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-Andrew
Coyle
TERMINOLOGIA
En el presente manual, se utiliza el término “prisión” para referirse a todos los lugares de detención,
y el término “recluso” para describir a quienes están detenidos en las prisiones. El contexto en el que
se utilizan dichos términos quedará claro a partir del texto.
CONTEXTO
La libertad de las personas es uno de los derechos más preciados de todos los seres humanos. En
ciertas circunstancias, las autoridades judiciales pueden decidir que es necesario privar a algunas
personas de ese derecho por un período de tiempo como consecuencia de las acciones por las cuales
han sido condenados, o de las cuales han sido acusados. Cuando sucede esto, las autoridades
judiciales transfieren estas personas al cuidado de la administración de prisiones. A partir de ese
momento estas personas se consideran reclusos. La esencia del encarcelamiento consiste en la
privación de la libertad, y la tarea de las autoridades de la prisión es asegurar que se implemente de
manera que no sea más restrictiva de lo necesario. El rol de las autoridades de prisiones no consiste
en imponer aún más privaciones a los reclusos.
Conjunto de principios para la protecció n de todas las personas sometidas a cualquier forma
de detenció n o prisió n,
Principio 1:
Toda persona sometida a cualquier forma de detenció n o prisió n será tratada humanamente y
con el respeto debida a la dignidad inherente al ser humano.
En las democracias, la ley sostiene y protege los valores fundamentales de la sociedad. Uno de
los valores má s importantes es el respeto por la dignidad inherente de todos los seres
humanos, sea cual fuere su situació n personal o social. Una de las má s grandes pruebas de este
respeto por la humanidad reside en el modo en que la sociedad trata a quienes han infringido,
o han sido acusados de infringir, la legislació n penal.
Se trata de personas que muy bien pueden haber demostrado una absoluta falta de respeto
por la dignidad y los derechos de los demá s.
El personal penitenciario, en representació n del resto de la sociedad, tiene un papel especial
en el respeto de su dignidad, por má s terrible que sea el delito que hayan cometido. Este
principio de respeto por todos los seres humanos, sea cual fuere el crimen del que se los
acuse, fue articulado por un famoso ex recluso y ex presidente de la Repú blica de Sudá frica,
Nelson Mandela:
“Suele decirse que nadie conoce realmente cómo es una nación hasta haber estado en una de sus
cárceles. Una nación no debe ser juzgada por el modo en que trata a sus ciudadanos de más alto
rango, sino por la manera en la que trata a los de más bajo rango.”
Las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos
El significado de este concepto en términos prá cticos se describe con mayor detalle en las
Reglas mínimas (RM) de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, aprobadas
por la Asamblea General de ese organismo en 1957 y mencionadas continuamente en el
presente manual.
Las RM tratan las características esenciales de la vida cotidiana en la prisió n. Aunque deja
claro que algunos aspectos del tratamiento de los reclusos son innegociables por el hecho de
reflejar obligaciones legales, el texto de las RM reconoce también la diversidad de condiciones
legales, sociales, econó micas y geográ ficas existentes en el mundo.
El documento manifiesta que las reglas mínimas está n previstas para “estimular el esfuerzo
constante por vencer las dificultades prácticas” y alentar la experimentación, siempre que
sea en armonía con los principios expresados en las reglas (Observaciones Preliminares 2 y
3 de las RM).
Un hecho está claro sobre las RM de la ONU y sobre el principio enunciado en el artículo 10 del
Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles en el cual se basan las RM. Ese hecho se
refiere a que la obligació n de tratar a todos los reclusos en todo momento “humanamente y
con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano” no es derogable en ninguna
circunstancia, incluso en situaciones de conflicto y situaciones Posteriores al conflicto.
El papel del personal penitenciario es: 1 tratar a los reclusos de manera decente, humana y justa; 2
garantizar la seguridad de todos los reclusos; 3 asegurarse de que los reclusos peligrosos no se
fuguen; 4 velar por el orden y el control de las prisiones; 5 permitir a los reclusos la oportunidad de
aprovechar positivamente su condena en prisión para que puedan reintegrarse a la sociedad cuando
sean liberados.
Principios básicos para el tratamiento de los reclusos, Principio 4: El personal encargado de las
cárceles cumplirá con sus obligaciones en cuanto a la custodia de los reclusos y la protección de la
sociedad contra el delito de conformidad con los demás objetivos sociales del Estado y con su
responsabilidad fundamental de promover el bienestar y el desarrollo de todos los miembros de la
sociedad.
Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos, regla 48: Todos los miembros del personal
deberán conducirse y cumplir sus funciones en toda circunstancia, de manera que su ejemplo inspire
respeto y ejerza una influencia beneficiosa en los reclusos.
Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, artículo 3: Los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando sea estrictamente
necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas.
Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, artículo 4: Las
cuestiones de carácter confidencial de que tengan conocimiento los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley se mantendrán en secreto, a menos que el cumplimiento del deber o las
necesidades de la justicia exijan estrictamente lo contrario.
Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, artículo 5: Ningún
funcionario encargado de hacer cumplir la ley podrá infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura
u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, ni invocar la orden de un superior o
circunstancias especiales, como estado de guerra o amenaza de guerra, amenaza a la seguridad
nacional, inestabilidad política interna, o cualquier otra emergencia pública, como justificación de la
tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, artículo 6: Los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley asegurarán la plena protección de la salud de las
personas bajo su custodia y, en particular, tomarán medidas inmediatas para proporcionar atención
médica cuando se precise.
Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, artículo 7: Los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley respetarán la ley y el presente Código. También
harán cuanto esté a su alcance por impedir toda violación de ellos y por oponerse rigurosamente a tal
violación.
Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios
Encargados de Hacer Cumplir la Ley
, principio 4: Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en el desempeño de sus
funciones, utilizarán en la medida de lo posible medios no violentos antes de recurrir al empleo de la
fuerza y de armas de fuego. Podrán utilizar la fuerza y armas de fuego solamente cuando otros
medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del resultado previsto.
Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios
Encargados de Hacer Cumplir la Ley, principio 9: Los funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley no emplearán armas de fuego contra las personas salvo en defensa propia o de otras personas,
en caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con el propósito de evitar la comisión de
un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la vida, o con el objeto de
detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a su autoridad, o para impedir
su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para lograr dichos
objetivos. En cualquier caso, sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea
estrictamente inevitable para proteger una vida.
Personal penitenciario y administración de prisiones Principios Básicos sobre el Empleo de la
Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley,
principio 15: Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en sus relaciones con las
personas bajo custodia o detenidas, no emplearán la fuerza, salvo cuando sea estrictamente necesario
para mantener la seguridad y el orden en los establecimientos o cuando corra peligro la integridad
física de las personas.
Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios
Encargados de Hacer Cumplir la Ley, principio 16: Los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, en sus relaciones con las personas bajo custodia o detenidas, no emplearán armas de
fuego, salvo en defensa propia o en defensa de terceros cuando haya peligro inminente de muerte o
lesiones graves, o cuando sea estrictamente necesario para impedir la fuga de una persona sometida
a custodia o detención que presente el peligro a que se refiere el principio 9.
Principios de ética médica aplicables a la función del personal de salud, especialmente los
médicos, en la protección de personas presas y detenidas contra la tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes,
principio 1: El personal de salud, especialmente los médicos, encargado de la atención médica de
personas presas o detenidas tiene el deber de brindar protección a la salud física y mental de dichas
personas y de tratar sus enfermedades al mismo nivel de calidad que brindan a las personas que no
están presas o detenidas.