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He construido este texto desde tres bases, la primera es mi experiencia como activista
del movimiento por la diversidad sexual y mi labor en orientación para gays, lesbianas,
bisexuales y transgéneros a través de Grupo Diversidad Sexual; la segunda es mi
formación profesional como terapeuta y como educador en sexualidad humana,
finalmente la base más importante es mi propia vida, desde la que he construido un
modelo teórico sobre la homofobia introyectada y el proceso de aceptación de
lesbianas y gays..
1
Stolovitzky, Israel y Secades Carmen. "Sexualidad y Poder". Ed. Puntosur. Buenos Aires,
1987.p. 18.
nuevas formas de relación sexual, afectiva, social y nuevas formas de cultura. Por lo
que en la actualidad, aunque las condiciones de sobrepoblación indican que no es
prioritaria la reproducción biológica, la reproducción ideológica es necesaria para
mantener vigente un sistema social que se replica en cada generación, manteniendo
vigentes las estructuras de poder.
Existe resistencia al cambio por parte de la sociedad, principalmente si implica la
reestructuración de la escala de valores, ya que significa la pérdida de uno de los
elementos básicos del equilibrio social. La intolerancia a la diversidad sexual y la
resistencia al cambio son maneras de mantener vigente un sistema social que impone
el binomio hombre-mujer, dentro de un vínculo dominador - dominado2, que constituye
a la relación de pareja como un lazo de poder retroalimentado en una cultura machista
y homofóbica.
Todos los hombres y mujeres inmersos en una sociedad pasamos por un proceso de
socialización en el que integramos a nuestra persona los valores, ideas, creencias,
conceptos y significados que desde ahí se validan. Desde pequeños recibimos
mensajes verbales y no verbales de lo que es válido o permitido, de modo que los
introyectamos, es decir, los hacemos nuestros y llega el momento en que actuamos,
pensamos y sentimos de acuerdo a ellos. Lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y
transexuales nos desarrollamos en un contexto en que a nuestras preferencias
sexuales se les considera "anormales", "antinaturales", "pecado", "patología", como
algo no válido y no permitido; recibimos estos mensajes a través de la familia, la
religión, la educación, los medios masivos de comunicación y de la mayoría de los
sectores sociales. Por otro lado, no se promueven las alternativas para que
entendamos estas preferencias sexuales de una manera completa y respetuosa,
predominan el silencio y la intolerancia.
Es así como interiorizamos la homofobia y la lesbofobia, desarrollando un autorrechazo
que puede manifestarse en altos niveles de angustia, confusión, desvalorización
personal, actitudes y decisiones con implicaciones dañinas para nosotr@s mism@s o
para l@sotr@s.
2
Anabitarte y Lorenzo. "Homosexualidad, el Asunto está Caliente". Editorial Queimada.
Madrid, 1979. p. 43-53.
FORMAS EN QUE NOS AFECTA ESA HOMOFOBIA Y LESBOFOBIA INTERNA.
3
Jacobo Schifter. Op. Cit. P. 127-205.
nula o por lo menos deficiente, vivida desde la frustración de ambos, en el caso de
hombres homosexuales, algunos tienen una vida sexual homoerótica a parte, otros no
se lo permiten. En la actualidad estas relaciones no duran toda la vida, en mi
experiencia los chavos duran entre dos y siete años con su esposa hasta que deciden
sumir una vida coherente a sus deseos sexuales y amorosos. Por supuesto que no sólo
la intención es la apariencia, también puede tratarse de un conflicto en el que
queremos seguir nuestro proyecto heterosexual de fundar una familia dentro del
esquema tradicional como una forma de realización personal. Por otro lado, el /la
compañer@ heterosexual lo más común es que se de cuenta pero no lo reconozca,
después de todo, ¿Cómo una persona tiene relaciones sexuales por años con alguien
que no desea sexualmente y no darse cuenta? En este sentido cabe mencionar que
estamos ante una actitud de deshonestidad consigo mism@s.
El closet innecesario.
El proceso de salida del closet es algo muy personal en el que cada quien se descubre
como gay o lesbiana ante l@s demás de la manera más estratégica o según como esté
preparad@ para afrontar las actitudes en su entorno, sin embargo muchas veces nos
guiamos más por nuestra necesidad de imagen o nuestra mentalidad es tan corta que
no aprovechamos nuestros recursos, de tal manera que ocultamos nuestra orientación
sexual ante gente que sí está preparada para aceptarla y respetarla.
Otra forma de closet innecesario es el no reconocer que las personas cercanas se dan
cuenta de nuestra homosexualidad. A pesar de que la gente que nos rodea nos envían
mensajes muy claros de que saben nuestro “secreto a voces”, pretendemos no darnos
cuenta y queremos tapar el sol con un dedo ante gente que ya lo sabe y además lo
asimila muy bien. De hecho en estos casos la gente no nos habla directamente de
nuestra orientación sexual porque se da cuenta que es un tema que evitamos y respeta
nuestra decisión de o encararlo.
En este sentido vale la pena reflexionar cuánta energía gastamos en mantener un
closet que más bien se ha convertido en una vitrina transparente a través de la cual
l@s demás pueden ver con claridad y el hecho de vivir nuestra orientación sexual en
soledad, cuando podríamos vivirla en compañía y apoyo de gente querida.
El antidiscurso.
Es frecuente que lesbianas y gays en el closet no reconozcan que existe la opresión y
la homofobia/lesbofobia o incluso estén de acuerdo con ellas. Por ejemplo cuando hay
crímenes por homofobia algunos gays y lesbianas argumentan que la persona se lo
merecía por irse con desconocid@s sin siquiera cuestionar que nadie tiene el derecho
a tomar la vida de nadie, o lesbianas y homosexuales que critiquen el que haya
marchas gay y lésbicas sin siquiera esforzarse a entender que es una alternativa para
romper el silencio, tomar nuestro lugar, promover nuestros derechos, romper mitos, que
la comunidad se de cuenta de que no somos poc@s y que finalmente es un derecho el
transitar por las calles y esas gentes se proclaman en contra de la marcha peor que los
grupos más conservadores argumentando el sentirse desprestigiad@s o considerar
que las marchas son un circo. Argumentan “no necesitamos andarlo gritando”, sin
ubicar que el problema es que nos estamos ocultando y eso nos lleva pseudovivir.
Finalmente cuestionan el que la comunidad sólo reconoce el estereotipo pero no son
capaces de mostrarse y crear otra imagen. Por supuesto que también hay
homosexuales y lesbianas que pertenecen a grupos de derecha y se proclaman desde
el conservadurismo por intereses personales o porque no han sido capaces de
entender su propio derecho, y por supuesto tampoco el de l@s demás, a ser libres. De
hecho cuando un homosexual o una lesbiana llega a puestos de poder en el gobierno,
la política, los medios de comunicación o las empresas muchas veces es una
desventaja para el movimiento por la diversidad sexual, porque much@s enarbolan
valores tradicionales aún más que la gente heterosexual y muchas veces hacen
concesiones con otras gentes de poder por mantener aún más su closet. Finalmente
lesbianas y homosexuales estamos en todas partes, pero no siempre es una ventaja.
EL PROCESO DE AUTOACEPTACIÓN.
Aceptarnos como personas con una preferencia homosexual o bisexual va más allá de
reconocer nuestra orientación y estar de acuerdo con ella, implica permitirnos vivir
plenamente, hacer nuestros proyectos de vida congruentes con nuestra preferencia
sexual y desarrollar elementos para enfrentar los retos que la vida nos presenta. Para
lograr la autoaceptación es preciso trabajar contra las formas de opresión hacia
nosotros, como la discriminación, la invisibilidad social, el rechazo, la violencia, la
difusión de ideologías que consideran que nuestra homosexualidad es una
enfermedad, problema, pecado o una condición nociva; pero principalmente por
eliminar la homofobia introyectada.
A continuación presento un modelo que elaboré a partir de mi propio proceso de
aceptación como hombre con preferencia homosexual y de mi trabajo como facilitador
con grupos terapéuticos para hombres con atracción sexoafectiva hacia otros
hombres. Los distintos momentos son partes del proceso que se traslapan, es decir, en
ocasiones son simultáneas, no necesariamente son progresivas, pues se pueden
presentar en distinta secuencia, o bien, quedarnos "atorados" en una etapa.
Ignorancia y duda.
Esta es una etapa previa a la autoaceptación, en este momento tenemos cierta
conciencia de nuestra atracción sexual hacia personas de nuestro mismo género, sin
embargo, sin entender la situación; independientemente de si nos damos cuenta en la
infancia, la adolescencia o la edad adulta, introyectamos la homofobia.
Reconocimiento.
El proceso de autoaceptación se inicia al darnos cuenta de nuestra preferencia sexual.
Al inicio del proceso vivimos mucho conflicto por no ser como la sociedad y nosotros
mismos esperábamos, esto es consecuencia de la homofobia introyectada; en este
momento adoptamos actitudes y sentimientos de autorrechazo, reflejo de la imagen
negativa que se tiene de la homosexualidad, la cual determina nuestra autoimagen.
Búsqueda.
En esta fase iniciamos una búsqueda para comprender nuestra preferencia sexual, su
modo de manifestarse, su sentido y su esencia. Es una época en que investigamos lo
que existe sobre nuestra orientación sexual en la educación, la ciencia o el arte; una
parte importante de este momento es explorar la subcultura gay/lésbica, los centros de
reunión, las alternativas de vida, etc. Parte de lo que buscamos es tener elementos
para integrar nuestra orientación sexual a nuestra vida, entendernos como seres
humanos con una característica particular y conocer personas con nuestra misma
preferencia sexual para establecer relaciones de amistad y de pareja, así como
explorar los lugares de diversión y las formas de relacionarnos.
Afirmación.
Este momento se caracteriza por la expresión de nuestra preferencia sexual, dejando a
un lado la clandestinidad; incluye un proceso de surgimiento conocido como "salida del
closet". La expresión de la preferencia puede darse en distintos niveles en función de
factores como personalidad, historia de vida, nivel de confianza con las personas con
las que se comparte esta experiencia, aceptación por parte de los demás, etc. sin
embargo, no equivale a una mayor autoaceptación.
La afirmación, frecuentemente incluye una actitud de confrontación social, basada en
una conciencia crítica que permite cuestionar el discurso social y hacer visible nuestra
preferencia sexual. Muchas veces adoptamos actitudes de resentimiento, esto es una
respuesta al rechazo y agresiones recibidas.
Es común que se estructure una autodefinición como "gay" o “de ambiente”, categoría
en que construimos una identidad y que nos hace sentir ligados a una población con
nuestra misma preferencia sexual, formar parte de una subcultura y adoptando un
estilo de vida específico. Este proceso implica separarnos de nuestros otros grupos
sociales y aislarnos mientras vivimos esta etapa en la que nos dedicamos a “darle
vueltas” a nuestra homosexualidad.
Reestructuración.
En esta etapa, nos damos cuenta de un proceso de cambio que se gesta en silencio;
de un camino que a veces vamos recorriendo sin darnos cuenta, hasta que nos
percatamos que ha evolucionado nuestra forma de percibirnos a nosotros mismo y de
plantearnos ante la vida. Este proceso conlleva la resignificación de los valores, la
sexualidad y la forma de percibir la diversidad sexual. Se reestructura el concepto de
homosexualidad, lo que lleva a un cambio de la autoimagen y de la autoestima;
tomamos conciencia de que no necesariamente tenemos que modificar nuestra
orientación sexual, sino que la sociedad también tiene que modificarse para ser un
entorno favorable a nosotros. Implica ir desapareciendo los autorrechazos, los
autosabotajes y la idea de que somos seres humanos de segunda categoría; es
reformular nuestra vida y su sentido.
Consolidación.
En este momento del proceso hemos reestructurado nuestro proyecto de vida, valores
e ideas en relación con nuestra preferencia sexual y hemos logrado integrarla como
una parte importante de nuestra persona, sin ser el centro, pero siendo congruentes
con ella. Hemos logrado trascender el autorrechazo y la desvalorización, y satisfecho
nuestras necesidades de exploración y autoafirmación, descubriendo el sentido de
nuestra preferencia sexual y de nuestra vida. Asimismo hemos cuestionado lo que la
sociedad nos pide y lo que nosotros somos y queremos ser; tomando en cuenta que
tenemos que cambiar algunas cosas y que la sociedad tendrá también que ajustarse a
nosotros.
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