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Las metas morales del psicoanálisis.

Lacan. RESUMEN
Lacan propone detenerse en aquello que parece estar velado en lo que se
considera como las metas morales del análisis.
Considera que “promover en la ordenanza del análisis la normalización
psicológica incluye lo que podemos llamar una moralización racionalizante”.
(Lacan, 1960, p. 360). Como también, apuntar al logro del estadio genital, la
maduración de la tendencia y el objeto, que daría la medida de una relación
justa con lo real. Ante ello, Lacan comienza a efectuar preguntas éticas
respecto a la práctica, en lo referente a si, como analistas, se tiene que llevar a
los pacientes a una “normalización”, a una “normalización racionalizante”; si se
debe ajustar a la medida justa con lo real.
Además, Lacan cuestiona acerca de si la acción del analista se detiene en
ideales de equilibrio y armonía psicológica; si el analista es el que debe dar
esperanza al paciente de que es posible la felicidad o de que es posible ser
feliz.
 Menciona a Freud, en su texto “El malestar en la cultura”, en donde
formula que la forma bajo la cual se inscribe concretamente la instancia
moral en el hombre y que, en su decir, es todo menos racional, esa
forma que se llamó el superyó, es de una economía tal que cuanto más
sacrificios se le hacen tanto más exigente se deviene.
Así, Freud consideraba que lo moral en el hombre no es nada racional sino
que, cuanto más sacrificio efectúa para satisfacer su conciencia moral, más
exigente se vuelve esta instancia.
Ante ello, Lacan se cuestiona si el analista debe olvidar eso en su práctica
clínica, puesto que resulta algo que, evidentemente, sucede; no solamente en
las promesas que se les efectúan a los pacientes, sino en aquellos que
supuestamente terminaron su análisis sosteniendo esa “posición de confort”
individual respecto del servicio de los bienes. Considera que los analistas se
encuentran inclinados a olvidarla.
“Cualquiera sea la regularización que aportemos a la situación de quienes
concretamente recurren a nosotros en nuestra sociedad, es harto manifiesto
que su aspiración a la felicidad implicará siempre un lugar abierto a una
promesa, a un milagro (…)” (Lacan, 1960 p. 361). Así, respecto a los pacientes,
Lacan considera que vienen a pedir que se le dé esa felicidad a la que aspiran.
Ante ello, afirma que “es una especie de «estafa» prometer a los pacientes,
garantizarles que un psicoanálisis hallarán su bien propio -su fantasía
burguesa”.
“el movimiento en el que es arrastrado el mundo en que vivimos al promover
hasta sus últimas consecuencias el ordenamiento universal del servicio de los
bienes, implica una amputación, sacrificios, a saber, ese estilo de puritarismo
en la relación con el deseo que se instauró históricamente. El ordenamiento del
servicio de los bienes en el plano universal no resuelve sin embargo el
problema de la relación actual de cada hombre, en ese corto tiempo entre su
nacimiento y su muerte, con su propio deseo.” (Lacan, 1960 p. 362). Ello hace
referencia al plano político de la época, que conlleva el mover todo lo que sea
con la finalidad del “bien para todos”. Las exigencias que ello conlleva se
encuentran manifestadas en todo tipo de actitudes e ideales puritanos en
relación al deseo. A pesar de ello, dicho plano no resuelve la relación
problemática que posee el hombre con su deseo. Renunciar a él no parece ser
la solución.

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