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0.
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0
DEONTOLOGÍA
ó
CIENCIA DE LA MORAL .
VALENCIA ,
IMPRENTA DE J. FERRER DE ORGA,
CALLE DE BALLESTEROS, N ° 5.
DEONTOLOGÍA
ó
CIENCIA DE LA MORAL,
OBRA PÓSTUMA
DE JEREMÍAS BENTHAM .
TRADUCIDA AL ESPAÑOL
POR D. P. P.
TOMO PRIMERO .
VALENCIA ,
LIBRERÍA DE MALLEN Y SOBRINOS,
BN FRENTE DE SAN MARTIN .
1836.
d
4
1
IT
V
EL TRADUCTOR FRANCES,
PREFACIO
II .
III .
IV.
TOM . I. 5
66
V.
BIENESTAR Y MALESTAR .
VI .
SANCIONES .
1
77
del respeto que conciben por sus opiniones y actos.
La sancion doméstica puede ser mas ó menos eficaz,
mas o menos ilustrada que la sancion popular , su
operacion es mas directa é inmediata que puede serlo
la sancion popular, en el sentido que la dicha de un
hombre depende generalmente mas de aquellos que le
rodean habitual ó frecuentemente , que de los que es
tán separados de él. Las sanciones social y popular,
obran y vuelven á obrar mútuamente una sobre otra,
no siendo en el hecho otra cosa la sancion popular
que el gran recipiente de las sanciones sociales.
30 La sancion moral ó popular es la que se lla
ma comunmente opinion pública ; es la decision de la
sociedad sobre la conducta , decision reconocida y que
hace lei. La sancion popular puede dividirse en dos
ramas , democrática y aristocrática , las cuales atribu
yen á actos de la misma naturaleza una porcion bien
diferente de recompensa ó castigo. Una sancion , cuan
tas vezes se ejecuta , contribuye y pone en vigor una
lei ,, y las leyes constituidas por la sancion aristocrá
tica , están por una porcion considerable del dominio
de la conducta, en oposicion con las constituidas por
la sancion democrática .
De este modo en las demasías que afectan las per
sonas , la sancion democrática tolera los combates á
puñadas , ó la tentativa de causar un dolor físico (1 );
1
84
章&
La sancion religiosa se fortificaria mucho mas por
la creencia de una providencia especial, creencia mil
vezes proclamada ; pero que no ejerze sino una débil
influencia sobre los mismos que la proclaman. Si esta
sancion existiera , si la intervencion constante de la
divinidad bastara para castigar y recompensar las ac
ciones viciosas ó virtuosas , es evidente que toda le
gislacion humana estaria de sobra y no vendria al ca
94
VIII .
( X.
1
plicacion. Cuando están subordinados al principio i
X.
DEFINICION DE LA VIRTUD.
XI .
1
135
XII .
XIII .
XIV.
XV.
á la probabilidad de la muerte .
Será de desear en el interes definitivo de la so
ciedad , que se esponga el hombre de esta suerte?
Tal es la medida de toda especie de mérito. ¿Ade
lantará su bienestar ó el de los demas ? Si su inte
res y el ajeno son incompatibles , įá cuál deberá dar
·la preferencia ? Posible es que esto sea difícil, y
mui difícil de saber ; y no obstante es preciso saber
TOM . I. 11
169
1
lo , y si se puede lograr , la cosa lo vale ciertamente.
$1
El objeto que se trata de procurar , es útil al indi
viduo mismo ó á los demas. El peligro á que se es
pone , es el precio por el cual se compra el objeto.
I
¿ Vale este lo que costó ? ¿ Hai beneficio en la com
pra ? Esta es la cuestion , la única cuestion digna de
ocuparnos. En cuanto á saber , si el acto por el cual
se espone al peligro supuesto, es ó no acto de valor,
esta es una cuestion que no vale las palabras emplea
das en formularla . 2
1
167
XVI.
1
185
pena disminuye por grados y acaba por desaparecer
enteramente .
La virtud es una cualidad moral por oposicion á
una cualidad intelectual: pertenece a la voluntad de
las afecciones y no á la inteligencia, esceptuando los
casos en que la inteligencia obra sobre la voluntad.
Una vez entendido esto puede formarse una idea
exacta de las cualidades apetecibles de que habla Hu
me , repartiéndolas y agrupándolas bajo las divisio
nes siguientes:
1a Cualidades pertenecientes no á la voluntad,
sino á la inteligencia, como el discernimiento , el ór
den , la rapidez en la concepcion .
2a Las cualidades de la voluntad, que no pertene
cen esclusivamente ni al vicio ni á la virtud , sino
que son unas vezes vicio y otras virtud , otras ni uno
ni otro , segun el objeto á que dirigidas ; tales son al
sociabilidad , la discrecion , la constancia , la clemen
cia , la generosidad.
3a Las cualidades que siempre son virtudes , y
que en consecuencia pertenecen á una de las dos gran
des divisiones de la prudencia y de la benevolencia.
42 Las cualidades , que siendo siempre virtudes,
son modificaciones de las dos clases de las virtudes pri
marias , á las cuales están subordinadas; tales son la
probidad , la justicia.
Solo pues en la tercera y cuarta division se encuen
tran las virtudes no dudosas ; la primera y segunda
no comprenden sino cualidades, que asociadas a la
prudencia y benevolencia , pueden serles importanti
simos ausiliares. Por ejemplo , ¿ cuán preciosa no es
186
nevolencia.
1 La clemencia . Tambien es humanidad ; pero supo
ne en el que es objeto de ella una dependencia mas
directa de aquel que la ejerce. Aquí la persona que
recibe está en poder de la que dá ; la flaqueza de la
una contrasta con el poder de la otra . La aprecia
cion exacta de los casos , en que la clemencia puede
ejercerse en los límites del principio de la maximi
zacion de la dicha , depende de las facultades intelec
tuales del individuo ; la disposicion á ejercerlos, de
sus facultades morales. Va aneja una idea de poder,
unida á otra idea vaga de tiranía , en razon de la dis
tancia que separa al dispensador de la clemencia del
que es objeto de ella. Aquí se aplica en el dominio
político la regla que sentamos con respecto a la hu
manidad. La clemencia , es decir el bien hecho á un
individuo , debe pesarse contra el mal hecho á la so
ciedad . La apelacion á la clemencia es mas frecuente
que la apelacion a la humanidad. A los ojos de la
virtud su valor debe estimarse por sus efectos. Esta
porcion de la clemencia que contiene virtud , se une
á la benevolencia efectiva .
El reconocimiento es benevolencia efectiva , sea en
accion , sea en disposicion , en consideracion á los
servicios recibidos por lapersona reconocida , ó al
guna otra unida a esta por vínculos de simpatía .
Su eficacia no es consecuencia necesaria de su exis
tencia , puede ser un estado del alma que permanece
191
1 Y tambien en español .
197
tiva. En materias pecuniarias es prudencia, y en la
mayor parte de los actos prudencia personal. Es la
pesquisa que impide que los placeres que procura la
riqueza , se desperdicien en pura pérdida , ó se dis
minuyan inútilmente. La frugalidad , como observa
Hume , toca á dos vicios: á la prodigalidad que es
imprudencia , y á la avaricia que es el opuesto á la
benevolencia efectiva.
La probidad está subordinada á la justicia : esta
palabra tiene á vezes doble sentido. Montaigne la lla
ma ; alguna parte que cada uno debe poner de probi
dad , al hablar de sus virtudes. Pero olvida cuán pro
bable es que esta materia de conversacion hiera el
amor propio de otros. Un hombre puede preferirse
á otros , pero no es de presumir que todo el mundo
consienta en reconocer esta preferencia personal.
La fidelidad está igualmente subordinada á la jus
ticia. Es la manifestacion de una facultad activa , é
implica la observancia de un contrato específico ó
tácito .
La verdad no es una cualidad humana ; no es vir
tud. Verazidad es palabra mas propia. La verazidad
es ' una virtud , que ocupa en el espíritu público un
lugar poco correspondiente á su importancia , y cu
yas ramas son consiguientemente protegidas en gran
parte por la sancion popular. Leemos en Tucídides,
que en su tiempo un héroe preguntaba á otro : ¿ Eres
ladron ? Hoi dia se pregunta : ¿ Eres abogado ? Un
abogado es un hombre que tiene su poder en sus
palabras , y que vende este poder al mejor postor,
hablando en pro y en contra , segun ocurre , ya para
198
XVII .
XVIII.
DE LAS PASIONES .
1
XIX.
18 La distribucion.
2a La metodizacion.
La invencion se produce por el uso de las otras fa
cultades, inclusa la atencion en un grado intenso bajo
la direccion del juicio ; tiene por objeto el descubri
miento de algun hecho nuevo , la produccion de al
gun nuevo esfuerzo , ó la formacion de alguna nueva
combinacion de ideas. La comunicacion , por la cual
Hume termina su lista , parece no tener algun dere
cho á ser clasificada entre las facultades intelectuales.
Cuando estas ni se ponen ni pueden ponerse en ac
cion , la conducta ya no entra en las regiones del vi
cio у la virtud. Por ejemplo en la infancia , antes que
el espíritu pueda obrar , y en el estado de demencia,
cuando las facultades pensadoras están trastornadas,
no puede haber responsabilidad , ni por consiguiente
materia de alabanza ó vituperio.
En el caso de aberracion temporal de las faculta
des pensadoras , como por ejemplo bajo la influencia
de la embriaguez , estando apagado , digámoslo así, el
juicio del individuo , no es responsable del acto co
metido. Es una consecuencia secundaria de una im
prudencia primera. En los casos de locura son evi
220
XX .
CONCLUSION .
DE LA MAXIMIZACION DE LA DICHA,
SU ORÍGEN
Y DESARROLLO .
239
OJEADA
SOBRE EL PRINCIPIO
DE LA MAXIMIZACION DE LA DICHA ,
SU ORIGEN Y DESARROLLO.
principio deontológico . .
104
CAP. X. Definicion de la virtud . 0
109
Cap. XI . Del interes privado ó prudencia per
sonal. . 126
Cap. XIĘ. De la prudencia estra -personal. . 135
CAP. XIII. De la benevolencia efectiva -negativa. 144
Cap. XIV. De la benevolencia efectiva - positiva. 154
CAP. XV. Andlisis de las virtudes y vicios. . . 1ộo
Cap. XVI. De las virtudes segun Hume. . 183
CAP. XVII. De las falsas virtudes. . . 215
Cap. XVIII. De las pasiones. . . 218
CIENCIA DE LA MORAL .
VALENCIA ,
IMPRENTA DE J. FERRER DE ORGA,
CALLE DE BALLESTEROS, Nº5.
DEONTOLOGÍA
ó
CIENCIA DE LA MORAL,
OBRA PÓSTUMA
DE JEREMÍAS BENTHAM .
TRADUCIDA AL ESPAÑOL
POR D. P. P.
TOMO SEGUNDO.
VALENCIA ,
LIBRERÍA DE MALLEN Y SOBRINOS ,
EN FRENTE DE SAN MARTIN .
1836 .
-
PREFACIO .
1
lencia divina y acomodarla a todos los antojos de su
malevolencia; no hai ayuno , disciplina , maceracio
nes y deplorables caprichos de un fraile del occi
dente , ó de un fakir del oriente , cuyos méritos no se
puedan probar , y cuyo deber imponer. ¡ Maldita sea
la religion a quien se quiera poner en hostilidad di
recta con la moral ! Porque ninguna religion podrá
conciliarse con la razon , sino con la carga de probar
que tiene por objeto , no disolver , sino fortificar los
vínculos sociales. Y ¿ qué apelacion mas universal
que la que se hace al corazon de cada uno de nos
otros? Y ¿cómo podria Dios manifestarse con mayor
evidencia sino por estos sentimientos infalibles, ines
tinguibles, universales , que ha puesto en nosotros?
¿ Qué palabras podrán igualar la fuerza de este he
cho omnipresente , á saber que es de esencia en nues
tra naturaleza querer nuestra propia dicha? Y ¿quién
ha hecho naturaleza lo que lo es ? Nuestra dicha
presente , es fuerza repetirlo : porque solo en cuanto
van unidas á lo presente , pueden llegar á nuestro en
tendimiento ideas de lo futuro . Sobre esta base pues
de la invencible tendencia del hombre á procurarse
su propia felizidad , levantarémos nuestro edificio sin
temer nada por su solidez. Porque este es un hecho
incontestable que no admite la menor sombra de du
da, superior á todos los principios de raciocinio , y cu
ya fuerza es irresistible . Y que no se deje el espíri
tu estraviar por distinciones imaginarias entre los
placeres y la dicha. Los placeres son las partes de
un todo , que es la dicha.
La dicha sin placeres es una quimera y una con
12
1.
PRINCIPIOS GENERALES,
1
33
II .
PRUDENCIA PERSONAL ,
To this hour
Had still been falling.
III .
PRUDENCIA ESTRAPERSONAL .
las cosas, que las relaciones del padre con su hijo real
y supuesto sean menos intensas que las de la madre.
Sir Roberto Filmer , cuyo nombre no nos es co
nocido sino por haber tenido á Locke por antago
nista , presenta el poder necesario y absoluto del pa
dre sobre sus hijos , como el fundamento , origen y
causa justificativa del poder monárquico en el estado
político. Hubiera podido con mayor razon conside
rar el poder absoluto de la mujer como la sola for
ma legítima de gobierno.
En el reino de los Ascantes en África, el sucesor
del rei es el primogénito de los hijos de su herma
na mayor. Si la certidumbre de ser el heredero de
la corona el mas cercano pariente del monarca di
funto , constituye un derecho de sucesion convenien
te y eficaz , es preciso confesar que en África se han
acreditado y acreditan de mas sábios los consejeros
de la monarquía negra , que en Europa los conseje
ros de nuestras majestades blancas .
La escala de comparacion para medir la superio
ridad , igualdad ó inferioridad , abraza necesaria
mente gran variedad de objetos, y puede dividirse
en razon de las cualidades que distinguen la situa
cion de un hombre de la de otro , ó en razon de es
tas mismas cualidades ; cualidades útiles á nosotros
mismos ó á los demas ; cualidades naturales ó adqui
ridas , y estas últimas subdivididas en las que un hom
bre se puede procurar por sí mismo , y las que no
puede obtener sino con el concurso de otro : en fin
cualidades de cuerpo y de espíritu. En la posesion de
todas ó de cada una de ellas , casi no hai hombre que
153
bajo algun respeto no difiera de los demas. Diferen
tes personas pueden poseer estas cualidades en la mis
ma cantidad , pero su distribucion nunca es igual , y
uno de los principales encantos del comercio social
proviene de la infinita variedad con que los diversos
elementos están repartidos entre diferentes individuos.
Un hombre puede distinguirse por su sabiduría en
materias generales , por un juicio sano en todo , ó por
una sabiduría especialmente aplicada á ciertos objetos
determinados . Un hombre puede darse á conocer,
aunque sucede pocas vezes , por la universalidad de
sus conocimientos ; pero de mil casos habrá mas de
novecientos en que sus trabajos ó conocimientos en al.
gun ramo particular de estudios manifestarán su su
perioridad sobre otro hombre , ó sobre los hombres
en general. Así un inferior colocado con respecto á
su superior en esta vaga dependencia que da la anti
cipacion de una utilidad futura, puede fundar dicha
utilidad sobre una de las cualidades de que acaba
mos de hablar , ó sobre una de las diversas ramas
en que se dividen.
Entre las fuentes que se pueden determinar de
superioridad ó inferioridad de posicion , pueden co
locarse en primer lugar la edad , la fortuna, el ran
go y el poder legítimo.
Las diferencias de edad pueden fácilmente probar
se , y en ciertos casos dominan á toda otra distincion.
Por ejemplo el poder de la nodriza sobre el niño,
por ilustre que sea su cuna y rica su familia , es
casi ilimitado. En general se nota que la superiori
dad que da la edad , es frecuentemente exajerada , ó
134
TOM . II. 11
158
IV .
V,
VI .
CONCLUSION .
propagacion á su zelo.
Entre las esperanzas del deontologista , hai sobre
todo una mas elevada у brillante que las demas ; y
es que trabaja con suceso en apresurar el dia en que
la opinion dará al principio de la maximizacion de
la dicha toda su espresion y efecto. Porque hasta en
2313
PREFACIO Pág. V
INTRODUCCION . . . 1
13020100004727
3
BIBLIOTECA
DE
MONTSERRAT
Armari . B
XXX
Prestatge
1
Número
86 .