Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El sistema nervioso central (SNC) es una de las divisiones del sistema nervioso, junto al sistema
nervioso periférico. Está formado por el encéfalo (que se divide en: cerebro, cerebelo y tronco encefálico)
y la médula espinal. Las células que forman parte de todas estas estructuras y que por lo tanto posibilitan
sus procesos biológicos, químicos y eléctricos, son las neuronas. Encargadas de transmitir información
eléctrica y química, son esenciales para que podamos caminar, pensar, interactuar, sentir, etc.
Pero, ¿qué más sabemos de las neuronas? ¿Qué las caracteriza y cuáles son sus funciones? ¿En
qué partes se divide una neurona? ¡En Psyciencia resolvemos todas las dudas!
La palabra “neurona” proviene del griego νεῦρον neûron, que significa ‘cuerda’, ‘nervio’. Las
neuronas son células altamente especializadas, que controlan las funciones voluntarias e involuntarias
del organismo.
Se trata de un tipo de célula, y constituye el componente principal del sistema nervioso. Así, las
neuronas son las células del sistema nervioso, aunque no son las únicas; también forman parte de este
sistema las células gliales (astrocitos y células de Schwann).
¿Cuál es su función? De forma genérica, podemos decir que las neuronas se encargan de recibir,
procesar y transmitir información mediante dos tipos de señales: químicas y eléctricas (gracias a la
excitabilidad eléctrica de su membrana plasmática).
Esta excitabilidad eléctrica que caracteriza a las neuronas consiste en una capacidad para conducir
impulsos nerviosos a lo largo de la red del sistema nervioso; les permite transmitir la información
eléctrica a otras células.
Así, las neuronas son mensajeras y comunicadoras del organismo. Transmiten impulsos nerviosos
a otras células del cuerpo (por ejemplo, las células musculares que nos permiten movernos).
También perciben y comunican estímulos externos e internos, y son capaces de convertirlos en una
respuesta organizada (por ejemplo, ante un peligro, el calor o el frío, etc.). Por otro lado, también
permiten el almacenamiento de la información, es decir, permiten crear recuerdos y almacenarlos en la
memoria.
Las neuronas pueden dividirse en 9 partes diferentes, con características distintas y funciones
específicas.
2. Núcleo
El núcleo de la neurona es su parte más importante. Se localiza en el interior del soma y está
delimitado con el resto del citoplasma. En su interior, a su vez, se encuentra el material genético de la
neurona (ADN).
El núcleo es muy importante porque controla la expresión del material genético y, además, es la
base central de la neurona, donde se regulan todos los procesos.
3. Axón
El axón es un tubo que se origina en el soma de la neurona, en el extremo contrario a las dendritas
(componente que conoceremos a continuación).
Una vez las dendritas reciben los neurotransmisores y el cuerpo se ha activado a nivel eléctrico, el
axón tiene la función de conducir la señal eléctrica hasta los botones sinápticos. En esos botones se
liberarán los neurotransmisores para informar a la siguiente neurona.
4. Dendritas
Hemos visto cómo el axón transmite la información, pero, ¿quién o qué la capta? Las dendritas.
Estas son prolongaciones que surgen del soma y que configuran una especie de ramas, que cubren el
centro neuronal.
De esta forma, se encargan de captar los neurotransmisores producidos por la neurona más
cercana, así como de enviar la información química al cuerpo de la neurona, que hace que este se active
eléctricamente.
5. Vaina de mielina .
La vaina de mielina recubre o rodea el axón de la neurona. La mielina consiste en una sustancia
compuesta por proteínas y grasas. Permite la transmisión de la señal eléctrica a lo largo de toda la
neurona y que esta se propague a una velocidad adecuada (muy rápida).
Existen enfermedades donde la mielina está afectada, como, por ejemplo, en la esclerosis múltiple;
en este caso, los impulsos eléctricos se vuelven cada vez más lentos, lo que afecta al movimiento o a las
funciones sensoriales.
6. Nódulos de Ranvier
Las vainas de mielina están formadas por unidades separadas entre ellas; cada una de estas
separaciones son denominadas nódulos de Ranvier. Así, los impulsos eléctricos en realidad se
transmiten a través de una señal “saltatoria” justamente en esos nódulos.
Son regiones del axón que no están rodeadas de mielina, muy pequeñas (de menos de un
micrómetro de longitud), y que exponen a la neurona al espacio extracelular. A través de estos nódulos
entran electrolitos de sodio y potasio, lo que permite esta conductancia saltatoria; son imprescindibles
para que la señal eléctrica viaje adecuadamente a través de la mielina.
7. Sustancia de Nissl
Otra de las partes de la neurona es la sustancia de Nissl; esta sustancia también recibe el nombre de
cuerpos de Nissl. Se trata de un conjunto de gránulos en el citoplasma de la neurona (en el cuerpo y en
las dendritas, pero no en el axón). Dicha sustancia se encarga de sintetizar proteínas para las neuronas.
8. Botones sinápticos
Se trata de ramificaciones localizadas en la parte terminal del axón. Son parecidos a las dendritas,
pero su función es liberar al medio externo los neurotransmisores, una vez el impulso eléctrico se
transmite por todo el axón. Estos neurotransmisores, si todo va bien, serán captados por las dendritas de
la siguiente neurona del circuito o red neuronal.
9. Cono axónico
Finalmente, el cono axónico es la región del cuerpo de la neurona que se estrecha para originar el
axón. Se trata de una zona muy enriquecida en canales y transportadores, que requieren energía en
forma de ATP (un tipo de molécula).
Es por ello que se trata de una zona con una alta concentración de mitocondrias (orgánulos
celulares, encargados de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular).
Las neuronas son células indispensables para la vida ya que, junto con la intervención de un gran
número de procesos implicados, nos permite: pensar, reflexionar, movernos, sentir, tomar decisiones y,
en definitiva, vivir de forma consciente y “conectada” al entorno.
Se estima que un cerebro humano tiene alrededor de 67-86 mil millones de neuronas. Sin embargo,
a la hora de funcionar adecuadamente, no es tan importante el número de células que tengamos, sino
más bien que la comunicación entre ellas sea efectiva; esta, a su vez, está determinada por la calidad de
las sinapsis neuronales, procesos que posibilitan la conexión entre las neuronas.
No olvidemos que nuestro cerebro se “conecta” gracias a las neuronas, o más bien, a la
comunicación entre ellas.
1. Potencial en reposo.
La membrana de la neurona (y otras células) está polarizada. Es decir, la distribución de la carga
eléctrica a ambos lados de la membrana es desigual. El interior está cargado negativamente con
respecto al exterior. Esto genera un potencial eléctrico (como una pila o batería) que se mide en
milivoltios. El potencial de reposo es el resultado de iones orgánicos (proteínas) cargados negativamente
en el interior de la célula y se puede medir mediante la introducción de microelectrodos muy delgados en
la célula. El diámetro del electrodo debe ser lo suficientemente pequeño como para insertarse sin causar
lesiones. En cualquier caso, el electrodo habitual es un tubo de vidrio fino, relleno de una solución salina
concentrada, que se va refinando en su extremo hasta alcanzar un diámetro de 0,0005 mm. Este
electrodo, incorporado dentro de la neurona, se conecta a un equipo de registro. Un electrodo de
referencia situado en el exterior de la célula forma el circuito. Los electrodos nos dan un potencial
negativo si nos conectamos a un voltímetro. El potencial real varía de unas neuronas a otras, siendo el
nivel típico de -70 mV, pero puede ser mayor o menor (de -60 mv a -90 mV).
La distribución de Na+, K+, Cl– y los iones proteicos negativos son los responsables del potencial en
reposo.
Canales iónicos
Existen canales que permiten a los iones atravesar la membrana plasmática. En condiciones
normales, estos canales pueden estar cerrados o abiertos. Como hemos dicho, la membrana presenta
una permeabilidad diferente a los iones en reposo y, en el caso de los canales de Na + la mayoría
permanecen cerrados.
¿Cómo se produce el potencial de acción y se transporta a través del axón? La respuesta a ambas
preguntas es básicamente la misma: por la acción de los canales iónicos que se activan por efecto
de la tensión, es decir, mediante canales que se abren o cierran como consecuencia de los cambios de
voltaje de la membrana, denominados “canales operados por voltaje”.
Despolarización (fase ascendente): el estímulo (externo, integración sináptica, estímulo mecánico,
estímulo intermedio de electrodos) modifica la permeabilidad a Na + de la membrana y, al ser mayor la
concentración de Na+ en el exterior, penetra hacia dentro y la parte interior se vuelve un poco más
positiva, es decir, se produce una pequeña despolarización, un cambio de tensión/voltaje.
Los canales de Na+ voltaje-dependientes se abren debido a este cambio de la tensión y los iones
Na+ acceden rápidamente al interior. En consecuencia, el potencial de la membrana varía radicalmente
de -70 mv a +30 mv.
Este rápido cambio de tensión por entrada de sodio abre los canales K + voltaje-dependientes. En
ese momento, los iones K+ situados en el interior de la membrana salen al exterior a través de estos
canales -inicialmente por una mayor concentración de K + interior y luego, cuando el potencial de acción
está alrededor pico- por una carga interna positiva. Aproximadamente un milisegundo después, los
canales de Na+ se cierran y quedan inactivados. Esto indica el final de la fase ascendente del potencial
de acción y el inicio de la fase descendente.
Repolarización (fase descendente): la salida continua de los iones K + repolariza la membrana.
Cuando la membrana se repolariza, los canales de K+ se van cerrando poco a poco.
Hiperpolarización: Al cerrarse poco a poco, los iones K+ siguen saliendo; se expulsan en exceso,
por lo que generan muchas cargas positivas en el exterior, es decir, la membrana queda hiperpolarizada
durante un breve momento.
Pronto se recupera la concentración de iones en reposo a través del transporte activo (bomba
Na+/K+). Los cambios iónicos en el potencial de acción se producen muy rápidamente, pero el flujo de
iones a través de la membrana no suele ser muy elevado, por lo que el movimiento de los iones
colindantes restablece rápidamente las concentraciones de iones de reposo. Tras un breve período de
inactivación, los canales de Na+ quedan de nuevo preparados para responder ante otro estímulo.
Como es más difícil conseguir una despolarización mientras está hiperpolarizada, se dice que en
esa situación la membrana está inhibida.
Umbral de estimulación
El grado de despolarización que se debe alcanzar para generar un potencial de acción es crítico. El
umbral de estimulación se refiere a la despolarización mínima que hay que alcanzar para abrir los
canales de Na+ voltaje-dependientes.
Para que la despolarización llegue al umbral, la intensidad del estímulo deberá ser suficiente. El
umbral de estimulación se puede alcanzar mediante un estímulo externo, integración sináptica, un
estímulo mecánico o un estímulo de electrodos.
1. Sinapsis
Como hemos visto, en el sistema nervioso, los estímulos recibidos por la neurona pueden
convertirse en señales eléctricas, es decir, en potenciales de acción. El potencial de acción es la unidad
de información del sistema nervioso y se extiende a lo largo de la membrana del axón sin alterar su
magnitud. Para que esta información sea integrada y analizada por otras partes del sistema nervioso, se
deberán transmitir los potenciales de acción a otras neuronas. El encéfalo humano contiene
aproximadamente 100.000 millones de neuronas y, para que se comuniquen entre ellas, se necesita
algún mecanismo eficaz.
Esta comunicación se consigue mediante la sinapsis. La palabra sinapsis fue utilizada por
Sherrington en 1897 para indicar los lugares de contacto especializados entre las neuronas. Es un
enlace especializado en el que un final del axón (botón sináptico) hace contacto (contacto funcional) con
otro tipo de neurona o célula. La dirección normal del flujo de información suele ser desde el final axónico
a la neurona diana, por lo que se dice que el final axónico es presináptico, mientras que la neurona diana
es postsináptica.
Aunque existen muchos tipos de sinapsis, se pueden clasificar en dos tipos generales: sinapsis
eléctricas y sinapsis químicas. En las sinapsis eléctricas, la corriente eléctrica se transporta directa y
pasivamente de una neurona a otra gracias a los canales especializados de las membranas que
conectan las dos neuronas. En las sinapsis químicas, la comunicación entre las neuronas se produce
gracias a sustancias químicas especializadas (neurotransmisores). La mayoría de las sinapsis cerebrales
son químicas. En las últimas décadas, el conocimiento de la transmisión sináptica química ha hecho un
gran avance. Conociendo cómo se produce, comprenderemos las acciones de las drogas y los
psicofármacos, las causas de los trastornos mentales y las bases neurales del aprendizaje y la memoria,
y comprenderemos, en general, todas las operaciones del sistema nervioso.
Para que ocurra la transmisión sináptica que deben dar ciertos pasos:
B) Liberación de neurotransmisores
En el SNC se pueden distinguir diferentes tipos de sinapsis en función de la parte de la neurona que
participe:
En algunas neuronas especializadas, las sinapsis se producen entre dos dendritas, formando
sinapsis dendrodendríticas.
Las sinapsis también se encuentran fuera del sistema nervioso central. Los axones del sistema
nervioso autónomo, por ejemplo, inervan glándulas, músculo liso y cardiaco. Las sinapsis químicas
también se producen entre una motoneurona de la médula espinal y el músculo esquelético. A estos
últimos también se les denomina enlaces neuromusculares y tienen una gran similitud con las sinapsis
químicas del SNC. Como a los enlaces neuromusculares se puede llegar con más facilidad que a la
sinapsis del SNC, una gran parte de lo que hoy se sabe sobre la transmisión sináptica se basa en lo
estudiado a este nivel.
Se puede decir que dichas sinapsis dirigidas, lo que significa que los neurotransmisores van
directamente de la estructura presináptica a la estructura postsináptica. Pero, en algunos casos, los
neurotransmisores pueden llegar a lugares remotos por diseminación e interactuar con cualquier receptor
que se sitúe dentro del radio de dispersión; en este caso se dice que son sinapsis no dirigidas.
Principalmente, las sinapsis se producen en un solo sentido, desde la estructura presináptica hacia
la estructura postsináptica. Sin embargo, cada vez es más evidente que la neurona postsináptica
también puede responder, valiéndose del óxido nítrico y sustancias químicas similares, a la neurona
presináptica. Con ello se puede decidir un correcto funcionamiento de la sinapsis.
Los neurotransmisores se sintetizan en vías específicas mediante enzimas. Para sintetizar los
neurotransmisores del grupo aminoácido y amina, se transportan las enzimas hasta el final del axón.
Tras la síntesis, los neurotransmisores se introducen en las vesículas mediante unas proteínas
transportadoras. Los neurotransmisores peptídicos, por su parte, se sintetizan en el soma, en el retículo
endoplasmático rugoso, y se transforman en el aparato de Golgi. Las vesículas con los
neurotransmisores peptídicos se desprenden del aparato de Golgi y, gracias al transporte axónico, se
conducen hasta el final axónico.
Liberación de neurotransmisores
La liberación de neurotransmisores se produce tras la llegada del potencial de acción al botón axónico.
Cuando este se despolariza, se abren los canales de Ca++ voltaje-dependientes. Estos canales son
similares a los de Na+ mencionados anteriormente, pero en lugar de ser permeables a Na +, son
permeables a Ca++. Debido a que la concentración de Ca++ dentro de la membrana es muy baja, los
iones Ca++ se desplazarán hacia el interior. En consecuencia, la concentración de Ca++ en el interior
aumenta, lo que induce la liberación de neurotransmisores de las vesículas. Durante la despolarización,
los canales Ca++ se mantienen y los neurotransmisores se liberan durante ese tiempo.
Bases de la transmisión de la sinapsis química
Para que ocurra la transmisión sináptica que deben dar ciertos pasos:
B) Liberación de neurotransmisores
Los neurotransmisores se sintetizan en vías específicas mediante enzimas. Para sintetizar los
neurotransmisores del grupo aminoácido y amina, se transportan las enzimas hasta el final del axón.
Tras la síntesis, los neurotransmisores se introducen en las vesículas mediante unas proteínas
transportadoras.
B) Liberación de neurotransmisores
C) Unión neurotransmisor-receptor
El neurotransmisor, una vez se ha unido al receptor postsináptico, debe salir fuera de la hendidura
sináptica para que se pueda volver a dar la transmisión sináptica (Figura 4).
El sistema nervioso central está formado por el cerebro y la médula espinal, mientras que el
sistema periférico (SNP) está formado por todos los nervios que se ramifican desde el cerebro y la
médula espinal hacia el resto del cuerpo. Juntos, estos dos sistemas constituyen lo que se conoce como
sistema nervioso.
El sistema nervioso central se encarga de procesar la información y coordinar las actividades del
cuerpo. Para ello, envía y recibe señales del sistema nervioso periférico. El sistema periférico, a su vez,
transmite mensajes entre el sistema nervioso central y el resto del cuerpo. Es una de las fascinantes
actividades de colaboración que ocurren en tu cuerpo cada segundo, incluso cuando estás dormido.
El cerebro y la médula espinal son los componentes del sistema nervioso central. Piensa en el
cerebro como la sede de todas las actividades corporales: envía órdenes al resto del cuerpo a través de
la médula espinal. El cerebro tiene cuatro secciones principales: el encéfalo, el diencéfalo, el cerebelo y
el tronco encefálico, cada una de ellas dividida en áreas responsables de diferentes funciones.
Por otro lado, está la médula espinal. La médula espinal es un tubo largo y delgado de nervios que
se extiende desde el cerebro hasta la parte baja de la espalda, protegida con seguridad por las vértebras
de la columna vertebral. Los nervios craneales también se ramifican desde el cerebro y lo conectan con
los ojos, los oídos, la nariz y otras partes de la cabeza.
El cerebro humano se divide en dos mitades llamadas hemisferios cerebrales. Un haz de fibras
nerviosas llamado cuerpo calloso conecta las dos regiones del cerebro. Cada hemisferio recibe
información sensorial y transmite información motora al lado opuesto del cuerpo.
Cada hemisferio tiene áreas especializadas para diferentes funciones. Por ejemplo, el lenguaje y los
procesos internos del pensamiento están más controlados por el hemisferio izquierdo que los procesos
emocionales y no verbales por el derecho. A menudo, los medios de comunicación exageran las
diferencias entre el hemisferio izquierdo y el derecho, pero en general utilizamos ambos lados del
cerebro por igual.
CEREBRO
La corteza cerebral es la parte más externa y significativa del cerebro. Consta de cuatro lóbulos con
funciones específicas:
Lóbulo frontal: resolución de problemas y juicio, lenguaje expresivo, personalidad y control motor
fino.
DIENCEFALO.
CEREBELO
El cerebelo está situado bajo el cerebro y controla el equilibrio y la postura. No puede iniciar las
contracciones musculares, pero se encarga de que los movimientos voluntarios sean suaves y
coordinados.
TRONCO CEREBRAL
El tronco cerebral conecta el cerebro con la médula espinal y tiene tres componentes. La médula
oblonga está directamente unida a la médula espinal. Controla funciones automáticas como la
respiración y la presión arterial, así como acciones reflejas como la tos, la deglución y el vómito. El
puente de Varolio es el segmento medio del tronco cerebral y contribuye al equilibrio y la postura. El
mesencéfalo se sitúa justo debajo del cerebro y controla los movimientos oculares.
MEDULA ESPINAL.
El Sistema Nervioso Periférico está formado por terminaciones nerviosas que reciben información
de nuestros sentidos y transmiten información motriz.
Estos nervios se encargan de relacionar el Sistema Nervioso Central con otras partes de nuestro
cuerpo, a través de numerosas fibras que funcionan como pequeños cables y que se ramifican por todo
nuestro organismo.
Las terminaciones aferentes están formadas por receptores sensitivos, que perciben todos los
cambios de nuestro entorno y del interior de nuestro propio cuerpo. La sensibilidad que perciben puede
ser de dos tipos: especial o general.
La sensibilidad especial sería la vista, el olfato, el oído, el gusto y el equilibrio (Sí, el equilibrio se
puede considerar un sentido también).
Las terminaciones eferentes son las encargadas de llevar las órdenes del Sistema Nervioso
Central para controlar la actividad de la musculatura y de las glándulas de nuestro organismo.
Los nervios periféricos son todas las ramas que conectan la médula espinal con el resto del
cuerpo. Son los llamados nervios espinales y craneales y sus ramificaciones. Un nervio está formado
tanto por fibras aferentes como eferentes.
Un ejemplo sería el nervio cubital, ese que nos hace sentir un calambre muy fuerte en el antebrazo
cuando nos damos un golpe en la parte externa del codo.
Estos nervios se pueden unir entre ellos y redistribuirse, formando lo que conocemos como plexo.
Por ejemplo, tenemos el plexo braquial, donde se unen ramas de los nervios que salen desde las
vértebras cervicales de la columna vertebral.
Los nervios periféricos también se asocian a un ganglio, una estructura situada fuera del Sistema
Nervioso Central, donde se puede encontrar el cuerpo de la neurona que lleva la información sensorial.
No, las fibras nerviosas están envueltas por una membrana protectora, además de por una capa
aislante de grasa llamada vaina de mielina.
La mielina no solo tiene una función protectora, esta capa facilita la transmisión de los impulsos
eléctricos, al aislar el nervio hace que la información viaje de una forma más rápida y eficaz.
¿Alguna vez te has preguntado cómo el corazón late sin tener que pensar en hacerlo o cómo el
cuerpo regula la temperatura sin tener que hacer nada de forma consciente? Estas funciones, y muchas
otras, son posible gracias al Sistema Nervioso Autónomo (SNA). El Sistema Nervioso Autónomo (SNA),
o Sistema Nervioso Vegetativo, se encarga de controlar las funciones corporales involuntarias, como la
respiración, el ritmo cardíaco, la digestión o la temperatura corporal, entre otras.
Por tanto, el SNA controla muchas funciones que son esenciales para mantener la homeostasis o
equilibrio interno del cuerpo.
El SNA controla muchas funciones importantes, algunas de estas funciones son:
La frecuencia cardíaca y la presión arterial: el latido del corazón y la fuerza con la que bombea la
sangre.
La temperatura: la sudoración y el flujo de sangre a la piel para regular la temperatura del cuerpo.
La vista: aunque el SNA no controla la vista sí que tiene un efecto indirecto al regular la dilatación
o constricción de la pupila.
La respuesta sexual: la erección y la lubricación, la contracción de los músculos del suelo pélvico,
la excitación sexual y el deseo.
El SNA y el trauma
Cuando experimentamos un evento traumático, nuestro SNA entra en una respuesta de “lucha o
huida”, es decir, se activa nuestro Sistema Nervioso Simpático para aumentar nuestras probabilidades
de sobrevivir, con todo lo que ello implica.
En ocasiones, tras haber experimentado un trauma o estar expuestos de forma constante a una
situación estresante, podemos atascarnos en este estado de alerta constante. Esto puede causarnos
una serie de problemas físicos y mentales, como por ejemplo ansiedad, depresión, trastornos del sueño,
problemas digestivos, problemas de memoria y concentración, dolores crónicos, entre muchos otros. En
muchas ocasiones, será necesario poder tratar este trauma para ayudar en la regulación del SNA y
poder así reducir la sintomatología.
NEUROTRANSMISORES.
Los neurotransmisores son mensajeros químicos del cerebro que pueden enviar señales
excitatorias o inhibitorias para que las neuronas generen o no un impulso eléctrico. Se trata de moléculas
que se producen, almacenan y liberan en y desde las neuronas hacia la sinapsis. Su liberación se
produce como respuesta a un estímulo y luego actúan sobre otra neurona postsináptica, o sobre un
órgano bajo su mando y/o control como el músculo, es decir, sobre células que tienen capacidad de
recibir y traducir información.
Neurotransmisores como la dopamina y la serotonina se han vuelto muy populares en los últimos
años. La dopamina, en concreto, ha sido mencionada con frecuencia en titulares de revistas noticiosas o
de divulgación por su rol en nuestra notoria adherencia a las redes sociales, pero, aunque es verdad que
la dopamina tiene un papel muy importante en la motivación y en la búsqueda de placer, tiene otras
funciones, como la atención, el aprendizaje o el movimiento. Por ejemplo, los pacientes que sufren
Parkinson tienen problemas de rigidez y lentitud de movimientos, debido a una disminución en los
niveles de dopamina. Esto se debe a que la zona del cerebro que regula la función motora depende de la
dopamina y se ha establecido que hay una disminución del número de sus neuronas. Por ello, uno de los
medicamentos que se le receta a los pacientes con esta enfermedad es la levodopa, que resulta ser un
precursor de la dopamina y eso hace que mejoren los síntomas motores.
Los neurotransmisores son moléculas que se almacenan en una especie de sacos hechos de
membrana celular denominados vesícula, las cuales se encuentran al final de la neurona, en el terminal
axónico. Cuando el impulso nervioso llega hasta el final de la neurona, se abren canales para calcio que
permiten su ingreso dentro de esta y como consecuencia se iniciará una serie de eventos que traerán
como resultado la fusión de las vesículas con la membrana de la neurona y así liberen los
neurotransmisores al espacio sináptico. Una vez que un neurotransmisor es liberado al espacio
sináptico, se unirá a su receptor correspondiente en la siguiente neurona, quien a su vez integrará todas
las señales que le lleguen, sean inhibitorias o excitatorias, y el resultado final decidirá si se producirá un
impulso nervioso o no.
Tipos de Neurotransmisores
Algunos neurotransmisores son moléculas pequeñas y otros son más grandes. Lo importante es
entender que cada neurotransmisor tiene funciones diferentes en nuestro cerebro.
Algunos son excitatorios, es decir que aumenta la posibilidad de que la neurona postsináptica
produzca un impulso nervioso. Dentro de este tipo, el glutamato es el neurotransmisor principal del
sistema nervioso central.
Por otro lado, están los neurotransmisores inhibitorios ya que disminuyen la posibilidad de que
una neurona genere un impulso nervioso. El principal neurotransmisor inhibitorio en el cerebro adulto es
el ácido gamma-amino-butírico (GABA).
Luego hay otros neurotransmisores que pueden ejercer ambas acciones dependiendo del contexto
y es que, aunque diferentes neurotransmisores se unen a diferentes receptores, un único
neurotransmisor también se puede unir a varios receptores, así que, dependiendo de a qué receptor se
una puede hacer una acción u otra.
PRINCIPALES NEUROTRANSMISORES
1. LA SEROTONINA
2. LA DOPAMINA.
Cumple un importante papel en la búsqueda del placer y en las emociones, así como favorece el
estado de alerta. Potencia también el deseo sexual. Cuando su síntesis o liberación se dificulta puede
aparecer desmotivación e incluso depresión. Por ello, los niveles altos de dopamina se relacionan con
buen humor, espíritu de iniciativa, motivación y deseo sexual. Los niveles bajos con depresión,
hiperactividad, desmotivación, indecisión y descenso de la libido.
3. LA ACETILCOLINA.
4. LA NORADRENALINA.
Se sintetiza a partir del ácido glutámico y es el neurotransmisor más extendido en el cerebro. Está
implicado en ciertas etapas de la memorización siendo un neurotransmisor inhibidor, es decir, que frena
la transmisión de las señales nerviosas. Sin él las neuronas podrían precipitarse transmitiéndonos las
señales cada vez más deprisa hasta agotar el sistema. El GABA permite mantener los sistemas bajo
control. Su presencia favorece la relajación. Cuando los niveles de este neurotransmisor son bajos hay
dificultad para conciliar el sueño y aparece la ansiedad. Además, los niveles altos de GABA potencian la
relajación, el estado sedado, el sueño y una buena memorización. Y un nivel bajo, ansiedad, manías y
ataques de pánico.
6. LA ADRENALINA.
Es un neurotransmisor que nos permite reaccionar en las situaciones de estrés. Las tasas
elevadas de adrenalina en sangre conducen a la fatiga, falta de atención, insomnio y ansiedad. Los
niveles altos de adrenalina llevan a un claro estado de alerta.