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Esta primera dimensión aborda la problemática referida a que ley penal es aplicable en relación a un hecho concreto,
frente a la problemática que se plantea ante casos de “cuestiones temporales” de leyes penales vigentes.
1- El principio de legalidad es un límite formal al poder punitivo que establece la exigencia de una ley previa. Este
principio se relaciona con la sucesión de las leyes penales en el puedo, es decir, si en el momento de comisión del
hecho, se encontraba vigente la ley nº1 y posteriormente se dita la ley nº2 y nº3, pero el día en que se lleva a cabo
el proceso para determinar la culpabilidad o no del sujeto, rige la ley nº4, en estos casos, NUNCA se aplicara a un
hecho, una ley NO vigente al momento de su comisión. UNICAMENTE podrán aplicarse, las que se encontraban
vigente en el momento del hecho, en adelante.
2- El principio de la ley penal más benigna, en virtud del cual cualquier ley que entre sucesivamente en vigencia y
resulte más benigna en relación al caso, será la aplicable, aun ciad haya sido dictada con posterioridad a la
comisión del hecho.
En virtud de este principio, si se cometió un delito antes de que una ley lo estableciera como tal, este hecho será
impune. Pues en el momento de su comisión no era considerado delito. Pero, siendo delito al momento de la
comisión, entra en juego el principio de la ley más benigna.
El primer aspecto que debe advertirse es que en todos los CP modernos, lo primero que hace la ley penal es fijar su propio
ámbito espacial. Así el artículo 1 de nuestro CP justamente determina las reglas de aplicación en lo concerniente al ámbito
de validez espacial de la ley penal.
En torno a esto, existen CUATRO PRINCIPIOS DE APLICACIÓN, para determina el alcance de la jurisdicción penal:
A. Principio Territorial: PRINCIPIO DOMINANTE DE LA LEY PENAL ARGENTINA, pero NO ES EXCLUYENTE. Para este
principio, las leyes penales rigen dentro del territorio del estado que las dicto, es decir, se tendrá en cuenta el lugar en
el que se cometió el delito para determinar que la ley aplicable es la vigente en dicho ámbito territorial: dicha ley penal
se aplica a los delitos cometidos dentro del estado en los lugares sujetos a su jurisdicción, entendiéndose por aquellos
en los que el estado ejerce facultades legislativas, sin que importe la nacionalidad del autor del delito (ejemplo, sin
importar su el delincuente es chileno y cometió un delito en territorio argentino)
Conforme a esto, lo que limita la aplicación territorial de la ley es “el lugar de la comisión del delito” y el “concepto
jurídico de territorio”.
Lugares físicamente reconocidos como integrantes del territorio argentino, sometidos a su jurisdicción: (no son todos)
1- Superficie terrestre: Ubicada dentro de los limites internacionales reconocidos y establecidos con los países
colindantes y con el mar libre (el que empieza más allá de las 200 millas marinas).
2- Mar territorial: Es aquel hasta las 200 millas marinas. Tenemos la zona contigua argentina que es adyacente al mar
territorial y va desde las 12 a 24 millas marinas, y luego tenemos la plataforma continental que abarca el lecho como
el subsuelo marino entre la milla 24 y 200
3- Espacio aéreo: Situado sobre todas las que enumeramos recién hasta los 100 o 110 KM de altura.
Cualquier hecho delictivo cometidos en alguno de estos ámbitos físicos será un hecho cometido dentro del territorio
argentino que conforme el art 1 inc1 podrá ser aplicable la ley argentina.
1. Sedes diplomáticas argentinas en el extranjero: En caso de guerra los territorios enemigos ocupados por las tropas
argentinas.
2. Naves y aeronaves publicas argentinas que se encuentren en territorio extranjero: Las naves privadas argentinas
que se encuentren en aguas o atmósferas libres o neutras (lo último es decir jurisdicción internacional).
Dentro de estos ámbitos los hechos resultan alcanzables por la ley penal argentina, se encuentran sometidos a la
jurisdicción nacional. Una mención especial merece el art. 199 del código aeronáutico que también reconoce el alcance de
la ley penal argentina respecto de aeronaves privadas argentinas en territorio extranjero cuando los delitos cometidos en
ellas hubiesen lesionado un interés legítimo del Estado Argentino, de personas domiciliadas en el o se hubiese realizado en
el territorio argentino el primer aterrizaje. ESTO más que aplicar el principio de territorialidad, aplica el principio real, de
protección o defensa y el de nacionalidad, cuando toma en referencia que el interés afectado sea el de una persona
domiciliada en la republica argentina. La noción física o geográfica del territorio más los ámbitos situados fuera de los
límites geográficos de la argentina pero que se encuentran bajo su jurisdicción.
La sumatoria de ambas clasificaciones (lugares dentro y fuera del límite geográfico) nos determinaran todos los lugares
que integran el concepto jurídico de territorio
El segundo aspecto a tener en cuenta cuando analizamos la aplicación del principio de territorialidad es tener en cuenta
como se determina el lugar de comisión del delito. Y en ESTA CUESTIÓN han debatido tres teorías.
a) Teoría de la Acción: El lugar de comisión será aquel donde el sujeto exterioriza su comportamiento, resulta su
conducta activa u omisiva. Así si alguien realiza un comportamiento fuera de los lugares ya mencionados, el hecho
esta fuera del territorio.
b) Teoría de resultado: Toma en cuenta la consecuencia del hecho para determinar el lugar de comisión. El hecho se
comete donde produce sus consecuencias o resultados.
c) Teoría de la Ubicuidad: Toma en cuenta el lugar donde se cometió la acción o el resultado. Cualquiera de los dos
criterios es válido.
INFO DEL BLOG DE LA CATEDRA: El problema se presenta tanto en el ámbito internacional, donde está afectadas las
jurisdicciones de dos o más países como dentro un mismo país con diseño federal, entre diferentes provincias o estados
federados. En este último sentido, la jurisprudencia de la CSJN y la doctrina habían señalado originalmente que
correspondía asignar competencia a la jurisdicción en la que se había consumado el delito (teoría del resultado). La
modificación de este criterio tuvo lugar a partir del dictamen del señor Procurador General de la Nación en el caso “Ruiz
Mira” (CSJN, Fallos 271:396), en el que sostuvo que en los “delitos a distancia” es menester que la investigación y el
proceso penal se lleven a cabo en el lugar en el que tuvo lugar la acción delictiva o la parte protagónica de la misma, pues
es allí donde seguramente se encontrarán la mayor parte de las pruebas del hecho y en el que se ubica el domicilio del
sospechado, facilitándose el ejercicio de su defensa (tesis de la manifestación de la voluntad).
Con posterioridad, en el precedente “Torregiani” (CSJN, Fallos 307:1029), se consolidó la denominada tesis de la ubicuidad,
por la que el ilícito se estima cometido en forma indistinta en todos los lugares en los que desarrolló la acción y también en
el lugar donde se produjo el resultado, lo que permite elegir la jurisdicción en la que se logre una más eficaz administración
de justicia y un adecuado ejercicio del derecho de defensa.
En el plano internacional rige la tesis de la ubicuidad para solucionar los conflictos negativos de competencia entre países,
en los que todos desconocen su propia competencia para juzgar el conflicto de que se trate, con el consiguiente resultado
no querido de impunidad del ilícito. Por lo tanto, el delito se estima cometido tanto en el país en el que se exteriorizó la
acción, como en el país en el que causó el resultado, por lo que cualquiera de esas jurisdicciones está habilitada para
investigar y juzgar el hecho. Este principio de ubicuidad también rige con referencia a los delitos contra el derecho de
gentes (ver párrafo 6.2.5), como una derivación del principio universal o cosmopolita.
Si bien el principio de territorialidad es el principio dominante de la ley penal argentina, se tienen en cuenta otros
principios. Por ello, el segundo principio que se tiene en cuenta en el ámbito espacial de la ley penal es el principio de la
nacionalidad.
Éste principio toma en cuenta la nacionalidad de los sujetos que intervienen en la relación jurídica originada por el delito.
En relación a dicho principio se distinguen dos pautas:
Principio de nacionalidad activo: La nacionalidad del AUTOR del delito determina el alcance espacial de la ley penal
Principio de nacionalidad pasivo: La VICTIMA siempre está protegida por la ley penal de su estado, y, por lo tanto, el
alcance espacial de ella se entiende en función del ofendido (sujeto pasivo de la relación jurídica) por el delito. Esta
expresión del principio de nacionalidad es considerada como una forma extrema del principio real o de defensa. En
este se ha reconocido, en algunos derechos, una versión en que el alcance de la ley penal esta signado por la
pertenencia del bien protegido a un nacional, lo cual, a su vez presentaría una comprensión del principio real desde el
punto de vista del de la nacionalidad.
El principio de nacionalidad pasiva fue en muchos casos el principio aplicado por estados extranjeros. Por ejemplo, Francia
para reclamar la extradición de los militares argentinos que formaron parte del proceso de la dictadura de 1976 a 1983
respecto de todas aquellas víctimas de terrorismo de estado de nacionalidad francesa.
Como dijimos, el Principio de territorialidad es dominante pero no excluyente porque la ley penal argentina contempla
como un supuesto de nacionalidad activa el derecho que puede ejercer un ciudadano argentino (derecho de opción)
cuando es requerida su extradición por parte de un estado extranjero (art. 12 ley 24767, debe leerse de cooperación penal
internacional o conocida como ley de extradición). El proceso de extradición implica que un estado requirente formalmente
solicita a otro estado (requerido) la entrega de una persona para su juzgamiento o para imponerle la pena luego de un
juicio.
La ley 24767 es una ley de carácter subsidiaria. Es decir, se aplica a un proceso de extradición primero en tanto y cuando
no exista tratado bilateral entre los estados. SI HAY tratado bilateral se aplica el mismo, es como una ley especial. SI NO hay
tratado de extradición se aplica las normas de la ley 24767. También tiene carácter subsidiario aun en los casos donde
exista tratado bilateral, pero respecto a todas aquellas cuestiones que no estén contempladas por el tratado bilateral. Si en
el tratado bilateral -por ejemplo- no se establece que sucede cuando el sujeto cuya extradición se requiere es un nacional
del estado requerido (Brasil le pide a argentina un ciudadano argentino) ahí se tornara operativo el art. 12 de esta ley de
cooperación internacional.
ARTICULO 12.-Si el requerido para la realización de un proceso fuese nacional argentino, podrá optar por ser juzgado por
los tribunales argentinos, a no ser que fuere aplicable al caso un tratado que obligue a la extradición de nacionales.
La calidad de nacional argentino deberá haber existido al momento de la comisión del hecho, y deberá subsistir al
momento de la opción.
Si el nacional ejerciere esta opción, la extracción será denegada. El nacional será entonces juzgado en el país, según la ley
penal argentina, siempre que el Estado requirente preste conformidad para ello, renunciando a su jurisdicción, y remita
todos los antecedentes y pruebas que permitan el juzgamiento.
Si fuere aplicable al caso un tratado que faculta la extradición de nacionales, el Poder Ejecutivo, en la oportunidad prevista
en el artículo 36, resolverá si se hace o no lugar a la opción.
--x--
Este artículo se identifica con el principio de nacionalidad activa porque se requiere al autor del delito al estado requerido.
El tercer principio es el real, de protección o defensa. Es una derivación “objetiva” del anterior en tanto que lo decisivo en
él es la nacionalidad DEL BIEN protegido. La ley penal ampara los “intereses nacionales” por tanto, rige ella en todos los
casos en que el delito vulnera o amenaza intereses del estado o afectan al orden público nacional, cualquiera sea el lugar
de comisión, y sin que interese la nacionalidad del autor -por ejemplo- el delito de traición a la patria, los que afectan el
curso de la moneda o aquellos que involucren documentos.
Muchos autores recuerdan en el inciso segundo del artículo 1 la aplicación de este principio. El art 1 inciso 2 establece se
aplicará el código penal
2) Por delitos cometidos en el extranjero por agentes o empleados de autoridades argentinas en desempeño de su cargo.
(porque la funciones que cumplen son en interés del país y al incumplirlas afecta los intereses de éste)
Así, si un diplomático argentino trafica cocaína en una valija y lo detectan en una calle de la ciudad extranjera fuera de la
embajada, la argentina puede reclamar. Ahora si el embajador argentino se emborracha y pelea con alguien es una
cuestión que está por afuera de lo que entiende el inciso 2 cuando dice en “el desempeño o ejercicio de sus funciones”.
Es importante reconocer el inciso 3 del artículo 1 del CP
3) Por el delito previsto en el artículo 258 bis cometido en el extranjero, por ciudadanos argentinos o personas jurídicas con
domicilio en la República Argentina, ya sea aquel fijado en sus estatutos o el correspondiente a los establecimientos o
sucursales que posea en el territorio argentino.
El art 258 bis incorporado recientemente regula el derecho de cohecho y tráfico de influencias transnacional. EN ESTOS
casos hoy la discusión está abierta a que algunos autores reconocen en este inciso 3 la aplicación el principio de
nacionalidad activa, porque lo que se toma en cuenta como pauta determinante de la aplicación de la ley penal argentina
según que el delito cometido en el extranjero lo haya sido por una persona argentina o personas jurídicas con domicilio en
la argentina. Otro sector minoritario sostiene que, en realidad, se trata de aplicación del principio real y protección pues
hay un interés argentino afectado por delitos de cohecho y tráfico de influencias transnacionales.
Según este principio, la ley penal del Estado tiene eficacia extraterritorial absoluta: ella se aplica a cualquier delito,
cualquiera sea el lugar de comisión, la nacionalidad del autor o el carácter y pertenencia de los bienes jurídicos que ataca.
Los estados lo utilizan para reclamar la propia jurisdicción penal, apoyados en la justificación de la absoluta
extraterritorialidad de la ley penal en la hipótesis en que el delito compromete bienes que pueden considerarse
pertenecientes a la humanidad (internacionales), como la piratería, la trata de blancas, genocidio, tráfico de
estupefacientes, etc. En otras palabras, son hechos que afectan o ponen en peligro bienes o intereses cuya protección es
común a todos los estados, lo que permite que todos los estados puedan reclamar el juzgamiento y aplicar la ley penal. En
base a este principio es que la justicia española sobre todo durante los años 90 reclamo el juzgamiento de distintos
dictadores de Latinoamérica.
Principio territorial: En nuestra legislación, al igual que en el derecho comparado o las normas del derecho penal
internación, se presenta una combinación de varios o todos los principios.
No obstante, el principio básico sobre el cual se estructura la vigencia espacial de la ley penal argentina es el
territorial.
- Art 4º Código civil y comercial (antiguo artículo 1 del código civil derogado) ARTICULO 4°. - Ámbito subjetivo. Las
leyes son obligatorias para todos los que habitan el territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros,
residentes, domiciliados o transeúntes, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales
- Art 1º CP: es la versión penal de la “territorialidad” de ley del articulo del CCyC recién mencionado
Principio real, de protección o de defensa: La doctrina mayoritaria considera que este principio está consagrado e dos
cláusulas del artículo 1º del CP.
- Art 1º CP, inciso 1): Por delitos cometidos o cuyos efectos deban producirse en el territorio de la Nación Argentina, o
en los lugares sometidos a su jurisdicción.
- Art 2º CP, inciso 2): Por delitos cometidos en el extranjero por agentes o empleados de autoridades argentinas en
desempeño de su cargo.
ARTICULO 12 LEY 24767.-Si el requerido para la realización de un proceso fuese nacional argentino, podrá optar por ser
juzgado por los tribunales argentinos, a no ser que fuere aplicable al caso un tratado que obligue a la extradición de
nacionales.
La calidad de nacional argentino deberá haber existido al momento de la comisión del hecho, y deberá subsistir al
momento de la opción.
Si el nacional ejerciere esta opción, la extracción será denegada. El nacional será entonces juzgado en el país, según la ley
penal argentina, siempre que el Estado requirente preste conformidad para ello, renunciando a su jurisdicción, y remita
todos los antecedentes y pruebas que permitan el juzgamiento.
Si fuere aplicable al caso un tratado que faculta la extradición de nacionales, el Poder Ejecutivo, en la oportunidad prevista
en el artículo 36, resolverá si se hace o no lugar a la opción.
Con ello se advierte, por un lado, la restricción del principio a los delitos internacionales, tradicionalmente en unos pocos
actos violatorios de la ley penal (trata de blancas, piratería, secuestro de menores, falsificación de moneda, etc.). Y, por
otro lado, la ausencia de una enumeración expresa de la ley argentina de los delitos a los que se aplicaría el principio,
obliga, en todo caso, a recurrir a los instrumentos internacionales conformados por la república para determinarlos.
DERECHO PENAL INTERNACIONAL Y DERECHO INTERNACIONAL PENAL
Zaffaroni: El derecho internacional público rige las relaciones entre estados, tratando de controlar el uso indiscriminado de
la fuerza en beneficio de los más poderosos, lo que pareciera tender a un gobierno mundial, que se ha ido marcando con
organismos mundiales tales como la Liga De Las Naciones o la ONU. El “derecho internacional penal” surge en este
esfuerzo, a partir de la primera guerra (1914-1918), con el fin de tratar la delincuencia entre estados y de la responsabilidad
criminal internacional de los gobernantes. Según CREUS, esto último sería una parte del “derecho internacional público”,
en el que la comunidad internacional ostenta el carácter de legislador, sus normas son internacionales y normalmente
regula los delitos de ese carácter por sus efectos sobre la humanidad y no simplemente sobre los intereses e un
determinado estado (por ejemplo, crímenes de guerra, genocidio, etc.)
Blog de la catedra: Dentro del derecho internacional, que es el que rige las relaciones entre Estados, corresponde ubicar al
derecho penal internacional como la rama cuyas normas se refieren a la criminalidad llevada a cabo desde los Estados y a la
consiguiente responsabilidad criminal de sus gobernantes, sea que los hechos criminales ocurran en el contexto de un
conflicto bélico o no.
En esta dirección y desde mediados del siglo XX se verifican en el orden internacional dos tendencias complementarias:
a) la elaboración de tratados que imponen la obligación de sancionar ciertos crímenes internacionales, como la Convención
sobre el genocidio de la ONU, de diciembre de 1948, ratificada por nuestro país en el año 1956 y
b) la elaboración de tratados o convenios destinados a instalar una jurisdicción penal internacional para el juzgamiento de
los llamados “crímenes de guerra” y “crímenes de lesa humanidad”, como la Convención de Roma de 1995, por la que se
crea la Corte Penal Internacional o la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) de
noviembre de 1969, por la que implementó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, ratificado por nuestro país por ley nacional Nº 23.054 de marzo de 1984.
Blog de la catedra: El desarrollo a gran escala y en corto tiempo de técnicas complejas de última generación vinculadas con
la producción, la comunicación y el control de las informaciones de toda índole, que se instalan en una nueva dimensión,
para algunos superadora de las de espacio y tiempo, llamada el “ciberespacio” afecta también al sistema punitivo. Ello así,
en tanto se torna necesario implementar regulaciones orientadas a la protección de derechos de diversa naturaleza
(personales, sociales, económicos, etc.) que, gracias a esas nuevas tecnologías se exponen a ser atacados por lesión o por
peligro desde vías y modos hasta hace poco tiempo impensables. Esos ataques se realizan fuera de los parámetros clásicos
de espacio y tiempo. Repárese, por ejemplo, en la manipulación ilegítima de los datos personales inspirado en variados
fines: las actuales tecnologías permiten la realización de maniobras de alteración e ilegítima utilización de esos datos a
través de ordenadores y de programas informáticos que son manejados a distancia y que no guardan relación alguna con
una específica localización.
Sobre todos estos temas y sus complejas derivaciones se refiere el Convenio sobre la Ciberdelincuencia de Budapest
(noviembre de 2001), al que nuestro país adhirió a fines de marzo de 2010. En lo que atañe a la jurisdicción aplicable, el
Convenio adopta el principio territorial, pero lo matiza con el principio universal, dándole especial relevancia al principio de
ubicuidad (arts.22 y siguientes.)
5.2 EXTRADICION
Blog de la catedra: Tal como lo anota el profesor Riquert en el blog de la cátedra, la extradición es el procedimiento en
virtud del cual un Estado entrega determinada persona a otro Estado que la requiere para someterla a su jurisdicción penal
a causa de un delito de carácter común por el que se ha iniciado proceso formal o le han dispuesto condena definitiva
CREUS: La ley 24.767, denominada “de cooperación internacional en materia penal”, regula la procedencia de la
extradición pasiva (cuando es el estado argentino el requerido) y activa (cuando él es el requirente). Por lo tanto, la
extradición podrá ser:
- Activa: Encuentra regulación en las previsiones de los arts. 62 a 66. Indican que se requerirá la extradición de una
persona cuando prima facie fuere procedente conforme la ley del país donde se encuentra el requerido. En los casos
de tratado, regirá éste.
Para hacerlo, el juez de la causa librará una orden de detención que deberá contener:
Los requerimientos serán remitidos al Ministerio de Relaciones Exteriores, el que antes de darle curso dictaminará sobre su
procedencia y solicitará se satisfagan los requisitos pertinentes.-
Si la extradición es denegada en virtud de una causa que hace procedente el juzgamiento del caso en el país requerido, el
Poder Ejecutivo resolverá si admite ese juzgamiento, debiendo en caso afirmativo, si lo solicitare aquél, remitirle copias del
expediente judicial que se hubiese tramitado y las pruebas colectadas.-
El tiempo de privación de libertad que demande el trámite de extradición será computado en la forma prescripta por el art.
24 del C.P
TRAMITE: hay una fase administrativa y una fase judicial. En la primera hay un control de cumplimiento de requisitos
formales por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores, que le dará curso al pedido dirigiéndolo a sede judicial por
intermedio del Ministerio Público Fiscal cuando aquellos sean verificados, o efectuará el rechazo “in límine” mediante
decreto cuando no se cumpla con ellos. En principio la competencia es federal y que el trámite a seguir es el del juicio
correccional con recurso ordinario ante la C.S.J.N., no previéndose excarcelación ni eximición de prisión. -
La extradición puede comprender no sólo al individuo sino también al secuestro de objetos o documentos que estén en
poder de la persona requerida y que sean:
a) Elementos probatorios del delito;
b) Instrumentos del delito o efectos provenientes de él (art. 40).
La extradición pasiva no será concedida en los siguientes supuestos (arts. 8, 10 y 11 de la ley 24.767):
1. Delitos políticos (el art.9 de la ley 24.767 contempla los casos que quedan excluidos de dicha caracterización; es decir,
que lo define por la negativa. Destaco, a título simplemente ejemplar, que se excluyen los crímenes de guerra y contra la
humanidad y los delitos de terrorismo.)
3. Cuando el proceso penal que motiva la solicitud de extradición se sustancia por ante una comisión especial, en
trasgresión al principio del juez natural (art. 18 CN)
4. Cuando ese proceso penal origen del pedido de extradición esté inspirado en objetivos persecutorios por razones
discriminatorias (etnia, religión, política, etc.) o medie sospecha bastante respecto a que esas razones pueden afectar el
ejercicio de la defensa en juicio (art. 18 CN).
5. Cuando existan sólidos motivos para presumir que la persona extraditada será objeto de penas o tratos degradantes,
crueles o inhumanos.
6. Cuando en el Estado requirente el delito esté amenazado con pena de muerte y no se den seguridades de que no le será
aplicada a la persona requerida.
7. Cuando por medien especiales razones para el Estado Argentino que aconsejen la no concesión de la extradición
8. Cuando la acción penal o la pena se encuentren extinguidas conforme el derecho positivo del Estado requirente.
9. Cuando la persona a extraditar haya sido juzgada aquí o en otro país por el mismo hecho (principio del “ne bis in ídem” o
garantía contra el doble juzgamiento).
10. Cuando para nuestro derecho positivo la persona requerida hubiera sido inimputable en razón de su edad.
11. Cuando en el Estado requirente se dictó la condena en ausencia de la persona requerida y no se suministren garantías
suficientes de que se le permitirá un eficaz ejercicio de su defensa y que se emitirá una nueva sentencia.
12. Cuando el Estado requirente no asegure que computará como detención preventiva el tiempo por el que la persona
requerida fue privada de su libertad con motivo del proceso de extradición.
La llamada “Extradición EN TRANSITO”, está reglada en los arts. 57 a 61. Este caso se concreta cuando en cumplimiento
de una extradición concedida por otro país, la persona extraditada deba transitar por nuestro país. Si el medio de
transporte fuera aéreo sólo será necesaria cuando hubiese escala prevista. La autorización será concedida por el
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. –
De existir, los tratados siguen siendo ley suprema, pero las normas de esta ley servirán para interpretarlos y regirán en todo
lo no reglado en aquéllos
En esta cuestión y, en general, en todo lo relativo a la cooperación internacional en materia penal los tratados
internacionales, sean bilaterales o multilaterales, poseen especial relevancia. Con relación concreta a nuestro derecho
positivo, esos instrumentos normativos forman parte del extremo superior de la pirámide jurídica, conforme lo dispone el
art. 31 CN. El procedimiento de la extradición se gobierna, en consecuencia, por lo que disponga el respectivo tratado
internacional. A falta de éste, rige el principio de reciprocidad por el que la solicitud de extradición será admisible para el
Estado requerido si el Estado requirente expresamente manifiesta su decisión de actuar en el mismo sentido para el
supuesto de ser él el demandado. Ambos estándares internacionales tienen recepción normativa en el derecho positivo de
nuestro país a través de los arts. 2 y 3 de la ley nacional Nº 24.767. Para el supuesto que exista tratado, las disposiciones de
la mencionada ley operan como pautas de interpretación de su texto o como normas de aplicación subsidiaria.
La ley Nº 24.767 se denomina “Ley de cooperación internacional en materia penal” y ha venido a sustituir el régimen legal
hasta entonces imperante, que databa en lo sustancial de fines del siglo XIX. Es importante resaltar que en su art. 1
consagra como deber de las autoridades argentinas el de prestar “.... a cualquier Estado que lo requiera la más amplia
ayuda relacionada con la investigación, el juzgamiento y la punición de delitos que correspondan a la jurisdicción de aquél.
Las autoridades que intervengan actuarán con la mayor diligencia para que la tramitación se cumpla con una prontitud que
no desnaturalice la ayuda ...”.
La extradición ha sido correctamente considerada por la jurisprudencia de nuestra CSJN como un acto de cooperación
internacional. En efecto, existe un interés común a todos los Estados en que medie un efectivo ejercicio de su jurisdicción
penal en orden a la investigación y juzgamiento de delitos cometidos en los ámbitos de su competencia, lo que implica el
sometimiento de la persona imputada o condenada a esa jurisdicción y ello comporta el fundamento o razón de ser de la
extradición. En cuanto a las condiciones exigibles para la procedencia de la extradición activa y pasiva, las mismas serán
examinadas al tratar el marco normativo referido a este instituto.
- Pautas que en la actualidad poseen especial incidencia en el campo de la cooperación internacional en materia
penal:
b) La expansión normativa, tanto formal como material, con la proliferación de tratados multi y bilaterales sobre
extradición y otros tópicos relacionadas con la colaboración internacional en materia penal y con el incremento de delitos
alcanzados por tales instrumentos.
c) La incidencia actual que en el ámbito de las relaciones internacionales poseen todas estas cuestiones de cooperación en
materia criminal.
e) El peso gravitante de los derechos humanos y de la adopción de medidas para su adecuada preservación.
El principio general en esta cuestión consiste en que las leyes, cualquiera sea su materia, rigen para lo futuro; esto es, se
aplican a los hechos ocurridos con posterioridad a su vigencia. Por ejemplo, en el art. 5 del CCyC establece que, las leyes
regirán después del octavo día de su publican oficial o del cual determinen.
La ley previa debe establecer los caracteres de la tipicidad y la pena. Esto es lo primero que aparece en el tiempo. Luego lo
segundo que aparece en el tiempo es el hecho, la acción u omisión, cual debe estar exteriorizada; en tercer lugar, debe
aparecer el juicio previo, garantía de que se va a hacer un proceso para determinar si va a ser culpable o no, y en el primer
caso recién se colocara la pena.
En cuanto al sistema punitivo, en consonancia con lo dicho y con jerarquía constitucional, impera la prohibición absoluta de
las llamadas leyes “ex post facto” (ley posterior al hecho). Ello conforme el mandato contenido en el art. 18 CN al señalar
que “...Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso...” y
a lo que concordantemente disponen las normas del bloque internacional de derecho humanos, expresamente
incorporadas a la CN por la reforma de 1994 (art.75 inciso 22). Por esto podemos destacar el art. 9 de la CADH, el impone
que “...Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según
el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del
delito...”. Estos mandatos constitucionales comportan claras expresiones del principio de legalidad.
La exigencia de ley previa comprende no sólo la tipificación del hecho punible, sino también las consecuencias que acarrea
su comisión: penas, medidas de seguridad y consecuencias accesorias
La irretroactividad de la ley penal reconoce una única excepción basada en la aplicación retroactiva o ultra activa (esto
último ocurre cuando se la aplica pese a haber sido derogada) de la misma con relación a un hecho concreto si en ese caso
puede ser considerada como ley más benigna en comparación con la vigente al tiempo de comisión del hecho. En este
sentido, el art. 2 CPA (código penal) prescribe que “...Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la
que exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará la más benigna. Si durante la condena se dictare
una ley más benigna, la pena se limitará a la establecida por esa ley. En todos los casos del presente artículo, los efectos de
la nueva ley se operarán de pleno derecho...”
Zaffaroni indica que se debe entender por ley más benigna aquélla que habilita un menor ejercicio del poder punitivo. En
otras palabras, ello sucede cuando la comparación de los textos legales implicados permite concluir que con relación al
caso planteado uno de ellos favorece la situación del sujeto activo. Y esto puede ocurrir desde varias perspectivas: incluir
mayores exigencias o recaudos en la descripción de la conducta prohibida; agregar nuevas causas de justificación o de
inculpabilidad, reemplazar una pena por otra menos gravosa para la persona; disminuir el monto de la pena, en el caso de
penas graduables en tiempo o dinero; acortar el plazo de prescripción de la acción penal; etc. Una recta interpretación de
este principio exige aplicar la ley más benigna de entre todas las que han regido el caso desde que se cometió el delito
hasta que el momento en el que se extinguieron o agotaron todos los efectos de la sentencia condenatoria.
El principio que impone la aplicación de la ley más benigna posee rango constitucional, ya que aparece regulado en el art. 9
último párrafo de la CADH que, a su vez, integra expresamente nuestro sistema constitucional por vía del art. 75 inciso 22
CN.
Compete al Poder Ejecutivo la promulgación de las leyes y su publicación en el Boletín Oficial (arts. 99 inciso 3º primer
párrafo CN y 2 CC). Su derogación se opera de forma expresa o tácita mediante otra ley posterior; entendiéndose por
derogación tácita la que existe cuando esa otra ley posterior modifica o altera el contenido de la anterior (por ejemplo,
varía la sanción prevista para el delito o cambia la descripción del comportamiento que se pretende prohibir). La ley
también pierde su vigencia si en su propio texto o en el de otra norma de igual o superior rango figura la fecha de su
caducidad. En otros supuestos se considera derogada una ley cuando hubo desaparecido el objeto o las circunstancias
tenidas en cuenta para su dictado. Finalmente, puede ocurrir que sobre una misma materia se dicten diversas leyes en
forma sucesiva y esto posee importancia con relación al principio de la ley más benigna
La cuestión se plantea cuando la ley vigente en el momento del fallo que regularía el hecho cometido es distinta de la que
regía cuando se lo cometió, modificando la situación jurídica del sujeto imputad. En nuestro derecho también se considera
la llamada “ley intermedia” – es decir, la que rigió entre el momento del hecho y el momento del fallo, reemplazando a la
vigente en aquel momento y siendo reemplazada por la que rige en ese momento – y las leyes que se suceden mientas
dura la pena impuesta, con lo cual tenemos que, en nuestro sistema, la cuestión de sucesión de leyes se extiende hasta el
momento que se extingue la pena.
El cambio de la situación jurídica del sujeto a quien se atribuye la comisión de un delito puede deberse a distintas
circunstancias, entre las que se cuentan las siguientes hipótesis principales:
a. La nueva ley cataloga como delito una conducta que antes no era así considerada.
b. La nueva ley desincrimina una conducta tipificada como delito en la ley derogada
c. La nueva ley, por atender a requisitos de punibilidad menos estrictos o por las consecuencias de punibilidad más
rigurosa, agrava la situación del agente con relación a la que tenía en la ley derogada
d. La nueva ley, por las mismas razones, convierte en menos gravosa la situación jurídica del agente con relación a la ley
derogada
- Principios reguladores:
Terminología:
La Extraactividad de la ley significa la aplicación de la ley fuera de su periodo normal de vida legislativa, es decir, cuando su
invocación en un fallo la hace aplicable cuando ya estaba derogada o se aplica una ley vigente en el momento en que dicho
fallo se pronuncia pese a no haber estado vigente cuando se cometió el hecho. La aplicación extraactiva de la ley puede
importar su retroactividad, cuando el fallo aplica una ley que no estaba vigente en el momento del hecho, o su
ultraactividad, cuando el fallo aplica una ley ya derogada.
a- Tesis de la irretroactividad absoluta: se aplica siempre la ley del momento del hecho, sin consideración a las diferencias
de consecuencias jurídicas, ya que fue durante su vigencia cuando quedo establecida la relación jurídico-penal.
b- Tesis de la irretroactividad relativa: si bien la ley aplicable como principio es la del momento del hecho, el principio se
excepciona cuando la nueva ley que rige en el momento del fallo resulta más benigna para el imputado, puesto que, ésta es
la que mejor responde a las necesidades actuales de la sociedad y seria inútilmente gravoso seguir aplicando reglas cuya
existencia ha dejado de ser necesaria.
2. Tesis de la retroactividad: Soluciona el problema de sucesión de leyes por medio de la aplicación de la ley que rige en el
momento del fallo. Su versión absoluta, invocando la preservación del principio de legalidad, considera aplicable dicha
ley si ella ha incriminado una conducta que según la ley que regía en el momento del hecho no era delito.
La versión relativa de esta tesis aplica la ley del momento del fallo a no ser que la ley que regia en el momento del
hecho fuese más benigna.
Como se puede ver, tanto la tesis de la irretroactividad relativa como la de la retroactividad relativa coinciden en la
consagración del principio de extraactividad de la ley penal más benigna.
La ley que rige la relación jurídica y que es la que debe aplicar el juez para resolver cualquier cuestión atinente a ella, es la
que regía en el momento en que aquella nació. El derecho penal en particular, se lo afirma como un efecto obligado del
principio de legalidad. Como relación jurídica puede decirse que la del “delito” nace cuando el autor observa la conducta
penalmente tipificada; es en ese momento cuando, sobre todo, se delinea la culpabilidad en cuanto relación de la ley con el
hecho que servirá de base al juicio de reproche.
Principio penal de excepción: Sin embargo, siguiendo los fundamentos antes expuestos, el principio que rige la sucesión de
leyes en nuestro derecho penal es el de extraactividad (retroactividad-ultraactividad) de la ley penal más benigna que haya
estado vigente desde el momento de realización de la conducta hasta el momento en que se extingue la pena que se haya
impuesto por ella en su caso. Está consagrado ese principio en el Art 2 del Código Penal
ARTICULO 2º.- Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en
el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna.
Si durante la condena se dictare una ley más benigna, la pena se limitará a la establecida por esa ley. En todos los casos del
presente artículo, los efectos de la nueva ley se operarán de pleno derecho.
Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el
derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará
de ello.
Artículo 15 PIDCP. PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y DE RETROACTIVIDAD (LEY PENAL MAS BENIGNA)
1. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho
nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si
con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará
de ello.
2. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena de una persona por actos u omisiones que, en
el momento de cometerse, fueran delictivos según los principios generales del derecho reconocidos por la comunidad
internacional.
En los delitos de acción el momento de ejecución de la acción, y en los de omisión, el momento en que tuviera que realizar
la acción que corresponde. En los delitos continuados, es decir, aquellos que se realizan prolongadamente, la ley los trata
como un solo delito, más allá de que por ejemplo se realice robo de dinero durante tiempo prolongado a una persona. Los
delitos permanentes son aquellos que se consumen en determinado momento, pero esta consumación se promulga en el
tiempo, por ejemplo, la privación de la libertad.
Luego de la sentencia firme, si se dicta una ley más benigna, se puede hacer uso de la acción de revisión
Las leyes no son combinables. Es decir, no se puede aplicar lo más favorable de cada una. Se debe optar por una de ellas.
El juez debe elegir UNA de las leyes comprometidas en la sucesión como la más benigna para regular con ella el caso
examinado en todas sus modalidades y consecuencias. No puede tomar institutos procedentes de distintas leyes
intervinientes en la sucesión para regular con la mezcla de ellas. La UNICA EXCEPCION que se reconoce respecto de la
prohibición es la concerniente al COMPUTO DE LA PRISION PREVENTIVA, ya que, de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 3 del C.P, aunque el juez aplique una ley como más benigna en cuanto a la configuración del delito consecuencias
de la punibilidad, si otra ley (que puede resultar más gravosa en esos aspectos) dispone un cómputo de prisión preventiva
más favorable para el condenado, puede aplicar dicho computo juntamente con aquella otra ley, con lo cual combinaría
dos de las leyes comprometidas en la sucesión.
ARTICULO 3º C.P: En el cómputo de la prisión preventiva se observará separadamente la ley más favorable al procesado.
- Prisión preventiva: el tiempo que se transcurre detenido, antes de la sentencia firme no se computa como pena,
sino que se denomina prisión preventiva. Ejemplo: Un sujeto es imputado por homicidio y se sospecha que pueda
escapar del país, a causa de la duración prolongada de los procesos, el sujeto puede ser detenido.
Si queda firme la sentencia y condenan a una determinada pena – por ejemplo 10 años-, el tiempo pasado en prisión
preventiva será descontado. Hubo leyes como la 2x1 que computaron más favorablemente los días de prisión preventiva.
Cada día de prisión preventiva después de dos años luego valía dos de la pena de la sentencia.
- La prisión preventiva se justifica en la posibilidad de fuga, y la posibilidad de que entorpezca el procedimiento, como
intimidar a los testigos, ocultar prueba, etc.
- Si se demuestra que no se fue culpable, se puede solicitar una indemnización al ESTADO.
A partir del fallo Berbinsky la CSJN establece que no puede haber personas encarceladas en las comisarías. Y hoy existe la
unidad penal 44, que es a la que se va cuando detienen a alguien. Al momento en que el juez pasado cierto tiempo del
proceso, 30(proceso común) o 40 días (flagrancia), el juez dicta prisión preventiva. El juez dicta una resolución, en la que
justificará si la persona merece seguir privada de la libertad, lo que deberá justificar. Convierte la detención común en
prisión preventiva. Envían de la prisión 44 a la 15. En el penal 50, se encuentra la de mujeres.
Tiempo de comisión de los delitos. Leyes temporales y excepcionales
Clase: Las temporales están dictadas para regir durante un periodo terminado, se fija de antemano el tiempo de vigencia.
LAS Excepcionales solo rigen para una situación específica, y su subsistencia depende de que subsista la circunstancia para
la cual fue creada, así -por ejemplo- se agrava la pena para el hurto calamitoso en el momento de una catástrofe natural.
Son dictadas estas últimas para proteger bienes jurídicos en situaciones excepcionales. Es inexorable el paso a otras reglas
más favorable una vez cese la situación excepcional. Entonces esa persona va a buscar aplicar el beneficio de la ley más
benigna, algunos dicen que se puede excluir este beneficio, pues se pierde el sentido del dictado de una ley de estas
características. Acá no cambia la valoración social, sino que dejan de acontecer las circunstancias de hecho que
condicionaron la aplicación de la ley excepcional.
(blog catedra) A fin de poder establecer claramente cuál es la ley temporalmente vigente con relación a un delito, es
necesario determinar cuándo fue cometido éste. Por vía de principio el delito se considera cometido cuando se realiza la
acción prohibida o se omite la acción mandada; es decir, cuando ocurre la realización de la acción típica. Ello sentado, resta
resolver si corresponde a estos efectos tener en cuenta el momento en que se inicia la acción (comienzo de la actividad
voluntaria; postura mayoritaria de la doctrina argentina) o el momento en el que aquélla cesa (doctrina mayoritaria
europea). Con fundamento en la primera postura, si una ley posterior al inicio de la acción delictiva agrava el tipo habrá un
tramo de esa acción que será atípica y este dato se proyectará a toda la acción, incluyendo el tramo alcanzado por la
mencionada modificación.
Las leyes temporales o excepcionales son aquellas que poseen un declarado carácter transitorio y que se dictan al compás
de determinadas circunstancias de alarma o de defensa social. En teoría su vigencia dura lo que duran esas circunstancias.
Sin embargo, es común observar que la llamada “legislación de emergencia o de excepción” termina por transformarse en
normal y permanente. En el campo del principio de la ley más benigna el problema se presenta cuando se intenta sostener
la vigencia de esa legislación de emergencia pese a su carácter más gravoso para los hechos ocurrido durante su vigencia
pero que son juzgados con posterioridad a la misma. El rango constitucional del principio de la ley más benigna se impone
por sobre este tipo de consideraciones y no admite restricción o excepción alguna a su alcance.
Zaffaroni, aunque considera que no hay diferencia sustancia alguna entre la ley temporal (que llama temporaria) y la ley
excepcional (que llama extraordinaria)-ya que se trata de “dos maneras de establecer límites temporales” y nada más-
sostiene que por aplicación de la convención americana (ley 23054) cuyo art. 9 no reconoce excepción alguna al principio
de extraactividad de la ley penal más benigna, éste se aplica a todo supuesto de sucesión de leyes, incluso cuando
interviene en él una ley temporal;
De forma más sencilla, la interrogante sería ¿Se aplica la ley temporario más gravosa a todos los hechos ocurridos durante
su vigencia, aunque en el momento del fallo haya vuelto a regir la ley común más benigna?
Las soluciones de la jurisprudencia son variadas. Para unos la ley temporaria es siempre ultraactiva, por su propia
naturaleza: cualquiera que fuese el resultado de la labor comparativa, se la aplica a los hechos ocurridos durante su
vigencia, aunque el fallo se dicte cuando ella ya ha cesado. Para otros, la ley temporaria no puede constituir excepción al
principio de extraactividad de la ley penal más benigna; el derecho penal común de este signo, que ha vuelto a estar
vigente en el momento del fallo, tiene que aplicarse retroactivamente a los hechos ocurridos durante la vigencia de
aquella, a no ser que el legislador haya previsto expresamente la ultraactividad de la ley temporaria. Ello es así- se dice-
porque la ley temporaria no ha hecho más que “suspender” el derecho común; su renacimiento en el momento del fallo,
cuando ya ha cesado la mencionada suspensión, es la razón de ser de su aplicación, tanto más cuando tal renacimiento
demuestra la desaparición de la necesidad social que motivo la sanción de la ley transitoria y por consiguiente la inocuidad
social del hecho como factor de “peligrosidad social”
1. Derecho internacional: en el orden internacional rige la inmunidad diplomática, fundada en el respeto y mutua
consideración que se dispensan los Estados entre sí, permitiendo que sus representantes amparados en tal
prerrogativa puedan llevar a cabo sus funciones de un modo eficaz. Nuestra Constitución Nacional, luego de
señalar cuáles causas o conflictos competen a la jurisdicción de los tribunales nacionales (art.116), establece que
aquellos que involucren a embajadores, ministros y cónsules extranjeros están alcanzados por la jurisdicción
originaria y exclusiva de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (art.117).
En ese contexto, la competencia originaria de ese Tribunal sólo se activará si es expresamente aceptada por el gobierno al
que pertenece el diplomático extranjero, si esto no sucede corresponde sin más archivar las actuaciones labradas con
motivo del asunto. Este es el criterio jurisprudencial firme sostenido en reiteradas ocasiones por la Corte, que se aplica no
solo a los representantes diplomáticos extranjeros, sino también a las máximas autoridades de otros Estados que se hallen
circunstancialmente en territorio argentino y al personal diplomático de otros países en tránsito por el nuestro.
2. Derecho interno: el art. 16 de la CN consagra el principio de igualdad ante la ley en los términos siguientes: “La
Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos
de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la
idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas”. Esta norma resulta complementada por la
del art.75 inciso 23 CN, en cuanto impone al poder legislativo la manda de dictar normas que “...garanticen la
igualdad real de oportunidades y de trato, …”.
Sin embargo, en el campo del derecho punitivo existen situaciones en las que la igualdad ante la ley se encuentra
matizada ya que, determinados actos realizados por funcionarios públicos no están alcanzados por el poder
punitivo a fin de preservar el eficaz y libre ejercicio de tales funciones. Estos actos gozan de indemnidad; esto es,
que su ejecución se encuentra libre de padecer daño o perjuicio.
A ellos alude la norma del art.68 CN, al prescribir que “Ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado,
interrogado judicialmente, ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su mandato de
legislador”. Ahora bien, esta indemnidad no alcanza a los actos descriptos en el art.29 CN, que son típicos,
antijurídicos y punibles sin reserva alguna.
La doctrina en su gran mayoría interpreta que la indemnidad parlamentaria constituye una excusa absolutoria de
responsabilidad; Zaffaroni entiende que se trata de un supuesto de atipicidad.
Por otra parte, la indemnidad parlamentaria se caracteriza por ser indisponible tanto para la persona del
legislador, como para el organismo legislativo que, por lo mismo, no puede alterar en ningún sentido el instituto en
cuestión, tal y como viene dado por la norma constitucional.
Desde otra óptica y para alguna opinión la indemnidad parlamentaria también es de carácter permanente, en
tanto interpreta que su protección se prolonga indefinidamente aún después de haber cesado el respectivo
mandato legislativo.
Otros actos pueden ser sometidos al poder punitivo, pero no de manera inmediata a su ocurrencia; requieren para
su enjuiciamiento y eventual sanción de un procedimiento previo sobre la persona autora de los mismos: su
desafuero o juicio político y la consiguiente destitución. En estos casos las personas gozan de inmunidad; esto es, de
la imposibilidad de sufrir arresto o de ser sometido a juzgamiento sin que medie ese procedimiento previo. A esto
se refieren los arts. 69 y 70 de la CN, relativos a inmunidades parlamentarias. La alusión a las penas de muerte,
infamante u otra aflictiva, contenida en el art. 69 debe ser entendida como referida a penas graves, ya que las
específicamente mencionadas no existen o están prohibidas en el sistema penal argentino. Ello sentado puede
afirmarse que el legislador puede ser arrestado si es sorprendido en plena ejecución de algún hecho delictivo de
carácter grave; en todos los demás supuestos procede el antejuicio o desafuero previo. Las referidas inmunidades
también se aplican al Defensor del Pueblo (art.86 CN) y a los jueces (arts.114 inciso 5º y 115 CN).
Dado que estas excepciones de carácter funcional operan en forma directa sobre el principio de igualdad ante la
ley, es necesario que su implementación, así como su alcance, también posean rango constitucional o sean
instituidas por el derecho internacional. En consecuencia, la modificación de su alcance no puede ser establecida
por vía legislativa.