Traducido del inglés al español - www.onlinedoctranslator.

com

Reporte de un caso Veterinarni Medicina, 53, 2008 (8): 452–455

Corrección de deformidad congénita de miembros posteriores de gato

mediante artrodesis femoro-tarsiana: reporte de un caso

Parque J.1, KR Cho1, BC Sutradhar¹, D.Chang2, SH Choi1, G. Kim1

1Laboratorio de Cirugía Veterinaria, 2 Laboratorio de Radiología Veterinaria, Facultad de Veterinaria

Medicina, Universidad Nacional de Chungbuk, Corea del Sur

ABSTRACTO: Se diagnosticaron deformaciones congénitas de tibia y peroné en ambas extremidades posteriores en una gata doméstica de
pelo corto de cuatro meses de edad que no podía soportar peso y cuyo movimiento era doloroso tanto en la rodilla como en el corvejón. Se
observó sangrado repetidamente de la herida hecha por tibias deformadas en los lados craneales de las articulaciones del corvejón donde los
huesos estaban expuestos. La radiografía y la tomografía computarizada revelaron una tibia en forma de maíz y un peroné en forma de arco
que se extendía craneodistalmente sin formación de las articulaciones del corvejón. La artrodesis femoro-tarsiana se ejecutó con éxito en
ambas patas traseras después de la exclusión de los peroné deformados y flexibles. La radiografía de seguimiento mostró que las fusiones
óseas habían mejorado gradualmente y no presentaban complicaciones. Después de la operación, el gato era capaz de caminar sobre las
patas traseras corregidas y correr con el movimiento de las articulaciones de la cadera. Según el conocimiento de los autores, este es el primer
caso informado de artrodesis femoro-tarsiana en un gato. En este caso, la artrodesis femoro-tarsiana dio como resultado un resultado
satisfactorio para las tibias y peronés deformadas congénitamente en el gato.

Palabras clave: artrodesis femoro-tarsal; aburrido; gato de pelo corto

La artrodesis (fusión) de una articulación es un
procedimiento ortopédico de rescate que se realiza con
mayor frecuencia en el carpo y el tarso (Denny y
Butterworth, 2000). Las razones comunes para la artrodesis
en cirugía veterinaria son lesiones por hiperextensión,
luxación, condiciones degenerativas de los ligamentos
palmares o carpianos, artritis inmunomediada, fracturas
intraarticulares comunicadas no reparables, enfermedad
articular degenerativa severa, traumatismo óseo o de tejidos
blandos severo, refractario infección, parálisis radial y lesión
del nervio isquiático (Trostel y Radasch, 1998; Harasen, 2002;
Kirsch et al., 2005). La estabilización con placa de cualquier
artrodesis proporciona la fijación más sustancial y confiable
(Harasen, 2002). Se utilizan diferentes tamaños de placas
óseas para la artrodesis en diferentes posiciones, aunque el
abordaje del hueso dorsal es la técnica más utilizada en
pequeños animales (Guerrero y Montavon, 2005). Los gatos
y los perros pueden caminar y participar en actividades no
deportivas con la pérdida del movimiento del tarso o de la
sofocación. En la literatura se han descrito muchas técnicas
quirúrgicas para que la cirugía logre
artrodesis femoral y tarsal por separado en gatos; sin
embargo, no se han informado casos de artrodesis
femoro-tarsiana. En este caso, no había otra opción de
tratamiento que la artrodesis y los autores eligieron esta
técnica de artrodesis femoro-tarsiana para la corrección
de la deformidad después de excluir las tibias y peroné
flexibles y deformadas congénitamente de las
extremidades afectadas. Este informe de caso debería
resultar instructivo para el tratamiento futuro de
pacientes felinos con esta afección.
Historia del caso
Una gata doméstica de pelo corto de cuatro meses de edad
fue remitida al centro médico veterinario con deformidad
congénita de tibia-peroné en ambas extremidades posteriores.
Se desconocía su historia previa ya que era huérfano pero se
observó la deformidad de ambas patas traseras. El gato exhibió
cojera que no soportaba peso en ambas extremidades traseras y
tenía un dolor intenso durante la palpación de las articulaciones
de la rodilla y el corvejón para

452
Veterinarni Medicina, 53, 2008 (8): 452–455
examen físico. Su movimiento estaba muy restringido en las
articulaciones de los corvejones donde los peroné tibiales
deformados estaban expuestos cráneo-distalmente a través del
corte de la piel (Figura 1A). Las piernas deformadas siempre se
mantenían rectas y el movimiento de las articulaciones era
difícil. Preoperatoriamente, se generaron una radiografía
ventrodorsal estándar (Figura 2A) y una tomografía
computarizada (Figura 3) para localizar la inestabilidad y evaluar
cualquier otra anomalía en las articulaciones. Ambas imágenes
confirmaron la deformidad tanto de la tibia como del peroné en
las patas traseras. Las articulaciones verdaderas estaban
ausentes en las articulaciones deformadas de la rodilla y del
tarso.
Los resultados de las pruebas de laboratorio fueron notables
solo por el alto nivel de creatina fosfoquinasa observado (878 UI/
l; rango de referencia, 56 a 529 UI/l). El gato fue premedicado
con 0,05 mg/kg de acepromacina,Carolina del Sur(Sedaject®,
Samwoo Pharmacy, Corea), 0,05 mg/kg de sulfato de atropina,
Carolina del Sur(sulfato de atropina
Reporte de un caso
Figura 1. Las tibias y los peronés deformados
se exponen craneodistalmente a través del
corte de la piel (A); no se observa sangrado
postoperatorio (B)
Daewon®, Daewon Pharmacy, Corea), 3 mg/kg de
hidrocloruro de tramadol,IV(Tamadol®, Dongkwang
Pharmacy, Corea) y 50 mg/kg de ampicilina/
sulbactam,IV(Ubacilina®, Farmacia Whanin, Corea). Se
indujo anestesia general con 5 mg/kg de propofol,IV(
Pofol®, Jeil Pharmacy, Corea), seguido de isoflurano al
2–2,5 % (Aerane®, Farmacia Ilsung, Corea) en oxígeno
administrado a través de un tubo endotraqueal.
Se realizaron dos cirugías separadas en este gato. En
el primero se corrigió el miembro posterior izquierdo; en
el segundo, cuatro meses después, se corrigió el
derecho. Se hizo una incisión en la piel sobre la cara
craneolateral de la babilla, extendiéndose desde la mitad
de la diáfisis del fémur hasta la mitad del hueso
metatarsiano. Se elevó el músculo tibial craneal para
exponer la tibia proximal. Luego, los tendones tibial
craneal y extensor digital largo se retrajeron y elevaron
para exponer la tibia distal, aunque
Figura 2. Vistas ventrodorsales de radiografías;
antes (A) y un año después de la cirugía del
miembro posterior derecho (B). Los huesos con
deformidades congénitas se excluyen y se corrigen
mediante artrodesis femoro-tarsiana. Primero se
corrigió el miembro posterior izquierdo y luego el
miembro posterior derecho cuatro meses después.
453
Reporte de un caso
todos los músculos estaban cortos y atrofiados en esta
área. Finalmente, tanto la tibia como el peroné fueron
separados de sus articulaciones y excluidos de la pierna.
Se extrajeron las superficies articulares del extremo
distal del fémur y los cartílagos de las articulaciones
talocrural, intertarsiana y tarsometatarsiana utilizando
una fresa de alta velocidad siguiendo los contornos de
los extremos óseos para exponer el hueso esponjoso
subyacente. La superficie se raspó y contorneó hasta
lograr una distribución segura en un ángulo de
aproximadamente 140°. Posteriormente, la placa ósea se
colocó en la superficie craneal del fémur y el astrágalo.
La herida se lavó con solución salina tibia y se colocó
hueso esponjoso que se había obtenido de la tibia, en el
margen del sitio de la artrodesis. El cierre del tejido
subcutáneo y la piel se llevó a cabo de manera rutinaria.
Se colocó un yeso de plástico bivalvo durante ocho
semanas hasta que se observó evidencia radiográfica
temprana de puente óseo. Una vez completada la
operación, se administró al gato 50 mg/kg de ampicilina/
sulbactam,IVy 3 mg/kg de clorhidrato de tramadol, IV
durante siete días después de la operación. Luego se
repitieron las radiografías mensualmente hasta lograr
una buena artrodesis radiográfica. A los cuatro meses de
la cirugía, el resultado de la operación se consideró
satisfactorio y se procedió a la extracción de los
implantes. Luego se corrigió la otra pata trasera
deformada utilizando el mismo enfoque. El gato había
comenzado a usar las extremidades afectadas
aproximadamente tres o cuatro semanas después de la
primera cirugía, y el propietario notó una mejora gradual
constante. La radiografía realizada cuatro y seis meses
después de ambas cirugías reveló una unión completa
del sitio de la artrodesis.
El gato caminaba y corría con una ligera cojera debido a la
ausencia de articulaciones sofocadas pero no se observó sangrado ni
dolor. El propietario quedó completamente satisfecho con este
resultado clínico. La evaluación a los 12 meses
454
Veterinarni Medicina, 53, 2008 (8): 452–455
Figura 3. Vista craneal (A) y vista caudal (B) de
tomografías computarizadas tridimensionales de la
pata trasera izquierda en gato. Observe las
articulaciones de la rodilla y del tarso con
deformación congénita donde las articulaciones
verdaderas están ausentes
después de la cirugía (Figura 1B y 2B) indicó que no hubo
cambios inesperados en la condición del gato.
DISCUSIÓN
Los defectos congénitos en los gatos son menos comunes
que en otros animales domésticos y pueden ser hereditarios
o seguir un patrón de herencia, aunque ninguna raza de
gatos está significativamente predispuesta a enfermedades
congénitas (Hoskins, 1995). Un defecto congénito de la tibia
y el peroné es una condición inusual en un gato, aunque a
veces se han reportado fracturas de la tibia (Ozsoy, 2004).
Ocasionalmente, la cojera del gato incluye fractura y
luxación y, en algunos casos, es el resultado de una luxación
congénita de la rótula (Loughin et al.,2006). Los problemas
congénitos y de desarrollo de los huesos son las causas
importantes de la osteoartritis en gatos, que se caracteriza
por la degeneración del cartílago articular, hipertrofia del
hueso en el margen articular y cambios en las membranas
sinoviales (Sarah, 2007). Este gato tenía los mismos cambios
degenerativos en los márgenes articulares de las
articulaciones de la rodilla y del corvejón. Los huesos tibiales
estaban deformados y frágiles de manera similar al
cartílago. Normalmente, en una fractura ósea simple, es fácil
corregir la deformidad mediante el uso de diferentes
técnicas quirúrgicas debido al tamaño normal, la forma del
hueso y las articulaciones. Pero en este caso, las
articulaciones de la babilla estaban parcialmente dañadas y
las articulaciones del corvejón no se formaron
congénitamente. Por lo tanto, era imposible corregir esta
deformidad en su posición y forma normales. Por esta
razón, los autores eligieron la artrodesis del fémur y los
huesos del tarso con eliminación de la tibia y el peroné
deformados. La longitud de la tibia peroné era muy corta y
los músculos también eran anormales en longitud y
posición. La ubicación de la rótula estaba por encima de la
posición normal de la
Veterinarni Medicina, 53, 2008 (8): 452–455
articulación de la babilla y la articulación del corvejón no se
formó. Las posiciones de las tibias estaban justo debajo de la
piel donde empujaba cranealmente y finalmente se exponía
craneodistalmente sin formación de corvejones.
La artrodesis ha sido bien documentada como una opción
de tratamiento para fracturas, lesiones irreparables de los
ligamentos articulares, dolor crónico y enfermedades
articulares degenerativas graves (Moak et al., 2000; Dorea
Neto et al., 2007). La inestabilidad induce dolor debido al
movimiento anormal y la tensión ejercida sobre los tejidos
blandos y los nervios de la articulación. Por tanto, la
artrodesis alivia el dolor al proporcionar un soporte rígido
(Lesser, 2003).
En este caso, los autores optaron por la artrodesis para
corregir este defecto congénito mediante el uso de placas
óseas para la estabilización, que son las más sólidas y fiables
en la fijación. La artrodesis de la babilla no suele realizarse
excepto en la etapa final de la enfermedad o la inestabilidad
articular. La artrodesis tarsiana es adecuada para el
tratamiento de la enfermedad articular degenerativa grave y
es un procedimiento de recuperación destinado a eliminar el
dolor y preservar cierto grado de uso de la extremidad
(Marie-Claude y Noel, 2007). Sin embargo, los informes de
artrodesis femoro-tarsiana en gatos y en otros animales son
raros en la literatura. La artrodesis se evaluó mediante
radiografías inmediatamente después de la cirugía y
mensualmente. La fusión ósea se observó después de un
mes en este caso ya que el animal era joven.
Nuestro estudio está limitado por el hecho de que este fue un
caso excepcional para un gato y, por lo tanto, no había margen
para comparar con otros. Los resultados de este estudio
sugieren que la artrodesis de las articulaciones femoro-tarsianas
puede ser un procedimiento adecuado y satisfactorio para la
tibia-peroné congénitamente deformada en un gato, aunque se
necesitan más casos para definir mejor las complicaciones, los
ángulos más adecuados y los resultados a largo plazo. .
REFERENCIAS
Denny ER, Butterworth SJ (2000): Una guía para perros
y Cirugía Ortopédica Felina. 4el edición Blackwell
Science, Londres. 415–419.
Autor correspondiente:
Gonhyung Kim, DVM, PhD, Universidad Nacional de Chungbuk, Corea del Sur, Facultad de Medicina Veterinaria, Laboratorio de
Cirugía Veterinaria, 12 Gaeshin-dong, Heungduk-gu, Cheongju 361-763, Corea del Sur
tel. +82 43 261 3171, fax: +82 43 261 3224, correo electrónico: ghkim@cbu.ac.kr
Reporte de un caso
Dorea Neto FA, Padilha Filho JG, Santos LA, Oria
AP, Canola JC, Stefanes SA, Regonato E. (2007): El uso
de hidroxiapatita para artrodesis en perros y gatos: un
estudio clínico. Arquivo Brasileiro de Medicina
Veterinaria e Zootecnia, 59, 932–938.
Guerrero TG, Montavon PM (2005): Placas mediales
para la panartrodesis del carpo. Cirugía Veterinaria, 34,
153–158.
Harasen G. (2002): Artrodesis – Parte I: El carpo.
Diario Veterinario Canadiense, 43, 641–643. Hoskins J.
(1995): Defectos congénitos de los gatos. compen-
dium sobre educación continua para veterinarios en
ejercicio, 17, 385–405.
Kirsch JA, Dejardin LM, DeCamp CE, Meyer EG,
Alto RC (2005):in vitroevaluación mecánica sobre el uso de
una combinación de placa intramedular para la artrodesis
pantarsiana en perros. Revista estadounidense de
investigación veterinaria, 66, 125–131.
AS Menor (2003): Artrodesis. En: Slatter D. (ed.): Text-
Libro de Cirugía de Pequeños Animales. 3rdedición WB
Saunders Co., Filadelfia. 2170–2180.
Loughin CA, Kerwin SC, Hosgood G., Ringwood PB,
Williams J., Stefanacci JD, McCathy RJ (2006): signos clínicos
y resultados del tratamiento en gatos con luxación
rotuliana: 42 casos (1992-2002). Revista de la Asociación
Médica Veterinaria Estadounidense,228, 1370-1375. Marie-
Claude T., Noel MMM (2007): El uso de veter-
Placas erinarias cortables para artrodesis del carpo y del tarso
en perros y gatos pequeños. El Diario Veterinario Canadiense,
48, 165–168.
Moak PC, Lewis DD, Roe SC (2000): Artrodesis
del codo en tres gatos. Ortopedia y Traumatología
Veterinaria y Comparada, 13, 149–153. Ozsoy S. (
2004): Fijación de fémur, húmero y tibia
Fracturas en gatos utilizando clavijas de Steinmann roscadas
intramedulares. Registro Veterinario, 155, 152–155. Sarah C.
(2007): Artrodesis felina. Enfoque Veterinario, 3,
11–12.
Trostel CT, Radasch RM (1998): artropatía tarsocrural
desis: Informe clínico utilizando un fijador externo
circular. Ortopedia y Traumatología Veterinaria y
Comparada, 11, 193–196.
Recibido: 2008–07–21
Aceptado después de las correcciones: 2008–08–12
455