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Tributaria
Los Gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales pueden crear, modificar y suprimir
contribuciones y tasas, o exonerar de éstas, dentro de su jurisdicción, y con los límites
que señala la ley. El Estado, al ejercer la Potestad Tributaria, debe respetar los principios
de reserva de la ley, y los de igualdad y respeto de los derechos fundamentales de la
persona. Ningún tributo puede tener carácter confiscatorio.
Las leyes de presupuesto y los decretos de urgencia no pueden contener normas sobre
materia tributaria.
Las leyes relativas a tributos de periodicidad anual rigen a partir del primero de enero
del año siguiente a su promulgación.
De una rápida lectura al artículo citado, podría entenderse a la Potestad Tributaria como
la facultad exclusiva para la creación de normas con contenido tributario, Bravo Cucci
la entiende como competencia legislativa que crean fenómenos tributarios y estos son
insertados en nuestra normativa a través de leyes y otras normas, pero previamente,
éstas deben cumplir con las formalidades y requisitos exigidos por nuestra legislación,
además recalca que no debe confundirse a la Potestad Tributaria con la calidad de sujeto
activo en una relación tributaria, pues la primera es la creación del tributo y sus especies
tributarias, mientras que la segunda es la posibilidad de exigir el pago del tributo,
agregando que dicha calidad tiene la posibilidad de ser transferible para el cobro del
tributo.
Otro concepto nos ofrece Manuel Belaunde Guinasi al citar a Vicente Fernando Arce
domingo, quien señala que “la Potestad Tributaria engloba el poder legislativo
verdadero y la potestad reglamentaria de la Administración Fiscal”.
Resulta preciso mencionar que, dicha potestad no es absoluta, debe ejercerse en función
de determinados mandatos que modulan, por un lado, los principios y límites
constitucionales de la Potestad Tributaria y de otro que garantizan la legitimidad
constitucional y la legalidad de su ejercicio.