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Análisis de

“El hombre «no


cultural»”
Ana Sofía Alcocer Quiñones
Literatura como expresión artística
Autor: Juan José Saer
Biografía
Juan José Saer nació el 28 de junio de 1937 en Serodino, Santa Fe, Argentina.
Era hijo de inmigrantes sirios.
Enseñó Historia del Cine y Crítica y Estética Cinematográfica en la Universidad
Nacional del Litoral, en Santa Fe.
En 1960 publicó En la zona, su primer libro de cuentos. Desde 1962 a 1968 se
trasladó a vivir a Coslatiné Norte, en el campo, allí escribiría su primera novela
Responso, publicada en 1964, y a la que seguiría La vuelta completa.

1968 fue un año importante en la vida del escritor ya que se estrenó en Buenos
Aires, el film Palo y hueso, dirigido por Nicolás Sarquís y con guión de Juan José
Saer, y se trasladó a París con su mujer, Mimi Caternao, donde trabajó como
profesor y jefe de cátedra de Literatura Latinoamericana en al Universidad de
Rennes. Allí nació su hijo Jerónimo, pero poco después tuvo otra pareja,
Laurence Guéguen, y nació su hija Clara. En estos años publicó la novela
Cicatrices y El limonero real
. En 1983 la editorial Folios publicó en México y Buenos Aires, la novela El
entenado".
En 1987 recibió el Premio Nadal por su novela La ocasión.
El 20 de abril de 1989 se estrenó el film Las veredas de Saturno, una
coproducción franco-argentina, con dirección de Hugo Santiago, y guión de
Juan José Saer, Hugo Santiago y Jorge Semprún.

En 1993 apareció la novela Lo imborrable, donde reflexionaba sobre la


dictadura argentina, y al año siguiente se publicó La pesquisa.
El 4 de marzo se estrenó en el Centro Cultural Ricardo Rojas, de Buenos
Aires, el documental "Retrato de Juan José Saer", realizado en el año 1996 por
el director Rafael Filipelli.
Juan José Saer murió en París el 11 de junio de 2005, víctima de un cáncer de
pulmón.
Ignorado durante gran parte de su vida creadora, con un programa narrativo
riguroso y solitario que lo hizo escribir de espaldas a fenómenos editoriales
como el boom latinoamericano (al que desdeñó), la obra de Saer ha obtenido,
a partir de los años ochenta sobre todo, el reconocimiento de la crítica
especializada, tanto en Argentina como en Europa. Es considerado no sólo
uno de los escritores argentinos más importantes, sino incluso uno de los
mejores narradores de los últimos tiempos en cualquier lengua.
El hombre «no cultural»
Inicio del cuento:
Si pude dejar el diario y vivir sin trabajar, le escribe Tomatis al Matemático que
vive en Estocolmo desde hace varios años, ha sido gracias a la herencia de un tío
mío, el único hermano de mi madre, que era viudo y sin hijos cuando murió, de
modo que no tuvo más remedio que dejarnos su pequeña fortuna, tres o cuatro
casas bien ubicadas aquí en la ciudad y una cuenta en dólares en la Banca
Nazionale del Lavoro, le escribe Tomatis.

Había sido farmacéutico y un poco excéntrico, le escribe. Antes de jubilarse ya


hacía años que no se ocupaba de la farmacia: el idóneo y un par de empleadas
despachaban y mi tía Amalia, su mujer, que había hecho los estudios secundarios
en la Escuela Comercial, atendía la caja. Él, mi tío Carlos, del que heredé también
el nombre, se quedaba en su casa a leer en el fondo del patio, bajo los árboles si
hacía buen tiempo, o en su estudio bien caldeado por una chimenea en las tardes
de invierno. Sé lo que estarás pensando después de leer la frase que precede:
que me dejó no únicamente su nombre y su fortuna, sino también ciertas rarezas
de comportamiento.
Desarrollo:

Si bien sus intereses filosóficos fueron de lo más variados a lo largo de su vida, en los últimos
tiempos parecieron concentrarse en un solo objeto o tema, que él llamaba, con un poco de ironía,
por cierto, le escribe Tomatis al Matemático que vive en Suecia desde hace varios años «la
exploración interna en busca del hombre no cultural». A veces comparaba su actividad a la del
arqueólogo o a la del geólogo, y en más de una ocasión le oí decir, acompañando su afirmación
con una risita satisfecha, que pensaba publicar un opúsculo cuyo título sería: Manual de
espeleología interna. Decía que los niveles inferiores eran difíciles de explorar, y que los hombres
podían ser comparados al planeta en el que vivían, y que en tanto que individuos estaban
constituidos, como la tierra, de cuatro niveles diferentes —corteza, manto, núcleo y semilla— y que
de los dos últimos, igual que como ocurre con el cascote que nos aloja (la expresión es de mi tío
Carlos), sólo conocemos la existencia por algunos efectos indirectos, gracias a alguna ciencia
auxiliar como la sismología por ejemplo. Y agregaba que se trataba únicamente de una metáfora,
aunque también según mi tío aplicado al globo terrestre ese vocabulario era puramente
metafórico, le escribe Tomatis al Matemático.

Su tratado de espeleología interna nunca lo redactó, le escribe Tomatis, pero ponía en práctica con
frecuencia sus principios. Era un hombre jovial, le escribe. Caminaba bamboleándose un poco,
como si se desplazara siempre en puntas de pie, lo que le daba el aire de estar disponiéndose a
sorprender a alguien con una aparición inesperada o con alguna broma inocente. Pero era una
forma de caminar que, vista desde el exterior, le daba al que lo observaba una impresión de
bienestar contagioso, aunque tía Amalia sugería a veces que esa euforia tenue y constante tal vez
hubiese podido ser atribuida a la irresponsabilidad.
Conclusión:
Y Tomatis le escribe al Matemático: en las tardes de otoño y de
primavera, y en las de verano si no hacía demasiado calor, se
quedaba sentado en el fondo del patio hasta que anochecía.
Algunos parientes afirmaban que estaba loco, pero los que lo
conocían mejor y lo apreciaban se encogían de hombros y
decían que en boca de mi tío Carlos la expresión «búsqueda
del hombre no cultural» era un eufemismo por: «dormir la
siesta». Con un aficionado a los enigmas, a los problemas y a
las charadas como él es difícil expedirse, le escribe Tomatis.
Pero las veces que pude observarlo, su total inmovilidad y la
vaguedad de su mirada cuando abría los ojos me aterraban un
poco, le escribe. Y cuando en el primer vientito del anochecer
se levantaba con expresión satisfecha y se iba a la cocina a
ver si la botella de vino blanco que había puesto en la
heladera antes de instalarse en la perezosa ya estaba
suficientemente fresca, parecía venir de más lejos que del
fondo del patio, le escribe Tomatis al Matemático. De
muchísimo más lejos, le escribe.
01
Personajes
Principal: El tío Carlos
Antagonista: Las ideas y pensamientos del “hombre no
cultural” que tenía el tío.
Personajes secundarios: Tomatis, El matematico que
vive en Estocolmo.
Personaje ambiental: El Gato, La Tía Amalia y la mamá
de Tomatis.
02
Narrador
Tipo de narrador
Testigo: Ya que Tomatis narra en primera y
en tercera persona las acciones y la vida
de su Tío Carlos, además en algunas partes
se incluye dentro del relato, pero solo
como un observador.
03
Conflicto
Conflicto
El conflicto es la confusión que llega a tener el tío
debido a sus pensamientos sobre la búsqueda del
hombre no cultural, que era el encontrar al yo interno,
dentro de sus tantos conocimientos e ideas es cuando
sus pensamientos le sobrepasan y deja de pensar de la
manera normal o lo que sería más común para todos.
En el cuento se narra que empieza a entrar en unos
momentos en los que se aísla, lo que podríamos
denominar como momentos de transe donde se perdía
en sus pensamientos y dejaba de ser el hombre jovial y
alegre que todos recordaban que era.
04
Enseñanza
Enseñanza
Muchas veces por el tener mas conocimiento empezamos a desconfiar de lo que
hacemos o lo que somos, y comienza un bucle de ser lo que nuestros pensamientos
dicen, o hacerle caso a nuestro conocimiento primero.
El querer indagar más, conocer más de lo que sabemos nunca estará mal, sin embargo,
cuando empezamos a rebuscar sobre los ideales que cada quien tiene y no
encontramos las ideas que nos funcionan a nosotros es cuando empezamos a darle mil
vueltas a los pensamientos, e ideas que se nos presentan en la cabeza, la mente es
muy poderosa al igual que los pensamientos, pero no hay que dejar que nos ganen
porque si dejamos de luchar contra ellos nos perdemos a nosotros mismos y la vida se
nos va de las manos como le pasó al Tío Carlos, no siempre necesitamos cuestionarnos
todo, o saberlo todo, hay cosas que son mas grandes que nosotros y mas difíciles de
entender, ir más allá de lo que sabemos es correcto, solo no dejemos que estas ideas
se adueñen de nosotros y empecemos a perder lo que somos.
05
Opinión
El hombre «no cultural» es un cuento que te hará volar tu mente, y que por su estructura, te
hará pensar y considerar muchas cosas de formas diferentes a lo que son realmente, en mi
opinión es un cuento único, y muy entretenido de leer, aunque al principio tardas en
comprender lo que está sucediendo y de que trata en verdad, eso te impulsa a seguir leyendo y
comprender mas de la historia que te están contando. Al principio del análisis me fue un poco
complicado identificar los personajes principales y como estos iban evolucionando, por la
naturaleza del autor supuse que esto sería así, ya que el lenguaje que usaba en sus relatos Juan
José Saer tenían esta peculiaridad, sin embargo, con un ayuda del docente logramos
comprender lo que el cuento nos quería decir.
A mi en lo personal me llamaba mucho la atención el conflicto que existía en los pensamientos
del tío, porque nos enseñan que nuestra mente es poderosa y que si dejamos que se apodere
de nosotros perdemos el completo control de lo que pensamos, eso repercute en lo que
sentimos, y en cada ámbito de nuestra vida, podemos ver la evolución del personaje principal a
lo largo de la historia de una manera tal vez un poco drástica, porque si bien no hay un conflicto
como es normal verlo, el conflicto está en la mente del protagonista lo que nos hace poder
imaginar lo que le podría estar pasando por su cabeza, y hace que te identifiques o tomes en un
sentidos mas personal a este personaje, lo que sin duda le da vida y sentido a todo el cuento, el
cual es una obra única, y digna de compartir con los demás.

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