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conmemoración de los cuarenta años del golpe de estado significó una explosión de
general dela novela gráfica con temática histórica publicada en Chile durante los años
2008 a 2018, para luego centrarse en el análisis de algunas obras que han tratado el Golpe
de Estado y la Dictadura en Chile, y de este modo ver cómo se relacionan a través de las
gráfica y novela gráfica con temática histórica, así como de las relaciones entre imagen,
memoria e historia para poder establecer categorías operativas que permitirán desarrollar
el corpus y el análisis.
Agradecimientos
cariño.
Doctorado.
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 1
CAPITULO I – EL ESTADO ACTUAL DEL CÓMIC CHILENO ............................................. 20
1.1 Antecedentes para el estado actual de la historieta chilena.................................................. 20
1.2 El cómic chileno en el panorama actual............................................................................... 29
1.3 El espacio de la crítica e investigación sobre historieta en Chile................................... 35
CAPÍTULO 2 – UN MARCO PARA UNA NOVELA GRÁFICA DE LA HISTORIA Y LA
MEMORIA .................................................................................................................................... 39
2.1 Antecedentes para la comprensión del potencial expresivo de la historieta ........................ 39
2.2 Algunas conceptualizaciones para entender el cómic con temática histórica. ..................... 48
2.2.i Imágenes ante el horror. ................................................................................................. 48
2.2.ii Entre el reparto de lo sensible y los pueblos expuestos. ............................................... 55
2.2.iii La memoria de las imágenes........................................................................................ 59
2.2.iv Imagen e historia .......................................................................................................... 73
2.3 El cómic y la imagen como centro de su discurso. .............................................................. 81
2.3.i Cómic como imagen de/para la historia ......................................................................... 82
2.2.ii El cómic como imagen técnica ..................................................................................... 86
2.4. En torno a la novela gráfica: una categoría difusa. ............................................................. 92
2.4.i ¿Qué entenderemos por novela gráfica? ........................................................................ 92
2.4.ii Novela gráfica como modelo intermedial ................................................................... 103
2.5 La imagen y los problemas de la representación/mediación .............................................. 107
2.5.i Los códigos de la historieta: una breve reflexión en torno a la temporalidad .............. 107
CAPÍTULO 3 - CONSTRUYENDO EL CORPUS DE LA NOVELA GRÁFICA CON
TEMÁTICA HISTÓRICA EN CHILE (2008-2018) ................................................................... 114
3.1 La Novela gráfica con temática histórica: una discusión abierta. ...................................... 114
3.1.i Problemas en torno a la narratividad: Relato factual y relato ficcional ............... 117
3.1.ii La novela gráfica con temática histórica en el mundo ......................................... 123
3.1.iii Acercamientos gráficos a la historia de Chile. De la revista de historieta a la novela
gráfica. .............................................................................................................................. 134
3.2 Criterios de selección: Historia como fuente, Historia como marco, Historia como
proyección .................................................................... 141
3.3 Panorama de la producción de novela gráfica en Chile (2008-2018) ................................ 150
3.3.i Listado de obras seleccionadas .................................................................................... 150
CAPÍTULO 4 - ANÁLISIS DE TRES NOVELAS GRÁFICAS SOBRE EL GOLPE DE
ESTADO EN CHILE ................................................................................................................... 157
4.1. Memoria e historia bajo el lente. Acercamientos al análisis de novelas gráficas con
temática histórica. .................................................................................................................... 157
4.2 El arte y los medios a Cuarenta años del Golpe de Estado ................................................ 176
4.3 Tres obras para la memoria del golpe de estado: Fuentealba 1973, Los años de Allende y
¡Ese maldito Allende! .............................................................................................................. 180
4.3.i La representación del horror y los límites del mostrar................................................. 197
4.3.ii La lucha contra el olvido ............................................................................................ 204
CONCLUSIONES ....................................................................................................................... 214
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 227
1
INTRODUCCIÓN
El cómic o historieta1, como objeto cultural, así como el humor gráfico, ha estado siempre
extenso período que abarca más de un siglo, diversas son las obras que han ido marcando
chilena, así como el innegable impacto cultural de muchas de estas publicaciones, no será
sino hasta inicios de la década del 2010, con la aparición de nuevos formatos y lenguajes
dentro del mismo medio historietístico, que pueda ser posible una lectura renovada
un sector del mundo intelectual y académico, en torno a este tipo de relatos narrativo-
1
Aun cuando el término cómic, proveniente del mundo anglosajón, ha logrado una amplia difusión y
aceptación en diversos circuitos, no cierra la discusión en torno a la denominación de este objeto de estudio.
En efecto, variados serán los apelativos utilizados alrededor del globo y que dan cuenta de numerosas
miradas en torno a este arte. Fumetti, bande dessinée, quadrinhos, manga, entre otras, son posibilidades que
no solo están suscritas a una posición geográfica, sino también a las perspectivas culturales de cada
comunidad. Por lo tanto, el uso del concepto de historieta (ampliamente utilizado en Latinoamérica, como
también en España) a lo largo de esta investigación, implicará a su vez un posicionamiento identitario que
asume una lectura desde nuestro propio continente. En ese sentido, sin desconocer las objeciones posibles a
esta denominación, será ocupada indistintamente como homóloga de cómic para todos los efectos.
2
aun cuando la investigación del cómic en Chile ha ido evolucionando hacia perspectivas
que todavía no han explorado en profundidad aspectos más críticos de la producción. Por
otro lado, este tipo de enfoque ha ayudado a la delimitación de un canon general, así
Por otro lado, si pensamos en la propia historia reciente del país, que está cruzada
cruzando, imbricando y rechazando. Pero ¿Qué hay de toda aquella historia previa, esa
emergencia de una narrativa gráfica centrada en ciertos hechos históricos viene a ser el
3
vehículo que permite que se releven ciertos discursos anclados en la memoria. La viñeta
partir del análisis detallado de las imágenes gráficas que participan de la arquitectura de la
conjunto de viñetas al interior de un cómic la que nos permitirá pensar de qué modo
histórica. Ahora, si bien esta relación puede ser más o menos evidente, no podemos
soslayar alguna de las problemáticas propias del uso de las imágenes, y su participación
que finalmente se ilustra y lo que queda fuera de nuestro campo visual, lo que es expuesto
centrales que intentará abordar este proyecto: ¿Qué es lo que quieren revelar y relevar las
imágenes gráficas integradas en las viñetas del cómic con temática histórica?¿Cuáles son
los discursos históricos, sociales, políticos que están operando en la articulación de dichas
estudio de la imagen, el lenguaje del cómic y las conexiones que se establecen con otros
revisadas.
4
de los episodios más complejos de la historia nacional. No obstante, ya desde hace mucho
antes, otras disciplinas artísticas, como el cine o la literatura se han hecho cargo de
recrear los diversos hechos históricos acontecidos en el país, bajo el beneplácito (o no) de
la Historia, esa con mayúsculas. Obras emblemáticas del cine nacional, como El Húsar de
la muerte (1925), de Pedro Sienna, adaptada a las tablas el año 2000 por la compañía
teatral “La Patogallina (y que a su vez, fue llevada al cómic por el dibujante Juan
Vásquez, con guion de Martín Erazo en el año 2012); Caliche sangriento (1969), de
Helvio Soto; o Machuca (2004), de Andrés Wood, son solo algunos ejemplos
novelas decimonónicas de Alberto Blest Gana, como Martin Rivas (1862), Durante la
reconquista (1897) o El loco estero (1909), así como el complejo proyecto escritural de
Carlos Droguett, manifestado en sendos relatos como 100 gotas de sangre y 200 de sudor
devenir histórico nacional. Desde dicha perspectiva, es importante considerar que esta
2
Al respecto, Claudio Salinas, Hans Stange, Carolina Kulhman y Eduardo Santa Cruz, afirman en su
artículo “La historia en el cine de ficción chileno: estrategias de producción de un sentido común
audiovisual” (2019), que el cine chileno de ficción, más que buscar una representación fidedigna del
pasado, intenta constituir un “verosímil histórico”, el cuál permita producir efectos de realidad en los
espectadores a partir de imaginarios sociales presentes.
5
termina estableciendo límites difusos entre los discursos de carácter ficcional, y aquellos
que no lo son. Bajo cierto punto de vista, en esencia, toda historia es siempre un relato y,
como narración, se torna una construcción, una ficción que terminará sin duda, formando
y deformando las realidades. Dado que la novela gráfica chilena actual también establece
una interpretación de la historia, es innegable que algunas de las discusiones que se han
son relevantes también para esta investigación, en cuanto permitirán establecer algunos de
los criterios de análisis de los textos que serán abordados en esta tesis, particularmente
aquellas referidas al como dichas obras son capaces de mediar entre el hecho histórico y
de representación de la historia llevados a cabo durante parte del siglo XIX (que a su vez
ser asimilados por el propio arte bajo las condiciones de representación preexistentes y
grandes guerras a inicios del siglo XX se sustentaba en un enfoque altamente realista, que
intentaba manifestar con precisión los procesos culturales, políticos y económicos que se
afianzamiento de las capas medias sociales, inicio del sistema capitalista, entre otros
Burgués se instala como el modelo principal de creación artística, y que se refleja en las
obras de escritores como Victor Hugo, Honoré de Balzac, Fiódor Dostoyevski, Charles
Dickens, Gustave Flaubert, entre otros, y que logra su paralelo en la pintura en los
trabajos de artistas como Gustave Courbet o Jean François Mille. Será también a inicios
del siglo XIX, en pleno apogeo del Romanticismo, en donde emergerá la obra del escritor
británico Walter Scott, quien a juicio de Georg Lukács3 iniciará la llamada novela
histórica, la que sitúa como una continuación directa de la novela social realista del siglo
XVIII, y que será de gran relevancia para las discusiones posteriores sobre la
de las grandes guerras de comienzos del siglo XX, las cuales terminarán por derribar los
grandes relatos del siglo previo, desarmando el ideal de progreso propuesto por la
modelo realista propugnado por algunos artistas como Arthur Rimbaud, Charles
Baudelaire u otros asociados al Simbolismo, no será sino hasta inicios del siglo XX donde
de vanguardia artística, los cuales lograron de algún u otro modo interpretar el zeitgeist de
sujeto más que a la reconstitución de la realidad externa, permitiendo a su vez una lectura
3
Lukács, Georg. La novela histórica. México: Ediciones Era, 1966.
7
fracturada de esta. Desde la perspectiva de Hayden White, será este el momento en donde
emergerán los eventos modernistas y que este nuevo arte decide abordar. En un gesto de
reciprocidad, el arte se ve impactado por dichos sucesos y, a su vez, este modifica sus
formas para lograr acceder a una cierta comprensión de estos. Efectivamente, dichos
naturalismo durante el siglo XIX, lo cual los vuelve, en cierto modo, inaprehensibles y no
literatura modernista del siglo XX, desarrollada por autores como James Joyce, William
los textos también se complejizan, como una forma de acceder desde el arte a dichos
acontecimientos. Este mismo camino será el que también deberá transitar la historieta
para poder acercarse a este tipo de eventos, aunque deberíamos leer este proceso a la luz
de las propias características de esta, y no desde los procedimientos llevados a cabo por
Spiegelman”4, afirmará que «la tesis del carácter único del Holocausto en la Historia se
genocidio.»(122)
4
En Huyssen, Andreas. En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización.
Buenos Aires: Fondo de cultura económica de Argentina, 2002. 119-141
8
la validez o no de un relato que los aborde, sino más bien en su forma, en el cómo poder
medio condicionado históricamente por sus vinculaciones con la cultura popular, y que
terminan categorizándolo en los lindes de la llamada “baja cultura”. Tal como señala
Huyssen, «el debate sobre la correcta representación fílmica del Holocausto sólo
reproduce el antiquísimo debate sobre alta modernidad versus cultura de masas, a su vez
Europa.» (125). Es así como esta problemática se vuelve relevante, en la medida que el
cómic, al haber sido asociado a los medios masivos de comunicación, no ha logrado ser
desarrollar durante más de cien años de desarrollo. Es desde ahí que se desprende el
constante discurso de validación en torno a su lenguaje, sus autores/as y sus obras. Ahora,
a los grandes centros historietísticos). Ante esta disyuntiva, Néstor García Canclini, en
Por otro lado, tal como señala Wlad Godzich (citado por Silvestra Mariniello en
accepts this fact; it knows that this means that it cannot generate a narrative
Dicha afirmación reviste una meditación particular en relación a la historieta, dado que
viñetas, permite problematizar las formas en que la representación histórica llevada por
algunas novelas gráficas asume un gesto no totalizante de los relatos históricos, pero sí un
posicionamiento reflexivo. Será de este modo que, en una sociedad que avanza
los individuos a intentar reconstituir de alguna forma los procesos sociales, políticos,
historia. Tal como afirma Huyssen, «en la era de los medios, es ante el tema del
en la representación.» (120), pero más que pensar en una representación que pueda ser
más menos fidedigna de los hechos históricos, deberíamos pensar desde una lógica
efectivamente debe haber una mediación entre la experiencia real o imaginaria que
permita releer desde una nueva perspectiva lo acontecido. Así como indica Huyssen,
5
“La conciencia moderna se sabe una conciencia de la falsedad y acepta este hecho; sabe que esto significa
que no puede generar una narrativa capaz de totalizar el sentido de la existencia y del mundo. Este último
paso en la desmitificación del mundo, acelerado por algunas catástrofes históricas.” (todas las traducciones
siguientes son hechas por mí).
10
esa lógica, el cómic se manifiesta como un medium privilegiado para esta tarea.
lenguaje del cómic de tal forma que, para Canclini, al «generar nuevos órdenes y técnicas
corresponder a la historieta, el sujeto «no puede ignorar la superficie sobre la que la letra
intrínseca entre el material y su medium para poder darle forma a la mediación, al hacer, y
(en este caso texto-visual) vincular el hecho histórico representado, con la experiencia del
develar la vida misma, la técnica en el cómic (por ejemplo, el montaje de las viñetas para
historia, y que se resiste a ser representado: hace evidente los límites de su representación
Mariniello en concebir la técnica como el acontecimiento, más que como el medio para
11
poder articular un gran relato. De esta forma, «la imagen confiere una presencia
realidad del mundo que está presente en ella fuera de la oposición real/imaginario.» (71-
72)
este reconoce abiertamente, tal como señala en una entrevista citada por Huyssen, su
deseo de crear un relato inauténtico, es decir, buscar un camino alternativo para poder
escudriñar en el horror del Holocausto, tantas veces retratado, pero nunca cerrado como
gran relato. Bajo esta perspectiva, según Andreas Huyssen, «el reconocimiento de la
autentificación» (127). Es ahí que el medio del cómic, su técnica, permite reconstituir el
construida por el autor, permite reconstituir los diversos tiempos a través del montaje, lo
que para Huyssen, «articula un pasado que no puede pasar y permite al lector acercarse a
esa ligazón traumática con el pasado sin caer en una parálisis mimética» (129)
Maus se «supera con rigor único el conflicto entre la representación objetiva, documental
testimonio subjetivo autobiográfico (que sólo genera empatía y conmoción respecto del
12
el soporte narrativo visual, permiten comprender que éste último también puede concebir
una mirada de la historia, construirla, revelarla bajo los ojos de la ficción (y la no ficción)
las novelas gráficas contemporáneas con temática histórica en Chile, siendo esto parte
histórica desarrollada por el cómic nacional parece no haber sido incorporada todavía al
canon referencial en torno a las representaciones históricas, como sí lo han hecho novelas
intelectualmente. Si la afirmación es cierta, ¿hasta qué punto esto es así? Para responder a
esta incógnita, en un breve primer capítulo abordaremos el estado del arte de la historieta
artísticos y, por lo tanto, requiere reconocer aquellas otras formas más menos definidas
que presenta, tales como la utilización de secuencias narrativas articuladas a través de una
página fragmentada por las viñetas, y que además exige una práctica inmersiva por parte
13
cómic en relación a otras disciplinas, dado que este aún no haya totalmente definido su
perfilar más los enfoques centrales dentro de los llamados Comic Studies o Estudios de
acercamiento. Tal como afirma Charles Hatfield en su artículo “Indiscipline, or, The
afirmando que:
than nascent. These include the weakness of the field’s institutional footing
consensus regarding critical standards for published work, and, above all, a
En este sentido, esta tesis asume una posición en donde el cómic no intentará ser “leído”
desde otras disciplinas, sino más bien desde una ubicación concreta, y como desde ahí se
novela gráfica con temática histórica en la actualidad en Chile. Bajo esta perspectiva, se
6
“Hay una serie de factores que dificultan que se pueda hablar de un campo que no sea incipiente. Entre
ellos se encuentran la debilidad de la base institucional del campo (en forma de programas académicos
dedicados al estudio de los cómics), la falta de consenso en cuanto a los estándares críticos de los trabajos
publicados y, sobre todo, la falta de diálogo sobre el estatus disciplinario del campo.”
14
historia, o de los estudios sobre memoria, el centro estará en establecer las características
Huberman. Del mismo modo, se abordarán algunas discusiones como la imagen técnica
más claramente nuestra hipótesis central, la cual considera que la novela gráfica con
temática histórica producida en Chile entre el año 2008 y el 2018, se asume como una
Dicho de otra forma, esta tesis se sitúa dentro de una perspectiva que intenta
producir una lectura crítica de una serie de obras producidas en un período que abarca
diez años, poniendo especial énfasis en aquellas que han abordado la constitución de la
16 años, así como las consecuencias en los años posteriores. Para este fin, a través del
discusión sobre el relato factual y el relato ficcional, para luego situarse en los diversos
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editadas y publicadas en el ciclo comprendido entre 2008 y 2018, lo que permitirá definir
temática histórica en Chile. En este sentido esta investigación no pretende dar cuenta de
toda la producción de novela gráfica en el país, sino más bien acotarla a las obras que han
trabajado con episodios de su historia. Dentro de esta misma lógica, se incluirán también
en el corpus aquellas novelas gráficas que fueron escritas por autores o autoras
extranjeros, pero que fueron publicadas en Chile, dado que nos permiten obtener una
b) Historia como fuente: narrativas ficcionales que funcionan solo como excusa narrativa
para hilar la trama. El hecho histórico es el centro absoluto del relato y, por tanto, se
suceso histórico que se construye esta. Sin embargo, sin ese acontecimiento, no hay
trama. El hecho histórico funciona como disparador de los hechos, y luego asume lugar
como “escenografía”.
d) Historia como proyección: relatos ficcionales que son más bien lecturas posibles de la
testimonial.
obras, lo que permita establecer la diferencia entre la narrativa gráfica histórica previa y
la actual. Desde este punto vista, esta tesis pone al centro el abordaje de la novela gráfica
las características específicas de esta, lo que permitirá establecer sus relaciones con el
premisa, es que esta tesis también se posiciona bajo el alero de los estudios de Memoria,
como también de los Estudios culturales, dialogando con los trabajos de autores y autoras
como Andreas Huyssen, Leonor Arfuch, Georges Didi-Huberman, entre otros y otras.
trabajar con un poco más de detalle en uno de los episodios más traumáticos del Chile
contemporáneo, como fue el Golpe de Estado de 1973. Para ello, primero se realizará un
ejercicio de análisis con cuatro obras que permitan dar cuenta de los abordajes a la
la conmemoración de los cuarenta años del golpe, que marca el corte definido para el
análisis, y luego se abordarán tres novelas gráficas en particular: Los años de Allende
(Hueders, 2015), de Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta; ¡Ese Maldito Allende! (Grafito,
2016), de Olivier Bras y Jorge González; y Fuentealba 1973 (Pehuén, 2018), de Ricardo
que emerjan del desarrollo de este trabajo, particularmente aquellas en relación a cuál es
el valor de una novela gráfica histórica como medio de representación para la memoria y
la historia, y cuál será el poder de sus imágenes. De este modo, la estructura de la tesis
pretende poder desarrollar en profundidad la hipótesis como los objetivos que se plantean
a continuación:
Hipótesis
Abordar la producción de novela gráfica con temática histórica producida en Chile entre
el año 2008 y el 2018, asumiéndola como una forma alternativa de mediar entre los
Objetivo principal:
Esta tesis, tiene como objetivo principal, analizar un corpus acotado de novelas gráficas
memoria.
Objetivos específicos
histórica, desde una mirada global hacia una perspectiva local, centrándose en la
c. Establecer algunas características propias del lenguaje del cómic que permitan
de la literatura en torno a novela gráfica y novela gráfica con temática histórica, así como
de las relaciones entre imagen, memoria e historia para poder establecer categorías
general (a modo de panorama de producción), para luego centrarse en una selección más
reducida, donde se enfocará parte del análisis de esta investigación. Desde este modo,
como señala el objetivo principal, se espera comprender de qué manera la novela gráfica
con temática histórica publicada en Chile (en el período antes indicado), se relaciona a
través de las imágenes con los discursos historiográficos y de memoria(s) que se han
19
requiere de una mirada al pasado. De aquel modo, se podría aprender de los errores
previos, pero también comprender de mejor forma las acciones específicas que conducen
a un estado presente. Es así como para situar la discusión actual en torno a la historieta
chilena deberíamos ir un poco hacia atrás, trazando el camino por el cual el cómic chileno
ha transitado durante las últimas décadas. Dicha trayectoria permitiría comprender cómo
se han originado e instalado las condiciones para el proceso de (un supuesto) desarrollo
en la narrativa gráfica en nuestro país, y que se ha venido dando desde hace algunos años.
perspectiva para desde ahí observar con mayor atención las obras contemporáneas,
particularmente aquellas que recogen la historia de Chile como tema de sus relatos.
prensas, revistas, libros, etc.), así como en personajes icónicos como Von Pilsener7,
7
Aparecido en las páginas del semanario Zig-Zag durante el período comprendido entre 1906-1907, Von
Pilsener, creación del dibujante Lustig, pseudónimo del pintor chileno Pedro Subercaseaux (1880-1956)), es
reconocido como el primer personaje de la historieta nacional).
8
Mampato, creación del artista y editor Eduardo Armstrong (1931-1973) para la revista del mismo nombre
en 1968. Su primer diseño es desarrollado por el dibujante Oscar Vega (1945-2007), quien cede los pinceles
ya en el segundo episodio a Themo Lobos (1928-2012), quien le dará la forma definitiva y reconocible al
personaje.
9
Pirulete, capitán del célebre equipo de fútbol Barrabases, fue desarrollado por el dibujante Guido Vallejos
(1929-2016) en 1953 para la revista del mismo nombre.
21
marcado por una serie de hitos que amplificaron el impacto del medio en la sociedad
local. Es así que en 1962, Zig-Zag, probablemente la casa editorial más relevante de la
historia chilena firma un inédito contrato con la gigantesca Disney para la publicación de
sus revistas en el país, con lo cual se amplía y enriquece la oferta de obras gráficas en
a la cabeza de la escritora y editora Elisa Serrana, una de las pocas mujeres participantes
en un circuito que era eminentemente masculino, pero que cumplió un rol central en
dicho momento. La creación de este espacio permitirá que mejoren ostensiblemente las
una amplia variedad de géneros, tales como aventura, ciencia ficción, western, terror,
zag en cálculos propios indicaban que «en 1969, había editado 62 millones de revistas, lo
que significaba unos 300 millones de lectores anuales» (72). Estas gigantescas cifras
habrían sido posibles no sólo gracias al mercado local, sino a que muchas de las revistas
más leídas, las que luego eran publicadas en el resto del continente en países como
Colombia, Perú, entre otros. Por su parte, editorial Lord Cochrane, principal competencia
de Zig-Zag, realiza un convenio con King Features Syndicate, otro gigante editorial
Popeye, El príncipe valiente o El Fantasma. Sumado a esto, podemos hallar los esfuerzos
permite publicar en solitario, pero externalizar algunas tareas más complejas con otras
huelga, lleva a que esta debe poner a la venta sus activos, siento adquirida por el estado
circulación. El complejo contexto político derivado de la llamada “guerra fría”, hará que
aludiendo razones ideológicas, y con ello queriendo contrarrestar el fuerte influjo de los
que podemos ver expuesta en textos clave de la crítica de historieta en Chile como Para
publicaciones en prensa y quioscos, bajo la premisa del gobierno de hacer llegar la cultura
buscando generar un alto impacto en lectores y lectoras. Tal como señalaba el Programa
10
Mattelart, Armand y Dorfman, Ariel. Para leer al Pato Donald. Valparaíso: Ediciones Universitarias de
Valparaiso, 1971.
23
Todo este ambicioso proyecto cultural posteriormente se verá frustrado ante un Golpe de
Estado que no sólo impuso un nuevo gobierno, sino que también nuevas formas de
paulatino, pero radical proceso de paralización del medio que llevará prácticamente a su
referentes nacionales del cómic comienzan a desaparecer de los quioscos. Es así como
1978 y 1979 marcan el término de las emblemáticas Mampato y Barrabases (que recién
recordada revista El Siniestro Doctor Mortis deja de ser publicada. Con editoriales
son empujadas al mundo del underground durante la década del ochenta, como
consecuencia directa del período de Dictadura militar. Otras razones asociadas podrían
estar vinculadas a un contexto de limitación forzosa del campo cultural, promovido por la
televisión en todas las casas chilenas, que se acentúa en 1978 con la llegada de los
Las obras y los autores, desplazados abruptamente del ojo público, ven como el único
donde se genera un trabajo a pulso, cercano a una precaria producción artesanal, y que
está mucho más vinculado al mundo del fanzine que al de las grandes casas editoriales de
inclina desde uno anclado en el ámbito comercial hacia uno autoral, alentado por los
procesos de intervención, recorte y prohibición impuesto a los artistas y sus obras. Esta
producción más contemporánea de cómic en Chile, donde la figura del autor o autora
cobrará total relevancia, en la medida que los relatos estarán más cerca de la propia
experiencia que de lo que el mercado pueda decidir, a diferencia de la figura del artista-
páginas originales de la “Edad de oro” del cómic chileno, las cuales en su momento
los autores pasados, así como de su legado artístico para creadores/as actuales. Nombres
como el antes mencionado Themo Lobos, así como Mario Igor o Máximo Carvajal,
con autores más jóvenes durante el régimen militar aportando con su conocimiento y
la dictadura abrieron el camino hacia una nueva forma de abrirse paso ante las
años durante los noventa y la década del dos mil, y que recién ahora podríamos asumir
fenómeno particular, que en una mirada preliminar llama la atención. Los autores y
autoras han decidido comenzar a utilizar la plataforma narrativa visual como soporte de
una escritura que permite mirarnos a nosotras y nosotros mismos, desde nuestra propia
narrativo visual como una manera particular de articular los relatos históricos desde la
ficción, y canalizando en parte ese ejercicio político de décadas previas. De este modo,
ante la supuesta revitalización del medio historietístico a nivel mundial, potenciada por el
parece no quedarse atrás y el medio local goza de un, en apariencia, inmejorable estado
de salud, que solo ha sido mermado por los efectos globales de la pandemia del COVID
19. En años cercanos, medios de relevancia a nivel nacional como El Mercurio han
explorado en sus páginas sobre «los motivos tras el reciente “boom” de novelas gráficas
la novela gráfica Los años de Allende (2015) y la reciente Nosotros los selknam (2020),
señalan que «los ilustradores chilenos estamos metiendo las manos en la tierra y sacando
todos esos temas históricos que nunca antes nos habíamos atrevido a enfrentar» (s.p.).
Asimismo, el ya nombrado Jorge Rojas Flores, indica que «el cómic histórico puede
ayudar a mirar el pasado no como una reliquia o algo enquilosado sino como un tiempo
más fresco vinculado a los problemas actuales. Este tipo de historietas no hablan en
27
abstracto, sino que incorporan elementos de contexto a una narración que puede ser leída
diversos investigadores e investigadoras que revelan que la tradición del cómic vinculado
históricos hasta trabajos de Historia gráfica; podremos ver que no son pocos los ejemplos
pasado vinculado al tratamiento de la historia del país desde las imágenes a través el
cómic, y retomando un poco las palabras de Elgueta ya reseñadas, pareciera que es justo
ahora que los autores y autoras locales de la actualidad han decidido osar a contar
desconocidos que encuentran en el lenguaje del cómic un soporte escritural apto para
que ya registran esos episodios que al parecer antes no fueron tomados en cuenta.
oficial” (si es que existiera una historia de ese tipo) confrontada a otra que ha sido
ocultada, sino preguntarnos por qué precisamente estos nuevos relatos gráficos recogen
estos episodios, dejados parcial o totalmente de lado en períodos previos, y de qué forma
la novela gráfica como formato logra mediar con esos discursos historiográficos.
11
En EFE. “Los motivos tras el reciente "boom" de novelas gráficas centradas en la historia de Chile”. El
Mercurio. [Santiago, Chile] 18 Jun. 2015: s.p. Web https://www.emol.com/noticias/Cultura-y-
Espectaculos/2015/06/18/722102/Pinochet-y-Allende-en-los-comics.html
28
través del cómic, hay una necesidad de legitimación de ciertos grupos que se han visto
desplazados de la opinión histórica tradicional, pero tras esta acción se esconde una
pregunta tanto o más relevante: ¿Qué es lo que se da a ver? ¿Qué se nos quiere mostrar?
Ahora, la pregunta previa y central que deberíamos realizar es ¿por qué utilizar este
medio para narrar la historia nacional? Cómo señala el historiador Roger Chartier:
propone que al exponer a la vez se está haciendo un reparto de lo sensible (aspecto que
diversidad de voces e imágenes, en el cual las singularidades conforman el todo, sino más
exposición. Del mismo modo, Georges Didi Huberman (2014), dará cuenta que dicha
exposición implica una dialéctica, en donde se conjugan una comunidad que se expone
social, son las alternancias que deben ser consideradas al interior de un pensamiento que
12
“Las percepciones de lo social no son en absoluto discursos neutros: producen estrategias y prácticas
(sociales, escolares, políticas) que tienden a imponer una autoridad en detrimento de otras ignoradas por
ellas, a legitimar un proyecto de reforma o a justificar, para los propios individuos, sus elecciones y
conductas.”
29
comunidad, la construcción del lugar en común es opacada por un lugar común, un cliché
es ajena a las construcciones que hace de ella el poder. Y es en aquel acto de negación al
necesidad de la lectura crítica de estos discursos, cuestión que será central en nuestro
análisis.
Más allá de las declaraciones alentadoras en la actualidad, que afirman el bueno estado de
salud del cómic en Chile, lo cual viene aparejado a la aparición de una sólida producción,
con lo cual se refuerza la importancia de la historieta como arte, lenguaje y medio, ¿hasta
qué punto esto puede ser asumido como una realidad nacional? e incluso, ¿en qué medida
este mismo concepto puede resultar engañoso? En efecto, podemos constatar la presencia
de una creciente explosión editorial que acapara las miradas (de algunos/as), pero que en
más transversal aún no se ha hecho patente, y es así que el cómic en Chile sigue siendo un
lugar de nicho, en donde a las diversas ferias y convenciones siguen asistiendo los
30
especializados. Es por eso que esta investigación adquiere relevancia, en la medida en que
intenta abordar el campo de la historieta nacional desde una perspectiva crítica, alejada de
trayectoria del medio local, y que han sido el tipo de trabajos más recurrentes en el país.13
producción, para desde ahí poder ejercer ciertas lecturas sobre un momento histórico bien
acotado.
Sin embargo, no se puede asumir que se construye desde cero, en un lugar donde
los referentes que durante los últimos han servido o sirvieron como espacios únicos (y
sostenidos) de difusión y crítica en el país. Uno de las primeros hitos fue durante el año
2008, donde se realizó la primera exposición sobre cómic chileno realizada en el Museo
de Bellas Artes. “¡Exijo una explicación! 200 Años de Narración Gráfica en Chile/ en
13
En esta afirmación no pretendo dejar entrever una minimización de dicho tipo de trabajos, sino más bien
dar cuenta de una carencia en la investigación local. En ese sentido, se reconoce la importancia de estos
ejercicios de mapeo de la producción histórica en Chile pero, a su vez, se enfatiza en la necesidad de
lecturas que profundicen en las obras, que permitan reconocer las tensiones culturales subyacentes y, del
mismo modo, abran la puerta a una comprensión más acabada de la historieta realizada en el país.
31
del MNBA en aquel momento, reunió una gran cantidad de obras de dibujantes e
independiente Mauricio García, que entre 2010-2014 albergó una de las colecciones más
También está el trabajo de Ergocómics, ente que nace como colectivo a fines de la década
web creado y administrado por Carlos Reyes, guionista y comunicador audiovisual, que
bajos). Será el mismo Reyes quien encabece el proyecto “Viñetas del fin del mundo”, el
cual ha mutado en diversos eventos de discusión y promoción de las obras gráficas del
el interesante blog “Dibujar y dibujar”, bajo la tutela de Vicente “Vicho” Plaza, guionista
y dibujante de cómics con una vasta trayectoria que se remonta a los años ochenta, en
donde de forma irregular ofrece parte de su trabajo y reflexiones agudas sobre el mundo
32
mundo (ex Multiverso 52) que difunde todo lo producido en torno al mundo del cómic
nacional e internacional, así como de otras áreas vinculadas a la llamada “cultura pop”, y
es uno de los espacios más activos actualmente. Asimismo, tenemos la agrupación LDP, a
publicaciones sobre cómic nacional e internacional. Del mismo modo, un buen espacio de
difusión y conversación lo hallamos en el podcast “La Polola”, donde las autoras Sol Díaz
y Maliki (Marcela Trujillo), conversan con diversas invitadas e invitados del mundo de la
Otra interesante iniciativa fue el proyecto Gutter, que en el año 2018 apareció
variado catálogo de material nacional, pero que actualmente se encuentra inactivo. Por
aunque producto de la pandemia global, han debido reformular sus proyectos. Acá
debemos destacar la FIC Santiago (Feria internacional del Cómic de Santiago), que ya
33
con sus variadas versiones se ha logrado consolidar como uno de los puntos de encuentro
de Valdivia, que ya con siete versiones y una octava a realizarse, ha logrado consolidarse
como un espacio de difusión relevante a nivel local. Desde la otra mitad del territorio,
Dibujona, evento realizado en Antofagasta con más de 12 años de historia, ahora también
importantes al norte del país. Volviendo al sur, tenemos el más reciente Salón
Internacional de la historieta del Bío bío, que realizó su primera versión el año 2020, y
Finalmente, es importante consignar como hito de relevancia “Dibujos que hablan”, único
Fondos de Cultura otorgados por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio,
que ya acercándose a su octava versión cuenta con dos libros recopilatorios de algunas de
las ponencias realizadas a lo largo de sus jornadas, además de una revista que editó su
primer número el año 2020, sumado a una feria de autores y autoras realizada a inicios
Tanto la Medalla Colibrí, galardón entregado por la asociación IBBY Chile, como el
Premio Marta Brunet, otorgado por el estado chileno a través del Consejo nacional de la
34
Cultura y las Artes, han integrado y galardonado obras de cómic chileno. Lo interesante
infantil y juvenil, con lo cual la historieta sigue siendo categorizada únicamente como un
producto para esos públicos. Sin embargo, desde el año 2019 se está otorgando el Premio
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y que distinguió en 2019 a Marcela
Trujillo (Maliki), por su obra Ídolo, y a Guillermo Galindo (Malaimagen), por su novela
gráfica Colusión.
la creación y difusión local e internacional del cómic chileno, En ella se destacan los
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que han permitido el financiamiento
Por otro lado, está la subvención realizada por PROCHILE, organismo estatal
de autores, autoras y editores chilenos en prestigiosos festivales y ferias del libro a nivel
mundial, como Angoulême, la ComicCon de San Diego en Estados Unidos, entre otros.
2016, publicado el año 2016 en edición trilingüe, y que reúne el trabajo de 100 autores y
35
Asumir la historieta como objeto cultural, implica someterla al escrutinio de una mirada
crítica a sus formas y contenidos. Es así como para constituir el campo de la investigación
sobre cómic en Chile, primero se requiere distinguir aquellos trabajos que han sido
debemos señalar algunos trabajos pioneros publicados durante la década del setenta: Para
leer al Pato Donald, escrito por Armand Mattelart y Ariel Dorfman (ya nombrado
publicado en 1972; Superman y sus amigos del alma, de Ariel Dorfman y Manuel Jofre,
publicado en Buenos Aires por editorial Galerne, en 1974; “Historia de la Historieta”, del
periodista José Pérez Cartes, artículo realizado como parte de una tesis en 1972, y que se
1895-1973 (aunque en portada aparece como Las historietas en Chile 1895-1973), del
36
décadas donde no aparecerán textos relevantes, más allá de algunas revistas sin mayor
impacto.
Es así como llegamos a los últimos años, donde algunos estudios han intentado
establecer una mirada histórica y crítica de la historieta del país. Así tenemos el caso de
Valparaíso, quien el año 2001 edita Leyendo Cómics. Una guía introductoria al lenguaje
de la historieta, una de las pocas obras publicadas en Chile que se aboca al análisis del
cómic como lenguaje, y que lamentablemente está descatalogada. Por su parte, Cristián
Díaz, dibujante, guionista y coleccionista chileno, autor del personaje Capitán Chile,
realiza la investigación La historieta en Chile, publicada entre los años 2002 y 2005 en la
realizado una serie de trabajos en donde rescata parte de la historia del cómic nacional, así
Chile, del arte rupestre al primer periódico de caricaturas (2003); Historia del Humor
Gráfico en Chile (2008); Nato, la sonrisa imborrable (2012), junto a Claudia Andrade;
Rodrigo Lira, un poeta en la tierra del cómic (2014); Carne de estatua: Allende,
Por otra parte, tenemos la detallada investigación de Jorge Rojas Flores, destacado
edita Las historietas en Chile. 1962-1982 Industria, ideología y prácticas sociales, uno de
los libros más documentados sobre un período específico de la historia del cómic
para la investigación sobre cómic en Chile. Estas son los catálogos Comics en Chile.
Sátira Política en Chile (2017), al que se suma Viaje de la Tierra a Marte (2017), rescate
de la primera historieta de ciencia ficción publicada en Chile en 1924, creada por Andrés
Magré, y Precursores del cómic chileno de ciencia ficción – 1890-1960 (2019). El mismo
2019 aparece publicada El Arte de la Historieta, del guionista y divulgador Carlos Reyes,
Chile, quien ha editado interesantes estudios sobre historieta e ilustración chilena, entre
los que podemos destacar Ilustración a la chilena: Ilustration the Chilean way (2013),
Antología visual del libro ilustrado en Chile (2014), y Viborita (2020). Finalmente,
época (2018), de la revista web del prestigioso sitio español Tebeosfera, en donde se
reunieron diversos artículos de variados autores y autoras sobre la historia del cómic
chileno, y que permite realizar una panorámica interesante de sus diversos períodos.
La gran aventura de Themo Lobos (2018), de Rafael Valle, libro que realiza una
38
interesante retrospectiva sobre la vida y obra de Themo Lobos, figura central del cómic
Génesis y Desarrollo del Trabajo Artístico en la revista (2018), de Tomás Gaete, obra
que rastrea la historia de la revista, dando cuenta de la evolución de unos los personajes
historia de la narrativa gráfica en Chile. Un viaje por la historieta nacional y una mirada a
nacionales (138), realizado por Alejandra Menichetti, como parte de su proceso de cierre
de pregrado.
Javiera Irribarren, Claudia Andrade, Mariana Muñoz, Victoria Jiménez, Julio Gutierrez,
María Rivera, Alejandro Ocaña, Hernán Marinkovic, entre otros/as, quienes han intentado
profundizar tanto en la historia y desarrollo del cómic nacional, como también en los
temas tratados por las diversas publicaciones que están circulando, a través de la
divulgación de estudios, artículos, etc., sobre la historieta del país. Muchos de ellos/as son
de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y que ya cuenta con una activa
red de especialistas de todo el continente. A pesar de que estos esfuerzos se vean todavía
coordinado por Paloma Domínguez, Jorge Sánchez y mi persona, donde además pude
producción, no solo de los autores y autoras actuales, sino también de algunos de los
absolutamente nada que constituya la “esencia̕ ” misma de la literatura» (20). Con miles
quien lee, sus juicios de valor y los componentes ideológicos que trascienden a cada
cultura, sociedad y período histórico. De esta forma, el autor sostiene que «puede
que quedan de manifiesto en cierto tipo de obras (…) sino como las diferentes formas en
que la gente se relaciona con lo escrito» (20), en donde el acto de lectura además es
siempre una reescritura, una reformulación de la obra desde los valores e interpretaciones
del sujeto lector o lectora. Bajo esta premisa, aquella definición de lo literario sostenida
40
la literatura en la escuela) se vuelve endeble, dado que deja afuera a un importante grupo
necesariamente cumplen con el modelo de lo que la literatura supone. Es así que tal como
Eagleton afirma, «las tiras cómicas de Superman y las novelas de Mills y Boon refieren
también que no todos los cómics son ficcionales), sino más bien hacer evidente que
también sufre de las mismas conjeturas en torno a su propia definición. Es así que
denominaciones como cómic, comix, comic book, comic strip, historieta, fumetti, bande
dessinee, tebeo, quadrinhos, manga, manhua y manhwa, todas hacen alusión al mismo
objeto, distanciándose más bien por valores geográficos, históricos y culturales, que, a su
vez, permiten hacer distinciones en cuanto a sus formatos, estilos, formas de producción y
misma inserta la pregunta por los límites del medio: ¿Cuándo un cómic deja de ser un
si mis viñetas no son dibujos, sino fotografías? ¿Y si el cómic no establece una secuencia
narrativa? son inquietudes que podrían dar inicio a una serie de discusiones teóricas.
novela gráfica, concepto resistido y abrazado a la vez, y que ha supuesto una disputa en
torno a los límites de la historieta. Pero ¿qué entenderemos por novela gráfica? Tal como
41
superficial, como un formato más dentro de la historieta (al igual que la tira cómica, el
comic book, etc.), con lo cual no queda cerrado el diálogo en torno a su definición. Sin
embargo, realizando una primera afirmación a priori, podemos aseverar que toda novela
planteada por el célebre artista norteamericano Will Eisner, autor clave para la discusión
en torno a la novela gráfica. Eisner, en su texto El comic y el arte secuencial (1996), nos
plantea que el cómic «consiste en un montaje de palabra e imagen, y por tanto exige del
lector el ejercicio de sus facultades visuales y verbales.» (10) Asimismo, concebido como
un arte secuencial, los cómics «se sirven de una serie de imágenes repetidas y símbolos
reconocibles. Cuando éstos se usan una y otra vez para dar a entender ideas similares, se
particularidad del cómic como lenguaje de la secuencia, uno «basado en una experiencia
visual (…) Se espera de los jóvenes una fácil comprensión de la combinación de imagen
y palabra, acompañada del tradicional desciframiento del texto.» (9). Sin embargo, su
historieta, siendo más simple su desciframiento por un grupo lector específico (llama la
atención que se decante solo por los y las jóvenes). Por otro lado, lo que plantea como sus
como el libro álbum (aun cuando en este vemos relaciones de imagen-texto particulares
Por su parte, Scott McCloud, autor de cómic devenido en teórico, algunos años
interés de la obra está en el efecto estético del lector o lectora). Obviamente, dada su
distancia en el tiempo, estas dos definiciones sólo pueden operar como inputs básicos, es
Abordemos, por ejemplo, una de las nociones centrales hasta el momento, la idea
de secuencialidad, entendida por estos autores como una de las características más
por McCloud, podemos darnos cuenta de que éste pone énfasis en dos aspectos en
especial: la primacía de la imagen como medio expresivo y, por otro lado, la dimensión
temporal puesta en juego a través de la secuencia de viñetas. Sin embargo, tal como
expresa Hillary L. Chute en Disaster drawn. Visual witness, comics, and documentary
form (2016), «through its spatial syntax, comics offers opportunities to place pressure on
traditional notions of chronology, linearity, and causality—as well as on the idea that
14
“Imágenes pictóricas yuxtapuestas en una secuencia deliberada, destinadas a transmitir información y/o
producir una respuesta estética en el espectador.”
43
“history” can ever be a closed discourse, or a simply progressive one.»15 (4) En efecto,
vez en el mismo espacio físico que, paradójicamente, nunca es idéntico. En ese sentido,
McGuire suspende las nociones preconcebidas de tiempo y espacio presente en otro tipo
narración donde se manifiestan variados tiempos, por lo tanto, para los lectores se
la ubicación en una línea de tiempo para ciertos eventos específicos, o situar dónde los
acontecimientos están anclados en múltiples marcos temporales. En ese sentido, este tipo
de estrategias temporales pueden ser usadas en las obras para llamar la atención sobre
15
“A través de su sintaxis espacial, el cómic ofrece oportunidades para ejercer presión sobre las nociones
tradicionales de cronología, linealidad y causalidad, así como sobre la idea de que la "historia" puede ser un
discurso cerrado o simplemente progresivo.”
16
De aquí en adelante, tomaré como referencia la nomenclatura desarrollada por W. J. T. Mitchell en
Teoría de la imagen (2009). Para el autor, se pueden reconocer diversos tipos de relaciones entre los
aspectos verbales y visuales al interior de un texto y, por lo tanto, se requiere una distinción que oriente
dichas vinculaciones. Para ello, señala que «utilizaré la convención tipográfica de la barra diagonal para
designar la “imagen / texto” como un hueco, cisma o ruptura problemático en la representación. El término
“imagentexto” designa obras (o conceptos) compuestos, sintéticos, que combinan el texto y la imagen.
“Imagen-texto”, con un guion, designa relaciones entre lo visual y lo verbal.» (84)
44
ciertos aspectos, como representar la idea del trabajo de memoria como una experiencia
que nunca se acaba, o evidenciar cómo los eventos traumáticos eluden ser encasillados en
Del mismo modo, Maaheen Ahmed, en Openness of Comics: Generating Meaning within
Flexible Structures (2016) cuestiona la definición de McCloud ya que ésta deja fuera el
multimodal del cómic, aspecto que también será criticado por Neil Cohn (2005). Por otro
lado, Ahmed integra a la discusión los aportes del teórico francés Pierre Fresnault-
unidad básica del cómic, en la cual los aspectos de la verbalidad operan en dos ejes; por
45
según lo planteado por Mitchell) pero, por otro lado, desarrollando un mensaje en
texto e imagen es la que potencialmente permite producir nuevos significados. Tal como
afirma, «such linear verbal and visual connections are frequently subverted in open
comics to create greater ambiguity and interpretational scope»17 (8), sin embargo, éste
explicación para este tipo de escenarios. En efecto, a través de sus estudios en torno a los
lectura de la obra. Por su parte, se aborda brevemente el aporte de Karin Kukkonen, quien
plantea la idea de “pistas” y “vacíos” que la estructura del cómic proporciona como un
camino para la interpretación. En este sentido, para Ahmed la idea de “obra abierta”
propuesta previamente por Umberto Eco puede ser vinculada directamente al cómic, a
partir de los procedimientos que su propio lenguaje estimula, en donde las relaciones
17
“Estas conexiones lineales verbales y visuales se subvierten con frecuencia en los cómics abiertos para
crear una mayor ambigüedad y alcance interpretativo.”
18
Un interesante acercamiento a este campo, como también a un enfoque lingüístico del cómic puede ser
revisado en Cohn, Neil. “Comics, Linguistics, and Visual Language: The Past and Future of a Field”. En
Linguistics and the Study of Comics, editado por Frank Bramlett (eds.), Palgrave Macmillan UK, 2012, pp.
92-118, y en Cohn, Neil. Who Understands Comics?: Questioning the Universality of Visual Language
Comprehension. Bloomsbury Academic, 2020.
46
en dichos mecanismos, «the gutters19 providing room for the reader’s input, and the
lo que nos permite sostener el potencial que tiene para poder hacerse cargo de la
formas de expresión. Para Ahmed, dicho potencial estaría justamente en una categoría
desarrollada por Umberto Eco en su trabajo “Obra abierta” (1962). La autora establece el
ser concebida como una característica del cómic por la cual, «the reader ‒or listener or
viewer, as the case may be‒ is offered several possibilities of interpretation that are
Para ello, Ahmed sostiene que a través de esta noción se puede concebir un
proceso de interpretación activo entre el lector y el propio texto. En este sentido, afirma
que, «this process is literalized in comics due to the reader’s involvement in the creation
of a comics story through cognitively piecing the panels together.»22 (4) Sin embargo,
19
Entendemos por gutter a la “calle” o al espacio inter-icónico que se produce al interior de la página de
historieta, y que separa a una viñeta de otra.
20
“Los gutter que dan cabida a las aportaciones del lector, y los paneles que estructuran las
interpretaciones.”
21
“Al lector -o al oyente o al espectador, según el caso- se le ofrecen varias posibilidades de interpretación
que se enmarcan en una estructura narrativa y estética cohesionada.”
22
“Este proceso es explicitado en los cómics, debido a la participación del lector en la creación de una
historieta, al vincular cognitivamente los paneles.”
47
ambigüedad que tanto las imágenes como el texto soportan, y que puede verse potenciado
con sus interacciones. Siguiendo a Eco, Ahmed reconoce entonces que en las historietas
pueden ser identificables dos formas de lidiar con la ambigüedad. Por una parte, está la
respuestas emotivas, lo que tiene un impacto directo en aquellos textos donde lo expuesto
Por otro lado, sumada a la sugestión, está la ruptura de las convenciones que es lo
para Ahmed el cómic lidia con la ambigüedad a través de sus propias formas. Tal como
explica:
including the use of tropes, the allusive rendition of stories and characters,
Estas dos acciones reunidas son las que permiten que la obra pueda abrirse a nuevas
23
“La ambigüedad a través de la insinuación se genera a menudo a través de la figuración, incluyendo el
uso de tropos, la representación sugerente de historias y personajes, así como elementos de autorreflexión.
La ambigüedad a través de la subversión de las convenciones se manifiesta a menudo en los cómics a través
de relaciones y transiciones indirectas entre palabras e imágenes.”
48
de esta noción de apertura es que Ahmed podrá discutir algunos acercamientos teóricos a
objetos de estudio. Para ello, previamente es necesario abordar en específico tres ejes
(2010), Jacques Rancière nos propone una reflexión en torno al estatuto de las imágenes
de nuestra sociedad. El texto se abre con una serie de interrogantes que nos cuestionan
aceptable dar a mostrar (por ejemplo, el horror de la guerra) en una imagen. Aquello nos
lleva desde un inicio a cuestionarnos los regímenes de visibilidad que nos guían
han comenzado a ser debatidas por enfrentarnos a un espejo de la realidad, uno que se
presenta como abyecto desde la lógica social. Sin embargo, más allá del posible gesto de
de la imagen ha estado en el corazón de las tensiones que afectan al arte político.» (86)
Esa tensión viene aparejada de una crítica a este tipo de registros de lo intolerable, que en
Huberman se plantea en Arde la imagen: «¿A qué clase de conocimiento puede dar lugar
Desde esta perspectiva, según Rancière, «para que la imagen produzca su efecto
político, el espectador debe estar convencido ya de aquello que ella muestra» (87), lo que
nos posiciona en una dilema en torno a una dimensión ética: ¿De qué modo las imágenes
espectáculo” de Guy Debord, el texto nos plantea alguno de los desafíos que la
no basta para horrorizar, sino más bien cae en la sospecha de hacerse parte de ese mismo
Sin embargo, Rancière plantea una posible salida a este dilema. «Si toda imagen
muestra simplemente la vida invertida, devenida pasiva, basta con darla vuelta para
desencadenar el poder activo que ella ha tergiversado.», para luego añadir, «La acción es
espectador.» (88-89). Justamente este llamado nos lleva a reformular la manera en que
desarrollamos las imágenes para poder ponerlas en movimiento. ¿Pero cómo efectuar ese
acto de nueva inversión del sentido? Es interesante como en alguna de las novelas
gráficas que han tratado el Golpe de Estado, la cuestión de mostrar el horror como, por
empatía en quien las observa? Al respecto, Chute expresa que, «Graphic narratives, on the
50
whole, have the potential to be powerful precisely because they intervene against a
Para abrir aún más la discusión, Rancière nos lleva a un debate ya reconocible,
donde un par de imágenes bastaron para encender una polémica. Corría el año 2001 y la
exterminio masivo llevados a cabo por el ejército alemán durante la Segunda Guerra
campos de concentración, funcionaron como los únicos testimonios del horror, aún bajo
el riesgo absoluto de las vidas de las personas que lograron capturarlas. La publicación de
por avivar las llamas del debate, y las respuestas no se hicieron esperar.
El diario Les Temps modernes fue el espacio donde se desplegaron algunas de las
en Francia. Claude Lanzmann, director del monumental documental Shoah (1985), fue
uno de sus principales detractores. Su posición radical ya había sido puesta en juego en su
24
“Las narrativas gráficas, en general, tienen el potencial de ser poderosas, precisamente, porque
intervienen contra la cultura de la invisibilidad asumiendo lo que considero el riesgo de la representación.”
51
películas como La lista de Schindler (1993), sufrieron el embate de críticos quienes veían
tragedia.
más terribles del siglo XX, y las posiciones ya eran claras. Para Lanzmann, el Holocausto
negación a utilizar las imágenes que volvieran a traer esa miseria a la luz. No es de
extrañar entonces que sus dardos se dirigieran contra Georges Didi-Huberman, autor de
uno de los textos del catálogo de la exposición. La respuesta de este último fue directa a
Según nos plantea este, uno de los aspectos más interesantes (y perturbadores) del
proceso de la Shoah es que, luego de su derrota, los nazis no quisieron dejar registro de lo
realizado, y eso implicaba eliminar todo rastro, ir incluso más allá de la puesta en duda,
procedimiento fue minucioso, dado que «junto con las herramientas para la desaparición,
había también que hacer desaparecer los archivos, la memoria de la desaparición. Una
pacto de silencio acordado luego del término de la Dictadura alude justamente a una
aquel período fue clave, no solo como una forma de testimonio y denuncia, sino también
52
para darle cuerpo a la misma realidad. «La astucia de la imagen contra la razón en la
Como el mismo filme nos muestra, muchas familias pobres del período ni siquiera
tenían una fotografía familiar, por lo tanto, ante el acto de desaparición de los cuerpos, el
registro fotográfico se volvió central para afirmar una idea: “él/ella existió y no está”. En
la lógica dictatorial, sin entidad física no hay delito, pero la imagen se oponía como
contrarrelato. Tal como sostiene Didi-Huberman, citando a Godard, «el olvido del
exterminio forma parte del exterminio.» (43) Del mismo modo, el “borrado” de las
reconstitución del hecho histórico, porque «lo más precioso que hay para la memoria: su
Para Rancière, justamente este debate nos sitúa en el centro de la discusión sobre
los alcances de las imágenes. Por una parte, al exhibir los argumentos en contra de la
exposición, los cuales además resultan paradójicos. Mientras Elisabeth Pagnoux alude al
exceso de realidad que anula nuestra distanciamiento crítico frente a los hechos, Wajcman
Rancière señala que el dilema es un poco más complejo, porque al desacreditar dichas
imágenes (y perder de vista el contexto donde fueron producidas), «el argumento apunta
de hecho a algo completamente distinto: apunta a instaurar una oposición radical entre
dos clases de representación, la imagen visible y el relato por la palabra, y dos clases de
ambas formas son válidas como recursos de memoria y verdad. No habría una
53
limitaciones:
directa. Se dirá que ése es su mérito no decirlo todo, mostrar que todo no
Sin embargo, eso es lo que Wajcman cuestiona, el hecho de que aquella imagen-testigo
sea incapaz de llevarnos a experimentar el horror que está mostrando. Pero no hay que
olvidar que detrás del testimonio, está quien lo ha confeccionado y ha vivido en carne
propia. Bajo la lógica de Wajcman, se produce la más brutal de las paradojas, «el
verdadero testigo es aquel que no quiere testimoniar.» (90) Para Rancière este argumento
entrevista, a que sea capaz de articular su relato, como si (nuevamente) el dolor físico y
sus gestos dolidos no fueran prueba suficiente del trauma. Lanzmann anula los registros
visuales de su documental, para darle lugar al relato oral, sin considerar que el sujeto
sufriente también es una imagen, una representación del horror. Desde la perspectiva de
Rancière:
En ese sentido, la imagen dibujada es justamente otra forma de hacernos ver, de dar
testimonio. Pero la pregunta que debemos hacernos ahora es, ¿qué ocurre con nuestras
del proceso brutal de la dictadura, pero aún no somos capaces de mirar de frente a nuestro
propio horror. De ahí la relevancia que adquieren las nuevas imágenes que emergen. Pero
estas ya no provienen de ese archivo de la realidad, que ha sido anestesiado a ojos del
espectador (¿cuántas veces hemos visto La Moneda bombardeada, y aun así no logramos
gráfica la que pretende escarbar en nuestra memoria, para exponer los propios traumas de
clandestinas (2014) o El Cardenal (2018), entre otras, han comenzado a recuperar estas
De este modo, la herida se abre desde una viñeta que nos vuelve a situar como
espectadores de la tragedia nacional. Aun así, el diálogo nunca es fácil. ¿Hasta dónde
inimaginable. Ahí están los testimonios de la oscuridad en el alma humana que emergen
en los informes de las comisiones Valech o Rettig, que a pesar de leerlos, se nos hacen
morbo, sobre todo en una sociedad totalmente saturada de estímulos visuales. Ante esto,
Rancière afirma que las tensiones que provocan este tipo de imágenes deberían
anticipan sus efectos.» (104) ¿Por qué volver a esas imágenes entonces?
Las páginas iniciales de Pinturas de guerra (2017), novela gráfica del español
Angel de la Calle, dan una dura respuesta. Un diálogo coloquial entre dos victimarios,
quienes hablan de fiestas familiares mientras piensan que hacer con unos ratones en la
instancia de la tortura, nos sitúan nuevamente frente a lo que queremos ocultar. Porque
ahí está el poder de la imagen, en lo que no debe ser olvidado, por más duro que nos
pueda golpear. Desde esta perspectiva, Arfuch reflexiona en torno al desafío de las artes
visuales frente al horror, partiendo por las imágenes violentas que ya están insertas a
diario a través de los diversos medios, reproduciéndose infinitamente (como las guerras
imagen violenta (…) aunque la violencia del arte – a diferencia de la violencia a secas,
que se agota en sí misma – se distingue por su sin fondo, es decir, allí donde toca lo real,
indecible. Se constituye una suerte de estructura pendular en donde dos polos oscilan;
mientras la maquinaria del olvido opera acallando y ocultando, los trabajos de la memoria
buscan el decir y el mostrar. Para Didi Huberman, en este campo en disputa siempre hay
56
un riesgo dado por el hecho que, ante las imágenes, los pueblos siempre están expuestos.
Según indica el autor, «los pueblos están expuestos por el hecho de estar amenazados,
(pueblos expuestos 11) Quedar silenciados, los dolores ocultos bajo el velo de una historia
que no da recuento a sus voces. Es por esto que para el autor se vuelve urgente, «la
En este sentido, cuando pensamos en las obras que intentan recuperar una
memoria del dolor y hacerle frente al trauma colectivo, las imágenes cumplen un rol
constitución de estas. Para Didi-Huberman, esto tiene que ver particularmente con los
polos que pueden adquirir las imágenes en nuestra sociedad; entre la sobrexposición que
las convierte en espectáculo, que las vacía de sentido y no permite que articulen un
discurso que resignifique los hechos retratados, y la subexposición, dada por la censura y
imagen.
del reparto de lo sensible (2009). Para éste, puede ser definido como «ese sistema de
evidencias sensibles que al mismo tiempo hace visible la existencia de un común y los
recortes que allí definen los lugares y las partes respectivas.» (9), es decir, este es un
sistema de formas a priori que fija ciertas condiciones y «determina la manera misma en
que un común se ofrece a la participación y donde los unos y los otros tienen parte.» (9)
En ese sentido, para Rancière la cuestión estética y política que subyace al reparto
prácticas del arte, entendidas como maneras de hacer. Justamente, el reparto establece un
(10) Pensemos precisamente en las imágenes dibujadas, aquellas que dan cuenta de una
memoria individual, o de hechos históricos colectivos, ¿qué es lo que se dará a ver y qué
sometidas las imágenes. Para Didi Huberman, «una imagen solo puede exponer
entredicho.» (17)
Justamente, lo interesante es que para Rancière las formas, los materiales con los
que se despliega la obra, también son parte del proceso. Tal como señala, «una
dicha experiencia común, quienes podrán acceder a esa repartición que es desarrollada
desde la misma obra, ya que como señala el autor, es justo ahí donde se despliega la
espacio donde se despliega lo visible y lo invisible. No hay que olvidar que, como afirma
Didi-Huberman, «las imágenes, como las palabras, se blanden como armas y se disponen
Para Didi-Huberman habría dos procesos para exponer a los pueblos. Por una parte, un
encuadro ampliado que plantea el conflicto de la humanidad como una “parcela” (donde
58
ella podría estar expuesta a desaparecer o resistir), cruzado por un encuadre institucional
que tiende a reducir sus movimientos. Por otro lado, un encuadre de detalle donde puede
ser percibido el conflicto entre una humanidad entendida como residuo, es decir, posible
de ser desechada, o como una fuerza de resistencia. Esto nos llevaría a una conclusión
relevante, «el reparto de las miradas, como el de las voces, nos haría así comprender el
sentido mismo de la comunidad, aunque esta comprensión pase, justamente, por la prueba
obligada de una alteración ‒del sentido, del aspecto‒ y por ende de una
desidentificación.» (pueblos expuestos 102) Esto debido a que, como más adelante añade,
«la exposición es esa efectuación, que dice a la vez el aparecer de una puesta en reparto
- Un régimen ético de las imágenes, donde éstas son el centro. Para el autor, en éste son
contenido de verdad; y cuál es su destino, vinculado a sus usos y efectos. Esto último es
sensible 21) Claramente este régimen se sitúa en un modelo platónico, el cual se verá
distingue el clásico binomio poiesis/mimesis. Sin embargo, Rancière hace el alcance que
se centra tanto en las formas de hacer, sino más bien es una «distinción de un modo de ser
sensible propio de los productos del arte.» (24) Será éste régimen entonces el que
Fernández, «el realismo no es inocente dentro de un relato, sino que es una decisión
estética y política que intenta producir una operación de identificación en el lector y con
(33)
exposición de los pueblos, es innegable que en ese campo en disputa de las imágenes, la
memoria cumple un rol esencial. Tal como señala, W. J. T. Mitchell (2009), «La
narrador. Los puntos de tiempo y los lugares-tiempo permiten que la vida del narrador sea
que sea importante comprender que entenderemos por memoria (o memorias), a lo largo
de este trabajo.
60
elaboración del genocidio (2012), nos ofrece un exhaustivo repaso por diversas
anclaje para la comprensión de este. Una primera mirada a la noción podemos encontrarla
desde el campo de las Neurociencias, de la cual Feierstein aborda los aportes de Gerald
Eldman, Giulio Tonino, Israel Rosenfeld, Eric Kandel, entre otros investigadores. Para
estos, los procesos de memoria «son resultado de una compleja articulación creativa de
numerosos sistemas de memoria calificados por las neurociencias como olfativo, visual,
gustativo, semántico, episódico, procesal, entre muchos otros» (24). Desde dicha
respuesta cognitiva a diversos estímulos, eso quiere decir que el recuerdo es una
pregunta que entonces deberíamos hacernos es, ¿por qué adoptar este punto de vista
inicial?
sociales y del psicoanálisis han tendido a analizar al aparato psíquico o las relaciones
comprender de una manera más clara, como nuestro propio cerebro actúa ante el recuerdo
de diversos eventos al que ha sido expuesto. Este entendimiento permitiría que diversas
dualismo cartesiano, más precisamente, «la separación tajante entre los procesos
Como contraparte, este tipo de perspectiva fue la que empujó al campo de las
neurociencias a buscar respuestas más concretas. De este modo, Feierstein señala que este
funciones sino incluso los mismos procesos de los que hablan (…) es la
Sin embargo, añadirá que «los procesos de memoria no ocurren en el ámbito de lo físico
sustrato.» (31) Es decir, para lograr comprender los procesos de la memoria, se requiere
nuestro cerebro, sino también otros aspectos que se generan en la interacción social y el
autores para contextualizar más ampliamente la discusión. En primer lugar, están los
Dicho concepto de plasticidad será clave para comprender los trabajos de memoria, dado
que implica que están sometidos a un proceso flexible que se ve afectado por diversos
aspectos para lograr sus objetivos, lo que obligará a ciertos grados de adaptabilidad o
62
neuronas y de sus modos de comunicación sigue el patrón sugerido por Darwin para el
memoria, «no tiene una localización específica en el cerebro sino que implica la
interacción de numerosas áreas dispersas por todo el sistema tálamo-cortical» (44), la cual
permanente entre diferentes grupos neuronales que, a su vez, podrían mantener entre sí la
diferenciación suficiente como para sostener el proceso consciente.» (44) Según el mismo
consciencia.
siguiente manera:
estudiar su transmisión, pudo observar que al reiterar este producía que la intensidad de la
transmisión sináptica se redujera entre las diversas estimulaciones. Es decir, nos vamos
habituando a las diversas incitaciones del medio, en la medida que estos son débiles y los
vamos asimilando.
genera una sensibilización de todo el sistema nervioso ante cualquier otra posible
instigación, es decir, nuestro cuerpo debe generar respuestas, tanto para evitar como
enfrentarse a dichas situaciones. Tal como Feierstein añade, «el sentido adaptativo es
necesidad de acción incrementada en tanto que es más posible que la agresión continue o
sencillo (cerebralmente hablando) en relación al ser humano, permite reconocer, por una
parte, una enorme plasticidad sináptica y, por otra, hipotetizar en torno a una cuarta
confrontación ante el estímulo doloroso), concepto que precisamente guarda relación con
concentratorio, pareciera que la posibilidad adaptativa más lógica y simple ante estímulos
sociedad en la cual ante el excesivo bombardeo de imágenes del horror, nuestras miradas
señalan la imposibilidad de verificar que todo lo vivido por un sujeto pueda ser registrado
tal como se concluye, «tan solo aquellas vivencias que logran generar simultáneamente
interés, la afección emocional, producida por estados emocionales intensos. Sin embargo,
hallan a nivel no consciente. En ese sentido, señala que «la mayoría de los sucesos
sistema inconsciente, tal como lo piensa Freud, y sus consecuencias sobre la acción.» (42)
De este modo, podríamos sugerir que en el caso de las novelas gráficas con un fuerte
65
componente testimonial, su producción podría servir como una manera de relevar al plano
En el caso del cirujano francés Henri Laborit, éste trazó su investigación en torno
Justamente, para Laborit ese estado de inhibición de la acción debería ser designado como
articulación de eventos y/o estímulos pasados con las respuestas que resultan más
experiencia que se está viviendo. Ahora, siguiendo las palabras de Leonor Arfuch, en
“trae” con más fuerza el recuerdo, la imagen de la cosa ausente o la afección presente?
25
Para profundizar en el trabajo de Kandel, se sugiere el artículo de Liliana Novaro y Mónica Schvartzapel.
«Investigaciones de Kandel sobre biología de la memoria.” En Aperturas psicoanalíticas. Revista
internacional de psicoanálisis, Número 29, 2008, http://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000546.
66
modo voluntario o por el trabajo de la rememoración?» (Arfuch 66) En este sentido, uno
Golpe de Estado en Chile, no hay una respuesta unívoca, ya que todas responden a
dicho recuerdo suele cambiar con cada una de sus “ocurrencias” (esto es,
coherencia. (49)
ahora ya no sería limitado únicamente al impacto en las experiencias del sujeto, sino que
más complejo aún, estas “marcas” de la memoria también pueden ser producidas mientras
análisis. Esto nos conduce a pensar en cómo se produce la construcción de sentido desde
la memoria. Los mismos estudios de la neurociencia han logrado observar que los
clasifican bajo ningún tipo de modelo previamente preestablecido. Sin embargo, se han
En este sentido, ante este modo de operar de nuestro cerebro, Feierstein propone el
Efectivamente, esto se entronca con lo señalado por Arfuch, quien afirma que «porque
nos contamos siempre la misma historia, aunque evoquemos los mismos acontecimientos:
interlocutor, impondrán una forma de relato que es la que, justamente, hará su sentido»
Desde esta perspectiva, para Feierstein «cada acto de memoria constituye un acto
de imaginación» (53), al entenderse que los procesos que ella involucra tienden más bien
recibiendo. Por lo tanto, esto vendría a contravenir la noción de una huella mnémica o de
permanentes como la que puede producir una huella sino, por el contrario,
de un proceso que se reitera una y otra vez, creando cada una de sus
similares. (56)
68
Ahora, desde este punto de vista, Feierstein nos plantea una paradoja en torno al proceso
de recordar y la idea que tenemos sobre la memoria. Esta nos propone que lo único que
que «se encuentra presente tal y como impactó al sistema perceptivo» (58), porque no ha
podríamos asumir que en el ejercicio de construcción de una memoria gráfica (en este
caso, una historieta), las imágenes plasmadas en las páginas son un modo de incorporar el
Al respecto Feierstein, integra las ideas de Israel Rosenfield, quien propone que
bien representan el modo en que realmente existirían las imágenes en nuestro cerebro, es
decir sin ningún grado de organización o coherencia, y adquirirían sentido en las diversas
Desde dicho enfoque, la memoria podría ser definida como «la capacidad de
se lleva a cabo vinculando el pasado con el presente y dotándolo de sentido (…) toda
interpretación resulta, en verdad, un proceso de creación.» (59). Por lo tanto, los procesos
interacciones con otros, con las diversas acciones de organización del conjunto de
estímulos y sensaciones que se hallan dispersos a través de los variados sistemas, en otras
actividades.
que la memoria:
69
Habiendo transcurrido más de 40 años del Golpe de Estado, así como algo más de 30
años del regreso a la democracia, no son pocos los llamados a “dar vuelta la página”, a no
rearticular una memoria dolorosa que conflictúe el orden social ya establecido. Sin
embargo, diversas obras producidas en los últimos años vienen a discutir dicho llamado, y
produjeron durante los años de la Dictadura militar. Al respecto, lo que plantea Feierstein,
siguiendo los postulados de Freud, es que «lo que logra el lenguaje es dotar de sentido de
un sentido a la experiencia, sentido que no preexiste en ella, sino que es aportado por el
sujeto» (65), para luego añadir que «el sentido construido siempre es sociohistórico y se
articula con sentidos previos sedimentados en el tiempo a través de la vida social.» (65)
Tal afirmación se entronca con las diversas sensibilidades que han ido emergiendo en el
país, sobre todo con posterioridad al estallido social de octubre del año 2019. Dicho
contexto ha venido a reabrir viejas heridas, dando cuenta que el trauma social que ha
viñetas es esencial para poder permitir el diálogo sobre aquello que genera una herida, ese
hecho que condiciona el propio devenir social. En este sentido, al abordar estos procesos
dentro de una historieta, hay una búsqueda del sujeto autor de darle sentido a la
Bajo este punto de vista, deberemos pensar en relación a los modos de inscripción
del trauma, y para ello Feierstein recurre a dos propuestas para ejemplificar, provenientes
desde los campos de la neurociencia y la crítica literaria (Bessel Van der Kolk y su equipo
para la primera, y Cathy Caruth para la segunda). En ambas encontraremos la idea de que,
«el registro inconsciente del trauma existiría, a diferencia de todo otro proceso de
memoria, un dato que, al no haber sido simbolizado, se tocaría con un nivel de verdad, en
tanto la experiencia vivida habría sido registrada “tal como fue”, literalmente, sin mediar
Como una salida alternativa a esta problemática, Feierstein propone que «lo que
la literalidad de lo vivido sino la afectividad intacta de la sensación (…) esto es, que lo
registrado no sería la experiencia misma.» (74) Bajo dicha premisa, el evento traumático
se incorpora a los diversos sistemas de memoria, siendo este un primer registro «que no
para el sistema consciente. Cabría preguntarse si al lograr representar dicho registro del
terapéutica de las narrativas del yo, lo que permitiría justamente desbloquear aquella
cualidad narrativa que se encontraba limitada por nuestro cerebro en un primer momento.
Sin embargo, hay una arista que excede al sujeto sobrellevando el trauma, en la cual este
ya abarca toda la sociedad y, por lo tanto, trabajarlo desde las imágenes adquiere una
nueva valoración.
para los diversos autores revisados, el trauma colectivo solo puede resolverse desde una
son vitales. En ellas es en donde se juega el reparto de lo sensible, que permitirá dotar de
cultural a Maus (2016) señala que «las viñetas, en su materialidad, constituyen enclaves
privilegiados para exponer el documento histórico, y los intervalos en blanco que las
figuración, el jirón de aquello que no está pero que no debe dejar de decirse.» (16) Esto es
particularmente interesante, ya que a pesar de que los efectos del trauma son asimilados a
nivel individual, siempre hay una dimensión social que dialoga con dicha situación y la
historieta busca mediar en ese ejercicio, considerando que del mismo modo, ante la
Este tipo de pacto nocivo es que el que empuja a la desensibilización de los sujetos,
una llamada ideología del sinsentido, que en palabras de Feierstein está “basada en la
elaboración, entendido como «un intento de generar una acción crítica y éticamente
sentido que busca superar ‒más allá de su posibilidad de éxito, siempre relativa‒ el poder
Hay que enfatizar que esta práctica sólo es posible desde el colectivo y, asimismo,
del vínculo intersubjetivo.» (83) Ahora, este ejercicio no debe ser comprendido como un
acto de resiliencia, ya que este implicaría más bien un ejercicio adaptativo del sujeto, y
elaboración no debe ser tampoco entendido como la búsqueda de una cura, sino más bien
una forma que permita procesar el dolor en el tiempo. A la luz de esta interpretación es
que adquiere sentido el trabajado desarrollado por algunos autores para lograr hacerse
73
En síntesis, como plantea Fierstein, «las ideologías del sinsentido (…) intentan
arrasamiento, clausurando su visibilización.» (87) Desde esta perspectiva, todos los tipos
de discurso tienen la posibilidad de ser tanto trabajos de elaboración, como espacios para
la negación, por lo tanto, es perentorio cuidar justamente las formas en que son
representados los procesos traumáticos. Tal como afirma Feierstein, «no alcanza,
pareciera, la marca traumática con palabras, cuanto menos no con cualquier palabra.»
(89)
Jacques Rancière
Para poder pensar en torno a las narrativas gráficas que recuperan hechos históricos, es
entramado que permite constituir un relato histórico, más aún si es este es principalmente
realizado en imágenes. Sin embargo, no son pocos los aspectos teóricos conflictivos que
giran en torno a esta relación. Es por ello que en esta sección intentaremos abordar
algunos de ellos.
74
en los relatos históricos, ya que este se sustenta en la idea de que toda narración que
pretenda reconstituir un suceso histórico está basada en la verdad y, por lo tanto, requiere
de una forma realista para articular su discurso. Dicha noción de realismo ha sido
constante en gran parte de la historia de la humanidad, pero ¿de dónde proviene dicho
una noción central para el relato realista: la mimesis. Aun cuando solemos asociarlo a
algunos atisbos sobre esta problemática. Será así como mientras los filósofos Sócrates y
realidad en las obras poéticas emergerá como una forma de acceso a la verdad. En efecto,
Sócrates se presenta crítico frente a aquellos imitadores que no son capaces de entregar un
saber adecuado y establecen falsedades peligrosas para la propia sociedad. Es así que
sostiene que, «debe representarse siempre al dios como es realmente, ya sea en versos
épicos o líricos o en la tragedia» (138), sin caer en recreaciones poco verdaderas y, en ese
sentido, tal como afirmará posteriormente, «a vosotros os lo puedo decir, pues no iréis a
acusarme ante los poetas trágicos y todos los que hacen imitaciones: da la impresión de
que todas las obras de esa índole son la perdición del espíritu de quienes las escuchan,
condición de las cosas. «Si no fabrica lo que realmente es, no fabrica lo real sino algo que
entre lo real y aquello que se le parece, entre el verosímil y la verdad. Justamente, «el arte
75
mimético está sin duda lejos de la verdad, según parece; y por eso produce todas las cosas
pero toca apenas un poco de cada una, y este poco es una imagen.» (462), convirtiéndolo
en un simulacro que no permite darle sentido al mundo. Es curioso en este contexto, que
la expresión que Sócrates utiliza para este argumento es la de “imagen”, entendida como
una forma de representar la realidad, que puede ser o no verosímil, pero nunca alcanza a
traición de las imágenes” de René Magritte, cuando afirma Ceci n'est pas une pipe/Esto
no es una pipa).
La imitación de acciones serias por parte de los dramaturgos de la época será de especial
relevancia para las ideas del filósofo. Pero más importante aún, es comprender la
valoración que le otorga al gesto imitativo, dado que en ella pone en tensión dos
«resulta claro por lo expuesto que no corresponde al poeta decir lo que ha sucedido, sino
lo que podría suceder, esto es, lo posible según la verosimilitud o la necesidad.» (157),
prosa (…); la diferencia está en que uno dice lo que ha sucedido, y el otro,
Desde dicha perspectiva, la distinción base entre el discurso historiográfico y uno poético
o literario no se basa en las formas (cuestión que más adelante abordaremos desde los
76
aportes de Hayden White), sino del carácter de lo que están narrando y, más aún,
ficciones y la razón de los hechos. En este sentido, pone en el centro una de las
características centrales del régimen representativo de las artes: la separación entre la idea
desde la perspectiva de Aristóteles, quien releva el rol de la poesía por sobre la historia, al
26
“Una forma específica de cognición.”
77
y social. (46)
representacional. Esta idea es central, porque tal como afirma Rancière, «la revolución
considerando que tanto la escritura de y sobre la historia participan del mismo régimen
artístico. Como plantea el autor, «lo real debe ser ficcionado para ser pensado» (48),
ficciones. Para Rancière, esto es lo que permite el reagenciamiento material de los signos
que decimos, entre lo que hacemos y lo que podemos hacer (y lo que podríamos mostrar),
cuestión esencial para el llamado “reparto de lo sensible”. Más aún, este tipo de
enunciados tienen efecto sobre lo real, y es lo que permite construir «mapas de lo visible,
trayectorias entre lo visible y lo decible, relaciones entre modos de ser, modos del hacer y
modos del decir.» (49), lo que también, desde una perspectiva del trauma, podría ser
espacios “otros” desde la ficción. Del mismo modo, Arfuch sostiene que esto está anclado
la narración: que todo relato supone una “puesta en forma” que es a la vez
Desde este punto de vista, más allá de las discusiones teóricas en relación al binomio
ficción/real, lo que nos importa de esta reflexión sobre lo narrativo, es como este tipo de
relatos son desarrollados como una forma de dar sentido a la propia realidad, como a los
propios procesos personales y colectivos de los sujetos, aquello que Ricœur (1999) define
como la identidad narrativa, es decir, «aquella identidad que el sujeto humano alcanza
será conflictiva, ya que como señala Jonathan Culler (2002), «¿es la narración una forma
básica de conocimiento (que permite conocer el mundo por su capacidad de dar sentido) o
se trata más bien de una estructura retórica que distorsiona tanto como desvela?» (113)
Este dilema sobre la forma narrativa estará al centro del discurso historiográfico,
el cual siempre ha querido ser concebido como un vehículo de verdad. Sin embargo, no se
podría considerar que exista una única forma de representar “realistamente” lo real,
porque justamente la realidad tiende a ser heterogénea, cambiante, más aún sin
integramos otras dimensiones como lo social, cultural, etc., lo que nos deja una
concepción de la historia como un trabajo de construcción (al igual que la memoria), más
que de descubrimiento del hecho en sí mismo. Tal como señala Paul Veyne (1972), «la
más que un relato, no nos hace revivir nada, como tampoco lo hace la novela. El relato
que surge de la pluma del historiador no es lo que vivieron sus protagonistas; es sólo una
narración.» (14)
interesante es la del historiador norteamericano Hayden White, quien logra darle un giro
historiográfica a las de la narración ficcional literaria. Para White (1992), la obra histórica
puede ser entendida como «una estructura verbal en forma de discurso de prosa narrativa
que dice ser un modelo, o imagen, de estructuras y procesos pasados con el fin de explicar
los relatos y, por otro, la idea de un ejercicio representacional que quiere darle sentido a la
realidad, más que reconstituirla (sin abandonar la lógica aristotélica), lo que coincide en
parte con lo planteado por Arfuch, quien señala que “la narrativa no consiste meramente
forma que permite hacerlo más comprensible para los sujetos, complejizando las nociones
precisos, para White esta tarea «representa un intento de mediar entre lo que llamaré el
campo histórico, el registro histórico sin pulir, otras narraciones históricas, y un público.»
(16). Ahora, el aspecto más controvertido en White aparece al integrar las obras de
los suyos. Esta concepción de la tarea del historiador, sin embargo, oculta
80
En este sentido, bajo esta perspectiva la obra histórica pierde la cualidad de transparencia
reconstitución realizado por el propio historiador o historiadora. Por otro lado, si llevamos
esto al plano de las obras de ficción histórica pareciera que el límite se hace más difuso,
considerando que, en apariencia, recurren a los mismos procedimientos para construir sus
relatos. En efecto, tal como White sostiene, el historiador al ir organizando los hechos va
planteando ciertas preguntas orientadoras que irá trabajando a medida que vaya
construyendo su relato, las cuales le permitirán seleccionar las estrategias narrativas que
brevemente en la primera. Para el autor, podemos entender como explicación por la trama
particular.» (18)
Para poder dar forma a este tipo de tramado, White recurre al trabajo de Northrop
Frye en Anatomía de la crítica (1991), a partir de los cuatro modos diferentes de tramar
que este establece: el romance, la tragedia, la comedia y la sátira. Podríamos sugerir que
si seguimos lo planteado por White, sería posible concebir un tipo de modelo de análisis
de narrativas gráficas históricas basado en las ideas de Frye para comprender qué tipo de
propio White plantea: «para figurarse "lo que realmente ocurrió" en el pasado, por lo
tanto, el historiador tiene que prefigurar como posible objeto de conocimiento todo el
(40) , es decir, este tipo de proceso participaría de lo que Rancière entiende como régimen
poético o representativo de las artes, sin embargo, las imágenes deberían ser parte de un
régimen estético. A pesar de esto, el mismo Rancière señala que, «el salto fuera de la
mimesis no es para nada el rechazo de la figuración.» (reparto de 27), pero como sostiene
más adelante:
El régimen estético de las artes es, en primer lugar, la ruina del sistema de
Esta afirmación es clave para poder establecer el estatuto de las obras que abordan lo
strict boundaries between factual and fictional accounts of someone’s life, since memory
is always incomplete and the act of telling one’s life story necessarily involves selection
27
“Muchos comentaristas llegan a la conclusión de que es imposible trazar límites estrictos entre los relatos
factuales y los ficticios de la vida de alguien, ya que la memoria siempre es incompleta y el acto de contar
la historia de la propia vida implica necesariamente una selección y una construcción artística.”
82
Ya habiendo establecido algunos de los mecanismos que utiliza el cómic para articular su
historieta permite, a través de sus imágenes, mediar entre el proceso histórico y el lector.
Del mismo modo, Hillary Chute afirma que la forma esencial de los cómics, «is relevant
to its inclination to document. (…) In its succession of replete frames, comics calls
considerar que la imagen en todo su potencial intenta romper una barrera con el otro que
está en el decir/no decir propio del ejercicio de la visualidad, por lo tanto, se establecería
procesos históricos que desencadenan las acciones, ciertos momentos claves, los actores
28
“Las cualidades formales de las narrativas gráficas -incluyendo el gutter, la puesta en escena del punto de
vista y la hibridación texto-imagen- las hacen especialmente adecuadas para las cuestiones relacionadas con
la forma en que negociamos las representaciones de lo extremo, porque su puesta en escena de la mirada y
su puesta en escena de las cuestiones que rodean tanto a la forma como a lo que recordamos, induce a los
lectores a considerar sus relaciones emocionales y éticas con el texto.”
29
“Es relevante por su inclinación a documentar. (...) En su sucesión de viñetas completas, el cómic llama
la atención sobre sí mismo, concretamente, como evidencia.”
83
relevantes en los hechos, las perspectivas individuales y colectivas, etc. Pero por otra
parte, también logra acercar al lector que no está familiarizado con ciertos discursos
ejercicio estético, la cual nos permite observar dichos hechos complejos o traumáticos de
la historia con una posición crítica, o hacerlos más llevaderos para la óptica del
espectador. Tal como, siguiendo las ideas de Benjamin y Warburg, afirma Didi-
las imágenes más que centrarnos en las causas, podamos centrarnos en las víctimas.
institucionalidad en nuestro país, y aun cuando a partir de la muerte del primer presidente
post dictadura, Patricio Aylwin (en 2016), se instaló nuevamente en la esfera pública el
hechos de septiembre del 1973 aún siguen penando como un fantasma incómodo que
mueve las “patas” de nuestra cama y no nos deja dormir. Dicha herida mal cicatrizada no
permite que podamos establecer vinculaciones efectivas y positivas con nuestra propia
84
de diluirla. (10)
Es así que como bajo la premisa de la “cautela privada” se ha tendido a esconder u omitir
ciertos hechos que al quedar al descubierto vienen a reabrir viejas zonas lastimadas de
nuestra sociedad. ¿Cómo podemos hacernos cargo de las culpas compartidas, del dolor,
históricos para, por un lado, darle un sentido a los acontecimientos y, por otro, permitir
mirarnos al espejo, observar nuestros golpes y reconocernos como seres quebrados, pero
reconfiguración de las imágenes, lo cual podría abrir a una cierta afirmación: El cómic
relato contrafactual.
con una perspectiva ya trazada desde Aby Warburg en torno a la supervivencia de las
de la realidad. Ahora, vincular los supuestos propósitos del cómic en Chile con el ámbito
de la Historia y la Memoria (en autores como Ricœur o Arfuch), implica plantearse una
última serie de preguntas relevantes para poder develar las relaciones explícitas e
implícitas que se dan entre estos espacios: ¿Por qué visualizar la historia? Entendiendo
por visualizar el proceso de poner en imágenes, de situarlas en la viñeta. Por otro lado,
¿qué Historia se está contando, y qué se está dejando fuera de ella? Asimismo, ¿cuáles
las imágenes?
historia. Como ya ha sido establecido anteriormente, a pesar del gran desarrollo en los
relevancia e impacto en diversos niveles (como Los años de Allende, Mocha Dick, Lota
1960, Santa María 1907, entre otras), todavía el panorama académico se muestra
insuficiente para acercarse al fenómeno del cómic en nuestro país. Por lo tanto, este
86
trabajo se asume como un gesto ideológico, pero también supone una indagación que
pueda permitir algunas reflexiones relevantes para el progreso de cierta disciplina (en este
sentido, los Estudios sobre cómic) y, por lo tanto, el desarrollar una investigación que
sus relaciones con la historia nacional. Desde ese punto de vista, mi principal motivación
como investigador, más que cerrar y establecer un canon particular frente al tema, es abrir
visual puedan dialogar para generar lecturas e interpretaciones de nuestra propia historia e
identidad nacional. Por lo tanto, las relaciones entre discurso historiográfico y el soporte
narrativo visual, permitirán comprender que éste último también puede concebir una
mirada de la historia, construirla, revelarla bajo los ojos de la ficción, para hacerla real.
medios de reproducción del arte, como la fotografía o el cine, las implicancias de este
proceso todavía no podían ser completamente avisoradas. Tal como él mismo señaló, «el
determinado no sólo por la naturaleza sino también por las circunstancias históricas.»
(29), lo cual se vuelve problemático al revisar el desarrollo histórico del cómic, el que ha
30
Para las citas del texto, he recurrido a la edición de La obra de arte en la era de su reproductibilidad
técnica y otros textos, traducida por Micaela Ortelli (Godot, 2015). Para otras versiones, consultar
Benjamin, Walter. La obra de arte en la época de su reproductibilidad mecánica. Traducido por Wolfgang
Erger, Casimiro, 2010.
87
comunicación, pero también a la idea original de un trabajo manual del artista visual, que
lo engarza a una tradición previa más ligada a una noción “aurática” del arte. En ese
sentido, tal como afirma Canclini (1990), el cómic (y el graffiti) funcionan como «lugares
producción industrial y la circulación masiva.» (314) Ahora, si bien podemos afirmar esto
para la producción más tradicional de historieta, el conflicto se acentúa con las nuevas
tecnologías de la era digital, que impactan directamente en la forma en que las historietas
se producen, las cuales han ido abandonando paulatinamente el uso del papel y la tinta
para dar paso a la tablet y el programa de edición, derivando en la cada vez mayor
ausencia de la figura del “original”, lo que podría recién emparentarse al proceso que
Para este, «la técnica de la reproducción quita al objeto reproducido del dominio
de la tradición. Reproduciéndolo infinitas veces reemplaza una existencia única por una
pluralidad de copias» (28), lo que en términos de la situación actual del cómic, implica la
modificación de las formas de creación. Para Benjamin la imagen del pintor se ancla en la
totalidad, mientras que la del camarógrafo del cine se establece a partir del fragmento que
es recompuesto bajo nuevas leyes, operatoria que podríamos analogar a la del dibujante
del montaje. Desde esta perspectiva (en una breve digresión), para este nuevo cómic
pensado desde la cultura digital, quizás sea más pertinente el cruce con el trabajo de
88
Ahora, no hay que perder de vista que, tal como señala Benjamin, «si el criterio de
autenticidad deja de ser relevante, toda la función del arte queda trastocada. En lugar de
basarse en el ritual pasa a tener otro fundamento: la política» (22) Esta transformación es
que se imponen a la obra para mostrar algo o no. Superada una dimensión cultural de la
al valor cultual. Es ahí que podríamos reconfigurar nuestra posición frente el operar de la
(36)
historieta. El autor o autora se enfrenta al dilema de narrar una historia, de buscar las
sostenible para el lector o lectora. Pero esta tarea se vuelve mucho más relevante cuando
sociedad y el devenir histórico. La opción de ubicar cada imagen, cada dibujo, dentro de
ya vimos planteado por Hayden White en Metahistoria para el trabajo del historiador, en
el público al que será dirigido. Desde dicha perspectiva, el autor o autora de cómics con
temática histórica está mediando entre lo que White denomina el campo histórico, es
decir, el espacio donde transcurre la historia misma, los propios hechos históricos y el que
selecciona para constituir posteriormente el tramado específico que dará sostén al relato.
Será entonces tarea del artista del cómic la de escoger los hechos en el propio
relato histórico, cuáles son las imágenes pertinentes para la constitución de su obra y que
le otorguen sentido a su relato. Es esta tarea la que está detrás de la pregunta que también
ronda en los estudios en torno a la fotografía, y que se cuestiona sobre qué o quienes están
efecto, tal como señala Chute, «the word-and-image form of comics expands the reach of
documentary, recording facts while also questioning the very project of what it means to
fantasma de un objeto que existe, pero que no quiere ser revelado directamente en la
imagen. De este modo, los discursos de la imagen siempre operan en una doble
31
“La forma de palabra-imagen del cómic amplía el alcance del documental, registrando los hechos al
tiempo que cuestiona el propio proyecto de lo que significa documentar, archivar, inscribir.”
90
articulación: lo que está ahí, visible para el ojo, y lo que se oculta o se termina obviando.
«the true content of the photograph is invisible, for it derives from a play, not with form,
but with time»32 (19), es decir, su discurso se encuentra velado no por elementos de
composición, sino más bien temporales. Sin embargo, no hay que olvidar que como
depiction and the resulting images do not lay claim to being a direct trace of the past. In
this respect, comics panels are much more closely related to traditional arts such as
painting and lithography than they are to photography.»33 (116). Justamente, en dichas
viñetas decidimos no el objeto, sino el momento en que queremos que ese objeto sea
representado. Lo interesante estaría en lo que afirma Berger, en cuanto a que lo que varía
ausencia y presencia.
Esta sugestiva afirmación puede ser entroncada con el propio lenguaje del cómic,
torno a la ilustración, la composición de la viñeta, el uso (o no) del color, etc, es decir,
soporta el paso de una viñeta a otra, lo que finalmente implica la decisión por parte del
32
“El verdadero contenido de la fotografía es invisible, ya que deriva de un juego, no con la forma, sino con
el tiempo.”
33
“A diferencia de las fotografías, los dibujos son independientes del momento de la representación y las
imágenes resultantes no pretenden ser una huella directa del pasado. En este sentido, los paneles de cómic
están mucho más relacionados con artes tradicionales como la pintura y la litografía que con la fotografía.”
91
autor o autora de qué se quiere mostrar, pero también en qué momento se está mostrando
viñeta.
las pinturas están estáticas (aun cuando intenten transmitir la sensación del movimiento
página. Esta simple distinción en cuanto a los recursos utilizados se vuelve esencial para
comprender el valor del discurso del cómic, y como éste media en las representaciones
que este hace de la Historia. En ese sentido, no estamos presentes solo ante la selección
del o los sujetos retratados (como podría suceder en una pintura, o una escultura), sino
también del momento, del tiempo que deviene en la propia historia, y que termina
configurando de alguna forma el acontecer de los hechos. Desde esta perspectiva, en una
perspectiva similar a la fotografía, el cómic trata con el lenguaje de los eventos, de los
Por ejemplo, si pensamos en las obras que toman como base la mediación del
relación temática que establecen, y que luego se termina configurando en los diversos
92
relevancia lo que José Manuel Trabado (2013) afirma, «el molde físico bajo el que se
determinado (…) El formato genera, pues, una serie de instrucciones en los modos y
temas que autor/es y lectores comparten de forma tácita.» (11) Por este motivo, ahora nos
gráfica ha ocupado un lugar en el debate sobre las historietas durante largo tiempo. Sin
entre el cómic y la novela gráfica. Una explicación plausible es que la idea de “novela”
novela gráfica sí es parte de la historieta, pero sus condiciones específicas aún no están
sobre las razones de su existencia. Por una parte, algunos/as lo asocian a una cuestión de
legitimación intelectual del campo del cómic, al vincularla (al menos nominativamente) a
además se verá reforzado en la medida en que estas mismas novelas gráficas comienzan a
ser valorizadas y canonizadas. Bajo esta perspectiva, Raúl Minchinela (2013) afirma que
«el tebeo se considera el hermano feo de los medios de expresión por quienes todavía
93
conservan la imagen del creador inmanente que vive en su torre de marfil, cuya creación
está fuera del territorio y del tiempo.» (105) Históricamente minimizado como objeto
cultural, al parecer la novela gráfica vendría a elevar su estatus ante todo el campo del
arte. Al respecto, uno de los casos más reconocidos es el de Maus (2009), de Art
Spiegelman, que en 1992 obtiene el Premio Pulitzer, logrando derribar en parte la idea de
que los cómics no tienen profundidad o valor artístico, sin embargo, es curioso considerar
libro como adoptará posteriormente. En ese sentido, más allá del incuestionable valor
artístico de Maus, podríamos conjeturar que pareciera que recién logró la atención de un
búsqueda de validación cultural puede ser vista por algunos como un errado proceso de
cultural masivo, por tanto, la aparición de la novela gráfica podría ser leída como un gesto
elitista.
Por otro lado, otras posiciones críticas sostendrán que es simplemente una
categoría comercial más creada por la industria cultural, como una forma de insertar los
cómics (ya relegados de los kioskos o del modelo de consumo masivo de revistas) en las
historietas como objeto cultural, pero sí las maniobras del mercado, que ve en este nuevo
formato más “adulto” una posibilidad de generar un nicho y ampliar los volúmenes de
venta. Al respecto, Jan Baetens y Hugo Frey, en The graphic novel. An introduction
(2015), sostienen que la novela gráfica, «though not necessarily a sharp break at the level
of form or market conditions, represents at least some level of self-knowing “play with a
94
purpose” of the traditional comic book form, and in some cases a radical reformation of
it.»34 (19) Por otro lado, Michael Schumacher (2010) en su biografía sobre Will Eisner,
explica que mientras la novela gráfica se ha ido expandiendo para incluir biografías,
memorias, historia y otros tipos de obras no ficción, el concepto no sería bien recibido por
algunos artistas de historietas, quienes se quejaron de que este formato estaba limitando la
novel is a disagreeable term, but we will use it anyway on the understanding that
‘graphic’ has nothing to do with graphics and that ‘novel’ does not mean anything to do
with ‘novel’»36, para luego sostener en su tercer punto que «graphic novel signifies a
movement rather than a form.»37 En una definición más simple y menos especializada, el
long story told mostly in pictures but with some writing»38 ("Graphic novel", [Cambridge
34
“Aunque no necesariamente una ruptura brusca a nivel de la forma o de las condiciones del mercado,
representa al menos un cierto nivel de autoconocimiento del "juego con un propósito" de la forma
tradicional del cómic, y en algunos casos una reforma radical del mismo.”
35
El manifiesto fue publicado originalmente en la sección de comentarios de The Comics Journal el año
2004 durante una discusión sobre Not Funnies, un artículo aparecido en la diario New York Times.
Lamentablemente, el comentario original fue borrado, pero se rescató en el sitio web indicado como
referencia en la bibliografía. Por otro lado, para acceder al artículo del New York Times, visitar
https://www.nytimes.com/2004/07/11/magazine/not-funnies.html
36
“Novela gráfica es un término desagradable, pero lo utilizaremos de todos modos, entendiendo que
'gráfico' no tiene nada que ver con los gráficos y que 'novela' no significa nada asociado a 'novela'."
37
“Novela gráfica significa un movimiento más que una forma.”
38
“Un libro que contiene una larga historia contada principalmente en imágenes, pero con algo de
escritura.”
95
relación a otras formas como la tira cómica, la revista de historietas o comic book, la idea
de una historia que se cierra en sí misma durante el transcurso de la obra, o que busca
otros elementos de cohesión en relatos que pueden parecer fragmentarios, entre otras.
obtener la autonomía suficiente para que los géneros reconocidos (como el comicbook
“adultización” de las formas del cómic, sino más bien se sitúa en el campo del potencial
expresivo que éste puede alcanzar, que podría surgir de la acumulación o reestructuración
común entre los creadores o creadoras y sus lectores/as. De este modo, la lectura de una
de las diversas referencias culturales e históricas a las cuales se alude, es decir, la lectura
Por ejemplo, un elemento propio del lenguaje del cómic que es interesante de
considerar es el espacio del gutter o calle, ese espacio intermedio que se ubica entre
como aquel lugar intersticial que clausura un espacio de tiempo para vincularlo con otro.
esa la fractura del tiempo. Pero al mismo tiempo, tal como Chute (2016) precisa, las
96
temporal, ya que diferentes viñetas pueden estar mostrando el mismo momento desde
diversos puntos de vista, lo que enriquece la percepción del lector/a en torno a un mismo
asume las relaciones complejas entre conceptos o imágenes que se logran establecer a
través de diferentes modos de mediar ante el mismo fenómeno histórico social. En efecto,
tal como señala Stuart Hall (1997), «the meaning is constructed by the system of
representation. It is constructed and fixed by the code, which sets up the correlation
between our conceptual system and our language system»40 (21) De este modo, al leer
una historieta, o en este caso, una novela gráfica que aborda procesos históricos, se
produce un doble trabajo, tanto para el autor o autora, como para quien lee, en relación al
obra. Por una parte, el/la artista debe establecer qué aspectos del hecho histórico deben
ser seleccionados, para luego disponerlos de una forma coherente dentro de la narración.
39
“Viñetas yuxtapuestas que se alternan con gutters vacíos: una lógica de disposición que convierte el
tiempo en espacio en la página.”
40
“El significado es construido por el sistema de representación. Es construido y fijado por el código, lo
que establece la correlación entre nuestro sistema conceptual y nuestro sistema lingüístico.”
97
Por su parte, el lector o lectora establece un sentido temporal a medida que va leyendo las
ofrece. Este elemento es central, dado que, como indica Hall, «Visual signs and images,
even when they bear a close resemblance to the things to which they refer, are still signs:
permite observar las partes, pero percibirlas como un todo, en lo que será la noción de un
continuo o una realidad unificada) de Scott McCloud, en términos más simples, el autor o
autora utiliza las particularidades del cómic ‒como, por ejemplo, su uso del tiempo‒ para
reconstituir un momento histórico, mientras que el lector o lectora debe reconocer el código
en la lectura, y eso le permite obtener una comprensión del período representado. Pero,
volvamos al punto inicial ¿por qué la novela gráfica es un concepto tan discutido? Tal cómo
Lo más seguro es que nos encontremos más que nada frente a una
subtitulada “una novela gráfica”, el concepto llegó para quedarse. Mientras para algunos,
41
“Los signos visuales y las imágenes, aunque se parezcan mucho a las cosas a las que se refieren, no dejan
de ser signos: son portadores de un significado y, por tanto, tienen que ser interpretados.”
98
otras es simplemente una estrategia de mercado muy planificada. En ese sentido, la crítica
se basa en que la novela gráfica no aporta nada nuevo el medio, y más bien viene a ser un
update comercial, que pretende vendernos el mismo producto con otro reluciente envase.
Curioso será entonces que un medio siempre mirado con desdén, y convertido
habitualmente en paraliteratura para poder crecer ante los ojos de los lectores, la crítica y
el espacio académico, adopte una nomenclatura asentada en lo literario. Y es que tal como
señala Eagleton, “algunos textos nacen literarios; a otros se les impone el carácter
literario” (20), pero acá el asunto no es si el cómic al volverse novela gráfica se convierte
asimilándola ahora como una posible obra literaria. Para el propio Jacobsen, la respuesta
se haya más bien en las posibilidades que adquiriría el cómic, es decir, en un proceso de
intercambio social, en que la historieta asume una postura más adulta apropiándose de un
nombre “literario”, pero a su vez, esa misma restricción es la que permite adquirir nuevas
Ahora, claramente esto no explica todas las complejidades que hay tras la concepción del
acercándola de mejor manera a un lector adulto ya formado. Pero hay que comprender
que no toda obra historietística es concebida desde un inicio como novela gráfica, sino
que, por el contrario, en muchos casos, el modelo comercial apunta a convertir obras
regular monthly comic-book (in America) or the weekly comic (in the
UK). It’s worth keeping in mind, however, that «lasting value» doesn’t
instancia de creación. Por un lado, el mercado que intenta añadir valor agregado a las
obras, modificando sus modelos de producción y permitiendo que obras que no tienen
más vida que el quiosco o tiendas de revistas, se vuelvan textos con alcance extendido,
tanto en lectoría como en vigencia, y, por otra parte, los deseos autorales de crear cómics
42
“El término "novela gráfica" indica una intención seria: crear una obra de valor duradero, en
contraposición a la naturaleza efímera y desechable del cómic mensual normal (en Estados Unidos) o del
cómic semanal (en el Reino Unido). Sin embargo, hay que tener en cuenta que "valor duradero" no significa
necesariamente "seriedad sombría", sino que se trata de una obra que resiste el paso del tiempo.”
100
En este sentido, tal como afirma José Manuel Trabado, podríamos considerar a la
novela gráfica «como una forma de cómic de autor (…) desalojados los imperativos que
parecían hacer seguir las fórmulas del género, los autores tuvieron la libertad de narrar lo
anodino.” (31). Del mismo modo, Santiago García (2013), sostiene que la novela gráfica,
“ha sido simplemente la formalización de ese proyecto de cómic de autor que venía
gestándose como cómic alternativo de los 80.” (14) Esto implica obviamente cambios no
sólo en aspectos puramente formales o narrativos, sino en la posición que ocupa su lector
o lectora.
Esta condición específica que fomenta la novela gráfica, permite potenciar la idea
imágenes funcionan como identificaciones o alienaciones, sino más bien se erige como un
una doble significación. Por una parte, refiere a ciertos temas u obras que han sido
three great models or traditions: the U.S. model (with rather sharp
model (in which these distinctions are more blurred; the European model
101
broader than just the French corpus), and the Japanese model (massively
En dicha afirmación, como ocurre con otros campos del saber, se invisibiliza o
Medio oriente, India, etc.), dejando solo algunas pocas obras y autores dentro de lo que
podríamos denominar un canon universal del cómic. Un buen ejemplo de esta situación es
argentina, la cual recién el año 2015 es editada en inglés por Fantagraphics books, y cuya
estereotipos. Este aspecto es muy importante, porque justamente en ella hay una decisión
que no es sólo estética, sino también política. Es por esto que, ante la ausencia de aquellos
relatos gráficos que nos representen identitariamente, es que debemos recurrir a la propia
voz de los participantes de los hechos acontecidos, para darle sentido al acto social que es
la memoria. No olvidemos que como señala Arfuch , “la cualidad esencial del enunciado
43
“En cuanto a las variaciones espaciales, el campo de los cómics/novelas gráficas sigue tres grandes
modelos o tradiciones: el modelo estadounidense (con distinciones bastante claras entre caricaturas, cómics
y novelas gráficas), el modelo europeo (en el que estas distinciones son más difusas; el modelo europeo
podría llamarse modelo bande dessinée o BD, aunque es mucho más amplio que sólo el corpus francés), y
el modelo japonés (dominado masivamente por el equivalente local de los cómics, es decir, los mangas).”
102
Este particular proceso subraya el valor de la narrativa (en este caso gráfica) al
entrecrucen el tramado histórico y la disputa por una cierta verdad histórica (parte de la
planteado por Hayden White (2003) en relación a Maus, esta obra se asume como un
mayor trascendencia, Maus consigue plantear todos los temas relativos a los límites de la
ningún modo ingenua, sino por el contrario. Tal como lo aborda Trabado (2013),
presente para ser resignificado por los lectores y lectoras, haciendo que la memoria se
despliegue a través de las viñetas y permita una revaloración del trauma histórico. En ese
sentido, del mismo modo que lo plantea García (2013), «entonces convendremos en que
uno de los signos más claros del giro de la novela gráfica ha sido el descubrimiento de la
historia. Ya Mijail Bajtin (2005) durante el siglo pasado planteó el constante diálogo que
se produce entre los discursos y, en este caso, las obras literarias. Desde ese punto de
vista, una obra siempre es muchas obras a la vez, recoge las huellas, ideas y voces de
otras anteriores. En ese sentido, autoras como Julia Kristeva (1997) señalan que «todo
otro texto» (3). En cierto modo, (aunando con lo planteado por Ahmed para la historieta)
toda obra es concebida como un campo abierto, la cual inserta dentro de sí textos previos,
se construye a partir del otro, y a su vez se fija en uno nuevo. Esta complejidad de la obra
Podríamos señalar que el texto literario no es solo un espacio intertextual, sino también
puede ser concebido como uno transmedial (Scolari, 2013). Las hibridaciones textuales
propias del desarrollo de la literatura del siglo XX en adelante han abierto incluso el
debate hacia los espacios que abarcan lo propiamente literario, y es así que también en
ampliaciones de su discurso. Al respecto, Henry Jenkins (2015) sostiene que los relatos se
abren a nuevos formatos mediales, lo cual genera problemáticas sobre hasta qué punto
podemos o no considerar como literario un soporte narrativo visual. Pero más allá de una
relación del cómic con la literatura, debemos preguntarnos ¿En qué lugar debemos situar
digital. El siglo XXI se nos revela como un instante en donde la idea de un futuro, tan
del presente, la ilusión de que todo ocurre al mismo tiempo. De este modo, la mayoría de
suplantado por uno técnico. Es así que como señalamos en la introducción desde el
trabajo de Silvestra Mariniello (2009), el espacio intermedial «es el espacio híbrido donde
movimiento que perturba la construcción lingüística y filosófica que las tenía separadas.»
(77). Esta concepción es vital porque significa una resignificación de lo visual como
portador de un sentido para el presente, pero operando desde una lógica que excede lo
Del mismo modo en que escritores y escritoras vieron en la literatura una manera
histórica), nuevos guionistas e ilustradores han optado por tomar como materia de sus
novelas gráficas a la propia historia nacional. Es así que comienza a desarrollarse una
nueva lectura histórica, que permite comprender parte de lo que somos desde el espacio
relevancia. De esta manera es que el llamado “arte secuencial”, como lo denominaba Will
mediación, que establece estructuras tan complejas como las que desarrolla un texto
105
entre estos dos mundos se va disminuyendo y, por lo tanto, la obra visual se asume como
discurso que permite ficcionalizar y narrar, e incluso a veces asumirse como literatura.
establecer una cierta horizontalidad o simetría entre ellos. Lo que se quiere demostrar es
que este discurso, considerado históricamente como menor, también tiene algo que decir
Es evidente que a través del desarrollo histórico de una nación (cualquiera sea
esta), algunos discursos e imágenes son ignorados y silenciados por parte de una élite
política, económica o religiosa. Olvidados, e incluso negados, por las y los ciudadanos,
estos episodios usualmente circulan como una suerte de imaginario del margen, que
intenta emerger en la discusión pública. A partir de ahí, retomando lo establecido por las
una novela gráfica debe ser asumido siempre como un gesto político.
involucrado desde su lenguaje en aquellos discursos históricos que también han sido
Considerando su propia historia de resistencia como medio (que puede hallar su génesis
Dictadura), las y los autores contemporáneos han decidido utilizar el cómic como una
una identidad colectiva, una historia que se siente propia, pero que ha sido silenciada por
Una ‘historia oficial’. Algo, en suma, que deje la idea de que, “en el
En cierto modo, los autores y autoras de estas obras operan como portavoces de un
discurso con una fuerte matriz ideológica, y que en la mayoría de los casos surge desde
Ahora, el choque entre un discurso desde la historia, y otro articulado desde la memoria,
será relevante en la forma en que los propios cómics nacionales desarrollan sus
narraciones. Al respecto, Peter Winn , en “El pasado está presente. Historia y memoria en
Pero en definitiva, ¿qué es representar? Y más aún ¿qué implicaría representar la historia?
Para Stuart Hall, esta acción de representación «is an essential part of the process by
which meaning is produced and exchanged between members of a culture. It does involve
the use of language, of signs and images which stand for or represent things.»44 (15)
Frente a esta definición la pregunta sería: Si el cómic opera bajo un lenguaje con
condiciones particulares establecidas (mayormente visuales), ¿de qué modo este lenguaje
lógica, el cómic funciona con un sistema de signos mixto (icónicos y verbales), pero
predominantemente visuales.
Es indudable que tras el lenguaje del cómic está anclada la noción de un tiempo que se
desenvuelve y articula de una manera particular, pero tal como señala Emma Martin
«¿Cómo plasmar el tiempo en un lenguaje que carece de movimiento, y que, por lo tanto,
nos impide ver una acción en la totalidad de su desarrollo temporal?» (54). Claro, porque
la unidad estructural mínima de un cómic se sitúa en una imagen fija (la viñeta) que
44
“Es una parte esencial del proceso por el cual el significado es producido e intercambiado entre los
miembros de una cultura. Implica el uso del lenguaje, de signos e imágenes que significan o representan
cosas.”
108
Narratology of Comic Art señala que « Perhaps the most obvious element for
manipulating temporal order in comics is the panel relations that invite the reader to
construct meaningful connections and fill in the gaps in information.»45 (38) Ahora, tal
cambio temporal, ya que como hemos explicado, diferentes viñetas pueden estar mostrar
producirá en una relación de viñeta a viñeta, sino que puede ser articulada en las
Es por esto que para comprender mejor las nociones del tiempo en la historieta,
cómic, dado que la puesta en página de los acontecimientos o acciones presentadas en las
temporal. Esto es clave, dado que como señala Arfuch, «también la imagen da cuenta de
modo insociable, en todo intento ‒y, por ende, en toda política‒ de transmisión de la
memoria.» (memoria 67) Este hecho es evidente en ejemplos contemporáneos, como los
de la obra del artista norteamericano Chris Ware (fig.2), en donde el panel no sigue los
patrones tradicionales de lectura del cómic, lo que termina complejizando los procesos
45
“Quizá el elemento más evidente para manipular el orden temporal en los cómics sean las relaciones de
los paneles, que invitan al lector a construir conexiones significativas y a rellenar los huecos de
información.”
109
Fig.2 Panel de Jimmy Corrigan, the smartest kid on earth (2000), de Chris Ware.
secuenciado, en un proceso lineal y cerrado, sino más bien como un entramado temporal
en donde cada cuadro, cada plano, implica un proceso de tiempo ampliado, pero que debe
ser reconstituido en el proceso de lectura. Es así que como afirma Franco, «la
espacio-tiempo y montaje-ritmo» (Temporalidad 62) para luego agregar que, «el tiempo
está siempre presente de forma visual en el cómic: en una única plancha encontramos un
Por lo tanto, la tarea del lector está en un proceso de lectura elíptica, donde debe ir
página ofrece. Vinculado a lo señalado por Neal Cohn en “The limits of time and
Todo esto nos hace pensar que la cuestión del tiempo/espacio en el cómic es
que tal como en un cronotopo bajtianiano, termina impactando todas las esferas de su
calle, veremos que se sitúa como un principio regulador, la noción de un momento que
111
Ahora, tal como afirma Thierry Groensteen, podemos entender el cómic como un
sistema complejo que opera bajo diversas categorías, tales como la artrología, entendida
la temporalidad. Del mismo modo, la historia, tal como afirma Paul Ricœur, en Historia y
verdad (2015):
propia de las elipsis producidas por las viñetas. Esta noción de metonimia genera un
112
efecto relevante para el lector o lectora, ya que condensa todo el tiempo en un momento,
Fig.3 La distinción de un tiempo simultáneo, ya puede ser apreciada en esta página de Gasoline Alley, de
Frank King, publicada el 24 de mayo de 1931.
precisamente esa la tarea de los diversos autores y autoras, quienes se ven exigidos a
sintetizar en páginas y viñetas los diferentes sucesos que configuran un relato histórico.
en sí misma un lapso de tiempo ‒que luego se sumará a otras para dar la percepción de un
del hecho histórico recuperado. Será a través del closure de McCloud, o la noción de
colectivos sumamente complejos, casi del mismo modo que lo realizan otras formas de
relato histórico a través de un tramado narrativo. Tal como afirma Browitt (2004):
absoluto). (s/n)
Ahora, sin cerrar este breve acercamiento a la idea del tiempo en el cómic, podemos
integrar a Harry Morgan, que en Principes des littératures dessinées (2003), señala que el
lapso temporal requerido para la lectura de una página de cómic, no es el mismo que la
acción que se desarrolla en el interior de sus viñetas. Por tanto, a diferencia de otros
medios como el cine o la pieza musical, donde la temporalidad del espectador es impuesta
por la misma obra, el tiempo del lector o lectora en el cómic está sujeto a quien lee, lo
efecto, tal como señala Daniele Barbieri (1993), «cada lector tiene su propia velocidad de
lectura, su ritmo propio y sus propios intereses, que lo llevan a escandir temporalmente el
del relato), se añade la temporalidad del propio lector o lectora, quien asimila el juego que
histórico.
114
A través del capítulo anterior se intentó desarrollar un amplio marco conceptual que
permitiera discutir, por una parte, conflictos específicos que derivan del trabajo de las
imágenes con la representación histórica y la memoria y, por otro lado, apuntar a algunas
características del cómic que ayuden a definir de mejor modo a las historietas con
temática histórica. Sin embargo, para poder establecer un criterio de clasificación para
este tipo de obras en el contexto chileno, aún se requiere abordar ciertas nociones que
sirvan como entrada a estas obras, y las ayuden a distinguirse de otro tipo de
producciones culturales similares. Es por esto que este capítulo se centrará en una primera
parte en desarrollar dichas problemáticas, para luego, en una instancia posterior poder
histórica46, es decir, que aborden el hecho histórico como centro, pareciera que la
definición no es tan compleja al ser comprendida como un género más entre tantos que
podría abordar la historias como, por ejemplo, el terror, la aventura, el drama, etc. Sin
embargo, a pesar de que apariencia resulte más sencillo reconocer este tipo de obras, al
intentar establecer algún tipo de clasificación que sea operativa o funcional, la diversidad
de acercamientos al fenómeno histórico logra que los límites sean más difusos. En este
46
Decido utilizar esta expresión acotada, y no “novela gráfica histórica”, dado que se podría producir una
ambigüedad conceptual en la categoría. En este sentido, con la noción de “temática histórica” refiero
específicamente a obras que tratan ‒con diverso grado de acercamiento‒ variados acontecimientos
históricos, y no obras que en particular hayan dejado una huella en la historia (reconocible en expresiones
coloquiales, tales como “una jornada histórica”, “un concierto histórico”, etc.). Desde dicha perspectiva, se
entiende que pueden existir novelas gráficas que aborden temas históricos sin ser “históricas”.
115
que, por el contrario, deciden abordar directamente el hecho histórico, a modo de registro,
testimonio, relato con distintos grados de verdad, etc. El proceso se complejiza más aún
cuando dichas obras no ficcionales deciden ser escritas desde perspectivas personales o
momento de recibir el premio Pulitzer en 1991, prestigioso galardón reservado (hasta ese
momento) solo a las letras, esta novela gráfica comenzó a recibir inédita atención por
parte de medios escritos. Entre estos estaba el reconocido New York Times Book
sección de ficción. Es claro que la metáfora de gatos y ratones que propone la obra está en
la lógica del uso de diversos recursos expresivos propios de cualquier obra artística, pero
el sustrato de esta se ancla directamente a la realidad, tanto personal (la relación con su
padre, sus experiencias como prisionero de guerra, etc.), como colectiva (los
judío), sin embargo, para el medio este recurso no dejaba tan clara la categorización. La
respuesta de Spiegelman fue una carta directa dirigida al medio el día 19 de diciembre de
1991, denominada “Un problema de taxonomía” (Fig.4). En ella, el autor, con su habitual
sentido del humor, responderá de manera irónica a la acción del medio en cuestión
Más allá de lo curiosa que pueda ser la situación, lo que Spiegelman realmente pone en el
centro es la delgada línea que se produce al intentar encasillar una obra histórica en el
binomio factual/ no factual. Tal como Leonor Arfuch reconoce en los fundamentos de
representativo de los acontecimientos del pasado (…) sino uno narrativo y, por ende,
vida narrada 75), proceso que podría ser extrapolable a toda obra que considere abordar
un hecho histórico.
117
Sin embargo, la discusión en torno al estatuto ficcional (o no) de ciertas obras con
temática histórica, sigue siendo pertinente para comprender ciertos procedimientos que
relatos con temática histórica es la discusión en torno a la mimesis, que obviamente guiará
el camino a todas las producciones ficcionales posteriores, a la cual debemos gran parte a
establecer la valorización del gesto mimético, queda dando vueltas en el aire una
inquietud que es clave para la discusión, y refiere a la distinción más precisa entre el
relato factual, y el relato ficcional. Para ello, seguiremos a Jean-Marie Schaeffer (2009)
constituida según una lógica de opuestos (más menos absolutos), pero que, sin embargo,
no logra abarcar realmente la complejidad del problema. Ahora, no hay consenso claro
sobre el asunto de la fidelidad del relato a los hechos históricos construidos. Justamente
Browitt (2004), en relación a las obras con temática histórica, señala que la preocupación
plantean, afirmando que “en vez de representar la historia o la realidad, la novela histórica
Por su parte, Antonia Viu, en Imaginar el pasado, decir el presente. La novela histórica
señalando que:
118
Es por ello que, volviendo a Schaeffer, la discusión de este problema podría ser abordada
a partir de tres grandes definiciones o perspectivas, las que permitirán ver los puntos de
divergencia entre estas dos categorías, y ayudarán a hacer la distinción entre los hechos
de un mundo):
(a) Definición semántica: Desde este punto de vista, la narrativa factual es entendida
redacción;
referencial, mientras que la narrativa ficticia no presenta dichas afirmaciones, o más bien
Del mismo modo, la autora integra una cuarta definición, que es entendida como derivada
en el relato factual, autor y narrador son la misma persona, mientras que en la narrativa
ficcional el narrador o narradora, como parte del mundo construido a partir de la ficción,
narrado no existe más que en el propio mundo creado) no siempre ocurre de dicha forma.
Para ello, la autora explica que existen relatos ficcionales problemáticos, tales como
nuestra realidad. Entre estos encontramos los casos de las novelas contrafactuales (como
podría ser el caso de los relatos distópicos o las ucronías), donde se pueden asignar
ficción basados en hechos históricos (novelas, historietas, etc.), donde se integra una gran
Ahora, el análisis más cercano provee situaciones igual de conflictivas. Tal como
explica Schaeffer, un personaje histórico integrado dentro de, por ejemplo, una novela,
puede ser reconocido como una “otra” versión dentro de la ficción, pero se vuelve más
comprobable, pero como expone la autora, «“Does its status change when it is read in a
historical novel as compared to when it is read in a biography (…) Does it lose its truth
value when it is integrated into a novel?»47 (105) Pareciera que el hecho histórico al ser
esencialista. Este tipo de definición o análisis intenta lograr hacer una distinción entre las
su valor como análisis, las deficiencias de este modelo obligan a aceptar ciertas
importantes restricciones, tales como excluir la narrativa en primera persona del ámbito
que «it would be necessary to accept the counterintuitive conclusion that most fictional
texts fall short of the definition of fiction.»48 (108). Ahora, esa intencionalidad mental no
47
“¿Cambia su estatus cuando se lee en una novela histórica en comparación con cuando se lee en una
biografía (...) Pierde su valor de verdad cuando se integra en una novela?”
48
“Sería necesario aceptar la conclusión contraintuitiva de que la mayoría de los textos de ficción no
cumplen con la definición de ficción.”
121
puede ser reconocida de inmediato, sino, de alguna u otra forma, debe ser comunicada al
considerar que una de las críticas a esta postura, proviene de Kendall Walton, quien
sostiene que la noción de acto de habla simulado es inconsistente para una definición más
general de la ficción. Esto debido al alcance limitado que tiene su aplicación, la que
considerado como un acto de habla). Asimismo, Walton pone en duda la idea de una
que una obra sea ficcional no depende de que se la haya concebido como tal. Schaeffer
sostiene que si aun fuera de esa forma, es «the existence of a shared intention which
explains the fact that the emergence of fictional devices has the cultural and technical
Por otro lado, este tipo de enfoque propuesto reconoce que no operan igual las
ficciones artísticas, de aquellas que están determinadas por las condiciones de verdad del
mundo real (como las narrativas históricas). Esto hace más difícil distinguirlas de las
lo que además profundiza la principal crítica, la cuál es no lograr definir lo que es una
ficción.
Finalmente, para este criterio Schaeffer concluye que «the pragmatic definition
claims that the syntactic status of fiction depends on its formal make-up, its semantic
49
“La existencia de una intención compartida que explica el hecho de que la aparición de dispositivos de
ficción tenga la historia cultural y técnica que tiene.”
122
status on its relationship to reality, but that its status as fiction (or not) depends on the
way the representations implemented by the text are processed or used.»50 (110)
proceso de simulación mental (es decir, una acción imaginativa), aun cuando no toda
simulación logra producir una ficción. Sin embargo, una idea interesante que se nos
plantea es que, siguiendo las propuestas de Ryan, Currie & Ravenscroft, los textos de
ficción como de no-ficción invitan a los lectores y lectoras a imaginar un mundo, a partir
de un proceso de simulación por inmersión narrativa.51 Ahora, una última idea relevante
que nos aporta Schaeffer es poder ampliar la discusión hacia el campo de la visual. En
50
“La definición pragmática afirma que el estatus sintáctico de la ficción depende de su composición
formal, su estatus semántico de su relación con la realidad, pero que su estatus como ficción (o no) depende
del modo en que se procesan o utilizan las representaciones implementadas por el texto.”
51
Para profundizar en el concepto de inmersión narrativa, consultar Ryan, Marie-Laure (2001). Narrative as
Virtual Reality. Immersion and Interactivity in Literature and Electronic Media. Baltimore: Johns Hopkins
UP. Como señala su autora, «For immersion to take place, the text must offer an expanse to be immersed
within, and this expanse, in a blatantly mixed metaphor, is not an ocean but a textual world.» (“Para que la
inmersión tenga lugar, el texto debe ofrecer una extensión en la que sumergirse, y esta extensión, en una
metáfora descaradamente mezclada, no es un océano sino un mundo textual”) (90) Asimismo, este mundo
textual, se compone de cuatro categorías bien reconocibles: «connected set of objects and individuals;
habitable environment; reasonably intelligible totality for external observers; field of activity for its
members.» (“conjunto conectado de objetos e individuos; entorno habitable; totalidad razonablemente
inteligible para los observadores externos; campo de actividad para sus miembros.”) (91)
123
can also be visual (…) The same holds for fiction. Not every fiction is
verbal (paintings can be, and very often are, fictional)52 (100)
narrativa histórica literaria, dado que permitirá dar algunas luces al respecto.
Es innegable que, para tener una comprensión de la idea de una novela gráfica con
temática histórica, debemos tener un punto de anclaje en formas más canonizadas. Entre
estas, una de las más importantes es la llamada Novela Histórica. Para ello, debemos
(1966). Para este autor, el modelo clásico de la denominada Novela Histórica se halla en
la figura de Sir Walter Scott, novelista escocés reconocido por sus diversos escritos
medida que su trabajo excede la pura representación realista del acontecimiento, sino que
sabe dotar de sentido y profundizar en sus diversos personajes. En este sentido, para
Lukács:
la vivencia de los móviles sociales e individuales por los que los hombres
52
“El problema de la distinción entre narrativa de hecho y de ficción debe situarse en su contexto más
amplio. (...) la referencia discursiva no puede reducirse a la referencia narrativa. De manera más general, la
referencia no es necesariamente verbal: también puede ser visual (...) Lo mismo ocurre con la ficción. No
toda ficción es verbal (los cuadros pueden ser, y muy a menudo son, ficticios).”
124
Mientras la narración oficial histórica tiende a concentrarse en los grandes relatos, este
tipo de escritos busca justamente la mirada a aquellos que la misma historia tiende a
silenciar. Será aquel pueblo subexpuesto en el reparto de lo sensible que logra ser
visibilizado a través de la ficción. Para Arfuch, este tipo de textos son la ventana de
oportunidad para darle una nueva forma al trabajo de la memoria. Tal como afirma,
(Memoria )
que adquieren los relatos basados en acontecimientos históricos. De este modo, para
peldaño siguiente en este tipo de relatos. Al respecto, una manera estaría en concebir «la
memoria como paso obligado a la historia» (Arfuch Memoria 77), es decir, el tránsito de
una concepción originalmente individual a una colectiva. Pero el mismo Lukács nos da
una pista esencial, al comprender que «la diversidad de las perspectivas históricas
caracterización.» (440), por lo tanto, para poder concebir otras maneras de pensar la
125
mediación.
pretende discutir el modelo de objetividad asumido por parte del discurso histórico. De
este modo, a través de este ejercicio metaficcional los relatos, «represents not just a world
public experience. The difference between this and the realist logic of reference is that
here that public world is rendered specifically as discourse.»53 (36), con lo cual se vincula
nuevo sentido, cuestión de vital importancia al considerar el impacto que las propias
historias pueden tener. En efecto, tal como señala Antonia Viu, «si la novela histórica se
producidas por este, y si, en cambio, propone nuevas imágenes sobre el pasado, lo hará
sabiendo que las imágenes propuestas también son provisionales y parciales.» (54), por lo
tanto, el ejercicio metaficcional debería ser constante y consciente por parte de autores y
autoras.
53
“Representa no sólo un mundo de ficción, aunque se presente conscientemente como construido, sino
también un mundo de experiencia pública. La diferencia con la lógica realista de la referencia, es que aquí
ese mundo público se presenta específicamente como discurso.”
126
él mismo quien sostenga que, «basta con afirmar que todo aquello que en los escritores
más notables del periodo de transición (…), aparecía como la grave problemática de la
aparición de un nuevo tipo de producciones que darían forma a una “nueva novela
perspectiva, ambos autores creer reconocer ciertas características inherentes a este nuevo
tipo de producciones narrativas ficcionales. Por una parte, Mentón (1999), plantea en su
texto La nueva novela histórica de la América Latina, 1979-1992, que estas novelas que
aspectos asombroso;
anacronismos;
protagonistas ficticios;
5) la intertextualidad;
como disciplina.
crónicas y relaciones.
7. Las modalidades expresivas de la novela histórica son diversas (El recurso a falsas
hiperbólicos o grotescos).
de plantear la idea de una nueva narrativa, con características que son suficientemente
amplias para ser halladas en obras que no pertenecen justamente al corpus presente
planteado por los autores. Del mismo modo, Grützmacher sostiene que
128
Con ello, el autor enfatiza la idea de que las categorías planteadas no sean del todo
generalizantes.
Por su parte Dos Santos apunta a cuestionar estos modelos por dejar afuera las
narrativas de descendientes de africanos, así como los imaginarios que las sustentan. En
que añade “hace falta una estructura interpretativa comparativa y cultural que facilite la
sostenido de las narrativas gráficas con temática histórica en los últimos años no podría
ser asimilado como una novedad, ya que está vinculado, sin dudar, a la propia historia del
cómic que siempre ha visto en el potencial de sus imágenes una posibilidad para la
transmisión de una memoria y una historia. Tal como las recupera Oscar Masotta en La
uno de los padres del cómic, parecen proféticas: «El cuento dibujado con esa doble
debe vencer a otros medios de expresión en tanto puede dirigirse con una actitud
En este sentido, a modo de ejemplo, podemos dar cuenta de solo algunas de tantas
producciones que han abordado la historia en diferentes dimensiones: desde las ficciones
históricas como La rosa de Versalles (2020), de Riyoko Ikeda, o Berlin (2019), de Jason
Lutes; las variadas reconstituciones de la historia presentes en obras como El espíritu del
Caballo; Barefoot Gen. A Cartoon Story of Hiroshima (2005), de Keiji Nakazawa; Todo
bajo el sol (2021), de Ana Penyas; Los surcos del azar (2014) y Regreso al Edén (2020),
de Paco Roca; The Great War: July 1, 1916: the first day of the Battle of the Somme: an
illustrated panorama (2013), de Joe Sacco o C’était la guerre des tranchées: 1914-1918.
gráficas de la memoria, tales como El arte de volar (2009) y El ala rota (2016), de
Jérusalem (2011) de Guy Delisle; In the Shadow of No Towers (2004) y Maus (2009), de
producción sigue siendo abundante, concentrando sus temas en los diversos procesos
políticos conflictivos, las dictaduras y matanzas, entre otras heridas del continente. Aquí
solo algunos ejemplos de obras ya publicadas en los últimos años a lo largo de la región.
130
Para ello, tomé como referencia algunos de los polos de producción más importantes de
- En Argentina:
Perramus: El piloto del olvido; El alma de la ciudad; La isla del guano; Diente por
diente (2016), de Alberto Breccia y Juan Sasturain; Turba (2022), de Laura Cristina
Fernández; Nuda vida (2019), de Lautaro Fiszman; Historietas por la identidad (2015),
Aires (editores); Dear Patagonia: una novela gráfica (2011) y Fueye (2011), de Jorge
González, Tortas fritas de polenta (2014), de Adolfo Bayúgar y Ariel Martinelli; Dora
Varela.
- En Uruguay
- En Perú:
Barbarie: comics sobre violencia política en el Perú, 1985-1990 (2010), Los años del
terror (2016) y Rupay: violencia política en el Perú, 1980-1985: una historia gráfica
- En Colombia:
Sin mascar palabra por los caminos de Tulapas (2018); de Pablo Guerra, Camilo Vieco y
Centro de Memoria Histórica; La Palizua: ustedes no saben cómo ha sido esta lucha
131
(2018), Pablo Guerra y Camilo Aguirre; Los once (2014), de Miguel Jiménez, José Luis
- En Brasil
Angola Janga: uma história de Palmares (2017) y Cumbe (2014), de Marcelo D’ Salete.
- En México:
Poder asesino: novela gráfica interactiva (2016), de Luis Kelly; Septiembre: zona de
desastre (2013), de José Hernández y Fabrizio Mejía Madrid; Grito de victoria (2013), de
Gustavo Mora; Historias de un año cualquiera (2012), de Ric Reyes y Jorge F. Muñoz;
Caminos condenados (2016), Diana Ojeda, Pablo Guerra y Camilo Aguirre; La Lucha: la
historia de Lucha Castro y los derechos humanos en México (2015), de Jon Sack, Adam
Shapiro y Lucha Castro; Vivos se los llevaron: buscando a los 43 de Ayotzinapa (2019),
de Andalusia K. Soloff, Marco Parra y Anahí H. Galaviz; Pancho Villa toma Zacatecas
desarrollado. Sin embargo, más allá de acercamientos desde la ficción o, por el contrario,
que dan cuenta de sus diversas particularidades. Entre ellas, podemos destacar el ya
comentado Disaster drawn: visual witness, comics, and documentary form (2016), de
de Nina Mickwitz; Ethics in the Gutter: Empathy and Historical Fiction in Comics
132
(2017), de Kate Polak; Comics Memory (2018), de Maaheen Ahmed y Benoît Crucifix;
justamente una de las discusiones centrales en torno a las novelas gráficas con temática
dentro del campo de estudio. Elaborado por Gillian Whitlock, esta propone «to draw
attention to the specific conjunctions of visual and verbal text in this genre of
autobiography, and also to the subject positions that narrators negotiate in and through
comics» (966)54. Este concepto es relevante, en la medida que pone el acento en las
formas que la historieta adquiere para poder mediar ante el trabajo de la memoria. Desde
de los hechos (muchos de ellos traumáticos), deberá conciliar su discurso personal con los
embargo, no hay que olvidar que dicho sujeto es parte de un espacio biográfico y, en
narrada 64)
54
“Llamar la atención sobre las conjunciones específicas del texto visual y verbal en este género de
autobiografía, y también sobre las posiciones de sujeto que los narradores negocian en y a través del
cómic.”
133
narrativas gráficas de la memoria, ya que en ese contexto es que la reflexión personal del
sujeto empujada por sus recuerdos pueden adquirir algún sentido. Como lo plantea
sus necesidades y valores.» (20) Para este fin, muchos autores y autoras hacen consciente
este ejercicio dentro de las propias obras, explicitando no solo el acontecimiento mismo
de la memoria, sino las formas en que este le afecta, o como puede darles sentido. Tal
como postula Polak, «this habit of metacommentary on the form also communicated to
readers that the artist was not “merely” illustrating but was actively negotiating
representation and meaning.»55 (3) Ahora, este ejercicio reflexivo está emparentado con
gráficas con temática histórica hacen uso constantemente. Dado este contexto, Polak
historical realities and to question the way in which they are represented.»56 (Polak 4-5)
55
“Este hábito de metacomentario en la forma también comunicaba a los lectores que el artista no se
limitaba a ilustrar, sino que negociaba activamente la representación y el significado.”
56
“Este término pretende recoger -como lo hizo Hutcheon- una serie de estrategias empleadas tanto para
ilustrar las realidades históricas, como para cuestionar la forma en que se representan.”
134
no es nueva ni mucho menos. Es por esto que revisaremos algunas de ellas para dar
Para comenzar, debemos comprender que al margen del gran desarrollo de revistas
historieta, como también de proyectos de cómic sería tardío. Si bien la figura icónica de
Von Pilsener (1906-1907) emerge a inicios de siglo en revista Zig-zag, su modelo aún no
responde a lo que podríamos denominar una historieta moderna. Más cercana a la tira de
humor gráfico, Von Pilsener carece todavía de elementos formales reconocibles, como las
viñetas, siendo más cercano a las primeras publicaciones de cómic a mediados del siglo
XIX. Sin embargo, podemos destacar que a través de sus gags se puede reconocer
costumbrista. No será hasta 1949 en que aparezca Revista Okey, primera publicación
Condorito (1955). Junto a otras revistas dirigidas a públicos infantiles se irá abonando el
terreno para la aparición de algunas propuestas que aborden lo histórico, más allá del
Peneca, El Cabrito o El Colegial. Entre estas están algunos trabajos sobre la historia de
Chile, a partir de textos de Jorge Inostrosa Campos, de quién volveremos a hablar más
tarde. Publicadas en 1964, cuentan con dibujos de Mario Igor, Abel Romero y Manuel
Otro ejemplo que podemos destacar, sin ser propiamente historieta son los
humor gráfico político creada por Jorge “Coke” Delano, que nos permitió ir siguiéndole
apareciendo importantes figuras en diversas áreas del quehacer nacional, dando cuenta
desde el dibujo como era percibida la política en Chile. Finalmente, otro antecedente
importante será la Historia de Chile ilustrada, texto educativo publicado en 1954, el cual
cuenta con ilustraciones de Walterio Millar, y es una de las primeras obras en abordar la
No será sino hasta la década del 60 en que podremos ver los primeros trabajos
algunas de sus historias en Okey. En ella se relatan las peripecias de un grupo de soldados
durante la denominada “Guerra del pacífico”, conflicto armado que involucró a Chile y la
Confederación Perú-Bolivia entre los años 1879 y 1884. Dibujada por Arteaga,
producidos fuera de Chile. En marzo del mismo año aparecerá De la historia de Chile,
creación de Enrique Melcherts, la cual fue una serie de historietas publicadas por
Lautaro.
Una curiosidad dentro de este contexto será Historia gráfica de Chile, manual
educativo que cuenta con dibujos del reconocido dibujante argentino Enrique Breccia.
Con solo una primera edición del año 1970, este texto se ha convertido en una rara avis,
dado el prestigio de su dibujante, pero también por la falta de datos sobre la publicación.
destacar dos de las aventuras del personaje Mampato, quien en historias como “La
reconquista “o “El cruce de los Andes”, nos sitúa de la mano del guion y dibujo de
Themo Lobos, en pleno siglo XIX mientras Chile luchaba por su independencia. También
por Luis Ruiz Tagle, artista especializado en este tipo de relato, concebido como un
chilena.
En paralelo, podemos destacar parte de las revistas publicadas por editorial Zig-
zag, que al ser traspasadas a Editorial nacional Quimantú, modificaron sus contenidos y
Intocable, la cual en 1972 pasa a llamarse El guerrillero, dado que contaría las aventuras
publicación a partir de dicho año. Del mismo modo, El Jinete fantasma paulatinamente
irá mutando a revista El Manque en el año 1972. Dentro de sus páginas podremos
encontrar historias como la del N°222, llamada “Alcohol en el alma”, la cual con guion
de Juan Bley y dibujos de Manuel Soto aborda como contexto la situación de terremotos
en Chile.
En 1977 aparecerá Leyendo a Chile, libro informativo ilustrado con textos del
académico Hugo Montes y dibujos de Lukas, publicado por Editorial Andrés Bello.
Yendo más adelante, el año 1981 encontraremos 1820 serie histórica dibujada por
Fernando Miranda para el suplemento Pocas pecas, del diario El Mercurio. En otra
conmemoración del Quinto centenario del Descubrimiento de América. Cuenta con guion
de Enrique Sánchez Abulí e ilustraciones de Alfonso Font, dos grandes nombres del
QuintoCentenario.
Finalmente, ya en la década del 2000, dos proyectos destacan. Por una parte,
Histocomix, serie publicada el año 2005, con dibujos de Cristián Olivares Salas (Varas) y
Matías Errázuriz Soza en guion, bajo edición de Editorial Florencia Ltda, que en diversos
números abordó importantes personajes y episodios de la historia de Chile. Por otro lado,
está Historia de Chile en cómic, serie publicada el año 2008 en el diario Las Últimas
desde sus albores hasta nuestros días. Contó con un enorme equipo de artistas, entre los
138
que cuentan Francisco Ortega (escritor de algunas de las obras que son parte del catálogo
de novelas gráficas con temática histórica en Chile que propondré), Alejandro Lecaros,
Sebastián Castro (escritor de la serie Los guardianes del sur, que aborda en clave
participaron Javier Bahamonde, Eduardo Bromhbley, Andrés Daza, Karla Díaz, Juan
Esteban del Pino, Sebastián Franchini, Alex López, Mauricio Menares y Sebastián
Valencia.
o mayor o menor extensión en torno a la historia de Chile, sin embargo, ninguno de ellos
(2007), novela gráfica que adapta un cuento del afamado escritor chileno Alberto Fuguet,
Alfaguara, su lanzamiento será concebido como un importante salto para el medio local,
luego de varios años de publicaciones esporádicas y con muy poco impacto a nivel de
lectoría. Este período comprendido desde fines de la década de los ochenta y mediados de
los dos mil, puede ser concebido como una importante laguna, de la cual Road story
vendría a remover las aguas, pero las condiciones del cambio ya estaban dadas de
revista Caleuche (2005), junto a nuevos artistas ingresando a la escena, demuestran que
gráfica que empezará a tomar más fuerza con el transcurso de los años. Tal como señala
Carlos Reyes, autor de Los años de Allende, la aparición de Road story «marcó el
comienzo de algo. Las grandes editoriales notaron que algo nuevo se estaba gestando
sobre las mesas y en las tabletas de dibujo de los artistas gráficos. Road Story se publicitó
como la primera novela gráfica chilena, lo que es cierto en tanto fue la primera que lució
preguntarse entonces cuál sería la primera, pero más aún, si realmente importa establecer
aquel hito fundacional. Ante la incógnita, en su mismo texto se anima a proponer algunas
obras que podrían calzar en ese podio, pero la verdad es que muchas de ellas funcionan
más bien como antecedentes bastante aceptables de lo que será a posterior la aparición de
nuevas obras. Además, habría que considerar ciertas condiciones contextuales que
antecedentes, en un gesto que permita reconstruir cierta historia del cómic chileno. En
fantasía, proyecto creado por el español Antonio Arroyo luego de su salida de la revista
álbum de historietas franco-belga, Arroyo alcanza en 1990 a editar tres libros con autores
Martín Ramírez, recopila gran parte de las aventuras de este curioso personajes marginal;
luego esta Blondi, de Lautaro Parra, que también reúne algunas de las historias
140
Galleguillos (1968-1994), que agrupa pequeñas historias breves de corte surreal, todas
aparecidas en las páginas de Trauko. De todo este grupo, podríamos destacar Checho
López, personaje cuyos episodios fueron serializados durante casi tres años. A diferencia
de las otras obras, en Checho López podemos reconocer una unidad de sentido, lo que
proyecto de novela gráfica en potencia. Será el mismo Ramírez quien el año 2017 vuelva
Por otro lado, tenemos Roma, la Loba (1992), del afamado poeta chileno Enrique
Lihn, quien publica esta historia en el volumen Un cómic, que además cuenta con un
2011, más de diez años después de su lanzamiento original. En este libro, encontraremos
un proyecto complejo y sobrecargado, pero que podría ser considerado dentro de los
En 1992, Editorial Visuales publica Lebbeus Rahn. 1.- llaves y dioses, del
reconocido dibujante Martín Cáceres, en lo que es su primer intento de obra más amplia.
dejando inacabado el proyecto. Por otra parte, podríamos destacar Bilis negra, proyecto
desarrollado por el dibujante Fito manga, con guion de Mario Markus el año 2001, y que
ya más cercanos a nuestro siglo, cuenta con muchas de las condiciones para ser
Mampato, de Themo Lobos o la obra Juan Buscamares (1999), de Félix Vega, a pesar de
totalmente como novelas gráficas, dado que responden más bien a un modelo de
europeo. En conclusión, Road Story debería ser asimilada más que como una piedra
funcional, como una bisagra entre momentos muy efervescentes del cómic chileno, y que
3.2 Criterios de selección: Historia como fuente, Historia como marco, Historia
como proyección
gráfica con temática histórica en Chile, durante el período comprendido entre los años
2008 al 2018. Este segmento temporal seleccionado para el estudio está dado por tres
factores:
- el rango exacto de 10 años permite dar cuenta adecuada de la evolución y cambios que
se han podido generar en el cómic chileno, tomando en consideración que durante una
específicos que se dieron entre la década del 60 al 70 (edad de oro del cómic chileno;
- siguiendo con la idea anterior, luego del impacto mediático de la publicación de Road
editoriales en el mercado del cómic chileno. Desde dicha perspectiva, 2008 se considera
puede ser constatado ya desde 2015 con diversas publicaciones, noticias y columnas que
- más en línea con el segundo propósito de esta investigación, en torno a abordar las
novelas gráficas con temática histórica, en particular aquellas relacionadas con el Golpe
la mitad de su extensión (año 2013), con la conmemoración de los 40 años del quiebre
esperable constatar que, luego de aquella fecha emblemática, en los años venideros
aparecerían obras vinculadas a este acontecimiento y que serían de interés para los
criterios más específicos para la selección del corpus de obras que dan cuenta de hechos
históricos. En particular, se estimó que, dada la relevancia del tema, no serían excluidas
obras de autores y autoras extranjeros, siempre y cuando dichas obras hayan sido
publicadas en el país. Por otro lado, dado que el criterio base de formato es la novela
antologías de relatos, tiras cómicas, etc. Sin embargo, considerando que la definición de
novela gráfica).
- las obras seleccionadas pueden haber sido desarrolladas como un conjunto de relatos, o
incluso publicadas originalmente como serie. Por tanto, serán consideradas siempre y
cuando se respete una unidad de sentido en la publicación como conjunto, aunque serán
estructura global.
las obras a partir de su relación con la historia, porque plantea la inquietud sobre cuándo
realmente estamos frente a una novela gráfica con temática histórica. Desde cierto punto
de vista, todas las obras de ficción y no ficción, a menos que construyan un mundo
totalmente independiente del nuestro (como podría ocurrir en los géneros de la fantasía o,
en algunos casos, la ciencia ficción), deben anclarse a la realidad y, por tanto, hacerse
parte directa o indirectamente de la historia. Bajo dicho argumento, para poder lograr la
clasificación se partió de la premisa de que una obra con temática histórica está lo
decir, está completamente arraigada a su trama. Desde otro punto de vista, son obras en
las cuales, si quitamos el componente histórico, dejan de funcionar como conjunto. Eso
144
también plantea una perspectiva, donde ciertas producciones trabajan desde otros
históricas. Por lo tanto, la clasificación de este corpus de obras se hizo desde una lógica
más flexible, donde el enfoque histórico convive con, por ejemplo, la novela negra, la
podremos ver que el acercamiento a la historia del país se establece a través de tres modos
más menos reconocibles. Siguiendo un poco las ideas de Peter Winn, «la relación entre
historia y memoria es compleja y hasta ambigua, sobre todo cuando los historiadores
escriben acerca de una época que recuerdan personalmente.» (28). En el caso de las y los
autores de cómic nacional, el marco de referencia es mucho más amplio, pero se mantiene
este modo, a través de esta investigación hemos querido trazar una suerte de cartografía
A) Historia como fuente: se consideran de esta manera aquellas obras donde el hecho
este, tanto desde un discurso que se acerca a lo historiográfico, como aquel articulado
desde la memoria. Bajo cierto punto de vista, es un tipo de narrativas donde las tramas
57
Lamentablemente, no tenemos certeza absoluta de la cantidad total de obras editadas en el país, dado que
no existe hasta ahora ningún estudio o registro de este tipo, más aún cuando hay diversidad en los modos o
formatos de publicación. En ese sentido, probablemente obras autogestionadas, como el fanzine, quedan
bajo el radar del conocimiento público. Por otro lado, al ser un país extremadamente centralizado, es muy
habitual que los trabajos realizados en regiones queden relegados o invisibilizados.
145
ficcionales (en el caso de que aparezcan) funcionan solo como excusa argumental para
hilar la continuidad del relato. Por lo tanto, se recurre a los hechos históricos o a la
memoria como una fuente exclusiva para la construcción de dichas obras. Por otro lado,
consideradas de este modo tanto si son relatos factuales como no factuales. En ese
Dentro este primer grupo particular de narraciones gráficas podemos nombrar Los
años de Allende (2015), de Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta; El golpe. El pueblo 1970-
1973 (2014), de Nicolás Cruz y Quique Palomo; Historias Clandestinas (2014), de Ariel
y Sol Rojas Lizana, entre otras, las cuales abordarán desde diferentes momentos y
el presente actual, pero siempre desde la lógica de la ficción. Por su parte, Historias
Clandestinas, se acerca más al relato testimonial, que se gesta desde los propios autores,
quienes fueron también testigos presenciales de lo que ocurrió dentro de su propio hogar.
También podemos sumar a este grupo Santa María, 1907 (la marcha ha
comenzado) (2014) de Pedro Prado, la cual reconstruye lo que fue la primera parte del
trabajadores del salitre y sus familias fueron asesinados al interior de una escuela a
146
comienzos del siglo XX, producto de reclamos por mejoras salariales. El pulso histórico de
los movimientos sociales también es graficado en Lota, 1960. La huelga larga del carbón
(2015) de Alexis Figueroa y Claudio Romo en guion, e Ibi Diaz, Elisa Echeverría, Vicho
Plaza, Fabian Rivas, Christian Mallea y Francisco Muñoz en el dibujo, una obra que a
través de diversos relatos (en variados registros) va acercándonos a la huelga larga de los
mineros del carbón en el sur de Chile durante la década del sesenta, y en donde la variedad
de narraciones lo vincula desde una gesta de carácter épico hasta el relato de memoria.
Finalmente, podemos nombrar una obra que se acerca a la temática de los pueblos
construyen un relato basado en el rapto de indígenas del extremo sur, y que fueron traslados
a Europa para ser exhibidos en “zoológicos humanos”. Es importante tener en cuenta que,
para todo este grupo de obras, las relaciones entre la historia y memoria están muy
B) Historia como fuente: En este segundo grupo dentro del mapa de la producción actual,
ubicaremos los relatos gráficos en donde la historia actúa como marco de las narraciones,
autoras someten los recuerdos reconstruidos y los propios relatos a un enfoque crítico. La
construye esta. Sin embargo, sin dicho acontecimiento ficcional, no hay trama. El hecho
histórico funciona como disparador de los hechos, y luego asume lugar como
“escenografía”.
Podemos señalar en esta clasificación, la saga de El viudo (2014; 2016), creada por
de las calles, a la manera del clásico “The spirit” de Will Eisner, quien peleará contra casos
que involucran a políticos y hombres corruptos en el poder, todo en clave de relato noir o
novela negra. Ambientada en plenos años cincuenta, la obra está plagada de referencias a
complementa con una suerte de glosario de elementos históricos que son integrados como
guiños al interior del relato, de tal manera de situar al lector o lectora en el período
específico.
También dentro de esta misma línea de obras que adopta la historia como marco de
sus relatos, encontramos otra serie de novelas gráficas llamada La senda del errante (2015;
2016; 2017), de Germán Valenzuela junto a Daniel Jiménez, Cristián Pérez Bolton, Javier
Bahamonde, Alonso Molina, Carlos Urquieta, Fabián Sáez, Danny Jiménez, Luis Inzunza,
Claudio Muñoz, para cada uno de los capítulos que reúne esta saga, la cual sigue las
andanzas de un vengador anónimo quien pretende castigar a todos los culpables de los
desde el pasado traumático del protagonista hasta décadas posteriores, donde va eliminando
Por último, tenemos la premiada Mocha Dick (2012) de Francisco Ortega y Gonzalo
Martínez, obra que, basándose en el mito de la gran ballena blanca de la Isla Mocha, en el
sur de Chile, construye un relato de aventuras clásico a la usanza de las historias de Julio
Verne o Robert Louis Stevenson, en donde dos jóvenes (un norteamericano y un mapuche)
intentarán salvar a los cetáceos de la depredación de la industria ballenera del siglo XIX.
148
los últimos años en Chile, y que constituyen aquellas que adoptan la historia como una
ficcionales que son más bien lecturas posibles de la historia, particularmente, ucronías y
Dentro de estas podemos encontrar, Policía del Karma (2010) de Jorge Baradit y
Martín Cáceres; 1899, cuando los tiempos chocan (2011) y 1959 (2018), de Francisco
Nuke, la ciudad salvaje (2016), de Gonzalo Oyanedel y Ximena Rodríguez, las cuales
desde sus propios frentes van construyendo particulares lecturas del país en sus propuestas,
de la historia de Chile. A estas obras se le suman otras que también, en menor grado, operan
como propuestas que desde el ámbito de la ciencia ficción o lo fantástico articulan una
lectura de la historia nacional. Entre ellas, la inconclusa E-dem, gran trabajo autoral de
Considerando este modelo de clasificación, entenderemos que cada una de estas tres
los narradores está en relación a su participación en la diégesis, del mismo modo, los relatos
podrán ser clasificados según su acercamiento a la fuente histórica, tal como explica el
esquema (fig.5). En este sentido, los relatos que toman la historia como fuente, se ubican
al centro dado que están más cerca del campo histórico. Del mismo modo, las narraciones
149
que trabajen la historia como marco, estarán más lejanas de la fuente y se encontrarán más
cerca de la construcción de narrativas sin base en lo histórico. Finalmente, los relatos que
toman la historia como proyección, simplemente se dirigen en otra dirección donde se ubica
Fig.5 Esquema para la comprensión de la clasificación según posición en relación al discurso historiográfico
relato factual y el relato ficcional y las formas en que las obras se despliegan entre esos dos
generar un procedimiento de clasificación más específico para las novelas gráficas con
temática histórica. De este modo, las organizaremos bajo dos grandes criterios: su posición
de publicaciones hechas en Chile durante diez años, es muy plausible que alguna obra no
haya sido considerada y, por lo tanto, quedé fuera de la selección, pero se intentó hacer
6. 1899, cuando los tiempos chocan (2011), de Francisco Ortega (guion) y Nelson Daniel
(dibujo)
7. Mocha Dick (2012), de Francisco Ortega (guion) y Gonzalo Martínez (dibujo)
8. Vara Rapa Nui, El hundimiento de Hiva (2012) de Bernardita Labourdette (guion) e
Ismael Hernández (dibujo)
9. Anomalía (2012), de Elisa Echeverría
10. E- dem: La conspiración de la vida eterna: Desarraigo (2012), de Cristián Montes Lynch
11. El Origen, infortunios y maravillas en la guerra de Arauco (2012), de Daniel Benavides
(guion) y Rodrigo Elgueta (dibujo)
12. Vara Rapa Nui, Luces y sombras (2013) de Bernardita Labourdette (guion) e Ismael
Hernández (dibujo)
13. Las sinaventuras de Jaime Pardo (2013), de Vicente Plaza
14. Isla de los muertos, dos versiones para una historia (2013), de Cristóbal Florín (guion) y
Rodolfo Aedo (dibujo)
15. Dibujos por madera (2013), de Edmundo Browne
16. Santa María 1907, la marcha ha comenzado (2014) de Pedro Prado
17. Tricentenario (2014) de Enzo Nicolini (guion) y Claudio Bergamin (dibujo)
18. Las Aventuras de O’higgins en Europa (2014), de Erick Milla (guion) y Claudio Muñoz,
Maycols Alfaro (dibujo)
19. Historias clandestinas (2014), de Sol Rojas Lizana (guion) y Ariel Rojas Lizana (dibujo)
20. Catrileo (2014), de Claudio Castañeda (guion) y Tomás Fernández (dibujo)
21. El Golpe, el pueblo 1970-1973 (2014), de Nicolás Cruz (guion) y Quique Palomo
(dibujo)
22. El viudo, La cueca del manco (2014), Gonzalo Oyanedel (guion), Rodrigo Campos y Juan
Márquez (dibujo), Cristian Docolomansky (tintas)
23. Pueblo hundido, rescatando una historia (2014), de Maycols Alfaro (guion) y Juan
Márquez (dibujo)
24. Martin, amanecer de gloria (2015), de Carlos Palma Cruchaga
25. Los años de Allende (2015), de Carlos Reyes (guion) y Rodrigo Elgueta (dibujo)
26. Lota 1960, La huelga larga del carbón (2015) , de Alexis Figueroa (guion) y Claudio
Romo, Ibi Diaz, Elisa Echeverría, Vicho Plaza, Fabian Rivas, Christian Mallea, Francisco
Muñoz (dibujo)
27. La senda del errante, Confesor (2015), de Germán Valenzuela (guion) y Daniel Jiménez,
Cristián Pérez Bolton, Javier Bahamonde, Alonso Molina (dibujo)
152
28. Justo, una espada contra el imperio (2015), de Ángel Bernier (guion) y Sergio Quijada
(dibujo)
29. Vara Rapa Nui, El ocaso (2016), Bernardita Labourdette (guion) y Fernando Pinto
(dibujo)
30. Placilla, la última batalla (2016), de Galvarino Ibaceta
31. Nuke, La ciudad salvaje (2016), de Gonzalo Oyanedel (guion) y Ximena Rodríguez
(dibujo)
32. La senda del errante, Pecados (2016) Germán Valenzuela, Carlos Urquieta, Fabián Sáez,
Danny Jiménez, Luis Inzunza, Sebastián Lizana, Cristián Docolomansky (dibujo)
33. El viudo, Las coplas del diablo (2016), Gonzalo Oyanedel (guion) y Juan Márquez
(dibujo)
34. ¡Ese maldito Allende! (2016), de Olivier Bras (guion) y Jorge González (dibujo)
35. La senda del errante, Calvario (2017), de Germán Valenzuela (guion) y Gaspar Ortega
Sepúlveda, Jaime Castro, Claudio Muñoz, Danny Jiménez, Cristián Docolomansky
(dibujo)
36. Anticristo (2017), de Javier Rodríguez
37. Capitán Garra 2, Morirás en la frontera (2017), de José Gai
38. Celeste Buenaventura, La leyenda de La Quintrala (2017), Marco Rauch (guion) y
Rodrigo López (dibujo)
39. El Cardenal (2017), de Kote Carvajal (guion) y Luis Inzunza (dibujo)
40. Donde se termina la tierra. Chile: 1948 - 1970 (2017), de Désirée Frappier (guion) y
Alain Frappier (dibujo)
41. Operación Chile, historia secreta de la dictadura en comic (2017) de Juan Vásquez
42. Adam Kayser, De máquinas y dinosaurios (2018), de Ángel Bernier (guion) y Jaime
Castro (dibujo)
43. 1959, metahulla 2 (2018), de Francisco Ortega (guion) y Nelson Daniel (dibujo)
44. Mi vida como inmigrante en Chile (2018), de Francisco Javier Olea
45. Visiones de Noska (2018), de Sebastián González
46. Fuentealba 1973 (2018), de Ricardo Fuentealba Rivera
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Puede apreciarse, que tal como se comentó durante los capítulos previos, la producción de
constante. Por otro lado, veremos que justamente el año 2013 supone un crecimiento del
número de las obras, lo que podría explicarse como una suerte de “explosión de la
tan traumático como el Golpe de Estado de1973. En efecto, hasta 2013, 15 fueron las
obras publicadas, mientras que hacia adelante se duplica el número, llegando a 31.
muestra en líneas generales la clasificación de las obras según los diversos géneros que
abordan. Hay casos donde un texto aborda más de un género, pero se consideró el
3. Policía del karma (2010), de Jorge Baradit (guion) y Martín Cáceres (dibujos)
154
6. 1899, cuando los tiempos chocan (2011), de Francisco Ortega (guion) y Nelson Daniel
(dibujo)
10. E- dem: La conspiración de la vida eterna: Desarraigo (2012), de Cristián Montes Lynch
12. Vara Rapa Nui, Luces y sombras (2013) de Bernardita Labourdette (guion) e Ismael
Hernández (dibujo)
14. Isla de los muertos, dos versiones para una historia (2013), de Cristóbal Florín (guion) y
18. Las Aventuras de O’higgins en Europa (2014), de Erick Milla (guion) y Claudio Muñoz,
19. Historias clandestinas (2014), de Sol Rojas Lizana (guion) y Ariel Rojas Lizana (dibujo)
21. El Golpe, el pueblo 1970-1973 (2014), de Nicolás Cruz (guion) y Quique Palomo
(dibujo)
155
22. El viudo, La cueca del manco (2014), Gonzalo Oyanedel (guion), Rodrigo Campos y Juan
23. Pueblo hundido, rescatando una historia (2014), de Maycols Alfaro (guion) y Juan
Márquez (dibujo)
25. Los años de Allende (2015), de Carlos Reyes (guion) y Rodrigo Elgueta (dibujo)
26. Lota 1960, La huelga larga del carbón (2015) , de Alexis Figueroa (guion) y Claudio
Romo, Ibi Diaz, Elisa Echeverría, Vicho Plaza, Fabian Rivas, Christian Mallea, Francisco
Muñoz (dibujo)
27. La senda del errante, Confesor (2015), de Germán Valenzuela (guion) y Daniel Jiménez,
28. Justo, una espada contra el imperio (2015), de Ángel Bernier (guion) y Sergio Quijada
(dibujo)
29. Vara Rapa Nui, El ocaso (2016), Bernardita Labourdette (guion) y Fernando Pinto
(dibujo)
31. Nuke, La ciudad salvaje (2016), de Gonzalo Oyanedel (guion) y Ximena Rodríguez
(dibujo)
32. La senda del errante, Pecados (2016) Germán Valenzuela, Carlos Urquieta, Fabián Sáez,
33. El viudo, Las coplas del diablo (2016), Gonzalo Oyanedel (guion) y Juan Márquez
(dibujo)
34. ¡Ese maldito Allende! (2016), de Olivier Bras (guion) y Jorge González (dibujo)
35. La senda del errante, Calvario (2017), de Germán Valenzuela (guion) y Gaspar Ortega
(dibujo)
156
40. Donde se termina la tierra. Chile: 1948 - 1970 (2017), de Désirée Frappier (guion) y
41. Operación Chile, historia secreta de la dictadura en comic (2017) de Juan Vásquez
42. Adam Kayser, De máquinas y dinosaurios (2018), de Ángel Bernier (guion) y Jaime
Castro (dibujo)
43. 1959, metahulla 2 (2018), de Francisco Ortega (guion) y Nelson Daniel (dibujo)
En la tabla puede apreciarse que el mayor número de obras está abordando la historia
desde la ficción documental, es decir, son obras con la historia como fuente, y desde ahí
articulan ficciones que puedan exponer, explicar o discutir los hechos históricos. Sin
embargo, también llama la atención la ciencia ficción, que en una vertiente más distópica
tiene un buen número de obras publicadas. Una explicación posible, es que este tipo de
relatos de ficción especulativa son una forma de poner bajo el ojo crítico nuestra historia,
y desde ahí proponen una línea alternativa a los acontecimientos, donde el “¿qué habría
ocurrido/ocurriría sí?” se vuelve el motor de una lectura reflexiva del devenir histórico
el acercamiento desde la memoria factual es menos presente. Habría que ver si al cruzar
estos datos con la producción hecha por mujeres, donde la autobiografía, la autoficción o
el relato de memoria tiende a tener más presencia, modifican los números totales.
conmemoración de los cuarenta años del Golpe de Estado en Chile en todo el ámbito de
asociados directamente, sino en una preocupación por la memoria histórica del país.
Como si al revisar la herida del golpe, nos hubiéramos dado cuenta de que teníamos otras
lugar sino también la propia experiencia que suscitan. Sin embargo, una vez más,
158
(memoria 85)
En ese sentido, lo suscitado por la conmemoración del Golpe, empujó a diversos autores y
autoras nacionales a buscar formas de recuperar una historia que no estaba siendo
considerada, y que requería ser contada, abordada desde nuevas imágenes. Desde esta
perspectiva, es que es pertinente mostrar como diversas obras sirven de ejemplo de este
tipo de producciones. Una revisión suscinta de sus formas, nos permite desplegar a su vez
diversos aspectos para el análisis, y que sirven además de contexto para la revisión que
Pedro Prado. Publicada en 2015, la obra es parte de un proyecto más amplio que aún no
se encuentra terminado, pero está en desarrollo por parte de su autor. Basada en la novela
Santa María de las flores negras de Hernán Rivera Letelier, el texto reconstruye
1907, al norte del país. En este primer volumen, su autor aborda únicamente la marcha de
los trabajadores y sus familias desde las oficinas salitreras hacia la ciudad de Iquique,
como una forma de reclamo por mejoras salariales. La segunda parte —todavía no
donde fueron alojados por las autoridades locales, un día 21 de diciembre de 1907.
referentes previos (incluso de la novela en que se basa), tales como la reconocida Cantata
de Santa María de Iquique (1969), escrita por Luis Advis y musicalizada por Quilapayun,
uno de los grupos musicales más reconocidos de la Nueva canción chilena58. En ella, el
drama humano de los mineros termina sirviendo como modelo de una épica obrera (a
protesta y búsqueda de dignidad, pero, a su vez, quiere remarcar el brutal despliegue del
poder político y económico. Por su parte, Prado prefiere centrar su relato en las relaciones
en este hecho histórico y, de este modo, poder acentuar lo que será la tragedia futura, de
la cual ni siquiera son conscientes (Fig.9). Este particular enfoque de los personajes la
58
Según consigna el sitio “Memoria Chilena” la Nueva Canción Chilena, «constituyó un movimiento
masivo de renovación folclórica, donde la tradición se nutrió de innovaciones musicales. Tras el golpe de
Estado de 1973, siguió desarrollándose en el extranjero debido al exilio de muchos de sus intérpretes.» Con
fuerte raigambre política, desde la década de los sesenta se desarrolló este movimiento musical, pero
también social. Entre sus nombres importantes encontramos a Víctor Jara, Inti Illimani, Patricio Manns,
entre otros cultores.
160
Aun cuando el enfoque de la obra intenta enfatizar el lado humano de sus emociones,
Prado opta por animalizar a sus personajes, procedimiento expresivo ya utilizado por Art
Spiegelman en Maus. Para ello, hay una selección específica de las imágenes, las cuales
derivan de ciertas construcciones ideológicas y que pueden dar pie, por ejemplo, a la
nortino, serán la imagen para representar a los trabajadores y sus familias, mientras
terratenientes. Este aspecto es muy importante, porque en ella hay una decisión que no es
sólo estética, sino también política. Es por esto que muchas veces debemos recurrir a la
propia voz de los participantes de los hechos acontecidos para comprender sus
En este sentido, podemos comprender que Prado es muy consciente del reparto de lo
empático del lector o lectora, pero también alejarse de las imágenes sobreexpuestas del
hecho. Este particular proceso subraya el valor de la narrativa —en este caso gráfica— al
tramado histórico y la disputa por una cierta verdad histórica (parte de la polémica por el
desde una matriz ideológica que pone en el centro del discurso al trabajador pampino, y
se contrarresta con el abuso patronal de las grandes empresas explotadoras del salitre
(Fig.11).
Por otra parte, más allá del proceso histórico en su conjunto, lo que se quiere poner en el
expectativa de un posible cambio político/social, sino desde una arista humana que se
y su violencia con el drama humano más elemental. De ahí que los héroes de Iquique ya
no serán los de aquel mítico combate en el Pacífico, sino los obreros masacrados en la
ciudad. Será el mismo autor quien enfatiza esta idea en el inicio de su obra: “Dedicada a
Tal es el caso de Lota, 1960. La huelga larga del carbón, la cual lograr establecer
diferentes modos de mediar el mismo fenómeno histórico social. Publicada en 2014, con
guion de Alexis Figueroa y dibujos de Claudio Romo (“Nadie”), Ibi Díaz (“Memoria”.),
Francisco Muñoz (“Lota 2018”), esta novela gráfica está conformada por 6 relatos que
reconstituyen la huelga efectuada por los mineros del carbón en Lota durante el año 1960,
y que fue interrumpida por el histórico terremoto que afectó a Chile el mismo año.
Al igual que Santa María 1907, podemos rastrear una serie de referencias previas
conformada por seis historias bien diferenciadas, genera diversos acercamientos al hecho
factual, incluso creando proyecciones distópicas de este. De este modo, los diversos
estilos gráficos que aportan sus dibujantes tienen por objeto poder ampliar la
carácter plural que pueda constituir, a posteriori, una suerte de macrorrelato acerca de la
Las seis crónicas que conforman esta obra se muestran en una alternancia de
memorias, que permiten leer, a su vez, el fenómeno histórico que se intenta representar.
Como plantea Nestor García Canclini (1990), «¿No es una evidencia de la distancia entre
una óptica de la memoria. Para este fin, Alexis Figueroa en su guion tuvo que realizar una
164
mineros, sino de las familias, niños, niñas y mujeres que también fueron parte de dicha
historia. El choque entre un discurso desde la historia y otro desde la memoria será
proponer una mirada divergente frente a los discursos oficiales que se construyen e
heroica del minero a la que nos tienen acostumbrados, sino que también las
Es así que la obra se constituye como un friso testimonial, un cúmulo de memorias que
aprovecha la condición paradójica de fragmento y unidad del cómic para poder constituir
un relato coherente. No olvidemos que, como indica Hall, « (…) Language does not work
estuvieron, en un llamado a no olvidar lo que ocurrió. Para ello, la obra hace utilización
59
“El lenguaje no funciona como un espejo. El significado se produce dentro del lenguaje, en y a través de
varios sistemas de representación.”
165
Fig.12 Estas familias no accedían al lenguaje verbal, pero la memoria, la imagen de una identidad popular,
no se pierde.
la huelga (habitual en nombres como Luis Albornoz o los hermanos Larrea), y que se
constituye como el relato de la épica obrera. Al igual que en Santa María de Prado, acá el
modo, este capítulo lee el esfuerzo del obrero como una cualidad, tal cual lo era el
agricultor del lejano Hesíodo y, por tanto, asume ahora al minero del siglo XX como un
Fig.13 Artistas y obreros en una misma imagen. El sacrificio de la huelga devenido en una fiesta popular.
El mismo Claudio Romo (2016), dibujante de uno de los relatos y principal colaborador
de Figueroa, señala:
conjunto, puede configurar el todo del sentido de la obra, entonces cada relato de este
texto sirve para leer desde variados puntos de vista la huelga del carbón. Por tanto, no
167
la épica proletaria, sino que también decide proyectar al futuro el fracaso de todo un
movimiento, o enfatizar que los procesos no son solo llevados a cabo por los obreros, sino
Fig.14 En “Viaje”, podemos ver el apoyo de los círculos familiares de los trabajadores.
estar presente la consideración del destino social de las imágenes, cómo estas se insertan
realidades futuras y posibles). Pero estas imágenes provienen de sus mismos individuos,
lo que son a través de sus memorias, y que permite articular un discurso del que se
visuales (23).
Es ahí donde, como plantea Didi Huberman (2014), se establece el juego entre la
reposicionamiento del hecho que ha sido silenciado y que ahora es develado a través de
las imágenes. De este modo, en cada una de las historias presentadas en este trabajo se
nos abre siempre una nueva perspectiva para comprender que, en este caso específico, los
movimientos sociales son mucho más que mejoras en las condiciones de vida de las
ejemplo, cuando sus autores-as deciden contar una historia situada en el pasado, también
proyectan cómo los deseos de una generación pasada de trabajadores pueden verse
nunca resuenan las palabras en la misma obra: «Sé leer. Y escribir. Y recuerdo para
como primera parte de una obra mayor durante el año 2014 (la cual ha quedado
inconclusa de momento), esta novela gráfica escrita por Nicolás Cruz e ilustrada por
golpe de Estado de 1973. Para este fin se servirá no solo de ilustraciones propiamente tal,
sino que también insertará algunas imágenes de archivo, como fotografías de la época, las
que se irán mezclando con los dibujos para ir enfatizando la idea de la posibilidad de un
169
doble efecto de recorte o selección, dado que son los autores quienes deciden que
fotografías son pertinentes de ser incorporadas, en qué momento, y bajo cuáles razones.
interesante que la obra arranque no desde el pasado, sino desde el presente. Veremos una
protesta estudiantil en pleno conflicto “pingüino”60 del 2011, donde además se hará énfasis
en el actuar represivo de las fuerzas policiales y que será destacado tanto por la prensa,
como por figuras relevantes de aquel momento como Camila Vallejos, presidenta de la
Como resultado de las manifestaciones, una joven de nombre Paula Quezada se verá
arrestada junto a otros compañeros y compañeras. Esta situación en particular llevará a que
y relacione lo ocurrido con lo sucedido casi 40 años atrás. No es de extrañar que este hecho
60
La llamada revolución pingüina es el nombre dado a dos procesos de movilización estudiantil producidos
durante el año 2007 y 2011 respectivamente. En ella, sectores de estudiantes secundarios y universitarios, se
movilizaron por mejoras en los sistemas de financiamiento y las condiciones educativas en el país. De este
contexto emergen importantes autoridades de la actualidad, como Gabriel Boric, Presidente de la República
de Chile; Giorgio Jackson, Ministro Secretario General de la Presidencia; y Camila Vallejo, ministra
Secretaria General de Gobierno, quien aparece como estudiante en la novela gráfica. El término “pingüino”
alude a la similitud del pelaje de estas aves, con la vestimenta tradicional formal de los y las estudiantes
secundarios en Chile.
170
oscuro y altamente violento, y que, por ejemplo, fue un tema central en las movilizaciones
del año 2019. Tal como señalamos al inicio, la angustia producida por la represión se
memoria para hacer una relectura de lo pasado. Como señala Alexander Wilde:
(35)
Es por eso que basta que una hija sea detenida por la policía durante una manifestación para
que afloren todos los recuerdos de aquel período. Cuando esto ocurre regresamos al
los discursos en apoyo y en rechazo al posible gobierno de Allende marcan la pauta social
Por otra parte, las imágenes tienden a escenificar desde las viñetas los diversos
los hechos acontecidos. Es importante señalar que, aun cuando podemos reconocer un
esfuerzo por recrear de una manera más menos fidedigna el período retratado, el discurso
En paralelo con los hechos propiamente históricos, el relato construye una ficción a
partir del recuerdo de este padre del presente, y que de joven fue testigo presencial de los
Allende (y la gran expectativa social que esta votación generaba en distintos bandos
políticos), el atentado contra el general Schneider, la premiación del Nobel de Neruda, entre
otros. Así sabremos que la madre de este joven del pasado era socialista y trabajaba en el
servicio de salud pública, y que el padre era adherente de Allende. También veremos como
Pero aquel momento de ideal social pronto se verá cruzado por la polarización que
comenzará a sufrir el país. Grupos radicales de extrema derecha como Patria y Libertad se
escenario ideal para la efervescencia política. Mientras el relato avanza, crece la tensión
paros irán mermando el avance del gobierno, y paralelamente podremos seguir las acciones
61
Las poblaciones “callampa” fueron asentamientos, en su mayoría ilegales, que me emergieron con gran
fuerza durante la década del sesenta. Su nombre alude a la forma de las casas, como también a la facilidad
con que los terrenos iban siendo ocupados por los pobladores y pobladores, como si se tratara de hongos
emergiendo desde la humedad.
172
de Julio y sus vecinos, quienes no solamente son espectadores de los hechos, sino que
también son actores en el desarrollo del devenir social y político del país.
Las últimas páginas de esta novela gráfica volcarán su centro en los textos,
destacando las palabras del presidente Allende mientras estaba siendo víctima del Golpe
bombardeo a La Moneda, e imágenes del saqueo a la casa del primer mandatario. Luego de
esto el miedo y la represión, el ocultar las pruebas de cualquier vinculación con el gobierno,
y los primeros días de la Junta militar. Por otro lado, la madre del protagonista será obligada
acciones de los militares en los primeros meses post-golpe. Esta situación se verá agravada
cuando la mujer entre en un colapso nervioso producto del horror del cual ella es testigo, y
en que ve a jóvenes como sus hijos destrozados por las balas, pero también comprende que
que ya no será. La última escena de la obra será altamente simbólica. Una imagen del
mítico partido contra la URSS, que lleva a Chile a clasificar al mundial sin jugar contra su
rival.62
Es interesante ver que, a pesar de las citas explícitas a la historia, o del afán de
autores tomen partido y que finalmente propongan la obra no sólo como el auge y caída de
siempre querremos soñar nuevamente. Sin embargo, esta obra no deja de tener algunos
62
Este partido y su contexto es abordado en profundidad en Silencio en el estadio (2022), de Rodolfo Aedo
y Álvaro Soffia, obra recientemente editada.
173
visualizar el impacto del trauma histórico, en el juego entre pasado-presente que propone,
la cual se hace pesada en su lectura y, por otro lado, todo el ámbito visual se resiente al
año 2014, escrita por Sol Rojas Lizana e ilustrada por su hermano, Ariel Rojas Lizana. A
diferencia de los ejemplos anteriores, aquí se nos presenta un relato que no solamente toma
como referencia directa los hechos históricos que condujeron al Golpe de Estado, sino que
siendo actores y testigos presenciales de una sociedad en dictadura. Por lo tanto, nos
encontramos en uno de los pocos casos de narraciones autobiográficas sobre el Golpe que
podemos hallar.
y todo aquello que existía se vuelve un recuerdo, un sueño roto, pero la Historia de Chile
no son sólo las grandes crónicas de los libros, sino también los relatos familiares que cruzan
historias mínimas que dan forma y sentido a un proceso que todavía no logra cerrarse.
Esta generación, que en aquel período era niñez, también tiene una perspectiva de los
los otros, los adultos libran las luchas y construyen la sociedad. Esa mirada al pasado se va
a situar precisamente desde el lugar en donde nos ubicamos en aquel momento, y en este
Habiendo sido menores de edad, con 10 y 14 años en aquellos días, estos hermanos
construyen esta novela gráfica desde el presente como una manera de manifestar las voces
de los que hablaron (y no hablaron) en ese momento. De aquel modo, este relato
autobiográfico, por más subjetivo que pueda considerarse, sigue teniendo un grado
consignar una memoria que vivió y sintió los hechos. Estas voces tomarán partido, porque
aquí la idea no es comprender las razones del trauma, sino situarnos en el espacio de lo
íntimo.
lector sobre la Unidad popular y su ascenso al poder, desde donde, al igual que en El Golpe,
utópico de bienestar. Este sueño de país luego será arrasado por el levantamiento militar, y
las imágenes que aquí cobran mayor preponderancia tienden a escenificar la zona del
desastre. Con ello vendrá la represión y la persecución política, los cambios radicales en
las formas de ver y vivenciar la realidad (que trae reminisciencias a los relatos iniciales en
sub-expuesto.
También sabremos de Verónica y Ernesto, joven pareja que pretendía alojar una
semana en casa de los niños, pero se termina quedando diez años (en el anonimato),
producto del convulsionado momento que se vivía. Ernesto era el líder del MIR
Finalmente, la llegada de esta pareja alterará las relaciones internas familiares, y llevará a
panfleto político autogestionado en la clandestinidad, será armado durante los días en que
esta pareja se oculta en la casa. Al igual que en Maus de Spiegelman, sus autores nos
mostrarán visualmente los diversos métodos que fueron utilizados para ocultarse de las
fuerzas militares y civiles del gobierno, añadiendo un matiz de documento histórico sobre
las acciones individuales realizadas para sobrevivir en este nuevo status quo.
se cavan subterráneos y se traslada a los líderes ocultos. La sociedad sigue avanzando y los
cambios se profundizan, pero este relato pretende mostrarnos que los hechos mínimos, las
historias individuales también generan grandes crónicas. Es así que todo aquel accionar en
las sombras, con el correr de los años, irá aflorando con mayor fuerza; las protestas y
Dictadura seguirán presentes en los años venideros a través del modelo económico y social
que el país heredará, en las desigualdades que se observan a diario y que han conducido a
una sociedad individualista y con miedo. El desafío que propone la obra es mirar al pasado,
ver los sueños e ideales que se han roto para cuestionar lo que somos ahora, para
reconstruirnos. Como indica Peter Winn «El pasado puede estar presente, pero el estudio
cambio político en el país, es que adquiere una renovada dimensión, vuelve a hablarnos
desde sus imágenes y lo que era clandestino toma sentido en la realidad nuevamente.
afloraron con la conmemoración del Golpe de Estado, pero también como una
embargo, este impacto en las producciones gráficas no es único, sino que es parte de un
revisar los propios traumas nacionales. Tal como afirma Gilda Waldman63 «Chile vivió
una irrupción memorística mucho más amplia y significativa que la que pudo haberse
63
A través de este artículo se puede acceder a una revisión exhaustiva de los antecedentes de la
conmemoración de los 40 años, así como de las características particulares de dicho aniversario.
177
actos conmemorativos desde distintos sectores de la sociedad, tal como lo consigna una
nota de El Mostrador, denominada “Así conmemoró Chile los 40 años del Golpe de
día 11 de septiembre. Al igual que el eslogan del estallido social del 2019, “no son 30
fue gestando en diversos espacios culturales y sociales. Es por esto que, para dar
contexto a dicha pulsión por la memoria histórica, daremos cuenta de algunas de las
temporal de los hechos (y las memorias), no se limitó la revisión al año 2013, sino que
se amplió a los dos años previos y los dos posteriores, y organizadas por diversos tipos
que, habiendo sido realizadas en años previos, fueron reeditadas justamente en aquel
pretende dar cuenta de algunas de tantas creaciones que emergieron hacia y desde la
conmemoración del Golpe de Estado, y que van en paralelo a las novelas gráficas
Documentales
178
Balmes, el doble exilio de la pintura (2012), de Pablo Trujillo; Pena de muerte (2012),
de Tevo Díaz; Buschmann, Comunista con el favor de Dios (2014), de Gloria Laso;
Escapes de gas (2014), de Bruno Salas; El botón de nácar (2015), de Patricio Guzmán;
Allende mi abuelo Allende (2015), Marcia Tambutti Allende; Chicago Boys (2015), de
Sebastián Moreno.
Series de TV
Los 80 (2008-2014); Los archivos del cardenal (2011-2014); Ecos del desierto (2013);
Una historia necesaria (2017); Mary & Mike (2018); Héroes invisibles (2020).
Películas
de perro (2013) Fernando Guzzoni; Cirqo (2013), de Orlando Lübbert; El tío (2013),
Obras literarias/ficción
(2013), de Nona Fernández; Chilean electric, (2015), de Nona Fernández; No hay que
Investigaciones periodísticas/académicas
179
archivos del cardenal: casos reales (2011), de Andrea Insunza y Javier Ortega
(editores); Las letras del horror, tomo I: la DINA (2011), de Manuel Salazar; Las letras
del horror, tomo II: la CNI (2012), de Manuel Salazar; La conjura: los mil y un días
del golpe (2012), de Mónica González; La danza de los cuervos. El destino final de los
trampa (Historia de una infiltración) (2012), de Víctor Cofré; Golpe 1973 – 2013
secreta de los crímenes en la FACH contra Bachelet y otros (2002, versión revisada
Marras; El despertar de los cuervos. Tejas Verdes, el origen del exterminio en Chile
Juan Cristóbal Peña; Golpe. 11 de septiembre de 1973. Las 24 Horas Más Dramáticas
del Siglo 20 (2013), de Ascanio Cavallo, y Margarita Serrano; Ecos mundiales del
Pinochet (2013), de Pamela Constable y Arturo Valenzuela; Los 13 del 13: los DC
contra el golpe (2013), de Jorge Donoso Pacheco y Grace Dunlop Echavarría; Villa
Pinochet (The Memory Box of Pinochet's Chile #2) (2013), de Steve J. Stern; El fraude
dictadura (2013), de Óscar Contardo (Editor); Ingrid Olderock: La mujer de los perros
180
Alejandra Matus; Los archivos del cardenal 2: casos reales (2014), de Andrea Insunza
Relato testimonial
4.3 Tres obras para la memoria del golpe de estado: Fuentealba 1973, Los años
de Allende y ¡Ese maldito Allende!
En esta última sección, me gustaría referirme de manera más acotada a tres obras en
representativos en las formas de mediar frente el mismo incidente. En diálogo con otras
producciones similares, este pequeño corpus de novelas gráficas permite afrontar desde
distintas posiciones, tanto los hechos históricos, como el trauma que el propio Golpe y
en el análisis de algunas de sus páginas que sirvan como muestras distintivas de sus
En primer lugar, Los años de Allende (2005) (fig.15), escrita por Carlos Reyes e
tres años que comprendieron entre la campaña presidencial del futuro Presidente
época. Sin embargo, con el afán de entregarle una estructura narrativa clara, con una
cronología reconocible, pero también un tono más amable y menos historiográfico, sus
tanto, la obra transitará en un péndulo que va desde el apego estricto al relato factual, y
en otro extremo construye una narración ficcional que sirva como testigo de los
enunciadoras. Por una parte, el yo testigo, que experimenta los hechos (aunque sea de
carácter ficcional, puede ser leído como una representación de varios sujetos testigo) y,
por otro lado, una voz omnisciente quien nos va atiborrando de datos en una rápida
época, dotando a cada capítulo de un título que representa un año de la secuencia temporal
en que acontecieron los hechos, su “tiempo del relato” no sigue necesariamente dicha
forma. En efecto, la novela gráfica comienza in extrema res en 1973 con una cita a Juan
Sasturain, en donde vemos a Nitsch ad portas del Golpe redactando un reportaje, mientras
recibe un telegrama advirtiendo de lo que vendrá. Sabemos que los hechos seguirán un
curso acelerado, pero que luego podrán tener sentido para él. El mismo protagonista afirma,
«más tarde logré armar una cronología de los hechos» (10). Como si se tratara de una
extensión de los autores, será a través del corresponsal que podamos darle alguna forma o
significado a lo acontecido. Por otro lado, la obra no acaba con el Golpe de Estado, sino
que en sus últimas páginas se recurre a un flash forward para posicionarnos 41 años
después, en el año 2014. La última página hace un gesto cíclico con Nitsch rememorando
183
desde el presente. Una foto de la población Lo Hermida y otra con sus amigos adherentes
(4 de septiembre de 1970)
- 1971: cita al poeta José Ángel Cuevas, parte de su poemario Álbum del ex Chile 1970-
- 1973: Cita de Pinochet, tomada de una entrevista realizada en noviembre del 2005, por
parte del juez Victor Montiglio a raíz de las investigaciones por la llamada “Operación
Colombo”.
Nitsch el relato adquiere la forma de una crónica de los hechos, aunque un elemento
Durante los primeros capítulos los acontecimientos se suceden sin parar, en una profusión
de citas y referencias históricas, que van siendo intercaladas por pequeños sucesos ficticios
que buscan dar un sentido más humano a esa marea de la historia. Todo parece concentrado,
todo parece importante y clave para comprender los hechos, pero a medida que nos vamos
que está aconteciendo. Sentimos que todo pasa rápido, pero las didascalias nos van
Por otro lado, es relevante señalar acá que la intención de la narración no es intentar
tomar partido por alguno de los bandos que se confrontaron ideológicamente durante aquel
184
período. La estrategia utilizada para este fin fue la de darle rostros (y voz) a cada uno de
obstante, el sujeto que podría ser aquel que está fuera del relato oficial, es el que aquí no
Del mismo modo, son pocas las instancias en la narración en que se da pie para
digresiones o aspectos subjetivos por parte del protagonista, quien siempre intenta
mantener una posición neutral, aunque finalmente no sea del todo posible al involucrarse
con Claudia y José, amigos chilenos quienes ven la vía armada como única posibilidad para
la revolución en Chile, y así lograr instaurar un régimen socialista en que el pueblo sea el
protagonista.
final proyectada es que todos los/las involucrados tuvieron algún grado de responsabilidad
en las acciones que conducirían al quiebre del sistema democrático. Mientras el relato del
Golpe recurre a los mismos recursos investigativos, para generar una lectura más menos
objetiva de los hechos (con la dificultad de representación que ello implica), es el recurso
La férrea defensa de una vía democrática al socialismo se verá afectada por sectores
extremos que ven en sus propósitos ideológicos la única salida del país. Curiosamente, esta
gran cantidad de voces emitiendo sus discursos particulares darán la sensación general de
un diálogo de sordos, en donde pareciera que todos quisieran tener la razón. Para este
propósito, es vital el trabajo de ilustración de Rodrigo Elgueta, quien logra darles rostro y
185
vida a personajes que ya se han olvidado frente a las figuras omnipresentes de Pinochet y
Allende. El general Carlos Prats, Mario Palestro, Miguel Henríquez, Carlos Altamirano,
Orlando Saenz, Sergio Onofre Jarpa, y tantos otros son las voces de nuestra historia,
quienes acá no solo sirven únicamente de referencia histórica, sino que son parte del
que la obra (de forma ambiciosa) pretende desentrañar. Para este propósito, el apartado
gráfico esta vez no recurrirá al testimonio visual fotográfico para articular su reconstrucción
del período, pero si deberá acudir a referentes clásicos para generar una sensación de
no dejar ningún cabo fuera, esta necesidad de generar una lectura externa a través de la
estableciendo la figura del periodista como la excusa para poder observar los hechos desde
una supuesta neutralidad, la cual nunca es posible, menos aún en condiciones como las que
se daban en aquel momento. Este mismo aspecto de observador privilegiado, obligará a que
el devenir personal pase a segundo plano y que sea la Historia, aquella con mayúsculas, la
verdadera protagonista del relato. El entramado amoroso entre John y Claudia se verá
debilitado y quedará más como una anécdota en este tránsito que ellos mismos saben no
tendrá futuro con lo que se avecina. Asimismo, en su pretensión de dar cuenta de la mayor
explicarnos con lujo de detalle lo que ocurrió en un momento histórico determinado. Desde
una memoria que buscar dar sentido, la obra está más cerca de lo historiográfico que de lo
testimonial.
***
Desde la otra vereda, encontramos Fuentealba 1973. (fig.16) Publicada por Editorial
Pehuén en el año 2018 (aunque fechada a fines de 2017), y ganadora del Premio Amster –
Coré, entregado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, en la
mención Coré a la ilustración. Se establece como una obra contenida, pero ambiciosa, que
despliega un amplio arsenal de recursos técnicos y literarios, para conducirnos por tres
relatos honestos y descarnados sobre los primeros pasos de la Dictadura militar chilena,
historias donde la miseria humana, el dolor y la posibilidad del olvido, son condensados en
imágenes. Del mismo modo, su clasificación es un poco más compleja, ya que en casi su
totalidad puede ser considerada una novela gráfica de no ficción testimonial, a excepción
de su último relato que reconstruye un hecho real, es decir, siempre la historia es tomada
como fuente.
Su autor, Ricardo Fuentealba Rivera, emerge de una generación que vivió en carne
propia los horrores de la dictadura. En efecto, 1983 será un año clave para entender su
carrera. De regreso en el país, René Poblete, destacado pintor y profesor chileno, fundará
en calle Monjitas el “Taller 619”, espacio cedido por la pintora Inés Puyó, relevante
miembro de la Generación del 28. Es aquí donde un gran número de artistas, tanto novatos
como curtidos, se reunirán en medio de clases y talleres. Es el lugar donde también Ricardo
Fuentealba comienza a tener contacto con los autores de cómic de la década de los sesenta,
misma edad que Máximo Carvajal, y algo menor que Themo Lobos o Mario Igor, sus 47
reflejado en sus primeros trabajos que ya demuestran una solidez compositiva y argumental
y retiro, fanzine editado en Santiago por Ola Producciones y que solo llegó a 4 números.
Luego, ya en 1984, presenta “La historieta” en el número 0 de Ariete, otro proyecto editorial
de corta vida, donde comparte créditos con reconocidos nombres del cómic de la década
del ochenta como Marco Espiridión o Juan Vásquez. Estas primeras historias serán el punto
de partida para el trayecto que Fuentealba recorrerá durante toda la década, participando en
las principales revistas de cómic editadas en la época, tales como Ácido, Matucana o
como segunda época), llama la atención un trazo que se desmarca del trabajo desarrollado
por los propios autores jóvenes del período, tales como la estética punk de Lautaro Parra,
cómic, entendido como lenguaje que convive con la cultura de masas, encontrando un
punto de comunión en su trabajo donde siempre se ponen de relieve las tensiones en torno
proceso:
ambos enfoques. Puede ser que mi pintura del mañana sean grandes
Sin embargo, luego de una activa participación durante el período, vendrá un extenso
del porqué del silencio de Ricardo Fuentealba durante casi 25 años, desde sus trabajos en
la década del ochenta. Se podría presumir que, ante el cierre de las revistas del período,
también se acabaron los espacios donde publicar. Pero es claro que no solo las revistas
llegaron a su fin, sino también muchos de los sitios que dieron fundamento a la
189
vino a acentuar y acelerar los cambios profundos instalados por el régimen cívico-militar,
permitieron mantener en calma durante muchos años al país, sin que los cuestionamientos
años del Golpe de Estado lo que movilice a grandes sectores del ámbito creativo, artístico
e intelectual, a releer y repensar los hechos, las causas y consecuencias, como también las
heridas tras 16 años de Dictadura en el país. Por su parte, ya desde los primeros años de
mando de Pinochet, Ricardo Fuentealba se situó desde un espacio más bien lejano.
propia de la época, el autor se volcó hacia su interior, en una suerte de autoexilio o insilio,
reacción natural que tuvieron muchos chilenos y chilenas en aquel periodo. Fue entonces
su hijo, también llamado Ricardo, quien le solicita en el año 2012 que le cuente acerca de
aquellos días pasados cuando era solo un niño. Será ese el llamado que lo invite a volver a
mirar aquel momento oscuro de nuestra historia, y que será la base para la creación de
Fuentealba 1973.
Sin embargo, del mismo modo en que Ricardo Fuentealba ha sido definido como
un artista peculiar dentro del circuito del cómic chileno, podríamos afirmar que
Fuentealba 1973 es una rara avis entre las publicaciones realizadas en los últimos años
en Chile. No solo desde el punto de vista de su enfoque artístico, sino también desde las
intenciones de su obra como conjunto. Por una parte, se compone de tres relatos bien
190
definidos:
de Padre Hurtado, donde es testigo del abuso por parte de jóvenes militares a los cuales
- 1973, la tormenta. De un alcance mayor, este capítulo se presenta como una extensa
reflexión por parte del autor sobre el impacto del Golpe de Estado, tanto en el espacio
- El muchacho héroe del puente Pío nono. En su última narración, Fuentealba abandona
Cada uno de ellos aporta una mirada específica a los días que precedieron al Golpe
de Estado en Chile, la que se condiciona desde los diversos puntos de enunciación que
propone. Sin embargo, a pesar de las diferencias que puedan presentar cada relato, el
texto logra unificarse a partir de su temática, sus modos de representación, así como
la meditación a sus lectores y lectoras, se integran al inicio del libro una serie de seis
textos que analizan y comentan algunos de los diversos aspectos que aborda la obra,
documentalista chileno.
191
- “Esa larga noche”, de Carlos Reyes. Guionista, docente y divulgador, autor junto a
Rodrigo Elgueta de las novelas gráficas Los años de Allende y Nosotros los Selknam.
- “La mano alzada, la voz del dibujo”, de Rodrigo Zúñiga. Filósofo y docente del
cómics.
- “La casa interior”, de Ricardo Fuentealba Fabio. Artista visual y docente de la Escuela
central, que hace eco de una apropiada metáfora para referir al impacto que el Golpe de
incidente tan violento puede ser leída como “una ilustración de un libro ajeno” (5). Bajo
esa perspectiva, una historieta como Fuentealba 1973 sirve como una forma de
reapropiación del hecho histórico, pero bajo el prisma de la memoria, lo cual permite que
hechos derivados del Golpe es rehacer dicha memoria aunque duela, para que pueda
reconstruir las memorias del dolor además de hablarlas o escribirlas? Ahí es cuando la
192
mano que dibuja, y desde ella al papel. Luego de la viñeta a nuestra mirada. De la
Sin embargo, uno de los problemas al querer juzgar una obra basada en un hecho
representación fidedigna, mimética, sino más bien como una vivencia, una reconstrucción
con todas sus limitantes, justo como sucede con la reconstitución de una memoria.
Considerando este punto de vista, los relatos de Fuentealba 1973 pueden ser
Esto nos lleva a una nueva pregunta, ¿dónde queda ubicado el drama cotidiano dentro del
gran relato de la dictadura? Es uno de los tantos desafíos que la obra nos propone, y del
que consideramos emerge victorioso. Asimismo, es a través de sus páginas donde se van
movilizando los fantasmas de nuestro dolor. En cada dibujo, en cada mancha podremos ir
***
Finalmente, tenemos ¡Ese maldito Allende!, única obra extranjera del grupo, y la cual nos
propone otras posibilidades de análisis. Al igual que Los Años de Allende, puede ser
considerada una novela gráfica de ficción documental, en donde la historia es tomada como
las otras dos, que emergen desde proyectos autorales proyectados desde un inicio en las
193
mismas obras, esta novela gráfica es producto de un recorrido más extenso que le va dando
francés Olivier Bras tiene una historia personal con nuestro país, proveniente de su trabajo
como corresponsal en Chile para medios como Libération y RFI. En su primera llegada al
el año 1998 y Pinochet es arrestado en Londres, como parte de las acciones derivadas del
juicio que intentaba empujar el juez español, Baltasar Garzón. Lo que se pretendía como
unas breves vacaciones se convirtieron en una residencia de tres años en Chile. Ya de vuelta
con el juez chileno Juan Guzmán en su libro Au bord du monde, quien fue el primero en
intentar juzgar por sus crímenes a Pinochet. En ese sentido, la figura omnipresente del
dictador comienza a rondar de manera más explícita en su vida. Por su parte, Jorge
conmemoración de los cuarenta años del quiebre democrático, su equipo editorial, bajo
sugerencia de Bras, se decide a publicar un relato sobre los últimos momentos de Allende.
Será ahí que en conjunto con González desarrollen “Allende, le dernier combat” (fig.17)64
(El último combate de Allende), título que además hace referencia al documental “Le
dernier combat de Salvador Allende” (1998), de Patricio Henríquez. Un mes después, una
64
Para ver la versión español, ver este link https://issuu.com/revista_orsai/docs/n15
194
cultura Orsai.
Fig.17 Portadas para el número 1 de La revue dessinée y las dos de “Allende, le dernier
combat”
De ahí en adelante, transcurrirán tres años para que la obra adquiera su forma definitiva, y
Fig.18 Portadas francesa, chilena y española, respectivamente, para ¡Ese maldito Allende!
Uno de los elementos que llama la atención ya desde sus portadas, son los sutiles cambios
que en ellas se presentan. Por una parte, en la primera, vemos que la sombra de Pinochet se
cierne sobre Allende, pero no vemos más que una parte de su cuerpo, sin su cabeza.
Mientras tanto, en las siguientes ediciones cambia su exterior, utilizando una página de la
personajes, donde este figuraba como un hombre cercano a Allende, llegando incluso a ser
Pinochet en la vida de Allende, del mismo modo que “anuncian” su traición. Asimismo, la
primera portada, recurriendo a una clara metáfora visual, nos propone a Pinochet como una
sombra en la vida de Allende, pero también como la oscuridad que se proyecta sobre él.
contenido interno de la obra, y el título de la obra en rojo que casi conforma una cruz), o
Los Años de Allende (con la figura política del presidente en primer plano, mientras
196
recibe el apoyo de sus partidarios), las portadas de ¡Ese maldito Allende! dan mejor atisbo
vidas de sus protagonistas, diálogo con la historia de Chile y la propia historia personal.
Antes de cerrar este breve acercamiento, es interesante también constatar el cambio en los
demostrativo “ese”, dando cuenta de una figura específica. Mientras los primeros aluden a
una expresión de rabia, manifestada a través de una maldición, el otro inscribe al sujeto
como una figura única (“ese” y no otro), pero nos lleva a preguntarnos ¿significa que hay
más de un Allende? ¿Cuál es el que quiere considerar la obra? En ese juego sugerente del
lenguaje, se esconde la idea de lo inasible que se vuelve una figura tan icónica como la
del fallecido presidente. Tal como plantea Raquel Crisóstomo (2016) existe un problema
“en la actualidad los recuerdos han pasado a ser imágenes. Peor aún, son imágenes
reiterativas que quedan en la retina después del bombardeo diario que padecemos y de las
que tenemos constancia en fotografías”. (65) Entonces, parte del desafío de las historietas
se haya en eludir esa mitificación, en reconstruir la memoria, pero a su vez proponer una
resignificación.
Como parte de ese ejercicio, ¡Ese maldito Allende! decide trabajar desde otra
posición menos sacralizada o reconocible, como es posible apreciar en trabajos como Los
confluyendo y oponiéndose. Por una parte, las vidas de Allende y Pinochet, desde sus
quienes se refugian en Sudáfrica luego del triunfo de la UP. Será entonces que a punta de
retazos irá construyendo las perspectivas en torno a lo que fue el Golpe de Estado. Lo
significativo es que a medida que reconecta con su propia experiencia, con su propia
país. Pero la respuesta que obtiene es más radical: no hay un relato único de lo que
aconteció en aquel momento. Tampoco hay un único Chile. Lo que existe es una fractura
***
explorar algunas ideas que suelen estar expresadas en las obras que lidian con la memoria
y los acontecimientos históricos. Para ello, a partir de cada tema se discutirá en conjunto
cada obra desde algunas de sus páginas, para así lograr producir un contrapunto entre los
Crisostomo se pregunta «¿Cómo representar un horror que supera las definiciones propias
de lo humano? ¿Tiene el artista derecho a crear una ficción o estilizar este horror? ¿No
sería mejor dejar que hablen los documentos y los testimonios de los supervivientes, sin
lo irrepresentable nos propone un dilema frente a las imágenes que deberían ser posibles
de representar. Y en efecto, cada testimonio, cada archivo del horror es pertinente para el
artes, aquel que establece la autonomía de la expresión artística y, por lo tanto, logra
198
deshacer las correlaciones entre los temas y los modos de ser representados. Ahora, el arte
Esto se establece como un desafío para la literatura, pero que podría ser extrapolable a las
historietas producidas en la actualidad. Del mismo modo, Didi Huberman nos plantea
que, «si el horror de los campos desafía la imaginación, ¡cuán necesaria nos será, por lo
tanto, cada imagen arrebatada a tal experiencia!» (49) En ese sentido, el valor de las
imágenes, desplegadas a través de las viñetas en un cómic, está justamente en darle una
forma sensible a aquello que ha sido anulado por la (sin)razón. Sin embargo, ¿cómo las
obras en torno al Golpe de Estado se hacen cargo del horror? Dentro de las tres
comprender su propia historia (y la del país) puede ser hallado en la visita de Leo
actores, e irá construyendo diversos puntos de vista frente a los hechos. Conocerá a Luis,
quien estuvo con Allende antes de morir, y hablará de los crímenes de Pinochet. Para
quien ha vivido en el país, la respuesta ante el horror transita entre dos polos: la negación
199
y el asombro. Pero para Leo dichas imágenes son inconcebibles, no logran adquirir forma,
porque para poder aprehenderlas requiere vincularse emocionalmente. De tal modo, Jorge
Fig.19 Los cuerpos de los torturados/res y los desaparecidos son revocados de su forma rea l.
trauma, de tal modo que los sujetos se presentan borroneados, como si fueran manchas,
sin rostros ni identidades definidas. Sus autores entonces deciden abandonar la mimesis,
pero sin abandonar la figuración, aunque las imágenes de la tortura y la muerte no pueden
ser definidas, porque es una imagen que también violenta. Al respecto Crisóstomo analiza
las representaciones del horror en Joe Sacco y Art Spiegelman, donde sostiene:
representación del horror, incluso en los momentos más violentos de la obra (fig.20),
como si en ese gesto se decidiera sacar dichos acontecimientos del gran relato de la
historia que están reconstruyendo. Al respecto, Refaie sostiene que, «some events can be
so traumatic that no visual representation can properly do them justice. In such cases,
comics artists sometimes employ a “blind” image, a panel that is entirely white or black
or grey.»65 (114) Este aspecto en relación al relato del horror tiene que ver justamente con
las disposiciones personales de los mismos artistas que están queriendo contar. En el caso
de Reyes y Elgueta, prefieren eludir este aspecto de la historia, como una manera de
señalarlo por ausencia. Ellos mismos, ya hacia el final de la obra, incorporan un breve
65
“Algunos acontecimientos pueden ser tan traumáticos, que ninguna representación visual puede hacerles
justicia. En estos casos, los dibujantes de cómics emplean a veces una imagen "ciega", un panel totalmente
blanco, negro o gris.”
201
(122)
Las palabras suenan racionales, explicativas, pero las imágenes no pueden ser
Fig.20 Nitsch es apresado para presionarle, mientras torturan el informante false flag ante él, pero todo
quedará fuera de plano.
202
En el caso de Fuentealba 1973, su autor decide tomar una tercera vía. Para ello, ante la
Fig.22 Acá podemos ver como los militares abusan de su autoridad, desde la posición de la impunidad
del mismo modo que las imágenes de la guerra propuestas por Goya (influencia directa
para su autor). Mientras el dibujo nos interroga directamente y nos expone a la violencia,
fluir de la memoria, estas escenas no parecen sacadas fuera de contexto, sino que, al
contrario, vienen a dar sentido a lo que se está queriendo recordar. Para ello nos propone
pequeñas viñetas como retazos, trozos de recuerdos, en donde los soldados van cortando
el pelo a los detenidos. Se sucede el relato de las vejaciones: hombres rapados a la fuerza,
mujeres a las que se les rompe sus ropas bajo la «absurda creencia que este las hacía
guerrilleras» (31), en donde los militares se justifican a partir del contraste entre la
los soldados en un pequeño pueblo rural alterado por la violencia. Finalmente, al centro
de la página, una joven con los ojos vendados, sus ropas rotas, mientras llama a su madre.
Dicha imagen no es nueva, sino que dialoga con la propia historia personal y artística de
en relatos como “1975”, publicada en Revista Trauko N°25 (Junio, 1990), o “La
Fig.23 Escena del relato breve “La violación”, aparecido en Revista Trauko
204
En ese sentido, es interesante ver como en las tres obras el problema de la representación
del horror se resuelve de tres maneras radicalmente opuestas, a partir de los ejes de lo
a las narrativas de la memoria, al final siempre se requiere observar varios aspectos, «no
sólo el qué sino también el cómo del decir, no sólo el “contenido” de una historia sino los
fondo, aquello que oculta tanto como muestra” (La vida narrada 58) Y es que en efecto,
reflexión central sobre las imágenes, a saber: el ver y el ocultar, pero llevándola más allá
historia.
sociedad tiene una obligación para con su pasado: impedir que éste sea irremediablemente
lecciones del pasado sean recomendables por igual.» (84) Es inevitable considerar que
ante la pregunta por sobre la memoria emerja también el temor al olvido. Pero también
merece interrogarse sobre por qué algo no debe ser olvidado. La respuesta más tradicional
indicaría porque es algo que contiene un valor para el sujeto o el colectivo. También
errores. Pero ante el recuerdo del trauma, del dolor que nos ha causado algo, es más
difícil explicar su representación. En ese sentido, hay que volver a discutir sobre el valor
de la memoria y sus procesos como ejercicios de construcción de sentido, que son los que
finalmente logran vincularnos con los otros. Además, como afirma Didi Huberman,
205
«Sabemos perfectamente que toda memoria está siempre amenazada de olvido.» (arde la
imagen 17)
De este modo, cada uno de estos tres relatos lidian justamente con la necesidad de
recordar, como una forma de dar sentido a la propia existencia y, en algunos casos, a la
propia identidad del colectivo del que se participa, porque como indica Chute, justamente
obras no es solamente la idea de asentar un recuerdo para que no se olvide, sino atraer
dicha memoria para ser interpretada y revalorizada desde las propias viñetas.
decir, la obra al presentarnos los diversos retazos de la historia de sus personajes está
una nueva relación sensible frente a una historia que parece que no es propia. Por lo tanto,
a través de los acontecimientos que plantea hace emerger nuevos relatos, nuevas formas
de recordar e interpretar.
un taxista que les está trasladando (fig.24). El diálogo que sostienen empuja al hombre a
sacar a la luz un recuerdo que había estado vedado para el resto, «algo que nunca le he
dicho a nadie.» (124) Parece especialmente ejemplificadora esta escena, dado que es en el
“El medio del cómic es siempre autoconsciente como medio interpretativo, y nunca puramente
66
mimético.”
206
muchas de las cuales nos duelen, pero asimismo son una forma de catarsis. Mientras el
hombre relata lo vivido, el semáforo da en rojo, pero al cambiar la luz no pueden avanzar
bloquea, pero debemos traer esa memoria para avanzar después. Será ya hacia el final de
la obra en que Leo decide escribir a sus padres, pero ahora lo hace mediado por el
Por su parte, Los años de Allende, al no estar en el ámbito de la memoria personal, sino
del olvido, sin embargo, escoge la forma en que quiere que recordemos algunos hechos en
207
comienza a utilizar lápiz grafito para sugerir una sensación de fluidez mayor en el trazo,
pero también dar cuenta de lo frágil y endeble que es dicho recuerdo. En ese sentido, un
papel, una huella de algo que se vivió. Pero esta misma escena está repleta de otros
recursos visuales. Mientras las viñetas se suceden aceleradas con los acontecimientos del
Golpe, los cartuchos y disdascalias van jugando en contrapunto con el discurso final de
Fig.25 Nitsch como testigo presencial del horror, mientras en La Moneda, Allende se debate en sus últimos
momentos.
208
Sin embargo, este momento no contiene registros visuales, más que el testimonio de
testigos que estuvieron ahí. Por lo tanto, podríamos preguntarnos si es posible luchar
contra el olvido de los recuerdos que no existen, de las imágenes que no tenemos. Para
ello, los autores deciden tomar un camino más complejo, el cual consiste en crear una
memoria, generar un símbolo que no permita el olvido. Para ello, en la última página de
esta escena, sus autores deciden no mostrar directamente la muerte de Allende, sino que
escenificar los lentes rotos cayendo, mientras el marco de la viñeta desaparece dejando
sin gutters para poner en el centro de nuestra vista el objeto en el aire, suspendido en ese
versión de ¡Ese maldito Allende! (fig.26). Al parecer, tal como señala Refaie, «inevitably,
the process of turning memory fragments into stories will thus involve a degree of
lento roto) se vuelve una memoria colectiva que se asienta en el lector, convirtiéndola en
67
“Inevitablemente, el proceso de convertir los fragmentos de memoria en historias implicará un grado de
proyección imaginativa.”
209
Finalmente, el caso de Fuentealba 1973 es el más explícito dado que el olvido se halla ya
desde la génesis del proyecto. Como ya fue explicado, este trabajo emerge de los diálogos
entre padre e hijo sobre aquel periodo. El llamado a poner en imágenes el testimonio es
una conminación al recuerdo ante la amenaza del olvido. En uno de tantos gestos, su
autor irá registrando las fechas en las páginas para indicar cuando fueron realizadas, como
particularmente en “La tormenta 1973” y “El muchacho héroe del puente Pio nono”. En
210
estaban presentes, y en ese llamado los rescata del inexorable olvido. Son los viejos
amigos torturados o que no están (fig.27), pero también serán esas figuras anónimas que
Del mismo modo, en los momentos finales del último relato hallamos una página
completa. (fig.28) El joven moribundo se arrastra para intentar salir del rio. El rostro
herido, todo es negro. La ilustración solo ocupa parte de la página, utilizando el espacio
en blanco, como si la nada del olvido quisiera llevarse el último recuerdo de aquel joven.
El texto recrea sus últimos momentos: «Es la historia heroica de un compañero de trabajo
que entonces veía de tarde en tarde y que a través de estas páginas rindo un homenaje.» El
relato no solo como testimonio y memoria, sino como homenaje y conmemoración. Sin
poder del dibujo ante el dilema de la memoria. El autor se autorrepresenta con el lápiz en
espaldas. El texto, que replica las reflexiones de su autor, señala, «Si pudiera borronear
con el lápiz la figura de aquel soldado que recibió una orden equivocada estaría
recuerdo. Será entonces que el relato se asuma como una lucha contra el olvido, el dibujo
Fig.28 Palabras finales finales para el joven de Pio nono, mientras su cuerpo es lanzado al lecho del río.
213
Fig.29 La página se propone como una poética de la memoria: recordar, reconstruir, olvidar.
214
CONCLUSIONES
“Para recordar hay que imaginar”
Georges Didi-Huberman
A través de esta investigación se han buscado dos objetivos centrales. Por una parte,
Chile durante el período que va entre 2008 y 2018 y, por otro lado, definir y analizar un
corpus acotado de obras que tratan los hechos relacionados al Golpe de Estado de 1973 y
específicas, las cuales intentaron ser abordadas a través de los diversos capítulos que
En primera instancia, hemos reconocido que la historieta chilena tiene una historia
relevantes, donde autores y autoras (a través de sus obras) han logrado cautivar y dejar
una huella indeleble en generaciones de chilenos y chilenas. Por otra parte, se ha podido
constatar que el estado actual del cómic en Chile, goza de una muy buena salud,
también en los eventos, sitios de difusión y actividades asociadas que han ido emergiendo
para poder dar cuenta de sus avances. Sin embargo, todavía se reconocen debilidades en
reconocible, no ha logrado posicionarse del todo como campo de estudio. Del mismo
desde otros enfoques, y que permitan abordar las publicaciones actuales con criterios
teóricos renovados y pertinentes a sus características. Todo esto fue objeto del primer
Por otro lado, la relación entre las imágenes y su rol en la mediación de la memoria y
algunos aspectos teóricos y formales del cómic con el fin de logran comprender de mejor
forma su potencial expresivo. Desde dicha perspectiva, autores referenciales como Will
Eisner o Scott McCloud fueron puestos bajo el lente crítico, cuestionando algunas de sus
posiciones teóricas para lograr ampliar el espacio de acción de las historietas y, del
mismo modo, tensionar algunas categorías ya asumidas desde ciertos modelos. Entre
esenciales de todo cómic. Sin embargo, esta cualidad fue discutida desde autoras como
Hillary Chute, Elizabeth El Refaie, quienes integran la dimensión espacial como elemento
significativo en la construcción de sentido en una historieta. Por otro lado, a partir del
comprensión del lenguaje de la historieta. Del mismo modo, también se destacan los
desde las ciencias cognitivas, quienes abogan por una concepción más compleja de la
cómic como un lenguaje secuencial claro y distinguible. Esto fue parte de la discusión y
Ahora, si consideramos que el objeto central de esta investigación son novelas gráficas
discutir algunas categorías en relación a la historieta, para entender como operan en este
paradigma. Para iniciar, uno de los temas más conflictivos frente al uso de las imágenes
está en la representación del horror y del trauma histórico. Es por esto que los aportes de
Jacques Rancière y Georges Didi-Huberman se volvieron esenciales para este trabajo. Por
otro lado, se discutió la cuestión de la imagen del horror, y para ello se abordó la
necesidad de replantear los límites de las imágenes, hasta donde pueden mostrar y cómo
pueden hacerlo. Cuando consideramos obras que recuperan memorias traumáticas como
discusión de la necesidad de las imágenes es pertinente ante una memoria que requiere ser
reconstruida. Sin embargo, un aspecto que queda en tensión es el hecho de que muchas de
cómic y se centran más bien en la fotografía, el cine, o el arte pictórico. Por lo tanto,
memoria de Leonor Arfuch. La invitación inicial es a trabajar con las imágenes, al igual
que lo hacemos con las palabras, dado que como afirma Didi-Huberman:
217
intercambiar sus carencias recíprocas: una imagen acude allí donde parece
fallar la palabra; a menudo una palabra acude allí donde parece fallar la
de estos con la utilización de las imágenes. Mientras Didi Huberman entrega las nociones
del arte (ético, poético, estético), que nos proporcionan un marco para entender las
Daniel Feierstein, quien realiza una detallada panorámica de los diversos enfoques que se
“recuperación” del recuerdo, nuestro cerebro reacciona a los estímulos variados a los que
se somete, y desde ahí activa sus formas. En el caso de las obras que abordan la memoria,
darle sentido a la experiencia. Esto es aún más pertinente cuando nos referimos a trabajar
con el trauma histórico. Desde dicha perspectiva, la memoria implica recordar, pero
es altamente prioritario y uno de los desafíos al estudiar novelas gráficas con temática
trauma y el horror.
concepción de este último pudimos asociarlo con el trabajo de Rancieré en torno al rol de
las imágenes en la historia y la vinculación con el llamado régimen estético del arte. Es en
sensible”, estableciendo de mejor forma aquello que es visible y decible. Esto a su vez
toma contacto con el llamado “giro narrativo” que sostiene Arfuch, y también con la
estará en el trabajo del historiador Hayden White, quien desde sus reflexiones en
analogar o extrapolar la figura del historiador a la del artista del cómic, quien debe
seleccionar los hechos del campo histórico para luego configurar su obra, dotándola de
histórico para otro. En ese sentido, las posiciones entre narradores e historiadores están
más cerca de lo que parece, particularmente en el modo de construir sus relatos históricos.
Por otro lado, para dotar de un marco de comprensión de los procesos, pero
y su modelo de modos de tramar (romance, tragedia, comedia, sátira), los que para el
219
pendiente es saber como el modelo de tramado podría ser extrapolado a las narrativas
de/para la historia donde se pone en diálogo las ideas planteadas por Kate Polak y Hillary
Chute, en relación al valor que adquieren las imágenes como documento en el cómic y,
así mismo, se pone en discusión que rol le competen a dichas imágenes en nuestras
tecnologías, también se hace pertinente el trabajo de Vilém Flusser para comprender las
relaciones con las pantallas. Otro desafío que queda pendiente es justamente abordar estas
mismo modo, el apartado retoma algunas de las ideas de White sobre la construcción de
relevante concluir que la idea de este apartado no era definir de manera taxativa, sino
proponer un acercamiento amplio a este formato. Para este fin discutimos la validez de su
existencia, las diversas críticas que se le han hecho, y algunas definiciones operativas que
aceptar formas tan rígidas, lo que le añade ciertamente un potencial expresivo. Además,
220
se argumenta a favor de una concepción de la novela gráfica como una forma de cómic de
autor/a, lo que en ciertos contextos es lo que permitirá que estos/as puedan desarrollar sus
proyectos con un enfoque más personal, y menos condicionados por cuestiones del
mercado. Otro aspecto que también se ha discutido brevemente es la situación del cómic
latinoamericano, el cual ha quedado relegado del estudio a nivel global del cómic (a
excepción de unos pocos colegas entusiastas e interesados en sus obras). Dado que esta es
una investigación inicial en relación a este tipo de obras, todavía carece de un corpus
teórico menos hegemónico. El desafío está en levantar un aparato conceptual que permita
abordar las obras de nuestro continente, desde una perspectiva más situada.
intermedial. Justamente, uno de los valores del cómic está en su naturaleza multimodal,
que le permite establecer un diálogo directo y fructífero con otras artes y medios. Al
mismo tiempo, los aportes de Mariniello son pertinentes, porque movilizan a la historieta
sentido, si las prácticas de la historieta están en el mediar, sería adecuado analizar cuáles
Chris Ware). Dentro de las propuestas discutidas está el concepto de Artrología, de la cual
articula en torno a la página, sino también se traslada hacia el lector o lectora (Morgan;
221
Barbieri) quien estipula el ritmo de lectura. Si es que se busca el gesto empático frente a
Una vez delimitado el marco conceptual para abordar la historieta en diversas dimensiones,
temática histórica. Para ello, se volvió a tratar en específico la novela gráfica, pero ahora
desde su registro histórico. Para poder discutir su configuración, el proceso adoptado fue
factual/no factual, el cual es clave para entender las relaciones de los textos históricos con
sus fuentes. En dicha línea de análisis, tomamos como referencia el trabajo de Jean-Marie
Schaeffer (2009), quien realiza una acotada síntesis de la discusión sobre este fenómeno.
de los elementos más clarificadores es en relación al llamado valor de verdad. Para ello, la
inclusión de los relatos contrafactuales, las autobiografías y los relatos con base históricas
Walter Scott). Pero además la perspectiva de este autor nos ayuda a pensar en la novela
gráfica con temática histórica como una posibilidad renovada de acercarse a los hechos,
metaficción historiográfica aportado por Linda Hutcheon es una de las posibilidades más
interesantes, el que posteriormente será reformulado por Kate Polak, quien planteará la
Por otra parte, mientras el modelo se concibe como clásico o tradicional, se requiere
una mirada más cercana, y para ello se comenta el trabajo de Seymour Menton y Fernando
Ainsa, quienes teorizan la idea de una nueva novela histórica latinoamericana, pero más
allá de ser una propuesta interesante, se muestra insuficiente o limitada para integrar a la
historieta. Es por ello que se propone una idea de novela gráfica con temática histórica
obras latinoamericanas. Del mismo modo, se da cuenta de obras académicas recientes que
pueden servir como ejemplo del interés actual en este tipo de producciones, pero que
para realizar la selección del corpus estipulado en los objetivos de esta investigación. De
particular interés para este trabajo es la clasificación según la posición del discurso dentro
del relato, lo que permitirá agrupar de forma más práctica las obras. Del mismo modo, este
modelo de sistematización podrá dialogar con uno que considere el estatuto ficcional de la
223
obra. Con ello se ha pretendido ampliar la manera de organizar las obras con temática
revisadas que pueden ser categorizadas como novelas gráficas con temática histórica.
Además, la revisión permitió graficar el número de publicaciones por año, como también
los géneros a los cuales las obras se asociaban, lo que permite afirmar algunas tendencias
generales.
temática histórica que transitan entre la memoria y la reconstrucción histórica. Para ello se
optó por una revisión inicia de cuatro obras, dos de las cuales abordan acontecimientos en
para dar contexto a la última parte del capítulo, se hizo una breve revisión sobre el estado
del arte en la conmemoración del Golpe de Estado de 1973 y situara a quien no estuviera
Ya la última parte de este trabajo discute en conjunto tres novelas gráficas sobre el
Golpe de Estado, y a través de ellas se abordó dos temas que consideramos claves en los
análisis de obras con temática histórica: la representación del horror y el miedo al olvido.
El ejercicio comparativo y contrastivo fue antecedido por una breve introducción de cada
Para terminar, me gustaría comentar que a partir de los análisis y de las reflexiones
realizadas, no solo de las novelas gráficas seleccionadas escogidas, sino también de todas
aquellas que, por alguna u otra razón quedaron fuera de este trabajo, pude extraer algunas
224
proponer diversas puertas de entrada para el análisis, pero una de las características
opera desde un régimen estético de las artes, es el medio idóneo para mediar con procesos
que acentúan la experiencia inmersiva del lector, generando el gesto empático que las
Tomando inicialmente la referencia de Maus, pudimos ver como en dicha obra, ante
los acontecimientos modernistas, se logra abarcar tanto el relato familiar como el conflicto
colectivo, y lo hace además bajo un modelo de representación paródico (sin dejar de ser
serio), pero que integra al lector o lectura en su juego visual. Del mismo modo, las obras
gráficas producidas en Chile están jugando con las diversas convenciones que la narrativa
tradicional utiliza, y desde ahí proponen efectivamente una “otra” manera de acercarse al
relato histórico.
- Como todo recorte realizado en la línea de tiempo para pretender realizar un análisis de
carga con el peso de su propia restricción. En este sentido, esperamos que este trabajo logre
mismo modo, deja el desafío de abordar las nuevas producciones emergidas en los últimos
años, posteriores al corte temporal definido originalmente, como también aquellas obras
que no fueron consideradas en el listado debido a presentar otro formato. Entre estas
destacamos.
La serie Arauco (2008), de Julián Figueroa, Mirko Vukasovic y Cristián Escobar; Juan
Valiente: de esclavo a capitán con Pedro de Valdivia (2017), de Kote Carvajal y Gabriel
Ibarra; Guardianes del sur (Caupolican, 2018; Galvarino, 2018; Janequeo, 2018) y Que
Arturo Prat en las montañas de la locura: 1899 (2020) de Martín Cáceres; Norte Olvido
(2020), de Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta; Los fantasmas de Pinochet (2021), de Félix
Vega y Francisco Ortega; Silencio en el estadio (2022), de Rodolfo Fernando Aedo Paredes
y Álvaro Soffia.
- Para terminar, me gustaría referirme al impacto que algunas de estas obras me han
inimaginable, lo que la maquinaria de olvido intenta borrar. Es así como la herida se abre
hacia nosotros/as desde una viñeta que nos vuelve a situar como espectadores de la
tragedia nacional. Entonces emerge siempre la misma pregunta ¿Por qué volver a esas
precisa, «La memoria es eminentemente narrativa (…) pone en forma, que es también
decir otorga sentido, a una historia, entre otras posibles» (79), y en ese proceso el trabajo
226
propuesto desde las viñetas puede contribuir a dicha tarea. He ahí el desafío de la
nosotros/as como investigadores, en dar luces de cómo esta logra articular dicha tarea. En
lector-espectador, porque finalmente, como afirma Didi Huberman, «la imagen es algo
muy distinto de un simple recorte realizado sobre los aspectos visibles del mundo. Es una
huella, un surco, una estela visual del tiempo lo que ella deseó tocar (…) arte de la
memoria.» (42)
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