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Fuego
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Te explicamos todo sobre el fuego, cómo se produce y los componentes que posee.
Además, cuáles son sus características y para qué se usa.

El fuego es un conjunto de gases incandescentes que despiden energía.

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¿Qué es el fuego?

Se llama fuego, lumbre o candela a un conjunto de partículas incandescentes de materia


combustible. Debido a una reacción química de oxidación violenta (conocida como
combustión), esas partículas despiden energía calórica (calor) y de energía lumínica (luz),
durante un tiempo determinado.

Es decir que el fuego es un tipo de plasma, o un conjunto de gases incandescentes que


despiden energía. Esto significa que forman parte de una reacción exotérmica en la que
cierta materia se convierte en otra. Por ejemplo, la madera al quemarse se convierte en
cenizas, CO2 y otros residuos materiales.
Durante este proceso puede apreciarse el fuego en forma de llamas, o sea, de su parte
que emite luz visible. El humo son las mismas partículas físicas, pero incapaces ya de
continuar emitiendo luz.

 Ver además: Hidrocarburos

¿Cómo fue controlado el fuego?


El fuego existe en la naturaleza desde los inicios del mundo.

Se estima que los primeros encuentros de nuestra especie con él se fueron debido a
relámpagos, incendios y volcanes, u otros fenómenos naturales de combustión.

Cuando el ser humano aprendió a controlarlo marcó un evento importante que marca el
inicio de la civilización.

Empleándolo, éste pudo iluminar sus noches y transformar los elementos a su alrededor.

Las primeras evidencias de uso humano del fuego datan de hace 1,42 millones de años, en
distintos sitios arqueológicos del África oriental. La presencia de vasijas de barro sugiere la
capacidad de calentar los materiales a temperaturas de al menos 400 °C para endurecerlas.

También hay evidencia suficiente para suponer que el Homo erectus, hace 1,7 millones de
años, ya comprendía la utilidad del fuego. Sin embargo, no habría sido aún experto en
reproducirlo.

¿Cómo se produce el fuego?


La materia combustible es aquella que puede someterse a procesos de combustión.

El fuego puede producirse como consecuencia de muchos eventos cotidianos. Algunos


son accidentales, como la incidencia de un relámpago sobre material combustible o la
explosión de una cañería de gas, mientras que otros son deliberados, como encender un
fósforo o cerilla.

Sea cual sea el contexto en que se produzca, el fuego requiere de tres elementos en
cantidades adecuadas interactuando en una reacción en cadena:

Combustible. La materia combustible es aquella que puede someterse a procesos de


combustión, es decir, de oxidación violenta y rápida. Estas sustancias pueden aparecer
en estados líquidos, sólidos o gaseosos y ser más o menos inflamables, esto es,
reaccionar más o menos explosivamente al calor y al oxígeno.

Comburente. No existe fuego en el vacío, ya que es necesaria una fuente de oxígeno


para que la combustión se produzca. En este caso, el oxígeno hace de comburente: un
elemento o sustancia que propicia la combustión de otros.

Calor. Para que la combustión se produzca hace falta un mínimo de energía de


activación, que dispara la reacción del combustible y comburente, generando el fuego.
Dicha energía calórica puede provenir de las llamas de un fuego más pequeño, de
ciertas reacciones químicas, de las chispas de una fuente eléctrica o incluso puede ser
fuerza de roce (como ocurre con los fósforos).
En síntesis, para que el fuego se produzca y se mantenga, debe haber una fuente inicial de
calor que haga reaccionar una porción del combustible y del comburente, generando fuego
que a su vez hará reaccionar otra porción de los mismos y así sucesivamente hasta agotar
uno de los dos insumos.

Componentes del fuego


El fuego se puede diferenciar en componentes como:

Llamas o flamas. La parte más visible del fuego, pues emite luz en un espectro
determinado, dependiendo de las sustancias que ardan: azul, amarilla, roja, blanca...
cada una además con un rango de temperatura determinado.

Humo. Las partículas “quemadas”, es decir, aquellas que ya no pueden formar parte de
la reacción de combustión y que forman parte del subproducto del fuego. Suelen ser
más ligeros que el aire y por eso ascender. Dependiendo de la naturaleza de los
materiales ardientes, puede variar su color: blanco, negro o gris. Su inhalación es fuente
de riesgos para la salud.

Gases. Otro subproducto de la combustión de los elementos de base son gases, a


menudo incoloros y tóxicos, que son formas de la materia que escapan junto con el
humo. Dependiendo de la naturaleza de los elementos quemados, los gases pueden
ser más o menos nocivos.

Calor. El fuego genera luz y también energía calórica, ya que su reacción de base es
exotérmica, o sea, produce un exceso de energía que debe liberarse al ambiente. Dicho
exceso afecta la materia a su alrededor, pudiendo esparcir el fuego o transformarla,
como ocurre con los alimentos cuando cocinamos.

Tipos de fuego
Los materiales que producen fuego de tipo A dejan brasas al ser quemados.

El fuego se clasifica generalmente atendiendo a la naturaleza de la sustancia combustible:

Fuegos tipo A (sólidos). Fuegos producto de la quema de materiales inflamables que


forman brasas, generalmente de origen orgánico como la madera, las telas, el papel y
ciertos tipos de plástico.

Fuegos tipo B (líquidos). Se producen por la combustión de líquidos inflamables como


el petróleo, la gasolina, el alcohol, ciertas pinturas, ciertos solventes, etc.

Fuegos tipo C (gases). Producto de gases inflamables y generalmente explosivos,


como el metano, el gas natural, el hidrógeno, el propano, etc.

Fuegos tipo D (metales). Ciertos elementos metálicos reaccionan violentamente al


mezclarse con agua o con otras sustancias, como ocurre con el litio, el sodio, el
magnesio o el potasio.

Fuegos tipo E (electricidad). La electricidad puede ser la disparadora de incendios al


producirse cortocircuitos o sobrecalentamientos debido al excesivo o impropio
funcionamiento del tendido o de las resistencias.

Fuegos tipo F (grasas y aceites). Usuales en la cocina, este tipo de materiales


inflamables son de uso controlado para la cocción de alimentos, pero exigen una
categoría aparte ya que no responden al mismo tipo de extintores de CO2 o polvo ABC
como normalmente ocurre.
Propiedades físicas del fuego
El gas no encaja bien en ninguna descripción del estado físico de la materia. A lo sumo,
puede decirse que es una forma de plasma, o sea, gas cargado eléctricamente, como el que
puede hallarse en el interior de las estrellas o en ciertas lámparas halógenas.

El fuego suele entenderse como energía calórica pura, si bien podemos ver sus llamas
porque emiten luz. Más que un estado de la materia combustible, el fuego es la evidencia
perceptible de dicha reacción química.

Puede propagarse o puede extinguirse, pero no puede permanecer inmutable. Esto se


debe a que toda la materia que se incendia se está transformando rápida y violentamente.

¿Cómo se usa el fuego?

El fuego puede utilizarse para cocinar, como ocurre en los hornos de pizza.

Los usos que damos al fuego en la vida humana son infinitos, generalmente vinculados con
su capacidad de transformación de la materia, o su capacidad de iluminación del ambiente.
Así, podemos decir que el fuego sirve para:

Calefaccionar ambientes, como las chimeneas.

Iluminar ambientes, como las fogatas.

Cocinar los alimentos, como ocurre al cocinar.


Destruir la materia indeseada, como se hace a menudo con cierta basura.

Desatar reacciones de combustión controlada, como en el interior de los motores.

Desencadenar o catalizar reacciones químicas en laboratorios.

Cambiar la materia de estado de agregación: sólido, líquido, gaseoso.

Ahuyentar a los animales indeseados.

¿Por qué es importante el fuego?


El dominio del fuego es un elemento básico de nuestra civilización. Se encuentra
involucrado en prácticamente todas las industrias humanas, como una de las principales
fuerzas de transformación de la materia que conocemos.

La cocción de la comida, la protección ante el frío y los animales salvajes, así como la
iluminación de los ambientes oscuros son apenas los beneficios básicos que desde tiempos
ancestrales el fuego nos proveyó.

¿Cuáles son los riesgos del fuego?

El fuego no controlado puede causar daños a propiedades, animales e individuos.

El fuego es una herramienta poderosa y fundamental de la humanidad pero también un


peligro constante. Las reacciones que desata pueden fácilmente salirse de control si no se
toman las precauciones necesarias.
Cuando no está controlado, puede causar daños a propiedades, animales e individuos, ya
que la materia orgánica es susceptible de combustión. Las heridas por fuego son difíciles de
curar y suelen dejar cicatrices o deformaciones permanentes, además de ser sumamente
dolorosas y dejar un trauma emocional severo.

Prevención de incendios

Los detectores de humo permiten apagar el fuego rápidamente.

Los incendios son catástrofes de altísimo costo humano, ecológico y/o material, que a
menudo pueden ser evitados. Para ello suelen recomendarse determinadas precauciones:

Mantener ordenado y a salvo el material inflamable.

Utilizar el fuego de manera responsable.

No arrojar a los bosques residuos de vidrio o metal que puedan servir de lupa y
concentrar los rayos del sol para iniciar una llama.

Tomar las precauciones de rigor para atajar los incendios: extintores en sitios clave,
alarmas contra incendios, etc.

Simbología del fuego


El fuego ha estado en nuestra imaginación y cultura desde siempre. Antiguamente formaba
uno de los cuatro elementos tradicionales en que dividíamos la naturaleza (aire, tierra,
agua, fuego) y era considerado una de sus fuerzas fundamentales. En algunas culturas se lo
considera un secreto y forma de comunicación con los dioses.

Se lo asocia a los sentimientos de la ira, la pasión, el dolor o la lujuria, todos aquellos que
cuesta controlar y que pueden ser muy nocivos. También se lo asocia con la pureza, en el
sentido de que “limpia” todo a su paso.

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