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Pollo a la brasa

Pollo a la brasa, manjar sabroso y exquisito,

en las brasas se asa, en su jugo se ha cocido,

sabor que nos atrapa, aroma que nos guía,

un festín en la parrilla que el paladar ansía.

En la sazón se impregna, secretos de la cocina,

adobos y condimentos, la magia se destila,

crujiente por fuera, jugoso por dentro,

pollo a la brasa, placer culinario sin cuento.

El humo se eleva, como un canto a la delicia,

el asador se convierte en una fuente de codicia,

el tiempo se detiene mientras el pollo se dora,

un regalo para el gusto, una fiesta sin demora.

En cada bocado se siente el amor y el arte,

la parrilla como lienzo, el pollo como parte,

una danza de sabores, una sinfonía de texturas,

pollo a la brasa, en la mesa, una aventura.

La piel crujiente es el abrazo dorado,

la carne tierna y jugosa, un festín tan ansiado,

acompañado de salsas que elevan su esplendor,

pollo a la brasa, un banquete de sabor.

En cada rincón de la ciudad, su aroma se expande,

en cada esquina se prepara, el hambre se expande,

una tradición que nos une, nos reúne y nos une,

pollo a la brasa, pasión y sabor que cune.


Un plato que nos habla de tradición y de encuentro,

de amigos y familia, momentos que son centro,

pollo a la brasa, deleite para el alma y el gusto,

en cada bocado, en cada instante, nos ajusto.

Así, en la brasa y el fuego, se forja el placer,

pollo a la brasa, un regalo que nos hace crecer,

un manjar que nos reúne y nos hace celebrar,

en cada bocado, en cada mordisco, un amor a degustar.

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