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UNIVERSIDAD DEL ISTMO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

DERECHO PROCESAL V

Actividad #2
Ensayo Argumentativo
IMPORTANCIA DE LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA

ESTUDIANTE:
Vanessa G. Rodríguez G.
Cédula 8-815-73

TUTOR:
Profesor Dionisio Chin

Panamá, 27 de julio de 2023

INTRODUCCIÓN
“Yo no cometí ese crimen”, fueron las palabras más penetrantes y
desconcertantes que se escucharon en los tribunales de justicia durante una
audiencia para solicitud de trabajo extramuros. La juez de cumplimiento solo pudo
responder que ese no era el momento para debatir ese tema porque ya se había
dictado una sentencia. Más tarde en una reunión se escuchaban los comentarios,
de abogados que habían conocido el caso, y hablaban sobre la posibilidad de una
revisión porque la prueba no había sido valorada correctamente. Entonces me
pregunto yo: ¿Es posible que se haya condenado a una persona inocente, y que
simplemente se escuchen este tipo de comentarios sin ninguna intención de
accionar para evitar tal injusticia?, al parecer la respuesta es sí. Y aquí es, donde
nuestro pensamiento concuerda de manera estricta con la doctrina cuando señala
que la valoración de la prueba es de vital importancia para establecer la verdad, la
certeza o la duda en un proceso de investigación.

En este documento, analizaremos la importancia de esta indagación o


razonamiento judicial que se hace de los hechos y que dará como resultado una
decisión que cambiará para siempre la vida del procesado, sea esta de orden
condenatorio o absolutorio.

IMPORTANCIA DE LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA


La valoración de la prueba juega un papel crucial desde el mismo inicio de todo
proceso judicial. Esto se debe a que el fiscal debe evaluar la suficiencia de los
elementos de conocimiento que posee para que se dé inicio a una investigación, y,
asimismo, más tarde, debe evaluar esos elementos en conjunto con los nuevos
elementos de convicción reunidos durante la investigación para decidir si acusa o
no. Y esa valoración no solo la hace el fiscal, sino también la defensa técnica y el
juez de garantías, cada uno conforme a su función en el proceso. Ahora bien,
podríamos decir que en estas primeras fases no se trata de una valoración de la
prueba como tal, puesto que no repercute en una decisión final, sin embargo, esta
primera valoración genera de manera inmediata efectos y consecuencias en la
vida del procesado, razón por la cual consideramos sí es importante tal tipo de
valoración. Por otro lado, también se dice que, en las primeras fases del proceso,
las pruebas no son consideradas pruebas como tal, sino indicios que advierten la
presencia de un hecho delictivo y sus autores, y que luego, al demostrar algo
concreto relacionado con tal hecho, se convertirán en evidencias. Estas
evidencias, serán admitidas o no como pruebas en la fase intermedia para ser
practicadas y valoradas en el juicio oral. Entonces es en la fase intermedia en
donde se convierten en pruebas como tal y es en el juicio oral donde se revisten
de vital importancia no solo la prueba en sí, sino todo el proceso que se desarrolle
para su presentación, sustentación y fundamentación.

Dicho lo anterior, nos vamos a momento del juicio oral, que es donde se da de
manera formal lo que llamamos la valoración de la prueba, y son los jueces de
conocimiento los que tienen la competencia para realizar esta delicada operación
intelectual cuyo fin máximo es establecer la veracidad de los hechos conforme a la
eficacia y solidez de los elementos de prueba incorporados al juicio. En otras
palabras, la prueba sea cual sea su naturaleza, debe comprobar y demostrar una
de las dos teorías del caso que se presenten en el juicio y lograr el convencimiento
de tribunal de juicio para que dicte sentencia en favor de aquella teoría que
indudablemente ha logrado ser probada y demostrada, o al menos que siembre la
duda en la mente de los juzgadores lo cual favorece al acusado conforme al
principio in dubio pro reo que establece que si en un procedimiento penal se tienen
dudas sobre la culpabilidad del acusado, este tiene que ser absuelto
necesariamente. Entonces, nos percatamos de que no solo se trata del valor de la
prueba, sino de la función del juzgador en esta fase del proceso, es decir, de la
persona que es el juez, de sus vivencias y experiencias que, inevitablemente
determinan su pensamiento. Se dice que el juez debe ser imparcial, es decir, que
debe estar alejado de las partes y del objeto en litigio y que no debe haber tenido
oportunidad alguna para establecer criterios previos al conocimiento del caso. Sin
embargo, a nuestro criterio, no existe persona alguna que posea tal nivel de
imparcialidad. Siempre habrá situaciones en la vida de toda persona que marcará
su personalidad, su forma de pensar y, en consecuencia, su forma de juzgar.
Entonces para darle solución a este conflicto de intereses que pudiera enfrentar un
juez por su naturaleza humana, el legislador decidió conformar el tribunal de juicio
por tres jueces aportado así el contrapeso necesario para dotar de imparcialidad
tan elevada y sagrada institución.

No más importante que el papel de los jueces en la valoración de la prueba, es el


papel de las partes, que deben ayudar al convencimiento de los jueces mediante
la argumentación sólida, puntual y conforme a las pruebas practicadas. Tanto la
fiscalía como la defensa deben poder utilizar las pruebas admitidas a su favor y
plantear su teoría de manera tal que desvirtúe la de su oponente, o en última
instancia que le reste certeza. Usted pensará que quien escribe este documento
se ha alejado del tema principal que es la valoración de la prueba, sin embargo,
me permito traer a colación la participación de todas las partes del proceso,
porque la valoración de la prueba se hace en conjunto y conforme a la sana
crítica. El juez deberá tomar en consideración cada planteamiento y relacionar la
teoría con la prueba para tomar una decisión después de haber realizado un
razonamiento lógico eficaz y certero. En este punto, ya estamos hablando de
sistemas de valoración de la prueba y nuestro país que es democrático y
respetuoso de los derechos humanos ha adoptado el sistema de libre convicción
también llamado, de la sana crítica racional. Ese sistema, apuesta a una
administración de justicia con independencia funcional y que debe dar razones,
claras y lógicas de cualquier decisión judicial.

La valoración de la prueba sujeta a un pensamiento sano y libre de estrictas


convenciones y presupuestos, ha permitido la garantía que se administre justicia
de manera más efectiva, evitando al máximo las arbitrariedades en la toma de
decisiones tan importantes que pueden llegar a limitar, restringir o menoscabar los
derechos humanos fundamentales de una persona y que tanto se han querido
proteger. Sin embargo, no dejamos de lado la probabilidad de error que reviste al
sistema por el solo hecho de estar conformado por personas imperfectas, pero
esto no quiere decir que la sana crítica del juzgador no esté cumpliendo su
función. Se identifican más que todo errores en la aplicación de los principios, pero
definitivamente, este sistema ha demostrado ser el más eficaz comparado con el
sistema de libre convicción en la cual predominaba la arbitrariedad del juez, o peor
aún, el sistema de la prueba legal que consagraba soluciones contrarias a su
convicción.

Evidentemente, la importancia de la valoración de la prueba radica en el resultado


de tal valoración, y es que, de hacerse de manera correcta, estaremos
administrando justicia de manera certera y eficaz, y un delincuente pagará por sus
actos, modo contrario, una incorrecta valoración puede llevar al tribunal a
condenar a un inocente ocasionando un daño irreversible no solo a su persona y
seres queridos, sino a la sociedad en general. Por un lado, dejar en libertad a un
delincuente que probablemente volverá a causar daño, y por el otro, el sentimiento
de inseguridad que siembra en la población un Estado que castiga inocentes.
CONCLUSIÓN

Finalmente, debemos resaltar que la prueba es, sin lugar a dudas, la esencia de
cualquier proceso judicial. La importancia de este elemento radica en que, si no
existiesen pruebas, no habría ni siquiera una investigación. Y la prueba va
adquiriendo mayor importancia conforme avanza el proceso. Primero son indicios,
luego evidencias y una vez en la fase intermedia se conviertes en pruebas
admitidas que servirán para apoyar, comprobar, demostrar y blindar una teoría del
caso, y en el peor de los intentos, al menos sembrar la duda. Pero la prueba debe
ser utilizada de manera correcta y eficaz. Las partes deben saber conducir sus
argumentos apoyados en las pruebas practicadas para marcar el camino que
quieren que los jueces sigan para llegar a una decisión a su favor.

La sana crítica resulta ser, el sistema de valoración ideal porque permite la libertad
del juez para valorar conforme a razonamientos lógicos y conocimientos de su
propia experiencia, pero le exige explicar el porqué de su forma de valoración, es
decir, se evitan las decisiones arbitrarias porque se debe motivar conforme a la ley
apegado a aquellas reglas de la lógica, la psicología y la experiencia.

La valoración de la prueba es una tarea delicada y sagrada ante los ojos de


quienes respetamos la libertad humana y todos los derechos que pueden ser
afectados si esta se limitara siquiera en una mínima expresión. No debe darse de
manera automática y predispuesta, ni tampoco debe estar cargada de
arbitrariedad y subjetivismo. La valoración de la prueba debe dar como resultado
una decisión justa, imparcial y debidamente motivada y fundamentada en la ley,
pero sobre todo, tal decisión debe ser el resultado de una ardua tarea de
razonamiento lógico y racional conforme a la experiencia, a la ciencia y todo tipo
de medio que el juez pueda emplear para su convencimiento y sucesivamente
para su tranquilidad, la tranquilidad de haber administrado justicia correctamente.
BIBLIOGRAFÍA

Houed, M. (2007). La prueba y si valoración en el proceso penal. INEJ. Nicaragua:


Servicios Gráficos. Recuperado de:
https://www.sijufor.org/uploads/1/2/0/5/120589378/03-la-prueba-y-su-valoracion-1-
1.pdf

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