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EL PROCESO DE ENTENDIMIENTO FENOMENOLÓGICO

Según Bert Hellinger

La fenomenología es un método filosófico antiguo. Requiere una gran


autodisciplina. Para esclarecerlo contaré algo acerca de mi persona.
Me había propuesto comprender, por ejemplo, lo que es conciencia y cómo
funciona la conciencia.
Entonces, lo primero que se debe hacer según el método fenomenológico, es
olvidar todo lo que uno haya escuchado acerca de eso, es decir, en este caso,
acerca de la conciencia. Se prescinde de lo que hasta el momento se sabe
sobre el tema. Eso produce un vacío interno. El próximo paso es que tampoco
se tenga ninguna intención, tampoco la de hacer un gran descubrimiento. Es
decir, que uno prescinde de todo y se expone a la conciencia como uno se
expone a la oscuridad. Luego, se espera.
Con relación a la conciencia pasé años esperando. Simplemente me iba
exponiendo una y otra vez:
¿Cómo actúa la conciencia realmente? ¿Qué ocurre en mi interior cuando
siento la conciencia? ¿Qué ocurre en los otros cuando sienten la conciencia? ¿Y
qué ocurre cuando no sienten nada y a pesar de ello actúan como impulsados
por algo? Luego, tras varios años, desde la oscuridad surgió la primera
comprensión acerca de la conciencia. Repentinamente concebí lo que es
conciencia.
También me di cuenta de que hay varias conciencias, a distintos niveles, y de
que esas conciencias obedecen a ciertos órdenes. En el fondo, son los órdenes
del amor. Sin embargo, es imposible aprehender eso que aparece. Comprendí
las conciencias sólo hasta cierto punto y me doy cuenta de que detrás hay algo
que no comprendo. Tampoco pretendo comprenderlo, sino que dejo que
aquello que comprendí vuelva a sumergirse. Dado que yo simplemente me
expongo a eso tal como surge y tal como vuelve a sumergirse me encuentro en
un movimiento y cada vez voy teniendo una perspectiva distinta dentro de ese
movimiento. De esa manera, en la práctica puedo manejarme con la conciencia
allí donde se manifieste. Eso es lo que me quedó en claro acerca de ese
método fenomenológico.
La fenomenología se basa en otro concepto de la verdad, o una vivencia de la
verdad diferente a la que estamos habituados. A menudo uno quiere
comprender la verdad y luego considera que es inamovible y eterna. Quizás
uno piense: Yo mismo la he descubierto, ahora la tengo en mis manos y con
esta verdad domino un problema o incluso el mundo. Es un proceso curioso el
que se despliega internamente con este tipo de verdad.
Pero esa verdad a veces está sólo en el pensamiento. Entonces hay una
controversia entre aquellos que piensan que eso es la verdad y los otros que
piensan que lo otro es la verdad, y cada uno opina que la tiene arrendada. Así,
la verdad se vuelve el balón de juego de las luchas de poder. Todos conocemos
ese tipo de controversia.
El caso de la verdad fenomenológica es completamente distinto. Esta verdad
aparece, fugazmente, tal como lo hemos visto a menudo aquí. En ese
momento algo sale a la luz y se ve un brillo. Pero cuidado con querer
alcanzarlo, ya que desaparece de inmediato. Buscar trabajar a fondo, por
ejemplo, es esa forma de querer alcanzarlo. O el temor ante lo que pueda
ocurrir cuando se muestre como ese "querer llegar", pero de otra manera. Ahí
uno quiere que el brillo desaparezca. Pero si me encuentro en la actitud
fenomenológica, la verdad tiene el permiso de aparecer tal como ella quiera.
La miro, me inclino ante ella y permito que vuelva a partir. Mediante su
aparición, su efecto es mucho mayor que hablar de ella. Simplemente está y
luego se vuelve a ir.
Esa también es la razón por la que vuelve a aparecer siempre de forma
distinta, jamás es la misma. El terapeuta se alegra cuando viene, y cuando se
va, permite que se vaya. Es como con la felicidad. Uno se alegra cuando viene,
y cuando se va, permite que se vaya. Por lo tanto, ahí tampoco hay
controversias. Qué habría de controvertido. Una verdad emerge, todos la
pueden ver, y vuelve a hundirse. Aquello que ha emergido actúa en el alma,
pero no sé cómo. Si yo persigo a un paciente y le digo: "Ahora tenemos que ver
de ordenar eso un poco más", entonces aquello que emergió se retira. Es
banalizado, y del fuego quedan tan sólo las cenizas.
Es decir, en este tipo de terapia se trata sobre todo de una actitud básica, se
trata de la actitud fenomenológica básica de devoción, devoción ante la
realidad. De esa manera tampoco existe la tentación de querer manipular la
realidad que sale a la luz, o de querer suavizarla o también de agravarla, ni
uno ni lo otro. Siento la devoción ante ella y luego continúo con mi trabajo
habitual.
Bien, esa sería la psicoterapia fenomenológica. Espero haber aclarado un poco
ese tema.

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