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Matías Céspedes

Parque nacional Toro Toro


Historia
El Parque nacional Toro Toro, a veces escrito Torotoro, es un área protegida
de Bolivia ubicada en la provincia de Charcas, en el norte del departamento de Potosí.
Tiene una superficie de 16.570 ha (165,70 km²) y fue creado el 26 de julio de 1989
mediante Decreto Supremo N° 22269 con el fin de conservar el área protegida que cuenta
con magníficos atractivos turísticos y una biodiversidad de gran valor. Conserva sitios
arqueológicos y paleontológicos significativos para la humanidad.
Este Parque Nacional administrado por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas
(SERNAP), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA), tiene como
objeto de creación: Conservar los sitios arqueológicos, paleontológicos, espeleológicos,
flora y fauna silvestre propias de los valles interandinos.

El 2019, el Instituto de Turismo Responsable (ITR), entidad perteneciente a la UNESCO,


otorgó al Parque Nacional Toro Toro la certificación internacional de turismo "Biosphere",
siendo primer destino turístico de Bolivia en obtener esta certificación. Este certificado
verifica que sea un destino sostenible turísticamente a nivel económico, medio ambiental
y cultural.
Algunos miembros de del Consejo Mundial de Geoparques de Unesco visitaron el parque
nacional Toro Toro en noviembre de 2021 con el fin de potencialmente nominar al parque
como geoparque, lo que lo convertiría en el primero de Bolivia y el noveno de América
Latina. Se estimaba que para enero de 2022 se tenga una respuesta final sobre la
denominación.
“Los geoparques mundiales de Unesco se basan en tres pilares: geoeducación,
geoconservación y el desarrollo sostenible en base al geoturismo, pero tiene muchísimos
más aspectos. Uno de ellos que es importante es la promoción de los objetivos del
desarrollo sostenible, entre ellos la igualdad de género, la promoción de la educación, la
vida de calidad”
Ubicación
Está ubicado al norte del Departamento de Potosí, en la Provincia de Charcas a 140 km
de la ciudad de Cochabamba desde donde se realiza el acceso por su mayor proximidad.
Flora y fauna
Se registraron 329 especies de flora y se estima la existencia de 600 especies de plantas
superiores. Sobresalen especies típicas del bosque caducifolio como el quebracho blanco,
soto y el pino de monte. En las partes altas existen restos de matorrales de queñua. Se
tienen registradas 49 especies de fauna destacando la taruca o venado andino, gato
andino o titi, puma, la endémica paraba frente roja, lorito, tordo endémico en la región.

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Geoparque Torotoro, el libro abierto de la historia de la Tierra


Un museo al aire libre, donde nada se olvida de la historia de la Tierra, la vida y las
culturas. Así es considerado el Parque Nacional Torotoro, que el año 2017 fue
denominado Geoparque Andino por la geodiversidad que alberga.

Sus peculiares cerros, que se divisan mucho antes de la vía de ingreso a ese
municipio (ubicado en el departamento de Potosí), el registro de más de 3.500 huellas
de dinosaurios, más de 40 cavernas, profundos cañones, valles, caídas de agua,
pinturas rupestres y fósiles de 60 a 100 mil millones de años atrás, son parte de la
geodiversidad que ostenta esa área protegida por el Estado.

Precisamente por esas características fue creado el parque en 1989, por ser “una
zona de bellos relieves naturales, con sitios arqueológicos, paleontológicos y
espeleológicos, flora y fauna silvestres propias de los valles interandinos, que merece
ser protegida para fines de estudio e investigaciones así como recreación”, señala el
decreto de su fundación.

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Ya entonces, se pensó que por su belleza panorámica sería una importante atracción
turística nacional e internacional, lo cual generaría desarrollo para esa región
caracterizada por su pobreza. En 2016, llegaron al municipio de Torotoro veintidós mil
turistas, cifra que excede su capacidad de responder la demanda de servicios.

Su riqueza geológica, paleontológica, espeleológica y cultural ha sido poco estudiada


y explorada. Por eso, los torotoreños con el apoyo de varias instituciones públicas y
privadas y académicas, están empeñados en develar la historia que alberga el
geoparque y para que sea declarado patrimonio por la Unesco.

El Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales (Flacam), Nodos Bolivia y Brasil, la


Fundación MGC, la Universidad Federal do Rio Grande Do Sul (UFRGS), el Servicio
Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), el Gobierno Autónomo Municipal de Torotoro
(GAMTT), la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y otras instituciones están
empeñadas en lograr ese objetivo.

Huellas de dinosaurios, cerros de formas singulares y cavernas

Torotoro posee una geodiversidad donde destacan los relieves naturales, con sitios
arqueológicos, paleontológicos y espeleológicos. Sus estratos geológicos tienen
mucha antigüedad, por eso se dice que guardan en su memoria rocosa mucha historia
de la Tierra, la vida y la gente andina.

Geológicamente presenta un modelo de tipo tectónico, estratigráfico y geomorfológico;


en el que se han desarrollado estructuras tectónicas como sinclinales (un pliegue de
la corteza terrestre que presenta los estratos más recientes en su núcleo) y
anticlinales, fallas y fracturamientos así como discordancias debido a procesos
endógenos.

Se observa el resultado de procesos geológicos externos expresados en


espectaculares cañones, relieves singulares y serranías altas. Conjunto de
características que en definitiva determinan el excepcional panorama geomorfológico
de la región, que es descrito por los guías locales que aprendieron a conocer esos
detalles en talleres dictados por geólogos como el experto brasileño Rualdo Menegat,
coordinador general del equipo Técnico Científico de la Segunda Misión de
Evaluación en Torotoro y representante del Foro Latinoamericano de Ciencias
Ambientales -Brasil Cátedra Unesco.

Los expertos determinaron que allí están presentes cuatro eras geológicas:
Paleozoica, Mesozoica, Cenozoica y Neozoica. Es así que este conjunto geológico
complejo constituye el cimiento de los valores naturales y culturales del área, de
donde deriva su importancia. 

Riqueza paleontológica: las huellas de dinosaurios

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“Por aquí caminaban los dinosaurios hace 80 mil años”, se escucha decir a los guías
al grupo de turistas que los acompañan en el recorrido por el cerro Wayllas, que se
encuentra cerca al ingreso al municipio.

Se trata de uno de los más importantes yacimientos fosilíferos del cretácico que hay
en Bolivia. Allí hay dejaron sus pisadas distintas especies, entre ellas, ankilosaurios,
ceratopsidos, hadrosaurios y carnotauros, describe el folleto distribuido por el Sernap.

El área que ocupa el municipio de Torotoro fue un mar interior raso, largo y angosto,
que abarcaba desde lo que hoy es Colombia hasta Brasil, explica el responsable de
Turismo del municipio de Torotoro, Xavier Camacho, repitiendo la información recibida
de los expertos.

El geólogo brasileño Rualdo Menegat resalta que allí existen más de ocho pisos
sedimentarios que albergan a una de la mayor sucesión histórica y paleo-ecológica de
huellas de dinosaurios conocida en el registro paleontológico mundial. Las marcas de
los dinosaurios pueden ser observadas en muchos aspectos, tallas y composiciones.
Estos gigantescos animales, que pesaban hasta 30 toneladas cada uno, también
hicieron varias deformaciones en las capas sedimentarias inferiores por cuenta de los
pequeños sismos que producían al caminar.

Todo esto fue posible porque deambulaban en la orilla de un antiguo mar raso de
aguas calientes, conformado por arrecifes de corales y abundante paleo-fauna de
gasterópodos, amonitas y tapices de estromatolitos, entre otros.

Todos los sedimentos y bio-acumulaciones se transformaron en rocas calcáreas. En


varias oportunidades, se pudo observar que el nivel de este mar subió y bajo, de
acuerdo con las grandes variaciones climáticas del Cretácico que tuvo lugar en el
borde oeste del Pangea, ya cuando el antiguo continente empezaba a desplomarse.

A casi dos kilómetros de Wayllas, colina abajo, se encuentra el lugar llamado el teatro
de piedra. Allí el guardaparque Juvenal Choque vigila que los turistas no dejen basura
o retiren alguna piedra de la zona, como era común hace varios años. “Aquí podemos
observar las placas sedimentarias que nos deja ver la formación geológica desde
hace millones años. Entonces Torotoro es como un libro abierto de la ciencia”, explica
Choque mientras recuerda la importancia de conservar todo el parque.

Geomorfología: una cadena de cerros triangulares

El geólogo brasileño explica que los lechos marinos formados en la zona se plegaron
para originar los Andes Orientales.Un gigantesco pliegue de 45 kilómetros de largo
por 9,5 de ancho llamado sinclinal, elevó las capas sedimentarias, dejándolas casi
verticales. Esto permite ver los pisos del mar en los cerros de Torotoro como si fuesen
un gigantesco libro.

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La posterior erosión de los costados del sinclinal generó una singular forma de cerros
triangulares alineados que parecen una secuencia de dientes que en quechua lo
llaman q’asa.

Allí se aprecia, paso a paso, la génesis de la formación de cañones en increíbles


formaciones rocosas envueltas en corazas.

Un boletín de la Fundación MGC describe que las fracturas intensas de las rocas, por
cuenta de la acción de fallas geológicas, fue la responsable de esta formación
geomorfología única. El agua escurre en varias de las fracturas de las rocas dando
lugar a la formación de impresionantes jardines rupestres que registran el proceso de
domesticación de las rocas por la vegetación. El modo en que las especies vegetales
se alojaron en las fracturas de las rocas donde hay humedad generando nichos de
vida, fue muy bien entendida por los ancestros de la cultura andina

Espeología: las cavernas se abren a la ciencia

La exploración de las cavernas y su estudio es el objetivo de la Espeleología. Se


estima que en Torotoro existen al menos 40 cavernas. El Sernap ya registró a 22,
aunque solo dos están abiertas a los turistas.

La más extensa del país es Umajalanta (4,6 kilómetros) y también la más visitada.
Está a 10 kilómetros del pueblo. Para recorrerla, los turistas llevan casco y linterna.
Allí se pueden ver formaciones de estalactitas y estalagmitas, que despiertan el
interés de los visitantes por llevarse un pedazo de las mismas.

Esa práctica de los turistas produjo un daño irreparable en Siete Vueltas, uno de los
yacimientos fosiles más importantes de Bolivia. Por eso, dirección del Parque,
dependiente del Sernap, redujo de 10 a seis el número de turistas que van con un
guía. “Por falta de control, agarraban el fósil y se lo llevaban de recuerdo”, explica
Mariela Caballero, técnico en Turismo del Parque Nacional Torotoro.

Entre las cavernas más importantes y que se abren a estudios científicos están,
además de Umajalanta: Chiflonqaqa, Yurajq’asa, Huayllas, Chilijusq’u, Huaca-Senca,
Chankarani, Chiflonqaqa II, Wayqo Chinkasq’a, Huasarin Railp’a y Puyu Allpa.

El área protege a los peces ciegos y las parabas frente roja

El municipio tiene diversos pisos ecológicos. Alberga a una diversidad de especies,


varias exclusivas de la región, pertenecientes a espacios andino, patagónico y
amazónico. Una de esas especies es la paraba de Frente Roja, Ara Rubrogenys, que
se encuentra en peligro de extinción.

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El exdirector del Parque Nacional Torotoro, Félix Valdivieso, señala que el número de
la población sigue bajando. Prácticamente, en los últimos años diezmo la población de
parabas. “Hace cuatro años existían unos 10.000 individuos. El último conteo que
hicimos el año pasado nos ha mostrado poco más de 1.600, unas 1.700 parabas”,
afirma Valdivieso.

Esta ave se alimenta de frutos del soto, un árbol leñoso que crece en la orilla del río
Caine. Como es extraído para hacer leña para el mercado cochabambino, el animal
se queda sin comida y acude a los cultivos por lo cual es eliminado.

El alcalde de Torotoro, Eliodoro Uriona, afirma que la población de ese municipio ya


está concienciada desde que se declaró Parque Nacional. “En Vila Vila, Ansaldo y
Mizque siguen talando el soto para carbón, ya no en Torotoro porque la misma
comunidad le decomisa, los dirigentes ya son ahora  guardaparques, entienden y se
orientan”, explica.

La autoridad edil reconoce que existe complicaciones con la paraba porque “cosecha
el maíz de los comunarios”, pero que ahora “ya no agarran comoantes su escopeta o
sus hondas o sus flechas” para eliminarlas”. Dice que la gente se enoja y se aguanta.

Esta paraba se caracteriza por su imponente frente colorada y una larga cola, esta
ave de aproximadamente 50 a 60 centímetros, está considerada como una especie
endémica catalogada en la categoría II en peligro de extinción.

Localmente es conocida como guacamayo Dorado, Qaqa Loro (Quechua) burro loro,
o loro de las rocas porque tienen sus nidos en las paredes rocosas del cañón de
Torotoro y otras concavidades pétreas que existen en esta zona.

Peces ciegos

Los peces ciegos, Trychomycterius Chaberti sp, son parte de la fauna endémica o


exclusiva del sitio natural. Esta especie fue descubierta en 1966 en la caverna de
Umajalanta, único lugar del mundo donde habita. Este pez mide 11,5 centímetros de
largo, tiene peculiares ojos reducidos, y un mayor desarrollo de los lóbulos olfativos
del cerebro.

Los mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces destacan con su presencia. Habitan en
la zona las vizcachas, conejos, zorros, zorrinos, pumas, venados, gato andino y otros
mamíferos que en total son 44 especies registradas. Según el Sernap, hay 91
variedades de aves registradas entre las más avistadas están los pimpines, ajiceros,
tancaras, jilgueros, palomas, colibríes, loros, zorzales, calandrias, golondrinas,
halcones, gavilanes, buitres, garzas, gaviotas y cóndores. En cambio, la población de
reptiles está distribuida en 28 especies, seguido por los anfibios y peces que llegan a
10 variedades. A esta población se suman un ejército de insectos en sus diferentes
variedades como las mariposas y los escarabajos.

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Molles y sotos entre la flora torotoreña

La flora nativa es abundante y diversa, de acuerdo a los pisos ecológicos. Se


encuentran bosques secos, subhúmedos y semiáridos chaqueño hasta bosques
subhúmedos pluvioestacionales andinos superior y puneño. Hay una diversidad de
árboles de molles, eucaliptos, tarcos, sotos, t’aqos, alisos, chilijchis, jacarandas, quina
quinas, cedros, naranjillos hasta una infinidad de especies arbustivas y matorrales,
inclusive cactáreas y tolares.

Según el Sernap, se registraron 359 especies de plantas vasculares y no vasculares,


de las cuales 20 especies son endémicas para el país, solo cuatro son conocidos
localmente.

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