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“Yo no te olvidaré! Yo te llevo grabada en la palma de mis manos.” Is. 49, 18.

“Yo no te olvidaré! Yo te llevo grabada en la palma de mis manos.” Is. 49, 18.
“Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo”. Sal. 22
“Antes de formarte en el vientre materno yo te conocía, yo te había consagrado”. Jer. 1, 5.
“Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Lc. 19, 5.
“Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo”. Lc. 15.
“Busquen primero el Reino y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” Mt 6.
«Los montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor no se apartará de tu lado, mi alianza de paz no
vacilará»(Is 54,10).
« Yo te amé con un amor eterno; por eso he guardado fidelidad para ti » ( Jr 31,3).
« Eres precioso a mis ojos, eres valioso y yo te amo » ( Is 43,4).
«Los montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor no se apartará de tu lado, mi alianza de paz no
vacilará»(Is 54,10).
« Yo te amé con un amor eterno; por eso he guardado fidelidad para ti » ( Jr 31,3).
« Eres precioso a mis ojos, eres valioso y yo te amo » ( Is 43,4).
«Tu Dios está en medio de ti, un poderoso salvador. Él grita de alegría por ti, te renueva con su amor, y baila
por ti con gritos de júbilo» (So 3,17).
« Él, que amó a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin » ( Jn 13,1).
« Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí » ( Ga 2,20).
«Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» Mt. 28, 20.
«Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal. 2, 20).
“No hay mayor amor que dar la vida por los amigos, ustedes son mis amigos”. Jn. 15, 13.
“No son ustedes los que me eligieron a mi sino yo el que los elegí a ustedes”. Jn. 15, 16.
“Les dejo la paz, les doy MI paz”. Jn. 14, 27.
“Permanezcan en mi amor”. Jn. 15.
“Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.” Jn. 14, 14.
“No se inquieten: crean en Dios y crean también en Mi”. Jn. 14, 1.
“¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo?” Rom. 8, 35.
“¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo?” Rom. 8, 35.

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