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jurado su independencia de España y de toda dominación extranjera,
como vosotros lo acabáis de ejecutar.
He sido testigo de las sesiones en que la misma Soberanía ha discutido
acerca de la forma de gobierno con que se ha de regir la Nación, y he
oído discurrir sabiamente en favor de la monarquía constitucional
reconociendo la legitimidad de la representación .soberana en la casa de
los Incas, y situando el asiento del trono en el Cuzco, tanto, que me
parece que se realizará este pensamiento tan racional, tan noble y tan
justo con que aseguraremos la losa del sepulcro de los tiranos.
Resta ahora que conservéis el orden, que mantengáis el respeto a las
autoridades, y que, reconociéndoos parte de una nación como lo sois,
tratéis con vuestro conocido empeño, anhelo y confianza de librarla de
sus enemigos, y conservar el justo renombre que adquirió en Tucumán.
Compañeros, hermanos y amigos míos! en todas ocasiones me tendréis a
vuestro lado para tan santa empresa, así como yo estoy persuadido que
jamás me abandonaréis en sostener el honor y gloria de las armas y
afianzar el honor y gloria nacional que la divina Providencia nos ha
concedido. —.
Es importante resaltar algunos datos políticos, sociales y culturales que son de utilidad
para comprender parte del contexto que precede y en el que se enmarca la propuesta
belgraniana de coronar un inca como rey para las Provincias Unidas y establecer su sede
en Cuzco (Perú). Entre estos datos nos interesa mencionar:
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económicas y administrativas entre los territorios adyacentes al Río de la Plata y
el actual Noroeste Argentino y el Perú.
Algunos acontecimientos entre 1810 y 1816 que incluyen a los pueblos originarios:
- Supresión del tributo indígena: en 1811 la Junta de las Provincias Unidas del Río
de la Plata suprimió el tributo indígena (mita, encomienda y yanaconazgo como
formas encubiertas de esclavitud)
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Declaración de Castelli
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escuelas en sus pueblos y excepción de cargas impositivas indebidas:
pudiendo libremente informarme todo ciudadano que tenga
conocimientos relativos a esta materia a fin de que, impuesto del por
menos de todos los abusos por las relaciones que hicieren, pueda
proceder a su reforma.
Últimamente declaro que todos los indios son acreedores a cualquier
destino o empleo que se consideren capaces, del mismo modo que todo
racional idóneo, sea de la clase y condición que fuese, siempre que sus
virtudes y talentos los hagan dignos de la consideración del gobierno y a
fin de que llegue a noticia de todos se publicará inmediatamente con las
solemnidades de estilo, circulándose a todas las juntas provinciales y su
subalterna para que de acuerdo con los ayuntamientos celen su puntual
y exacto cumplimiento, comunicando a todos lo subdelegados y jueces de
su dependencia estas mismas disposiciones: en inteligencia de que en el
preciso término de tres meses contados desde la fecha deberán estar ya
derogados todos los abusos perjudiciales a los naturales y fundados
todos los establecimientos necesarios para su educación sin que a
pretexto alguno se dilate, impida, o embarace el cumplimiento de estas
disposiciones. Y cuando enterado por suficientes informes que tengo
tomados de la mala versación de los caciques por no ser electos con el
conocimiento general y espontáneo de sus respectivas comunidades y
demás indios, aun sin traer a consideración otros gravísimos
inconvenientes que de aquí resultan, mando que en lo sucesivo todos los
caciques sin exclusión de los propietarios o de sangre no sean admitidos
sin el previo consentimiento de las comunidades, parcialidades o aíllos
(Ayllus) que deberán proceder a elegirlos con conocimiento de sus
jueces territoriales por votación conforme a las reglas que rigen en estos
casos, para que beneficiada en estos términos se proceda por el
gobierno a su respectiva aprobación.
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El rey inca que quería Belgrano
Por Felipe Pigna
¿Quién era el candidato a rey inca de las Provincias Unidas propuesto por Manuel
Belgrano?
Aunque la historia liberal lo haya ignorado y el general-historiador Bartolomé Mitre lo
calificara como “la sombra de una sombra”, el candidato existió. Se llamaba Juan
Bautista Túpac Amaru y tenía notables merecimientos.
Había nacido en Tungasuca en 1747, provincia de Tinta, Perú, y participó en la rebelión
de su hermano José Gabriel en 1780, la más grande que recuerde la historia de nuestro
continente.
La comandancia revolucionaria lo destinó a cargo de la artillería en Paucartambo y de la
administración de los obrajes en Pomacanchi, liberando de su trabajo esclavo y semi
esclavo a centenares de artesanos y trabajadores indígenas.
Fue apresado en 1783 y llevado caminando esposado junto a otros miembros de la
familia desde Cuzco hasta Lima, donde fue encerrado en la fortaleza del Real San
Felipe del Callao.
En el camino vio morir a su esposa y a un pequeño sobrino. De los 78 prisioneros (26
hombres, 35 mujeres, la mayoría ancianas, y 17 niños) que partieron de la capital del
imperio incaico, sólo unos pocos sobrevivieron.
De la horrenda prisión peruana fue deportado a Cádiz, para ser encerrado en las
mazmorras del Castillo de San Sebastián por tres años.
En 1788 las autoridades carcelarias españolas del “ilustrado” Carlos IV decidieron su
traslado al penal africano de Ceuta, donde permaneció detenido por 35 años.
Allí conoció a Juan Bautista Azopardo, el marino maltés que había militado en las filas
de la Revolución Francesa y participado en más de 24 combates terrestres y navales a
las órdenes de Napoleón y se convertiría en uno de los pioneros de la Armada nacional.
En el combate naval de San Nicolás, el 2 de marzo de 1811, Azopardo volvió a mostrar
su fiereza cuando derrotadas las otras dos naves tuvo que hacerles frente con la
Invencible a cuatro barcos españoles. Resistió todo lo que pudo y amenazó con volar la
santabárbara.
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Los enemigos, que ya ocupaban el barco y no querían volar por el aire, ofrecieron
respetar las vidas de Azopardo y sus compañeros, y el maltés aceptó.
Fue llevado prisionero a Montevideo. En 1815, fue trasladado a la prisión de Ceuta,
donde trabó amistad con su tocayo Túpac Amaru.
En 1820, el movimiento liberal encabezado por el general Riego liberó a los prisioneros
políticos, entre ellos a Azopardo y a Juan Bautista. Invitado por Azopardo, Túpac
Amaru llegó a Buenos Aires en 1822.
El gobierno porteño, a instancias del marino maltés, le concedió al descendiente de los
incas una pensión de 30 pesos y una vivienda, y le encargó la redacción de sus
memorias que se publicaron con el título de El dilatado cautiverio bajo el gobierno
español de Juan Bautista Túpac Amaru, quinto nieto del último emperador del Perú.
Juan Bautista concluía su memoria-alegato con un juicio lapidario sobre aquella España
que había asesinado a toda su familia y le había robado 40 años de su vida: “Esa España
tan cruel como avara, que se había empapado en lagos de sangre americana para cubrir
la Europa de torrentes de plata y oro y quedarse ella ignorante, pobre y corrompida; a
esa España igualmente voraz de la humanidad cuando supersticiosa invocaba la religión
y el evangelio para degollar americanos, que cuando queriendo ser filósofa, y con la
igualdad y derechos del hombre en sus labios, mandaba ejércitos de tigres a Caracas y
Perú”.
Juan Bautista Túpac Amaru, el frustrado rey Inca de las Provincias Unidas, murió en
Buenos Aires el 2 de septiembre de 1827, a los 80 años. Sus restos descansan en el
cementerio de la Recoleta.
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Aguila de trueno
nudo de la tierra
ven a consolarme hoy
ya que estoy caido
hoy que el sol reseca mis manos
y esta sal es la ceniza de la lluvia...
Aguila de trueno
nudo de la tierra
ven a consolarme hoy
ya que estoy vencido
estaqueado de pies y manos
y este cuero
ya se acorta
pero no mi fe…
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Genealogía de los símbolos
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El Himno Nacional y los Incas
En 1813 se creó la “Marcha patriótica” actual Himno Nacional Argentino que tiene en
su primera y original versión la siguiente estrofa:
(Versión original)
Letra: Vicente López y Planes. Música: Blas Parera Coro
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Lo que ve renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor. Coro Pero sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el país se conturba con gritos
de venganza, de guerra y furor. En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel. Coro ¿No los veis sobre Méjico y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
Luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir? Coro A vosotros se atreve ¡Argentinos!
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor. Mas los bravos que unidos juraron
Su feliz libertad sostener. A esos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer. Coro El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor,
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sud resonó;
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita Unión,
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo León. Coro San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental;
Son letreros eternos que dicen:
"Aquí el brazo argentino triunfó."
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"Aquí el fiero opresor de la patria
Su cerviz orgullosa dobló." Coro La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió,
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la Libertad.
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad. Coro Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín.
Y de América el nombre enseñado,
Les repite ¡mortales! Oíd:
¡Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!
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El Escudo Nacional y los Incas
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Asamblea que más tarde sería nuestro actual Escudo Nacional. El cuño para el sello de
la Asamblea, como dijimos, fue grabado por Juan de Dios Rivera, orfebre y pintor
nacido en Cuzco en 1760. Emparentado con la dinastía incaica, era conocido por su
nombre indígena: Túpac Huáscar Inka. Fue partidario de la insurrección de Túpac
Amaru (1780 / 1781) y por ese motivo tuvo que trasladarse a Buenos Aires. Estos
antecedentes motivaron que se lo eligiera para realizar el trabajo.
‘’...esta patria fue liberada por los pobres, nuestros indios y los negros (…) Los
ricos y los terratenientes se niegan a luchar, no quieren mandar a sus hijos a la
batalla, me dicen que enviaran tres sirvientes por cada hijo para no tener que
pagar las multas, dicen que a ellos no les importa seguir siendo colonia. Sus
hijos quedan en sus casas gordos y cómodos, un día se sabrá que esta Patria fue
liberada por los pobres, y los hijos de los pobres, nuestros indios y los negros,
que ya no volverán a ser esclavos’’
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