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TALLARINES VERDES

En plato de porcelana, colores se entremezclan,

verde intenso y cremoso, aromas que destilan,

tallarines danzando en salsa esmeralda,

un deleite para el paladar, una fiesta culinaria.

Tallarines verdes, obra maestra de la cocina,

espinacas convertidas en arte, un sabor que fascina,

enrollados y cortados con destreza y esmero,

se transforman en delicia, un manjar sincero.

El verde se adueña del plato, frescura en cada bocado,

nutrición y sabor, en un abrazo tan bien logrado,

salsa de albahaca y nueces, un toque aromático,

la pasta se sumerge, en un baño exquisito y práctico.

Los ojos se llenan de asombro ante tal esmero,

el aroma nos envuelve, nos lleva al cielo sincero,

tallarines verdes, un festín para el sentido,

un arte en el plato que nos tiene rendidos.

Verdes y suaves como campos en primavera,

los tallarines se deslizan, una danza verdadera,

se entrelazan en tenedor, se enredan con queso,

un cuadro de sabores, un placer sin exceso.

Tallarines verdes, una oda al buen gusto,

en cada bocado, en cada sorbo, en cada gusto,

una explosión de sabores, un encuentro culinario,

la mesa se viste de fiesta, en un banquete necesario.


Los sentidos se alborotan, las papilas celebran,

los tallarines verdes, en su gloria se presentan,

una combinación perfecta, una sinfonía de sabores,

en este plato se unen aromas, texturas y colores.

Así, en el mundo de la cocina, los tallarines verdes brillan,

una obra de arte en el plato, una experiencia que anima,

celebramos su sabor, su esencia, su virtuosismo,

los tallarines verdes, un manjar que nos hace optimismo.

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