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España, junto con otros países del sur de Europa presenta niveles más elevados y preocupantes.
En el 2013 se alcanzó una tasa de desempleo del 25.4% y un 23.6% de temporalidad en los
contratos de trabajo (Eurostat, 2013). Esa tasa se duplica para los jóvenes de 16 a 24 años. Por
consiguiente, la preocupación por la posible pérdida del empleo o inseguridad laboral de muchos
trabajadores españoles, en especialmente los jóvenes y los de avanzada edad, se ha convertido
actualmente en un rasgo característico del mercado laboral.
“La inseguridad laboral ha sido definida como “la incapacidad percibida para mantener la
continuidad laboral ante una situación de amenaza del trabajo” (Greenhalgh y Rosenblatt, 1984).
Una prolífera investigación se ha desarrollado al respecto en un intento por alcanzar un
conocimiento más completo de este fenómeno” p.438.
Son de especial interés los estudios que analizan el papel interviniente de distintas variables. En
este contexto, los estudios han puesto de manifiesto la relevancia de variables como la justicia
organizacional, el clima de justicia organizacional, el apoyo organizacional, la empleabilidad, la
dependencia laboral y el distanciamiento psicológico a la hora de predecir la variabilidad en la
inseguridad laboral. Por último, las aportaciones del IDOCAL han sido especialmente relevantes al
plantear el análisis de la inseguridad laboral como fenómeno colectivo y mostrar cómo la
experiencia colectiva de la inseguridad tenía repercusiones sobre el bienestar de los trabajadores
más allá de las producidas por sus percepciones individuales.
“The European Agency for Safety and Health at Work (2007), ha señalado que la inseguridad
laboral es uno de los principales problemas asociados al estrés laboral en Europa. Concretamente,
ha presentado esta fuente de estrés como el tercer mayor riesgo psicosocial en el entorno laboral,
después de “los contratos precarios en el contexto de un mercado de trabajo inestable” y “el
aumento de la vulnerabilidad de los trabajadores en el contexto de la globalización “.
Para muchos trabajadores la inseguridad laboral es uno de sus principales problemas, de ahí que el
presente escrito pretende identificar factores que puedan disminuir los aspectos contradictorios
que afectan la seguridad en la vida laboral del empleado. Se realizó una investigación en una
organización española que pretende medir la inseguridad laboral como un estresor laboral con
perjudiciales efectos en los empleados (Andrea, Bultmann, Van Amelsvoort Kant, 2009; Cheng y
Chan, 2008; De Cuyper y De Witte, 2006; Filipkowski y Johnson, 2008; Sverke, Hellgren y Näswall,
2002) y en la que se midió el tipo de contrato, inseguridad laboral, apoyo laboral, satisfacción
laboral, salud psicológica, intención de abandono del empleo.
En concreto, los resultados indicaron que ante la percepción de mayores niveles de inseguridad
laboral, menor es la satisfacción laboral y la salud psicológica (calma-ansiedad y entusiasmo-
depresión) de los trabajadores. Asimismo, la relación entre la inseguridad laboral y la intención de
abandono de la organización fue significativa y positiva; de manera que cuanto mayor era la
inseguridad laboral percibida, mayor era la intención de abandono de la organización.
Al respecto cabe agregar que el trabajador ve compensada su seguridad laboral cuando encuentra
dentro de la organización bienestar, estabilidad organizacional y económica, capacitación y un
verdadero interés por parte de la compañía en todo lo que se refiere a su integridad física, moral y
emotiva, generando en el empleado seguridad, tranquilidad, incentivándose para aportar un muy
alto rendimiento, desempeño y compromiso dentro de la compañía.
Desde el punto de vista del Estado Colombiano debido a expidió la Ley de Renovación de la
Administración Pública, Ley 790 de 2002, las empresas públicas colombianas de la rama Ejecutiva
fueron sometidas a recortes en sus plantas de personal. Las superintendencias, que se consideran
organismos técnicos de esta rama, también entraron en procesos de fusión o de reducción de
planta de personal. El objetivo de esta ley es reducir el tamaño del Estado, hacerlo más eficiente y
mejorar el déficit fiscal por concepto de gasto público.
Por la naturaleza particular de la superintendencia que fue objeto de este estudio, los trabajadores
de esta entidad no habían entrado en la carrera administrativa y con base en el Programa de
Renovación de la Administración Pública (PRAP), establecido en la ley mencionada, recibieron la
notificación de que debían someterse a una evaluación escrita de conocimientos sobre el cargo,
que si era aprobada les daría el estatus de trabajadores públicos, con todas las garantías asociadas
a esta condición, como la posibilidad de ascender; pero si no la aprobaban, debían salir
inmediatamente de la entidad.
El anuncio de esta evaluación generó múltiples reacciones en todos los niveles jerárquicos de la
entidad, situación que se prolongó por varios meses debido a que, una vez anunciada, no se
realizó de forma inmediata ni en el corto plazo. Esta situación puede considerarse como la primera
etapa de un proceso de reducción de la planta de personal.
Hay la creencia compartida de que una de las mejores maneras de incrementar la efectividad y la
eficiencia organizacional tiene que ver con la reducción de la planta de personal (Bonnet & Cortés,
2002). Piñeros y Romero (1997) señalan otras razones por las cuales las empresas realizan
procesos de reducción de personal: a) cambios en los mercados o pérdida de estos ante el avance
tecnológico o las estrategias comerciales de empresas competidoras; b) cambios en la tecnología y
procesos de producción que exigen nuevas competencias a los trabajadores antiguos; c) fusiones o
adquisiciones por otras empresas; d) cambios en la estructura organizacional, por la eliminación
de un producto, un servicio o algunas funciones.
El apartar a una persona de su vida laboral en esta forma abrupta, implica la eliminación de la
fuerza laboral de una empresa y para lograrlo esta puede invitar a los trabajadores a que se retiren
voluntariamente a cambio de incentivos económicos o indemnizaciones o puede realizar despidos
forzados, lo cual, además de afectar el clima organizacional de la empresa, puede deteriorar la
imagen corporativa de la misma (Keisner & Urban, 1996). Al verse forzados los empleados de este
tipo de organizaciones, a esta desvinculación forzada, por llamarlo de alguna forma, salen de la
vida pública, y la empresa privada siente cierto recelo por los empleados públicos, ya que su
capacidad laboral está enfocada en otro ámbito, lo que genera cierta desventaja con un trabajador
de empresa privada. Lo que obliga al nuevo trabajador a retomar su conocimiento, a actualizarse y
a enfocarse en este nuevo ámbito laboral.
Retomar esta nueva vida laboral genera en los empleados e inclusive en los sobrevivientes al
despido, problemas de salud como depresiones, problemas de cardiacos, así como desordenes en
su alimentación, abuso de alcohol, de cigarrillo y demás vicios que en definitiva ocasionan una
seria inestabilidad física y emotiva, y a esto se le adiciona la poca voluntad por parte del afectado
en recurrir a búsqueda de ayuda especializada (Lundberg, 1996). Si no cuenta con el suficiente
apoyo especialmente, familiar, es casi imposible superar estas consecuencias que pueden resultar
irreversibles y contraproducentes para la vida de una persona.
Las pocas entidades que se han dado a la tarea de interesarse en una mediana proporción por esta
situación se encuentra el Ministerio del Trabajo, aunque no se enfoca en si en la problemática de
salud que eso ocasiona, se obliga a proteger al trabajador en un despido injustificado o en que se
cubran los pagos en su totalidad de prestaciones sociales y demás. Otra entidad es el Ministerio de
Seguridad Social, que vela por el empleado en el ámbito meramente laboral, en riesgos
profesionales, en su régimen tributario y parafiscal.