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Svante Arrhenius nació el 19 de febrero de 1859 en el castillo de Vik, cerca de Upsala.

A la edad de tres años, observando los libros de contabilidad de su padre, se convirtió en un


prodigio de la aritmética.
A la edad de 8 años ingresó a la Catedral School de Upsala, iniciando en el quinto grado,
distinguiéndose en las materias de física y matemáticas, se graduó en 1876 como el
estudiante más joven y capaz. Asistió a la universidad de esa misma ciudad cuando tenía 17
años de edad. Insatisfecho con los estudios de física de esta universidad se trasladó a la
Universidad de Estocolmo.
En 1911, durante una visita a los Estados Unidos, fue galardonado con la primera medalla
Willard Gibbs y en 1914 recibió la medalla Faraday.
Falleció en la ciudad de Estocolmo el 2 de octubre de 1927.

Aportes
En 1884 Arrhenius desarrolló la teoría de la existencia del ion, ya predicho por Michael
Faraday en 1830, a través de la electrólisis.
ES FALSO Siendo estudiante, mientras preparaba el doctorado en la universidad de
Uppsala, investigó las propiedades conductoras de las disoluciones electrolíticas, que
formuló en su tesis doctoral. Su teoría afirma que en las disoluciones electrolíticas, los
compuestos químicos disueltos se disocian en iones, manteniendo la hipótesis de que el
grado de disociación aumenta con el grado de dilución de la disolución, que resultó ser
cierta solo para los electrolitos débiles. Creyendo que esta teoría era errónea, le aprobaron
la tesis con la mínima calificación posible. Esta teoría fue objeto de muchos ataques,
especialmente por lord Kelvin, viéndose apoyada por Jacobus Van't Hoff, en cuyo
laboratorio había trabajado como becario extranjero (1886-1890), y por Wilhelm Ostwald.[3]

Su aceptación científica le valió la obtención del premio Nobel de Química en 1903, en


reconocimiento a los extraordinarios servicios prestados al avance de la química a
través de su teoría de la disociación electrolítica.
Proclamó en 1896 que los combustibles fósiles podrían dar lugar o acelerar el
calentamiento de la tierra.

Aparte de la citada teoría trabajó en diversos aspectos de la físico-química, como las


velocidades de reacción, sobre la práctica de la inmunización y sobre astronomía. Así,
en 1889 descubrió que la velocidad de las reacciones químicas aumenta con la
temperatura, en una relación proporcional a la concentración de moléculas existentes.

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