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El psicoanálisis no es una terapéutica como las otras, tampoco es un mero ejercicio intelectual
o una practica sin consecuencias.
En primer lugar, cura, no es furor curandis, contra el cual ya Freud nos advertía.
Desinteresarse de la curación rápida, inmediata y exitosa, en relación a la desaparición
de los síntomas, no es lo mismo que desinteresarse por la cura, su dirección y sus
efectos para el sujeto.
En segundo lugar, es necesario establecer la distinción entre cura analítica y curación
medica. Entiendo que la afirmación “el psicoanálisis no cura” es valida si el termino se
entiende desde el contexto del discurso del medico. El psicoanálisis no cura en el
sentido de eliminar una enfermedad pensada domo si esta fuera un cuerpo extraño el
cual extirpar para recuperar un estado de salud o bienestar anterior. No se trata de
volver al sujeto a una supuesta normalidad perdida. Sin embargo produce efectos.
La lectura del psicoanálisis americano hizo respecto de la cura, distorsiono el planteo freudiano
homologando cura con adaptación y definiendo objetivos terapéuticos a priori, generalmente
relacionados con los ideales del analista o de la sociedad (casarse, tener hijos, ganar plata, etc).
En este contexto discursivo, y en relación a estas desviaciones del análisis, Lacan pone en
cuestión el concepto de cura y sostiene que la cura viene por añadidura, retomando con ello el
espíritu freudiano. Descontextualizado y despojado de la ética que fundamenta la praxis, y que
pone en juego el deseo del analista, fue confundido, entonces, con indiferencia por los
resultados de la cura.
Las peculiaridades del método irán transitando por caminos diferentes al de la terapéutica
medica. Fundamentalmente porque Freud pone al descubierto la resistencia del sujeto a la
curación en tanto la enfermedad es un refugio que el enfermo se muestra renuente a
abandonar.
Por otra parte, si bien se mostro interesado por los síntomas nunca planteo que la cura
equivalía a su eliminación. Se trataba, para el, de operar sobre las condiciones subjetivas que
los determinan.
Freud decía “no aplicamos nuestro tratamiento sino cuando esperamos obtener con el algún
efecto terapéutico”. Osea que Freud no estaba de acuerdo con aquellos tratamientos con fines
únicamente teóricos.
Dice Freud: “El psicoanálisis nunca se presento como un tratamiento que hace milagros…
constituye, para ciertas enfermedades, el único método posible; para otras el que ofrece los
resultados mejores o mas duraderos, pero nunca sin el correspondiente gasto de tiempo y
dinero”.
Y por ultimo sostiene: “No quise recomendarlo al interés de ustedes en calidad de terapia, sino
por su contenido de verdad, por las informaciones que nos brinda sobre lo que toca mas de
cera al hombre: su propio ser. Como terapia es una entre muchas. Si no tuviera valor
terapéutico tampoco habría sido descubierta en los enfermos mismo ni desarrollado durante
mas de treinta años”.
Entonces Freud no puede negar la competencia que tiene su método entre otras terapéuticas,
pero afirma sus diferencias: el contenido de verdad que brinda sobre el propio hombre. No se
trata, entonces, de imponer una curación basada en una propuesta adaptativa sino en abrir al
sujeto a la dimensión de su verdad.
El análisis permitiría pasar, decía Freud, “de la miseria neurótica al infortunio de la vida”. Esto
quiere decir que Freud no promete ni la felicidad ni la eliminación del sufrimiento al cabo de
un análisis. Pero es posible distinguir el sufrimiento neurótico, de aquel que deriva de las
condiciones de la vida humana. Creo que con esto Freud pone en juego, como tope del
análisis, el limite de lo real, de lo imposible de curar.
Lacan decía que el analizado demanda como fin la felicidad. Pero el analista no puede
prometer el espejismo de la felicidad, sino seria una estafa. Se trata en cambio de encarar “el
problema de la realización actual de cada hombre, en ese corto tiempo entre su nacimiento y
su muerte, con su propio deseo…” y diríamos, no es esto, sin duda desentenderse del
padecimiento, sino situarlo en otra posición.
La ética del psicoanalista implica, dice Lacan, tener en cuenta la relación de la acción con el
deseo “ y confrontar al sujeto, en la terapia a la pregunta ¿a actuado usted en conformidad
con el deseo que lo habita?”. Allí lacan propone que la única cosa de la que se puede ser
culpable, al menos en la perspectiva analítica, es de haber “cedido en su deseo”.