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CAPITULO III.

Hernán Cabrejos Seminario, era agente secreto del consorcio Wisther-Bozart. Su misión. Que
todo el mineral de la más alta ley de plata y otros metales que se encuentran en la montaña
Apark´ora de San Pedro, deberían de ir al Consorcio. Mientras tanto debería de encontrar día a
día la fórmula de frenar al cholo impaciente y de nervio don Fermín Aragón de Peralta.
“Tenemos que amarrarlo antes de que se haga más grande”.

Conversa con Matilde, esposa de Fermín, sembrando la duda con respecto de su cuñado don
Bruno. Matilde le hace saber a Cabrejos de que Bruno su cuñado, vive en un sitio en que una
persona de corazón, puede volverse fanático, lealmente. ¿Usted sabe que don Fermín está
preparando o ya tiene adobados a su hermano y a los vecinos de San Pedro para devorárselos?
Es posible el sabrá lo que hace. Lo siento por Bruno responde Matilde. Cabrejos también le
dice que Rendón es un cholo taimado y que tengan mucho cuidado. En esos momentos llega
don Fermín, y los esposos charlan. Matilde le dice que tenga mucho cuidado con Cabrejos y
Rendón. Los tengo por las orejas responde el esposo. ¿Y Bruno tu hermano me odia y con
razón? Procuraremos que se hunda por si mismo. Será fácil exasperarlo. Bruno caerá de
rodillas. El minero vio lentamente que los ojos de su esposa se humedecieron.

Cabrejos había decidido tomar al Gálico como su agente secreto en San Pedro. Era necesario
que los vecinos pusieran la mayor resistencia a vender sus tierras de la Esmeralda a don
Fermín. Debía también él fortalecer a don Bruno. Cita a Rendón y le hace tomar aguardiente
fino de caña. Lo interroga le dice: ¡Que don Fermín se va a comer a los mierdas esos caballeros
vecinos de San Pedro; después se va a comer a su hermano, después se va a comer a los
comuneros, a ti te va a comer! Yo puedo defender a los indios. Puedo ser tu amigo. Tú quieres
quitar su mina al patrón grande. Yo trabajador de corazón responde Rendón. ¡No cholo de
mierda! Tú ocultas algo. ¡Cuidado conmigo! Sacó un fajo de billetes y se lo ofreció a Demetrio
Rendón WIllca y éste no aceptó. Cabrejos borracho ordena a su chofer Gregorio que lo lleve a
Asunta, para pedirles favores sexuales. Al llegar a la tienda de Asunta ella se dirige al Ingeniero
con estas palabras. “Usted se ha equivocado Ingeniero. Somos honradas todavía. ¡Váyase
Ingeniero! Mi honra ha sido manchada. Se retiran en su jeep Cabrejos junto a su chofer
Gregorio y Perico Bellido su contador. En el camino Cabrejos reconoce la grandeza y el honor
de Asunta. Gregorio se había enamorado de la Asunta. Serás la sombra de Rendón. Yo
represento a una empresa con millones. La mina caerá en mi poder. Sólo una cosa se necesita.
Que los indios no trabajen rápido. Yo conozco a los indios voy a inventar que en la mina hay un
encanto feo: Amaru grande que come indios. Cabrejos le entregó un fajo de billetes eran tres
mil soles. Es un adelanto Gregorio prepárate a luchar contra Rendón. Enterado de que su
hermano vendría a observar a sus colonos don Fermín mandó construir una pequeña
plataforma en el galpón y ordenó llevar una silla de vaqueta para que don Bruno lo usara. La
comunidad de San Pedro de Lahuaymarca representada por don Demetrio ya no tenía el cerro
de Apark´ora. Tres cientos colonos, la primera partida que había llegado permanecieron
callados e inmóviles. Como si no estuvieran vivos. Don Fermín conversando con Rendón dijo:
“Estas minas no serán de los gringos”. Que no se lleven todos los gringos, sino lo que es justo;
y lo que sea justo que quede para nosotros.

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