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LA MIGRACIÓN VENEZOLANA EN COLOMBIA Y PERÚ: ANÁLISIS

DE LAS SOLICITUDES DE ASILO DESDE UNA MIRADA DE


SEGURIDAD CIUDADANA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES
INTERNACIONALES
CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES
BOGOTÁ D.C.
2022

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LA MIGRACIÓN VENEZOLANA EN COLOMBIA Y PERÚ: ANÁLISIS
DE LAS SOLICITUDES DE ASILO DESDE UNA MIRADA DE
SEGURIDAD CIUDADANA

TATIANA CAMILA ROSAS ROJAS

DIRECTORA DEL TRABAJO DE GRADO


XIMENA ANDREA CUJABANTE VILLAMIL
Profesora de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES
INTERNACIONALES
CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES

BOGOTÁ D.C.

2022

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TABLA DE CONTENIDO

1. Introducción 5
1.1. Contexto y Planteamiento del Problema 5
1.2. Pregunta de investigación 7
1.3. Objetivos 8
1.3.1 Objetivo general____________________________________________________8
1.3.2 Objetivo específico__________________________________________________8
1.4. Justificación 8
1.4.1 Justificación teórica _________________________________________________8
1.4.1 Justificación práctica________ _9
1.5. Metodología 9
1.6. Marco Teórico_________________________________________________________11
1.7. Marco Conceptual______________________________________________________14
2. PRIMER CAPÍTULO: La migración venezolana desde una perspectiva de seguridad
ciudadana 16
2.1. Migración venezolana: ¿Crimen y Afectación de la seguridad ciudadana en ___
Colombia? 17
2.2. Migración venezolana: ¿Crimen y Afectación de la seguridad ciudadana en Perú? 19
2.3. Colombia y Perú en la primera década de los 2000 21
3. SEGUNDO CAPÍTULO: Políticas migratorias y el asilo en Colombia y Perú frente a la
migración venezolana ________________________________________________23
3.1. Políticas migratorias por parte de Colombia 25
3.2. Políticas migratorias por parte de Perú 26
3.3. El refugio de migrantes venezolanos en Colombia 29
3.4. El refugio de migrantes venezolanos en Perú 30
4. TERCER CAPÍTULO: Xenofobia a migrantes venezolanos en Colombia y Perú 33
4.1. Causas de la xenofobia en Colombia y Perú 34
4.2. Xenofobia en Colombia 35

4.3. Xenofobia en Perú 37


4.4. Procesos de Asilo 38
4.5. El asilo en Colombia 39
4.6. El asilo en Perú 40
4.7. Relación xenofobia y procesos de asilo en Colombia y Perú 40
5. Conclusiones 42
6. Referencias 45
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TABLA DE FIGURAS

Figura 1: Contingente de migrantes en América Latina y el Caribe- principales diez


destinos en 2000, 2005 y 2010. ____________________________________________19

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1. Introducción
1.1 Contexto y Planteamiento del Problema

Venezuela atraviesa una crisis económica, social y política que ha desembocado en


el deterioro de la capacidad institucional, financiera y productiva de Venezuela. Además,
conllevó a la escasez generalizada de alimentos y medicinas, acceso a agua potable, colapso
de servicios públicos básicos y problemas con el sistema educativo y de salud. (Observatorio
de Venezuela y Fundación Konrad Adenauer, 2019).

La migración venezolana está compuesta por diversas dinámicas de movilidad


humana y ha consolidado a Colombia como un gran país receptor y de tránsito. A nivel
nacional se presentan 1´742.000 migrantes venezolanos de los cuales 759.584 son regulares
y 983.343 son irregulares y el ingreso de 16.937 migrantes en tránsito desde enero hasta
agosto del 2021. (Migración Colombia, 2021).

El actual panorama migratorio de venezolanos en Colombia engloba dinámicas


económicas, culturales, sociales y políticas en distintas regiones del país. Este contexto
representa para Colombia la necesidad de establecer y ejecutar un marco jurídico capaz de
gestionar la migración en la totalidad del territorio nacional (Observatorio de Venezuela y
Fundación Konrad Adenauer, 2019).

Colombia no es un Estado que en su historia se haya destacado por ser un país receptor
de grandes cantidades de migración, ni el Estado Colombiano ni sus ciudades estaban
preparados para la integración de gran cantidad de extranjeros, sumado a esto se presenta una
notable xenofobia por parte de los colombianos dirigida a los migrantes venezolanos (El País,
2021). Casi dos millones de personas han llegado en condiciones precarias, en apenas cinco
años, a un país de ingreso medio, profundamente desigual, con altos índices de informalidad
laboral, estructuras delincuenciales ya establecidas (que propician un historial de violencia
muy por encima de la media mundial) y que además carece de experiencia en la inclusión de
migrantes. (El País, 2021).
En esta lógica, es escencial realizar una investigación y análisis en medio de un
panorama desfavorecedor en el cual sobresalen los vacíos jurídicos y las restricciones en

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Colombia se hacen aún más evidentes con respecto a la gestión de solicitudes de asilo en el
país. La contradicción es evidente, mientras el país es el mayor receptor de migrantes
venezolanos, y acumula ya más de 17.000 solicitudes de asilo de ciudadanos de ese país, el
Gobierno colombiano solo les ha otorgado el estatus de refugiado a 140 personas. (Semana,
2020). Colombia ha estado tratando de tomar medidas para la incorporación de los migrantes,
sin embargo, no es suficiente con la creación de políticas migratorias, sino que debe ser
esencial la implementación de las mismas en las diferentes instituciones correspondientes.
(López, 2019).
Por otra parte, más de un millón de personas venezolanas han llegado al Perú y más
de 496.000 han solicitado la condición de refugiado, cifra mucho mayor a la colombiana.
Esto hace al Perú el primer país de acogida de personas venezolanas con necesidad de
protección internacional y el segundo destino de refugiados (ACNUR, s.f.).

La presencia de migrantes venezolanos en Perú ha tenido un crecimiento exponencial


durante la última década, pasando de registrarse 2.924 personas en el Censo de 2007, a
registrarse 51.933 en el Censo de 2017 (INEI 2017). Para finales de 2019 se estimó la
presencia de 859.659 venezolanos en el país (R4V 2019), lo que demanda directamente
respuestas del Estado peruano frente a ese fenómeno (Barbieri, et al., 2020).

Los migrantes venezolanos optan por buscar un futuro mejor en países como Perú,
siendo este Estado el segundo país que más venezolanos ha recibido con 635.000. Es además
el primer país en registro de solicitudes de asilo, con 156.700 peticiones. Según la última
ronda de encuestas de la Matriz de seguimiento de desplazamiento (DTM) de la Organización
Internacional para las migraciones (OIM), para el 12 de noviembre de 2018 un total de
128.642 venezolanos contaban con el Permiso Temporal de Permanencia (PTP) entregado y
había 221.237 con el PTP en estado de trámite (Freier, L. F.,2019). El éxodo venezolano y la
gran llegada de migrantes a Perú representa un desafío ya que antes de esta coyuntura Perú
se caracterizaba por ser un país emigrante que al igual que Colombia no recibía grandes olas
de migración. Perú hasta 2017 contaba con 93.780 inmigrantes lo que representaba un 0,30%
de su población, en 2019 Perú presentó 782.169 inmigrantes representando un 2,43% de la
población total (Datos Macro,2019). No obstante, desde mucho antes de la pandemia la

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masiva llegada de venezolanos a la región fue críticada por varios sectores de la población,
utilizando discursos xenófobos. Dicho discurso ha crecido en toda América Latina en un
contexto económico aún más sombrío debido a la pandemia del covid-19. Tanto el presidente
Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), como su sucesor Martín Vizcarra mantuvieron una
política de fronteras abiertas para los venezolanos. Pero las autoridades endurecieron sus
medidas desde 2019, cuando el tema irrumpió e influenció en la escena política. (El Universo,
2021).

En resumen, para el presente trabajo se escogerá en primer lugar el caso de Colombia,


país que al ser el Estado que más recibe migración venezolana lógicamente se esperaría que
respectivamente fuera el Estado que más solicitudes de asilo tendría por parte de esta
población, sin embargo no es así; en segundo lugar se escoge el caso de Perú, ya que a pesar
de que no es el Estado que más recibe migración venezolana si es el Estado que más
solicitudes de asilo recibe por parte de los migrantes venezolanos. Este panorama deja en
manifiesto la necesidad de investigar las razones por las cuales ocurre esto, por tal motivo la
presente investigación busca responder a dicho cuestionamiento. En el primer capítulo, se
abordará la migración venezolana en Colombia y Perú a la luz de los planteamientos teóricos
de la seguridad ciudadana, esto para profundizar en la percepción social de los nacionales
hacia los migrantes y también observar si hay una diferencia notable entre los casos de
Colombia y Perú que pueda estar afectando el panorama presentado de solicitudes de asilo.
En segundo lugar, se brindara una mirada al fenómeno de las políticas migratorias en ambos
Estados, esto con el propósito de observar las disimilitudes institucionales y políticas que
puedan estar afectando respectivamente la diferencia en la cantidad de solicitudes en ambos
Estados, para finalizar, el tercer capítulo, brindara una mirada a la xenofobia hacia los
venezolanos presentada en ambos países, esto para observar si hay diferencias notables en
ambos casos que puedan dejar ver que son razones por las cuales se presenta esta diferencia
en las solitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos en Colombia y Perú.

1.2 Pregunta de investigación


En cuanto se observan los datos de migración venezolana en la página de la ACNUR
y en la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y migrantes (R4V) se

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puede analizar que a pesar de que Colombia ha recibido a más de 1,7 millones de venezolanos
a través de las fronteras, Colombia solo representa un 3,2% de solicitudes de asilo mientras
que Perú obtiene el 55,8% siendo el primer país con más solicitudes de asilo por parte de
migrantes venezolanos (UNHCR,2022). En esta lógica se plantea la siguiente pregunta de
investigación y objetivos:
¿De qué manera Colombia y Perú han respondido a la migración venezolana desde el
2017 hasta el 2020 y cómo esto ha conllevado a resultados distintos en la cantidad de
solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos?

1.3 Objetivos

1.3.1 Objetivo general:

Comparar de qué manera Colombia y Perú han respondido a la migración


venezolana desde el 2017 hasta el 2020 y cómo esto ha conllevado a resultados
distintos en la cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos.

1.3.2 Objetivos específicos:

1. Revisar los planteamientos teóricos de la Seguridad Ciudadana para


analizar la percepción ciudadana de los nacionales hacia los venezolanos y observar
su influencia en las solicitudes de asilo.
2. Comparar las políticas y regulaciones de Colombia y Perú desde el
2017 al 2020 frente a las solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos.
3. Abordar los fenómenos xenofóbicos en ambos Estados con el fin de
plantear su influencia en las solicitudes de asilo.

1.4 Justificación

1.4.1 Justificación teórica:

En medio de un panorama de tensión entre la promoción de derechos humanos en la


política exterior y la intranquilidad por la estabilidad en la política interna, los Estados

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receptores de migración venezolana han implementado variedad de políticas para llevar a
cabo una correcta gestión de migrantes venezolanos. Sin embargo, a pesar de que estas
políticas, en un principio, se caracterizaron por una mayor apertura y generosidad hacia los
migrantes, con el paso del tiempo, estas se tornaron más restrictivas, mayormente
relacionadas con la seguridad interna y más distantes de una visión de derechos humanos
(Zamora & Gainza 2014, como se citó en Freier & Jara, s. f.). De esta forma, es relevante
para la disciplina analizar el fenómeno migratorio venezolano ya que permite cuestionar
como la movilidad humana ha sido gobernada a través de instrumentos sociopolíticos y de
qué manera se puede transformar el régimen de control fronterizo en una herramienta de
protección en contra de las nuevas amenazas transnacionales: la amenaza migrante.
(Campesi, 2012; Naranjo, 2014, como se citó en Rojas, 2020). Asimismo, abordar la visión
de seguridad ciudadana en la cual se criminaliza a los migrantes irregulares, sosteniendo que
son una competencia laboral para los nativos, aumentan la criminalidad o desarrollan otras
prácticas que amenazan la cohesión social. También es relevante analizar como estas
discursividades no solo inducen a la discriminación, sino que conllevan en acciones y
políticas concretas de los Estados nacionales que transforman sus fronteras territoriales en
mecanismos del control migratorio. (Rojas, 2020).

1.4.2 Justificación Práctica:


Los acontecimientos políticos, socioeconómicos y de vulneración de derechos
humanos que se desarrollan en Venezuela han obligado a una cantidad aproximada de 5
millones de venezolanos a huir de su país de origen, la gran mayoría con destino a países de
América Latina y el Caribe, esta se ha convertido en una de las principales crisis de
desplazamiento del mundo (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,
s. f.).
Es importante examinar la llegada masiva de migrantes y como esta plantea una serie
de retos para el gobierno colombiano y el peruano. Ambos países han adoptado varias
estrategias y políticas migratorias que ofrecen beneficios, residencia temporal a los
ciudadanos venezolanos y una estrategia de generación de ingresos la cual tiene por objetivo
identificar los obstáculos que frenan el proceso de integración socioeconómica de los

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inmigrantes venezolanos y de esta forma eliminarlos. (Estrategia de Ingresos para Migrantes
Venezolanos | El PNUD en Colombia, s. f.). No obstante, en general, varios países de la
región latinoamericana cuentan con un marco normativo y con políticas públicas que
pretenden favorecer la calidad de vida de los migrantes y al respeto y debido cumplimiento
de sus derechos, sin embargo, aún persisten desafíos relacionados con la superación de la
brecha que existe en su implementación (OIM, 2009, 2018, como se citó en Gandini et al.,
2019).

1.5 Metodología:

El presente trabajo de grado busca analizar el caso de la migración venezolana en


Perú y Colombia, se escogen dichos Estados ya que al analizar las solicitudes de asilo
Colombia no evidencia la tasa más alta, lo cual representa una inconsistencia porque
Colombia es el primer país que más recibe migrantes provenientes de Venezuela, por lo
cual invita a la investigación de las razones por las cuales ocurre dicho escenario. Por otro
lado, Perú es el Estado con mayor cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes,
por tal motivo se plantea hacer una comparación de ambos Estados para exponer los
factores diferenciales en ambos Estados que han dado pie a este panorama. Para dar
respuesta a dicho fenómeno se empleará el enfoque cualitativo, el cual permitirá identificar
la naturaleza profunda de las realidades, su sistema de relaciones, su estructura dinámica, la
asociación y relación entre variables en contextos estructurales y situacionales, no obstante
cabe destacar que en el presente trabajo también se hará uso del enfoque cuantitativo, el
cual permite estudiar la asociación o relación entre variables cuantificadas, además, deducir
y sustentar los argumentos expuestos en el cuerpo de la investigación por medio del uso de
datos, porcentajes y estadísticas (Pita, 2002).

Para empezar a comparar, en primer lugar, se debe hacer la pregunta: ¿qué es


comparable? Y preguntarse: ¿comparable en qué aspecto? Como por ejemplo los hombres y
las ballenas lo son como mamíferos que no pueden respirar bajo el agua. En este caso Perú
y Colombia lo son como países latinoamericanos, que reciben grandes cantidades de
migrantes venezolanos, ambos Estados han sido históricamente expulsores de migrantes no
receptores, ambos presentan xenofobia hacia dichos migrantes, tanto nacionales

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colombianos como peruanos presentan una visión de percepcion de seguridad ciudadana
similar hacia los migrantes venezolanos y ambos han desarrollado medidas y políticas
migratorias para responder al éxodo venezolano (Sartori, 1994).

Seguidamente Sartori (1994) afirma que una vez se establece que una cosa es
comprable con otra cosa, se debe establecer que subrayara el comparatista, es decir, a que le
prestara más atención. En este caso, en el presente trabajo teniendo en cuenta que Colombia
y Perú son similares en muchos aspectos como se enuncio en el párrafo anterior y se
observara a lo largo de esta investigación, el presente trabajo se enfocara en buscar cuál es
el aspecto diferencial que ha producido un panorama distinto en las solicitudes de asilo por
parte de los migrantes venezolanos en Colombia y Perú.

Para el presente trabajo se escoge el estudio de caso comparado ya que como


enuncia Sartori (1994) este resulta útil para generar hipótesis o porque es crucial a la hora
de confirmar o no una teoría. Además, este suele incorporar datos cualitativos y
cuantitativos, abarcar dos o más casos, de forma que producen un conocimiento más
generalizable de las preguntas causales, también, hacen hincapié en la comparación de un
contexto y entre ellos. Finalmente implican el análisis, síntesis de las similitudes,
diferencias y patrones de dos o más casos que comparten un enfoque o meta común
(Goodrick, 2014).

Finalmente, como instrumentos de recolección se utilizarán fuentes de información


secundarias, las cuales consisten en compilaciones, resúmenes y listados de referencias
publicadas sobre un tema. (Calderón, 2011). Los datos de las fuentes secundarias proceden
de instituciones gubernamentales, industriales o individuales. En esta investigación se
realizará una revisión de documentos como artículos, libros, estadísticas e informes que
permitan abordar la posición de distintos autores y académicos en cuanto al fenómeno
migratorio en ambos países (Lafuente Ibáñez, C., & Marín Egoscozábal, A., 2008).

1.6 Marco Teórico:

El concepto de ‘seguridad ciudadana’ se difundió ampliamente en Latinoamérica a


finales de la década de los noventa concurrentemente con una percepción cada vez más

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generalizada de que la región se encontraba asediada por el crimen y la inseguridad, y que
esta nueva ola de violencia era diferente a las formas hegemónicas de violencia del pasado
en el sentido de que no representaba una amenaza contra los Estados o los gobiernos, sino
que principalmente afectaba las vidas cotidianas de los ciudadanos. Según Marquardt (2012)
este enfoque “marcaba un cambio radical con respecto a las políticas estatales o nacionales
de seguridad”, al enfatizar en la calidad de vida y la dignidad humana, y “el concepto político
clave de seguridad ciudadana fue reconceptualizado y vinculado con otros conceptos tales
como la libertad y los derechos universales, y fue posicionado para representar elementos
tanto concretos como intangibles del bien público (Rodgers,2013).

La conciencia de la necesidad de una participación cada vez más activa de la sociedad


en los asuntos de interés público ha propiciado la creación de una forma más novedosa de la
seguridad, llamada seguridad ciudadana (Estrada, 2014). El Programa de las Naciones Unidas
para el desarrollo, resalta la seguridad ciudadana como un elemento fundamental de la
seguridad humana, y la define de la siguiente manera:

La seguridad ciudadana es el proceso de establecer, fortalecer y proteger el


orden civil democrático, eliminando las amenazas de violencia en la población y
permitiendo una coexistencia segura y pacífica. Se le considera un bien público e
implica la salvaguarda eficaz de los derechos humanos inherentes a la persona,
especialmente el derecho a la vida, la integridad personal, la inviolabilidad del
domicilio y la libertad de movimiento. La seguridad ciudadana no trata simplemente
de la reducción de los delitos sino de una estrategia exhaustiva y multifacética para
mejorar la calidad de vida de la población, de una acción comunitaria para prevenir
la criminalidad, del acceso a un sistema de justicia eficaz, y de una educación que
esté basada en los valores, el respeto por la ley y la tolerancia. La seguridad ciudadana
es un elemento fundamental de la seguridad humana (PNUD, 2014)

Según Delgado (1998) La seguridad ciudadana incluye la seguridad jurídica, la


seguridad social, la defensa del principio de legalidad y del medio ambiente, la lucha contra
la pobreza, el respeto a los derechos civiles y políticos, así como el derecho a tener
condiciones económicas y sociales que permitan el desarrollo de todas las potencialidades.

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La seguridad ciudadana no es solo la lucha contra el crimen, sino también es la creación
colectiva de un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas.
Tampoco es tarea exclusiva de los policías, sino que incluye a todos los ciudadanos y a las
instituciones del Estado. La seguridad ciudadana pone énfasis en las labores de prevención y
control, antes que de represión de los factores que generan violencia e inseguridad. De esta
manera demanda una mayor eficiencia en el aparato judicial (Instituto de Defensa Legal,
2003).

Este enfoque multifacético ayuda a los países a incorporar las medidas de prevención
de la violencia y de control de la criminalidad, ocupándose de una amplia gama de problemas
como la falta de cohesión social, la impunidad, el tráfico de drogas, la proliferación de armas
ilegales, y la migración (PNUD,2014). El enfoque del PNUD a la seguridad ciudadana y
comunitaria trata de atender todas las causas potenciales de los delitos y de la violencia. Estas
causas no pueden ser remediadas con intervenciones separadas y fragmentadas (como el
desarme, la desmovilización y la reintegración, la reforma de los sectores de la justicia y la
seguridad, el control de las armas pequeñas y la prevención de los conflictos). (PNUD,2014).
En la seguridad ciudadana debe predominar la sensación de confianza, pues el Estado debe
ser garante de la vida, la libertad y el patrimonio ciudadano. Igualmente, es requisito
indispensable la participación social para mejorar las condiciones de sociabilidad y por tanto
de seguridad. (Estrada,2014)

La seguridad ciudadana ataca las causas inmediatas que hacen surgir la violencia,
pero también se orienta a las causas fundamentales, para lo cual se apoya en varios sectores
que permiten una política transversal; se propone la multicausalidad para entender el
fenómeno de la inseguridad, y sus soluciones son también múltiples, con ello presenta una
noción de seguridad que no se concentra en los cuerpos policiacos y en la prevención más
que en la represión. En otras palabras, la seguridad ciudadana integra un modelo proactivo
en lugar de uno reactivo, y más que por el dominio del Estado, se inclina por la
corresponsabilidad Estado-ciudadano. Se parte entonces de que la seguridad es una tarea
compartida y no exclusiva de la policía, sino incluyente, de ciudadanos en sus diversas

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formas de organización, como clubes, ligas, ONG, asociaciones civiles e instituciones
gubernamentales. (Estrada,2014)

Cabe destacar que, a diferencia de la seguridad nacional, la seguridad ciudadana


incorpora el aspecto territorial, al que concibe como una parte sustancial del bienestar de la
población, más que como un objetivo en sí mismo. La seguridad ciudadana y la seguridad
humana coinciden en que, en términos generales, la seguridad es un tema multifactorial; sin
embargo, la seguridad ciudadana tiene como objetivo primordial la prevención social de la
violencia y el combate a la delincuencia a partir de la inclusión social en busca del desarrollo
de la sociedad, mientras que para la seguridad humana el desarrollo solo es uno de los
elementos a considerar (Estrada,2014).

La perspectiva de la seguridad ciudadana promueve el análisis y la estrategia de


prevención integral por parte del gobierno, así como la participación de los ciudadanos
adoptando entonces una visión integral y planteando que el Estado no solo es el encargado
de procurar la seguridad en las comunidades, sino que es conveniente incluir a otros actores
para contener el fenómeno de la violencia y la inseguridad (Carrera, 2012).

1.7 Marco Conceptual:

Con el fin de no centrar únicamente la presente investigación alrededor de la


seguridad ciudadana a continuación, se abordarán conceptos que se desarrollaran en los
capítulos posteriores y que por ende resulta pertinente definir.

Solicitante de asilo

Según la ACNUR (s.f.) el Solicitante de asilo es quien solicita el reconocimiento de


la condición de refugiado y cuya solicitud todavía no ha sido evaluada en forma definitiva.
En promedio, alrededor de 1 millón de personas solicitan asilo de forma individual cada año.
Los sistemas nacionales de asilo existen para determinar si las personas que solicitan asilo
merecen protección internacional. Sin embargo, durante los movimientos masivos de
refugiados que ocurren, por lo general, en consecuencia, de conflictos o violencia
generalizada, no existe, y difícilmente podrá existir, la capacidad de llevar a cabo entrevistas
individuales para el reconocimiento de la condición de refugiado a todas las personas que

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han cruzado la frontera. Estos grupos son a menudo definidos refugiados “prima facie”. Para
finales de 2020, habían aproximadamente 4,6 millones de personas en el mundo esperando
la resolución de sus solicitudes de asilo.

Xenofobia

El concepto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), define


xenofobia como “el conjunto de actitudes, prejuicios y comportamientos que entrañan el
rechazo, la exclusión y, a menudo, la denigración de personas por ser percibidas como
extranjeras o ajenas a la comunidad, a la sociedad o a la identidad nacional” (OIM, 2019,
p. 258). A esto se le añade la interpretación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
frente a la xenofobia al asociarla con acciones como los discursos de odio, rechazo,
discriminación y violencia hacia la población de otra nacionalidad, comunidad o grupo
(OHCHR, 2013). En este sentido, la xenofobia es comprendida como un fenómeno social
ligado al mal trato hacia un grupo, nación o comunidad específica, que crea una
diferenciación entre una comunidad y otra.

Adicionalmente, se comprueba la estrecha vinculación entre etnocentrismo y


xenofobia, propuesta por autores como Solana (1999) o Aguilera (2002). Asimismo, puede
afirmarse que las sociedades con mayor mezcla cultural (al ser sociedades de inmigración)
muestran un nivel mayor de consistencia (relaciones empíricas significativas
estadísticamente) en la estructura de opinión que, articulada en torno al etnocentrismo,
rechaza la cultura de los inmigrantes. En ese sentido, las estrategias de convivencia
intercultural encuentran un freno importante, tal y como postulaban varios autores, en el
etnocentrismo. A partir de los datos considerados puede concluirse que las sociedades con
mayor grado de multiculturalidad de origen inmigratorio generan actitudes xenófobas (como
percibir a los extranjeros como problema del país) de origen etnocéntrico (Alaminos et al.,
2010).

Desplazamiento forzado

El desplazamiento forzado se refiere a la situación de las personas que dejan sus


hogares o huyen debido a los conflictos, la violencia, las persecuciones y las violaciones de

15
los derechos humanos. Actualmente, casi 60 millones de personas han sido desplazadas por
la fuerza en el mundo, convirtiéndose en refugiados (19,5 millones), desplazados internos
(38,2 millones) o solicitantes de asilo, y se trata de la cifra más alta desde la Segunda Guerra
Mundial. Si la población de desplazados por la fuerza fuera un país, sería el vigesimocuarto
más grande del mundo, lo cual deja en manifiesto cuán grave es este problema. Sin que se
vislumbre un final cercano de los conflictos, que son las principales causas que impulsan el
desplazamiento, se prevé que esta crisis empeorará. El desplazamiento forzado tiende a ser
prolongado y, en muchos casos, dura décadas (Banco Mundial, 2015). Con más de 6 millones
de personas refugiadas y migrantes de Venezuela la mayoría de las cuales vive en países de
América Latina y el Caribe, esta se ha convertido en la segunda crisis de desplazamiento
externo de mayor magnitud en el mundo (ACNUR, s.f).

Finalmente, cabe resaltar la diferenciación entre migración y desplazamiento. Las


migraciones se caracterizan por la presencia de la voluntad del migrante quien, haciendo uso
de su racionalidad puede movilizarse hacia otros espacios geográficos. Esta facultad,
directamente se relaciona con dos derechos que tiene el individuo en tanto ser humano, la
posibilidad de movilizarse o no de su lugar de origen y el derecho de poder escoger el lugar
de su residencia, consagrado como prerrogativa en la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre. Por el contrario, el desplazamiento forzado se caracteriza porque los sujetos que
se enmarcan en esta categoría no tienen la capacidad de elegir libremente. Ejercitar la
racionalidad en torno de la decisión de migrar, como una alternativa más de un abanico de
opciones, se escapa a sus posibilidades (Sayas, 2010).

2. La migración venezolana desde una perspectiva de seguridad ciudadana.

El presente capítulo ha sido escrito con el fin de comparar la migración venezolana


en Colombia y Perú desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, esto con el fin de
identificar si se presenta alguna diferencia en la percepción de los nacionales hacia los
migrantes venezolanos que nos permita dar indicios de ser una de las causas que pueda estar
afectando la cantidad de solicitudes de asilo presentadas en ambos Estados.

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Más de cuatro millones de venezolanos han abandonado su país debido a la crisis
económica, política y social que atraviesa, convirtiendo a los venezolanos en uno de los
grupos poblacionales desplazados más grandes del mundo según cifras de la Oficina de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Lo anterior, ha generado polémica acerca
de la seguridad ciudadana de los países receptores (Peña et al., 2020).

Según la (OIM, 2018 como se citó en Agudelo, 2019) la migración puede incidir en
la seguridad ciudadana, cuando esta es llevada a cabo por personas que huyen de la justicia
o cuando la migración tiene por propósito delinquir en el país al que se dirigen. Ésta incluye
desde personas que pretenden cometer delitos menores, hasta personas ligadas al crimen
organizado que se desplazan para traficar armas, municiones, drogas y migrantes; blanquear
dinero; tratar personas; cometer fraudes o actos terroristas, entre otros. (pág. 5).

2.1 Migración venezolana: ¿Crimen y Afectación de la seguridad ciudadana en


Colombia?

Para el caso colombiano, las encuestas de percepción ciudadana que se han realizado
han reflejado que, entre 2016 y 2017, la proporción de la población que se sentía insegura
con la llegada de ciudadanos venezolanos iba en aumento, esto debido a la idea de que la
migración venezolana está ligada directamente con actividades delictivas como: homicidio,
hurto y contrabando (Peña et al., 2020).

En respuesta ante la ola migratoria venezolana se incluyeron nuevas medidas


orientadas a mejorar la gestión de la población migrante y el acceso a servicios básicos. El
Gobierno desarrolló dos instrumentos para regularizar el flujo migratorio en áreas de frontera,
las Tarjetas de Movilidad Fronteriza (TFM) y el Permiso Especial de Permanencia (PEP)
(Morales & Morales, 2021).

Sin embargo, las políticas brindadas en favor de los migrantes venezolanos no fueron
lo suficiente, pues ante el masivo número de connacionales en el país, esto trajo consigo
criminalidad para conseguir recursos mediante actividades que lindan con la ilicitud en
muchos casos; tal como ocurre en otras regiones de América Latina (Morales & Morales,
2021).

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En Colombia se ha generado un ambiente de preocupación e incertidumbre sobre las
problemáticas del país a raíz de la permanencia de miles de personas con necesidades que la
institucionalidad capitalina y nacional no podrá responder en gran medida debido a la falta
de control y regulación de este tipo de fenómenos al interior del país (Mayorga, 2019). El
comercio informal es uno de los factores que más cuestiona la población receptora, debido a
que se percibe al migrante como una “amenaza” al mercado laboral, desplazando la mano de
obra local y aumentando la informalidad del trabajo. De modo tal que, el fenómeno
migratorio repercute indirectamente en la seguridad ciudadana, en donde la ocupación laboral
informal de los migrantes con mano de obra más barata lleva a la población local a suplir su
necesidad de conseguir sustento a través de la delincuencia como mecanismo de
supervivencia. (Peña et al., 2020).

No obstante, a pesar de esta perspectiva, según las estadísticas la criminalidad


venezolana representaría un porcentaje muy pequeño de la criminalidad en Colombia. Se
puede decir que la seguridad de los bogotanos no se ha visto afectada por los migrantes
venezolanos, ya que al observar las cifras de capturas estas solo representan un 1.1% de toda
la población venezolana que se encuentra residente en la capital, además que, al compararla
con las capturas de colombianos, estas cifras solo representan un 12% contra un 88% de las
capturas de delincuencia común (Reina, 2020).

Según (Osorio, 2019 como se citó en Morales & Morales, 2021) analizando el
comportamiento de este fenómeno en Colombia también concluye que si bien los índices de
violencia y criminalidad se han incrementado, conforme a los datos aportados por la Policía
Nacional entre el 2017 y el 2018, hubo un incremento del 79% en el número de delitos
cometidos por venezolanos, que representa solo un 3.7% de la tasa de delincuencia nacional
colombiana; por lo tanto, no es posible concluir que la masiva migración venezolana sea
la causa de la criminalidad.

Márquez et al. (2021), afirma que la tasa de criminalidad en Colombia no se ha visto


afectada por la llegada de migrantes venezolanos. Según datos de Migración Colombia, el
número de venezolanos que ingresaron al país en 2018 aumentó en un 70%: de 796.234 a
1.359.815. Sin embargo, contrariamente a la creencia popular, la inmigración no es la causa

18
del deterioro de la seguridad. Esto quiere decir que, el comportamiento de los homicidios,
lesiones personales, delitos sexuales y hurto a personas no pueden ser explicados por el flujo
migratorio. Según Espinosa (2020), (como se citó en Márquez et al., 2021) el director de
Migración Colombia, se pronunció oficialmente “La criminalidad en Colombia no surge con
la migración venezolana. Los problemas de criminalidad que lamentablemente tenemos
vienen de muchísimo tiempo atrás, La principal fuente de criminalidad en Colombia,
lamentablemente, es el colombiano mismo”.

2.2 Migración venezolana: ¿Crimen y Afectación de la seguridad ciudadana en


Perú?

Con respecto a Perú es necesario reconocer que el índice de migración ilegal se ha


incrementado en los últimos años. En el año 2019 la División de Extranjería de la
Superintendencia de Migraciones del Perú, expulsó 262 ciudadanos venezolanos por infringir
la ley de Migraciones, lo que representó el 38.47% del total de ciudadanos extranjeros
expulsados; en el año 2020 solo en el mes de enero se había expulsado a 134 ciudadanos
venezolanos por la misma razón, lo que representó un 63.51% del total de expulsiones.
(Morales & Morales, 2021).

En esta misma lógica, se generan otras consecuencias, como es el caso del ingreso al
país de extranjeros que están vinculados a hechos delictivos o a organizaciones criminales en
sus países de origen; factor que podría explicar el incremento de la ola delincuencial producto
del accionar de los migrantes, principalmente de ciudadanos venezolanos contra quienes se
presentaron 5767 denuncias entre los años 2016 y 2019 , datos que representan el 55% de
todas las denuncias contra extranjeros (Morales & Morales, 2021).

Al observar la revisión estadística que obra en el Instituto Nacional de Estadística y


la Policía Nacional del Perú se identificaron elementos como: Deficiente política migratoria,
ausencia de liderazgo político en el tema migratorio, al principio no se solicitaba pasaporte,
ingresaban únicamente con cédula de identidad, se otorgaba el permiso temporal de
permanencia (PTP) sin el requerimiento de documentación oficial, no se realizó el adecuado
control sobre los antecedentes policiales y judiciales de los venezolanos (Benavides, 2020).

19
En esta lógica, se permitió el ingreso de toda clase de personas, con antecedentes
policiales y penales, no se les solicitaba información de Interpol, muchos de los venezolanos
que ingresaron al país contaban con requisitorias internacionales. Zonas fronterizas como
Tumbes y Loreto no hicieron una buena labor ejerciendo control de las zonas de ingreso al
país. (Benavides, 2020).

Los venezolanos han sido sindicados como el principal agente del desorden público
y como aquel que amenaza con la forma de vida ya establecida. La población caracteriza a
los extranjeros como portadores de un orden diverso que perturba la convivialidad del sector,
además que importa sus costumbres y que no termina de ajustarse al lugar al que llega. Los
habitantes demandan un mayor control de parte de las autoridades policiales y municipales
en función de disminuir la delincuencia y las actividades en la vía pública (Cuevas, 2018).

A pesar de esta perspectiva negativa acerca de los venezolanos Morales & Morales
(2021) afirma que a pesar de que es verdad que la inmigración venezolana en el Perú tiene
características particulares dado que la delincuencia a cargo de ciudadanos peruanos es
notoriamente ascendente, y que en el caso peruano existe una relación entre la migración
venezolana y la criminalidad a raíz del notorio incremento de la población carcelaria de
ciudadanos extranjeros, principalmente venezolanos y colombianos; lo cual se puede
acreditar mediante el análisis de concentración de estos ciudadanos migrantes en las
principales regiones del Perú como Callao, Lima, Arequipa y Cusco donde hay un incremento
de la criminalidad, principalmente respecto de delitos contra el patrimonio. No obstante, los
autores concluyen que a pesar de que la llegada de venezolanos si ha aumentado los índices
de criminalidad en Perú, la inseguridad ciudadana agudizada en los últimos tiempos no tiene
su fuente en este fenómeno migratorio.

No obstante, en general las estadísticas muestran que usando datos del 2019 los
inmigrantes venezolanos cometen sustancialmente menos delitos que la población nativa con
respecto a su proporción dentro de la población en general, lo que indica que las percepciones
públicas sobre un alza en criminalidad causada por los inmigrantes son erróneas. En Perú en
el 2019 el 1.3 por ciento de los presos son extranjeros (incluyendo venezolanos y otras

20
nacionalidades), mientras que los venezolanos solo representan un 2.9 por ciento de la
población total del país (Bahar et al. 2020).

Para concluir estas primeras dos secciones del capítulo se puede observar como tanto
Colombia como Perú presentan una percepcion negativa de los migrantes venezolanos,
relacionándolos con inseguridad para los ciudadanos nativos, sin embargo y similarmente
para ambos Estados, según las estadísticas, el porcentaje de delincuencia que esta población
representa no es significativa, es decir, la delincuencia e inseguridad proveniente de
Colombia y Perú se debe a los nacionales de cada país.

2.3 Colombia y Perú en la primera década de los 2000

Con el fin de realizar una comparación que sustente la información planteada a lo


largo de este capítulo, en este apartado se realizará un acercamiento al panorama del
fenómeno migratorio venezolano en la primera década de los 2000 con relación al periodo
2017-2020. Para 2010 Argentina y la República Bolivariana de Venezuela, con 1,4 y 1
millón de inmigrantes, respectivamente, eran los dos principales países de destino en
América Latina y el Caribe (véase figura 1). La emigración de los países de América Latina
y el Caribe representaba aproximadamente el 15% de la inmigración internacional en todo el
mundo. Los principales países de emigración de la región son México, Colombia, Puerto
Rico y Cuba, seguidos de El Salvador, Brasil, Jamaica, la República Dominicana, Haití y el
Perú (OIM, 2010).

Figura 1

Contingente de migrantes en América Latina y el Caribe- principales diez destinos


en 2000, 2005 y 2010.

21
Argentina

Venezuela

México

Brasil

Costa Rica

Republica Dominicana
2010
Ecuador
2005
Puerto Rico 2000
Chile

Paraguay

0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600


Contingente de migrantes (en miles)

Fuente: Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas


(2009).

En esta lógica se puede observar que para este periodo Argentina y Venezuela son los
principales receptores de migrantes, y se presenta un escenario totalmente contrario al actual,
los índices de criminalidad de migrantes venezolanos en Colombia y Perú son inexistentes y
para este periodo las personas colombianas con necesidad de protección internacional en
Venezuela eran discriminadas ya que se les veía como una amenaza a la seguridad del Estado
nacional, se percibía que incrementaban los niveles de inseguridad urbana y comercio
informal (Carreño, 2014). Por ende, la literatura destaca para este periodo que gracias a que
Venezuela atravesó por un período de transformaciones asociadas al aumento de los precios
del petróleo y puso en práctica políticas tendientes a reclutar inmigrantes profesionales y
trabajadores especializados, dichas medidas promulgaron la llegada masiva de migrantes en
mayor medida de colombianos. Paralelamente, desde la década de los años 90 se destaca la
emigración de peruanos hacia Chile (Santander, 2006).

No obstante, se destaca que algunos medios empezaron a recalcar la llegada de un


número creciente de venezolanos que se radican en Bogotá y en ciudades cercanas a la

22
frontera, pero esta situación fue rápidamente desestimada por los funcionarios de la embajada
venezolana al considerarla un número constante en el tiempo y no muy significativo
(Santana, 2009, como se citó en Echeverry, 2011).

En conclusión, se evidencia que en Colombia la ciudadanía presenta una percepción


negativa acerca de la gran llegada de migrantes venezolanos al país, esto debido a que piensan
que los venezolanos llegan a profundizar los problemas ya existentes, aumentar la
criminalidad y con esto perjudicar la seguridad ciudadana. Sin embargo, al revisar las
estadísticas se observa que a pesar de que, si han aumentado los delitos en Colombia, estos
no representan un porcentaje significativo de criminalidad a nivel nacional, por el contrario,
es un porcentaje que rodea el 4%, lo que permite desestimar la percepción que gran parte de
la ciudadanía presenta.

Con respecto al caso peruano, se puede recalcar el aumento de las expulsiones de


migrantes venezolanos, al igual que de la migración irregular y el ascenso en la tasa de
criminalidad. No obstante, los inmigrantes venezolanos cometen sustancialmente menos
delitos que la población nativa, realmente los migrantes venezolanos representan solo un
2.9% con respecto a la población total, proporción la cual no puede hacer una diferencia
significativa en la seguridad ciudadana del país.

Como último hallazgo se encuentra que al pretender hacer una comparacion con los
datos de criminalidad en la primera década de los 2000 con el fin de evidenciar si
efectivamente si hay un aumento en la criminalidad, se encontró que para dicho periodo el
panorama era muy diferente al actual, ya que Venezuela para este periodo era receptor de
migrantes, lo cual explica la inexistencia de tasas de criminalidad por parte de venezolanos
en Colombia y Perú para dicho periodo, por el contrario, para esta época eran los venezolanos
los que tenían muchas veces una percepción negativa de gran parte de los colombianos que
llegaban allá.

3. Políticas migratorias y el asilo en Colombia y Perú frente a la migración


venezolana

23
Con el fin de continuar con la metodología propuesta en este trabajo y buscar la
disimilitud que causa la disparidad en la cantidad de solicitudes de asilo por parte de
migrantes venezolanos en Colombia en comparación con Perú, en el presente capítulo se
exponen las políticas migratorias y el proceso del asilo en ambos Estados para de esta forma
buscar en donde radica la diferencia que ha resultado en que el Estado de Perú tenga la mayor
cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos.

La salida masiva de personas desde Venezuela es considerada como una de las crisis
migratorias más relevantes en América Latina en los últimos tiempos. Como se mencionó
anteriormente, aproximadamente cuatro millones de personas han abandonado Venezuela.
La rápidez y la magnitud de esta movilidad internacional han desbordado la capacidad de
respuesta institucional de los Estados de la región y abrieron un llamado a la revisión y puesta
en práctica de políticas en materia de migración para hacer frente a un fenómeno sin
precedentes para países históricamente expulsores de migrantes como Colombia y Perú
(Barbieri, et al., 2020).

Según la ACNUR, un refugiado huye de una persecución o conflicto armado,


mientras un migrante elige trasladarse no a causa de una amenaza directa de persecución o
muerte, sino principalmente para mejorar sus vidas al encontrar trabajo, educación,
reunificación familiar u otra razón. A pesar de que Colombia es el país que recibe mayor
cantidad de población venezolana, a diciembre del 2019 tan solo había 140 refugiados
venezolanos en el país. Seis meses después, en junio del 2020 el número aumentó a 366
refugiados venezolanos reconocidos por el Estado Colombiano. Por otra parte, Brasil, Perú
y México no sólo lideran las cifras con un alto número de solicitudes de refugio sino también
con un alto número de refugiados reconocidos (ACNUR, 2020). Con respecto al número de
solicitudes de asilo, a pesar de que ha estado aumentando, este sigue siendo bajo, según las
cifras oficiales, 2.592 personas de nacionalidad venezolana presentaron sus solicitudes de
asilo en 2018 y 2.134 entre enero y abril de 2019. Por otra parte, en Perú más de un millón
personas venezolanas han llegado al Perú y más de 496.000 han solicitado la condición de
refugiado. Esto hace al Perú el primer país de acogida de personas venezolanas con necesidad

24
de protección internacional y el primer país con mayor número de solicitudes de refugio por
parte de migrantes venezolanos (ACNUR, 2020).

3.1 Políticas migratorias por parte de Colombia

El flujo creciente de personas desde Venezuela, un millón setecientos setenta y un


mil ciudadanos al 31 de diciembre de 2019 (Migración Colombia 2020, como se citó en
Barbieri, et.al., 2020) ha demandado del Estado colombiano una respuesta con la obligación
de revisar y replantear sus estrategias en materia migratoria para de esta forma trazar un
camino hacia una política pública integral. Colombia históricamente se ha caracterizado por
ser un país expulsor de población migrante y refugiada, de manera que sus esfuerzos en este
sentido se orientaban a dar respuesta a las necesidades de los colombianos en el exterior.

En febrero de 2017, ya con los acuerdos de paz con las FARC-EP firmados y en
marcha, el gobierno colombiano coloca más atención a la agenda migratoria y adopta un
conjunto de medidas direccionadas específicamente a los migrantes venezolanos. Colombia,
al ser un país fronterizo, cuenta con distintos tipos de migración: pendular, con vocación de
residencia y de tránsito. Para cada una de estas, el gobierno colombiano ha desarrollado
mecanismos de regularización para los venezolanos; para la migración pendular se utiliza la
Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF), para la migración de tránsito el pasaporte y para la
migración con vocación de residencia se hace uso del Permiso Especial de Permanencia
(PEP) (Aron, 2019). Sumado a esto, en marzo de 2018 la administración de Santos también
lanza los primeros pasos hacia una respuesta más estructural y de largo plazo al crear el
Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos en Colombia (RAMVC), como un
insumo para el diseño de una política integral de atención humanitaria. También, en agosto
de 2018 mediante el Decreto 1288, se reglamentan las condiciones legales de permanencia,
regularización y de acceso a servicios, como salud, educación, trabajo y atención de niños,
niñas y adolescentes en los distintos niveles territoriales con el fin de agilizar la designación
de los PEP en el país (Barbieri, et.al., 2020).

Aunando más en estos mecanismos, el primero de ellos fue expedido en agosto de


2016, siendo conocido como la Tarjeta Migratoria de Tránsito Fronterizo entre Colombia y

25
Venezuela. Dicha tarjeta beneficiaba a miles de habitantes, tanto colombianos como
venezolanos, que viven a lo largo de la frontera de más de 2.200 kilómetros y que transitan
frecuentemente entre ambos Estados. Debido a que la Tarjeta Migratoria de Tránsito
Fronterizo entre Colombia y Venezuela fue anunciada como una medida temporal, esta fue
reemplazada posteriormente por la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (Aron, 2019).

Con respecto al Permiso Especial de Permanencia, desde su creación, el 28 de julio


de 2017, este ha tenido tres modificaciones respecto a plazos y requisitos. El objetivo
principal de este fue regularizar la situación migratoria de los ciudadanos venezolanos que
se encontraban en territorio colombiano y tienen como objetivo residir en Colombia.
Además, el PEP permite acceder al sistema bancario, trabajar, estudiar e incluso, cotizar en
el sistema de salud y pensiones. Para obtener el PEP, tanto en su primera edición como en la
segunda, los ciudadanos venezolanos debieron contar con los mismos requisitos: encontrarse
en el territorio colombiano a la fecha de la publicación de la Resolución, haber ingresado al
territorio nacional por un Puesto de Control Migratorio habilitado con su pasaporte, no tener
antecedentes judiciales y no tener una medida de expulsión o deportación vigente (Aron,
2019).

Paradójicamente, el gobierno de Colombia también adoptó un conjunto de acciones


para reforzar el control de las fronteras, aumentando los operativos de seguridad. En febrero
de 2018 pone en operación el Grupo Especial Migratorio (GEM) en la frontera colombo-
venezolana, conformado por la Policía Nacional, el Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar (ICBF), el Departamento de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) y Migración
Colombia, para controlar espacios públicos, el contrabando, el uso de la TMF y del PEP, y
llevar a cabo medidas de protección de niños y adolescentes. Estas acciones coinciden
también con un endurecimiento en la narrativa diplomática del gobierno central hacia la crisis
política de Venezuela (Barbieri, et.al., 2020).

3.2 Políticas migratorias por parte de Perú

Con respecto a Perú, podemos destacar la Ley de Extranjería (Decreto Legislativo


No. 1.236) de 2015, en la que se establece formalmente a la Superintendencia Nacional de

26
Migraciones como un eje central de la gestión migratoria (Araujo y Dulanto 2016, como se
citó en Barbieri, et.al., 2020). Asimismo, se actualizaron las condiciones y requerimientos
que permiten una mayor facilidad en el tránsito y migración regular en Perú, se desarrolló la
construcción del Registro de Información de Migraciones como mecanismo de seguimiento
estadístico del fenómeno. Por ende, a pesar de que dicha normativa también implicaría la
creación de un entramado de sanciones y elementos de control en los migrantes, “se
eliminaron 130 requisitos innecesarios que se solicitaban para realizar diversos trámites
migratorios” (Koechlin 2016: 15, como se citó en Barbieri, et.al., 2020).

Sin embargo, a pesar del avance consolidado con el Decreto Legislativo No. 1.236 de
2015, se promulga luego la nueva Ley de Migraciones (Decreto Legislativo No. 1.350) de
2017, la cual profundizaría los procesos establecidos por la ley antecesora. Además, con el
incremento de la llegada de migrantes provenientes de Venezuela, el gobierno impulsa
políticas de regularización, las cuales obedecen a una estrategia reactiva mediante la
implementación de instrumentos ad hoc, lo que supone la necesidad de realizar una
ampliación de las acciones institucionales para atender a las grandes poblaciones de
migrantes venezolanos (Barbieri, et.al., 2020).

Perú ha implementado el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), el cual no ha


estado tampoco exento de modificaciones. Desde su creación, el 3 de enero del 2017, se han
dado cambios en aspectos tales como los plazos para el otorgamiento del PTP a personas
venezolanas y lo requisitos para su adquisición. De acuerdo con la normativa y similarmente
al Permiso Especial de permanencia, el PTP permite a los ciudadanos venezolanos regularizar
su permanencia en el país y con su otorgamiento se faculta a la persona beneficiaria a trabajar
formalmente en el territorio nacional y desarrollar actividades siguiendo las leyes peruanas.
Asimismo, obtener un número de Registro Único de Contribuyente (RUC) para realizar
actividades económicas sujetas al pago de impuestos. En esta lógica, es importante resaltar
que el Perú fue pionero en la creación de un mecanismo que otorgara una residencia temporal
a los ciudadanos venezolanos (Aron, 2019). También, se identificó a Perú como “el país más
solidario” desde instituciones públicas como el GORE de Tacna y Migraciones, debido a las
facilidades que habría dado el Gobierno para los migrantes venezolanos. Desde el discurso

27
de organizaciones internacionales, la OIM ha resaltado la “gran voluntad de generar alguna
política migratoria que permita, no solo acoger y abrir las puertas a las personas, sino también
el acceso a una realidad, a una residencia que les permita también acceso de derechos”
(entrevista OIM Tacna, como se citó en Blouin,2021).

El 23 de enero del 2018, el gobierno decidió extender el plazo para el otorgamiento


del Permiso Temporal de Permanencia para ciudadanos venezolanos, pero a diferencia de los
permisos anteriores, este no exigió como requisito haber ingresado de manera legal al
territorio nacional. Así bien, el 5 de julio del mismo año, mediante la Resolución Ministerial
N° 176- 2018-TR51 el gobierno peruano establece las disposiciones para la contratación
laboral de personas de nacionalidad venezolana que cuentan con el PTP o el Acta de Permiso
de Trabajo Extraordinario- Provisional (Aron, 2019). Sin embargo, en agosto del mismo año
se recortó la temporalidad del mecanismo al 31 de octubre de 2018. De igual manera, decidió
la obligatoriedad del pasaporte para el ingreso al territorio peruano. Estos cambios se deben
a transformaciones internas del país y al rechazo hacia la migración venezolana alimentado
por los medios de comunicación. (Blouin,2021).

Posteriormente, en 2019 el presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció


como nueva medida la visa. En su discurso, el presidente usó la retórica de la migración
ordenada y segura para justificar la necesidad de la visa: “Abrimos los brazos, como siempre
lo ha hecho el Perú, pero ahora vamos a ser más rigurosos en el control de la gente que
ingrese. Y, a los que han ingresado de manera ilegal, serán expulsados” (Latina Noticias
2019). Aunque, en la práctica, y en total contradicción con lo planteado en la normativa, esta
calidad migratoria excluye de su ámbito de aplicación a la población que ya se encuentra en
territorio peruano (Briceño et al. 2020 como se citó en Blouin, 2021).

Se puede destacar que tanto Colombia como Perú implementaron los respectivos
instrumentos que les permitieran a los migrantes venezolanos estudiar y trabajar dentro de
las leyes colombianas y peruanas. Se puede observar el uso del Permiso Especial de
permanencia y el Permiso Temporal de Permanencia como principales medidas utilizadas
por ambos Estados. Colombia y Perú han sido países caracterizados por ser emisores de
migrantes, sin embargo, han ratificado las leyes y decretos migratorios necesarios.

28
A continuación, para los siguientes dos apartados la comparación se puntualizará
hacia solo las medidas migratorias de refugio para de esta forma encontrar el aspecto
diferencial entre Colombia y Perú a la hora de analizar las solicitudes de asilo de migrantes
venezolanos.

3.3 El refugio de migrantes venezolanos en Colombia

Para el 2019, en Colombia se presentaron 10.479 solicitudes para el reconocimiento


de la condición de refugiado, esto representa tan solo el 1.2 % del total de solicitudes en la
región de América del Sur. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, entre
el 2015 al 2019 hubo un aumento del 3.444% de las solicitudes de nacionalidad venezolana.
Para abril del 2020 el número de solicitudes acumuladas ya era de 17.707. Sin embargo,
mientras el número de solicitudes aumenta, el número de reconocimientos de la condición de
refugiados otorgados sigue siendo insignificante en comparación con el resto de América
Latina (Tovar, 2021).

Hay un factor clave que influye en la baja tasa de refugiados en Colombia, y es el


tiempo límite de dos meses que tienen los migrantes para aplicar al refugio una vez han
entrado al país. Adicionalmente, la gran mayoría de los 37 migrantes no saben de qué se trata
la protección internacional, y en otras ocasiones consideran que ellos no pueden ser
beneficiarios de este instrumento legal debido a que impera un imaginario colectivo sobre la
idea de que el refugio solo se otorga por razones políticas y no por una crisis humanitaria
(Tovar, 2021).

Sumado a esto, las solicitudes casi en su totalidad se tramitan en las ciudades


principales. En promedio una migrante demora más de dos meses en llegar por vía terrestre
a estas ciudades, pues la mayoría de los migrantes acceden al país por senderos ilegales
conocidos como trochas. Esto significa que cuando ya han llegado al destino final y después
deciden aplicar, el tiempo de aplicación estipulado por el Decreto 1075 de 2015 ha expirado,
y ya no es viable aplicar (Tovar, 2021).

También se destaca la falta de comunicación e información que brinda el Estado


colombiano al migrante. Durante el primer semestre del 2019, ACNUR realizó una encuesta

29
a 4.3301 migrantes y refugiados con el objetivo de monitorear la protección en población
extranjera en Colombia. Los resultados evidenciaron que el 97% de los entrevistados no
había solicitado asilo. Y las dos principales razones expresadas por los encuestados era que
ellos no tenían conocimiento de dicho procedimiento y en segundo lugar, que no encontraban
la protección internacional como algo beneficioso. (ACNUR, 2020).

3.4 El refugio de migrantes venezolanos en Perú

En comparación, el Perú ha ratificado la Convención sobre el Estatuto de los


Refugiados de 1951 y el Protocolo de 1967, y ha incluido parte de la definición ampliada de
la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados en su normativa interna, la cual establece
que una vez que el Estado reconoce a los refugiados como tales, estos tienen los mismos
derechos y obligaciones que la Constitución y las leyes confieren a los residentes extranjeros.
Adicionalmente, reconoce el derecho al trabajo de las personas solicitantes de la condición
de refugiado. Es así como formalmente esta ley cumple con los estándares internacionales de
protección a refugiados (Blouin,2021).

Este sistema de asilo ha modificado sus postulados de diversas formas en los últimos
tres años, se han tomado medidas como la instalación de una oficina de la Comisión Especial
para los Refugiados (CEPR) en la frontera, así como la implementación de un sistema digital
para agilizar la presentación de solicitudes de refugio. Hasta mediados del 2019, la
posibilidad de pedir refugio en la frontera era garantizada y asegurada mediante la presencia
de la CEPR. Sin embargo, en junio de 2019 se empezó a implementar un procedimiento
acelerado de las solicitudes de refugio en el Centro Binacional de Atención Fronteriza
(Cebaf) de Tumbes, dicho procedimiento consistía en una evaluación preliminar del caso
para determinar si procede la solicitud y durante el tiempo de espera para una respuesta, el
solicitante no puede ingresar a territorio peruano y debe quedarse en el Cebaf (Amnistía
Internacional 2020, como se citó en Blouin,2021).

En el año 2015, el porcentaje de solicitudes de refugio de venezolanos representaba


el 41,83 %, y para mayo de 2018 ascendió a 99,63 %; es así como se aprecia un notorio
crecimiento respecto a años anteriores. por una parte, es notorio un creciente número de

30
solicitantes de refugio; y, por otra parte, una baja aceptación de dichas solicitudes, aunque
para en el 2018 se ha elevado ligeramente la aceptación de solicitudes de refugio. Por ende,
se destaca que este ambiente se configuró ya que los migrantes venezolanos ingresaban al
país en calidad de turistas y al verse en la necesidad de regularizar su situación migratoria
solicitaban refugio para verse protegidos y evitar una posible expulsión. Sin embargo, no
todos los que solicitaban refugio reunían las condiciones para ser declarados refugiados. En
realidad, lo que buscaban era tener una formalidad migratoria para permanecer y trabajar en
el Perú. En esta lógica, el 95 % de las solicitudes de refugio son de migrantes venezolanos,
y, de este porcentaje, el 98 % de las solicitudes atendidas no proceden (Gandini, et.al., 2019).

En otras palabras, la situación se puede explicar de esta forma, en enero de 2017 entró
en vigor el PTP, el cual está orientado a regularizar exclusivamente la estadía de migrantes
venezolanos. Seguidamente, el Gobierno del Perú, mediante el Decreto Supremo 001-2017-
IN, implementa un permiso temporal de permanencia para las personas extranjeras que sean
madres o padres de hijos/as peruanos/as menores de edad o con discapacidad permanente
para que durante el plazo de 120 días hábiles presenten su solicitud, para obtener el PTP, ante
la Superintendencia Nacional de Migraciones. En la misma fecha se promulga el Decreto
Supremo 002-2017-IN, con el cual se extiende este permiso a migrantes venezolanos que
hayan ingresado legalmente al país hasta esa fecha. Igualmente, mediante el Decreto
Supremo 023-2017-IN, el 29 de julio de 2017, el Estado amplió este beneficio a los migrantes
venezolanos que hayan ingresado legalmente al país hasta el 31 de julio. Este decreto
supremo tiene por objeto establecer el procedimiento para otorgar el PTP por un año a las
personas de nacionalidad venezolana que hayan ingresado de manera regular al territorio
nacional, por ende, ante la continua llegada de venezolanos después del 31 de julio de 2017,
muchos de ellos para no caer en una situación de irregularidad acudían a la oficina de la
Comisión Especial de Refugiados y presentaban su solicitud. En esta lógica, de acuerdo con
informaciones de dicha Comisión, atendían hasta 800 solicitudes por día. En esta coyuntura
el Estado peruano promulgó el Decreto Supremo 001-2018-IN, en el que se aprueban los
nuevos lineamientos para el otorgamiento de este permiso por un año a las personas que
hayan ingresado hasta el 31 de diciembre de 2018, a diferencia de los dos primeros PTP que

31
regularizaban “hacia atrás”, este nuevo PTP regulariza “hacia adelante”, lo que permite que
la gente cuando llegue a Perú se dirija al canal migratorio y no por el de refugiados. En
resumen, este panorama explicaría por qué en Perú se presenta un crecimiento desmesurado
de solicitudes de refugio que no sucede en Chile, Argentina, Uruguay, y demás países de
América Latina. (Gandini, et.al., 2019).

Sumado a esto, se subraya como toda esta demora jugaba en favor de los migrantes,
pues estaban “ganando tiempo” mientras esperaban una resolución final a la solicitud de
refugio ya que mientras los ciudadanos venezolanos se encuentren como solicitantes de
refugio en el Perú, no se encuentran desprotegidos; pueden permanecer en el Perú y pueden
trabajar, pero igualmente, tampoco es una solución definitiva para ellos.

“Obtener el estatus de refugiado o sencillamente solicitarlo ha sido una especie de


“salvavidas” para los migrantes venezolanos al no poder acogerse al PTP. Esta
situación ha puesto en evidencia el uso indebido de la figura del refugio, así como el
desborde institucional del Estado para responder a esta situación. Este desborde y esta
demora benefician a quienes buscan regularizar su permanencia en el país. De los
testimonios recogidos se puede inferir que el refugio es un medio para huir de una
irregularidad migratoria cuyo objetivo básicamente es estar habilitado para trabajar
legalmente” (Gandini, et al., 2019).

En conclusión, la diferencia principal entre Colombia y Perú respecto al proceso de


refugio y la causa que explica la disparidad en la cantidad de solicitudes de asilo entre ambos
Estados, es que los migrantes venezolanos en un esfuerzo por permanecer en el Perú y seguir
trabajando allí optan por solicitar refugio, así en la mayoría de los casos no apliquen a dicha
figura, esto lo hacen con el fin de no caer en la irregularidad, es una forma de “ganar tiempo”,
un “salvavidas” para seguir radicándose allí. Cabe destacar igualmente, los cortos plazos que
presenta Colombia para que los migrantes soliciten asilo, asimismo, la mala comunicación
entre el Estado y el migrante venezolano, que igualmente son factores que explican la
disparidad en las solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos. No obstante, el
capítulo siguiente brindara una mirada a la xenofobia dirigida a los migrantes venezolanos
en Colombia y Perú, esto con el fin de analizar si la xenofobia dirigida a dicha población

32
puede ser otro factor diferencial que explique la diferencia en la cantidad de solicitudes de
asilo presentadas.

4. Xenofobia a migrantes venezolanos en Colombia y Perú


La xenofobia a migrantes venezolanos es un fenómeno que ha estado muy presente
en los países latinoamericanos desde que comenzó el gran desplazamiento de venezolanos, y
Colombia y Perú no han sido la excepción. El presente capítulo tiene por objetivo analizar la
xenofobia dirigida a dicha población para así analizar si esta puede tener una incidencia en
los procesos de solicitud de asilo o si, por el contrario, la xenofobia se presenta de forma
similar en ambos Estados y no es un factor que haga la diferencia en los procesos de asilo.
Durante los últimos cuatro años, la migración venezolana se transformó en un asunto
primordial dentro de la agenda de seguridad regional en América Latina, esto debido a los
impactos sociales y económicos principalmente en los países fronterizos y vecinos, los cuales
se transformaron en receptores de migrantes. En el caso de Colombia, para el año 2020
obtuvo el ingreso de 2,260’000 millones de venezolanos (DANE,2021, p.6), transformándose
en el principal país receptor de migrantes de nacionalidad venezolana, a nivel regional y
mundial. Por otro lado, se encuentra el caso de Perú, en donde se ha incrementado la
inmigración de venezolanos, llegando en 2020 a 1’043’460 millones de venezolanos
residiendo en dicho territorio (Grupo Movilidad Humana, 2020, p.10). Teniendo en cuenta
esto, el flujo migratorio de venezolanos ha generado una percepción negativa en la población
de ambos Estados, lo cual se ha visibilizado por medio de acciones xenófobas que han
incrementado la condición de vulnerabilidad de la población migrante.

Es de acuerdo a esto, que el presente capítulo busca evidenciar la xenofobia que


experimentan los migrantes venezolanos en el Estado de Colombia y el Estado de Perú, para
así hallar si existe una relación entre el fenómeno de la xenofobia y las solicitudes de asilo
en ambos países, para esto el capítulo se dividirá en seis partes; la primera parte expone las
casusas de la xenofobia en Colombia y Perú, la segunda parte, hará un enfoque sobre la
xenofobia en Colombia, la tercera parte, expondrá la xenofobia en el Perú, para así en la
cuarta y quinta parte adentrarse en los procesos de asilo en Colombia y Perú, por último, la
sexta parte, analiza la relación entre la xenofobia y los procesos de asilo.

33
4.1 Causas de la xenofobia en Colombia y Perú:

Durante los últimos seis años, la emigración venezolana se ha incrementado de forma


exponencial como consecuencia de la crisis económica y política que atraviesa el país, para
el año 2021, habían salido de Venezuela 5,6 millones de personas de las cuales el 82% se
asentaron en América Latina y el Caribe (Ramírez y Arroyave, 2021, p.3), principalmente en
países fronterizos como Colombia o Brasil y en países vecinos como Perú y Ecuador quienes
en un período de tiempo corto experimentan cambios en los flujos inmigratorios (Cabrera et
at, 2021, p.8). En el caso de Colombia, la inmigración venezolana se ha presentado como un
punto de ruptura dentro de los flujos migratorios históricamente recopilados en el Estado,
esto debido a que, en principio la tasa migratoria neta en Colombia se ha caracterizado por
ser de -0.6 personas por cada mil habitantes entre los años 2010-2015 (BID y BM, 2018,
p.53). Sin embargo, a partir del año 2014 hasta el 2020 se ha registrado un incremento
constante del 80,6% en los flujos de inmigración anualmente, en donde entre el 2017 y el
2018 se registró un crecimiento exponencial con una variación del 167,5% (DANE, 2021, p.
6), ocasionando impactos a nivel económico, político y social.

Entre los impactos económicos y sociales, se encuentra el trayecto de migrantes


venezolanos a través de la frontera Colombia – Venezuela, donde dicha población llega a
zonas atravesadas por contextos particulares a nivel socioeconómico, como son las ciudades
fronterizas o cerca de la frontera, entre las que se encuentran Riohacha del departamento de
La Guajira y Cúcuta del departamento del Norte de Santander. Ambas ciudades,
caracterizadas por altas tasas de desempleo e informalidad, que otorgan bajas garantías de un
empleo efectivo para los migrantes incrementando la vulnerabilidad del territorio (Cabrera
et al, 2021, p.8-9). En consecuencia, la ciudadanía empieza a percibir a los migrantes como
una amenaza para su estabilidad a nivel socioeconómico y para su seguridad, que puede verse
alimentada por discursos políticos que se realizan frente a la situación migratorio, donde
muchos dirigentes políticos ocasionan la ciudadanía crea que las problemáticas actuales del
país sean consecuencia de la población migrante (Cabrera et al, 2021, p.9), estimulando los
discursos de rechazo en contra de dicha población.

34
Para el caso del Perú, en el 2019 este país ya contaba con 782.169 venezolanos que
residían en el Perú, esto corresponde al 2,43% de la población peruana, lo cual ha
incrementado significativamente para el año 2020 con el ingreso de 1’043’460 millones de
personas, en este sentido la masiva llegada de venezolanos al país genera un sentimiento de
amenaza en la población peruana, conllevando a la creación de discursos de miedo y repudio
al extranjero, una de las causas frente a esta problemática puede deberse a la corrupción,
violencia y desigualdades que aquejan al Perú, las cuales se pueden ver aumentadas o
profundizadas con la llegada de migración venezolana (Grupo de Movilidad Humana, 2020,
p.29).

La discriminación en Perú se ha visto aumentada debido a la gestión pública del flujo


migratorio de migrantes, el cual carece de medidas efectivas para la integración y protección
a nivel nacional y local de la migración venezolana, esto ocasiona que la mayoría de los
peruanos, alrededor del 79% en 2019 perciban la llegada de los venezolanos como un hecho
que perjudica la economía en el Perú (Grupo de Movilidad Humana, 2020, p.32). Así mismo,
el aumento de políticas migratorias más restrictivas en el Perú ha incrementado la
irregularidad migratoria, en este sentido el requerimiento de pasaportes a las personas con
nacionalidad, al contrario de lo que se creía, no ha desincentivado el flujo migratorio sino
que ha generado el aumento de ingresos irregulares, vulnerando aún más la condición del
migrante y ocasionando se creen estigmas y condiciones que aumentan los abusos hacia dicha
población desde distintos ámbitos como es el espacio laboral (Grupo de Movilidad Humana,
2020, p.15)

4.2 Xenofobia en Colombia:

Los actos de xenofobia en Colombia se han basado en estereotipos y


estigmatizaciones hacia los venezolanos, catalogados como una nación perezosa, que
propaga enfermedades, acapara oportunidades laborales y educativas y crean precarización
de empleo, adicionalmente, existen estigmatizaciones de acuerdo con el género, donde las
mujeres son encasilladas como roba maridos, fáciles o inclusive prostitutas (Barómetro de
Xenofobia, 2021, p. 4-6).

35
En un primer lugar, dentro de los estudios del barómetro de xenofobia en Colombia
(2020), se encontró una encuesta realizada a 1,067 personas de nacionalidad colombiana, la
cual pretendía evidenciar los visones sobre la presencia de población de origen venezolano
en Colombia. En dicha encuesta, el 69% de las personas participes indicaron que creen la
población venezolana ha aumentado la inseguridad en el país, un 29.3% expresó que los
venezolanos quitan la oportunidad laboral y al contrario a una respuesta negativa un 28.3%
piensa que pueden aportar a la diversidad cultural (Cabrera et al, 2021, p.9).

Con respecto a los discursos y frases de odio, muchos de ellos han sido propagados
por medio de redes sociales como Facebook o Twitter, dentro de un estudio del barómetro
de la xenofobia (2021), queda demostrado que dichas acciones trascienden lo material y se
instauran en un escenario virtual, en donde al recopilar frases de la plataforma Twitter, se ha
expuesto el rechazo y los estigmas de los colombianos frente a los venezolanos, por un lado,
con la pandemia incrementaron los prejuicios que involucran la vacunación y el acceso a la
salud de los venezolanos con Tweets como: “Venecos, vienen a robar, matar, traficar y a
quitarle el empleo a los colombianos. ¿Y también quieren vacuna? No jodas, tienen guevo.
Echen pa su casa” (p.5), como también mitos que incrementan el odio hacia la comunidad
venezolana como la creencia de que tienen prioridad ante los nacionales colombianos para
ser vacunados o que la mayoría de ellos llega infectados con Covid-19 y esparcen la
enfermedad (p.6).

Referente a las estigmatizaciones diferenciadas por el género, las mujeres


venezolanas han sido víctimas de comentarios que las hipersexualizan y generalizan al
relacionarlas con el trabajo sexual o como mujeres destruye hogares, entre dichos mensajes
se destacan: “A la perra veneca le dieron duro” o “Y aquí en Medellín las venecas que
además de tinto venden otra cosa” (Barómetro de xenofobia, 2021, p.2-3). En consecuencia,
muchos de los presentes comentarios xenófobos han generado acciones de violencia
discriminación en contra de la mujer venezolana, entre las acciones mayormente cometidas
se encuentra la violencia física con 1256 casos en el 2020 y violencia sexual con 792 casos
en el mismo año (Observatorio Mujeres, 2020, p.20).

36
Por otro lado, diferentes dirigentes políticos en Colombia han liderado discursos
xenófobos en la prensa los cuales han influenciado en el incremento sobre los discursos de
odio y exclusión en la población colombiana en contra de los migrantes venezolanos. Un
ejemplo de ello es la alcaldesa de Bogotá, Claudia López quien anunció que la inseguridad
en Bogotá se debía al gobierno nacional y los migrantes venezolanos y su posterior propuesta
de un comando unido policial para identificar forzosamente a migrantes, lo cual ocasionó,
los mensajes xenófobos aumentaran 1.259% con respecto al promedio. Así mismo, las
noticias sobre el incremento de inmigración venezolana o hechos sobre seguridad en los
cuales presuntamente se involucraban venezolanos, habría aumentado en un 718% los
discursos de odio (Barómetro Xenofobia, 2021, p. 8- 10).

4.3 Xenofobia en Perú:

En el caso del Perú, la discriminación en contra de la población venezolana se ha


incrementado entre el 2019 y el 2020, donde el 64,9% de los venezolanos en Perú afirmó
haber sufrido de actos de discriminación en la calle, el 48.1% en los puestos de trabajo y el
25,6% en el transporte público. Adicionalmente, la percepción de la población peruana ha
sido negativa frente a la llegada de la migración venezolana ya que el 79% de los peruanos
cree que la llegada de venezolanos perjudica su economía y el 76% cree que los venezolanos
le quitan el empleo a los nacionales (Grupo de Movilidad Humana, 2020, p.30- 31).

Por otro lado, en el medio virtual se encontró que en el 2020 alrededor de 28.840
mensajes xenófobos publicados por 11,458 autores, los cuales lograron llegar a 26.453.980
personas, muchos de estos mensajes a diferencia de los discursos de odio en Colombia, se
han dirigido hacia la expulsión de venezolanos en el país, el rechazo sobre los recursos del
Perú para ayudar a la población migrante y los enfrentamientos entre políticos peruanos y la
migración venezolana (Barómetro de Xenofobia, 2021, p. 5-7).

En este sentido, el barómetro de xenofobia en Perú (2021), se ha enfocado en


visibilizar la incidencia de los dirigentes políticos en el incremento de los discursos de odio,
entre los cuales se encuentra Daniel Salaverry, ex candidato a la presidencia del Perú, donde
aludía que los migrantes debían de respetar el país, generado los mensajes xenófobos en la

37
plataforma digital Twitter incrementan un 1,137%, muchos en apoyo al político y en
respuesta a su discusión con la población venezolana, entre los que se destacan el siguiente
mensaje: “¿Qué creíste venequito? Que con tu caminadita de matoncito ibas a intimidar a
#Salaverry... se enfrentó a su bancada ¿y no te iba a enfrentar a ti? ¿Qué creíste? #veneco
no vas a venir a mi tierra para meter plomo a nuestra gente. Al fin alguien te pechó” (p.5).
Con respecto a la seguridad y las acciones para combatir el crimen Pedro Castillo habría
hecho un llamado a que todo migrante que se encontrara realizando hechos delictivos sería
deportado, esto incremento los discursos de exclusión y comentarios de odio en un 912%,
dirigidos específicamente a la expulsión de todo migrante y el cierre de fronteras absoluto
para evitar mayor ingreso (p.6).

Por último, un hecho particular que se evidencio en el Perú fue el incremento en un


759% de comentarios y discursos xenófobos a raíz de la publicación de los indicadores de
pobreza en la migración venezolana, cuestionando el uso de los recursos peruanos que el
gobierno dirige para ponerle atención a la población migrante, así como también comentarios
con burla alrededor de la pobreza que viven los venezolanos dentro y fuera del país
(Barómetro de Xenofobia, 2021, p. 5-7).

Una vez expuestas las causas y desarrollo de la xenofobia en Colombia y Perú, es


pertinente enfocar la argumentación hacia el asilo, esto con el fin de exponer el proceso del
asilo en ambos Estados y hacer hincapié en si se presenta o no una incidencia de la xenofobia
en la cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos.

4.4 Procesos de Asilo:

El asilo es definido como aquellos procesos por medio de los cuales, se solicita el
reconocimiento de condición de refugiado y cuya solicitud aún no ha sido evaluada
(ACNUR, 2001). Teniendo en cuenta esto, a nivel mundial existen actualmente 6.133.473
refugiados y migrantes venezolanos de los cuales 5.083.998 se encuentran en América Latina
y el Caribe y para el 2021 1,8 millones residen en Colombia (R4V,2021).

Según la ley regulatorio del derecho de asilo que se encuentra bajo el marco de La
Convención de Ginebra de 1951, se le puede brindar asilo a aquellas persona en condición

38
de refugiado es decir toda aquella que debido a temores fundado de ser perseguida por
motivos de raza, nacionalidad, religión, opiniones políticas, pertenencia a determinado grupo
social, de género u orientación sexual, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y por
ende no pueda o a causa de los temores no quiera acogerse a la protección en dicho país
(ACNUR, s.f).

Se debe resaltar que cuando un migrante pide solicitud de asilo en otro país este no
se podrá convertir en refugiado hasta que su petición se resuelva positivamente, así mismo,
este no podrá devolverse a su país de origen ni el país en el que se pida el asilo podrá
devolverlos, expulsarlos o extraditarlos, también debe evitarse su detención (ACNUR, s.f).
Es así como se pretende analizar el proceso de asilo en Colombia y en el Perú, de modo que
se determina porque no hay casi solicitudes por parte de los venezolanos, a pesar de ser ambos
Estados los mayores receptores de estos mismos.

4.5 El asilo en Colombia:

Con respecto a los procesos de asilo en Colombia, resulta paradójico que, a pesar de
ser el principal receptor de migrantes venezolanos en el mundo, las solicitudes de asilo por
parte de venezolanos han sido bajas en comparación con el Perú, Brasil y Estados Unidos.
Previo a la crisis migratoria de Venezuela, en el año 2010 había cuatro solicitudes de asilo
venezolanas, sin embargo, para el 2019 llegaron a ser 10,500 solicitudes (Semana, 2020),
con un incremento a 17,000 solicitudes en el 2020, donde solo 140 personas se les había
concedido el estatus de refugiado, ya en el 2021 las solicitudes de asilo incrementaron a
28,800 y los permisos ascendieron a 1,500 personas (R4V,2021).

Una de las razones que se le ha dado al presente fenómeno, es la dificultad para


obtener asilo en Colombia debido a que los procesos se toman de forma restrictiva y donde
cada caso se debe presentar individualmente, ralentizando los procesos para conceder el
estatus a refugiado, a comparación de Perú que permite la admisión sea de forma grupal
reduciendo así los tiempos para ver la solicitud, por otro lado, aún persisten vacíos jurídicos
en los derechos que cobijan al solicitante como un documento de identificación, abrir un
producto bancario u obtener un diploma (Semana,2020).

39
Otra razón puede ser la creación del Estatuto temporal de protección al migrante
venezolano en el 2020, el cual sirve como un mecanismo más eficaz para la regulación y
tránsito de los migrantes, como también una oportunidad para que se queden en el territorio
colombiano por un lapso de 10 años de modo que puedan adquirir una visa de residente
(Cancillería, 2020, p. 1).

4.6 El asilo en Perú:

En cuanto a las solicitudes de asilo en el Perú, dicho país se caracteriza por recibir la
mayor cantidad de solicitudes de asilo por parte de migrantes venezolanos, en todo el mundo.
Para el 2021 hubo aproximadamente 531.800 solicitudes de asilo, de las cuales únicamente
se le concedió el estatus de refugiado a 4,100 personas (R4V,2021). Sin embargo, el Perú se
ha caracterizado por modificar constantemente las políticas migratorias, dificultando el
migrante logre entender cuáles son sus derechos y deberes políticos dentro del territorio, en
este sentido desde el 2017 ha construido mecanismo para regular la población venezolana
como fue el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), y posteriormente en 2018 añadir
mayores requisitos para obtener el permiso, que culmina finalmente con la creación de una
visa humanitaria en 2019 (Grupo de Movilidad Humana, 2020, p.14).

Dicha visa humanitaria ha logrado regular el ingreso de venezolanos al Perú,


ocasionando el 63,1% de la población fuera inadmitido y el otro 36,9% haya sido admitido
en el territorio nacional. Algo a resaltar de esto, es que solo el 2,9% de los admitidos se
encontraba en solicitud de asilo y solo el 0,5% han sido aceptados como refugiados (DTM,
2020, p. 10-11), demostrando que a pesar de ser un proceso más sencillo que el llevado a
cabo en Colombia, los venezolanos prefieren usar otros mecanismos para mantener su
estancia en el país.

4.7 Relación xenofobia y procesos de asilo en Colombia y Perú:

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, es posible determinar que el


incremento de los flujos inmigratorios ha impulsado los discursos xenófobos por parte de la
población colombiana y peruana, como también ha aumentado la necesidad de crear
mecanismos que regulen la inmigración venezolana y los procesos de residencia en los países

40
receptores. Si bien bajo el marco regulatorio de migración han existido los procesos de asilo,
se debe resaltar que estos son concedidos únicamente a “Toda persona que, debido a
fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones
políticas, pertenencia a determinado grupo social, de genero u orientación sexual, se
encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos temores, no
quiere acogerse a la protección de tal país” (ACHNUR,s.f). En este sentido, si bien la crisis
como la de Venezuela permite la población pueda generar solicitudes, no todos los perfiles
migrantes caben dentro de dichas especificaciones, disminuyendo así la aceptación de las
solicitudes de asilo.

Por otro lado, a pesar de que las acciones de xenofobia hacia los venezolanos han
generado una percepción de amenaza y preocupación por su permanencia, en este caso en el
Perú (Grupo de Movilidad Humana, 2020, p.30), como también persisten bajas garantías al
cumplimiento de sus derechos por falta de políticas migratorias lo suficientemente fuertes,
tanto Perú como Colombia han desarrollado alternativas para brindar residencia y acceso a
servicios y derechos a esta población vulnerable sin el trámite por lo general largo de un
proceso de asilo, como son la visa humanitaria en Perú y el Estatuto Temporal de Protección
para Migrantes (DTM, 2020;Cancillería,2020), los cuales pueden influir en que la población
venezolana opte por una opción más efectiva y con mayor posibilidad de acceder, que la de
un proceso de asilo, siendo la variable de la xenofobia un elemento secundario frente a la
decisión de dicha población por iniciar un proceso de asilo y al contrario ser un factor
influyente en la garantía de los derechos humanos del migrante por parte de la población, el
acceso a servicios públicos y la justicia policial.

Referente a los procesos jurídicos y la garantías en el proceso de asilo, por parte de


Colombia aún existe un sistema muy precario en migración, ocasionando los venezolanos
prefieran permanecer en la ilegalidad o bien acceder a otros mecanismos que sean más
efectivos y les otorguen mayores garantías en un periodo de tiempo más corto. Por el lado
peruano si bien el proceso es más sencillo, la cantidad de documentos que piden inclusive
para una visa humanitaria puede obligar a la población migrante a optar por alternativas de
corte ilegal.

41
Por último, los discursos xenófobos dirigidos por dirigentes políticos en ambos países
pueden llegar a influir en las normativas regulatorias frente a los migrantes o en acciones que
vulneren su derecho a la libre circulación (artículo n°13, 1948). Así mismo, estos influyen
en la creación de los previos mecanismos de regulación, pero no llegan a ser una variable que
impacte de forma directa en los procesos de asilo de los migrantes, así que, si bien estos
influyen en el incremento de medidas regulatorias y acciones para tratar el problema de la
migración en la región, es importante resaltar que no es la única variable ni la principal en
los pocos procesos de migración que se aceptan y se llevan a cabo.

5. Conclusiones:

El presente trabajo de grado se llevó a cabo con el fin de encontrar el aspecto


diferencial que pudiera explicar la diferencia en la cantidad de solitudes de asilo presentadas
en Colombia y Perú por parte de los migrantes venezolanos, y una vez finalizada dicha
investigación, se encontraron los siguientes hallazgos:
En primer lugar, y con respecto al primer capítulo del presente trabajo se puede
concluir que la migración puede incidir en la seguridad ciudadana, en la medida en que el
migrante tiene por propósito delinquir en el país al que se dirige. Además, se destaca que la
proporción de la población que se sentía insegura con la llegada de ciudadanos venezolanos
iba en aumento, sin embargo, a pesar de que se presenta una perspectiva negativa acerca de
los migrantes y la criminalidad que traen consigo, en realidad, según las estadísticas, la
criminalidad que representan los migrantes venezolanos representa solo un 3.7% de la tasa
de delincuencia nacional colombiana; por lo tanto, se concluye que a pesar que los índices
de violencia y criminalidad se han incrementado, la inmigración no es la causa del deterioro
de la seguridad ciudadana, lamentablemente la criminalidad en Colombia no surge con la
migración venezolana, los problemas de criminalidad que lamentablemente tenemos vienen
de muchísimo tiempo atrás. En comparación con el caso peruano, allí también ocurre un
escenario similar al colombiano, se reconoce que el índice de migración irregular y
delincuencia se ha incrementado en los últimos años, sin embargo, se concluye que a pesar
de que la llegada de venezolanos si ha aumentado los índices de criminalidad en Perú, la
inseguridad ciudadana agudizada en los últimos tiempos no tiene su fuente en este fenómeno

42
migratorio. Adicionalmente, se puede concluir que al hacer una comparación entre el
escenario actual y el periodo correspondiente a la primera década de los 2000, se encontró
que en primer lugar, al ser el escenario de principios de los 2000 totalmente diferente al actual
son inexistentes los índices de criminalidad por parte de migrantes venezolanos en Colombia
y Perú ya que para esta época Venezuela era el segundo mayor receptor de migrantes en la
región, por lo que contrariamente, a lo que sucede ahora, eran en gran medida los
latinoamericanos y sobretodo los colombianos los que llegaban al dicho país buscando
protección internacional o mejores oportunidades gracias a la bonanza petrolera.

Cabe resaltar, que tanto Colombia como Perú históricamente se han caracterizado por
ser países expulsores de población migrante. Por esta razón, la actual coyuntura constituye
un enorme desafío institucional para ambos Estados. Por su parte, el gobierno colombiano ha
desarrollado mecanismos de regularización para los venezolanos; para la migración pendular
se utiliza la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF), para la migración de tránsito el pasaporte
y para la migración con vocación de residencia se hace uso del Permiso Especial de
Permanencia (PEP), y por otro lado el Perú ha desarrollado la visa humanitaria y el Permiso
Temporal de Permanencia (PTP).

Al profundizar en el proceso de asilo en ambos Estados, se pudo encontrar que


Colombia a diferencia de Perú, presenta un número de solicitudes de asilo insignificante en
comparación con el resto de América Latina. Se puede concluir que hay un factor clave que
influye en la baja tasa de refugiados en Colombia, y es el tiempo límite de dos meses que
tienen los migrantes para aplicar al refugio una vez han entrado al país. Adicionalmente, se
presenta una falta de comunicación entre el Estado y el migrante lo que dificulta que el
migrante este informado de los mecanismos a los cuales puede aplicar como en este caso lo
es la solicitud de refugio, adicionalmente, tampoco saben de qué se trata la protección
internacional, y en otras ocasiones consideran que ellos no pueden ser beneficiarios de este
instrumento legal debido a que impera un imaginario colectivo sobre la idea de que el refugio
solo se otorga por razones políticas y no por una crisis humanitaria. Sumado a esto, las
solicitudes casi en su totalidad se tramitan en las ciudades principales y teniendo en cuenta
que en promedio un migrante demora más de dos meses en llegar por vía terrestre a estas

43
ciudades, puesto que la mayoría de los migrantes acceden al país por senderos ilegales
conocidos como trochas. Esto resulta en que cuando ya han llegado al destino final y después
deciden aplicar, el tiempo de aplicación estipulado por el Decreto 1075 de 2015 ha expirado.
Se evidencia igualmente que los procesos de solicitud de asilo en Colombia se toman de
forma restrictiva y donde cada caso se debe presentar individualmente, ralentizando los
procesos para conceder el estatus a refugiado, a comparación de Perú que permite la admisión
sea de forma grupal reduciendo así los tiempos para ver la solicitud, por otro lado, aún
persisten vacíos jurídicos en los derechos que cobijan al solicitante como un documento de
identificación, abrir un producto bancario u obtener un diploma.

Por otra parte, la alta tasa de solicitudes de refugio en Perú se puede explicar ya que
los migrantes venezolanos ingresaban al país en calidad de turistas y al verse en la necesidad
de regularizar su situación migratoria solicitaban refugio para verse protegidos y evitar una
posible expulsión. Sin embargo, no todos los que solicitaban refugio reunían las condiciones
para ser declarados refugiados. En realidad, lo que buscaban era tener una formalidad
migratoria para permanecer y trabajar en el Perú. En esta lógica, el 95 % de las solicitudes
de refugio son de migrantes venezolanos, y, de este porcentaje, el 98 % de las solicitudes
atendidas no proceden. No obstante, esta situación coloca en evidencia el uso indebido de la
figura del refugio, así como el desborde institucional del Estado para responder a esta
situación. Este desborde y esta demora benefician a quienes buscan regularizar su
permanencia en el país. De los testimonios recogidos se puede inferir que el refugio es un
medio para huir de una irregularidad migratoria cuyo objetivo básicamente es estar habilitado
para trabajar legalmente.

Finalmente, se puede concluir que tanto en Colombia como en Perú predomina una
visión que percibe a los migrantes como una amenaza para su estabilidad a nivel
socioeconómico y para su seguridad, que puede verse alimentada por discursos políticos que
se realizan frente a la situación migratoria, donde muchos dirigentes políticos ocasionan la
ciudadanía crea que las problemáticas actuales del país sean consecuencia de la población
migrante. El incremento de los flujos inmigratorios ha impulsado los discursos xenófobos
por parte de la población colombiana y peruana, como también ha aumentado la necesidad

44
de crear mecanismos que regulen la inmigración venezolana y los procesos de residencia en
los países receptores.

Frente a las acciones de xenofobia, tanto Perú como Colombia han desarrollado
alternativas para brindar residencia y acceso a servicios y derechos a esta población
vulnerable sin el trámite por lo general largo de un proceso de asilo, como son la visa
humanitaria en Perú y el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes en Colombia, los
cuales pueden influir en que la población venezolana opte por una opción más efectiva y con
mayor posibilidad de acceder, que la de un proceso de asilo, de esta forma, se concluye que
la xenofobia se presenta de forma asimilar en ambos países y no constituye un elemento
diferenciador que pueda explicar la disparidad en las solicitudes de asilo presentadas, sin
embargo, si es un factor influyente en la garantía de los derechos humanos del migrante, el
acceso a servicios públicos y la justicia policial. Finalmente, en cuanto a los discursos
xenófobos dirigidos por dirigentes políticos en ambos países, estos pueden llegar a influir en
las normativas regulatorias frente a los migrantes o en acciones que vulneren su derecho a la
libre circulación. Así mismo, influyen en la creación de los previos mecanismos de
regulación, pero no llegan a ser una variable que impacte de forma directa en los procesos de
asilo de los migrantes.

6. Referencias:

ACHNUR. (s.f). Asilo político y solicitud de asilo: 5 claves para entenderlo. Agencia ONU
para los refugiados. https://eacnur.org/es/asilo-politico-y-solicitud-de-asilo-5-claves-
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entenderlo#:~:text=%E2%80%9CToda%20persona%20que%2C%20debido%20a,n
o%20quiere%20acogerse%20a%20la

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https://www.acnur.org/solicitantes-de-asilo.html

ACNUR. (2001). Solicitantes de asilo. Agencia de la ONU para los refugiados.


https://www.acnur.org/solicitantes-de-asilo.html

45
ACNUR. (2020, marzo 19). Colombia Monitoreo De Protección Enero-Junio 2019.
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Alaminos et al. (2010). Etnocentrismo, xenofobia y migraciones internacionales en una
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