Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Promoción de la salud
La promoción de la salud se define como “el arte y la ciencia encargada de motivar a las personas para
mejorar su estilo de vida y lograr una salud completa, y no solo la ausencia de enfermedades”.
(DiClemente, et al., 2013). La buena salud requiere decisiones deliberadas y comportamientos positivos,
algunos de los cuales no es fácil identificar sin orientación adecuada y consciencia. Por ello, la promoción
de la salud es necesaria para facilitar opciones de estilo de vida ideales. La meta de la promoción de la salud
es facilitar la aptitud de una persona para desempeñar tareas, participar en actividades y cumplir sus metas
personales a un nivel óptimo de salud. Una forma de lograr esto es mediante la prevención de las
enfermedades, a lo que se llama prevención primaria. Estar libre de enfermedades permite a una persona
experimentar una mayor salud y satisfacción de vida. Sin embargo, la promoción de la salud es más que la
prevención primaria. También alienta la adopción de elecciones saludables y fomenta los esfuerzos
educativos sobre la forma de estar saludable.
Los programas más eficaces de promoción de la salud incluyen una combinación de estrategias para el
desarrollo de los entornos culturales y físicos que mejorarán la concientización, facilitarán el cambio de
comportamiento y estimularán y, a la vez, apoyarán las prácticas para un estilo de vida saludable que
resaltó el Congreso de los Estados Unidos en la [FIRST] ley de Promoción, Síntesis y Capacitación de
Financiación de la Investigación Integrada de la Salud (Congreso de los Estados Unidos, 2004). A fin de
convencer a los individuos de cuidarse mejor a ellos mismos, la promoción de la salud se concentra en
realizar cambios en el estilo de vida personal y cambiar las influencias culturales y del entorno que
impactan en esos comportamientos personales.
La OMS define la promoción de la salud como “el proceso que permite a las personas incrementar el
control sobre su salud para mejorarla. Se concentra no sólo en el comportamiento individual, sino también
en una amplia gama de intervenciones sociales y ambientales” (OMS, 2015).
Cambiar los comportamientos de las personas exige un entendimiento de los factores que influencian esos
comportamientos. La cultura y la forma en que se relaciona con los comportamientos de salud, las prácticas
y creencias culturales e individuales en materia de salud, y la forma en que la gente se relaciona con el
sistema de atención médica, son todos ellos factores a considerar cuando se intenta modificar un
comportamiento.
La cultura puede ser un determinante importante en la conducta individual. La cultura se puede definir
como el conjunto de “creencias y percepciones, valores y normas, y costumbres y conductas compartidas
por un grupo o sociedad y transmitidas de generación en generación a través tanto de la educación formal
como de la informal”, según Barris, Kielhofner, Levine & Neville (1985). La forma en que vemos nuestro
entorno y a las personas, los retos y las oportunidades se moldean por la cultura (o culturas) a la que
pertenecemos. Nuestras culturas nos proporcionan un conjunto de reglas sociales y expectativas que
pueden o no ser positivas para nuestra salud y bienestar.
Las creencias y prácticas en materia de salud varían entre las diferentes culturas. Las perspectivas de la
enfermedad y sus causas, así como los puntos de vista acerca de la prevención de las enfermedades y las
prácticas de bienestar, pueden variar considerablemente entre los diferentes grupos culturales. Por
ejemplo, la malaria es algo tan común en el África subsahariana que muchos habitantes la aceptan como
una parte normal de la vida. En vez de buscar atención médica de un profesional, los individuos afectados
en la región eligen simplemente descansar, o seguir los consejos de un curandero tradicional, quien puede
o no proporcionar un tratamiento eficaz.
Los estudios sobre los diferentes grupos culturales muestran que muchos tienen tabúes y rituales que
creen que protegerán su salud. Algunos tabúes culturales, por ejemplo, se refieren a los alimentos que la
mujeres deben evitar durante el embarazo; en realidad, esas restricciones en la dieta pueden perjudicar a
la madre y su hijo nonato al privarlos de importantes nutrientes y proteínas. Otros grupos culturales tienen
rituales al llegar a la mayoría de edad que implican probar la fuerza y “hombría” de los jóvenes a través de
peligrosos ejercicios de proezas físicas, sin importar el riesgo de lesiones.
Los comportamientos de salud y el cambio en los comportamientos son componentes importantes de las
iniciativas de promoción de la salud. Puesto que cambiar un comportamiento arraigado y, en particular, un
comportamiento de salud, puede ser algo difícil de lograr, los científicos de Salud Pública han creado
modelos teóricos para tomar en cuenta muchos de los factores involucrados en alterar un
comportamiento. Al aplicar diversos modelos de cambio a los problemas de Salud Pública, los
investigadores intentan reconocer los obstáculos para conseguir el cambio deseado en el comportamiento,
como la falta de conocimiento sobre los efectos potenciales de salud del mismo. Muchos modelos también
intentan encontrar factores que puedan promover el cambio de comportamiento, como las redes de
comportamiento que actúan como sistemas de apoyo para el cambio. Mediante la aplicación de diferentes
modelos teóricos a estos comportamientos de salud, los profesionales de la Salud Pública pueden dirigir sus
esfuerzos a los problemas más críticos a fin de promocionar un cambio en el comportamiento de salud
significativo.
Hay varios modelos populares que han estado en uso durante las últimas décadas. Un modelo teórico
común utilizado para abordar el cambio de los comportamientos de salud es el Modelo de Creencias en
Salud (MCS). Originalmente desarrollada por el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos en la década
de los cincuenta y actualizado en la década de los ochenta, se desarrolló en función de la teoría de que la
voluntad de una persona (o falta de ella) de participar en comportamientos que promueven la salud puede
estar ligada a varios factores, entre ellos:
La combinación de esos factores apunta a la disposición para actuar de un individuo. En la práctica, los
proveedores de atención médica, funcionarios e investigadores de Salud Pública también tratarán de
promover “señales para la acción” que son, por lo general, un conjunto de estrategias diseñadas para
motivar a pacientes potenciales a buscar atención por sí mismos.
Las “señales para la acción” pueden incluir anuncios de servicios públicos en relación con peligro, folletos o
sitios web de salud dedicados al tema o con incentivos, como exámenes gratuitos para una enfermedad
determinada (Glanz et al, 2002).
Otro modelo popular de cambio de comportamiento es el Modelo Transteórico, también conocido como el
Modelo de Etapas de Cambio. Este marco de trabajo conceptual fue creado por James Prochaska y Carlo
DiClemente para tratar de explicar las diferencias en el deseo de la gente de realizar cambios, su voluntad
de efectuar los mismos y el
éxito en el intento de
efectuar el cambio de
comportamiento. Esta teoría
reconoce varias etapas de
cambio de comportamiento
que una persona puede
experimentar en un
momento dado; los autores
creen que cualquier esfuerzo
de intervención de Salud
Pública debe coincidir con la
etapa que el individuo está
experimentando. Algunas
veces una intervención
exitosa puede ser simplemente lograr que una persona pase a la siguiente etapa, mientras que otras
intervenciones pueden tener la intención de alentar un cambio de comportamiento sostenido. Una persona
puede cambiar, saltarse o regresar a diferentes etapas en cualquier momento. Aunque es extremadamente
popular entre los profesionales de la salud y en otros campos del cambio de comportamiento, este modelo
ha sido criticado por su aparente falta de atención al impacto que factores externos como la economía, el
ambiente y la política pueden tener en la capacidad de una persona para trascender las etapas.
El Modelo de Etapas de Cambio identifica las diferencias en el deseo de las personas de realizar cambios, su
voluntad para efectuar los mismos y el éxito en el intento de efectuar el cambio de comportamiento.
(Fuente: http://johnnyholland.org/wp-content/uploads/stages-change.gif)
El Modelo Socioecológico (Fuente: CCPE - El modelo social - ecológica: Un Marco para la Prevención)
Todos los modelos y teorías de Salud Pública acerca del cambio de comportamiento buscan asistir a los
profesionales en el desarrollo de programas de intervenciones que implican la promoción de la salud. La
idea es que si puede entenderse dónde se encuentra una persona en el interior de la progresión de fases de
cambio de comportamiento específica de un modelo, es posible influir en su decisión de pasar a la siguiente
fase: en última instancia, un verdadero cambio de comportamiento resultará en una mejor salud.
Hay solo unos cuantos ejemplos de modelos de prevención y cambio de comportamiento disponibles para
orientar a los profesionales de la Salud Pública y los investigadores. Cada modelo o marco de trabajo
conceptual tienen un propósito específico y es importante que los profesionales entiendan las diferentes
teorías, de modo que la mejor pueda ser aplicada al programa o problema de salud comunitaria en
cuestión. Se busca que algunas teorías auxilien en la promoción de la salud, mientras que otras se enfocan
de manera más directa en la prevención de enfermedades o en la protección de la salud. Estos diferentes
enfoques pueden encontrarse con frecuencia en los mismos programas, pero cada uno sirve a un propósito
único. La promoción de la salud es quizá la categoría más amplia, puesto que trabaja para empoderar a los
individuos y las comunidades a fin de que participen en comportamientos saludables que beneficiarán su
bienestar general. La prevención de enfermedades está más enfocada y adaptada a impedir que ciertas
enfermedades y dolencias ocurran en lo absoluto. La protección de la salud también es más específica en la
medida en que sirve para volver las actividades y ambientes más seguros, de modo que la enfermedad o la
lesión no ocurran.
Prevención de enfermedades
Benjamin Franklin dijo una vez: “Una onza de prevención es más valiosa que una libra de curación”. Esto es
especialmente cierto en el campo de la Salud Pública global. La prevención para la salud es la gestión de
factores que podrían llevar a contraer una enfermedad para prevenir su aparición. (http://medical-
dictionary.thefreedictionary.com/prevention) Las medidas de prevención son más que solo impedir que la
enfermedad ocurra. La prevención para la salud también puede ser la reducción de factores de riesgo que
contribuyen a la enfermedad o a la exposición a la enfermedad, o la mitigación del progreso de la
enfermedad y la reducción de las consecuencias una vez que la enfermedad se ha establecido. (Adaptado
del Glosario de Términos utilizados en Salud para Todas las Series. OMS, Ginebra, 1984).
Mediante la utilización de los tres vértices del triángulo epidemiológico, Leavell y Clark propusieron tres
niveles de prevención: primario, secundario y terciario.
Antes de la presencia de la enfermedad, hay una oportunidad de impedir la infección por completo. La
prevención primaria busca prevenir las enfermedades o las lesiones antes de que ocurran. Esto se hace a
través de una variedad de intervenciones, incluidas:
Sin embargo, incluso con una buena política de salud, normas de seguridad adecuadas y comportamientos
personales saludables, aún puede surgir la enfermedad. La prevención secundaria busca minimizar el
impacto de una enfermedad o lesión que ya ha ocurrido. Esto se hace por medio de:
Finalmente, algunas veces no es posible prevenir o reducir el efecto inicial de la enfermedad o el trastorno.
La prevención terciaria intenta suavizar el impacto de una enfermedad o lesión en curso que tiene efectos
duraderos al ayudar a las personas a manejar a largo plazo sus problemas de salud y lesiones, con
frecuencia complejos, para mejorar su capacidad de desenvolverse, su calidad y esperanza de vida. Algunos
ejemplos incluyen:
Hay otro nivel de prevención: la prevención cuaternaria, que cubre procedimientos y políticas para
identificar a individuos y grupos en riesgo de sobrediagnóstico o sobremedicación; esta además disminuye
la intervención médica y sanitaria excesiva (Dictionary of Epidemiology, 2014).
Protección de la salud
La protección de la Salud Pública también intenta reducir las amenazas ambientales para la salud de la
población, como los agentes biológicos, químicos o físicos que pueden causar una epidemia si no son
controlados. La ley requiere que los organismos de Salud Pública aborden amenazas identificadas que
pueden detectarse mediante sistemas de vigilancia. El enfoque de protección de la salud variará según el
tipo de riesgo biológico, químico o físico involucrado. Por ejemplo, los inspectores locales, provinciales y
regionales controlarán los riesgos biológicos de enfermedades transmisibles específicas, tales como
aquellas asociadas con el agua o alimentos contaminados. La legislación y las regulaciones abordan los
peligros químicos, tales como los riesgos debido al humo del tabaco en el ambiente. Una protección de la
Salud Pública tradicional o un enfoque a la reducción de riesgos puede ayudar a abordar algunos problemas
indirectamente al crear conciencia en el público y alentar a las personas a tomar en serio las señales de
aviso tempranas.
Prevención de enfermedades
La prevención incluye una amplia gama de actividades o “intervenciones” que se enfocan en reducir los
riesgos para la salud.
Prevención primordial se define como la prevención de los mismos factores de riesgo, comenzando con un
cambio en las condiciones ambientales y sociales donde se desarrollan estos factores, y continuando con
los niños, adolescentes y jóvenes adultos de alto riesgo.
La prevención primaria trata de prevenir las enfermedades o las lesiones antes de que ocurran. Puede
hacerse por medio de lo siguiente:
• Legislación y cumplimiento de la ley para prohibir el uso de productos peligrosos o exigir prácticas
seguras y saludables.
• Educación sobre hábitos seguros y saludables.
• Vacunación contra enfermedades infecciosas.
La prevención secundaria intenta minimizar el impacto de una enfermedad o lesión que ya ha ocurrido.
Esto se hace por medio de:
La prevención terciaria intenta disminuir el impacto de una enfermedad o una lesión a largo plazo al
ayudar a las personas a mejorar estas afecciones para mejorar su calidad y esperanza de vida. Algunos
ejemplos son:
• Programas de rehabilitación.
• Programas de manejo de enfermedades crónicas.
• Grupos de apoyo.
La prevención cuaternaria cubre procedimientos y políticas para identificar a individuos y grupos en riesgo
de sobrediagnóstico o sobremedicación; además disminuye la intervención médica y de salud excesiva
(Diccionario de Epidemiología, 2014).
Fuente: Introducción a AFMC sobre la salud de la población: un libro de texto virtual sobre los conceptos de
la Salud Pública para médicos clínicos.
Comportamientos de salud y modelos de cambio de comportamiento
¿Alguna vez ha intentado acabar con una mala costumbre? Muchos lo hemos hecho y descubrimos cuán
difícil puede ser. Existen muchos motivos para hacer cosas que nos hacen daño, pero la realidad es que un
mal comportamiento lleva a una mala salud. Entonces, ¿por qué es tan difícil cambiar los malos hábitos?
Porque la naturaleza humana es resistirse a los cambios. El cambio es difícil. Requiere mucho esfuerzo y, en
ocasiones, sin beneficios evidentes. Y, como seres humanos, solemos ser impacientes.
Por décadas, los psicólogos han elaborado teorías sobre los mejores métodos para cambiar el
comportamiento. Antes de analizar algunos de estos modelos de cambio de comportamiento en detalle,
primero debemos comprender qué impulsa nuestro comportamiento. Estos impulsores incluyen lo
siguiente: la amenaza, el miedo, las barreras, reactancia, beneficios, autoeficacia, eficacia de respuesta,
normas subjetivas, actitudes, intenciones, señales para la accion.
Un modelo de salud importante es el modelo político-económico. Este modelo observa la interacción entre
los procesos políticos, los sistemas económicos, la salud y los sistemas de salud. En especial, los sistemas de
salud y el estado de salud de una población afectan la economía y el sistema político. Por ejemplo, el
sistema de salud en Estados Unidos, con sus costos elevados de atención médica, afecta la economía del
país. Los cambios en la política de salud que siguieron a la introducción de la Ley de Protección al Paciente y
Cuidado de Salud Asequible (Patient Protection and Affordable Care Act, también conocida como
ObamaCare) tuvieron un gran impacto en el entorno político estadounidense. Todo está conectado.
A continuación, se presentan cinco modelos clave de cambio de comportamiento relacionados con la salud.
Modelo de creencias de salud: Para que las personas adopten comportamientos de actividad física
recomendados, la amenaza de enfermedad percibida (y su gravedad) y los beneficios del deporte deben
superar los obstáculos que impidan la acción.
Etapas de cambio (modelo transteórico): Cuando las personas adoptan comportamientos saludables (p.
ej., actividad física regular) o se deshacen de los comportamientos no saludables (p. ej., ver televisión),
avanzan en los cinco niveles relacionados con la preparación para el cambio.
1. Contemplación previa
2. Contemplación
3. Preparación
4. Acción
5. Mantenimiento
En cada etapa, existen diferentes estrategias de intervención que ayudarán a las personas a avanzar hacia
la siguiente etapa.
Teoría de la Conducta Planificada: El control percibido sobre las oportunidades, los recursos y las
habilidades necesarios para realizar un comportamiento afectan las intenciones de comportamiento.
El Modelo Ecológico: Las intervenciones efectivas deben influir a varios niveles, ya que la salud está
determinada por muchos subsistemas ambientales que incluyen a la familia, la comunidad, el lugar de
trabajo, las creencias y tradiciones, la economía y los ambientes sociales y físicos.