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La Demanda de felicidad y la

promesa analítica. Lacan.


RESUMEN.
Muchas veces, los pacientes acuden a la consulta esperando una promesa de
felicidad. También al psicoanálisis se le demanda una respuesta, una promesa
de que, al final, se logrará la felicidad.
Lacan (1960) refiere a que el analista “(…) tiene que pagar algo para sostener
su función.” (Lacan, 1960, p. 347). Así, considera que el paciente no solamente
es el que paga sino también el analista, quien paga con sus palabras, debido a
que sus interpretaciones poseen un efecto en el sujeto.
Además, refiere a que “Paga con su persona, en la medida en que, por la
transferencia, es literalmente desposeído de ella”. (Lacan, 1960 p. 347). Así,
también paga con su persona, en tanto que la debe dejar por fuera del
dispositivo analítico, de tal manera que el único sujeto en juego sea el
analizante.
Por otro lado, refiere a que el analista debe pagar “(…) con un juicio en lo
concerniente a su acción”. (Lacan, 1960 p. 347). Ello le compete a la ética,
concibiendo al análisis como un juicio.

Lacan plantea el siguiente interrogante ¿El final del análisis es lo que se nos
demanda? Respecto a ello, considera que se demanda la felicidad.
 El analista recibe esa demanda, pero se encuentra lejos de responder a
la misma. No hay en psicoanálisis una disciplina de la felicidad.
 El analista pretende, por medio de caminos, lograr que el sujeto se
ubique en una posición que le permita tomar las cosas del lado
“adecuado” para él (no para el analista)
En tanto el “lograr la felicidad”, Lacan refiere a que el mismo “(…) tampoco se
ve facilitado debido al hecho de que la felicidad devino un factor de la política”.
(Lacan, 1960 P. 348). Así, considera que la felicidad se transformó en un factor
de la política, no teniendo una solución aristotélica posible, y la etapa previa se
ubica a nivel de la satisfacción de las necesidades para todos los hombres. Ello
se debe al momento histórico actual, expresándose en la política por medio de
la siguiente fórmula: “no podría haber satisfacción para nadie sin la satisfacción
de todos”.
 El análisis aparece en ese contexto, y el analista se ofrece a recibir
la demanda de la felicidad.
De esta manera, plantea “(…) hasta qué punto tomamos las cosas en un nivel
diferente, cuán lejos estamos de toda formulación de una disciplina de la
felicidad”. (Lacan, 1960 p.349).
Por otro lado, Lacan plantea que hay una disciplina de la felicidad en
Aristóteles, puesto que muestra los caminos por los que piensa conducir a
cualquiera que lo siga en su problemática y que realizan una función de la
virtud, la cual se encuentra relacionado con el principio de la evitación de todo
exceso: “debe permitir al hombre elegir aquello que razonablemente puede
hacerlo realizarse en su bien propio”.
 Respecto al psicoanálisis, Lacan refiere a que se pretende que, por
medio de vías, el sujeto pueda ubicarse en una posición tal que las
cosas le vayan bien, que las tome del lado adecuado.
Lacan hace referencia a que “una sola cosa alude a una posibilidad feliz de
satisfacción de la tendencia, la noción de sublimación” (Lacan, 1960 p.349). En
Freud, se encuentra dos maneras de satisfacer felizmente a las pulsiones,
vinculada a la sublimación. Una consiste en una versión “más esotérica”, el
cual alude al artista y su posibilidad de transformar sus deseos en productos
que se vendan. La otra consiste en que la sublimación “(…) es la satisfacción
de la tendencia en el cambio de su objeto, sin represión”, es decir, es la
satisfacción de la pulsión sin represión, cambiando el objeto al que se dirige.
Ante esta última, Lacan refiere a que la misma presenta, de manera implícita o
explícita, un reconocimiento de lo siguiente: que el deseo no es más que la
metonimia del discurso de la demanda. Es el cambio como tal.
 Lacan refiere a que la satisfacción se encuentra en la tendencia
pulsional misma, no en el objeto.
Considera al respecto “(…) realizar su deseo se plantea siempre
necesariamente desde una perspectiva de condición absoluta. En la medida en
que la demanda está a la vez más acá y más allá de ella misma, articulándose
con el significante, ella demanda siempre otra cosa, en toda satisfacción de la
necesidad exige otra cosa, que la satisfacción formulada se extienda y se
encuadre en esa historia, que el deseo se forme como lo que sostiene esa
metonimia, a saber que quiere decir la demanda más allá de lo que formula”.
(Lacan, 1960 pp. 350-351). Así, plantea la cuestión de la realización del deseo
desde una perspectiva de “juicio final”. La demanda siempre demanda otra
cosa. Cuando la necesidad se satisface, exige otra cosa. Que esa
satisfacción se extienda al deseo, pero éste se encuentra más allá de la
demanda.
 El analista da aquello que no tiene. Se define, en este sentido, por lo que
no puede ser: no puede desear lo imposible.
El analista se encuentra en una posición de responder a quien le demanda la
felicidad, pero sabe que esta es una cuestión cerrada: no solamente él no tiene
aquello que el sujeto demanda, sino que, además, sabe que no existe. Así
plantea que el haber llevado al final del análisis “(…) no es más que haber
encontrado ese límite en el que se plantea toda la problemática del deseo”.
(Lacan, 1960 p.357)
Lacan considera que la novedad para el psicoanálisis consiste en que esta
problemática sea central para todo acceso a una realización cualquiera de sí
mismo. Así, en el camino a ello, el sujeto encontrará muchos bienes, todo el
bien que él puede hacer.
Por otro lado, refiere a que lo que el analista tiene para dar, es lo que tiene. Lo
que tiene no es más que su deseo advertido.
 Resulta imposible para el analista, si su deseo se encuentra
advertido, no se detiene jamás en la aspiración a reducir la
distancia entre la demanda y el deseo.

La función del analista consiste esencialmente en acercar en las palabras en


que se expresa el teórico mismo.

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