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AMEN
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Las oraciones siguientes están inspiradas en el libro escolar de oraciones Buenos días,
Señor, editado por los Misioneros Claretianos de la Provincia Bética en 2007.
El domingo por la mañana, muy temprano, cuando el sol comenzaba a brillar, unas
mujeres fueron al lugar donde Jesús había sido sepultado, y encontraron la piedra
quitada. Entraron dentro y vieron que el sepulcro estaba vacío. Un mensajero de Dios
les dijo: “¿Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí.”
Oración
Jesús, estás vivo. Jesús, Tú has vencido a la muerte. Dios te resucitó y estás vivo entre
nosotros.
Ayúdanos a no olvidar que nada puede quitarnos la alegría, porque Tú estás vivo a
nuestro lado durante todos los días de nuestra vida. Aleluya, aleluya.
Oración
Señor, llena nuestros corazones con la alegría de la Pascua. Danos la valentía necesaria
para proclamar que estás vivo y resucitado. Haz que anunciemos la Buena Noticia de tu
Resurrección a los que están tristes porque no saben
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros
hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es un
asesino, y sabéis que ningún asesino posee la vida eterna. En esto hemos conocido qué
es el amor: en que él ha dado su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la
vida por nuestros hermanos.
Oración
Señor, tú que has resucitado, acuérdate de los que ya han muerto; recíbelos con amor en
tu casa y que vivan siempre contigo. Ayúdanos a comprender que tú, Jesucristo, has
venido almundo para que tengamos vida y vida en abundancia ahora y siempre.
Aleluya, aleluya.
4.- Gloria a ti
Oración
Porque nos has curado, nos has hecho revivir y ha brotado la esperanza en lo profundo
de nuestros corazones: aleluya, aleluya.
Ahora sabemos que también nosotros resucitaremos. Nuestra vida ya tiene sentido; ya
hay razón para vivir con alegría, porque no todo se acaba con la muerte. Aleluya,
aleluya.
Oración
Jesucristo: subes al cielo y nos encargas que te queramos y que queramos a todas las
personas que nos rodean. Danos fuerza para cumplir tu mandato del amor hasta que
vengas de nuevao en el último día. Te esperamos. Ven, Señor Jesús. Aleluya, aleluya.
La muerte ha sido vencida para siempre. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿dónde está,
muerte, tu aguijón?
Oración
Querido Dios, enséñanos a descubrir todas las maravillas que haces por nosotros,
especialmente la resurrección de Jesús. En ella has acabado con la muerte y nos has
abierto las puertas de la vida nueva; una vida que no tiene fin, una vida plena, para
siempre. Aleluya, aleluya.
Jesús dijo a María Magdalena al resucitar: Anda, vete y diles a mis hermanos que voy a
mi Padre, que es vuestro Padre; a mi Dios que es vuestro Dios.
Oración
Gracias, Jesús, por decirnos quien es tu Padre. Con Dios como Padre ya nada puede
acabar mal, ya que su poder nos protege y su fuerza nos acompaña. Gracias, Jesús, por
darnos un regalo tan grande. Aleluya, aleluya.
8.- ¡Somos tus hijos!
Juan Bautista decía: “Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo. Yo no soy digno
ni de arrodillarme ante él para desatar la correa de sus sandalias. Yo os bautizo con
agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.
Oración
Gracias, Jesús, Tú eres el hombre fuerte que estábamos esperando. Tú has cogido el
pecado y le has quitado su poder; con tu resurrección has atado a la muerte, y le has
quitado su poder; con tu visita al Padre, nos has hecho a todos hijos preferidos de Dios.
Aleluya, aleluya.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si
alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es
santo, y ese templo sois vosotros.
Oración
Mira, que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su
casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí, lo
mismo que yo también he vencido y estoy sentado junto a mi Padre, en su mismo trono.
Oración
Señor Jesús, Tú estás en el Cielo, junto a Dios, como Rey del cielo y de la tierra. Danos
fuerzas para obedecer siempre a Dios y así poder estar contigo un día viviendo para
siempre. Aleluya, aleluya.
Al despedirse de sus discípulos Jesús les dijo: “No os dejaré solos. Yo le pediré al Padre
que os envíe el Espíritu Santo para que esté siempre con vosotros y os recuerde todo lo
que yo he dicho”.
Oración