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El caballo de Troya

La ciudad de Troya había sido asediada durante diez largos años, pero los atacantes griegos,
encabezados por Agamenón, Ulises y otros no habían podido aún lograr salvar los muros de la
ciudad. El mayor de los griegos, Aquiles, había caído en la batalla, muerto por una flecha que
atravesó su talón. Ulises, viendo la situación, vio que la ciudad jamás podía ser tomada la fuerza,
por lo que hacía falta algo mejor…

La construcción del caballo de Troya

Los griegos construyeron un enorme caballo de madera y se alojaron en el interior con sus
mejores guerreros. La figura del caballo era simbólica. Se trataba de uno de los símbolos de
Atenea, diosa de la guerra que había apoyado a los griegos en su acoso a Troya. Además, en
algunas leyendas la figura del caballo era sagrada para los troyanos.

Una vez que se acabó de construir el caballo y los guerreros griegos se escondieron dentro, el
resto de los griegos simulaban que navegaban bien lejos, hasta Grecia, renunciando a la guerra,
cuando en realidad a donde se dirigieron fue a la cercana isla de Tenedos a ocultarse y esperar
acontecimientos.

Los troyanos no sabían muy bien qué hacer con el caballo. Algunos sospechaban algo, sobre todo
porque conocían perfectamente la astucia de Ulises. Laocoon (Laocoonte), sumo sacerdote de
Poseidón (o de Apolo según otros textos históricos), era uno de los hombres que no se fiaban nada
del animal. No se cansó de advertir que no podían confiarse de los griegos, aún siendo un regalo
como era. Incluso lanzó su lanza sobre el caballo, quedando clavada en la madera.

Según las versiones posteriores de la leyenda, fue en este momento cuando los troyanos
capturaron a un joven llamado Sinon, quien había ayudado a los griegos. Cuando le preguntaron
sobre el caballo, les dijo que los griegos pensaban que Atenea les había abandonado y que por eso
habían construido el caballo para intentar apaciguarse con ella.

… Y el caballo entró en Troya

Los troyanos pudieron ver una prueba más del enfado de Atenea con los griegos. La diosa envió
dos grandes serpientes marinas a la ciudad, donde Laocoonte estaba sacrificando un toro al dios
Poseidón. Las serpientes devoraron primero a sus dos hijos, y luego más tarde al propio
Laocoonte. Los troyanos creyeron que aquéllo fue en represalia por haberle arrojado la lanza a su
caballo así que decidieron tomar el caballo dentro de sus murallas, con el fin de apaciguarse con la
diosa.
Con el caballo ya dentro de las murallas de Troya, el ejército griego regresó de Tenedos por la
noche sin ser visto. Cuando toda Troya dormía, Sinon liberó a los soldados que estaban en el
interior del caballo, y así se inició la destrucción de la ciudad. Los soldados abrieron las puertas a
sus compañeros, y Troya cayó esa misma noche en manos griegas.

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