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TEMA 4: EL TRATAMIENTO PENITENCIARIO Y LAS MODALIDADES DE

CUMPLIMIENTO

I. CONCEPTO

El tratamiento penitenciario es el conjunto de actividades dirigidas a la consecución


de la reeducación y reinserción social de los penados (art. 59.1 LOPJ). Así, por
ejemplo, serían actividades de tratamiento el trabajo penitenciario, la educación, los
contactos con el exterior, etc.
Los elementos del tratamiento vienen descritos en el art. 110 RP: SIN EMBARGO, SI
NOS FIJAMOS LA LEY NO ENTRA AL DETALLE. LA REGULACIÓN ES AMPLÍSIMA
PARA QUE SEAN LOS TÉCNICOS, LOS QUE SABEN, QUIÉNES VAYAN
PERFILANDO LOS ELEMENTOS DEL TRATAMIENTO

• programas formativos orientados a desarrollar las aptitudes de los internos,


enriquecer sus conocimientos, mejorar sus capacidades técnicas o
profesionales y compensar sus carencias.
• programas y las técnicas de carácter psicosocial que vayan orientadas a
mejorar las capacidades de los internos y a abordar aquellas problemáticas
específicas que puedan haber influido en su comportamiento delictivo anterior.
• contactos del interno con el exterior contando, siempre que sea posible, con
los recursos de la comunidad como instrumentos fundamentales en las tareas
de reinserción.

En cuanto a la “voluntariedad” del tratamiento: vid. art. 61 LOGP y 112 RP

Artículo 61
1. Se fomentará que el interno participe en la planificación y ejecución de su
tratamiento y colaborará para, en el futuro, ser capaz de llevar, con conciencia social,
una vida sin delitos.
2. Serán estimulados, en cuanto sea posible, el interés y la colaboración de los
internos en su propio tratamiento. La satisfacción de sus intereses personales será
tenida en cuenta en la medida compatible con las finalidades del mismo.

ESA VOLUNTARIEDAD QUEDA MEJOR PLASMADA EN EL REGLAMENTO


PENITENCIARIO
Artículo 112 RP. Participación del interno en el tratamiento
1. Se estimulará la participación del interno en la planificación y ejecución de su
tratamiento.
2. Con este fin, el profesional del Equipo Técnico encargado de su seguimiento le
informará de los objetivos a alcanzar durante el internamiento y de los medios y plazos
más adecuados para conseguirlos.
3. El interno podrá rechazar libremente o no colaborar en la realización de cualquier
técnica de estudio de su personalidad, sin que ello tenga consecuencias disciplinarias,
regimentales ni de regresión de grado. NO SERÁ CASTIGADO NI SE VERÁ
PERJUDICADO MIENTRAS DURE LA CONDENA
4. En los casos a que se refiere el apartado anterior, la clasificación inicial y las
posteriores revisiones de la misma se realizarán mediante la observación directa del
comportamiento y los informes pertinentes del personal penitenciario de los Equipos
Técnicos que tenga relación con el interno, así como utilizando los datos
documentales existentes. MODO DE EFECTUAR LA CLASIFICACIÓN

II. CONTENIDO Y PRINCIPIOS

Las actividades de tratamiento, según establece el art. 113 RP, se realizarán tanto
en el interior de los Centros penitenciarios como fuera de ellos (IMPORTANTE:
DENTRO Y FUERA, LO QUE PERMITE OTRAS FORMAS DE CUMPLIMIENTO EN
MEDIO ABIERTO), en función, en cada caso concreto, de las condiciones más
adecuadas para la consecución de los fines constitucionales y legales de la pena
privativa de libertad.
En todo caso, la Administración Penitenciaria tendrá en cuenta los recursos
existentes en la comunidad para la ejecución de las actividades de tratamiento
penitenciario (art. 113.2 RP).
Ahora bien, la determinación de las actividades es una cuestión de carácter
técnico que compete al ámbito propio de las ciencias de la conducta y que no
corresponde a la ley. De ahí que el art. 60.2 LOGP se limite a señalar que “deberán
utilizarse, en tanto sea posible, todos los métodos de tratamiento y los medios que,
respetando siempre los derechos constitucionales no afectados por la condena,
puedan facilitar la obtención de dichas finalidades”.
De todos modos, la legislación penitenciaria sin hacer una referencia expresa y
detallada de los posibles métodos a utilizar sí destaca algunos:
- sesiones de asesoramiento psicopedagógico y de psicoterapia de grupo;
terapia de comportamiento (art. 66.1 LOGP)
- formación y perfeccionamiento profesional (art. 66.2 LOGP).
- salidas programadas (art. 114 RP)
- grupos en comunidad terapéutica (art. 66.1 LOGP y 115 RP)
- programas de actuación especializada (drogas, agresores sexuales)
- programas especializados para internos clasificados en segundo grado

PRINCIPIOS
Por lo que respecta a los principios que han de inspirar el tratamiento, vid. art. 62
LOGP

Artículo 62
El tratamiento se inspirará en los siguientes principios:

• a) Estará basado en el estudio científico de la constitución, el temperamento,


el carácter, las aptitudes y las actitudes del sujeto a tratar, así como de su
sistema dinámico-motivacional y del aspecto evolutivo de su personalidad,
conducente a un enjuiciamiento global de la misma, que se recogerá en el
protocolo del interno.
• b) Guardará relación directa con un diagnóstico de personalidad criminal
y con un juicio pronóstico inicial, que serán emitidos tomando como base una
consideración ponderada del enjuiciamiento global a que se refiere el apartado
anterior, así como el resumen de su actividad delictiva y de todos los datos
ambientales, ya sean individuales, familiares o sociales, del sujeto.
• c) Será individualizado, consistiendo en la variable utilización de métodos
médico-biológicos, psiquiátricos, psicológicos, pedagógicos y sociales, en
relación a la personalidad del interno.
• d) En general será complejo, exigiendo la integración de varios de los métodos
citados en una dirección de conjunto y en el marco del régimen adecuado.
• e) Será programado, fijándose el plan general que deberá seguirse en su
ejecución, la intensidad mayor o menor en la aplicación de cada método de
tratamiento y la distribución de los quehaceres concretos integrantes del mismo
entre los diversos especialistas y educadores.
• f) Será de carácter continuo y dinámico, dependiente de las incidencias en
la evolución de la personalidad del interno durante el cumplimiento de la
condena.

III. FINALIDADES DEL TRATAMIENTO

El tratamiento pretende hacer del interno una persona con la intención y la capacidad
de vivir respetando la Ley penal, ES DECIR, DE NO COMETER DE NUEVO DELITO
así como de subvenir a sus necesidades (SER CAPAZ DE SUBSISTIR SIN
DELINQUIR). A tal fin, se procurará, en la medida de lo posible, desarrollar en ellos
una actitud de respeto a sí mismos (AUTOESTIMA) y de responsabilidad individual y
social con respecto a su familia, al prójimo y a la sociedad en general ( art. 59.2
LOGP), ESTO ES, QUE ASUMA RESPONSABILIDADES COMO CUALQUIER
PERSONA ADULTA.

IV. AREAS DE INTERVENCIÓN


(Programas de tratamiento a exponer por grupos en clase. Actividad evaluable
como práctica individual)
V. VI Y VII. LA CLASIFICACIÓN. MODALIDADES DE CUMPLIMIENTO Y PLAN
INDIVIDUAL DE TRATAMIENTO

Las penas privativas de libertad se ejecutarán, conforme al art. 72 LOGP,


según el sistema de individualización científica separado en grados, el último de los
cuales ANTES ERA la libertad condicional (la pena de prisión se dividía en cuatro
grados a los que correspondían determinados regímenes de vida:
- Primer grado: régimen cerrado.
- Segundo grado: régimen ordinario.
- Tercer grado: régimen abierto

La libertad condicional, que anteriormente era el cuarto grado, pasa a ser un supuesto
de suspensión condicional de la ejecución.

La clasificación en cualquiera de esos grados va a determinar el destino del interno


a los Establecimientos correspondientes y, por tanto, la aplicación de su propio
régimen en cuanto a salidas, actividades, horas de patio o permisos. COMO YA
VIMOS, SI EL INTERNO ESTÁ EN PRIMER GRADO CUMPLIRÁ EN UN CP DE
RÉGIM CERRADO EN QUE LAS HORAS DE PATIO SON LIMITADAS, LAS
ACTIVIDADES POCAS…..
En definitiva, la importancia de la clasificación reside en que de un conjunto de
datos psicológicos, sociales, penales y penitenciarios, se va a deducir una conclusión
con efectos jurídico-penitenciarios (ALARCÓN BRAVO).

Distinto a la clasificación es la fase que se asigna a cada interno para su ubicación


en el Centro Penitenciario. En efecto, dentro de cada grado puede haber varias fases
que se van asignando en función de la conducta del preso. En tales fases puede
progresar o regresar, lo que tiene efectos de organización interna y cierta
trascendencia que se plasma en diferencias de comunicaciones y horarios, pese a
estar dentro de un mismo grado de tratamiento. POR EJEMPLO: EN UN ALA DE LA
PRISIÓN ESTARÁN SEGUNDOS GRADOS CON PROBLEMAS DE AGRESIVIDAD
O DE ADICCIONES- EN OTRA SEGUNDOS GRADOS CON BUENA CONDUCTA,
EN OTRA LOS DE CONFIANZA…

Desde el inicio se puede acordar la clasificación en cualquiera de los grados


excepto en el de la libertad condicional.
Tratándose de condenados, el art. 63 LOGP declara que, tras la oportuna
observación, se hará el destino a uno u otro CP dependiendo de:
- la personalidad
- historial individual, familiar, social y delictivo
- duración de la pena impuesta
- medio al que retornará
- recursos para el buen éxito del tratamiento.

EL CRIMINÓLOGO, INJUSTAMENTE AUSENTE DEL MEDIO PENITENCIARIO,


PODRÍA LLEVAR A CABO ESA PRIMERA PROPUESTA DE CLASIFICACIÓN
PORQUE NINGUNA DE LAS VARIABLES LE ES AJENA.

No todos los criterios recogidos en el art. 63 LOGP responden a un modelo de


individualización científica ya que, al menos, el de duración de la pena es puramente
objetivo.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el carácter excesivamente clínico de
tratamiento, que se contiene en la LOGP (art. 64.2), manifestado en la determinación
del tipo criminológico y el diagnóstico de capacidad criminal para la clasificación,
queda superado en el RP, que parte de un concepto más resocializador omitiendo
tales referencias criminológicas.

1. Criterios generales de clasificación

Todos los criterios adolecen de ambigüedad ya que determinar la peligrosidad


o la capacidad de vivir en semilibertad es sumamente difícil. En el caso del primer
grado, con el fin de restringir al máximo su utilización, se ha de tener en cuenta que
la peligrosidad es criminal y, por tanto, reside en la probabilidad de comisión de
nuevos delitos mientras que la inadaptación debe ser grave y permanente.

a) Primer grado: penados calificados de peligrosidad extrema o inadaptación


manifiesta y grave a las normas de convivencia ordenada.
b) Segundo grado: penados en quienes concurran circunstancias personales y
penitenciarias de normal convivencia, pero sin capacidad para vivir en
semilibertad.
c) Tercer grado: penados que, por sus circunstancias personales y penitenciarias,
estén capacitados para vivir en semilibertad.

2. Criterios específicos de clasificación


2.1. Primer grado
Se han de ponderar diferentes factores: si el tipo de delito denota agresividad;
comisión violenta de delitos contra la vida, integridad física, libertad sexual o
propiedad; pertenencia bandas armadas; participación activa en motines, plantes…;
comisión de infracciones disciplinarias muy graves de manera reiterada; introducción
o posesión de armas de fuego o drogas destinadas al tráfico.
Como agravación del Primer grado se encuentran los departamentos
especiales (art. 91.3 RP) donde se destina a quienes protagonicen o induzcan
alteraciones regimentales muy graves que hayan puesto en peligro la vida de
personas y en las que se evidencie una peligrosidad extrema.
La clasificación en primer grado, en consonancia con el art. 72 LOGP y 102.5 R.P.,
es un instrumento técnico que forma parte del sistema de individualización científica.
La aplicación del régimen cerrado no es una sanción y su objetivo ha de ser obtener,
en el menor tiempo posible, la reincorporación del interno al régimen ordinario. De ahí
que los principios generales y básicos que han de inspirar la aplicación del régimen
cerrado sean los siguientes:
• Su carácter excepcional que implica que debe ser entendido como la última solución,
cuando no existan otros mecanismos disponibles, dado que se trata de un régimen
de vida que intensifica la desocialización y dificulta la reintegración y la reinserción
del interno.
• Transitoriedad. El tiempo que el interno esté en régimen cerrado ha de ser el
imprescindible para reconducir sus conductas y actitudes hacia el régimen ordinario,
de ahí que resulte imprescindible la intervención activa, intensa y dinámica con este
grupo de internos.
• Subsidiariedad. Su aplicación exige descartar las patologías psiquiátricas graves
descompensadas que hayan de ser abordadas de forma especializada, lo que implica
en todos los casos un análisis diagnóstico de personalidad a realizar por el psicólogo
y un informe médico que aborde los aspectos vinculados a la salud mental.
En toda decisión de aplicación de régimen cerrado deben tenerse en cuenta tres
factores principales: 1. El primero y siempre necesario es la valoración de los hechos
objetivos a la luz del artículo 102.5 del R.P., ponderando la concurrencia de los
factores allí reseñados. 2. El segundo la personalidad del interno, relacionada con su
trayectoria anterior, su potencial de peligrosidad, su capacidad de liderazgo, edad,
nivel de agresividad desarrollada, antecedentes psiquiátricos, etc... 3. Por último, las
circunstancias descriptivas en el contexto de la situación: si es un hecho cometido en
solitario o en grupo, su trascendencia en la dinámica del centro, etc.
Así pues, la calificación de peligrosidad extrema o de inadaptación a los regímenes
ordinario y abierto, se apreciará por la Administración Penitenciaria en base a causas
objetivas y en resolución motivada. La inadaptación tiene que ser grave, permanente
y manifiesta. La gravedad ha de ser apreciada en función del riesgo para la integridad
de sí mismos, de otras personas o de la ordenada convivencia dentro del Centro. La
permanencia ha de manifestarse en una continuidad en el tiempo, siendo reflejo de
una actitud interna trascendente en el interno. Por último, es preciso que la
inadaptación sea manifiesta, es decir, que sea una circunstancia probada, no fundada
en meras presunciones ni sospechas. Cuando únicamente concurra la circunstancia
señalada en el apartado a) del art. 102.5 “naturaleza de los delitos cometidos a lo
largo de su historial delictivo, que denote una personalidad agresiva, violenta y
antisocial”, será preciso, en todo caso, que esta potencial peligrosidad se manifieste,
tal y como hemos dicho anteriormente, en una inadaptación grave y permanente en
el Centro, teniendo en cuenta, en todo caso, que la aplicación de este régimen tiene
una dimensión temporal limitada por lo que no puede perpetuarse durante todo el
tiempo de la condena. Por otra parte, puesto que - el régimen cerrado en su modo de
cumplimiento tiene analogías con el aislamiento en celda, será preciso que, al igual
que en éste, en caso de aplicarse por la comisión de infracciones disciplinarias
calificadas muy graves o graves, contemplada en el apartado e) del art. 102.5 del RP,
sean sanciones que evidencien una especial agresividad o violencia.
La revisión de la clasificación en primer grado se efectuará por la Junta de
Tratamiento, al menos cada tres meses, de acuerdo con lo establecido en los arts.
92.3 y 98 del Reglamento. En consonancia con lo expuesto anteriormente sobre el
carácter transitorio y la excepcionalidad de este régimen, las revisiones no pueden
revestir, meramente, un carácter formal respecto a los plazos, sino que debe tenerse
siempre en cuenta un horizonte temporal más allá del cual no sería deseable el
mantenimiento en primer grado. En consecuencia, en el Programa Individualizado de
Tratamiento diseñado a cada interno, debe establecerse una planificación
aproximada del tiempo que parece predecible puede pasar en régimen cerrado.
Las variables para tener en cuenta el paso o cambio de modalidad deben ser
básicamente:
• Participar en las actividades ofertadas y comprometidas en su Programa
Individualizado de Tratamiento.
• La actitud del interno hacia las normas básicas de respeto y convivencia.
• La ausencia de comisión de faltas graves o muy graves en el periodo de tiempo
estudiado que denoten especial agresividad y violencia. No será preciso, en
consecuencia, que el interno tenga sus sanciones canceladas formalmente.
De todos modos:

Principio de flexibilidad del art. 100.2 RP. La utilización del principio de flexibilidad
recogido en el art. 100.2 R.P, se considera una herramienta útil para ser aplicada
antes de la progresión de los internos desde el régimen cerrado al régimen ordinario,
entendida como estrategia tendente a consolidar la conducta, con pase a otros
módulos, participación en actividades comunes, etc. durante un tiempo que se fijará
individualmente y que podrá ir de uno a tres meses. Cuando se produzca el pase al
régimen cerrado de un interno de perfil bajo, del que se prevea una estancia breve,
se establecerá también, en base al mismo principio, un programa atemperado en
algunas variables regimentales, dentro siempre de una estrategia que intente
reflotarle al régimen ordinario en el menor tiempo posible.
2.2. Segundo grado

Es el más generalizado al comprender los requisitos que señalé, los preventivos que
al no estar clasificados se les aplica el régimen ordinario (art. 96.1 RP), los no
clasificados todavía pese a ser penados por no haberse recibido testimonio de la
sentencia y los penados que tienen otras causas como preventivos (art. 104.2 RP).

2.3. Tercer grado

Lo normal es que se clasifique en este grado a quienes han cumplido, al menos, una
cuarta parte de la condena pero también cabe, sin necesidad de ello, tras un tiempo
de estudio suficiente para conocer al interno, si son favorables las variables del art.
102.2 RP, especialmente el historial delictivo y la integración social del penado.
Normalmente, como clasificación inicial se concede a primarios que no tengan
condenas altas y como progresión si hay evolución positiva y participación activa en
actividades de tratamiento.
El tercer grado es paso necesario para acceder a la libertad condicional. Asimismo,
los enfermos muy graves con padecimientos incurables, previo informe médico,
pueden ser clasificados en este grado con independencia de las variables anteriores
(art. 104.4 RP) pero teniendo en cuenta la escasa peligrosidad y dificultad para
delinquir.
El tercer grado de tratamiento no es un beneficio penitenciario. Es una modalidad
ordinaria de cumplimento de condena, a la que deben ir destinados, bien inicialmente
o cuando su evolución así lo permita, todos aquellos internos que presenten una
capacidad de inserción social positiva.
El fundamento del régimen abierto, va más allá de la simple suavización de penas. El
régimen abierto se configura como un medio importante de apoyo a la socialización
de aquellos sujetos, que, en su trayectoria vital, cuentan con una auto responsabilidad
suficiente que justifique la ausencia de controles rígidos en el cumplimiento de sus
condenas. El régimen abierto, en consecuencia, no debe ser concebido como el
proceso final de la intervención penitenciaria para aquellos internos ya adaptados
socialmente, sino como el marco desde el que conseguir, más eficazmente, una
intervención comunitaria que potencie las posibilidades de reintegración social.
En conclusión, son tres los objetivos a alcanzar en el régimen abierto:
a) Que accedan al tercer grado todos los penados capacitados para cumplir su pena
en régimen de semilibertad.
b) Que la práctica totalidad de los penados que acceden al tercer grado finalicen en
él su etapa de cumplimiento previa a la libertad.
En cuanto a los criterios para la clasificación en tercer grado, hay que tener presente:
A) El tercer grado se propicia y se crea poco a poco. Por ello, desde el momento del
ingreso en prisión, debe contemplarse la posibilidad de cumplimiento en régimen
abierto, detectando las carencias o dificultades para ello y apuntando líneas de
intervención que lo posibiliten. Es importante que el propio interno sea consciente de
esta posibilidad. Conseguir de él un grado de compromiso en el cumplimiento de la
pena facilita actuaciones posteriores.
B) Dadas las exigencias legales de satisfacción de la responsabilidad civil que el Art.
72.5 de la LOGP exige, se procurará abordar esta cuestión con el interno,
asesorándole sobre las actuaciones que puede llevar a cabo al respecto, con la
antelación suficiente y necesaria, dentro de la planificación del régimen abierto a la
que anteriormente hacíamos referencia, sin esperar, en consecuencia, al momento
de su clasificación en tercer grado para abordar este tipo de cuestiones.
C) Dado que el régimen abierto supone una forma de cumplimiento mucho más
próxima al contexto social del interno, es prioritaria la labor de todos los profesionales
encaminada a detectar y favorecer la inserción en dicho contexto.
D) Las expectativas y la necesidad de tratamiento en medio comunitario será un
criterio relevante para la clasificación en tercer grado.
La clasificación en régimen abierto presupone, generalmente, la existencia de algunas
de las siguientes situaciones:
• Continuidad en el exterior en programas de tratamiento que ya venga realizando el
interno.
• Necesidad de tratamiento en medio comunitario.
• Proyecto de vida válido y contrastable para hacer una vida honrada en libertad.
E) Salvo en los supuestos del Art. 104.4, en que razones de dignidad y humanidad
determinan su concesión, en todos los casos de clasificación en tercer grado, en que
la cuantía de la condena así lo exija legalmente, es preciso que se haya cumplido el
periodo de seguridad, o bien se haya levantado judicialmente, según los casos, así
como que se haya satisfecho la responsabilidad civil o que no habiéndose satisfecho
haya un compromiso de pago, valorándose especialmente en este aspecto las
posibilidades y facilidades que el régimen abierto puede aportar para su satisfacción.
F) El disfrute previo normalizado de permisos, anterior a la clasificación en tercer
grado, con ser un criterio que puede orientar y favorecer la progresión a régimen
abierto, no es un requisito imprescindible para ello.

La clasificación inicial en tercer grado:


Serán clasificados inicialmente en tercer grado aquellos internos que presenten un
pronóstico de reincidencia medio bajo a muy bajo, y no presenten factores de
inadaptación significativos.
El pronóstico de reincidencia bajo será apreciado por la existencia de factores tales
como:
• Ingreso voluntario.
• Condenas no superiores a 5 años.
• Primariedad delictiva o reincidencia de escasa.
• Antigüedad en la causa por la que ingresó (más de tres años).
• Correcta adaptación social desde la comisión de los hechos hasta el ingreso.
• Baja prisionización.
• Apoyo familiar pro social (origen y/o adquirida).
• Asunción del delito.
• Personalidad responsable.
• En el caso de adicciones, que se halle en disposición de tratamiento.
Además de la concurrencia de estos factores positivos, será preciso que los internos
no presenten factores de inadaptación significativos, tales como:
• Pertenencia a organizaciones delictivas.
• Personalidad de rasgos de carácter psicopático.
• Inadaptación a prisión.
• Escalada delictiva. etc.…

En cuanto a la progresión a tercer grado habrá que tener en cuenta:


Internos que presenten una evolución favorable en segundo grado de tratamiento,
contrastada a través de datos tales como:
• Haber obtenido una valoración normal o superior en las evaluaciones, dentro de las
actividades programadas con carácter prioritario en el PIT.
• Estar incluido en un programa de tratamiento al que se le pueda dar continuidad en
medio comunitario.
• Permisos disfrutados sin incidencias o internos que sin haber disfrutado permisos,
su evolución y las fechas de cumplimiento aconsejan un tercer grado.
• Ausencia de sanciones disciplinarias
• En el caso de delitos de extrema gravedad o que hayan provocado alarma social,
se exigirá un estudio exhaustivo de las circunstancias y, en su caso, de los posibles
tratamientos que deban seguir, para que en ningún caso estos condicionantes
impidan la progresión. En aquellos casos, en que circunstancias diversas del penado
así lo aconsejen, o sea precisa una intervención específica preparatoria de un
régimen abierto pleno, se aplicará al interno el régimen restringido previsto en el art.
82 R.P. En todo caso, la inexistencia de oferta laboral en el exterior, no supondrá “per
se” la asignación de un régimen restringido si el penado esta incluido en otras
actividades educativas, terapéuticas, etc.…
Finalmente, hay que tener en cuenta que el Reglamento ha querido desarrollar la
flexibilidad del sistema de individualización científica para lo cual en el art. 100.2 prevé
la posibilidad excepcional de una ejecución individualizada en la que se combinen
características de los distintos grados penitenciarios (ej: a un interno en segundo
grado se le pueden aplicar normas del tercero, por ejemplo, en materia de permisos).
Esta posibilidad la propone la Junta de Tratamiento y la ha de aprobar el Juez de
Vigilancia.

3. Procedimiento de clasificación

En el plazo máximo de dos meses desde que se recibe en el CP el testimonio


de sentencia, la Junta de Tratamiento ha de realizar la propuesta de clasificación,
según modelo contenido en la Instrucción 20/96, que determinará el destino al
Establecimiento más adecuado. Para ello, previamente, hay un período de
observación en el que se recogen datos que puedan fundamentar la propuesta de
grado como son los datos penales, penitenciarios, de comportamiento, factores de
adaptación (…) todo lo cual unido al programa de tratamiento forma el protocolo de
personalidad que inicia la andadura de la vida penitenciaria.
Si el condenado tiene causas pendientes en situación de preventivo, no se formula
propuesta de clasificación inicial y si recae la prisión preventiva cuando ya ha sido
clasificado se deja sin efecto esta clasificación, pasando a estar no clasificado o lo
que es lo mismo, aplicándosele las reglas del régimen ordinario (art. 104.1 y 2 RP).
Si hay causas pendientes pero no se ha decretado prisión preventiva, la clasificación
no varía. AQUÍ HAY QUE TENER EN CUENTA LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA.
PUEDE SER ABSUELTO. CON LO CUAL, ES DISCUTIBLE QUE AUNQUE SE
HAYA DECRETADO PP DEJE DE ESTAR CLASIFICADO

Tras la propuesta formulada por la Junta de Tratamiento, el Centro Directivo


(EN EL CASO DE CATALUNYA, LA SECRETARIA GENERAL) la ha de ratificar en el
plazo de dos meses desde su recepción, que pueden ser ampliados dos más.

Una vez se ha notificado la decisión acerca de la clasificación, contra ella cabe


recurso de alzada ante el JVP. Si el JVP desestima el recurso cabe interponer uno de
reforma ante él mismo y/o de apelación ante el Tribunal Sentenciador.
Todas las resoluciones acerca de clasificación han de ser comunicadas al
Fiscal en los tres días siguientes a su adopción, por si éste considera oportuno el
recurso. TAMBIÉN PUEDE RECURRILA LA VÍCTIMA (EJV 2015)
Art. 13 ESTATUTO VÍCTIMA (2015)
Artículo 13. Participación de la víctima en la ejecución. 1. Las víctimas que hubieran solicitado,
conforme a la letra m) del artículo 5.1, que les sean notificadas las resoluciones siguientes, podrán
recurrirlas de acuerdo con lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, aunque no se hubieran
mostrado parte en la causa: a) El auto por el que el Juez de Vigilancia Penitenciaria autoriza, conforme
a lo previsto en el párrafo tercero del artículo 36.2 del Código Penal, la posible clasificación del penado
en tercer grado antes de que se extinga la mitad de la condena, cuando la víctima lo fuera de alguno
de los siguientes delitos:

1.º Delitos de homicidio.

2.º Delitos de aborto del artículo 144 del Código Penal.

3.º Delitos de lesiones.

4.º Delitos contra la libertad.

5.º Delitos de tortura y contra la integridad moral.

6.º Delitos contra la libertad e indemnidad sexual.

7.º Delitos de robo cometidos con violencia o intimidación.

8.º Delitos de terrorismo.

9.º Delitos de trata de seres humanos.

b) El auto por el que el Juez de Vigilancia Penitenciaria acuerde, conforme a lo previsto en el artículo
78.3 del Código Penal, que los beneficios penitenciarios, los permisos de salida, la clasificación en
tercer grado y el cómputo de tiempo para la libertad condicional se refieran al límite de cumplimiento
de condena, y no a la suma de las penas impuestas, cuando la víctima lo fuera de alguno de los delitos
a que se refiere la letra a) de este apartado o de un delito cometido en el seno de un grupo u
organización criminal.

c) El auto por el que se conceda al penado la libertad condicional, cuando se trate de alguno de los
delitos a que se refiere el párrafo segundo del artículo 36.2 del Código Penal o de alguno de los delitos
a que se refiere la letra a) de este apartado, siempre que se hubiera impuesto una pena de más de
cinco años de prisión. La víctima deberá anunciar al Secretario judicial competente su voluntad de
recurrir dentro del plazo máximo de cinco días contados a partir del momento en que se hubiera
notificado conforme a lo dispuesto en los párrafos segundo y tercero del artículo 7.1, e interponer el
recurso dentro del plazo de quince días desde dicha notificación. Para el anuncio de la presentación
del recurso no será necesaria la asistencia de abogado.

Cada seis meses se ha de revisar la clasificación para progresar, mantener o


regresar de grado, salvo en primer grado, que es cada tres meses (art. 98.2 RP). Los
arts. 65 LOGP y 106 RP señalan los criterios generales a tener en cuenta para la
revisión de grado, lo que en la práctica viene a determinar que la progresión de
primero a segundo grado se lleve a cabo por la ausencia de incidencias negativas y
buen comportamiento y de segundo a tercero, que se tenga en cuenta, además, otros
criterios como pueda ser el haber disfrutado de permisos sin incidencias o la
proximidad de las ¾ partes de la condena. En cuanto a la regresión suele valorarse
el incumplimiento de las obligaciones, la comisión de nuevos delitos o el no reingreso
tras un permiso y, en definitiva, todo tipo de comportamiento desfavorable.
Tras una segunda clasificación en primer grado por la misma Junta de
Tratamiento, se puede solicitar que la próxima la realice la Central de Observación
(105.3 RP).

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