992,1995).

El segundo momento se sitúa cerca del año 1200. En este caso, la influencia fue
del grupo mexica, a cuya época corresponde la cubierta superior de los edificios
de mayores proporciones, elemento al que se suma un complejo cultural de
carácter innovador, representado por los cementerios con las tumbas mausoleo,
que han venido a ser una de las características típicas diferenciales de una amplia
región costera. (Arellanos, 19997;94).
Proyectos Arqueológicos

Los múltiples trabajos de campo realizados en el sitio de Quiahuiztlan se muestran


a continuación:

En 1951 el arqueólogo Medellín Zenil lleva a cabo excavaciones en las escalinatas


de la Pirámide 1 del Cementerio Central buscando cerámica que proporcione
evidencia de la convivencia entre los totonacas y los españoles.

En 1976 los arqueólogos Ponciano Ortiz y Ramón Arellanos M del IAUV hicieron
recorridos para delimitar el sitio.

En 1983 el arqueólogo Jaime Cortés trabaja en la restauración de algunas tumbas


del Cementerio Central.

En 1984 el arqueólogo Bruggeman, excava con la finalidad de obtener información


relacionada con los espacios y tiempos de ocupación de los asentamientos que
han existido en la Costa Central de Veracruz.

En los años 1991 y 1992 el arqueologo Ramón Arellnos y el antropologo Lujis


Sanchez realizan excavación, liberación, restauración y consolidaciones en el
Complejo de los Cementerios y en la Plaza Central con la finalidad de clarificar
dato pre y post hispánicos.

Entre 1994-1995 hasta el año 2001 bajo la dirección de arqueólogo Ramón


Arellanos continuaron trabajos de excavación en el Cementerio Central, Plaza
Central y en el Complejo Oriental.

Actualmente el Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana es el


encargado del sitio.

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