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CUMPLIMIENTO
I. CONCEPTO
Artículo 61
1. Se fomentará que el interno participe en la planificación y ejecución de su
tratamiento y colaborará para, en el futuro, ser capaz de llevar, con conciencia social,
una vida sin delitos.
2. Serán estimulados, en cuanto sea posible, el interés y la colaboración de los
internos en su propio tratamiento. La satisfacción de sus intereses personales será
tenida en cuenta en la medida compatible con las finalidades del mismo.
Las actividades de tratamiento, según establece el art. 113 RP, se realizarán tanto
en el interior de los Centros penitenciarios como fuera de ellos (IMPORTANTE:
DENTRO Y FUERA, LO QUE PERMITE OTRAS FORMAS DE CUMPLIMIENTO EN
MEDIO ABIERTO), en función, en cada caso concreto, de las condiciones más
adecuadas para la consecución de los fines constitucionales y legales de la pena
privativa de libertad.
En todo caso, la Administración Penitenciaria tendrá en cuenta los recursos
existentes en la comunidad para la ejecución de las actividades de tratamiento
penitenciario (art. 113.2 RP).
Ahora bien, la determinación de las actividades es una cuestión de carácter
técnico que compete al ámbito propio de las ciencias de la conducta y que no
corresponde a la ley. De ahí que el art. 60.2 LOGP se limite a señalar que “deberán
utilizarse, en tanto sea posible, todos los métodos de tratamiento y los medios que,
respetando siempre los derechos constitucionales no afectados por la condena,
puedan facilitar la obtención de dichas finalidades”.
De todos modos, la legislación penitenciaria sin hacer una referencia expresa y
detallada de los posibles métodos a utilizar sí destaca algunos:
- sesiones de asesoramiento psicopedagógico y de psicoterapia de grupo;
terapia de comportamiento (art. 66.1 LOGP)
- formación y perfeccionamiento profesional (art. 66.2 LOGP).
- salidas programadas (art. 114 RP)
- grupos en comunidad terapéutica (art. 66.1 LOGP y 115 RP)
- programas de actuación especializada (drogas, agresores sexuales)
- programas especializados para internos clasificados en segundo grado
PRINCIPIOS
Por lo que respecta a los principios que han de inspirar el tratamiento, vid. art. 62
LOGP
Artículo 62
El tratamiento se inspirará en los siguientes principios:
El tratamiento pretende hacer del interno una persona con la intención y la capacidad
de vivir respetando la Ley penal, ES DECIR, DE NO COMETER DE NUEVO DELITO
así como de subvenir a sus necesidades (SER CAPAZ DE SUBSISTIR SIN
DELINQUIR). A tal fin, se procurará, en la medida de lo posible, desarrollar en ellos
una actitud de respeto a sí mismos (AUTOESTIMA) y de responsabilidad individual y
social con respecto a su familia, al prójimo y a la sociedad en general ( art. 59.2
LOGP), ESTO ES, QUE ASUMA RESPONSABILIDADES COMO CUALQUIER
PERSONA ADULTA.
La libertad condicional, que anteriormente era el cuarto grado, pasa a ser un supuesto
de suspensión condicional de la ejecución.
Principio de flexibilidad del art. 100.2 RP. La utilización del principio de flexibilidad
recogido en el art. 100.2 R.P, se considera una herramienta útil para ser aplicada
antes de la progresión de los internos desde el régimen cerrado al régimen ordinario,
entendida como estrategia tendente a consolidar la conducta, con pase a otros
módulos, participación en actividades comunes, etc. durante un tiempo que se fijará
individualmente y que podrá ir de uno a tres meses. Cuando se produzca el pase al
régimen cerrado de un interno de perfil bajo, del que se prevea una estancia breve,
se establecerá también, en base al mismo principio, un programa atemperado en
algunas variables regimentales, dentro siempre de una estrategia que intente
reflotarle al régimen ordinario en el menor tiempo posible.
2.2. Segundo grado
Es el más generalizado al comprender los requisitos que señalé, los preventivos que
al no estar clasificados se les aplica el régimen ordinario (art. 96.1 RP), los no
clasificados todavía pese a ser penados por no haberse recibido testimonio de la
sentencia y los penados que tienen otras causas como preventivos (art. 104.2 RP).
Lo normal es que se clasifique en este grado a quienes han cumplido, al menos, una
cuarta parte de la condena pero también cabe, sin necesidad de ello, tras un tiempo
de estudio suficiente para conocer al interno, si son favorables las variables del art.
102.2 RP, especialmente el historial delictivo y la integración social del penado.
Normalmente, como clasificación inicial se concede a primarios que no tengan
condenas altas y como progresión si hay evolución positiva y participación activa en
actividades de tratamiento.
El tercer grado es paso necesario para acceder a la libertad condicional. Asimismo,
los enfermos muy graves con padecimientos incurables, previo informe médico,
pueden ser clasificados en este grado con independencia de las variables anteriores
(art. 104.4 RP) pero teniendo en cuenta la escasa peligrosidad y dificultad para
delinquir.
El tercer grado de tratamiento no es un beneficio penitenciario. Es una modalidad
ordinaria de cumplimento de condena, a la que deben ir destinados, bien inicialmente
o cuando su evolución así lo permita, todos aquellos internos que presenten una
capacidad de inserción social positiva.
El fundamento del régimen abierto, va más allá de la simple suavización de penas. El
régimen abierto se configura como un medio importante de apoyo a la socialización
de aquellos sujetos, que, en su trayectoria vital, cuentan con una auto responsabilidad
suficiente que justifique la ausencia de controles rígidos en el cumplimiento de sus
condenas. El régimen abierto, en consecuencia, no debe ser concebido como el
proceso final de la intervención penitenciaria para aquellos internos ya adaptados
socialmente, sino como el marco desde el que conseguir, más eficazmente, una
intervención comunitaria que potencie las posibilidades de reintegración social.
En conclusión, son tres los objetivos a alcanzar en el régimen abierto:
a) Que accedan al tercer grado todos los penados capacitados para cumplir su pena
en régimen de semilibertad.
b) Que la práctica totalidad de los penados que acceden al tercer grado finalicen en
él su etapa de cumplimiento previa a la libertad.
En cuanto a los criterios para la clasificación en tercer grado, hay que tener presente:
A) El tercer grado se propicia y se crea poco a poco. Por ello, desde el momento del
ingreso en prisión, debe contemplarse la posibilidad de cumplimiento en régimen
abierto, detectando las carencias o dificultades para ello y apuntando líneas de
intervención que lo posibiliten. Es importante que el propio interno sea consciente de
esta posibilidad. Conseguir de él un grado de compromiso en el cumplimiento de la
pena facilita actuaciones posteriores.
B) Dadas las exigencias legales de satisfacción de la responsabilidad civil que el Art.
72.5 de la LOGP exige, se procurará abordar esta cuestión con el interno,
asesorándole sobre las actuaciones que puede llevar a cabo al respecto, con la
antelación suficiente y necesaria, dentro de la planificación del régimen abierto a la
que anteriormente hacíamos referencia, sin esperar, en consecuencia, al momento
de su clasificación en tercer grado para abordar este tipo de cuestiones.
C) Dado que el régimen abierto supone una forma de cumplimiento mucho más
próxima al contexto social del interno, es prioritaria la labor de todos los profesionales
encaminada a detectar y favorecer la inserción en dicho contexto.
D) Las expectativas y la necesidad de tratamiento en medio comunitario será un
criterio relevante para la clasificación en tercer grado.
La clasificación en régimen abierto presupone, generalmente, la existencia de algunas
de las siguientes situaciones:
• Continuidad en el exterior en programas de tratamiento que ya venga realizando el
interno.
• Necesidad de tratamiento en medio comunitario.
• Proyecto de vida válido y contrastable para hacer una vida honrada en libertad.
E) Salvo en los supuestos del Art. 104.4, en que razones de dignidad y humanidad
determinan su concesión, en todos los casos de clasificación en tercer grado, en que
la cuantía de la condena así lo exija legalmente, es preciso que se haya cumplido el
periodo de seguridad, o bien se haya levantado judicialmente, según los casos, así
como que se haya satisfecho la responsabilidad civil o que no habiéndose satisfecho
haya un compromiso de pago, valorándose especialmente en este aspecto las
posibilidades y facilidades que el régimen abierto puede aportar para su satisfacción.
F) El disfrute previo normalizado de permisos, anterior a la clasificación en tercer
grado, con ser un criterio que puede orientar y favorecer la progresión a régimen
abierto, no es un requisito imprescindible para ello.
3. Procedimiento de clasificación
b) El auto por el que el Juez de Vigilancia Penitenciaria acuerde, conforme a lo previsto en el artículo
78.3 del Código Penal, que los beneficios penitenciarios, los permisos de salida, la clasificación en
tercer grado y el cómputo de tiempo para la libertad condicional se refieran al límite de cumplimiento
de condena, y no a la suma de las penas impuestas, cuando la víctima lo fuera de alguno de los delitos
a que se refiere la letra a) de este apartado o de un delito cometido en el seno de un grupo u
organización criminal.
c) El auto por el que se conceda al penado la libertad condicional, cuando se trate de alguno de los
delitos a que se refiere el párrafo segundo del artículo 36.2 del Código Penal o de alguno de los delitos
a que se refiere la letra a) de este apartado, siempre que se hubiera impuesto una pena de más de
cinco años de prisión. La víctima deberá anunciar al Secretario judicial competente su voluntad de
recurrir dentro del plazo máximo de cinco días contados a partir del momento en que se hubiera
notificado conforme a lo dispuesto en los párrafos segundo y tercero del artículo 7.1, e interponer el
recurso dentro del plazo de quince días desde dicha notificación. Para el anuncio de la presentación
del recurso no será necesaria la asistencia de abogado.