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LA MIGRACIÓN VENEZOLANA EN COLOMBIA Y PERÚ: ANÁLISIS
DE LAS SOLICITUDES DE ASILO DESDE UNA MIRADA DE
SEGURIDAD CIUDADANA
BOGOTÁ D.C.
2022
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TABLA DE CONTENIDO
1. Introducción 5
1.1. Contexto y Planteamiento del Problema 5
1.2. Pregunta de investigación 7
1.3. Objetivos 8
1.3.1 Objetivo general____________________________________________________8
1.3.2 Objetivo específico__________________________________________________8
1.4. Justificación 8
1.4.1 Justificación teórica _________________________________________________8
1.4.1 Justificación práctica________ _9
1.5. Metodología 9
1.6. Marco Teórico_________________________________________________________11
1.7. Marco Conceptual______________________________________________________14
2. PRIMER CAPÍTULO: La migración venezolana desde una perspectiva de seguridad
ciudadana 16
2.1. Migración venezolana: ¿Crimen y Afectación de la seguridad ciudadana en ___
Colombia? 17
2.2. Migración venezolana: ¿Crimen y Afectación de la seguridad ciudadana en Perú? 19
2.3. Colombia y Perú en la primera década de los 2000 21
3. SEGUNDO CAPÍTULO: Políticas migratorias y el asilo en Colombia y Perú frente a la
migración venezolana ________________________________________________23
3.1. Políticas migratorias por parte de Colombia 25
3.2. Políticas migratorias por parte de Perú 26
3.3. El refugio de migrantes venezolanos en Colombia 29
3.4. El refugio de migrantes venezolanos en Perú 30
4. TERCER CAPÍTULO: Xenofobia a migrantes venezolanos en Colombia y Perú 33
4.1. Causas de la xenofobia en Colombia y Perú 34
4.2. Xenofobia en Colombia 35
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1. Introducción
1.1 Contexto y Planteamiento del Problema
Colombia no es un Estado que en su historia se haya destacado por ser un país receptor
de grandes cantidades de migración, ni el Estado Colombiano ni sus ciudades estaban
preparados para la integración de gran cantidad de extranjeros, sumado a esto se presenta una
notable xenofobia por parte de los colombianos dirigida a los migrantes venezolanos (El País,
2021). Casi dos millones de personas han llegado en condiciones precarias, en apenas cinco
años, a un país de ingreso medio, profundamente desigual, con altos índices de informalidad
laboral, estructuras delincuenciales ya establecidas (que propician un historial de violencia
muy por encima de la media mundial) y que además carece de experiencia en la inclusión de
migrantes. (El País, 2021).
En esta lógica, es escencial realizar una investigación y análisis en medio de un
panorama desfavorecedor en el cual sobresalen los vacíos jurídicos y las restricciones en
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Colombia se hacen aún más evidentes con respecto a la gestión de solicitudes de asilo en el
país. La contradicción es evidente, mientras el país es el mayor receptor de migrantes
venezolanos, y acumula ya más de 17.000 solicitudes de asilo de ciudadanos de ese país, el
Gobierno colombiano solo les ha otorgado el estatus de refugiado a 140 personas. (Semana,
2020). Colombia ha estado tratando de tomar medidas para la incorporación de los migrantes,
sin embargo, no es suficiente con la creación de políticas migratorias, sino que debe ser
esencial la implementación de las mismas en las diferentes instituciones correspondientes.
(López, 2019).
Por otra parte, más de un millón de personas venezolanas han llegado al Perú y más
de 496.000 han solicitado la condición de refugiado, cifra mucho mayor a la colombiana.
Esto hace al Perú el primer país de acogida de personas venezolanas con necesidad de
protección internacional y el segundo destino de refugiados (ACNUR, s.f.).
Los migrantes venezolanos optan por buscar un futuro mejor en países como Perú,
siendo este Estado el segundo país que más venezolanos ha recibido con 635.000. Es además
el primer país en registro de solicitudes de asilo, con 156.700 peticiones. Según la última
ronda de encuestas de la Matriz de seguimiento de desplazamiento (DTM) de la Organización
Internacional para las migraciones (OIM), para el 12 de noviembre de 2018 un total de
128.642 venezolanos contaban con el Permiso Temporal de Permanencia (PTP) entregado y
había 221.237 con el PTP en estado de trámite (Freier, L. F.,2019). El éxodo venezolano y la
gran llegada de migrantes a Perú representa un desafío ya que antes de esta coyuntura Perú
se caracterizaba por ser un país emigrante que al igual que Colombia no recibía grandes olas
de migración. Perú hasta 2017 contaba con 93.780 inmigrantes lo que representaba un 0,30%
de su población, en 2019 Perú presentó 782.169 inmigrantes representando un 2,43% de la
población total (Datos Macro,2019). No obstante, desde mucho antes de la pandemia la
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masiva llegada de venezolanos a la región fue críticada por varios sectores de la población,
utilizando discursos xenófobos. Dicho discurso ha crecido en toda América Latina en un
contexto económico aún más sombrío debido a la pandemia del covid-19. Tanto el presidente
Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), como su sucesor Martín Vizcarra mantuvieron una
política de fronteras abiertas para los venezolanos. Pero las autoridades endurecieron sus
medidas desde 2019, cuando el tema irrumpió e influenció en la escena política. (El Universo,
2021).
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puede analizar que a pesar de que Colombia ha recibido a más de 1,7 millones de venezolanos
a través de las fronteras, Colombia solo representa un 3,2% de solicitudes de asilo mientras
que Perú obtiene el 55,8% siendo el primer país con más solicitudes de asilo por parte de
migrantes venezolanos (UNHCR,2022). En esta lógica se plantea la siguiente pregunta de
investigación y objetivos:
¿De qué manera Colombia y Perú han respondido a la migración venezolana desde el
2017 hasta el 2020 y cómo esto ha conllevado a resultados distintos en la cantidad de
solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos?
1.3 Objetivos
1.4 Justificación
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receptores de migración venezolana han implementado variedad de políticas para llevar a
cabo una correcta gestión de migrantes venezolanos. Sin embargo, a pesar de que estas
políticas, en un principio, se caracterizaron por una mayor apertura y generosidad hacia los
migrantes, con el paso del tiempo, estas se tornaron más restrictivas, mayormente
relacionadas con la seguridad interna y más distantes de una visión de derechos humanos
(Zamora & Gainza 2014, como se citó en Freier & Jara, s. f.). De esta forma, es relevante
para la disciplina analizar el fenómeno migratorio venezolano ya que permite cuestionar
como la movilidad humana ha sido gobernada a través de instrumentos sociopolíticos y de
qué manera se puede transformar el régimen de control fronterizo en una herramienta de
protección en contra de las nuevas amenazas transnacionales: la amenaza migrante.
(Campesi, 2012; Naranjo, 2014, como se citó en Rojas, 2020). Asimismo, abordar la visión
de seguridad ciudadana en la cual se criminaliza a los migrantes irregulares, sosteniendo que
son una competencia laboral para los nativos, aumentan la criminalidad o desarrollan otras
prácticas que amenazan la cohesión social. También es relevante analizar como estas
discursividades no solo inducen a la discriminación, sino que conllevan en acciones y
políticas concretas de los Estados nacionales que transforman sus fronteras territoriales en
mecanismos del control migratorio. (Rojas, 2020).
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inmigrantes venezolanos y de esta forma eliminarlos. (Estrategia de Ingresos para Migrantes
Venezolanos | El PNUD en Colombia, s. f.). No obstante, en general, varios países de la
región latinoamericana cuentan con un marco normativo y con políticas públicas que
pretenden favorecer la calidad de vida de los migrantes y al respeto y debido cumplimiento
de sus derechos, sin embargo, aún persisten desafíos relacionados con la superación de la
brecha que existe en su implementación (OIM, 2009, 2018, como se citó en Gandini et al.,
2019).
1.5 Metodología:
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colombianos como peruanos presentan una visión de percepcion de seguridad ciudadana
similar hacia los migrantes venezolanos y ambos han desarrollado medidas y políticas
migratorias para responder al éxodo venezolano (Sartori, 1994).
Seguidamente Sartori (1994) afirma que una vez se establece que una cosa es
comprable con otra cosa, se debe establecer que subrayara el comparatista, es decir, a que le
prestara más atención. En este caso, en el presente trabajo teniendo en cuenta que Colombia
y Perú son similares en muchos aspectos como se enuncio en el párrafo anterior y se
observara a lo largo de esta investigación, el presente trabajo se enfocara en buscar cuál es
el aspecto diferencial que ha producido un panorama distinto en las solicitudes de asilo por
parte de los migrantes venezolanos en Colombia y Perú.
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generalizada de que la región se encontraba asediada por el crimen y la inseguridad, y que
esta nueva ola de violencia era diferente a las formas hegemónicas de violencia del pasado
en el sentido de que no representaba una amenaza contra los Estados o los gobiernos, sino
que principalmente afectaba las vidas cotidianas de los ciudadanos. Según Marquardt (2012)
este enfoque “marcaba un cambio radical con respecto a las políticas estatales o nacionales
de seguridad”, al enfatizar en la calidad de vida y la dignidad humana, y “el concepto político
clave de seguridad ciudadana fue reconceptualizado y vinculado con otros conceptos tales
como la libertad y los derechos universales, y fue posicionado para representar elementos
tanto concretos como intangibles del bien público (Rodgers,2013).
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La seguridad ciudadana no es solo la lucha contra el crimen, sino también es la creación
colectiva de un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas.
Tampoco es tarea exclusiva de los policías, sino que incluye a todos los ciudadanos y a las
instituciones del Estado. La seguridad ciudadana pone énfasis en las labores de prevención y
control, antes que de represión de los factores que generan violencia e inseguridad. De esta
manera demanda una mayor eficiencia en el aparato judicial (Instituto de Defensa Legal,
2003).
Este enfoque multifacético ayuda a los países a incorporar las medidas de prevención
de la violencia y de control de la criminalidad, ocupándose de una amplia gama de problemas
como la falta de cohesión social, la impunidad, el tráfico de drogas, la proliferación de armas
ilegales, y la migración (PNUD,2014). El enfoque del PNUD a la seguridad ciudadana y
comunitaria trata de atender todas las causas potenciales de los delitos y de la violencia. Estas
causas no pueden ser remediadas con intervenciones separadas y fragmentadas (como el
desarme, la desmovilización y la reintegración, la reforma de los sectores de la justicia y la
seguridad, el control de las armas pequeñas y la prevención de los conflictos). (PNUD,2014).
En la seguridad ciudadana debe predominar la sensación de confianza, pues el Estado debe
ser garante de la vida, la libertad y el patrimonio ciudadano. Igualmente, es requisito
indispensable la participación social para mejorar las condiciones de sociabilidad y por tanto
de seguridad. (Estrada,2014)
La seguridad ciudadana ataca las causas inmediatas que hacen surgir la violencia,
pero también se orienta a las causas fundamentales, para lo cual se apoya en varios sectores
que permiten una política transversal; se propone la multicausalidad para entender el
fenómeno de la inseguridad, y sus soluciones son también múltiples, con ello presenta una
noción de seguridad que no se concentra en los cuerpos policiacos y en la prevención más
que en la represión. En otras palabras, la seguridad ciudadana integra un modelo proactivo
en lugar de uno reactivo, y más que por el dominio del Estado, se inclina por la
corresponsabilidad Estado-ciudadano. Se parte entonces de que la seguridad es una tarea
compartida y no exclusiva de la policía, sino incluyente, de ciudadanos en sus diversas
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formas de organización, como clubes, ligas, ONG, asociaciones civiles e instituciones
gubernamentales. (Estrada,2014)
Solicitante de asilo
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han cruzado la frontera. Estos grupos son a menudo definidos refugiados “prima facie”. Para
finales de 2020, habían aproximadamente 4,6 millones de personas en el mundo esperando
la resolución de sus solicitudes de asilo.
Xenofobia
Desplazamiento forzado
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los derechos humanos. Actualmente, casi 60 millones de personas han sido desplazadas por
la fuerza en el mundo, convirtiéndose en refugiados (19,5 millones), desplazados internos
(38,2 millones) o solicitantes de asilo, y se trata de la cifra más alta desde la Segunda Guerra
Mundial. Si la población de desplazados por la fuerza fuera un país, sería el vigesimocuarto
más grande del mundo, lo cual deja en manifiesto cuán grave es este problema. Sin que se
vislumbre un final cercano de los conflictos, que son las principales causas que impulsan el
desplazamiento, se prevé que esta crisis empeorará. El desplazamiento forzado tiende a ser
prolongado y, en muchos casos, dura décadas (Banco Mundial, 2015). Con más de 6 millones
de personas refugiadas y migrantes de Venezuela la mayoría de las cuales vive en países de
América Latina y el Caribe, esta se ha convertido en la segunda crisis de desplazamiento
externo de mayor magnitud en el mundo (ACNUR, s.f).
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Más de cuatro millones de venezolanos han abandonado su país debido a la crisis
económica, política y social que atraviesa, convirtiendo a los venezolanos en uno de los
grupos poblacionales desplazados más grandes del mundo según cifras de la Oficina de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Lo anterior, ha generado polémica acerca
de la seguridad ciudadana de los países receptores (Peña et al., 2020).
Según la (OIM, 2018 como se citó en Agudelo, 2019) la migración puede incidir en
la seguridad ciudadana, cuando esta es llevada a cabo por personas que huyen de la justicia
o cuando la migración tiene por propósito delinquir en el país al que se dirigen. Ésta incluye
desde personas que pretenden cometer delitos menores, hasta personas ligadas al crimen
organizado que se desplazan para traficar armas, municiones, drogas y migrantes; blanquear
dinero; tratar personas; cometer fraudes o actos terroristas, entre otros. (pág. 5).
Para el caso colombiano, las encuestas de percepción ciudadana que se han realizado
han reflejado que, entre 2016 y 2017, la proporción de la población que se sentía insegura
con la llegada de ciudadanos venezolanos iba en aumento, esto debido a la idea de que la
migración venezolana está ligada directamente con actividades delictivas como: homicidio,
hurto y contrabando (Peña et al., 2020).
Sin embargo, las políticas brindadas en favor de los migrantes venezolanos no fueron
lo suficiente, pues ante el masivo número de connacionales en el país, esto trajo consigo
criminalidad para conseguir recursos mediante actividades que lindan con la ilicitud en
muchos casos; tal como ocurre en otras regiones de América Latina (Morales & Morales,
2021).
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En Colombia se ha generado un ambiente de preocupación e incertidumbre sobre las
problemáticas del país a raíz de la permanencia de miles de personas con necesidades que la
institucionalidad capitalina y nacional no podrá responder en gran medida debido a la falta
de control y regulación de este tipo de fenómenos al interior del país (Mayorga, 2019). El
comercio informal es uno de los factores que más cuestiona la población receptora, debido a
que se percibe al migrante como una “amenaza” al mercado laboral, desplazando la mano de
obra local y aumentando la informalidad del trabajo. De modo tal que, el fenómeno
migratorio repercute indirectamente en la seguridad ciudadana, en donde la ocupación laboral
informal de los migrantes con mano de obra más barata lleva a la población local a suplir su
necesidad de conseguir sustento a través de la delincuencia como mecanismo de
supervivencia. (Peña et al., 2020).
Según (Osorio, 2019 como se citó en Morales & Morales, 2021) analizando el
comportamiento de este fenómeno en Colombia también concluye que si bien los índices de
violencia y criminalidad se han incrementado, conforme a los datos aportados por la Policía
Nacional entre el 2017 y el 2018, hubo un incremento del 79% en el número de delitos
cometidos por venezolanos, que representa solo un 3.7% de la tasa de delincuencia nacional
colombiana; por lo tanto, no es posible concluir que la masiva migración venezolana sea
la causa de la criminalidad.
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del deterioro de la seguridad. Esto quiere decir que, el comportamiento de los homicidios,
lesiones personales, delitos sexuales y hurto a personas no pueden ser explicados por el flujo
migratorio. Según Espinosa (2020), (como se citó en Márquez et al., 2021) el director de
Migración Colombia, se pronunció oficialmente “La criminalidad en Colombia no surge con
la migración venezolana. Los problemas de criminalidad que lamentablemente tenemos
vienen de muchísimo tiempo atrás, La principal fuente de criminalidad en Colombia,
lamentablemente, es el colombiano mismo”.
En esta misma lógica, se generan otras consecuencias, como es el caso del ingreso al
país de extranjeros que están vinculados a hechos delictivos o a organizaciones criminales en
sus países de origen; factor que podría explicar el incremento de la ola delincuencial producto
del accionar de los migrantes, principalmente de ciudadanos venezolanos contra quienes se
presentaron 5767 denuncias entre los años 2016 y 2019 , datos que representan el 55% de
todas las denuncias contra extranjeros (Morales & Morales, 2021).
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En esta lógica, se permitió el ingreso de toda clase de personas, con antecedentes
policiales y penales, no se les solicitaba información de Interpol, muchos de los venezolanos
que ingresaron al país contaban con requisitorias internacionales. Zonas fronterizas como
Tumbes y Loreto no hicieron una buena labor ejerciendo control de las zonas de ingreso al
país. (Benavides, 2020).
Los venezolanos han sido sindicados como el principal agente del desorden público
y como aquel que amenaza con la forma de vida ya establecida. La población caracteriza a
los extranjeros como portadores de un orden diverso que perturba la convivialidad del sector,
además que importa sus costumbres y que no termina de ajustarse al lugar al que llega. Los
habitantes demandan un mayor control de parte de las autoridades policiales y municipales
en función de disminuir la delincuencia y las actividades en la vía pública (Cuevas, 2018).
A pesar de esta perspectiva negativa acerca de los venezolanos Morales & Morales
(2021) afirma que a pesar de que es verdad que la inmigración venezolana en el Perú tiene
características particulares dado que la delincuencia a cargo de ciudadanos peruanos es
notoriamente ascendente, y que en el caso peruano existe una relación entre la migración
venezolana y la criminalidad a raíz del notorio incremento de la población carcelaria de
ciudadanos extranjeros, principalmente venezolanos y colombianos; lo cual se puede
acreditar mediante el análisis de concentración de estos ciudadanos migrantes en las
principales regiones del Perú como Callao, Lima, Arequipa y Cusco donde hay un incremento
de la criminalidad, principalmente respecto de delitos contra el patrimonio. No obstante, los
autores concluyen que a pesar de que la llegada de venezolanos si ha aumentado los índices
de criminalidad en Perú, la inseguridad ciudadana agudizada en los últimos tiempos no tiene
su fuente en este fenómeno migratorio.
No obstante, en general las estadísticas muestran que usando datos del 2019 los
inmigrantes venezolanos cometen sustancialmente menos delitos que la población nativa con
respecto a su proporción dentro de la población en general, lo que indica que las percepciones
públicas sobre un alza en criminalidad causada por los inmigrantes son erróneas. En Perú en
el 2019 el 1.3 por ciento de los presos son extranjeros (incluyendo venezolanos y otras
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nacionalidades), mientras que los venezolanos solo representan un 2.9 por ciento de la
población total del país (Bahar et al. 2020).
Para concluir estas primeras dos secciones del capítulo se puede observar como tanto
Colombia como Perú presentan una percepcion negativa de los migrantes venezolanos,
relacionándolos con inseguridad para los ciudadanos nativos, sin embargo y similarmente
para ambos Estados, según las estadísticas, el porcentaje de delincuencia que esta población
representa no es significativa, es decir, la delincuencia e inseguridad proveniente de
Colombia y Perú se debe a los nacionales de cada país.
Figura 1
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Argentina
Venezuela
México
Brasil
Costa Rica
Republica Dominicana
2010
Ecuador
2005
Puerto Rico 2000
Chile
Paraguay
En esta lógica se puede observar que para este periodo Argentina y Venezuela son los
principales receptores de migrantes, y se presenta un escenario totalmente contrario al actual,
los índices de criminalidad de migrantes venezolanos en Colombia y Perú son inexistentes y
para este periodo las personas colombianas con necesidad de protección internacional en
Venezuela eran discriminadas ya que se les veía como una amenaza a la seguridad del Estado
nacional, se percibía que incrementaban los niveles de inseguridad urbana y comercio
informal (Carreño, 2014). Por ende, la literatura destaca para este periodo que gracias a que
Venezuela atravesó por un período de transformaciones asociadas al aumento de los precios
del petróleo y puso en práctica políticas tendientes a reclutar inmigrantes profesionales y
trabajadores especializados, dichas medidas promulgaron la llegada masiva de migrantes en
mayor medida de colombianos. Paralelamente, desde la década de los años 90 se destaca la
emigración de peruanos hacia Chile (Santander, 2006).
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frontera, pero esta situación fue rápidamente desestimada por los funcionarios de la embajada
venezolana al considerarla un número constante en el tiempo y no muy significativo
(Santana, 2009, como se citó en Echeverry, 2011).
Como último hallazgo se encuentra que al pretender hacer una comparacion con los
datos de criminalidad en la primera década de los 2000 con el fin de evidenciar si
efectivamente si hay un aumento en la criminalidad, se encontró que para dicho periodo el
panorama era muy diferente al actual, ya que Venezuela para este periodo era receptor de
migrantes, lo cual explica la inexistencia de tasas de criminalidad por parte de venezolanos
en Colombia y Perú para dicho periodo, por el contrario, para esta época eran los venezolanos
los que tenían muchas veces una percepción negativa de gran parte de los colombianos que
llegaban allá.
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Con el fin de continuar con la metodología propuesta en este trabajo y buscar la
disimilitud que causa la disparidad en la cantidad de solicitudes de asilo por parte de
migrantes venezolanos en Colombia en comparación con Perú, en el presente capítulo se
exponen las políticas migratorias y el proceso del asilo en ambos Estados para de esta forma
buscar en donde radica la diferencia que ha resultado en que el Estado de Perú tenga la mayor
cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos.
La salida masiva de personas desde Venezuela es considerada como una de las crisis
migratorias más relevantes en América Latina en los últimos tiempos. Como se mencionó
anteriormente, aproximadamente cuatro millones de personas han abandonado Venezuela.
La rápidez y la magnitud de esta movilidad internacional han desbordado la capacidad de
respuesta institucional de los Estados de la región y abrieron un llamado a la revisión y puesta
en práctica de políticas en materia de migración para hacer frente a un fenómeno sin
precedentes para países históricamente expulsores de migrantes como Colombia y Perú
(Barbieri, et al., 2020).
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de protección internacional y el primer país con mayor número de solicitudes de refugio por
parte de migrantes venezolanos (ACNUR, 2020).
En febrero de 2017, ya con los acuerdos de paz con las FARC-EP firmados y en
marcha, el gobierno colombiano coloca más atención a la agenda migratoria y adopta un
conjunto de medidas direccionadas específicamente a los migrantes venezolanos. Colombia,
al ser un país fronterizo, cuenta con distintos tipos de migración: pendular, con vocación de
residencia y de tránsito. Para cada una de estas, el gobierno colombiano ha desarrollado
mecanismos de regularización para los venezolanos; para la migración pendular se utiliza la
Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF), para la migración de tránsito el pasaporte y para la
migración con vocación de residencia se hace uso del Permiso Especial de Permanencia
(PEP) (Aron, 2019). Sumado a esto, en marzo de 2018 la administración de Santos también
lanza los primeros pasos hacia una respuesta más estructural y de largo plazo al crear el
Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos en Colombia (RAMVC), como un
insumo para el diseño de una política integral de atención humanitaria. También, en agosto
de 2018 mediante el Decreto 1288, se reglamentan las condiciones legales de permanencia,
regularización y de acceso a servicios, como salud, educación, trabajo y atención de niños,
niñas y adolescentes en los distintos niveles territoriales con el fin de agilizar la designación
de los PEP en el país (Barbieri, et.al., 2020).
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Venezuela. Dicha tarjeta beneficiaba a miles de habitantes, tanto colombianos como
venezolanos, que viven a lo largo de la frontera de más de 2.200 kilómetros y que transitan
frecuentemente entre ambos Estados. Debido a que la Tarjeta Migratoria de Tránsito
Fronterizo entre Colombia y Venezuela fue anunciada como una medida temporal, esta fue
reemplazada posteriormente por la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (Aron, 2019).
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Migraciones como un eje central de la gestión migratoria (Araujo y Dulanto 2016, como se
citó en Barbieri, et.al., 2020). Asimismo, se actualizaron las condiciones y requerimientos
que permiten una mayor facilidad en el tránsito y migración regular en Perú, se desarrolló la
construcción del Registro de Información de Migraciones como mecanismo de seguimiento
estadístico del fenómeno. Por ende, a pesar de que dicha normativa también implicaría la
creación de un entramado de sanciones y elementos de control en los migrantes, “se
eliminaron 130 requisitos innecesarios que se solicitaban para realizar diversos trámites
migratorios” (Koechlin 2016: 15, como se citó en Barbieri, et.al., 2020).
Sin embargo, a pesar del avance consolidado con el Decreto Legislativo No. 1.236 de
2015, se promulga luego la nueva Ley de Migraciones (Decreto Legislativo No. 1.350) de
2017, la cual profundizaría los procesos establecidos por la ley antecesora. Además, con el
incremento de la llegada de migrantes provenientes de Venezuela, el gobierno impulsa
políticas de regularización, las cuales obedecen a una estrategia reactiva mediante la
implementación de instrumentos ad hoc, lo que supone la necesidad de realizar una
ampliación de las acciones institucionales para atender a las grandes poblaciones de
migrantes venezolanos (Barbieri, et.al., 2020).
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de organizaciones internacionales, la OIM ha resaltado la “gran voluntad de generar alguna
política migratoria que permita, no solo acoger y abrir las puertas a las personas, sino también
el acceso a una realidad, a una residencia que les permita también acceso de derechos”
(entrevista OIM Tacna, como se citó en Blouin,2021).
Se puede destacar que tanto Colombia como Perú implementaron los respectivos
instrumentos que les permitieran a los migrantes venezolanos estudiar y trabajar dentro de
las leyes colombianas y peruanas. Se puede observar el uso del Permiso Especial de
permanencia y el Permiso Temporal de Permanencia como principales medidas utilizadas
por ambos Estados. Colombia y Perú han sido países caracterizados por ser emisores de
migrantes, sin embargo, han ratificado las leyes y decretos migratorios necesarios.
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A continuación, para los siguientes dos apartados la comparación se puntualizará
hacia solo las medidas migratorias de refugio para de esta forma encontrar el aspecto
diferencial entre Colombia y Perú a la hora de analizar las solicitudes de asilo de migrantes
venezolanos.
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a 4.3301 migrantes y refugiados con el objetivo de monitorear la protección en población
extranjera en Colombia. Los resultados evidenciaron que el 97% de los entrevistados no
había solicitado asilo. Y las dos principales razones expresadas por los encuestados era que
ellos no tenían conocimiento de dicho procedimiento y en segundo lugar, que no encontraban
la protección internacional como algo beneficioso. (ACNUR, 2020).
Este sistema de asilo ha modificado sus postulados de diversas formas en los últimos
tres años, se han tomado medidas como la instalación de una oficina de la Comisión Especial
para los Refugiados (CEPR) en la frontera, así como la implementación de un sistema digital
para agilizar la presentación de solicitudes de refugio. Hasta mediados del 2019, la
posibilidad de pedir refugio en la frontera era garantizada y asegurada mediante la presencia
de la CEPR. Sin embargo, en junio de 2019 se empezó a implementar un procedimiento
acelerado de las solicitudes de refugio en el Centro Binacional de Atención Fronteriza
(Cebaf) de Tumbes, dicho procedimiento consistía en una evaluación preliminar del caso
para determinar si procede la solicitud y durante el tiempo de espera para una respuesta, el
solicitante no puede ingresar a territorio peruano y debe quedarse en el Cebaf (Amnistía
Internacional 2020, como se citó en Blouin,2021).
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solicitantes de refugio; y, por otra parte, una baja aceptación de dichas solicitudes, aunque
para en el 2018 se ha elevado ligeramente la aceptación de solicitudes de refugio. Por ende,
se destaca que este ambiente se configuró ya que los migrantes venezolanos ingresaban al
país en calidad de turistas y al verse en la necesidad de regularizar su situación migratoria
solicitaban refugio para verse protegidos y evitar una posible expulsión. Sin embargo, no
todos los que solicitaban refugio reunían las condiciones para ser declarados refugiados. En
realidad, lo que buscaban era tener una formalidad migratoria para permanecer y trabajar en
el Perú. En esta lógica, el 95 % de las solicitudes de refugio son de migrantes venezolanos,
y, de este porcentaje, el 98 % de las solicitudes atendidas no proceden (Gandini, et.al., 2019).
En otras palabras, la situación se puede explicar de esta forma, en enero de 2017 entró
en vigor el PTP, el cual está orientado a regularizar exclusivamente la estadía de migrantes
venezolanos. Seguidamente, el Gobierno del Perú, mediante el Decreto Supremo 001-2017-
IN, implementa un permiso temporal de permanencia para las personas extranjeras que sean
madres o padres de hijos/as peruanos/as menores de edad o con discapacidad permanente
para que durante el plazo de 120 días hábiles presenten su solicitud, para obtener el PTP, ante
la Superintendencia Nacional de Migraciones. En la misma fecha se promulga el Decreto
Supremo 002-2017-IN, con el cual se extiende este permiso a migrantes venezolanos que
hayan ingresado legalmente al país hasta esa fecha. Igualmente, mediante el Decreto
Supremo 023-2017-IN, el 29 de julio de 2017, el Estado amplió este beneficio a los migrantes
venezolanos que hayan ingresado legalmente al país hasta el 31 de julio. Este decreto
supremo tiene por objeto establecer el procedimiento para otorgar el PTP por un año a las
personas de nacionalidad venezolana que hayan ingresado de manera regular al territorio
nacional, por ende, ante la continua llegada de venezolanos después del 31 de julio de 2017,
muchos de ellos para no caer en una situación de irregularidad acudían a la oficina de la
Comisión Especial de Refugiados y presentaban su solicitud. En esta lógica, de acuerdo con
informaciones de dicha Comisión, atendían hasta 800 solicitudes por día. En esta coyuntura
el Estado peruano promulgó el Decreto Supremo 001-2018-IN, en el que se aprueban los
nuevos lineamientos para el otorgamiento de este permiso por un año a las personas que
hayan ingresado hasta el 31 de diciembre de 2018, a diferencia de los dos primeros PTP que
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regularizaban “hacia atrás”, este nuevo PTP regulariza “hacia adelante”, lo que permite que
la gente cuando llegue a Perú se dirija al canal migratorio y no por el de refugiados. En
resumen, este panorama explicaría por qué en Perú se presenta un crecimiento desmesurado
de solicitudes de refugio que no sucede en Chile, Argentina, Uruguay, y demás países de
América Latina. (Gandini, et.al., 2019).
Sumado a esto, se subraya como toda esta demora jugaba en favor de los migrantes,
pues estaban “ganando tiempo” mientras esperaban una resolución final a la solicitud de
refugio ya que mientras los ciudadanos venezolanos se encuentren como solicitantes de
refugio en el Perú, no se encuentran desprotegidos; pueden permanecer en el Perú y pueden
trabajar, pero igualmente, tampoco es una solución definitiva para ellos.
32
puede ser otro factor diferencial que explique la diferencia en la cantidad de solicitudes de
asilo presentadas.
33
4.1 Causas de la xenofobia en Colombia y Perú:
34
Para el caso del Perú, en el 2019 este país ya contaba con 782.169 venezolanos que
residían en el Perú, esto corresponde al 2,43% de la población peruana, lo cual ha
incrementado significativamente para el año 2020 con el ingreso de 1’043’460 millones de
personas, en este sentido la masiva llegada de venezolanos al país genera un sentimiento de
amenaza en la población peruana, conllevando a la creación de discursos de miedo y repudio
al extranjero, una de las causas frente a esta problemática puede deberse a la corrupción,
violencia y desigualdades que aquejan al Perú, las cuales se pueden ver aumentadas o
profundizadas con la llegada de migración venezolana (Grupo de Movilidad Humana, 2020,
p.29).
35
En un primer lugar, dentro de los estudios del barómetro de xenofobia en Colombia
(2020), se encontró una encuesta realizada a 1,067 personas de nacionalidad colombiana, la
cual pretendía evidenciar los visones sobre la presencia de población de origen venezolano
en Colombia. En dicha encuesta, el 69% de las personas participes indicaron que creen la
población venezolana ha aumentado la inseguridad en el país, un 29.3% expresó que los
venezolanos quitan la oportunidad laboral y al contrario a una respuesta negativa un 28.3%
piensa que pueden aportar a la diversidad cultural (Cabrera et al, 2021, p.9).
Con respecto a los discursos y frases de odio, muchos de ellos han sido propagados
por medio de redes sociales como Facebook o Twitter, dentro de un estudio del barómetro
de la xenofobia (2021), queda demostrado que dichas acciones trascienden lo material y se
instauran en un escenario virtual, en donde al recopilar frases de la plataforma Twitter, se ha
expuesto el rechazo y los estigmas de los colombianos frente a los venezolanos, por un lado,
con la pandemia incrementaron los prejuicios que involucran la vacunación y el acceso a la
salud de los venezolanos con Tweets como: “Venecos, vienen a robar, matar, traficar y a
quitarle el empleo a los colombianos. ¿Y también quieren vacuna? No jodas, tienen guevo.
Echen pa su casa” (p.5), como también mitos que incrementan el odio hacia la comunidad
venezolana como la creencia de que tienen prioridad ante los nacionales colombianos para
ser vacunados o que la mayoría de ellos llega infectados con Covid-19 y esparcen la
enfermedad (p.6).
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Por otro lado, diferentes dirigentes políticos en Colombia han liderado discursos
xenófobos en la prensa los cuales han influenciado en el incremento sobre los discursos de
odio y exclusión en la población colombiana en contra de los migrantes venezolanos. Un
ejemplo de ello es la alcaldesa de Bogotá, Claudia López quien anunció que la inseguridad
en Bogotá se debía al gobierno nacional y los migrantes venezolanos y su posterior propuesta
de un comando unido policial para identificar forzosamente a migrantes, lo cual ocasionó,
los mensajes xenófobos aumentaran 1.259% con respecto al promedio. Así mismo, las
noticias sobre el incremento de inmigración venezolana o hechos sobre seguridad en los
cuales presuntamente se involucraban venezolanos, habría aumentado en un 718% los
discursos de odio (Barómetro Xenofobia, 2021, p. 8- 10).
Por otro lado, en el medio virtual se encontró que en el 2020 alrededor de 28.840
mensajes xenófobos publicados por 11,458 autores, los cuales lograron llegar a 26.453.980
personas, muchos de estos mensajes a diferencia de los discursos de odio en Colombia, se
han dirigido hacia la expulsión de venezolanos en el país, el rechazo sobre los recursos del
Perú para ayudar a la población migrante y los enfrentamientos entre políticos peruanos y la
migración venezolana (Barómetro de Xenofobia, 2021, p. 5-7).
37
plataforma digital Twitter incrementan un 1,137%, muchos en apoyo al político y en
respuesta a su discusión con la población venezolana, entre los que se destacan el siguiente
mensaje: “¿Qué creíste venequito? Que con tu caminadita de matoncito ibas a intimidar a
#Salaverry... se enfrentó a su bancada ¿y no te iba a enfrentar a ti? ¿Qué creíste? #veneco
no vas a venir a mi tierra para meter plomo a nuestra gente. Al fin alguien te pechó” (p.5).
Con respecto a la seguridad y las acciones para combatir el crimen Pedro Castillo habría
hecho un llamado a que todo migrante que se encontrara realizando hechos delictivos sería
deportado, esto incremento los discursos de exclusión y comentarios de odio en un 912%,
dirigidos específicamente a la expulsión de todo migrante y el cierre de fronteras absoluto
para evitar mayor ingreso (p.6).
El asilo es definido como aquellos procesos por medio de los cuales, se solicita el
reconocimiento de condición de refugiado y cuya solicitud aún no ha sido evaluada
(ACNUR, 2001). Teniendo en cuenta esto, a nivel mundial existen actualmente 6.133.473
refugiados y migrantes venezolanos de los cuales 5.083.998 se encuentran en América Latina
y el Caribe y para el 2021 1,8 millones residen en Colombia (R4V,2021).
Según la ley regulatorio del derecho de asilo que se encuentra bajo el marco de La
Convención de Ginebra de 1951, se le puede brindar asilo a aquellas persona en condición
38
de refugiado es decir toda aquella que debido a temores fundado de ser perseguida por
motivos de raza, nacionalidad, religión, opiniones políticas, pertenencia a determinado grupo
social, de género u orientación sexual, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y por
ende no pueda o a causa de los temores no quiera acogerse a la protección en dicho país
(ACNUR, s.f).
Se debe resaltar que cuando un migrante pide solicitud de asilo en otro país este no
se podrá convertir en refugiado hasta que su petición se resuelva positivamente, así mismo,
este no podrá devolverse a su país de origen ni el país en el que se pida el asilo podrá
devolverlos, expulsarlos o extraditarlos, también debe evitarse su detención (ACNUR, s.f).
Es así como se pretende analizar el proceso de asilo en Colombia y en el Perú, de modo que
se determina porque no hay casi solicitudes por parte de los venezolanos, a pesar de ser ambos
Estados los mayores receptores de estos mismos.
Con respecto a los procesos de asilo en Colombia, resulta paradójico que, a pesar de
ser el principal receptor de migrantes venezolanos en el mundo, las solicitudes de asilo por
parte de venezolanos han sido bajas en comparación con el Perú, Brasil y Estados Unidos.
Previo a la crisis migratoria de Venezuela, en el año 2010 había cuatro solicitudes de asilo
venezolanas, sin embargo, para el 2019 llegaron a ser 10,500 solicitudes (Semana, 2020),
con un incremento a 17,000 solicitudes en el 2020, donde solo 140 personas se les había
concedido el estatus de refugiado, ya en el 2021 las solicitudes de asilo incrementaron a
28,800 y los permisos ascendieron a 1,500 personas (R4V,2021).
39
Otra razón puede ser la creación del Estatuto temporal de protección al migrante
venezolano en el 2020, el cual sirve como un mecanismo más eficaz para la regulación y
tránsito de los migrantes, como también una oportunidad para que se queden en el territorio
colombiano por un lapso de 10 años de modo que puedan adquirir una visa de residente
(Cancillería, 2020, p. 1).
En cuanto a las solicitudes de asilo en el Perú, dicho país se caracteriza por recibir la
mayor cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos, en todo el mundo.
Para el 2021 hubo aproximadamente 531.800 solicitudes de asilo, de las cuales únicamente
se le concedió el estatus de refugiado a 4,100 personas (R4V,2021). Sin embargo, el Perú se
ha caracterizado por modificar constantemente las políticas migratorias, dificultando el
migrante logre entender cuáles son sus derechos y deberes políticos dentro del territorio, en
este sentido desde el 2017 ha construido mecanismo para regular la población venezolana
como fue el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), y posteriormente en 2018 añadir
mayores requisitos para obtener el permiso, que culmina finalmente con la creación de una
visa humanitaria en 2019 (Grupo de Movilidad Humana, 2020, p.14).
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receptores. Si bien bajo el marco regulatorio de migración han existido los procesos de asilo,
se debe resaltar que estos son concedidos únicamente a “Toda persona que, debido a
fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones
políticas, pertenencia a determinado grupo social, de genero u orientación sexual, se
encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos temores, no
quiere acogerse a la protección de tal país” (ACHNUR,s.f). En este sentido, si bien la crisis
como la de Venezuela permite la población pueda generar solicitudes, no todos los perfiles
migrantes caben dentro de dichas especificaciones, disminuyendo así la aceptación de las
solicitudes de asilo.
Por otro lado, a pesar de que las acciones de xenofobia hacia los venezolanos han
generado una percepción de amenaza y preocupación por su permanencia, en este caso en el
Perú (Grupo de Movilidad Humana, 2020, p.30), como también persisten bajas garantías al
cumplimiento de sus derechos por falta de políticas migratorias lo suficientemente fuertes,
tanto Perú como Colombia han desarrollado alternativas para brindar residencia y acceso a
servicios y derechos a esta población vulnerable sin el trámite por lo general largo de un
proceso de asilo, como son la visa humanitaria en Perú y el Estatuto Temporal de Protección
para Migrantes (DTM, 2020;Cancillería,2020), los cuales pueden influir en que la población
venezolana opte por una opción más efectiva y con mayor posibilidad de acceder, que la de
un proceso de asilo, siendo la variable de la xenofobia un elemento secundario frente a la
decisión de dicha población por iniciar un proceso de asilo y al contrario ser un factor
influyente en la garantía de los derechos humanos del migrante por parte de la población, el
acceso a servicios públicos y la justicia policial.
41
Por último, los discursos xenófobos dirigidos por dirigentes políticos en ambos países
pueden llegar a influir en las normativas regulatorias frente a los migrantes o en acciones que
vulneren su derecho a la libre circulación (artículo n°13, 1948). Así mismo, estos influyen
en la creación de los previos mecanismos de regulación, pero no llegan a ser una variable que
impacte de forma directa en los procesos de asilo de los migrantes, así que, si bien estos
influyen en el incremento de medidas regulatorias y acciones para tratar el problema de la
migración en la región, es importante resaltar que no es la única variable ni la principal en
los pocos procesos de migración que se aceptan y se llevan a cabo.
5. Conclusiones:
42
migratorio. Adicionalmente, se puede concluir que al hacer una comparación entre el
escenario actual y el periodo correspondiente a la primera década de los 2000, se encontró
que en primer lugar, al ser el escenario de principios de los 2000 totalmente diferente al actual
son inexistentes los índices de criminalidad por parte de migrantes venezolanos en Colombia
y Perú ya que para esta época Venezuela era el segundo mayor receptor de migrantes en la
región, por lo que contrariamente, a lo que sucede ahora, eran en gran medida los
latinoamericanos y sobretodo los colombianos los que llegaban al dicho país buscando
protección internacional o mejores oportunidades gracias a la bonanza petrolera.
Cabe resaltar, que tanto Colombia como Perú históricamente se han caracterizado por
ser países expulsores de población migrante. Por esta razón, la actual coyuntura constituye
un enorme desafío institucional para ambos Estados. Por su parte, el gobierno colombiano ha
desarrollado mecanismos de regularización para los venezolanos; para la migración pendular
se utiliza la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF), para la migración de tránsito el pasaporte
y para la migración con vocación de residencia se hace uso del Permiso Especial de
Permanencia (PEP), y por otro lado el Perú ha desarrollado la visa humanitaria y el Permiso
Temporal de Permanencia (PTP).
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ciudades, puesto que la mayoría de los migrantes acceden al país por senderos ilegales
conocidos como trochas. Esto resulta en que cuando ya han llegado al destino final y después
deciden aplicar, el tiempo de aplicación estipulado por el Decreto 1075 de 2015 ha expirado.
Se evidencia igualmente que los procesos de solicitud de asilo en Colombia se toman de
forma restrictiva y donde cada caso se debe presentar individualmente, ralentizando los
procesos para conceder el estatus a refugiado, a comparación de Perú que permite la admisión
sea de forma grupal reduciendo así los tiempos para ver la solicitud, por otro lado, aún
persisten vacíos jurídicos en los derechos que cobijan al solicitante como un documento de
identificación, abrir un producto bancario u obtener un diploma.
Por otra parte, la alta tasa de solicitudes de refugio en Perú se puede explicar ya que
los migrantes venezolanos ingresaban al país en calidad de turistas y al verse en la necesidad
de regularizar su situación migratoria solicitaban refugio para verse protegidos y evitar una
posible expulsión. Sin embargo, no todos los que solicitaban refugio reunían las condiciones
para ser declarados refugiados. En realidad, lo que buscaban era tener una formalidad
migratoria para permanecer y trabajar en el Perú. En esta lógica, el 95 % de las solicitudes
de refugio son de migrantes venezolanos, y, de este porcentaje, el 98 % de las solicitudes
atendidas no proceden. No obstante, esta situación coloca en evidencia el uso indebido de la
figura del refugio, así como el desborde institucional del Estado para responder a esta
situación. Este desborde y esta demora benefician a quienes buscan regularizar su
permanencia en el país. De los testimonios recogidos se puede inferir que el refugio es un
medio para huir de una irregularidad migratoria cuyo objetivo básicamente es estar habilitado
para trabajar legalmente.
Finalmente, se puede concluir que tanto en Colombia como en Perú predomina una
visión que percibe a los migrantes como una amenaza para su estabilidad a nivel
socioeconómico y para su seguridad, que puede verse alimentada por discursos políticos que
se realizan frente a la situación migratoria, donde muchos dirigentes políticos ocasionan la
ciudadanía crea que las problemáticas actuales del país sean consecuencia de la población
migrante. El incremento de los flujos inmigratorios ha impulsado los discursos xenófobos
por parte de la población colombiana y peruana, como también ha aumentado la necesidad
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de crear mecanismos que regulen la inmigración venezolana y los procesos de residencia en
los países receptores.
Frente a las acciones de xenofobia, tanto Perú como Colombia han desarrollado
alternativas para brindar residencia y acceso a servicios y derechos a esta población
vulnerable sin el trámite por lo general largo de un proceso de asilo, como son la visa
humanitaria en Perú y el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes en Colombia, los
cuales pueden influir en que la población venezolana opte por una opción más efectiva y con
mayor posibilidad de acceder, que la de un proceso de asilo, de esta forma, se concluye que
la xenofobia se presenta de forma asimilar en ambos países y no constituye un elemento
diferenciador que pueda explicar la disparidad en las solicitudes de asilo presentadas, sin
embargo, si es un factor influyente en la garantía de los derechos humanos del migrante, el
acceso a servicios públicos y la justicia policial. Finalmente, en cuanto a los discursos
xenófobos dirigidos por dirigentes políticos en ambos países, estos pueden llegar a influir en
las normativas regulatorias frente a los migrantes o en acciones que vulneren su derecho a la
libre circulación. Así mismo, influyen en la creación de los previos mecanismos de
regulación, pero no llegan a ser una variable que impacte de forma directa en los procesos de
asilo de los migrantes.
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