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Serie La Ciudad 01 - El Infierno Está Caliente No Furioso - Carol Lynne
Serie La Ciudad 01 - El Infierno Está Caliente No Furioso - Carol Lynne
Carol Lynne
1
Infierno también conocido como La Ciudad.
2
Capítulo Uno
Por alguna desconocida razón, su padre lo había hecho irresistible para los
humanos. No culpaba a Baz o a cualquier otro en La Ciudad por querer estar
con él. Lu sabía que los humanos eran muy débiles para abstenerse del sexo.
Estaba en su naturaleza.
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Baz dejó salir un gruñido y se sentó en otra de las sillas junto a la alberca —Deja
eso. Tengo algo importante de que hablar.
—¿Que sucede?
—Estoy preocupado por ti. He estado oyendo mucha mierda acerca de un tipo
que quiere tu muerte —explicó Baz.
Lu cerró los ojos y regresó su atención al sol —Deséale suerte. ¿Tienes idea de
cuantos tontos han tratado de asesinarme?
—Éste es diferente. Uno de mis amigos dice que este clama tener la Daga de la
Bestia.
Lu parpadeó varias veces antes de ver fijamente el cielo. Tenía suerte de tener
sus lentes de sol que escondían la emoción que sabía que estaba clara en sus
profundos ojos negros. Su corazón comenzó a golpear en su pecho, con la
simple mención de la perdida daga. La única persona que podría tenerla sería
su creador, Ambrosios —¿Crees que es cierto?
—Eso es cierto. Seguro que hay más de uno que desearía verte desangrándote
en la calle, con las tripas de fuera, pero la mayoría pensamos que has hecho un
buen trabajo manteniendo un mínimo de orden en un lugar como este.
Lu juntó sus cejas y giró la cabeza hacia su amigo —¿Sangrando en la calle con
las tripas por fuera? Lindo.
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Baz se encogió de hombros pero no se molestó en enmendar su declaración.
Lu bajó las piernas del sillón y se puso de pie, sin preocuparse por su desnudez.
Caminó hacia su penthouse y habló sobre su hombro —Veremos que podemos
encontrar.
—¿Que sucede?
—Si cuidas mi espalda te dejaré tener mi culo al terminar la noche —le informó
Lu a su mejor amigo.
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—A menos que tengas una mejor oferta —bufó Baz.
Lu giró los ojos. La Ciudad era de él. El podía ir a donde quisiera y hacer lo que
le complaciera. Incluso aunque él usualmente mostraba templanza, incluso
ahora y entonces, los ciudadanos necesitaban que se les recordara que el
realmente no era uno de ellos.
Nada más que un truco de salón, pero parecía funcionar. Nadie incluso se
aventuró a salir de La Ciudad Porque el fuego tenia muy mala reputación, Lu
nunca lo entendería. No había nada más hermoso que ver una flama danzar con
el viento.
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Una vez dentro, Lu presionó el botón amarillo brillante, indicándole a su chofer
que tuviera listo el carro en el vestíbulo.
Lu vio hacia Baz —Le estoy pagando una gran cantidad de dinero, y casi ni
salgo de la casa. Creo que puede llevarme las dos cuadras.
Mientras ellos bajaban del piso noventa y nueve, Lu comenzó a preguntarse que
le sucedía a Baz. Su amigo rara vez hacia comentarios de su riqueza, y ahora lo
había hecho casi sin parar, después de la llamada telefónica en la alberca.
A pesar de que ellos realmente sólo eran amigos que jodian, Baz estaría perdido
en La Ciudad sin él. La declaración de Baz mostraba obviamente su real
preocupación. Lu jaló la cabeza de Baz y le dio un profundo beso. Su lengua
barrió el interior de la boca de Baz, antes de gemir y romper el beso.
—Estoy bien.
Baz vio hacia abajo, hacia el duro eje que amenazaba romper el cierre —¿Porque
siempre me haces esto justo antes de que se abran las puertas?
Baz hizo un profundo sonido con su garganta y salio del elevador. Lu siguió a
su amigo, tomando su tiempo para contemplar el culo del hermoso hombre. El
chofer de Lu, William Bales, estaba frente al edificio en una gran limousine
negra.
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Lu sacudió la cabeza —Imposible. La gente de la Atlántida no está en La
Ciudad. La gente de la Atlántida eran dioses… —Lu se mordió el labio. Ahí
había varias cosas de las que el incluso no debería hablar.
Baz se inclinó y apoyó sus brazos en sus rodillas —Raquel no me mentiría, Lu.
Hay gente de la Atlántida aquí.
****
Después de una fabulosa cena, la limousine los llevó al frente del Infierno, el
sexy club de La Ciudad Lu salio del carro y abotonó su saco. Esperó en la
banqueta a que Baz saliera saludando con un movimiento de cabeza a la gente
que lo reconocía.
—Si, señor.
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Al entrar al club la multitud naturalmente se separaba para dejar a Lu cruzar el
cuarto. El vio varias caras nuevas en su camino hacia su acostumbrado rincón y
les sonrió. A pesar de tener una amenaza contra su vida, el siempre disfrutaba
conocer a los recién llegados.
Baz lo vio fijamente y señaló hacia sus amigos —Ellos están aquí para ayudar.
Trátalos con respeto.
—Solo la descripción del tipo —dijo Volker, uno de los tipos—No debe de ser
difícil de ver. Según las fuentes, mide cerca de un metro noventa y siete
centímetros, completamente lampiño y sin un brazo.
Lu tragó saliva. El reconoció la descripción, pero era imposible que ese hombre
entrara a La Ciudad —Necesito hablar con Gabriel.
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Lu jaló a Baz y le murmuró al oído —Déjame solo, Baz. Tú no puedes con ese
tipo.
Lu estaba inquieto en el asiento del carro. Por primera vez desde que inicio su
vida en La Ciudad, estaba ansioso por el centro de su poder. La Ciudad estaba
llena de los indeseables de la sociedad, pero Lu les había dado un hogar y
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respeto. Muchas de las cosas que la mayoría de ellos no acostumbraban cuando
todavía vivían. El resultado era asombroso. A pesar de que los ciudadanos eran
indulgentes con sus pavorosas actividades, no era nada de lo escrito en los
libros sobre el infierno.
Lu podía decir que Baz quería discutir, pero su amigo finalmente asintió
mientras Lu salía del carro.
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Gabriel comenzó a pasearse, pasando sus elegantes dedos a través de sus rubios
rizos —No entiendo esto.
—Ni yo. Pensé que se habían encargado de Ambrosios y de la Daga de la Bestia
hace mucho tiempo.
Capítulo Dos
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Todo el mundo en La Ciudad había aprendido que no era bueno dejar que Lu
cayera a un mal humor. Lu rara vez se enojaba, pero las pocas veces que había
sucedido su rabieta fue monumental. Así, que a pesar de las reservas de su
amigo, Baz había buscado los servicios del joven para Lu.
Un particular ruido del joven rubio, hizo que Lu bajara la vista y sonrió por
primera vez en días. David, Lu pensó que era su nombre, parecía estar
divirtiéndose mientras chupaba todo el pene de Lu.
—Tranquilo —le advirtió, cuando David raspó con sus dientes un poco mas
fuerte la tierna carne de Lu. Lu siempre había disfrutado de cierta cantidad de
dolor en el sexo, pero perder la punta de su amado pene por la inexperiencia
del joven no era agradable.
—Señor, aquí hay un hombre que dice que necesita hablar con usted. El dice
que su nombre es La Paloma — dijo el guardia del vestíbulo.
—Tengo negocios que atender. Decidió tener misericordia del joven y le acunó
la cara —Gracias. Deja tu número en la libreta junto a la puerta y seguro que te
llamaré pronto.
David sonrió y se puso de pie. Con una última mirada al pene de Lu, se retiró.
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De camino al elevador privado se detuvo y revisó su cabello en uno de los
espejos —Perfecto.
El elevador hizo otro ruido. Justo cuando Lu estaba viendo por el monitor de
seguridad al más hermoso hombre que hubiera visto. Vestido de blanco, el
cabello el hombre era negro y la piel bronceada sólo rebasada por su cuerpo,
musculoso, masas de gloriosos músculos. Maldición. ¿Porque tenía que ser
susceptible al físico masculino?
—¿Quién eres?
—¿Discúlpeme?
—Se supone que tengo que llevarte a El Templo a tu encuentro con Gabriel.
Lu cruzó sus brazos sobre el pecho. El simplemente no iba a dejar que el
hombre viera los efectos que tenía en él —Tienes un nombre o se supone que
debo continuar llamándote La Paloma.
—Dominic Ramos.
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¿Equipo? Gabriel debía de tomar las amenazas a la vida de Lu muy seriamente.
Entró al elevador —¿Vamos?
Cuando Dominic entró en el lujoso elevador, Lu juraría que todo el oxigeno fue
succionado del pequeño espacio. Presionó el botón para bajar al vestíbulo.
Antes de presionar el botón para su carro —¿Cuantos hombres tiene tu equipo?
Lu hizo su mejor esfuerzo para no ver a Dominic, pero veía su reflejo en las
puertas cerradas de bronce —¿Cuatro? ¿Eso es todo?
Dominic lo vio a los ojos —Hasta donde a mi me concierne, tú eres sólo otro
trabajo. Si no te agrada, háblalo con Gabriel.
Para cuando Lu llegó al carro, el estaba que echaba humo. Ciertamente hablaría
con su hermano acerca de esos matones que habían enviado a protegerlo.
Mientras ellos se dirigían a El Templo, Lu se rehusaba a darle a Dominic la
satisfacción de saber que estaba molesto. Abrió su teléfono y habló con Baz.
—Baz.
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—No. Nosotros todavía no encontramos en donde se queda el tipo, y la mitad
de mis soplones no quieren hablar, no se si por miedo al tipo o porque están de
su lado.
—Sin visitas.
—Sin visitas —repitió Dominic —No todavía. Danos tiempo de hacer nuestra
propia investigación.
Lu giró sus ojos. Decidió divertirse un poco con el mandón hijo de perra —Yo
espero tener un grande y pulsátil pene en mi culo esta noche. ¿Te vas a encargar
de eso también?
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—En serio, ¿debes maltratarme así? —le preguntó Lu mientras su
temperamento seguía subiendo.
Gabriel apretó sus labios, algo que siempre hacia cuando se concentraba. Cerró
sus manos detrás de su espalda y comenzó a pasear —Ellos tienen ciertas…
habilidades. Ellos son los elegidos para cuidar las puertas del Cielo.
—¿Y que, decidiste prestármelos, dejando las puertas, sin protección? —Lu
sabía lo que significaba, incluso aunque no lo dijera. El Padre envió a Dominic y
a sus hombres, no Gabriel. La amenaza de Ambrosios debía ser más peligrosa
de lo que originalmente pensó.
—Dominic y sus hombres están equipados con lo necesario para destruir a
Ambrosios y a la daga —dijo Gabriel, ignorando la pregunta previa de Lu.
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—¿Averiguaron en donde había estado todo este tiempo? —pregunto Lu.
—No lo sabemos. Tampoco sabemos como Ambrosios tiene la daga, esa estaba
enterrada en el océano tres kilómetros debajo de la gran ciudad de la Atlántida.
—De todos los lugares para esconder una daga. ¿Porque ahí? —cuestionó Lu.
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Will abrió la puerta y Lu entró. Los otros tres guardias entraron antes que
Dominic, y se sentaron a lado de Lu —Tu cocinas.
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—Yo nunca he comido nada que haya preparado por mi mismo. Si tengo que
cocinar mi propia comida, puedo también alimentarte al mismo tiempo. Dijo
Dominic
Dominic bufó —¿Que haces, usas tus dones para materializar tu comida?
—No seas estupido. La comida conjurada no tiene el mismo sabor que la que
puedes ordenar en La Casa de Cristal o los Tres Omega.
Baz estaba esperando al frente del edificio cuando Will se estacionó. Lu podía
decir por la expresión de Baz que estaba enfermo de preocupación. Lu cerró los
ojos y gimió sabiendo que era su culpa —Necesito hablar con mi amigo.
Dominic vio de Lu a Baz —Dos minutos, dentro del vestíbulo en donde pueda
verte.
Lu iba a contestarle a Dominic pero recordó la conversación con Gabriel. Se
mordió el interior de su mejilla y esperó a que los otros tres hombres salieran
del carro. Uno de ellos habló brevemente con Baz antes de guiarlo al interior del
edificio.
Lu caminó hacia el vestíbulo entre Dominic y dos hombres más. El otro seguía a
lado de Baz. Tan pronto como Lu estuvo en el interior del edificio, Baz se
dirigió hacia él. El guardia bloqueó a Baz tumbándolo al suelo, pero el gran
Espartano no cayó sin pelear.
—Déjalo —les dijo Lu, mientras los dos hombres lanzaban un puñetazo
después de otro.
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Cuando Dominic no hacía nada para controlar a su hombre, Lu se adelantó y
movió su mano. En un segundo ambos hombres estaban detenidos al suelo por
unas ocultas manos. Lu una vez más vio a Dominic —Tu puedes investigar a
Baz en La Ciudad es tu elección. El era un guerrero honorable, y todavía lo es.
Ahora aleja a tu hombre con una jodida de él —gruñó con las mandíbulas
tensas.
Con un chasquido de dedos, los dos hombres fueron liberados, Baz se puso de
pie en una postura de ataque.
—Está bien, Baz. No te molestará de nuevo —Lu vio al guardia —¿Cual es tu
nombre?
—Bien, Nick, este es mi mejor amigo y protector aquí en La Ciudad, Baz. Ahora,
estréchale la mano y jueguen bien. Si eres afortunado, Baz puede incluso
agradarte. Créeme, nadie chupa un pene como Baz.
Lu señaló a Baz para que se alejaran de donde pudieran oírlos —Siento esto.
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****
Dominic tenía sus manos en un puño a los lados, mientras Lu y Baz hablaban —
Dos minutos.
—¿Que?
Eso era todo lo que iba a aceptar. Dominic casi camina hacia ellos y lanza a Lu
sobre su hombro, cuando la pareja en cuestión se separó.
Lu sonrió. Perversa era la manera de describirla —No todavía pero si eres buen
niño…
Dominic asintió a su equipo cuando la puerta se cerró. Estaba de pie con sus
manos detrás de su espalda, seriamente tentado a palmear el trasero de Lu. En
todos estos años en los que había sido guardia, nadie había sido capaz de
meterse bajo su piel de la forma en que Lu lo había hecho. Había habido
hombres y mujeres que habían tratado de sobornarlo y seducirlo pero el nunca
había caído en la tentación.
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Capítulo Tres
—Yo no llamo el jugar con fuego inofensivo. Dominic asintió hacia Nick, Nick
se puso de pie y regresó al interior del penthouse.
Señaló a las flamas que rodeaban La Ciudad —Algo como eso pero no se lo
digas a nadie.
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Lu se encogió de hombros —Por la gente que vive en La Ciudad, esto es lo que
es. A ellos no se les permite ir más allá de los límites ¿Que crees que puedan
manejar mejor?, ver espacios verdes y hermosas montañas, sabiendo que nunca
podrían explorarlas. O ver montañas de flamas que no desean visitar.
Ver a Dominic había tenido un efecto directo y no deseado sobre el pene de Lu.
Sólo el saber lo que Dominic y su equipo pensaban de él, debería ser suficiente
para enojarlo no para excitarlo. Una gran parte de él quería defender su
reputación, pero entre más lo pensaba más se enojaba Lu.
Según las masas, Lucifer era la raíz de todo el mal, la tentación de los buenos
hombres, bla, bla, bla. ¿Habría alguien, además de Baz, que incluso se tomara
su tiempo para descubrir quien era Lu? Lu nunca admitió ser tan puro como
sus hermanos en el Cielo, pero el no era el mal del que todo el mundo lo
acusaba.
—Imposible —dijo Dominic, su voz baja envió un hormigueo a las bolas de Lu.
Lu dio a Dominic un falso bostezo, tapando su boca con sus dedos —Vienes
diciendo esos por días —El odiaba mostrar su fuerza, pero evidentemente,
Dominic y su equipo no entendía como funcionaba La Ciudad.
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Lu caminó hacia Dominic quien seguía apoyado contra el barandal —Esta es mi
ciudad. La importancia de que siga a cargo es monumental. No quiero hacer
alarde, pero sin mi, este lugar puede caer dentro de una cueva de maldad
mayor de lo que la gente piensa que es. He trabajado malditamente duro para
hacer de La Ciudad lo que es, y no estoy listo para dejar que se vaya a la
mierda.
—¿Como puedo saberlo? No les has permitido subir desde que están aquí.
Puedo decirte que Baz no sólo es de confiar, también es discreto cuando
necesita serlo.
Lu asintió. Claro, el quería mas tiempo, pero la idea de Dominic realmente tenía
sentido, así que el mantuvo la boca cerrada. Con un movimiento de su mano,
Lu estaba elegantemente vestido con un costoso traje negro y una camisa azul
oscuro abierta.
Dominic se rió —Siempre imaginó que eras mas del tipo de piel.
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Dominic se rió y se dirigieron al interior —Voy a prepararme y al equipo, habla
con Baz.
****
Dominic entró al carro detrás de Lu. Decidieron ir a El Tonel, un bar con vinos y
quesos. Dominic estaba complacido con la elección. Sería mucho más fácil
advertir los problemas en un pequeño lugar. Su peor pesadilla sería tratar de
proteger a Lu, en un concurrido club.
Lu se giró y les sonrió —Si, sonrían, puede incluso ser agradable un toque.
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la habitación y le hizo una seña. Dominic se rehusaba a analizar su decisión
pero rápidamente se sentó en el sofá a lado de Lu antes de que Baz llegara.
Baz se sentó en la única silla vacía. El iba a empezar a hablar, pero el mesero
eligió ese momento para acercarse a Lu —¿Una botella de nuestra reserva
privada, señor, o prefiere pedir algo nuevo?
—Mi reserva privada está bien, James, pero será mejor que sean dos botellas —
dijo Lu.
Baz vio sobre su hombro antes de dirigirse al grupo —Nadie ni siquiera ha oído
mencionar el nombre de Ambrosios aquí, y no veo a ningún hombre o mujer
que sospeche trabaje para él.
—¿En serio? ¿Tú dejas que este tipo de actividad se realice en lugares públicos?
—Dominic no podía creer eso. Después de su conversación frente a la alberca,
Dominic había comenzado a pensar diferente de Lu. Quizás su cambio de
opinión había sido prematuro.
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—La Ciudad está llena de gente, que cuando vivía hacían muchas cosas malas.
Les muestro a ellos que pueden aliviar su estrés diario a través del sexo en lugar
de con violencia. Estoy seguro que no es algo que acostumbres ver, pero
funciona aquí.
Dominic vio hacia la pareja —¿Así, que este tipo de cosas no sólo son aceptadas
sino alentadas?
El mesero regresó con las dos botellas de vino y seis vasos —¿Desean algo de
comer?
Dominic tomó un vaso con un profundo vino rojo, lo llevó a su nariz e inhalo,
preguntándose que tipo de vino recibiría una persona en el Infierno. Estaba feliz
de encontrar el aroma agradable y le dio un tentativo trago —Esto es bueno.
—Después, ahora, creo que deberías mantener tus ojos en la mujer de allá.
Dominic siguió la mirada de Lu, y vio a una mujer mayor sentada sola. Ella se
veía perfectamente inofensiva. De hecho ella le recordaba de alguna manera a
su abuelita —¿Porque? ¿Que sabes de ella?
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Dominic no podía creer que se le hubiera pasado eso. Vio a su equipo, que
obviamente no veía la amenaza potencial de la señora mayor. Bajando su vaso
de vidrio, Dominic iba a ponerse de pie, pero una mano en su brazo lo mantuvo
en su lugar. Vio hacia Lu, impactado de que el hombre tuviera la fuerza para
mantenerlo en su lugar.
Lu sonrió —En ese caso, te sugiero que salgamos de aquí mientras podamos —
Dejó su inacabado vino en la mesa y se cruzó hacia Baz —Gracias.
Dominic apreció la vehemencia en las palabras de Baz. Era más que obvio que
el hombre sentía un gran cariño por Lu. De alguna manera los sentimientos de
Dominic no estaban claros —Lo haré.
Tan pronto como llegaron a la seguridad del penthouse, Dominic les asignó a
sus hombres el reconocimiento de La Ciudad. Lu se dirigió a su habitación, y
Dominic finalmente se retiró al cuarto de huéspedes que se le había asignado.
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La noche seguía repitiéndose en su mente mientras trataba de entenderla. ¿Que
tenia Lu que atraía a Dominic? El hombre era extremadamente vanidoso, pero
no mas que Michael, Gabriel, Raphael, y los otros arcángeles.
Dominic había estado preocupado por días, con esta pregunta. Decidió solo
decirla —¿Cual es exactamente tu relación con Baz?
—Si, pero ustedes dos parecen más que amigos —murmuró Dominic.
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Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Lu estaba
a lado de el y le tocaba su desnudo pecho. Dominic vio hacia abajo antes de ver
a los ojos a Lu —¿Que estás haciendo?
—Te ves perdido. Pensé en darte algo diferente en que centrarte —explicó Lu.
Dominic iba a cerrar los ojos cuando los dedos de Lu rozaron su pezón. Apretó
sus dientes, tratando de luchar contra la atracción que sentía hacia el hombre
frente a él. Dominic estaba cerca de empujar a Lu, cuando sintió un suave beso
en su cuello. Joder.
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Capítulo Cuatro
Dominic se sentó ante la mesa del comedor con su equipo. Habían pasado dos
días desde que fueron al bar y todavía no tenían nada nuevo. Vio por la ventana
de vidrio a Lu que estaba asoleándose junto a la alberca.
Darien sacudió la cabeza —Todo lo que oímos son rumores sobre el tipo. Es
como si nadie quisiera decir su nombre en voz alta.
Nick tomó un trago de su café matutino —Odio decir esto, pero creo que
necesitamos que Lu salga de nuevo. Estar sentado alrededor de esta mierda no
funciona.
Dominic se frotó la cara con sus manos antes de volver a ver hacia fuera —
Entonces, ¿Piensas que debemos hacer que Ambrosios salga, usando a Lu como
carnada?
Nick se tensó en su silla —Entiendo porque no te gusta la idea, pero si. Creo
que es exactamente lo que necesitamos hacer.
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Dominic se tensó —¿Que es lo que quieres decir con que entiendes porque no
me agrada la idea? ¿Que infiernos estas tratando de decirme?
Nick intercambió miradas con los otros dos hombres, pero fue Boone quien
finalmente habló —Te gusta.
—El es Lucifer. Creo que todos hemos visto que Lu no es como pensábamos
que era —le respondió Nick—Supongo que la única razón por la que nos
sorprendimos es porque nosotros hemos tratado de esconder nuestra propia
preferencia sexual de ti durante años.
Dominic estaba impactado. El vio a los tres hombres que lo rodeaban —Quieres
decir…
Boone asintió —Darien y yo hemos sido amantes durante años. Tu sólo nunca
te molestaste en notarlo y nosotros no íbamos a mostrártelo en tu cara.
Dominic pasó sus dedos a través de su corto cabello negro, rascándose el cráneo
mientras pensaba. Ahora que eso había salido, se dio cuenta que ambos
hombres siempre parecían estar juntos, incluso cuando ellos estaban fuera de
sus obligaciones.
Parecía que el equipo no pensaba menos de él por haber caído en la lujuria con
Lu, Así, que ¿porque él tenia un problema con eso?
Dominic no había visitado el muy conocido club, pero podía imaginar lo que
había tras las paredes. Si el público en El Tonel era alguna indicación, El
Infierno debía de ser mucho peor. No estaba seguro de que fuera una buena
decisión colocarse voluntariamente en esa posición con sus ya lujuriosos
pensamientos hacia Lu.
Boone, era el miembro más perceptivo del equipo, colocó su mano en la muñeca
de Dominic —Está bien sentirse de esa manera por él.
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Dominic apartó la mano quebrando el contacto —Voy a hablar con Lu y decirle
que saldremos esta noche. Alguien necesita hablar con Baz y decirle que nos
espere ahí.
Llevó el vaso al patio. El sol realmente estaba caliente, incluso aunque sólo eran
las diez de la mañana. Dominic se sentó a tomar su agua junto a la alberca
frente a Lu. Desde su posición, tenia una mejor vista del perfecto culo de Lu.
Girando su cabeza hacia Dominic, Lu se quitó los lentes del sol —¿Acerca de
que?
Lu sonrió —¿Justo ahora? ¿Eso quiere decir que has estado pensando en el beso
en la cocina?
Dominic rehusó entrar en esa conversación —Los chicos piensan que debemos
tratar de que Ambrosios salga, te llevaremos a El Infierno esta noche.
Lu se inclinó y apoyó sus codos en sus rodillas. Frotaba sus manos juntas,
parecía que estaba pensando —No me molesta salir, pero no quiero que otros
salgan lastimados por hacerlo.
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Dominic parpadeo. La dedicación de Lu por La Ciudad no dejaba de
asombrarlo. El lugar estaba lleno de gente indeseable. ¿Como ellos podían
invocar su protección al Arcángel caído?
Dominic vio directamente a los negros ojos del hombre frente a él. Todo lo que
tenía que hacer era asentir y tendría a Lu en su cama en un momento, pero el no
pudo, no todavía. Rechazar un desafió no estaba en su naturaleza, así que
Dominic pasó su mano por la erección apenas cubierta por la toalla de Lu —
Quizás después. Tengo algo que hacer antes.
****
Dominic entró a El Templo y vio alrededor. El siguió las señales hacia la capilla
cristiana. Sólo había dos creyentes más, pero para lo que Dominic necesitaba
hacer debía estar solo. Tomó asiento y esperó a que el hombre y la mujer
terminaran de rezar.
Mientras veía a la pareja, fue testigo de lo que parecía ser una ceremonia
privada de matrimonio. La idea de que dos personas, condenadas al Infierno,
pudieran realmente pedirle a Dios su bendición en su unión sacudió el corazón
de Dominic.
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Dominic se puso de pie y caminó hacia la estatua de Gabriel. Se arrodilló, cerro
los ojos y habló directamente a la estatua de mármol —Te necesito.
—Hola, Dominic.
Dominic abrió los ojos. Parecía estar en un campo de flores silvestres. Reconoció
una pequeña casa a la distancia y sabía que era su hogar —Hola, Gabriel.
—Lo estoy —contestó Dominic llegando a sus pies —Estoy confundido acerca
del Infierno.
Gabriel sorprendió a Dominic con una sonrisa —Sabía que sucedería, es una de
las razones por las que te envié con él.
****
35
El timbre en el bolsillo de Dominic lo sobresaltó. Parpadeo varias veces,
dándose cuenta que seguía de rodillas frente a la estatua, sacó su teléfono —Si.
Dominic se frotó los ojos. Había estado pensando y rezando tan profundamente
que perdió la mayor parte del día —Los veré allá.
—Eres afortunado —dijo el chofer—Lu esta aquí esta noche. El siempre logra
que la concurrencia esté de buen humor.
El vello en la parte de atrás del cuello de Dominic se le erizó cuando Will lo vio
e inmediatamente se alejó del hombre —¿Que sucede?
—Ya veo eso —Dominic vio en dirección del hombre con el que estaba
conversando Will—¿Quien es tu amigo?
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Will sacudió la cabeza —No es mi amigo. Sólo un tipo preguntando por Lu.
Dijo que iría a su casa a cambiarse y regresaría. A todo el mundo le gustan las
fiestas de Lu.
Dominic sonrió y se dirigió al caos. Al parecer eran los fans que adoraban a Lu
que querían ver más de cerca a su líder. Cuando Dominic llegó con la multitud,
les gritó a todo el mundo que regresaran a sus mesas, el trataba de determinar
la posición de Lu.
Lu sonrió. Usaba una muy ajustada ropa de piel. Se veía lo suficientemente bien
para que la boca de Dominic se hiciera agua —Claro.
Dominic vio a Lu de arriba abajo —¿Pensé que dijiste que la ropa de piel negra
era un cliché?
Alejando la mirada de Lu, Dominic vio alrededor del club —¿Esto siempre está
tan concurrido?
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Lu asintió.
Dominic guió a Lu a la esquina de la pista de baile y lo giró frente a él. Con una
sonrisa, Lu sacudió la cabeza y señaló hacia una alta plataforma en el centro de
la pista.
—Ese es mi lugar —le dijó al oído a Dominic. El siguió la declaración lamiendo
el cuello de Dominic.
Una vez que tuvo a Lu en sus brazos de nuevo, Dominic comenzó a guiar a Lu.
El seductor hombre movía las caderas, rozando su duro eje contra la cadera de
Dominic.
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El pecho de Dominic retumbó con un gemido cuando la mano de Lu fue al
frente de sus jeans —Nunca fue cuestión de quererte.
Apretando los dientes, Dominic luchó por el control que le urgía a hacer justo
eso —No creo que sea la clase de cosas que quiero mostrar a todo el mundo solo
a ti.
Dominic cerró los ojos mientras Lu bajaba el cierre de sus jeans y los bajaba lo
suficiente para permitir que su pene saliera libre. Dominic sintió un hormigueo
cuando sintió la piel desnuda bajo sus palmas. El vio hacia abajo y se encontró
con que Lu estaba desnudo de la cintura para abajo —¡Joder!
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Lu se rió y envolvió sus piernas en la cintura de Dominic —¿Lubricante? Oh ten
un poco de fe. No necesitas nada para joder mi trasero con tu grande y duro
pedazo de carne.
Con sus pies firmes en el barandal, Lu comenzó a subir y bajar por el eje de
Dominic. Dominic oía los gemidos y gritos de la multitud abajo, cuando ellos
comenzaron a actuar en la plataforma. En toda su vida anterior, Dominic
hubiera estado mortificado de ser el centro de atención como lo era ahora, pero
ahora lo encendía como nunca antes.
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Dominic estaba tan perdido en la postiluminación del clímax, cuando el culo de
Lu salio de sus manos. Dominic abrió los ojos y se apoyó cuando vio al
increíblemente sexy Lu de pie en el barandal con su pene goteado presemen,
frene a la cara de Dominic.
Dominic logró tragar la mayoría del semen de Lu, pero había mas de lo que el
creía que fuera posible. El ahogarse con el regalo de Lu frente a la multitud no
era algo bueno. Levantó la vista y se encontró con la mirada de Lu.
—Me alegra que te guste. Necesitaremos algunos otros trucos para salir de aquí
en una pieza después de este espectáculo.
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—Nos preocuparemos de él después. Con esta multitud, la vamos a pasar
difícil, incluso sin tratar con él —explicó Dominic.
—¿Que con Baz? —Nick señaló a Baz quien estaba rodeado por la gente.
Dominic sentía sus piernas de hule, mientras Lu lo guiaba fuera el club. No fue
hasta que llegaron a la limousine que Dominic recordó el desagradable tipo que
habló con Will. Se recordó preguntarle a Lu acerca de su chofer cuando
estuvieran solos.
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Capítulo Cinco
Lu estaba más feliz de lo que había estado en mucho tiempo cuando se estiró en
el sillón junto a la alberca la tarde siguiente. El dolor en su culo sólo servia para
recordarle que había pasado la noche con Dominic. Sonrió al recordar las
órdenes que había dejado Dominic antes de dejar el penthouse unas horas
antes.
—No estés desnudo con mis hombres alrededor —dijo con un gruñido
posesivo.
Movió sus caderas frotando su erección contra la tela del traje de baño rojo que
fue obligado a usar. A pesar de que la pequeña cosa apenas y contenía su pene,
al menos estaba cubierto.
—Baz está aquí para verte —gritó Nick desde el interior del penthouse.
Oyó a Baz gritarle a Nick que el no necesitaba ser anunciado, antes de llegar
junto a la piscina —Hey.
—Joder, no sabe con quien se está metiendo. Al menos nos dejó, así no tengo
que ver su fea cara de nuevo antes de irme.
Lu sonrió. Nick era todo menos feo, y ambos lo sabían. Se giró y cubrió sus ojos
del sol —Lo siento no tuve tiempo de hablar contigo antes de dejar el club.
Baz tomó una profunda respiración antes de sacar un sobre del interior de su
chaqueta —Esto fue metido por debajo de mi puerta hace un momento.
Baz se rió —Supongo que Ambrosios dudaba que pudiera acercarse con tus
perros guardianes.
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Lu se sentó y cubrió el sobre sellado en sus manos un momento antes de abrirlo.
En una nota garabateada había solo dos líneas. Lindo espectáculo en El Infierno
la otra noche. Lo disfruté inmensamente. – A
Lu giró los ojos. Iba a bromear con Baz igual que siempre lo hacia, cuando oyó
la voz de Dominic hablar con sus hombres en el interior de la casa —Dominic
está en el hogar.
Baz se rio —¿Hogar? ¿Has tenido visiones de quedarte arriba en tu hogar con tu
nuevo novio?
—Lucifer. El hombre cuida las Puertas del Cielo. Dudo que vaya a cambiar eso
por una vida en el infierno.
Lu vio fijamente a Baz. En lugar de mostrar el dolor que las palabras evocaban,
Lu le mostró su temperamento a Baz —Me conoces lo suficiente para llamarme
de esa forma. ¡Lárgate!
Baz se puso de pie y acomodó su saco —Sólo no quiero ver que te lastimen.
—Ese no es tu asunto.
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Lu vio a los lejos y tragó el nudo en su garganta. Nunca le había dicho a nadie
porque le lastimaba oír ese nombre. Lu se limpio la garganta cuando Dominic lo
abrazó.
—Ese nombre me lo dieron por amor. Ahora no significa eso —Lu vio a
Dominic—¿Como te sentirías si tu nombre estuviera asociado con el real mal?
—Quizás no del todo, pero soy culpable como todo el mundo de juzgarte mal
—murmuró Dominic.
Lu se deslizó y acomodó su cabeza en el pecho de Dominic. A el no le gustaba
abrirse a la gente. Lu sólo esperaba poder confiar en Dominic. La confianza era
otra cosa con la que tenía que tratar. Sus hermanos, Dios y Baz, la gente lo había
traicionado muchas veces.
Lu sabía que no se había molestado con Baz por utilizar su nombre completo.
Lo que realmente le enojó era que su amigo tenía razón. ¿Que tipo de vida
podía esperar con Dominic? Ellos eran de mundos diferentes, literalmente.
—Ambrosios sabe donde vive Baz ¿Crees que alguno de tus hombres podría
vigilarlo? Le ofrecí que se mudara, pero el es malditamente testarudo.
Lu estaba seguro de que la respuesta era obvia para ambos, pero mantuvo la
boca cerrada. Levantó la camiseta de debajo de los Jeans de Dominic mostrando
sus músculos abdominales, sus dedos siguieron cada cresta y hundimiento de
lavadero de Dominic, tratando de hacer su mejor esfuerzo para sacar de su
mente a Ambrosios.
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Lu estaba preocupado de haber perdido el toque, cuando la mano de Dominic
pasó por su espalda —Puedo hacer que te sientas mejor.
Mientras seguía acariciando las bolas de Lu, Dominic uso su otra mano para
envolver su propia erección —Siéntate en mi cara y chupa mi pene.
Lu sacudió la cabeza. Tomó la base del pene de Dominic y besó la corona del
pene —Me gusta dejar el control ocasionalmente. Antes era solo Baz…—
Dominic golpeó el culo de Lu.
—No quiero oír de Baz jodiendote —Dominic barrió con su lengua el culo de
Lu antes de llegar a su agujero.
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—¿Dominic? —la voz de Boone le hablaba desde la puerta.
Lu comenzó a pasear por la terraza pasando sus dedos por su largo cabello —
Nadie va al Barrio Antiguo.
****
—¿Voluntariamente? No lo haría.
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Dominic vio al equipo en el carro, estaban listos para la pelea. La expresión en
la cara de Nick era suficiente para convertir a un hombre en piedra. Dominic
sintió el vehiculo disminuir y vio por la ventana. Se detuvieron frente a una alta
pared de cemento —¿Tu lo amurallaste?
Lu negó y abrió la puerta —Yo no lo hice, ellos lo hicieron —Se inclinó y le dio
un profundo beso a Dominic —Quédate aquí.
Nick tronó sus dedos llamando la atención de Dominic. Nick señalo el teléfono
—Es Baz.
Lu giró su cabeza y rozó sus labios con los de Dominic —Me pararía en el
centro de la ciudad y gritaría el nombre de Ambrosios antes de dejar que
alguno de mis amigos sea herido por mi causa.
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—Espero que no tengas que llegar a eso —Dominic le dio otro profundo beso a
Lu. Barrió el interior de la boca de Lu antes de separarse.
Nick fue el primero en abrir la puerta. Dominic vio a su numero uno entrar
corriendo al edificio y sonrió. Vio hacia Boone y Darien. Los dos hombres ya
habían confesado que eran amantes al parecer no les extraño la sobreprotección
mostrada por su compañero de equipo.
****
Para cuando el grupo salio del elevador que los llevaría al desván de Baz, la
puerta ya estaba abierta y Lu entró y jadeo al ver la hermosamente esculpida
cara de Baz con varios cortes y moretones.
Nick estaba sentado en el sofá rojo oscuro con la cabeza de Baz en su regazo —
Creo que todas las heridas son superficiales.
Baz golpeo el centro del pecho de Nick con su puño —Estoy tan seguro como
una jodida que no se sienten superficiales, imbecil.
La lengua de Baz pasó por la horrible herida en su labio —No fue Ambrosios,
pero estoy seguro de que fue en su nombre.
Lu se puso de pie y vio hacia afuera por la ventana —Te vienes a casa con
nosotros.
Lu caminó al área designada a la recamara del gran espacio abierto del desván
de Baz abrió el closet y con un movimiento de su mano en un parpadeo de ojos
toda la ropa desapareció. Se giró hacia Baz y cruzó los brazos —Tus cosas ya
están en el cuarto de huéspedes que pretendía ocupar Boone.
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Boone y Darien tosieron al mismo tiempo. Lu vio a los hombres y sonrió —
Vamos, mi cuarto está a lado del de Darien. ¿Realmente creían que no oía que
ustedes dos jodían a morir cada noche?
Baz se enderezó y pasó su mano por su frente —¿Que voy a hacer encerrado en
tu torre? Al menos Ambrosios finalmente se está moviendo.
—Si, ¡sobre ti! Hay que hacer que el hijo de perra venga hacia mí, es de mí de
quien quiere vengarse —contestó Lu.
Baz bajó sus pies al suelo —¿Que le hiciste a Ambrosios para que te odie tanto?
Lu salio del desván con Dominic a su lado. Una vez que ellos llegaron al
elevador, colapsó en los brazos de su amante —No puedo hacer esto por mas
tiempo.
****
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Tengo cierta imagen y la gente me respeta. ¿Crees que respetarían a un Ángel
caído que le gusta la leche de fresa y usa pijamas gruesas?
—Tu tienes el poder de lastimarme mas que nadie porque eres el primero con el
que me he abierto —murmuró Lu.
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El siguiente momento era crítico en su relación. Regresó al centro de la cama y
se sentó frente a Lu —Yo quiero probarte y si quizás probarme a mi mismo que
puedo amarte sin importar que. Pero no puedo hacerlo a menos que sepa que
me escondes.
Con su cara medio escondida entre sus brazos, Lu sacudió la cabeza —No
puedo contestarte eso. No. No me amarías si supieras lo que hice.
Dominic pasó sus manos por el suave pecho de Lu —Entonces ¿Solo te rindes?
Dominic lo vio —No se si pueda hacer eso. No es por las condiciones, es acerca
de la verdad.
Capítulo Seis
Lu apenas y recordó caminar por las calles oscuras, pero repentinamente estaba
de rodillas frente a la estatua de Michael. Dudaba que su hermano le
respondiera pero tenía que intentarlo —Por favor habla conmigo.
El aire cambio y Lu estaba de rodillas, sobre el césped. Pasó sus dedos a través
del cuidado jardín ¿Cuanto tiempo había pasado desde que vio por última vez
ese jardín?
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Lu se mordió el interior de su mejilla para mantener su argumento —Una
persona. Por favor.
—Por segunda vez en mi vida, creo que estoy enamorado —No era necesario
decir quien fue su primer amor —Sólo que este hombre corresponde mi amor.
A pesar de que sentía el ardor de las lágrimas en sus ojos, Lu levantó la cabeza
y se enfrentó a Michael una vez más —Porque es la única oportunidad de
seguir con él.
Lu tragó el nudo en su garganta —¿Dices que tengo que elegir entre Dominic y
recuperar mi lugar en el Cielo?
Michael asintió y apretó el hombro de Lu —Lo siento, Lucifer. Las reglas fueron
escritas hace mucho tiempo. No pueden ser cambiadas.
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Lu se puso de pie y se dirigió a la puerta. La abrió y vio al hombre por el que
estaba cerca de arriesgar todo —¿Como supiste donde encontrarme?
Dominic entró y jalo a Lu a sus brazos —No lo sabía, tenia la esperanza. Era
revisar aquí y los clubs, rezaba porque estuvieras aquí.
—¿Reglas de quien?
—Los Arcángeles no viven con las mismas reglas de los hombres —Incluso
aunque el dijo la verdad, Lu sabía que cargaría con el peso hasta que le dijera a
Dominic el resto, pero el tenía que pensarlo seriamente primero.
La noticia de que estaba cerca de recibir el perdón por los pecados de su pasado
lo tenían impactado. Si el mantenía el secreto, podría finalmente permitírsele
reunirse con Dominic en el cielo.
Dominic llegó a los labios de Lu. Lu se abrió, queriendo consumir a su amante y
mantenerlo con él sin importar que. Si sólo creyera que podía confiar que
sucedería. Después de un gran momento, Lu quebró el beso —Llévame a mi
hogar.
****
Lu entró a la cocina y sonrió. Vistiendo sólo ropa interior, Dominic estaba
comiendo un gran sándwich de carne —¿Pensé que íbamos a salir?
Dominic hizo una pausa con su comida —¿Porque? ¿A que tipo de lugar me vas
a llevar?
—Solo confía en mí.
Dominic se rio —Si correcto. Confié en ti cuando hicimos todo ese trabajo en el
club.
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—Y disfrutaste cada segundo de eso —Lu insinuó su mano por el frente de la
ropa interior de Dominic y apretó su duro pene.
—¿Que parte? —Dominic bajó su ropa interior justo bajo sus bolas.
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Después de que Darien dejó la cocina, Dominic envolvió sus brazos alrededor
de Lu —¿Que sucede? Estabas listo para que entráramos en busca de Baz. ¿Que
ha cambiado?
Lu sacudió la cabeza —Estaba listo para entrar en busca de Baz. No iba a dejar
que ninguno de ustedes lo hiciera.
****
Baz entró en la habitación. Los varios días que habían pasado habían hecho
maravillas con los moretones de Baz, pero los pequeños cortes todavía eran
visibles —¿Tienes un segundo?
—Claro —Dominic tenía una buena idea del favor que quería Baz.
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—Lu todavía no quiere hablar conmigo.
Baz sacudió la cabeza —No debería haber dicho lo que dije, pero el no quiere ni
siquiera escucharme lo suficiente para que me disculpe.
Baz sacudió la cabeza —No es eso —Baz vio al piso—Estaba celoso de ti, e hice
un comentario acerca de ambos.
Baz vio a Dominic y cuadró los hombros —Básicamente que el era un tonto
enamorado si pensaba que tú ibas a dejar tu lugar en el Cielo por él. Baz
sacudió la cabeza —No debí decir eso. Estaba enojado y celoso de que salieran,
no era cierto.
Dominic estaba confundido. Lu había dicho que Baz pertenecía al cielo, pero
que el había pedido vivir en el Infierno. ¿Pero porque? ¿A causa de Lu? —¿Él
sabe eso?
Baz sacudió la cabeza —El sabe que me importa y que yo pienso que su culo
está para morir —Baz debió de darse cuenta de su error—Lo siento.
Dominic movió la mano alejando la disculpa de Baz —Se que ustedes dos
acostumbraban joder —Dominic asintió—Él me lo dijo.
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—Oh, Baz, Tienes razón. Lu tiene un culo para morir— dijo con una sonrisa.
****
Aunque Ambrosios había dicho que podía tomar la sangre de sus hermanos, Lu
dudaba que pudiera confiar en él. Tenía que hacer una elección. Vio hacia el
penthouse. Finalmente había encontrado lo que siempre había soñado.
Una parte de él quería decirle a Dominic. Había una real posibilidad de que su
amante pudiera matar a Ambrosios. Si Dominic entraba en el Barrio Antiguo,
eso podía salvar el problema de Lu del regreso de Dominic al Cielo.
****
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—¿Te importaría si nos detenemos en El Templo antes de cenar? le preguntó Lu
a Dominic una vez que estuvieron en la limousine.
—Porque quiero compartir contigo de nuevo —Lu sintió nauseas ante la media
verdad. Aunque el quería compartir en su lugar privado con Dominic una vez
mas, Lu sabía que era el único lugar en la ciudad en que Dominic estaría a
salvo.
—¿Lu?
Lu abrió los ojos y se puso de pie. Se giró hacia Dominic y sonrió —Quiero aquí
frente a Dios y mis hermanos decirte lo mucho que te amo.
Lu sabía que Dominic podía sentir el ligero temblor en su cuerpo —Creo que
podría quedarme aquí contigo por siempre —murmuró.
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—Mmm hmm —aceptó Lu. Su tiempo se acababa. Jaló y besó al hombre que
amaba. Lu colocó todos sus sentimientos en ese beso, empujando su lengua
profundamente en la boca de Dominic. Gimió cuando la lengua de Dominic se
entrelazó con la suya. Incluso besando, Dominic era el dominante. Lu sonrió
ante la lengua que invadía su boca. El no quería a su Dom de otra manera.
Quebrando el beso, sabia que era tiempo —Oh, mierda. Olvidé algo en el carro.
Se separó —Regreso en un segundo.
Capítulo Siete
En todo lo que podía pensar era en los ojos de Lu la última vez que lo vio.
Dominic se deslizó al suelo. Vio el borde del sobre que Lu había dejado y lo
tomó del pedestal.
El nombre de Dominic estaba escrito con una elegante letra manuscrita al
frente. Abrió el sobre y logró sacar la carta en un tiempo record. Desdobló la
hoja y sostuvo su respiración mientras leía.
Mi Querido Dominic,
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Para cuando leas esto, estaré en camino del Barrio Antiguo. Recibí un
ultimátum de Ambrosios esta tarde. Si yo me encontraba con él, el prometía no
tomar venganza en mis hermanos. Nosotros ambos sabemos que no puedo
permitir que eso suceda.
Te ama siempre
Lu
Dominic arrugó la carta contra su pecho mientras las lágrimas escapaban de sus
ojos y bajaban por su cara. Nunca incluso le había dicho a Lu cuanto lo amaba.
Repentinamente el secreto de Lu era mínimo en comparación con la pérdida
que sentía.
Cayendo de lado, golpeó sus ensangrentados puños en el suelo de mármol.
Nunca lo mereció.
****
61
—¿Señor? —La voz de Will de nuevo.
La puerta se abrió y una brillante luz blanca bañó el interior del carro. Lu
levantó la vista esperando ver a Ambrosios, pero se encontró cara a cara con
Gabriel y Michael. Tan pronto como los vio, el sabía que ya no estaba en La
Ciudad.
Gabriel le ofreció su mano —Ven conmigo, hermano.
Una vez mas, Gabriel le señaló que saliera del carro —Necesitamos hablar
contigo.
Una vez mas, los hermanos de Lu se vieron uno al otro antes de contestarle —
Basileios Kostopoulos.
—¿Baz? Lu jadeó. Giró la cara hacia la limousine y apoyó las manos en el frío
metal. Cerró los ojos, asustado de oír la respuesta a la pregunta que el había
realizado —Ambrosios no está fuera de su confinamiento, ¿No es así?
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—No. El siguió seguro encerrado lejos —contestó Michael.
—Todavía enterrada bajo las ruinas de la Atlántida —colocó Michael sus manos
en los hombros de Lu —Bienvenido a casa, hermano.
Lu no podía respirar. Se inclinó con sus manos en la cintura. Todo era mentira.
El ataque de Baz. Ambrosios. Había sido un juguete no sólo para sus hermanos
y su mejor amigo sino al parecer también para Dominic. ¿Era por eso que
Dominic no le había dicho que lo amaba? ¿Era sólo una misión para Dominic?
¿La pregunta sobre la Atlántida otro jodido examen?
Gabriel le dio a Lu una comprensiva sonrisa —Su familia está aquí. En el Cielo.
Fue enviado contigo hace años para vigilarte.
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—No. Esto es exactamente lo que parece. He sido engañado para probar un
amor que ya tienen, todo tuyo —Lu sacudió la cabeza —No quiero estar aquí.
Por favor, Michael. Envíame a casa.
Gabriel regresó al carro, pero Lu notó que Michael decidió quedarse en donde
estaba —Michael piensa que eres un ingrato.
—Según las reglas tienes un periodo de cien años para cambiar de opinión —
declaró Gabriel, con el tono de voz más frío que nunca.
—No voy a cambiar de opinión —aclaró Lu y tomó la manija de la puerta —Por
favor envíame a casa ahora.
****
Casi como por una divina intervención la puerta de la capilla se abrió. Por un
momento, Dominic se quedó viendo la oscuridad de la calle mas allá de la
suave iluminación de su prisión, antes e ponerse de pie, tomó la carta de Lu y
cuidadosamente la guardó en su bolsillo. No tenía duda que la carta seria leída
y releída cientos de veces.
Una vez en la calle, Dominic tomó su teléfono una vez más. Llamó a Darien,
esperando que su equipo tuviera acceso a un carro. Mientras esperaba a que
Darien contestara, los dedos de Dominic suavemente tomaban la piedra verde
que tenía en su bolsillo. Sabía que era la única cosa que mantendría al hombre
que amaba vivo.
—Darien.
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—Pensé que saliste con Lu —dijo Darien.
Dominic no tenía tiempo para entrar en detalles pero sabía que Darien merecía
saber lo que sucedía —Lu me encerró en la capilla y fue al Barrio Antiguo a
enfrentar a Ambrosios por si mismo.
—Sólo ven a recogerme. Necesito llegar al Barrio Antiguo antes de que sea
demasiado tarde —le dijo Dominic.
—Bien. Iré ahí por mis propios medios —Dominic colgó y corrió hacia la calle
principal. No tenía tiempo para discutir con nadie, especialmente cuando sabia
que los segundos contaban. Si era afortunado, sería capaz de encontrar un taxi y
dejaría a su equipo fuera del lío que al parecer encontraría.
Dominic sabía que sonaba como loco. Infiernos, se sentía loco, pero en ese
momento, todo lo que le importaba era encontrar a Lu. El arcángel caído El
infierno odiado por todo el mundo había sido el lugar en donde encontró al
más cariñoso hombre que Dominic hubiera conocido.
El Lucifer escrito en los libros nunca se hubiera sacrificado para salvar a otros
¿Cómo la historia lo había tratado tan mal? ¿Porque los otros arcángeles habían
permitido que sucediera?
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—Mírame —dijo Dominic, tratando de rodear a ambos hombres. No tenía
tiempo para que lo jodieran.
Dominic iba a golpear el brazo de Nick, pero se detuvo cuando entendió las
palabras de su amigo —¿Que? Tengo una carta. Dijo que iría al Barrio Antiguo.
Baz se colocó entre Dominic y Nick —El pensaba que iría al Barrio Antiguo —
Baz suspiro y vio a Nick—El fue llevado al Cielo.
****
Lu vagabundeó por las calles de su ciudad hasta que el sol estaba bien alto
sobre su cabeza. Se sentía completamente confundido, e incluso pensaba que La
Ciudad no era la misma, se sentía perdido. ¿Podría ser capaz de encontrar su
camino de nuevo?
Cansado y listo para enterrarse bajo los cobertores por los siguientes cien años
mas o menos, Lu se dirigió hacia su penthouse. En un parpadeo de ojos, Lu
había perdido a su chofer, su mejor amigo, y al único hombre al que el
realmente amó. En definitiva no había sido uno de sus mejores días.
Al entrar a su recamara la brillante luz del sol que debía pasar por la ventana
del piso al techo estaba sospechosamente ausente. Lu no recordaba haber
cerrado las persianas antes de que él y Dominic dejaran el lugar la noche
anterior.
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—¡Lárgate! —gritó con sus manos en un puño a su lado. Podía enviar a
Dominic de regreso al Cielo con un simple movimiento de su mano, pero
merecía confrontar al hombre que lo había utilizado.
—Lárgate. No puedo creer que tengas el valor de estar aquí —gruñó Lu.
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Dominic levantó las manos —Detente. Sólo déjame limpiar el piso antes de que
te desgarres los pies.
—Me importan una jodida mis pies. Mi corazón está desgarrado, imbecil.
Dominic tuvo el valor de verse sorprendido —¿Porque estás enojado conmigo?
Si piensas que tengo algo que ver con esta mierda estás equivocado. Todo lo
que yo se es que Gabriel me ordenó venir aquí.
Veía a Dominic limpiar el suelo. Cuando Lu notó que su amante casi pisa un
pedazo de vidrio, el movió su mano y los vidrios desaparecieron. Dominic soltó
la escoba.
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hambrientamente comió su boca. La única cosa en su mente era el hombre cuya
lengua chupaba.
Capítulo Ocho
Lu trazó los labios de Dominic con la punta de su dedo —Necesito decirte que
sucedió para que me enviaran aquí.
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La información de Lu acerca de la piedra que le había dado Gabriel le había
hecho enojar, pero sabía que eso no se acercaba a lo que sentía Lu con la traición
de su mejor amigo y sus hermanos. A pesar de que Baz estuvo equivocado,
Dominic esperaba que Lu pudiera entender que las intenciones del hombre eran
honorables.
—Entonces supongo que tendré que encontrar algo que hacer aquí en La
Ciudad, para ocupar mi tiempo.
—Bebé, Tú me llevas al éxtasis cada vez que te tengo en mis brazos —Dominic
besó el dedo que seguía viajando por sus rasgos.
Lu bufó y giro los ojos —Esa declaración es muy del estilo de Casanova.
—No necesitas preocuparte por eso —Dominic presionó su pene contra Lu—
Tengo todo lo que quiero justo aquí.
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Dominic se acomodó entre las piernas de Lu buscando mas espacio para amar a
su hombre. Al menos por ahora, el ya había hablado suficiente. Como si fuera
un dispositivo eléctrico, la cabeza del pene de Dominic inmediatamente
encontró el arrugado agujero del culo de Lu.
Dominic gimió cunado la succión empezó a crear una fuerza nunca antes vista.
Se sentía como si estuviera jodiendolo y siendo mamado al mismo tiempo, otra
primera vez para él. El definitivamente podría ser adicto a eso —Oh, si.
Dominic vio de los ojos de Lu a su pene que era chupado hasta la raíz. En ese
momento el no estaba totalmente a cargo, pero Dominic se dio cuenta que
probablemente Lu necesitaba la pequeña muestra de control ante la sacudida de
su mundo.
Lu gritó ante la dura invasión. La expresión en la cara de Lu era más de paz que
de dolor.
Lu se giró sobre su abdomen y colocó las rodillas debajo de él. Se apoyo sobre
los hombros y separó sus nalgas —Hazlo. Haz que lo sienta por días.
Dominic una vez más empujó la cabeza de su pene dentro del bonito y estirado
agujero del culo. Tomó las caderas de Lu y se empujó totalmente en un solo
impulso.
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—Siiiii —siseo Lu.
Con cada duro impulso, Dominic trataba de darle la cantidad correcta de placer
y dolor que Lu parecía necesitar desesperadamente. No había duda en la mente
de Dominic, su amante tendría moretones después de esa copula, pero el
esperaba que sólo sirviera para recordarle su momento juntos a Lu.
—Uno de estos días, espero que podamos tomarnos un poco mas de tiempo.
Hacer el amor lentamente me parece una gloriosa manera de pasar la tarde.
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hablar con él. Se preguntaba si Nick estaría con Baz. Los dos hombres parecían
más que amigos cuando los vio a la entrada del Barrio Antiguo.
Quizás estaba equivocado, pero una gran parte de Dominic esperaba que Nick
pudiera quedarse en La Ciudad. Aunque Baz pudiera fácilmente ser reubicado
en el Cielo. Dominic dudaba que incluso pudiera. Si Nick se quedaba, quizás
ambos podrían tener negocios juntos. Dominic no sabía lo que iba a hacer, pero
sabía que el único hombre que le importaba cuidar estaba dormido en sus
brazos.
****
Tomó una toalla y se dirigió hacia su bronceado amante —El agua está muy
buena deberías probarla alguna vez.
Lu se quitó los lentes de sol y vio a Dominic —Uno de nuestros más confiables
profetas vino a mí. Dijo que el sabía que el mundo terminaría. Me dijo que la
gente de la Atlántida podía inadvertidamente usar su poder superior,
ingeniería e inteligencia para destruir el planeta.
Dominic se dio cuenta hacía donde iba Lu —Te dije que no necesitaba saber lo
que habías hecho. Detente ahora y puede ser que te perdonen.
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No fue hasta que el profeta vino a mí, que empecé a cuestionar las reglas que
había firmado.
Dominic pasó sus manos a través del rápidamente secado cabello —¿Así que
hundiste la Atlántida sabiendo que quebrabas una regla?
—Si. Yo sopesé mi destino contra el destino del resto del mundo, y me di cuenta
que no tenía elección. Lu sacudió la cabeza —Verás, ellos estaban miles de años
más avanzados que los otros. Ellos estaban jugando con el poder que debería
pertenecer sólo a Dios. Yo… Yo no podía dejar que el mundo terminara y ellos
no sabían…
Dominic estaba impactado. Esa era una razón más para amar al hombre frente a
él.
—Así que verás, la Biblia es parcialmente correcta. Mi discusión con Dios y mis
hermanos era sobre humanos. Estoy seguro que la verdad nunca salió, ellos
todavía sienten que yo soy el mal por hundir a una raza entera de seres
humanos superiores —Lu se encogió de hombros—Pero yo hice lo que tenía
que hacer.
74
—¿Es por eso que la llaman la Daga de la Bestia? —preguntó Dominic —
Siempre la había imaginado labrada y ornamentada con joyas.
Lu asintió —Estoy seguro que has oído la expresión ‘daría mi brazo derecho
por esto’, Bueno, Ambrosios acuñó la frase, literalmente. Murió desangrado
antes de poder terminar completamente la daga. Dios, que había llevado a la
población entera de la Atlántida al Cielo, no sabía que hacer con él. El corazón
de Ambrosios estaba lleno de odio y sediento de sangre, Dios preocupado por
la seguridad de sus arcángeles en el cielo… — Lu bajó la cabeza —y e infierno.
Finalmente, Dios decidió mandarlo al Volcán del Tiempo. Es realmente el mejor
lugar para él.
Dominic se sentó a lado de Lu y lo jaló a sus brazos —Creo que tienes razón.
Tienes un buen lugar —Dominic le dio un profundo beso —Y eso es bueno para
mi.
Lu sonrió y se montó a horcajadas en el regazo de Dominic. Sin una palabra el
pene de Dominic entró en el todavía estirado agujero y empezó a mover sus
caderas —Así, que ahora que La Ciudad está libre de la amenaza de Ambrosios,
¿a donde te gustaría llevarme a cenar?
****
75
Antes de romper el beso, Dominic tomó el pene de Lu a través de los
pantalones de vestir —Sólo no olvides con quien vienes, una vez que estés
rodeado de todos esos jovencitos.
Lu jaló a Dominic a un beso —Necesito que recuerdes algo. Soy el más malvado
y jodidamente fuerte de aquí. Puedo cuidar de mi mismo lo suficiente para ir al
baño.
Lu sonrió —Si, pero eres el único que sabe eso. No arruines mi reputación.
Con esas palabras, Lu salió entre la multitud. Dominic tomó asiento y ordenó
sus bebidas. Se dirigió rápidamente de regreso a la puerta.
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Dominic se detuvo y vio a los ojos al hombre —Si quieres conservar la mano,
retírala.
El hombre se rió y apretó el pene de Dominic una vez más. El tipo era
jodidamente enorme y era obvio que estaba acostumbrado a intimidar a la
gente con su tamaño —¿Que vas a hacer, con eso?
—Héctor ¿Que te dije de acosar a las personas? Si ellos quieren estar contigo es
una cosa, pero no puedes obligar a nadie. ¿Lo entiendes? quizás una visita al
Barrio Antiguo, pueda hacer que lo recuerdes.
A pesar de que Dominic sabía que el fuego en las manos e Lu era una ilusión, el
fuego en su mirada, no lo era. Lu estaba enojado, y Héctor tenía razón de estar
asustado. Dominic quería decirle a Lu que el podía manejar eso, pero también
sabía que Lu necesitaba ganar algo del respeto que el probablemente había
perdido por no haber salido tanto tiempo.
Lu liberó al mucho más grande hombre y dio un paso hacia atrás —Largo de
aquí.
77
Cuando ellos regresaron a su rincón, Dominic se inclinó y habló con Lu al oído
—¿La música tiene que estar tan alta? Nick va a venir y me gustaría hablar con
él, sin hacerlo de esta forma toda la noche.
A pesar de que Dominic había rara vez visto ese lado de Lu, entendía eso —
Supongo que es por eso que eres el jefe.
—Así que, ¿Invitaste a Nick aquí esta noche para hablar de sus negocios juntos?
—preguntó Lu frotando el pecho de Dominic.
—En parte. Todavía no se cuales, pero tengo algunas ideas.
—¿Quieres decir que con un poco más de clase, que jeans y camiseta? —Lu
pareció pensarlo un momento—Realmente, puede ser muy agradable.
—Si, eso es lo que pensaba. Además, si tú tienes que ser visto, que sea mi lugar
hará que me sienta mejor si puedo controlar el ambiente.
78
Dominic sabía que necesitaba hablar con Lu sobre su otro invitado,
rápidamente cambio de tema cuando Lu subió a su regazo —Le dije a Nick que
invitara a Baz.
—Desde que descubrí que la única razón de que estuviera en el infierno todo
este tiempo eres tú. El sacrificó mucho por hacer lo correcto, por ti, Lu. Dale el
beneficio de la duda.
Dominic saludó a Nick, pero Lu se quedó en su asiento con los brazos cruzados
—Hey, amigo.
Nick sacudió la cabeza —Baz no viene. Dijo que cuando Lu estuviera listo para
verlo, él le llamaría —Nick se inclinó y apoyó sus antebrazos en sus rodillas —
El es un jodido lío. No creo que el se moleste en mostrarse desde que toda esta
mierda lo golpeo.
79
—Si. Traté de convencerlo de regresar, pero el dijo que después de lo que te
había hecho, el pertenecía aquí —le dijo Nick a Lu.
Lu asintió —Si yo voy a tragarme mi orgullo y hablar con Baz, quiero verlos
bailar.
—Eres malvado —bromeo Dominic.
Dominic se puso de pie y señaló hacia la pista, llena de gente vestida con todo
tipo de ropa —¿Listo?
Dominic asintió —No quería preguntarte delante de Lu, pero necesito la verdad
sobre algo.
80
Nick tensó la espalda —No al instante, pero sabía algo cuando vi a Baz la
primera vez en el penthouse.
—¿Cómo?
—Así, que por eso reaccionaste de esa forma en el vestíbulo del penthouse? —
preguntó Dominic.
Nick asintió —Pensé que era sobre él. Quiero decir, vamos, tuve un montón de
años para superarlo.
—No. Creo que ambos dijimos demasiadas cosas para que funcione.
Nick suspiró —Bien. Todavía tengo la esperanza de que las cosas con Baz
funcionen, pero no te atrevas a decirle una palabra a Lu de esto.
Dominic podía imaginar a Nick y Baz juntos. A pesar de que sus cuerpos eran
exactamente iguales, su color era marcadamente diferente. Dominic imaginó
que serían una espectacular pareja.
Dominic vio hacia Lu. Su amante seguía al teléfono sólo que ahora paseaba
alrededor del pequeño rincón —¿Crees que Baz y Lu puedan arreglar sus
problemas?
81
Un poco sorprendido por la vehemencia de su amigo, Dominic vio fijamente a
Nick de nuevo —Sigues amando a Baz, ¿huh?
Nick asintió y regresó a su asiento. Fue entonces que Dominic se dio cuenta de
que se habían estado tocando. Ellos se habían acercado mientras conversaban
en la pista de baile entre la multitud.
—No lo hagas.
—¿Arreglaste las cosas con Baz? —preguntó Dominic, insinuándose entre los
muslos de Lu.
82
Lu lo complació y Dominic llevó a Lu cargándolo a su mesa. Vio a Baz y asintió
—Me disculpas un momento.
Lu apoyó sus manos en los hombros de Dominic y sus pies en el sofá. Dominic
había sentido la manera en que Lu liberaba la tensión que había estado
cargando desde que se entero de la participación de Baz en el ‘examen’.
Una vez más Dominic estaba sorprendido de si mismo al permitir esas cosas.
Sólo un tiempo atrás el se habría espantado de ver que esas cosas se mostraban
en el club y ahora él era el que lo estaba haciendo.
83