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El don del discernimiento

Se hace mucho mal en nombre del discernimiento. El discernimiento necesita llevarse a cabo por
medio de la oración y necesita estar abierto a la verdad.” (Nuestra Señora, 9 de Diciembre de 1998)

"El discernimiento es reunir todos los hechos y basar una conclusión en la verdad. Pero no saca
conclusiones por rumores.” (Jesús, 5 de Enero del 2000)

“El discernimiento es un don del Espíritu Santo al cual le siguen las virtudes de la prudencia y la
sabiduría. Es más profundo que éstas dos y se puede comparar al instinto en la naturaleza. Los
animales, los pájaros y los peces nacen con instinto que les ayuda a sobrevivir en un medio salvaje.
Estos instintos también dictan patrones de comportamiento, tales como el regreso de las palomas a
Capistrano cada año.”

“En el ámbito espiritual, el discernimiento es una necesidad para distinguir el bien del mal. Muchos
nunca obtienen la profundidad de esta virtud. Ellos confunden el mal con el bien y viceversa. El
discernimiento, para que sea real, viene de lo profundo del alma. No puede palparse o señalarse.
Es un sentimiento interior. No es diferente a ver varias pinturas hermosas, pero sintiendo en el
interior que una es mejor que todas las demás porque está pintada de un modo más profesional y
magistral.”

“El discernimiento asciende de muchas experiencias espirituales. Hay peligro, entonces, cuando
alguien supone que tiene discernimiento porque tiene otros dones, o piensa que tiene otros dones.
Muchos han sido llevados por mal camino de esta forma. Muchos que deberían tener este don
porque están en puestos de autoridad, no lo tienen.”

“El discernimiento no es sinónimo de autoridad. No es el juicio precipitado basado en saltar a


conclusiones. Es una opinión basada en seleccionar la verdad de la falsedad. Es como la brújula de
un barco manteniendo la embarcación en curso. El discernimiento mantiene a tu alma siguiendo la
pista del bien.”

“Éste es un don poco común que Dios da con amor y cuidado a los humildes de corazón.” (Jesús, 19
de Febrero del 2000)

"El verdadero discernimiento no viene del intelecto. Es un don que Yo pongo en el corazón. Como
con cualquier virtud, puede haber un falso imitador de la verdadera virtud. En el discernimiento,
esto se reconoce como una interpretación farisaica de la verdad. El falso discernimiento es
fácilmente aceptado por una persona que depende de su propio intelecto para tener respuestas en
lugar de depender del Espíritu Santo. Alguien así puede enorgullecerse de su intelecto y/o de su
virtud." (Jesús, 2 de Enero del 2001)

"El discernimiento es un fruto de la Sabiduría. La Sabiduría es un don del Espíritu Santo. La


Sabiduría y el fruto que produce son falseados cuando vienen del intelecto y no del corazón. La
Sabiduría puede tener su raíz en el mal o en el bien dependiendo de la fuente de la cual el alma la
acepta." (Jesús, 4 de Junio del 2001)

“… he venido para ayudarte a entender la ceguera espiritual. Ésta es una forma de orgullo avivada
por el engaño de Satanás. El enemigo alienta este tipo de orgullo. Él pone un velo sobre los
corazones para que no puedan distinguir la presencia de la gracia en medio de ellos. En estos casos,
los pensamientos del alma se vuelven retorcidos. El alma incluso ve el bien como mal, y el mal
como bien. Ha distorsionado lo que escucha, extrayendo la falsedad de la verdad. No está lejos de
que la envidia espiritual consuma su corazón. Este tipo de celos lleva consigo el juicio precipitado.
Pero el alma ve sus juicios precipitados como discernimiento, pues su pensamiento se ha vuelto
muy retorcido."

"Los espiritualmente ciegos pierden todas las gracias a su alrededor. Son fácilmente conducidos a
la apostasía, a la herejía, al desaliento, e incluso a la desesperación. Ellos abiertamente desafían la
fe que alguna vez tuvieron. A menudo están llenos de falta de perdón y, por ende, no confían en la
Misericordia de Dios ni en el perdón."

"Si presenciaran o escucharan hablar de milagros, estarían prontos para descartarlos. Creen
profundamente que tales cosas nunca podrían suceder porque no les suceden a ellos. Por esta razón,
mensajes profundos caen en oídos sordos." (Santo Tomás de Aquino, 10 de Diciembre del 2001)

“El intelecto es una cosa delicada. Si es gobernado por el orgullo, hace que toda clase de pecado y
error llegue al corazón. Así es como el discernimiento cruza la línea hacia el juicio.” (Santo Tomás
de Aquino, 23 de Marzo del 2002)

"El corazón sabio es el que no confía en su propio discernimiento, sino evalúa sabiamente cada
decisión con la medida del Amor Santo."

"No se les da ninguna gracia para destruir la reputación de los demás. Por lo tanto, no juzguen en
nombre del discernimiento, ni deben hacer alarde de ningún don que ustedes puedan pensar que
poseen. Los dones verdaderos del Espíritu se arraigan en el corazón humilde y amoroso."
"… no serán engañados si todos sus dones, todos sus esfuerzos y el sendero que siguen, comienza y
termina con Amor Santo."

"Estos dos –el orgullo espiritual y la envidia espiritual– dejan división a su paso, y han debilitado
algunas de Mis obras más grandes. Un signo de que éstos pueden estar presentes en el corazón, es
el deseo del alma de ser importante –ser reconocida– por algún don que desea o que supone tener.
Éste es el punto en el que el alma deja de ser Mi instrumento y se convierte en la herramienta de
Satanás. El orgullo espiritual y la envidia espiritual es lo que causa el mal uso de los dones
genuinos." (Jesús, 5 de Septiembre del 2002)

“El verdadero discernimiento llega a los humildes y a los que tienen el corazón como de niño. No se
da a los intelectualmente orgullosos. De hecho, los que piensan que tienen discernimiento y se
enorgullecen de ello, muy frecuentemente son humillados por sus propios errores. El discernimiento
no es simplemente encontrar negatividades y juzgar, sino reconocer en el corazón el espíritu con el
que se está tratando.” (Santa Margarita María Alacoque, 16 de Octubre del 2002)

“He venido para ayudarte a entender que el discernimiento no es un don intelectual, sino es un don
espiritual. El que piense que el discernimiento viene del intelecto, tiene una enfermedad espiritual.
Depende demasiado de sí mismo. Aunque el intelecto puede interactuar con lo espiritual para
discernir, es la iluminación espiritual en el corazón lo que discierne.” (San Martín de Porres, 16 de
Octubre del 2002)

“Siempre, ante todo, sé obediente a la ley del amor. Cualquier cosa que se oponga a esta ley,
reconócela como una tentación del adversario. Entiende que Satanás raramente viene como él
mismo, más bien, muy frecuentemente, viene bajo el disfraz de algo bueno. Es por esto que te digo
que el Amor Santo debe prevalecer en cualquier caso."

"Yo protegeré al que tenga fe en la Divina Providencia por medio de la virtud del Amor Santo. Yo
no reconozco a los que destruyen las reputaciones de los demás bajo el disfraz del discernimiento.
Yo sufrí la cruz de las espinas por aquellos que han concesionado las conciencias, muy
especialmente, aquellos dentro de Mi propia Iglesia. Semejantes hechos ya no se pueden
negar.”(Jesús, 22 de Enero del 2003)

“He venido para ayudarte a comprender que frecuentemente hay mucho orgullo involucrado cuando
se discute algo en nombre del discernimiento. El falso discernimiento en realidad no es más que la
emisión de juicios. El discernimiento verdadero es un don del Espíritu Santo que llega a través de
la pequeñez y la humildad. Solamente a través de la santa pequeñez es que un alma como de niño
puede reconocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.”
“Muchos tratan de imitar el discernimiento, pero Yo te invito a ver que una verdadera alma como de
niño nunca se para en un estrado para dar a conocer sus juicios a todos los demás.” (Jesús, 16 de
Febrero del 2005)

“El verdadero discernimiento es un don que solamente Dios puede colocar en el corazón. No deben
asumir que tienen este don cuando no lo tienen.” (Nuestra Señora, 13 de Junio del 2005)

“He venido para continuar describiéndote el verdadero don del discernimiento. Muchos pregonan
este don, fingen este don, suponen tener este don. Estos son de los que hay que cuidarse. Estos
son quienes, en realidad, sólo tienen orgullo espiritual.”

“El discernimiento verdadero es como el paladar de un gourmet que, cuando prueba un vino fino,
reconoce y aprecia la profundidad y la riqueza del mismo. El gourmet no hace un juicio
instantáneo. Más bien, saborea el vino lentamente, permitiendo que interactúe con las sensitivas
papilas gustativas, un don que Dios le ha dado. No hay nada de superficial en la conclusión que
hace sobre el vino. No basa su conclusión en opiniones preconcebidas, sino en la experiencia de su
propia interacción con el vino.”

“Qué cierto es esto en relación al discernimiento espiritual. Con frecuencia, el juez es el orgullo, y
el don de discernimiento ni siquiera está presente. Los Mensajes del Cielo deben tocar el alma.
Deben interactuar con el espíritu. Como el buen vino, deben saborearse, se debe sentir su esencia
antes de formarse una conclusión.”

“Es mucho el daño ocasionado por los que proclaman discernimientos equivocados. Esta es una
herramienta importante en las manos de Satanás, una herramienta que él utiliza libremente para
destruir gran parte de la obra del Cielo. Satanás únicamente puede tener éxito en esto a través del
orgullo.”

“Las opiniones de la gente no son lo mismo que el don del discernimiento, aunque sean presentadas
como tal. ¡Ten cuidado!" (Santo Tomás de Aquino, 3 de Agosto del 2005)

“He venido para dirigirme a toda la gente sobre el espíritu de perfeccionismo. Este espíritu es el
que promueve la intolerancia entre la gente y se opone al Amor Santo. El perfeccionismo lleva
consigo la negatividad que busca el error en toda situación y en todos los demás. Produce
arrogancia moral, criticismo y un falso discernimiento.” (Jesús, 29 de Diciembre del 2005)
“El orgullo intelectual da como resultado un falso discernimiento, un juicio precipitado, la teología
liberal y un espíritu obtuso al examinar su propia conciencia. Todas las herejías a lo largo de la
historia han sido producto del orgullo intelectual. Este tipo de orgullo guía al alma a creer que
siempre tiene razón; todos los que se le opongan están equivocados. De esta forma, el alma se
cierra a la crítica constructiva.” (San Juan-María Vianney, 6 de Agosto del 2006)

“La falsa virtud se practica para que otros la vean. La falsa espiritualidad reclama dones que no
están presentes realmente en el alma; por ejemplo, el falso discernimiento que lleva a las personas a
creer las mentiras de Satanás. Recen pidiendo la fuerza para ser humildes de corazón, y ustedes
evitarán estas trampas.” (Jesús, 23 de Marzo del 2007)

“Hoy en día, más que nunca, todas las almas necesitan el verdadero don del discernimiento a fin de
que puedan reconocer a Satanás y sus trampas insidiosas. Yo invito y exhorto a cada alma a que
diariamente rece con fervor pidiendo discernimiento. No supongan que tienen este don, más bien
pidan y lo reconocerán cuando se les dé. No se enorgullezcan de ningún don.” (Jesús, 24 de Marzo
del 2007)

“Hoy en día, pocos tienen un buen y sólido don de discernimiento. Digo ‘don’ porque el verdadero
discernimiento viene de Dios. El discernimiento no es juicio intelectual.... Es el sentimiento global
que Dios coloca en el corazón, dando paz al alma, sintiendo la presencia del Cielo, o justamente lo
opuesto, destruyendo la paz.”

“Pero en la actualidad, Satanás se burla de todos los dones y de las abundantes gracias. Él puede
imitar el discernimiento verdadero, llevando por mal camino a aquellos que lo escuchen. Por eso,
deben ser astutos como serpientes y mansos como palomas. Es una tontería proclamar que tienen
discernimiento, porque eso es una invitación abierta a que el maligno les meta una zancadilla, uno
de sus trucos favoritos que él usa con los que están seguros de sí mismos.” (Jesús, 11 de Abril del
2007)

“He venido para iluminarlos aún más sobre las virtudes. La virtud de la prudencia va de la mano
con el don de la sabiduría. Ambas deben estar entrelazadas en el tejido de cada virtud para poder
ser utilizadas de acuerdo a la Voluntad de Dios. La prudencia y la sabiduría van acompañadas de la
templanza.”

“Hay mucha presunción con respecto a la inspiración y a los dones espirituales; hay suposición en
cuanto a la fuente de ideas e ‘inspiración’. Muchos, por orgullo espiritual, suponen que sus propios
pensamientos, así como la influencia de Satanás, todo viene del Espíritu Santo; entonces ellos
actúan en consecuencia. La sabiduría y la prudencia deben actuar juntas en el discernimiento a fin
de desarmar al orgullo espiritual, del cual el enemigo hace uso total.”

“La templanza le permite saber al alma cuándo recurrir a ciertos dones y virtudes, y hasta qué punto
la inspiración es del Cielo. La sabiduría le permite al alma ver la dosis exacta de verdad en cada
inspiración. La prudencia habla al corazón, diciéndole cómo y cuándo actuar sobre la inspiración.”

“Cuando la sabiduría, la prudencia y la templanza están ausentes, las demás virtudes -no importa su
profundidad- son una presa fácil para la influencia de Satanás. Es fácil para él presentar un falso
discernimiento y desorientar incluso a las mejores intenciones.” (Santo Tomás de Aquino, 3 de Julio
del 2007)

Visión después de la Comunión

Discernimiento

Todo debe estar arraigado Sabiduría - Revela la fuente de inspiración o el don


I
arraigado en la Verdad Prudencia - Determina cómo usar la inspiración o el don.
I
Templanza- Determina la extensión del uso de la
inspiración o el don.

(Visión de Maureen, 4 de Julio del 2007)

“Cuando disciernes, tiene que ser sin la influencia de la emoción humana. Si las emociones
interfieren, el discernimiento deja de ser espiritual y es meramente una opinión emotiva.”
(Santa Catalina de Siena, 17 de Julio del 2007)

“Es mucho más fácil para una persona inmersa en el amor propio el no creer que creer. Eso, aunado
a una falta de discernimiento, o peor aún, a un falso discernimiento, se ha vuelto la primera línea de
ataque del mal.” (Santo Tomás de Aquino, 3 de Enero del 2008)

“… la posición o la autoridad no siempre consta de un discernimiento apropiado.” (Nuestra Señora,


21 de Enero del 2008)
“Nuevamente los exhorto a rezar por el verdadero discernimiento basado en los Mandamientos del
Amor. Naciones enteras han sido llevadas por mal camino a causa del discernimiento y juicio
falsos. Deben tener cuidado, Mis hermanos y hermanas, de no caer en el error por prestar atención
a las personas y a sus títulos, y no a lo que se está diciendo.” (Jesús, 24 de Abril del 2009)

“Una vez más, debes comprender que Satanás y sus secuaces imitan todos los dones del Espíritu
Santo. Las personas deben rezar por el discernimiento que está basado en la recta razón. La recta
razón es siempre el Amor Santo.” (Santa Catalina de Siena, 13 de Agosto del 2009)

“Nuevamente Yo les digo: no se dejen engañar por Satanás pensando que juzgar es
discernir.”(Jesús, 19 de Agosto del 2009)

“… dediquen sus vidas a la VERDAD; consagrados así, las falsas opiniones, los discernimientos de
los demás y la ambición egoísta no tendrán dominio en sus corazones. Ustedes discernirán
fácilmente la VERDAD de la falsedad.” (Jesús, 21 de Agosto del 2009)

Verdadero Discernimiento Falso Discernimiento

-Es inspirado por el Espíritu Santo. -Es producto del intelecto humano.

-Retuerce la verdad para que encaje


-Apoya y defiende la verdad.
en los planes personales.

-No deja que las emociones humanas -Tiene una opinión preconcebida y busca
decreten la opinión final. Es imparcial. sustentarla.

-Busca toda la información y reza con


-Juzga precipitadamente.
detenimiento pidiendo discernimiento.

(Jesús, 25 de Febrero del 2010)

“El verdadero discernimiento debe estar libre del interés propio. El interés propio es lo que se
impone a la Voluntad de Dios y desorienta a quienes deben guiar con rectitud.”

“Este mismo interés propio promueve planes malignos que Satanás reviste de bondad.”

“Sin el discernimiento por medio del Espíritu Santo, naciones enteras han sido llevadas por mal
camino.” (Santa Catalina de Siena, 27 de Febrero del 2010)
“Hoy en día es difícil, en el mejor de los casos, discernir la realidad de la verdad. Muchas veces el
poder y la autoridad se usan para apoyar las mentiras. La tentación para elegir un sendero tan
injustificado es la tentación del interés propio, y no lo que es mejor para la salvación de las almas.
La avaricia, el amor al poder y el espíritu de amor al control que le acompaña, se apoderan del
corazón, quitándole el amor por las almas y por su salvación. Frecuentemente, el falso
discernimiento es consecuencia de la negativa a aceptar a la persona por medio de la cual Dios está
obrando. Esto es, también, una grave tentación de orgullo.”

“Cada alma se enfrenta a la realidad de descubrir la verdad. Para hacerlo, es posible que necesite
rezar para vencer el amor propio desordenado y todos sus ardides posteriores, siendo el mayor de
éstos el juicio precipitado. Esto, en sí mismo, es una gran tentación y trampa de Satanás.”

“Vean, pues, cómo muchas cosas se entretejen para ayudar o para impedir que el alma consagrada
viva en la verdad. Estén conscientes de las trampas de Satanás que se arraigan en el orgullo.
Busquen la verdad con humildad, pues a Satanás se le dificulta mucho confundir y tentar al corazón
humilde.” (San Pedro, 5 de Marzo del 2010)

“El verdadero discernimiento no puede surgir nunca de un corazón predispuesto. El verdadero


discernimiento no procede de un corazón que tiene una opinión o intención preconcebida. Un
‘discernimiento’ así es únicamente una opinión o juicio humano, no inspirado por el Espíritu
Santo.” (Jesús, 13 de Marzo del 2010)

“El orgullo espiritual es una hipócrita actitud farisaica por la cual el alma cree que tiene toda la
verdad y no aceptará los dones que el Espíritu Santo concede a los demás. En lo profundo del
orgullo espiritual a menudo se esconde un espíritu de envidia espiritual. Esta envida censura los
dones de los demás porque estos mismos dones no se les han dado a ellos; por lo tanto, el
espiritualmente envidioso censura los dones de los demás, declarándolos falsos o inexistentes.”

“Un error muy real en el corazón espiritualmente orgulloso es el falso discernimiento.” (Santa
Catalina de Siena, 17 de Marzo del 2010)

“El día de hoy he venido para decirles que hay un grave error en el corazón del mundo que lleva a
las almas lejos del auténtico discernimiento. El discernimiento es la búsqueda sincera de la
verdad.”

“Lo que causa que el alma se forme opiniones contrarias a la verdad y etiquete estas opiniones
como discernimiento es siempre el espíritu del amor propio desordenado. En realidad estas
opiniones no son más que juicios precipitados. Muy frecuentemente el mal uso del término
‘discernimiento’ impone juicios falsos contra las intervenciones del Cielo en el mundo. Ésta es la
tentación de satisfacer algún plan personal o incluso algún plan oculto, tal como el amor al dinero,
al poder o a la reputación; incluso el deseo de controlar.”

“El alma no puede ceder a estas tentaciones de falso discernimiento y juicio precipitado a no ser que
busque satisfacer alguna necesidad propia mucho más allá de la verdad.”

“Quienes proclaman que tienen discernimiento han abierto la puerta de sus corazones a los engaños
de Satanás por medio del orgullo espiritual.” (San Pedro, 16 de Julio del 2010)

“El intelecto y el corazón deben trabajar juntos para el auténtico discernimiento.” (San Pío de
Pietrelcina, 23 de Septiembre del 2010)

“He venido nuevamente para ayudarle a la gente en su búsqueda de discernimiento. Comprendan


que Satanás fácilmente se introduce en la apariencia de la rectitud, digno de fe y lleno de falsas
acusaciones y promesas y mentiras.”

“Pero hay una sola virtud que él no puede fingir, y esa es el Amor Santo. Al que es todo maldad le
resulta imposible simular que ama a Dios y al prójimo. Por lo tanto, el Amor Santo tiene que ser su
barómetro de la verdad en cualquier discernimiento.” (San Miguel Arcángel, 29 de Septiembre del
2010)
Don de discernimiento

Discernimiento es un término muy empleado en los libros de espiritualidad. Pero antes de


entrar en su exégesis, vamos a tratar algo sobre el don. En su segunda acepción el DRAE nos dice
que el don es: “2.m. Bien natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien lo
recibe”. Es decir, el don es un regalo de Dios a la persona, que la dota a esta, de una habilidad o
facultad, para realizar fácilmente un determinado trabajo o actividad, que puede ser de orden
material o de orden espiritual.

El don puede ser adquirido desde el momento del nacimiento o con posterioridad. En el
orden material, el don es adquirido desde el nacimiento, es una aptitud que posteriormente a lo largo
de la vida la persona puede ampliar y desarrollar la habilidad que tenga. Así tenemos los casos de
personas, con aptitudes para las artes, las matemáticas, la historia u otras disciplinas académicas. A
diferencia del orden espiritual, en el material, no se da la adquisición del don infusamente a lo largo
de la vida de la persona. La especialización en un arte o trabajo determinado a lo largo de la vida,
crea la aptitud o don. Dios, por supuesto, puede donar una aptitud para algún trabajo o actividad
material, a lo largo de la vida de una persona, pero ello no es normal, ni se tienen noticias de que así
haya ocurrido.

En el orden espiritual, los términos varían y es frecuente el don adquirido infusamente a lo


largo de la vida de una persona, pero en general la persona tiene que ganarse el don. Así, por
ejemplo, escojamos el don de la oración; desde luego que Dios puede y de hecho hay veces que lo
hace y entrega el don de la oración, a un alma que no haya movido un dedo en trabajárselo, pero
esto no es lo corriente. Personalmente cuando al principio de mi vida espiritual, estudiaba los dones
infusos, me parecía una injusticia, que el Señor diese el don de la oración infusamente a alguien,
cuando otros se han pasado horas sudando y luchando contra las distracciones. Pero más adelante,
comprendí que el Señor no actúa ni a tontas ni a locas, y que todo al final, tiene su explicación y
justificación, porque llegado el momento final, las varas de medir serán todas distintas y cada uno
tendremos, la nuestra que ahora está aumentado o disminuyendo de tamaño en la misma medida en
que aumenta o disminuye nuestro amor al Señor.

Y entrando en el tema, diremos que el DRAE, nos dice que discernir es: “Distinguir algo de
otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas. Comúnmente se refiere a operaciones del
ánimo”. Esto es a operaciones del alma. Entonces discernir espiritualmente, o tener el don del
discernimiento, es tener la capacidad o aptitud suficiente, para saber ver donde se haya la verdad o
las verdades que nos han sido reveladas e interpretar correctamente, los textos de las Sagradas
escrituras marginando los errores y falacias.

El discernimiento en general lo adquiere la persona en el desarrollo de su vida espiritual, en


la medida que esta avanza, el Señor le va dando un mayor grado de discernimiento. Por ello es una
costumbre muy necesaria, la de estar continuamente leyendo pasajes bíblicos, sean estos del antiguo
o del nuevo Testamento. Y en esto, es de reconocer que los protestantes nos llevan ventaja. Además
de la Biblia, la sana lectura espiritual, también acrecentará siempre nuestro don de discernimiento.

Pero también es muy frecuente, sobre todo entre las almas santificadas, el don del
discernimiento infuso que Dios les otorga, a estas almas. En las biografías de los santos se
encuentran muchos casos de adquisición infusa del don del discernimiento, que llega en algunos
casos a poder ver en el interior de otras almas, así se cuenta del Santo cura de Ars, que siempre tenía
unas grandes colas de penitentes para confesarse con él, un día caminando hacia el confesionario, al
final de la cola vio a un joven y cogiéndole del brazo le dijo: pase Vd. el primero, que es el que más
lo necesita sobre todos los demás. Caso similares a este, se cuentan también del capuchino recién
canonizado, San Piero de Pieltrecina.

El buen discernimiento es necesario para el católico, a fin de poder repudiar los sofismas de
nuestros enemigos, que quizás de buena fe, pero movidos por el gran instigador, que continuamente
a todos nos está atacando, nos hablan o tratan de convencernos con falsas interpretaciones o
espurias doctrinas, unas veces de origen herético otras de corrientes espirituales orientales, muy en
boga actualmente, y que más de una vez ya han sido condenadas por la Congregación de la Santa
Sede para la Doctrina de la fe. La carencia en el católico de un mínimo grado de discernimiento, le
deja a este, tal como escribe San Pablo: “sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por
todo viento de doctrina” (Ef 4,14).

El Señor ya nos previno frente a los falsos profetas y nos dijo: “Guardaos de los falsos
profetas: se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces, por sus frutos los
conoceréis” (Mt 7,15-20). Y es aquí, donde se nos hace necesario el discernimiento. Y en este
sentido, son varias las recomendaciones que se nos hacen en los textos de las Sagradas escrituras.
Así en la primera epístola de San Juan se puede leer: “No creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1Jn 4,1). Y San
Pablo también nos dice:"Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de
mal” (Ts 5,21-22).

La necesidad de discernir, la tenemos todos constantemente que realizarla en el desarrollo de


nuestra vida diaria y el Señor nos ofrece la capacidad de discernimiento necesaria, para cada una de
las situaciones de la vida, tal como nos dice San Pedro en su segunda epístola, al decir que: “Pues
su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el
verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2Pd 1,3). Dios
después de su Ascensión a los cielos, ni mucho menos nos dejó desarmado. La recta doctrina y la
auténtica Verdad sigue incólume en el Magisterios de la Santa Iglesia católica después de más de
2000 años, durante los cuales han nacido decenas de doctrina heréticas, creadas por hombres que
carecían del don del discernimiento. Y estas doctrinas con el tiempo han desaparecido, de la misma
forma que desaparecerán, las ahora vigentes, todavía en pie. También desaparecerán las modernas
corrientes filosóficas que alimentan a un materialismo agresivo, unido a aún hedonismo, a un
laicismo en boga, propiciado todo ello por el gran instigador, de no ceja en su empeño de encontrar
elementos descarriados para su infierno.
El DISCERNIMIENTO
Cuando una persona tiene una inspiración o es movida a una actividad, hay un poder básico que
actúa en ella. Puede ser
La persona misma: impulsos, deseos, esperanzas, temores, diversidad de sentimientos que
mueven a esa actividad.
Dios: Él quiere hablar y guiar al hombre a través de modos diversos para que llegue a conocer su
voluntad.
El mal espíritu, el Maligno que pretende confundir, dañar, destruir. Este Espíritu del Mal actúa en
nosotros a través del mundo y la carne.
"El discernimiento es la capacidad de penetrar a través de las apariencias exteriores para descubrir
en el fondo si el origen de una moción es de Dios, del hombre con sus impulsos naturales, o del
mal"
El objetivo del discernimiento es descubrir la voluntad de Dios concreta en mi vida en una
circunstancia determinada.
El discernimiento es una experiencia espiritual que pertenece a la práctica misma del seguimiento
de Jesús y que ha de acompañar y dictar nuestras opciones y nuestro talante cristiano aún en los
asuntos más pequeños de nuestra vida y de nuestro trabajo. En ninguna cosa por minúscula que sea
podemos escapar de preguntarnos qué le agrada al Señor, y en todas ellas podemos esperar que Él
nos dé a sentir su voluntad"
Longitud de onda
El discernimiento es semejante a la experiencia del que escucha la radio: trata de oír claramente la
voz y da vuelta al botón, pro siempre encuentra interferencias, sonidos que le impiden escuchar con
nitidez, hasta que acierta con la longitud de onda correcta. En el discernimiento, para dar con la
longitud de onda que permita una audición clara, es preciso ajustar el mando según el Señor.

Toda vida espiritual : encuentro de dos voluntades


La vida espiritual se reduce a "cumplir en todo la voluntad de Dios".
Esta voluntad de Dios no siempre se nos presenta clara. Hay realidades que no varían en su esencia
(cumplir mis deberes de estado) pero pueden variar en su modo. Hoy Dios nos puede pedir una
cosa, un compromiso, un trabajo apostólico... y dentro de un año otra. Y existe el peligro de variar
en función de nosotros -pereza, activismo, deseos humanos...- y no porque sea voluntad de Dios.
Para realizar la voluntad de Dios tenemos que tomar decisiones, actuar de una u otra manera y es
muy importante asegurarnos de que esas decisiones son las que Dios quiere.
La vida espiritual es el encuentro de dos voluntades: la de Dios y la nuestra, que acata y realiza la
Suya en obediencia y amor.
La trascendencia del discernimiento es muy grande. Nos jugamos realizar o no la voluntad de Dios.
La Palabra de Dios nos advierte de ello:
1 Jn 4,1 " No os fiéis de cualquier espíritu..."
Prov 16, 19 "Hay camino que le parece al hombre muy derecho"
1 Tes 5, 21 "No apaguéis el Espíritu, pero examinadlo todo y quedaos con lo bueno"
Sin embargo, aunque esta realidad espiritual del discernimiento es central en la vida cristiana,
constatamos que muchos cristianos "entregados" no la conocen ni la viven. Nos cuenta Carlos G.
Vallés, S.J. en su libro "Saber escoger: el arte del discernimiento" que en una reunión de personas
cristianas -y muchas comprometidas- la mayoría de ellas habían oído hablar muy poco sobre lo que
era el discernimiento y raras veces lo habían aplicado a su vida.
Terminaremos este apartado con una frase de K. Rahner: "Todos estamos siempre en estado de
elección, para el que es previo discernir". O en palabras de Carlos Gª Vallés: "El cristiano es una
persona que vive en estado de elección".

El cristiano : una persona que orienta toda su vida hacia la luz de Dios
El cristiano es una persona que vive de cara a Dios, de cara a su luz; por eso refleja el rostro de
Dios, la vida de Dios.
El discernimiento se refiere a la vida espiritual en sentido estricto, pero afecta a toda la persona y a
toda la vida:
vida laboral/ profesional
vida familiar/ afectiva
vida espiritual/ interior/ de fe/ contemplación
vida de apostolado / compromiso / acción
vida social / amigos / diversiones
vida intelectual / formación
Descubrimos con demasiada frecuencia cristianos laicos que no han encontrado un equilibrio, una
armonía entre todos estos elementos que componen su vida.
De hecho, una de las críticas que el mundo nos hace hoy es la falta de coherencia entre la vida y la
fe; el hecho de que la fe no está insertada en toda la vida: en el tiempo de ocio y de trabajo, en la
vida familiar, en la vida social, en una actitud más radical ante el consumo ...

Doble dimensión del discernimiento


El discernimiento de espíritus se ejercita en una doble dimensión:
Hacia uno mismo.
Hacia los demás.
Cuando se trata de uno mismo, es decir de actos que conciernen a nuestra vida privada, todos
tenemos que ejercitarnos en el don del discernimiento y asumir la responsabilidad personal de usar
nuestros talentos -inteligencia, voluntad, oración, consejo, etc.- para conocer la voluntad de Dios
sobre nuestras vidas y colaborar a su gracia.
Cuando se trata de decidir sobre otras personas -grupo de oración, otros hermanos-, no todas las
personas están llamadas a ejercitar este don.
Sobre estos dos aspectos del discernimiento resulta clarificador el texto siguiente :
Los responsables de la Comunidad
"Es doctrina segura que quien aspira al episcopado, desea una noble función. Pero es preciso que el
obispo sea un hombre sin tacha, casado solamente una vez, sobrio, prudente, cortés, hospitalario,
capaz de enseñar, no dado al vino, ni violento. sino ecuánime, pacífico, desinteresado; que sepa
gobernar bien su propia casa, y educar a sus hijos con autoridad y buen juicio, pues si uno no sabe
gobernar bien su propia casa ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?. Que no sea un recién
convertido; no suceda que dejándose llevar del orgullo, venga a caer en la misma condenación que
el diablo". (1 Timoteo, 3, 1-7)
¿Cómo podrá discernir sobre los demás una persona que no sabe discernir sobre sus propios
asuntos?, ¿O una persona que no siente sobre su propia vida la necesidad de discernir asuntos
económicos, familiares, de educación de los hijos, laborales...?
Inspiración ordinaria e Inspiración carismática
Entre las inspiraciones del Espíritu Santo se distinguen dos clases:
Inspiraciones ordinarias. Son aquellas en las que se pone en juego toda la capacidad del
hombre/mujer: su inteligencia, su voluntad, sus impulsos... Excluyen toda acción milagrosa. A este
apartado corresponden la mayoría de nuestros discernimientos y son el medio habitual que el Señor
quiere usar en nuestra vida. "Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por
el Espíritu Santo que se nos ha dado"(Rom. 5,5). Se distinguen de las mociones naturales porque
brotan de un corazón sereno y en paz con Dios y con los hermanos, y van envueltos en la fuerza de
lo Alto para llevar a cabo la tarea que se nos muestra.
Inspiraciones carismáticas. Son siempre extraordinarias y se presentan bajo modalidades
diversas :
La de una visión. De este tipo es la visión de Pedro sobre los animales puros e impuros (Hch. 10-
11)
La de una idea que se forma súbitamente en el pensamiento sin causa natural. Ejemplo: El
Espíritu Santo impulsa a Felipe a salir al encuentro del etíope (Hch, 8,29)
Criterios generales de discernimiento
Los criterios de discernimiento pueden enmarcarse en dos tipos:
A) Objetivos o externos.
B) Subjetivos o internos.

A) Criterios objetivos

Fidelidad a la doctrina de la Fe. El Espíritu Santo habla a través de la Palabra de Dios, cuya
interpretación auténtica ha sido confiada a la Iglesia.
Fidelidad al estado de vida. El Espíritu Santo nunca se contradice. El estado de vida (matrimonio,
vida sacerdotal o religiosa, etc) es una llamada de parte de Dios. Ninguna inspiración del E. S.
puede ir contra nuestros deberes de estado.
Obediencia a la legítima autoridad. El E. S. no nos guía para hacernos independientes en relación
con las autoridades humanas. Al contrario, nos hace más obedientes.
B) Criterios subjetivos
Los criterios objetivos son fundamentales pero deben ser completados con otros
interiores :
1. El amor. Todo lo que viene de Dios conduce al amor.
2. La humildad. Éste es un criterio muy válido para conocer las autenticas inspiraciones del Espíritu Santo
3. La paz. En toda la Escritura, la paz aparece como el signo de la presencia de Dios. Esta paz es seguridad de que
estamos en el Señor y que el Señor está con nosotros.
4. La alegría. Una vida cristiana auténtica tiene siempre como último fruto la alegría; una alegría profunda y pura
que no puede dar el mundo.
Dones y frutos del Espíritu Santo
Autor: Catecismo de la Iglesia Católica
Los siete dones del Espíritu Santo son:
Don de Ciencia, es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es la luz invocada
por el
cristiano para sostener la fe del bautismo.
Don de Consejo, saber decidir con acierto, aconsejar a los otros fácilmente y en el momento necesario
conforme a la
voluntad de Dios.
Don de Fortaleza, es el don que el Espíritu Santo concede al fiel, ayuda en la perseverancia, es una fuerza
sobrenatural.
Don de Inteligencia, es el del Espíritu Santo que nos lleva al camino de la contemplación, camino para
acercarse a
Dios.
Don de Piedad, el corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento
del bien es
el don de la piedad, que el Espíritu Santo derrama en las almas.
Don de Sabiduría, es concedido por el Espíritu Santo que nos permite apreciar lo que vemos, lo que
presentimos de la
obra divina.
Don de Temor, es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina.
Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes
los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.

Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la
gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce:

Caridad.
Gozo.
Paz.
Paciencia.
Longanimidad.
Bondad.
Benignidad.
Mansedumbre.
Fe.
Modestia.
Continencia.
Castidad.
Faltas contra el Espíritu Santo:
Desesperar de la misericordia de Dios.
Presunción de salvarse sin ningún mérito.
La impugnación de la verdad conocida.
La envidia de los bienes espirituales
Introducción
Tratar sobre el carisma del discernimiento de los espíritus es aventurarse en un terreno
delicado, por que la materia es difícil y hay riesgo de ser mal comprendido o mal interpretado.
Abundan los tratados sobre el discernimiento en general; o sea, sobre el arte de la ciencia del
discernimiento de los espíritus; pero son muy escasos los estudios serios que tratan con alguna
profundidad el carisma del discernimiento. Nos encontramos pues limitados, casi
exclusivamente, a las experiencias vividas por algunas personas y esas personas generalmente
no escriben para describir sus experiencias. Por lo demás, el carisma del discernimiento es en
extremo raro.
La experiencia muestra que, para comprender el carisma del discernimiento, hay que
compararlo con el arte o ciencia del discernimiento. De ahí las dos partes en que se divide
esta exposición.
Primera Parte
Arte o ciencia del discernimiento. Evidentemente no se trata aquí de dar un tratado completo
sobre el arte o ciencia del discernimiento, sino de recordar los elementos que parecen
esenciales para la comprensión del carisma.

1. El discernimiento es el arte de reconocer o identificar


La palabra discernimiento viene del latín discernere y significa identificar, reconocer, comparar
entre dos cosas distintas. El médico, al hacer undiagnóstico, identifica, reconoce, discierne la
enfermedad que sufre su paciente. Toda persona, con el tiempo termina por discernir lo que es
bueno o malo para ella y así comerá o no ciertos alimentos según los haya reconocido como
benéficos o como dañinos, tomará tantas horas de sueño, etc. Se discierne o identifica lo que es
bueno o malo para uno mismo.
Entendido en su sentido más amplio, el discernimiento supone un verdadero aprendizaje y por
eso decimos que es un arte o una ciencia. Todo arte se aprende, aunque más no sea
por ensayos y errores. El alfarero aprende a conocer la arcilla y el torno que le servirá para
fabricar sus tiestos. El violinista aficionado, que no ha estudiado música ni frecuentado las
grandes escuelas, aprende a sacar melodías de su instrumento y a tocar su violín, después de
dar muchas notas falsas. También la ciencia es aprendida y a menudo con mucho esfuerzo. El
médico ha estudiado en la facultad demedicina anatomía, química orgánica y muchas otras
materias; y después ha cumplido un internado en un hospital donde, bajo la supervisión de un
médico más experimentado aprende a aplicar la teoría a la práctica. Así adquirió la ciencia
médica.
Cuando se dice que el discernimiento es arte o ciencia se quiere dar a entender que, de manera
habitual, se le aprende por medio de la teoría y de la práctica.

2. El discernimiento es una señal de madurez


Aún en el orden natural de las cosas una de las señales del proceso de madurez en los niños es
su capacidad mayor para distinguir entre los estímulos a los que se encuentran sometidos
interior y exteriormente. Al comienzo de su vida el niño reconoce a sus padres sólo por el tono
de voz. Más tarde la vista se perfecciona y aprende a reconocerlos y distinguirlos de los demás
por un conjunto de características exteriores que no dejan lugar a error. Cuando el niño haya
crecido y llega a ser adulto, reconocerá la presencia, aún muy discreta, de sus padres por
un conocimiento interior que viene delcorazón. Pero tal discernimiento no es posible para el
recién nacido, se desarrolla a lo largo de los años.
El niño que se encuentra en una etapa del descubrimiento y la exploración del mundo
que lo rodea, se siente atraído por los colores fuertes y por las cosas de sabor agradable: todo lo
toca y lleva a los labios. Lo padres tienen que advertirle continuamente: no toques eso, es
peligroso, te harás daño, te quemarás. Poco a poco, y a menudo por dolorosa experiencia,
aprenderá que no hay que tocar tal cosa, o comer la otra. Se dice entonces que se ha vuelto más
prudente, más maduro. Se hace adulto aprendiendo a distinguir, reconocer, discernir lo que es
bueno y lo que no lo es.
Lo mismo vale en el plano espiritual: un cristiano adulto es el que sabe reconocer, identificar,
discernir la presencia y la acción de Dios y distinguirla de sus falsificaciones.

3. El discernimiento espiritual
Aplicado al dominio espiritual, el discernimiento puede definirse como el arte o la ciencia por
la que se reconoce el origen, divino o no; la orientación, divina o no, de lo que sucede en una
persona o en un grupo, basándose en los signos externos o las muestras interiores. Algunos
ejemplos ayudarán a comprenderlo mejor.
Viendo actuar a una persona puedo saber si está o no apurada, si está de buen humor o no, si
goza de salud o está gravemente enferma. Una serie de señales que identifico (discierno), me
permiten darme cuenta de ello. La experiencia me ha enseñado también que se actúa de
acuerdo a lo que se es: al fijarse veremos que una persona brusca no observa
igual comportamiento que otra que es la dulzura misma.
Si el Espíritu de Dios está actuando en una vida, obrará de acuerdo a lo que él es. La presencia
del Espíritu de amor se dejará ver y reconocer en un comportamiento propio del amor. Si por el
contrario es el Maligno el que se encuentra en acción en una vida, se dejará discernir del mismo
modo porque tendrá un comportamiento conforme con lo que él es. El discernimiento
espiritual o discernimiento de los
espíritus consistirá pues en reconocer, a partir de las señales, qué clase de espíritu está
actuando en una vida determinada.
Jesús, Dios hecho hombre, no estuvo exento de ejercer este discernimiento. Es así que se lo ve
en el desierto, reconociendo y desenmascarando a Satán, que lo tienta. Además Jesús nos invita
al discernimiento y nos da la señal de los frutos como una clave, cuando nos dice: "Tengan
cuidado con los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, cuando en realidad
son lobos feroces. Es por sus frutos como los reconocerá, no se sacan uvas de los espinos, ni
higos de los cardos. Así todo árbol bueno produce buenos frutos, pero el árbol enfermo produce
malos frutos. Un árbol bueno no puede dar malos frutos, ni un árbol enfermo darlos Buenos.
Por lo tanto reconoceran al arbol por sus frutos." (Mt. 7, 15-18).
La pregunta que viene espontáneamente a la mente es esta: ¿cuáles son esos frutos que nos
permitirán identificar la acción del Espíritu Santo o la acción del Maligno? Los frutos son de
dos clases: frutos exteriores y frutos interiores.
4. Las señales externas
Podrían mencionarse muchas; pero nos limitamos a tres que son fáciles de reconocer. Primera
señal: la conformidad con la Revelación de la SagradaEscritura.
La persona que se cree guiada por el Espíritu, pero al mismo tiempo niega la divinidad o la
humanidad de Jesús, o no acepta la resurrección diciendo que con la reencarnación le basta,
está en flagrante contradicción con la Escritura, que es inspirada por el Espíritu. El Espíritu
Santo no puede contradecirse.
Segunda señal: la conformidad con la enseñanza de la Iglesia.
No nos referimos a cuestiones de disciplina sino a la enseñanza de la Iglesia en materias de fe y
de moral. La Iglesia recibió del mismo Cristo la misión de enseñar en este dominio y goza de
esa asistencia especial del Espíritu Santo que llamamos infalibilidad. Una revelación contraria
a esta enseñanza de la Iglesia no podría venir del Espíritu Santo, pues el Espíritu es el alma de
la Iglesia y estaría contradiciéndose a sí mismo.
Tercera señal: el deber de estado.
Una madre de familia, con marido e hijos pequeños, que va a decirle a su director que el
Espíritu le ha indicado que ella ya hizo bastante por ellos y que debe dejarlos para consagrar su
vida al anuncio del Evangelio, podrá ser orientada con suavidad y firmeza a volver a su casa
porque es poco probable que tal inspiración venga del Espíritu Santo. El Señor es fiel y no la
apartará del sacramento del Matrimonio que ya contrajo y de las obligaciones que de él se
derivan.
Estas tres señales, fáciles de observar, son de gran ayuda en la primera etapa del
discernimiento que haya de realizarse con una persona o un grupo; pero no bastan. Puede
suceder que hasta este punto todo sea perfectamente normal y que sea necesario ahondar más.
Intervienen entonces las señales interiores.

5. Señales interiores
Todos los autores que trataron del discernimiento espiritual en el transcurso de los siglos,
comentaron el famoso texto de San Pablo donde el apóstol enumera los frutos o signos por los
cuales se reconoce o discierne la acción del Espíritu Santo: "El fruto del Espíritu es caridad,
gozo, paz, paciencia, servicialidad, bondad, confianza en los demás, mansedumbre, dominio
propio; contra tales cosas no hay condenacion ni ley. Los que pertenecen a Cristo Jesús han
crucificado la carne con sus pasiones y codicias". (Galatas 5:22-24)
Un poco antes, refiriéndose a la carne, San Pablo había dicho cuáles eran los frutos del
Maligno: "Es bien sabido lo que produce la carne: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría,
magia, odios, discordia, celos, arrebatos, disputas, disenciones, cismas, sentimientos de envidia
y cosas semejantes". (Galatas 5:19-21)
Sabemos que el amor verdadero engendra esa caridad delicada que es gozo, paz, servicialidad,
humildad, bondad, confianza en otro hermano, etc. Si encontramos estos frutos en la vida de
una persona tenemos una señal segura de que el Espíritu Santo está en acción.
A la inversa, cuando el maligno está en acción, él, que es padre del orgullo y de la mentira, se
manifiesta por todos esos frutos que brotan normalmente del orgullo y que son: la envidia, el
odio, los celos, la división, la cólera, la tristeza.
En pocas palabras y simplificando, se puede decir que el Espíritu se manifiesta por la paz, la
alegría y la humildad y que el Maligno, por el contrario, se deja identificar por la división, la
tristeza y el orgullo.

6. Los frutos y el tiempo


La imagen de los frutos, que el Señor usa en el Evangelio, sugiere la idea de tiempo y de
duración. Los auténticos frutos permanecen; no así las flores, que sólo duran un tiempo y
pasan. Esto nos indica que el discernimiento, como arte o ciencia, se hace en el tiempo, pues
hay que tomarse el tiempo de comprobar si los frutos permanecen. La paz, alegría, serenidad y
demás frutos observados,
¿permanecen de manera habitual en la persona o en el grupo? Si es así, el Espíritu Santo está
actuando.
A menudo estamos apurados, tenemos la tentación de terminar todo demasiado rápido. Pero la
prueba del tiempo es importante. Así lo comprendía San Pablo cuando, escribiendo a Timoteo,
le daba el siguiente consejo respecto a los obispos: "No debe ser obispo un recién convertido,
no sea que se llene de orgullo y caiga bajo la misma condenación en la que cayó el demonio" (1
Tim. 3:6).
El mismo consejo tenemos al tratarse de los diáconos: "Se comenzará por ponerlos a prueba y
despues, si no hay nada que reprocharles, seran aceptados como diaconos" (1 Tim. 3:10).
Y finalmente, un consejo semejante para los presbíteros: "No impongas las manos a nadie a la
ligera, no sea que te hagas complice de los pecados de otro" (1 Tim. 5:22).
Los frutos verdaderos permanecen y se revelan en el tiempo. El discernimiento se vive en el
tiempo.

7. Al Capone y santa Teresa de Ávila


La prueba del tiempo es tanto más importante cuanto que Satán, padre de la mentira, sabe
disfrazarse para engañar mejor. Evidentemente la acción de Dios y la de Satán, no son iguales
cuando se trata de Al Capone y de Santa Teresa de Avila. Con un pecador empedernido Satán
no tiene de qué preocuparse; ya es suyo. Y lo adormecerá para mantenerlo en el mismo estado.
Dios, por el contrario, trabaja en la conciencia del pecador para que se sienta llamado a la
conversión, a un cambio de vida.
Por otra parte, el Maligno no puede atacar abiertamente a Santa Teresa de Avila pues ella,
entregada completamente a Dios, rechazará de inmediato sus proposiciones. En esos casos el
Maligno trata de imitar la acción de Dios y así desviar imperceptiblemente a la persona y
atraerla hacia él. Se disfraza de ángel de luz; pero, como dice San Ignacio, siempre será posible
descubrirlo por su cola de serpiente.
Si al comienzo aparecen algunos frutos que parecen venir de Dios, siempre existira alguna
duda. Después de un tiempo las cosas no se ven tan claras y hay que saber esperar. Al final los
frutos manifiestan claramente el origen de lo que sucede en la persona porque constatará que
los frutos son o no son los del Espíritu.
8. Varios signos
Sucede a veces que dos personas tienen la voz tan parecida, que al oírlas en el teléfono se las
puede confundir. Si no hubiera otras características por las cuales identificarlos uno podría
engañarse constantemente. Sin embargo, con la ayuda de muchos otros elementos, se termina
por identificar correctamente a las personas. Lo mismo ocurre en el discernimiento.
No hay que depender de un solo signo sino más bien tomar un conjunto de señales que
convergen hacia el mismo lugar. El Espíritu que está actuando es el Amor mismo de Dios
derramado en nuestros corazones. Cuando alguien ama, no se contenta con solo amar; su amor
lo hace ser atento, previsor, delicado, abierto al otro, etc. Es lo que dice San Pablo en el capítulo
13 de la primera carta a los Corintios, en el himno de la caridad. Cuando se ha releído ese
capítulo se comprende por qué, en
Gálatas 5,22 San Pablo dice: "el fruto del Espíritu es…". Y escribe en singular; pero el amor
muestra
toda clase de facetas según las circunstancias diversas en las que está llamado a expresarse.

9. El aprendizaje del discernimiento


Un antiguo proverbio afirma que "es herrando como se llega a ser herrero". Así podría decirse
que es discerniendo como se aprende a discernir.
Aprender supone que no siempre se consigue el éxito la primera vez, ni siquiera la segunda.
Ayudado por el conocimiento de los principios y por la experiencia, se termina por
perfeccionarse. La presencia de una guía espiritual competente puede ser una ayuda preciosa
para progresar; tanto más tomando en cuenta que solemos tener bastante dificultad para ver
con claridad en los asuntos que nos conciernen a nosotros mismos, y en cambio nos parece
muy fácil cuando se trata de otros.
En algunas personas este aprendizaje llega a hacer del discernimiento algo tan natural, dan la
impresión de una facilidad tan grande, que nos sentimos inclinados a hablar de un don. De esto
se tratará mas adelante.
Conclusión
Volviendo a tomar los diversos elementos de que se ha hablado, se puede decir:
? Que el discernimiento es una arte, una ciencia.
? Que el discernimiento se aprende, porque es una ciencia.
? Que esta ciencia se basa en la identificación de un conjunto de frutos espirituales.
? Que el discernimiento se vive en el tiempo porque se necesita tiempo para identificar los
frutos y comprobar los que son duraderos.
En otras palabras, se podría decir que este arte o ciencia del discernimiento, llamado también
discernimiento clásico, es un discernimiento adquirido, un discernimiento que es el resultado
de un análisis de los frutos espirituales, análisis que nos permite finalmente llegar a una certeza
moral y afirmar que el que está actuando es el Espíritu Santo o el Maligno.
Segunda Parte
El Carisma del discernimiento.
En la introducción se dijo que el discernimiento como tal ha sido estudiado desde hace mucho
tiempo. Basta leer en los diccionarios de teología y de espiritualidad el artículo
"discernimiento", para constatar cuántos Padres de la Iglesia y autores espirituales de todas las
épocas han tratado sobre el tema. En cambio, se ha estudiado muy poco el carisma del
discernimiento de espíritus: los estudios son inexistentes o muy breves. Lo que diremos aquí no
tendrá por lo tanto la misma fuerza que lo expuesto en la primera parte. A menudo tendremos
que contentarnos con aproximaciones o con opiniones personales.

1. ¿Existe el carisma de discernimiento?


La existencia del carisma de discernimiento no deja duda posible. Basta con remitirse a la
enseñanza de la Escritura y a la vida de la Iglesia a través de los siglos. San Pablo en su Carta a
los Corintios habla sobre los carismas: "A uno se le da hablar con sabiduría, por obra del
Espíritu. Otro comunica enseñanzas conformes con el mismo Espíritu. Otro recibe el don de la
fe, que actúa en el Espíritu. Otro recibe el don de hacer curaciones, y es el mismo Espíritu. Otro
hace milagros; otro es profeta; otro reconoce lo que viene del bueno o del mal espíritu; otro
habla en lenguas, y todavía interpreta lo que se dijo en lenguas. Y todo esto es obra del mismo y
único Espíritu, el cual reparte a cada uno según quiere" (1 Corintios 8-11)
Aún cuando en los Evangelios no se encuentra la expresión carisma de discernimiento, Jesús lo
ejercitó en repetidas ocasiones. En Mateo 16 vemos que en camino hacia Cesarea de Filipo,
Jesús interroga a sus discípulos para saber lo que se dice de él. Finalmente Pedro es el que
responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (vers. 16). Al momento Jesús lo felicita por
haber discernido bien; pero ese discernimiento no venía de Pedro: "Esta revelación te ha
venido, no de la carne y de la sangre, sino de mi Padre que está en los cielos" (vers. 17).
Pedro acaba de vivir una experiencia de discernimiento carismático. En el mismo capitulo e
inmediatamente después del primer anuncio de la Pasión, San Mateo nos cuenta que Pedro se
puso a reprender a Jesús diciéndole: "¡Dios te libre, Señor! ¡No, eso no te sucederá!" (vers. 22).
Jesús se volvió y dijo a Pedro: "¡Retírate Satanás! Eres para mi un obstáculo porque tus
pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres" (vers. 23). Esta vez es Jesús el que
ejerce el discernimiento identificando de inmediato, con la luz del Espíritu, qué espíritu se
hallaba en Pedro al hablar de esa manera.
Si nos detenemos ahora a recordar la historia de la Iglesia, comprobamos que el carisma del
discernimiento ha existido a lo largo de los siglos. Se encuentran ejemplos en la vida de ese
gran maestro de discernimiento que fue San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de
Jesús. Todo el mundo ha oido hablar del Cura de Ars, San Juan María Vianney y de lo que
sucedía en su confesionario. No cabe duda que el carisma del discernimiento existe.

2. Un ejemplo concreto
Un ejemplo vale por muchas palabras. El que vamos a narrar se produjo realmente y
garantizamos su autenticidad. Nos ayudará a captar en vivo y en acción lo que es el carisma del
discernimiento.
Varios años antes de la Renovación Carismática, durante un retiro, una persona de cierta edad
solicitó una entrevista al sacerdote que lo dirigía. El sacerdote aceptó y la persona vino.
Entrando al escritorio preguntó: "¿Le molestaría si uso la mecedora?" y se sentó y empezó a
mecerse. El sacerdote comenzó por hacer algunas preguntas a las que la persona se limitó a
responder sí o no. El Padre, molesto, cambió la formulación de sus preguntas para que la
persona hablara más. Respondió con tres o cuatro palabras y cayó de nuevo en el mutismo.
Después de una media hora el Padre estaba exasperado, mientras que la persona continuaba
meciéndose. De súbito, el sacerdote tuvo la luz interior y al instante dijo a la persona: "En su
vida ocurre tal cosa y su problema es este". La persona dejó de mecerse, abrió muy grandes los
ojos y preguntó: "¿Cómo lo sabe usted?" El resto de la entrevista se desarrolló en forma normal
y en la vida de esa persona se produjo un verdadero desbloqueo espiritual.

3. Reflexiones sobre este ejemplo


El sacerdote en cuestión hacía notar después que todo había sucedido con mucha rapidez, "lo
que demora decirlo", explicaba. Para comprender mejor lo que ocurrió vamos a utilizar la
técnica de cámara lenta.
1) Cuando en el curso de un retiro una persona quiere una entrevista; se puede suponer que
desea hablar de un problema, de su vida espiritual, pedir una aclaración, etc. Es normal por
tanto que el guía espiritual interrogue para llegar a conocer qué es lo que esa persona está
viviendo espiritualmente. Es el camino del discernimiento ordinario, del discernimiento clásico
que se trató en la primera parte, y que permite sacar conclusiones partiendo de lo que se ha
observado. En el caso presente esa forma de discernimiento se hacía imposible debido a que la
persona no aportaba los elementos necesarios. Se produce pues un impase. Es en ese momento
cuando surgen nuevos elementos, pero no en la persona que consulta, sino en la que discierne.
2) Uno de los elementos nuevos es la luz interior, la iluminación súbita de la inteligencia que
recibió este sacerdote. En el discernimiento ordinario se va haciendo la luz progresivamente,
gradualmente, a medida que se van apreciando con más claridad los diversos elementos que se
someten al discernimiento. Podría compararse la luz interior del discernimiento tradicional a la
iluminación que va aumentando sobre el proscenio de un teatro a medida que el electricista
opera los controles. En cambio, en el carisma del discernimiento, se trata de una luz súbita en
la que no hay proporción entre lo que la persona comunica y lo que capta repentinamente el
que discierne. Es una iluminación que proviene del Espíritu y que es dada. Es lo que suele
llamarse un conocimiento infuso, por contraposición al conocimiento adquirido. Este
conocimiento no ha pasado por los sentidos, como es el caso en lo demás conocimientos que
poseemos, sino que es infundido directamente por el Espíritu Santo en la inteligencia.
3) Esta iluminación o conocimiento infuso se refiere a un punto preciso: el origen y la
orientación, divina o no, de lo que pasa en una persona o en un grupo. Sin necesidad de un
análisis se sabe inmediatamente si algo viene de Dios o no, si una orientación conduce a Dios o
no.
En el caso citado, debido al mutismo de la persona, el Padre carecía de elementos de
juicio en los cuales basarse. Y he aquí que, por una iluminación interior, discierne la causa de lo
que ocurre en la vida de esa persona.
4) Este conocimiento infuso va a acompañado por un segundo elemento en extremo
importante: la certeza. No se trata de la seguridad que puede tenerse ante un caso muy claro.
Es una certeza absoluta, una evidencia interior de la que no se duda, de la que no se puede en
absoluto dudar. Movido por esa certeza, el Padre dijo al momento a la persona: "Sucede tal
cosa en su vida".
Partiendo de este ejemplo y de las reflexiones que se acaba de hacer, podemos intentar una
definición del carisma.
4. ¿Qué es el carisma del discernimiento?
El carisma del discernimiento es un conocimiento que infunde directamente el Espíritu Santo.
Esta luz ilumina de tal modo la inteligencia que la voluntad no puede dudar del origen y de la
finalidad, divina o no, de los pensamientos, impulsos, experiencias o acciones de una persona o
un grupo.
1) Decimos que esta forma de discernimiento es un carisma porque es dado gratuitamente por
Dios a algunas personas y no a todo el mundo. Todos están llamados a discernir, pero no todos
reciben esta forma de discernimiento que se llama discernimiento carismático.
2) En el carisma del discernimiento el conocimiento es infuso, inmediato, instantáneo y por eso
hablamos de una luz interior. En el discernimiento ordinario el conocimiento es adquirido y
progresivo.
3) En el discernimiento clásico se puede llegar a una certeza moral que siempre deja lugar a
dudas, porque es posible preguntarse si el discernimiento estuvo bien hecho, si se contó con
todos los elementos, etc. Cuando se trata del carisma del discernimiento no queda lugar para la
duda, ni siquiera hay posibilidad de dudar, porque el conocimiento recibido viene de Dios
mismo, que comunica con su propia luz por una revelación interior que El hace a quien quiere.
4) Sea ciencia o sea carisma, en ambas formas el objeto del discernimiento sigue siendo el
mismo: el origen divino o no, la orientación divina o no, de lo que sucede en una persona o en
un grupo.
5) En el carisma del discernimiento el conocimiento es infuso e inmediato, es una especie de
instinto sobrenatural por que se percibe intuitivamente lo que sucede. Fácilmente se
comprenderá que el carisma es algo más que un instinto o intuición, aunque puede utilizar esos
caminos.
6) Por último, este carisma como todos los otros, no se da para el provecho del que discierne
sino para el bien de la comunidad, "con miras al bien común", como dice San Pablo (1 Co. 12:7).
La finalidad de los carismas es la construcción del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.

5. Carismas y carismas
En la primera parte hemos hecho alusion a personas que poseen una "gran facilidad" para
ejercer el arte del discernimiento. Esta facilidad, adquirida por la experiencia y la práctica, es
tan notable que se suele decir que tienen el carisma del discernimiento.
A la luz de lo tratado en el último párrafo, se comprenderán dos cosas:
En primer lugar: esta facilidad no es carisma en sentido estricto porque la certeza no es
absoluta y el conocimiento no es infuso sino adquirido. Hay pues carisma en sentido estricto y
carisma en sentido amplio.
En segundo lugar: No siempre es fácil determinar con exactitud por donde pasa la línea de
demarcación entre ciencia y carisma. Si en teoría es fácil establecerlo, en la práctica no lo es. La
facilidad para discernir puede ser tan grande que llegue a dar la impresión de que se actúa por
una especie de instinto espiritual muy seguro. Este instinto, ¿es adquirido o es un don?. La
línea divisoria es muy tenue.
6. Discernimiento carismático y fenómenos físicos
Este es un asunto muy delicado; pero no podemos dejar de tratarlo. Puede ocurrir que el
carisma de discernimiento venga acompañado de sensaciones físicas; algunos testimonios
hablan de sensaciones físicas precisas o más vagas, como la sensación de malestar o irritación.
Otros hablan de calor, algo que quema en el alma, etc. ¿Cómo evaluar estos fenómenos?
1) Aunque no se da en todos los casos ni en todas las personas hay que reconocer que la
existencia del hecho es una realidad difícil de negar debido a la seriedad de las personas que
hablan de ella.
2) Hay que cuidarse de identificar estos fenómenos con el carisma mismo. Hay auténtico
carisma en personas que no los experimentan. A lo sumo ellos podrían constituir una especie
de signo que se aprende a reconocer con la costumbre.
3) Al parecer, estos fenómenos físicos, que son algo secundario, solo perduran un cierto
tiempo: el tiempo que tarda el Señor en educar a alguien que El quiere guiar. Es como colocar
boyas para que se aprenda a reconocer una ruta.
4) Estos fenómenos son frágiles por el hecho mismo de ser exteriores y se hace necesaria una
gran prudencia. Como se trata de signos sensibles, pueden comportar una buena dosis de
elementos psicológicos y psíquicos que será preciso dilucidar con el tiempo y no resultará fácil.
5) La explicación de los fenómenos físicos está en la situación de encarnación que vivimos: no
somos solamente espíritu sino también carne. Cuando el Espíritu infunde un conocimiento sin
que pase por la vía obligada de los sentidos, las sensaciones físicas pueden ayudar a tomar
conciencia de lo que sucede. Una vez que la persona se habitúa, esas sensaciones podrán
desaparecer.
En todo esto hay que recordar la recomendación de San Pablo: "No apaguen el Espíritu.
Examínenlo todo y retengan lo que es bueno" (1 Tes. 5, 19 y 21).

7. ¿Quién puede recibir este carisma?


El Espíritu, autor de todos los carismas, "reparte sus dones a cada uno según quiere" (1 Co. 12,
11). En teoría todos pueden recibir este carisma y muchos otros. El Espíritu es libre. Leemos en
el Evangelio que Caifás dijo: "Vale mas que un solo hombre muera por el pueblo y no que
perezca toda lanación" (Juan
11:50). Y San Juan comenta esta frase diciendo: "Caifás profetizó que Jesús iba a morir por
la nación y no
sólo por la nación, sino para reunir en la unidad a los hijos de Dios dispersos" (Juan11:52).
Esto debe llevarnos a la humildad pues los caminos de Dios son misteriosos y desconcertantes;
su sabiduría no es la nuestra. ¿Acaso no eligió para fundar a su Iglesia a doce pobres
pescadores de Galilea, habiendo tantos hombres brillantes en Jerusalén?
La gracia se injerta sobre la naturaleza, por eso, salvo prueba contraria, pensamos que el
discernimiento adquirido, el ordinario, utiliza normalmente como canal ciertas cualidades
humanas de sabiduría y equilibrio, informadas por la gracia. En cambio, tratándose del carisma
del discernimiento, por ser una luz recibida directamente de Dios, puede utilizar cualquier
camino, aún la boca de los niños o de personas que nos parecerían no tan equilibradas. El
Espíritu es libre y no nos toca a nosotros indicarle por donde debe pasar.
8. ¿Este carisma es permanente?
Por varios motivos nos inclinamos a pensar que no lo es, por las siguientes razones:
1a.- En la historia de la Iglesia han habido santos en los cuales se reconoció la existencia de un
auténtico carisma de discernimiento, como es el caso de San Ignacio de Loyola y del Santo Cura
de Ars. Y en ellos el carisma no estuvo siempre en actividad.
2a.- Está de acuerdo al estado de gracia en el cual vivimos. Así como el Señor no hacía milagros
a pedido del público ni para asombro de las gentes, tampoco hará que el carisma de
discernimiento opere a voluntad de la persona.
3a.- El Señor invitó a todos a discernir, a reconocer los signos de los tiempos. Se trata del
discernimiento ordinario que toda persona puede llevar a cabo sirviéndose de la inteligencia e
iluminada por la fe, que el Señor mismo nos dio. Antes vimos que el proceso siempre empieza
por el discernimiento ordinario, que es el camino habitual. Después, si el Señor lo quiere y por
razones que sólo El conoce, puede entrar en juego el carisma.
4a.- Podemos poner el ejemplo del carisma de la infalibilidad papal: El Papa no es infalible
siempre que habla. Tampoco el profeta profetiza cada vez que abre la boca, sino cuando es
tomado por el Espíritu. Una persona en la que se hubiera manifestado el carisma de
discernimiento no por eso va a discernir de manera carismática siempre que emite una
opinión.

9. ¿En qué casos interviene el carisma?


Si el carisma de discernimiento no es permanente, se nos plantea de inmediato la pregunta:
¿cuándo interviene el carisma?.
Se manifiesta cuando:
? El discernimiento ordinario se encuentra bloqueado y no se puede avanzar más allá;
? Se hace necesaria, para el bien de una persona o de un grupo, una respuesta inmediata que no
se podría obtener de otro modo.
? El Señor lo juzga oportuno para el bien de alguna persona o grupo.

10. Discernir el carisma del discernimiento


Dice San Juan: "Queridos míos, no se fíen de cualquier inspiración. Examinen a los espíritus
para ver si vienen de Dios" (1 Jn. 4:1). Por su parte San Pablo escribe: "No apaguen el Espíritu,
no desprecien lo que dicen los profetas. Examínenlo todo y quédense con lo bueno" (1 Tes.
5:19-21).
Como todos los demás carismas, también el de discernimiento tiene que ser discernido en base
a las gracias recibidas del Señor: visiones, revelaciones, dones, etc. Si no se hace se corre el
peligro de dejarse guiar por iluminados. Aunque una persona goce de un auténtico carisma de
discernimiento, de todos modos está expuesta al error y a la ilusión, sea en el uso que hace de
su don, sea en las conclusiones que saca de él. De ahí la necesidad de discernir, aún tratándose
de carisma de discernimiento.
En primer lugar hay que verificar la autenticidad del carisma mismo y eso puede requerir un
lapso de tiempo bastante largo, porque hay verificaciones que sólo se realizan a base de los
hechos y habrá que
saber esperar. También hay que verificar los límites del carisma y su ejercicio. En esto,
igualmente habrá que tomarse el tiempo necesario, porque un carisma puede ser auténtico,
pero la persona no conoce aún los límites o no ha aprendido a servirse de él. La precipitación
podría hacernos apagar el Espíritu.
La cuestión se vuelve aún más delicada cuando se trata de saber quién ha de realizar esta
verificación. No hay que desestimar el valor de la ayuda de un prudente guía espiritual,
especialmente si tiene experiencia en el campo del discernimiento. Un grupo de personas,
unidas por fuertes lazos de caridad que les permiten expresarse, puede hacer un discernimiento
sobre la autenticidad o no de diversas formas de acción del Espíritu. En ultimo término, es de
la competencia del Obispo o de sus delegados, el discernir sobre las diversas manifestaciones
del Espíritu, incluyendo el carisma de discernimiento.
Dada su naturaleza propia y de la de los carismas en general, es especialmente importante que
el discernimiento sea ejercido por varias personas. Está relacionado con la comunión fraterna y
el discernimiento de uno solo pide generalmente ser completado, "discernido", por otros. El
discernimiento en la Iglesia incumbe más particularmente a los pastores, no solamente para
ver lo que es malo, sino para retener lo que es bueno.

11. ¿Un carisma en estado puro?


Sabemos que el oro se encuentra siempre mezclado con otros minerals; a menudo sucede así
con los carismas y en particular el de discernimiento. Junto con él se pueden encontrar
elementos que corresponden a la profecía, al don de conocimiento o de leer en los corazones, a
la palabra de sabiduría, etc. En el ejemplo citado antes, además del discernimiento
encontramos el don de conocimiento que permitió al sacerdote identificar la causa de lo que
ocurría en la persona.

12. Utilidad y peligros de este carisma


El carisma del discernimiento no sólo sirve en el ministerio de liberación o de exorcismo como
parecen pensar algunos autores. Tampoco creemos que sirva únicamente para determinar el
origen de los fenómenos carismáticos.
La utilización del carisma se extiende mucho más allá. Permite descubrir de inmediato qué
espíritu está actuando en una vida, una actitud, una oración, una profecía, una enseñanza, etc.
Útil en toda clase de circunstancias, lo es aún más para las personas que estan a cargo de altas
responsabilidades pastorales.
Esta forma de discernimiento comporta sin embargo ciertos peligros.
Peligros para el que discierne:
? Peligro de apegarse más al don mismo que al Autor del don y a la finalidad para la que es
concedido.
? Peligro del orgullo y del prestigio personal como si viniera de la persona misma y no fuera
totalmente recibido del Espíritu.
? Peligro de utilizar mal el don, equivocándose en las conclusiones que pueden sacarse de las
luces que da el Señor.
? Peligro de tomar como luces del Espíritu los propios deseos, temores o angustias.
Peligros para las personas que son objeto del discernimiento:
? Peligro de andar "a la caza de lo maravilloso". Si debido a estar mal informado o haber
comprendido mal, una persona puede pensar que el carisma es automático y que funciona en
todo momento.
? Peligro de pereza espiritual y de mantenerse en una especia de infantilismo espiritual. En
lugar de esforzarse por conocer los caminos de Dios y sus llamados, espera aclarar todas sus
dudas por el mensaje recibido, sin hacer nada por su parte.
No hay que fundar la vida espiritual sobre cosas exteriores a uno mismo: palabras, profecías,
revelaciones, mensajes, etc. Se correría el riesgo de parecerse a un árbol de Navidad, cargado
con adornos exteriores, pero privado de savia y de vitalidad interior.
La palabra discernimiento, escuchada exteriormente, es una ocasión perfecta para verificarla
por dentro, en el fondo de uno mismo. Siempre hay que retornar al fondo del corazón para
percibir el llamado de Dios para el momento presente; actualizarla. Nadie tiene derecho a
actuar de manera automática sin ir a ver al fondo de su conciencia lo que el Señor quiere
decirle.
De otro modo se estaría sacrificando el medio más precioso para ir hacia Dios: la conciencia
profunda, el juicio y la libertad. Una palabra humana venida del exterior no puede reemplazar
lo que el Señor le dice a la persona en el fondo de su corazón.
LECTURA BIBLICA
"Queridos mios, no se fien de cualquier inspiración. Examinen los espíritus para ver si vienen
de Dios, porque muchos falsos profetas andan por el mundo. El que reconoce que Cristo Jesús
se hizo hombre, habla de parte de Dios. En esto reconocerán al que Dios inspira. En cambio, si
un inspirado no reconoce a Jesús, ése no habla de parte de Dios, sino que habla como el
Anticristo" (1a. Juan 1-3)
ORACION FINAL
"Sumo y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón, y dame fe recta, esperanza cierta y
caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y veraz
mandamiento".
San Francisco de Asís

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