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El Pedagogo: un maestro de la sensibilización

“El maestro conocía los resortes secretos del alma humana; podía abrir sus alas a sus
facultades creadoras… y hacer de los acontecimientos mismos… una alta norma de
sabiduría”1; el silencio, que envolvía el ambiente, sumergía a quienes lo escuchaban en
sus precipicios íntimos y se levantaban con un grito intrigante e interrogativo. El maestro
conocía todo lo que estaba sucediendo; su “oído interno estaba acostumbrado a percibir la
música de las esferas”2 del universo, especialmente de aquel mundo micro y complejo del
ser humano; lo que “hacía de él un dios entre los hombres, es saber… congregar el alma
ordinariamente dispersa por todos los puntos del cuerpo” 3.

El tiempo parecía mudo exteriormente, mientras en el interior de cada uno se vivía el inicio
de la revolución; pues ya los primeros disparos retumbaban en los recovecos del corazón;
y fue el silencio, ese silencio del cual no eran amigos. Una espada cortante deshizo el
ambiente y escucharon su voz: “Los hombres sólo pueden propagar y conservar su
forma de existencia social y espiritual mediante las fuerzas por las cuales las ha creado…
mediante la voluntad consciente y la razón” 4; por lo que toda acción realizada por el ser
humano esta encaminada a corroborar una actitud generada en él, a través de un discurso
de poder, desde “tecnologías de sistemas de signos, sentidos, símbolos o significaciones;
tecnologías de poder, que determinan la conducta de los individuos, lo someten a ciertos
tipos de fines o de dominación, y consisten en una objetivación del sujeto; o por
tecnologías que permiten a los individuos efectuar cierto número de operaciones sobre su
cuerpo y su alma… obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar
cierto estado de felicidad”5. Ustedes están aquí buscando un camino con “la esperanza de
crear un mundo mejor, donde se respeten los derechos humanos, se practique el
entendimiento mutuo y se haga del progreso del conocimiento un instrumento de
promoción del género humano y no de discriminación” 6.

Muchos de los que están aquí “se preguntan por qué las cosas no son como son y muchos
han llegado a la conclusión de que no es productivo dedicarse a reflexionar sobre lo que
no puede cambiarse”7. Y es que ustedes desean cambiar y transformar el mundo sin
pretender realizar, siquiera, una transformación en sus vidas. Pueden hacer, tan sólo,
como Jorge Luis Borges lanzar un puñado de arena, al pie de las pirámides egipcias, al
aire y decir que han transformado el universo; pueden emitir una palabra, un gesto, una
actitud, una acción… y pueden decir el mundo no es el mismo; pero esa acción, se
pueden preguntar, ¿ha transformado nuestra vida?. Yo no les voy a enseñar a repetir los
mismos discursos, a caminar maquinalmente dentro de una manada de hombres masa,
no; yo les voy a “enseñar a pensar de forma activa, vigorosa y excelente” 8, no sólo con la
razón sino con todo su ser, porque somos más que una chispa de vida.

1
Magnadé; J. Los versos Áureos de Pitágoras. México; ed. Diana 1973, p 199.
2
Ibid; p 202.
3
Vernant, Jean P. Mito y pensamiento en la Grecia antigua. Barcelona 2001; Ariel, p 351.
4
Jaeger, Werner. Posición de los griegos en la historia de la educación. México 1987; Paideia, p 3.
5
Foucault, M. Tecnologías del yo. Barcelona; ed. Paidós, 1996 p 48.
6
Delors, Jacques. La educación o la utopía necesaria, p 14.
7
Vasco, Carlos E. Siete retos sobre la educación colombiana. U. del Valle; p 90.
8
Ibid; p 102.
Mi método buscará sensibilizar lo más íntimo de sus vidas para que sean hombres y
mujeres verdaderamente humanos, necesitarán “un espíritu de observación unido al poder
de la razón”9; pues la “más alta obra de arte que se deben proponer es la creación del
hombre viviente”10, la de aquél hombre capaz de ser él mismo; en medio de un mundo
masificado y destruido por cantidad de males que lo debilitan, pero en el fondo, lo que
causa tanto mal, es la destrucción y muerte del hombre; porque el mundo sin él no sería lo
que es.

De ahora en adelante mi voz retumbara en sus conciencias y las pregunta que surjan
tendrán respuesta en el interior de cada uno; pues imitare, o mejor representare, “al señor
a quien pertenece el oráculo que está en Delfos que no afirma, ni oculta, sino que
indica”11; ustedes deben estar dispuestos a dejarse tocar en lo más íntimo de su ser para
actuar y vivir a partir de la reflexión iluminada por la orientación; ustedes deben violar a
esa “dulce e… inocente, niña, que conserva un tesoro…” 12 que invita y provoca la
seducción con su ternura enigmática; y haced que vuestro espíritu se prendan de ella.
Hasta que lleguen a “besar todos sus pliegues de tibio aroma llenos...” 13, sin dejar nada a
la sombra, ni al tanteo; en este caminar que han iniciado hacía la cima de vuestra
montaña. Mientras subes aprende a afinar las fibras destempladas de vuestro ser así
como “se templan como liras los chorros de agua” 14, para cuando estés parado en la cima
escuches la armonía, de cada uno de los instrumentos que estaban dispersos, como uno
solo y veas que la vida adquiere miles de formas, voces…

El maestro había mostrado su “efectividad y seguridad" 15, por que él había estado en la
cima de la montaña; ahora seducía el corazón de las personas, haciendo que sus fibras
intimas se despertaran a la sabiduría; era más que un forjador de sueños un vividor de
realidades. Su rostro irradiaba una energía atrayente. Para sensibilizar a sus discípulos
entono una melodía, un son, que hacía temblar los cimientos más fuertes e invitó al
discípulo cantando: “oye tu mi canto, oye tu mi llanto” 16; el éxtasis de esta oración tronó en
lo más hondo de cada ser; convirtiéndose en emoción y llanto, que regaban las playas de
aquella niña virgen e inocente.

Tan sólo unos pasos y la primera orientación, apareció como un submarino que sacude el
agua de su dorso para descansar en tierra: “¿cómo obtendríamos libertad… dignidad…
democracia…? El silencio, siguiente, fue rotó por los fantasmas que pasaban por la mente
de cada uno; las siluetas de esclavitud, de opresión, de maldad, de injusticia, de
expropiación… hicieron conocer como parte de su historia personal todo aquello que había
sucedido antes de su existencia vital.

9
Vernant, Jean P. Ibid. 335.
10
Jaeger. Ibid, p 11.
11
Colli, Giorgio. El nacimiento de la filosofía. Barcelona 1990; Tusquets, p 35.
12
Silva, José A. Antología de poemas. El Tiempo 2005; p 190.
13
Ibid, p 190.
14
Magnadé; ibid, p 204.
15
Comercial de American Generis.
16
Maná. Justicia, tierra y libertad.
El discípulo siente cansancio; piensa que no va poder salir, más bien de soltar las amarras
que lo atan al puerto donde su vida se ha movido al ritmo de las olas; el maestro le dice:
como tú han venido “los más audaces… se han tratado de acercar con locos deseos” 17; y
el deseo sólo no les ha bastado, se necesita entrega, voluntad, renuncia, lucha; ya que el
sólo deseo de “adivinar inocencias extrañas” 18 no es suficiente. Se requiere romper las
barreras, quemar los barcos en la otra orilla sabiendo que hay una única opción: llegar o
desfallecer… y los guerreros, fortalecidos, saben subir…

El maestro pide al discípulo que se acerque y le descubra su corazón y le dice: “dime en


secreto al oído… si entrevieras en sueños aquello con lo que tú sueñas…” 19 y al ver que
un enigma lo rodea, y que al llegar a la cima sólo pudieras observar lo mismo
¿renunciarías? Si en tus “locos, ardientes y profundos abrazos agonizar sueñas en sus
brazos; ¿Te resistirías?”20. El discípulo cobijado por el silencio escucho un quejido en su
interior; se estaban matando, entre sí, las ilusiones imaginarias que vivían en el mundo de
la ilusión. Cada vez, que daba un paso, era más consciente de “hacer la revolución” 21, de
devolverse y quemar las banderas de la opresión, los comerciales del despojo y la
esclavitud, los ideales deshumanizantes, las canciones ilusorias… y reflexionando, se dijo:
todo líder es un parasito para toda clase de poder, ese no es el camino… sigamos hacía la
cima…

El maestro, faltando poco para llegar a la cima, llamó al discípulo y le dijo: detente al pie
de la cima y no sigas si no sientes que es necesario subir; muchos han subido y han
bajado ciegos, pues no han resistido la luz; otros se han enloquecido porque no
encontraron respuesta y otros se suicidaron porque les pareció vano el luchar y el
vaticinio. Siguió el maestro: “el mundo ya comprobó la calidad y efectividad” 22 de los que
han bajado con los ojos abiertos, no los exteriores, sino los del corazón y la razón; por sus
ideales y cantos de ““Justicia, tierra y libertad” 23; por la exigencia de dignidad y respeto
para aquellos tenidos como mendigos, indígenas, negros, prostitutas, sicarios, ladrones,
guerrilleros, paracos…

El discípulo sintió deseos de dormir, el cansancio interior, la batalla desatada lo estaba


desgastando; escuchó una voz que dijo: “el sueño valora de manera cabalmente expuesta
aquel fondo misterioso de nuestro ser del cual nosotros somos la aparición” 24, y soñó con
una ciudad saqueada por intrusos y sólo la desolación paseaba por sus calles. Despertó y
se encontró tan solo y vacío; sintió una soledad aterradora y todos a su alrededor como
que despertaban de la pesadilla de sus vidas. A su oído llegó el eco de unas palabras
pronunciadas por alguien que hablaba desde la cima:
“!soledad, silencio, incomparable castidad de lo celeste!
Una vela pequeña tiembla en el horizonte…

17
Silva, José; p 190.
18
Ibid, p 190.
19
Ibid, p 190.
20
Ibid, p 190.
21
Maná; Justicia…
22
Medicamentos American…
23
Maná.
24
Nietzsche, Friedrich. El nacimiento de la tragedia. Madrid 1996; Alianza, p 56.
Todo piensa en mí yo pienso en todo”25.
El discípulo pensó en el fuego aparente de la vida cuando había iniciado y ahora sólo una
pequeña vela alumbraba un espacio vacío y desértico. A la vez fue sintiendo en su ser una
paz y tranquilidad donde todo se encuentra con todo, una paz que integra todo el universo
con su ser, donde ve al negro como a un hermano, ve al tigre como una especie diferente,
ve al ladrón como a alguien aporreado por las injusticias… ve que todo se entreteje en un
mundo complejo que tiene su razón de ser; y ha entendido que “todo es realidad, pero
vivimos al costado, con las frontera muy cerca, muy limitadamente. Y ahora, como el
poeta, tiene la alternativa de crear e inventar otros mundos, crear realidad, no ficción” 26; y
recordó un poema que dice:
“Yo habito en la casa de la posibilidad
Ella tiene más puertas y ventanas
Que la casa de la razón” (Emily Dickinson)
Sí ahora, después de la lucha, el silencio y vacío, tengo la oportunidad de pensar el
mundo de manera diferente a como me lo han enseñado a pensar; ahora soy yo mismo
quien debe crear un mundo integrado a mi ser y yo a él, de sentirme uno en todo, de
percibir la vida y existencia de todo lo creado en mi propia vida; ahora puedo ser yo
mismo… un yo integrado.

El maestro en la cima dijo: “todos, aunque seamos de otras razas y color, somos
hermanos y hermanas y tenemos un mismo corazón” 27; no debemos señalar ni etiquetar al
otro, aunque parezca ser el más cruel, tampoco hay que desaparecerlo; es un ser humano
necesitado de ayuda… de amor. Esta es la revolución que deben iniciar en sus vidas “una
revolución de amor”28; acaso no han escuchado que lo gritan desde el silencio los que
practican la meditación; no han visto que Ghandi lo vivió y es un mandato en la religión
Hindú la no violencia contra cualquier especie viviente; no ven que es un mandato del
cristianismo el vivir el “amor al prójimo como a sí mismo”, no ven que es un ideal político,
ético… un ideal teñido de intereses y manipulación… pero que ahora ustedes sienten y
ven con claridad; pues han tenido la oportunidad de sentirlo en sus propias vidas, de
renacer de nuevo y dejar caer de sus ojos las cataratas y lentes de contacto que les
hacían ver la vida u las cosas deformes y de otros colores.

Ahora el tiempo es un tiempo nuevo para ustedes, y


“si el tiempo ha reaparecido
Hay un solo segundo en la vida humana
Cuya misión es anunciar una buena noticia
La buena nueva que provoca un miedo inexplicable” 29
Ustedes desde aquí observan el tiempo como un solo momento cargado de compromiso y
de vida, porque es el segundo que palpita en sus venas, es el momento que tienen para
ser mejores… para ver el universo como una sinfonía donde cada persona, cada cosa,
tiene su razón de ser…

25
Baudelaire, Charles. El ruego del artista.
26
Juarroz, Roberto. La fidelidad al relámpago.
27
Maná…
28
Maná…
29
Baudelaire. El cuarto doble.
Ahora, con esa alegría y miedo que sienten en lo más íntimo, pueden bajar por cualquiera
de los miles de caminos que conducen a esta cima, incluso pueden descender por el
mismo camino, pero la vida ya no será lo mismo para ustedes porque han aprendido a
interpretar, con las cuerdas de sus existencias, su propia melodía… y esa melodía es la
que deben anunciar a los demás; asumiéndola, primero, en sus vidas.

Recuerden que “sois pequeños dioses” 30 y vuestra tarea no es hacer y deshacer sino
contemplar desde el silencio, pues “somos una combinación de sonido y silencio” 31; y
cuando se dé ese diálogo íntimo sentirán estar nuevamente en esta montaña, porque eso
es lo que han hecho: escalar las montañas de su propio yo, desde su propia
sensibilización, racional y espiritual.

Renier Castellanos.
Epistemología de la pedagogía.
Fredy Olarte.

30
San Juan. Evangelista.
31
Juarroz. Ibid, p 19.

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