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El proceso de independencia de América Latina

CONTENIDOS
1º.-Introducción
2º.-Los primeros años del siglo XIX 2.1.-
Situación de América Latina:
2.2.- Causas de la Independencia
2.3.-Características generales del proceso independentista:
2.4.-Las etapas:
2.5.-Los primeros conatos independentistas:
3º.- El proceso de Independencia:
3,1.-La Independencia de Suramérica
3.2.-Centroamérica y México
3.3.-Perú, Nueva Granada y
Venezuela
3.4.-La independencia de Brasil:
3. 5.-La pérdida de las últimas colonias:
4º.-Consecuencias del proceso de independencia:
4. 1.-Económicas.
4.2.-Sociales
4.3.-Políticas:
5º.-Bibliografías:
5.1- NAPOLION BONAPARTE
5.2- FERNANDO VII
5.3- JOSE BAQUIJANO
5.4- JUAN PABLO VISCARDO
5.5- HIPOLITIO UNANUE
5.6- MATEO PUMACAHUA
5.7- SIMON BOLIVAR
5.8 - JOSE DE SAN MARTIN

1º.-Introducción
Algo más de tres siglos duró el dominio español en América Latina (a excepción de Cuba y otros pequeños
enclaves). No se puede negar que la independencia vino favorecida por la situación que se vivía en la
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península, a raíz de la ocupación francesa. Pero, no es conveniente olvidar que, dicha independencia se
produjo cuando América Latina estuvo preparada para ella. La presencia militar española nunca fue elevada
en el continente y dependía del apoyo militar de los propios latinoamericanos, por lo que ésta nunca fue un
hándicap para la independencia. Por otro lado, en otro momento de la historia, con la llegada de los
Borbones al trono español y el final de la dinastía de los Austrias, no se produjo la independencia aunque
España se vio envuelta en una guerra, tan sólo se produjo algún conato aislado de escasa entidad. En el
análisis de las causas no podemos olvidar este elemento, la capacidad y el deseo de los habitantes de
América Latina, o al menos de una élite, de regir sus propios destinos al margen de la metrópoli.
Es interesante, también, no perder de vista que el proceso de independencia fue “uno”, ya que
afectó a todo el continente americano bajo dominio español, y “múltiple” ya que dio origen a varios
procesos de independencia y a una división del continente en diferentes naciones, relacionada, a veces, con
la división administrativa española, otras con disputas comerciales y recelos económicos.

Una independencia que fue, sobre todo, política. En su origen la independencia política se planteó como el
medio para lograr la independencia económica, liberándose de los numerosos impuestos, de los
impedimentos comerciales en favor de la metrópolis, etc... Sin embargo la independencia política no
siempre supuso la económica, ya que las nuevas potencias industriales europeas impondrán su hegemonía
económica en estos espacios recién abiertos al comercio internacional. La independencia social no se hizo
realidad. Salvo casos aislados el objetivo nunca fue equiparar los derechos de todos los habitantes de
América Latina sino que la élite, que encabezó la misma, pretendió mantener su estatus privilegiado.

2º.-Los primeros años del siglo XIX

2.1.-Situación de América Latina:

En el conjunto de América Latina encontramos dos grandes espacios.


Uno bajo dominio portugués (aproximadamente el actual Brasil) y otro
bajo dominio español (Hispanoamérica). El territorio español se dividía
en cuatro virreinatos (Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la
Plata, al frente de los cuales
había un virrey) y cuatro capitanías generales (Guatemala, Cuba,
Venezuela y Chile, al frente de las cuales estaba un capitán general).
Junto a ellos las intendencias (para el control de los ingresos reales y el
abastecimiento de los ejércitos), las audiencias (ejercicio de la justicia) y
los obispados y arzobispados (dimensión religiosa). Todo este Mapa de América en 1776. Obtenido
entramado administrativo estaba en manos de peninsulares, siendo de Wikimedia Commons. De Daniel
escasa la presencia de criollos.1 Py (Own work)

Los peninsulares eran muy pocos, apenas el 1% de la población, compuesta por blancos (≈ 20%), mestizos
(≈ 24%), indios (≈ 38%) y negros (≈ 18%). Sociedad muy heterogénea y en la que la élite social la formaba la
población blanca. Dentro de la población blanca los peninsulares ocupaban -como hemos dicho- los altos
puestos de la administración y los criollos eran los grandes terratenientes. 2 Los mestizos3 fueron un grupo
que no estaba “regulado” y cuyo papel en la sociedad no estaba definido, convirtiéndose en mano de obra
asalariada para el campo y para la naciente industria y el comercio.

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Los indios en Hispanoamérica conservaron sus tierras por las que tributaban al rey. La legislación les había
protegido evitando su conversión en esclavos. Los negros eran una población menor (10%) en
Hispanoamérica siendo más elevada en Brasil. Eran mano de obra esclava, aunque desde mediados del XVIII
fue aumentando el número de libertos. Indios y negros formarán parte de los ejércitos de independencia,
tanto en el bando realista como en el independentista.

Económicamente América Latina producía materias primas con destino a Europa y compraba productos
manufacturados. Todo este comercio debía pasar por España, que se beneficiaba de las cargas tributarias
que tal comercio generaba. Pero el desarrollo industrial de Inglaterra y Francia convirtieron a América
Latina en un enclave necesario para ampliar su mercado y potenciar su desarrollo industrial. La debilidad de
la marina española y de su armada, acentuada tras la derrota de Trafalgar, conllevaba la incapacidad de
España para responder a las crecientes demandas de tráfio marino, a la vez que, cada vez más, navíos de
diferentes naciones decidían comerciar directamente sin pasar por España. Esta situación uniría los
intereses americanos e ingleses durante la invasión napoleónica de España, favoreciendo los procesos de
independencia.

2.2.- Causas de la Independencia

Repasando lo expuesto en el apartado anterior podemos tener ya un panorama claro de las causas que
motivaron la independencia de las colonias americanas. Tradicionalmente estas causas se han dividido
entre internas (a las que hemos aludido) y externas.

Causas internas:

• el menosprecio de la Corona hacia la población criolla, que estaba apartada de las grandes
decisiones políticas. Los criollos accedían a los puestos inferiores de la administración, pero no a los
más elevados reservados a los españoles. A pesar de su poderío económico y de ser descendientes
de españoles se veían mermados en sus capacidades políticas.

• el monopolio mercantil en favor de España, perjudicando los intereses comerciales y empresariales


de la población criolla. Los esfuerzos económicos de la población residente en América sólo servían
para incrementar los ingresos de la Hacienda española.

• una administración que anteponía los intereses de España a las necesidades de los habitantes de las
colonias y que, fácilmente, caía en la corrupción y el nepotismo.

• una diversidad racial que llevaba aparejada la exclusión y sometimiento de partes importantes de la
población, sobre todo de los indígenas y negros, aunque también de la población mestiza.

Causas Externas

• el ejemplo de la independencia de los EE.UU: Ponía de manifiesto que unas colonias podían
sacudirse el poder de la metrópoli y que la independencia era algo posible.

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• la introducción de las ideas ilustradas y de la revolución francesa: Dimensionaron las demandas
económicas de los criollos al situarlas en un plano político y de autonomía nacional y personal. El
protagonismo demandado por los criollos y la liberalización económica demandada, adquirió una
versión política plasmada en un liberalismo independentista.

• la creciente economía inglesa con su desarrollo industrial y la necesidad de nuevos mercados, junto
al nuevo marco bélico europeo tras la llegada al poder de Napoleón,

Este proceso independentista estará en manos de una pequeña parte de la población, la criolla, que buscó
satisfacer sus demandas mediante la independencia política, pero olvidando las pretensiones y necesidades
del resto de la población, lo que está en la base de los posteriores movimientos sociales que vivió América
Latina.

Los intereses económicos de la población criolla están también en la base de la posterior división
administrativa de América Latina. El “proyecto criollo” no era único, sino múltiple, en función de los
diferentes intereses económicos de cada zona, vinculados a la minería, agricultura, comercio, ganadería o
industria. Es esta madurez criolla, unida a la situación que se producirá en España tras la invasión
napoleónica, lo que propiciará el inicio del proceso emancipador.

2.3.-Características generales del proceso independentista:

Aunque el proceso va a ser distinto en cada uno de los virreinatos americanos, no por ello dejan de
compartir una serie de características, entre las que podemos destacar:

-fue un proceso protagonizado por las minorías criollas y blancas, en el que la población indígena se vio
relegada.

-tuvo el proceso un carácter autoritario y caudillista, no promoviendo un cambio social, sino un cambio en
la titularidad del poder.

-fue un proceso largo y complejo, en el cual no sólo se luchó contra los españoles, sino que también
se produjeron enfrentamientos entre los propios americanos.

-la estrecha relación entre el proceso de independencia y la evolución


de España: ya que la invasión francesa será aprovechada para

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Fernando VII con
uniforme de capitán
general. Pintado por
Vicente López y Portaña.
Wikimedia Commons.
proclamar la independencia, mientras que la vuelta al absolutismo por parte de Fernando VII
impulsará el liberalismo en América. Por último, las tropas que en 1820 se levantan en España
contra el absolutismo de Fernando VII y a favor de la Constitución de Cádiz, estaban destinadas a
América para sofocar las rebeliones. El que esas tropas no llegasen a América facilitará la definitiva
independencia.

2.4.-Las etapas:

La invasión de España, por parte de los franceses, provocará que las colonias americanas tomen el poder
en sus manos, evitando caer en manos francesas. Para ello tuvieron que oponerse a las autoridades
nombradas desde España, que permanecían fieles a Cádiz. En este proceso podemos distinguir dos
modelos: uno el iniciado en las capitales, protagonizado por las élites blancas que luego se extiende al
mundo rural y otro de origen campesino y popular, que se vivió en México.

En el primer modelo los cabildos metropolitanos asumieron el poder, destituyendo a las autoridades
españolas y formando Juntas de gobierno. Más adelante estas Juntas convocarán congresos constituyentes
en los cuales se declaró la independencia. Este es el proceso que se vivió en: Venezuela, Argentina, Chile y
Ecuador.

El segundo modelo es el vivido en Nueva España. Allí, en la localidad de Dolores, el cura Miguel Hidalgo
convocó a indios y mestizos frente a la población blanca, asaltando las posesiones de éstos y convirtiendo la
revolución en un gran movimiento social, ante el que se produjo la reacción de los blancos y criollos, que
frenaron, con el apoyo del ejército español, la revolución.

El proceso iniciado se puede estructurar en una serie de fases, relacionadas con la evolución de la
península:

1. la ocupación francesa de la península pone en marcha los procesos independentistas, al tratar de


desvincularse de España con el objeto de no quedar convertidas en colonias francesas

2. la restauración en el trono de Fernando VII y la vuelta al absolutismo posibilita que las fuerzas
españolas vuelvan a controlar una gran parte de los territorios sudamericanos, acabando con los
conatos independentistas, excepto en el cono sur

3. El triunfo del liberalismo durante el “trienio liberal”, entre 1820-1823 facilita una nueva explosión
independentista, favorecida por que los refuerzos militares enviados desde España no llegan al
continente americano. Esta situación es aprovechada por los independentistas para expulsar,
definitivamente, a los españoles de América Latina.

4. Tras el proceso de independencia se inicia el de creación de estados nacionales a partir de


la división de las grandes áreas creadas por los “libertadores”.

2.5.-Los primeros conatos independentistas:

Como primer antecedente podemos referirnos al levantamiento de Tupac Amaru, derivado de las reformas
administrativas que trataron de introducir los Borbones para una mejor gestión y explotación del
continente americano.

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El levantamiento se inició el 4 de noviembre de 1780, liderado por José Gabriel Condrocanqui, que tomo el
nombre de un antepasado suyo –Tupac Amaru–. El movimiento, inicialmente de protesta contra la mala
administración española, derivó hacia una situación independentista y racial al formarse dos bandos, el de
los españoles y criollos, frente a indígenas, mestizos y negros que secundaron a Tupac Amaru. Preso su
líder, será ejecutado en mayo de 1871, continuando la rebelión su primo, que será rápidamente sofocada.

En los primeros años del siglo XIX surgieron ya los verdaderos conatos independentistas. Entre ellos
destacan los de Francisco de Miranda4 en el virreinato de Nueva Granada en 1806, con ayuda de capital
inglés, que trato de levantar Venezuela y conseguir su independencia sin éxito.

Otra intentona derivó de las invasiones inglesas en el Río de la Plata en 1806 y 1807, llegando a ocupar
Buenos Aires, de donde fueron expulsados por Liniers 5 con apoyo de la población bonaerense. Inglaterra no
consiguió atraerse a la población para que ésta se levantase contra España.

También se produjeron algunos movimientos al calor del motín de Aranjuez que acabó con Godoy en
España. Estos motines americanos pretendieron derrocar a las autoridades fieles a Godoy y, por ende,
aliadas de los franceses. Estos motines no derivaron en un levantamiento generalizado y pronto fueron
reconducidos por las autoridades españolas.

3º.- El proceso de Independencia:

Será la invasión francesa el desencadenante inmediato del proceso independentista. La autoproclamación


de Cádiz como depositaria de los derechos dinásticos y salvaguarda de la unidad de España, no fue
suficiente. América Latina se debatió entre acatar la autoridad española, con el riesgo de terminar
convertida en una colonia francesa, o tomar la iniciativa constituyéndose como un poder propio. Las
autoridades españolas se decidieron por la fidelidad a Cádiz, mientras que los revolucionarios apostaran por
la gestión autónoma del poder. Se inicia así un camino en el que los vaivenes de la situación peninsular
incidirán en la evolución del proceso independentista.

3.1.-La Independencia de Suramérica

Tras la expulsión de los ingleses del intento de ocupación de 1807, S. Liniers se convierte en el nuevo
gobernador militar de Buenos Aires. Su figura es mitificada, mientras la del virrey y sus ayudantes es
desprestigiada por el abandono en que dejaron a la ciudad tras la invasión inglesa. Por otro lado los criollos
se convencieron de su fuerza, ya que fueron ellos los que repelieron el ataque británico y no los
peninsulares.

Tras conocerse los sucesos del 2 de Mayo de 1808 se produce un nuevo levantamiento en Buenos Aires,
arrestando al virrey que es depuesto. El poder queda, temporalmente, en manos del Cabildo de la ciudad,
hasta que el 25 de Mayo se nombre una Junta Patriótica. No todo el virreinato aceptó esta decisión.
Montevideo se opuso, al igual que Paraguay. Otros territorios del antiguo virreinato de la Plata se oponen,
pero son sometidos mediante el envío de tropas.

El caso de Paraguay es distinto. De entrada se situó de forma recelosa ante los acontecimientos de Buenos
Aires, prefiriendo sus autoridades reconocer la regencia de Cádiz y apoyarse en el bando realista,
rechazando una ofensiva militar dirigida desde Buenos Aires. Al poco, en mayo de 1811, un golpe de estado
encabezado por los criollos, declaró la independencia de Paraguay. Ésta derivó en una dictadura, dirigida
por José Gaspar de Francia.

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Tampoco Uruguay había aceptado la primacía de la Junta de
Buenos Aires, habiéndose declarado independiente. Las
divisiones internas dieron lugar a una guerra entre los uruguayos
que se alargó durante varios años. Sus protagonistas fueron Elio
(presidente de la Junta de Montevideo) y Artigas, líder de los
gauchos. Artigas consiguió alzarse con el poder finalmente
consolidando la independencia de Uruguay respecto de Argentina
aunque al poco caería bajo control portugués. Su independencia
definitiva vendría de la mano de Gran Bretaña que, a fin de
defender sus intereses comerciales, convenció a Argentina y
Brasil, para convertir Uruguay en un estado independiente, lo que
se logró en 1829.

El proceso en el resto del Virreinato de la Plata se ralentizará con


la reinstauración de la monarquía absoluta de Fernando VII en
España y el envío de tropas a América. España recuperará en Mapa político de América del Sur. Wikimedia
Commons. Autor: Giovanni Fattori, using OMC
1814 Chile, donde en 1810 se había destituido a las autoridades base map
españolas y proclamado la independencia.

A pesar de este parón, el territorio argentino va a tratar de reimpulsar el proceso y de hacer realidad el
sueño de unidad del antiguo Virreinato de la Plata. Por ello se convoca un congreso en Tucumán en el que
se produce la declaración de independencia de las “Provincias Unidas de América del Sur” el 9 de julio de
1816.

Tras esta declaración se propone la liberación de Chile. Por ello se envía


una expedición comandada por el general San Martín 6 que lograba la
independencia de Chile en 1817. En 1818 el militar Bernardo O’Higgins
proclamará la independencia de
Chile separándose de Argentina y rompiendo, definitivamente, el Monumento al general San Martín.
proyecto de unificación del virreinato. Wikimedia Commons. Autor
Roberto Fiadone
3.2.-Centroamérica y México

Es, de todos, el proceso con mayores diferencias, ya que parte de unas revueltas sociales entre 1810 y
1815. Protagonizadas por la población indígena, estaban encabezadas por dos sacerdotes rurales, Manuel
Hidalgo7, primero, y José María Morelos, después.
Estas revueltas reclaman el reparto de tierras y la igualdad de derechos entre todos los ciudadanos,
cuestionando el dominio español. Las élites acabaron con las revueltas, ya que suponían un ataque a su
situación. Las élites se pusieron del lado del dominio hispano permitiendo su supervivencia, ante el miedo a
la revolución.

Con la llegada del Trienio Liberal las élites se sintieron incómodas con las medidas aprobadas desde la
metrópoli, iniciándose un movimiento de rechazo que será encabezado por
Agustín de Itúrbide8. Éste proclamó el “Plan de Iguala” el 24 de Febrero de 1821,
defendiendo un gobierno monárquico, garante de la religión y de los derechos,
propiedades y privilegios de la clase alta. Este levantamiento contó con el apoyo de
la élite y obligó a España a reconocer la independencia de México tras firmar el
Tratado de Córdoba el 24 de Agosto de 1821. Un mes más tarde las principales

6 .
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Agustín de Itúrbide.
7 Wikimedia
Commons.
autoridades mexicanas firmaban la “Declaración de Independencia del Imperio Mexicano”, siendo
Itúrbide nombrado presidente. Posteriormente el Congreso Mexicano nombrará a Itúrbide rey con el
nombre de Agustín I.

La monarquía de Itúrbide fue efímera ya que abdicará el 19 de Marzo de 1823, ante su incapacidad de regir
el nuevo Estado.

El resto de América Central se había mantenido leal a España, pero la independencia mexicana y de Nueva
Granada provocó que se iniciase un movimiento independentista, surgiendo las “provincias unidas de
Centroamérica” en 1821. Una realidad política inestable ya que había dos bandos, unos a favor de la
anexión a México y otros a favor de la independencia. Al final se decidió la anexión a México, pero la
evolución de éste (su conversión en Imperio), provocó la vuelta a la independencia de las repúblicas
centroamericanas.

Por su parte las Provincias Unidas de Centroamérica formadas por Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Costa Rica, pusieron fin su unidad a lo largo de la década de los 30 del siglo XIX.
Nicaragua se separó de la República el 30 de abril de 1838, Honduras el 6 de octubre y el 14 de noviembre
Costa Rica. Guatemala se separó el 17 de abril de 1839.

3.3.-Perú, Nueva Granada y Venezuela

En el virreinato de Nueva Granada el proceso se inicia de forma semejante. Parte de un levantamiento en


Caracas, deponiendo a las autoridades españolas y formando un cabildo abierto que pretender regir los
destinos del virreinato. Luego se convocará un Congreso Nacional en toda Venezuela, del que surge un
gobierno que proclama la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811.

En el resto de Nueva Granada la Junta de gobierno de Santa Fe convocó un congreso. Pero Quito,
Venezuela, Panamá y Cartagena no se integraron, surgiendo diferentes gobiernos que pretendían controlar
un mismo territorio. Los conflictos internos facilitaron el avance realista y el posterior sometimiento del
territorio al control español.

También en Ecuador se creó una Junta y se aprobó la

Independencia, dotándose en febrero de 1812 de una Constitución. En este caso la intervención de las
tropas realistas del Perú acabó con el proceso independentista.

El fin de la presencia francesa en España y la restitución de la monarquía de Fernando VII, posibilitará


que los realistas tomen posiciones y recuperen todos los territorios del antiguo virreinato de Nueva
Granada, expulsando a los insurrectos. Simón Bolívar verá como el territorio independizado en Venezuela
vuelve a manos españolas con el apoyo de parte de la población blanca y criolla
que se ha sentido amenazada por el proceso independentista.

Busto de Simón Bolívar


en Medellín (Colombia).
Tomado de Wikimedia
Commons. Autor: SajoR

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Bolívar9 volverá a intentarlo en 1819, siendo nombrado presidente en el Congreso de Angostura en 1819,
contando esta vez con mayores apoyos e iniciando primero la conquista de Nueva Granada y después de
Venezuela, formando la “República de Colombia”. Todavía en 1821 tendrá que vencer las últimas
resistencias realistas en la región de Maracaibo anexionando, posteriormente, Panamá y Cartagena. A la vez
se elabora la constitución de la Gran Colombia.

Respecto al virreinato de Perú, era el de mayor presencia militar peninsular convirtiéndose en el centro de
la Resistencia española frente a los procesos independentistas. De hecho la pérdida de este virreinato se
debió a la acción conjunta de San Martín por el sur y Bolívar por el norte que buscaban, con la derrota de
las tropas españolas, acabar con la amenaza de una posible recuperación, por parte de España, de los
territorios proclamados independientes.

El primer paso lo dio San Martín al ocupar Lima. En 1820 San Martín había desembarcado en Pisco con su
ejército argentino-chileno. Algunas de las ciudades peruanas aprovechan la situación para proclamar su
independencia y el virrey abandona Lima que es ocupada por San Martín. Éste no continúa su acción contra
los españoles.

En 1822 San Martín se entrevista con Bolívar en Guayaquil, dejando en manos de este último la expulsión
de los españoles del Perú. San Martín abandona Lima que es ocupada de nuevo por los españoles. Sin
embargo Bolívar iniciará su ofensiva. En 1822, junto a su lugarteniente Sucre, se encaminan hacia Quito
para completar el territorio soñado por Bolívar, derrotando al ejército español en la batalla de Pichincha en
mayo de 1822, e integrando Ecuador.

En el norte del continente sudamericano Simón Bolívar había tratado de crear la Gran Colombia, su
gran aspiración formada por Colombia, Venezuela y Ecuador, a la que pretendió unir Perú y Bolivia. Las
diferencias entre los distintos territorios fueron, progresivamente, disgregando este imperio.

Del proyecto de la Gran Colombia Venezuela sería la primera en separarse. Con una fuerte presencia de
población blanca, que aún ocupaba los principales centros políticos y económicos, planteó su separación
nombrando su primer presidente en 1830. Luego le seguirá Ecuador, donde Juan José Florés, militar
nombrado por Bolívar, proclamó la independencia de Ecuador. De este proceso quedó la República de
Nueva Granada (actual Colombia) que se convirtió en independiente al disgregarse los demás territorios.

Respecto a los territorios de Perú y Bolivia, a pesar de haber alcanzado la independencia, se vieron
envueltos en una serie de guerras entre los aspirantes al poder, que llegaron a su fin cuando el presidente
de Bolivia, Andrés de Santa Cruz, unificó Perú y Bolivia entre 1836 y 1839, dando origen a la confederación
Peruano-Boliviana que se disolvió en 1839 ante el ataque de Chile y Argentina temerosos del potencial que
adquiría este territorio. A partir de ese año, Perú y Bolivia recorrerán sus caminos de forma independiente.

3.4.-La independencia de Brasil:

La independencia de Brasil arranca de la invasión de Portugal realizada por los ejércitos franceses. El rey
Don Juan VI huye con su esposa Joaquina y el resto de la familia real a Brasil, con la ayuda de la armada
inglesa.

La llegada de la familia real a Brasil supuso un cambio en el estatus de la colonia, al realizarse una serie de
reformas que convierten a Brasil en sede del imperio. A la vez se abren los puertos al comercio con todas
las naciones poniendo fin al monopolio portugués, creándose las instituciones de gobierno (Consejo de
Estado, Corte de Justicia, etc.)

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Tras el fin de la ocupación francesa en Portugal se estableció una regencia que se hizo muy impopular,
provocando una revuelta liberal que reclamó el regreso del monarca. Juan VI regresa dejando a su hijo
Pedro como regente en Brasil. Pero el regreso del monarca a Portugal supuso un retroceso en el estatus de
Brasil que volvía a ser considerada colonia. Este descontento se encauzó en una demanda independentista
que tuvo su punto de partida en el grito de Ipiranga (7-9-1822), que declaraba la independencia de Brasil y
nombraba emperador al príncipe Pedro. Las tropas portuguesas serán expulsadas de Brasil.

3. 5.-Las últimas colonias españolas:

Tras la independencia de América Latina, España aún controlaba algunas islas en el Caribe, así como las
Filipinas y otros archipiélagos en el Pacífico. La colonia más importante era Cuba por su importancia
comercial. Cuba vivía, desde mediados del siglo XIX, una cierta conflictividad, habiendo surgido diferentes
intentos independentistas que aumentaron tras el sexenio democrático. Estos movimientos fueron
duramente reprimidos pues el interés económico de España en Cuba radicaba en el régimen de monopolio
que estaba establecido, lo que era incompatible con la concesión de autonomía o independencia a la isla.
Sobre esta situación se producía la presión de EE.UU. a quien se exportaba el 90% de la producción de la
isla, y le interesaba una reducción de los aranceles o la liberalización del comercio.

Con este telón de fondo se produce un nuevo intento independentista, en 1895, con el llamado “Grito de
Baire”, proclamando, conjuntamente con la República Dominicana, el Manifiesto de Montecristi. Este
levantamiento estará liderado por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo.

A pesar de la represión de dicho levantamiento, la guerra se vuelve desfavorable para España, cuyo ejército
se ve diezmado por las enfermedades y el hambre. En este contexto se produce en febrero de 1898 la
voladura del Maine, buque de guerra estadounidense anclado
en La Habana, acontecimiento que aprovechó EE.UU. para
culpar a España de dicho hundimiento, exigiéndole la
independencia de la isla, lo cual no aceptó el gobierno español
iniciándose la guerra entre ambos países. La guerra fue
desfavorable para España, que salió derrotada en dos batallas
navales decisivas, la de Cavite en Filipinas y la de Santiago de
Cuba, firmándose el 10-XII-1898 la Paz en París, por la que Cuba
sería independiente, quedándose EE.UU. con Puerto Rico, la isla
de Guam y las Filipinas, mientras que las Carolinas, Marianas y
Palaos se venden al naciente imperio alemán. El Maine, entrando en el puerto de la
Habana. Wikimedia Commons.
4º.-Consecuencias del proceso de independencia:

4. 1.-Económicas.

La consecuencia más visible de la independencia de las colonias americanas fue el final del monopolio
español y brasileño y con ello la apertura de Latinoamérica al mercado mundial. La gran beneficiaria de este
cambio fue Gran Bretaña, que pudo acceder libremente al mercado latinoamericano proveyéndolo de
productos manufacturados. En muchos casos la calidad y precio de los productos ingleses dieron al traste
con la incipiente industria local, a la vez que desanimó inversiones productivas por parte de los capitalistas
americanos. Pero hubo un cambio importante, ya que la política arancelaria era ahora diseñada por los
mismos americanos, pudiendo utilizarla en su beneficio. Fueron las ciudades las que impusieron sus
políticas económicas sustituyendo, en este sentido, a la antigua metrópoli, favoreciendo el desarrollo de los
intereses de estos núcleos urbanos en detrimento del mundo rural.

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Otra consecuencia de las guerras fue la disminución de la mano de obra y la liberación de los esclavos a los
que se había prometido la libertad si se enrolaban en los ejércitos. Esta disminución de la mano de obra y la
conformación de una realidad económica que prescindía de la esclavitud, fomentó el sector ganadero,
sobretodo en Venezuela y Argentina, que necesitaba de escasa mano de obra y contaba con abundantes
territorios para su desarrollo.

La minería sufrió un fuerte retroceso por la retirada del capital que conllevaba la marcha de los
españoles. Además los procedimientos obsoletos de explotación no favorecieron su desarrollo. La abolición
de antiguos sistemas de explotación como la mita, conllevaron la merma de beneficios. Sólo Chile se
sobrepuso a esta decadencia minera.

Respecto a la agricultura, está vivió un continuo crecimiento a la par que se producía una especialización
en diferentes monocultivos, que a la larga la volverán muy dependiente del mercado internacional.

4.2.-Sociales

La sociedad sufrió un enorme cambio. Fruto de la independencia fue la igualdad de todos los ciudadanos.
Se abolieron las diferencias legales con base racial. Todos eran declarados ciudadanos. Se pasaba así de una
sociedad de castas a una sociedad de clases en la que el nuevo elemento diferenciador fue la riqueza. Este
cambio legal no conllevó un cambio social real salvo la ocupación, por parte de los criollos, de los puestos
del Estado. Las antiguas élites sociales y económicas mantuvieron su posición social. Si bien, la tierra se
convirtió en el elemento sustentador de las élites, desplazando a la oligarquía estrictamente urbana.

La esclavitud fue una realidad que tendió a desaparecer cuyo proceso, en algunos países, se inicia con los
procesos de independencia mientras que, en otros, tendrá que esperar hasta mediados de siglo para la
aprobación de leyes abolicionistas.

Los indios pasaron a convertirse en ciudadanos, pero sus propiedades comunales se vieron reducidas
progresivamente por el avance de las haciendas, que fueron expulsando y proletarizando a este sector
social que pasó de la protección estatal española, al abandono de los recientes estados en manos de los
ricos terratenientes.

4.3.-Políticas:

El elemento más significativo del proceso independentista fue el surgimiento de nuevas naciones dotadas
de independencia política. Sin embargo sus sistemas políticos pronto se distanciaron del liberalismo y
derivaron hacia el autoritaristamo. Por un lado fruto del contexto de guerra que hacía necesaria la
autoridad para concentrar los esfuerzos en la consecución de la victoria, pero también porque los nuevos
estados nacían bajo la égida militar.

Por otro lado las élites pronto tuvieron miedo a que el proceso independentista derivase en movimientos
revolucionarios, por lo que apostaron por sistemas políticos autoritarios que protegiesen sus intereses.
Este movimiento autoritario dará origen al caudillismo, que reproducía el modelo de las grandes haciendas,
y que se hizo necesario en el proceso independentista, sostenido por el estamento militar y las élites
políticas.

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50 Biografías
5,1 NAPOLION BONAPARTE
Napoleón I Bonaparte, mejorconocido como Napoleón Bonaparte, fue un militar y emperador
francés, reconocido por ser un general republicano durante la revolución francesa y el directorio.
También fue la mente maestra del golpe de Estado del 18 de brumario que lo convirtió en primer
cónsul de la República el 11 de noviembre de 1799. Además, fue conquistador de gran parte del
territorio europeo en los inicios de siglo XIX y se le consideró como uno de los mayores genios
militares de la Historia. Nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, ciudad de la isla italiana de
Córcega, que poco antes había sido convertida en territorio francés, fue hijo de Carlos Bonaparte y
María Ramolino.
Al cumplir 10 años de edad, Napoleón Bonaparte y su hermano José, se trasladaron a Brienne-le-
Château, con el objetivo de empezar sus estudios en la escuela militar. Al finalizar los
estudios básicos pasó a la “Ecóle Royale Militaire” donde estudió artillería. Tras graduarse en

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septiembre de 1785, fue comisionado como teniente segundo de artillería, tomando posesión de
sus nuevas obligaciones en el mes de enero del año 1786.
Durante el estallido de la Revolución Francesa en 1789, Napoleón se encontraba en Córcega, en
donde apoyó a la facción jacobina y fue nombrado comandante segundo de la Guardia Nacional de
Voluntarios de la isla. También fue el primero que usó sistemas de telecomunicación, la
llamada “línea Chappe de semáforos”, implantada en 1792.
En el año de 1793 obtuvo el ascenso a general de brigada, gracias a sus méritos de guerra; y en el
año 1795 Salvó a la Convención Nacional (el gobierno revolucionario republicano francés) de una
insurrección parisina.

Para el 9 de marzo de 1796, Napoleón Bonaparte se casó con Josefina de Beauharnais. Días


después de su matrimonio, Napoleón tomó el mando del Ejército francés en Italia, al que lideró
exitosamente en la invasión de dicho país. En este año también restauró nuevamente la esclavitud,
la cual estaba abolida desde 1794.

En el mes de mayo del año 1797 fundó un tercer periódico, publicado en París, llamado “Le
Joumal de Bonaparte et des hommes vertues”.
Para el mes de marzo del año 1798, Napoleón Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición
para colonizar Egipto, en aquella época una provincia otomana, con el objetivo de proteger los
intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. Un año después dio un
golpe de estado y se proclamó Primer cónsul.
En el año 1804 se convirtió en Emperador y empezó a invadir muchos países de Europa. Gano
grandes batallas como las de: Austerlitz en 1805, la de Jena en 1806 y Friedland en 1807. Tuvo
fracasos en las campañas a Rusia y España.

Napoleón Bonaparte fue derrotado en la batalla de Leipzig el 19 de octubre de 1813, por una


alianza encabezada por Inglaterra y lo exiliaron en la isla de Elba.
En marzo de 1815 regresó a Francia, formó un nuevo ejército para recuperar su imperio, pero fue
derrotado nuevamente en la batalla de Waterloo en Bélgica el 18 de junio de 1815.

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El 15 julio de 1815, Napoleón fue capturado y desterrado por los británicos a la Isla de Santa Elena
en el Atlántico, Allí, con su pequeño grupo de seguidores, dictó sus memorias y criticó a todos sus
aprehensores.

Napoleón Bonaparte falleció el 5 de mayo de 1821 en Santa Elena, Reino Unido a la edad de 51


años, a causa de una dolencia de estómago con pesadez, tanto que se pensó que fue un cáncer
de estómago. Sus restos fueron enterrados en Santa Elena y en el año 1840 sus restos fueron
repatriados a Francia

5,2 FERNANDO VII

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Rey de España (El Escorial, 1784 - Madrid, 1833). Era hijo de Carlos IV, con quien
mantuvo muy malas relaciones: ya como príncipe de Asturias conspiró contra su
padre, agrupando a su alrededor a los descontentos con la política del valido
Manuel Godoy en un partido fernandista con cierto apoyo cortesano y popular.
Descubierta la conspiración, el príncipe fue condenado por el proceso de El Escorial
(1807), aunque enseguida pidió y obtuvo el perdón de su padre.

Fernando VII

Ello no le impidió encabezar el motín de Aranjuez, por el que arrebató el trono


a Carlos IV y derribó a Godoy del poder (1808). Fernando, que había mantenido
contactos con Napoleón a lo largo de sus conspiraciones, se encontró en aquel
mismo año con que el emperador invadía España y le hacía apresar y conducir a
Bayona (Francia); allí le obligó a devolver la Corona a Carlos IV, sólo para forzar
que éste abdicara el trono español en el propio hermano del emperador, José I
Bonaparte.
Mientras Fernando permanecía recluido en Valençay (Francia), fue el pueblo
español el que asumió por su cuenta la resistencia contra la ocupación francesa y
el proceso revolucionario que había de conducir a las Cortes de Cádiz a elaborar la
primera Constitución española en 1812; durante la consiguiente Guerra de la
Independencia (1808-14), el rey cautivo se convirtió en un símbolo de las
aspiraciones nacionales españolas, motivo al que se debe que recibiera el
sobrenombre de el Deseado.
Derrotados militarmente los franceses, Fernando VII recuperó el trono por el
Tratado de Valençay (1813); tan pronto como llegó a España se apresuró a seguir
la invitación de un grupo de reaccionarios (Manifiesto de los Persas) y restablecer la
monarquía absoluta del siglo anterior, eliminando la Constitución y la obra
reformadora realizada en su ausencia por las Cortes (1814).

El resto del reinado de Fernando VII estuvo marcado por su resistencia a reformar
las caducas estructuras del Antiguo Régimen, acompañada de una represión
sangrienta contra los movimientos de inspiración liberal. Durante los «seis mal

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llamados años» (1814-20) se limitó a restaurar la monarquía absoluta como si
nada hubiera ocurrido desde 1808, agravando los problemas financieros derivados
de la pervivencia de los privilegios fiscales y la insuficiencia del sistema tributario
tradicional; un endeudamiento creciente ahogaba a la Hacienda Real, al tiempo
que España perdía todo protagonismo internacional (la participación en el
Congreso de Viena de 1815 se saldó sin beneficio alguno para el país).

Incapaz de reaccionar ante el proceso de emancipación de las colonias americanas,


Fernando VII permitió prácticamente que consolidaran su independencia de
España; cuando, en 1820, reunió en Andalucía un ejército expedicionario destinado
a recuperar el control sobre América, éste se pronunció bajo el mando del
general Rafael del Riego y puso en marcha un proceso revolucionario que obligó al
rey a aceptar la restauración de la Constitución de 1812.
Durante el siguiente Trienio Liberal (1820-23), Fernando intentó salvar el trono
fingiendo admitir su nuevo papel de monarca constitucional, pero utilizó todos los
recursos que pudo para hacer fracasar el régimen y obstaculizar las reformas de
las Cortes y los gobiernos liberales: conspiró para organizar un golpe de Estado de
la Guardia Real en Madrid, que fracasó en 1822; posteriormente llamó en su ayuda
a las potencias absolutistas de la Santa Alianza, hasta propiciar una nueva invasión
francesa de la Península, la campaña de los «Cien mil hijos de San Luis» que, bajo
el mando del duque de Angulema, derribó el régimen constitucional y repuso a
Fernando VII como rey absoluto (1823).

Se inició entonces la «Ominosa Década» (1823-33), durante la cual Fernando VII


exacerbó su odio vengativo contra todo atisbo de liberalismo, mientras dejaba que
se consumara la pérdida del imperio español en América: anuló una vez más toda
la obra legislativa de las Cortes constitucionales, abocó a la Hacienda a la quiebra
y ahogó en sangre nuevos pronunciamientos liberales.

En los últimos años de su reinado, sin embargo, las preocupaciones políticas del
monarca vinieron de otro lado: en 1830 Fernando VII promulgó por fin la
Pragmática Sanción aprobada por las Cortes de 1789, en la que se abolía la Ley
Sálica, volviendo al derecho sucesorio tradicional castellano que permitía que
heredaran el trono las mujeres; decisión oportuna, ya que en aquel mismo año
nació por fin un heredero de su cuarto matrimonio con su sobrina María Cristina de
Borbón, pero resultó ser hembra (la futura Isabel II de España).
Esta situación desató las iras del príncipe Carlos María Isidro de Borbón, hermano del
rey, que se vio apartado de la sucesión en beneficio de su sobrina, y pasó a
encabezar desde entonces el descontento de los ultrarrealistas, reacios a cualquier
apertura o compromiso con el signo de los tiempos, que era inequívocamente
liberal en toda Europa. Los realistas puros habían protagonizado ya una
sublevación en Cataluña en 1827 (la Rebelión de los Agraviados) y en los últimos años
del reinado se preparaban para afrontar una contienda civil; su intransigencia hizo
mella en el rey, quien en un momento de enfermedad derogó la Pragmática, para
volverla a promulgar una vez sano (1832). Con todo ello alentó la escisión
dinástica que condujo al país a la Primera Guerra Carlista (1833-39), una vez
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muerto Fernando VII y gobernando María Cristina de Borbón como regente en
nombre de su hija, Isabel II.
5.3 JOSE BAQUIJANO

Hijo del acaudalado matrimonio entre Juan Bautista de Baquíjano, Conde de


Vistaflorida, y María Ignacia Carrillo de Córdoba y Garcés de Mansilla,
descendiente de conquistadores y fundadores de Lima. Siguiendo la tradición
de la nobleza, como segundogénito fue destinado por su familia a la carrera
académica. Realizó sus estudios de latinidad en el Real Colegio de San
Martín y luego ingresó al Seminario Conciliar de Santo Toribio.
Posteriormente optó grados de Bachiller en Cánones, y de Doctor en Leyes y
Cánones en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a los trece años.
Recibido de abogado ante la Real Audiencia en 1769, fue secretario del
obispo electo del Cuzco, Agustín de Gorrichátegui, participando en el
IV Concilio Limense y viajando en su compañía al Cuzco, aunque pronto
regresó a Lima.

Nombrado asesor del Tribunal del Consulado y del Cabildo de Lima, a poco


viajó a España, a solicitar alguna posición que estuviera de acuerdo con sus
merecimientos personales y antecedentes familiares. Sin embargo, su
dispendiosa conducta y afición a los juegos de azar, le ocasionaron recibir la
orden de abandonar la corte en 1776.
De vuelta en Lima obtuvo las cátedras sanmarquinas de Instituta en 1778 y
de Vísperas de Leyes en 1780. Como profesor de la Universidad de San
Marcos, lideró un movimiento modernizador de la enseñanza que difundía el
enciclopedismo y el concepto de la libertad de prensa. Miembro y fundador de
la Sociedad de Amantes del País 1790, fue además uno de los ilustres
colaboradores del Mercurio Peruano, en cuyas páginas publicó sus ideas.
Baquíjano escribió el Elogio a Jáuregui en la Universidad de San Marcos
en 1781, discurso con el que le dio la bienvenida al virrey Agustín de
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Jáuregui y en el que destaca su protesta al sistema colonial, pues sabía que
el cambio era necesario e ineludible. Sin embargo, no apoyó la ruptura con
España.
En 1790, fundó, junto a fray Diego Cisneros y los miembros de la Sociedad
Filarmónica, la Sociedad de Amantes del País, de la que fue presidente
hasta 1793. Baquíjano escribió, bajo el nombre de Cefalio, diversos artículos
históricos y económicos a través del periódico de la Sociedad, el Mercurio
Peruano.
En 1792, se le concedió la Orden de Carlos III y al año siguiente se trasladó a
España por invitación de su hermano mayor, José Agustín, conde de
Vistaflorida. Durante el viaje hizo una parada en La Habana, en donde fue
hecho socio de la Sociedad Patriótica y escribió artículos. En España, fue
personero de la Universidad de San Marcos y el Cabildo ante la Corte y fue
hecho alcalde honorario del Crimen de Lima. En 1797 consiguió el cargo de
alcalde propietario del Crimen y, por intervención del ministro Gaspar Melchor
de Jovellanos, el de juez de Alzadas de los tribunales del Consulado y
Minería de Lima. Sin embargo, dos años antes, Baquíjano había pedido su
relevo como personero y tomado la decisión de regresar al Perú por haberle
llevado su afición al juego a tener pocos medios de subsistencia en la Corte y
no haber conseguido los propósitos por los que había sido enviado.
En 1799, al no poder regresar al Perú por la guerra de España con Gran
Bretaña, abandonó Madrid y se trasladó a Cádiz, ciudad asediada por los
británicos, en la que enfermó gravemente de fiebre amarilla. En 1802, pudo
regresar al Perú y en 1806 el virrey José Fernando de Abascal lo nombró
vicepresidente de la Junta Conservadora del Fluido Vacuno y años después
juez director de estudios de San Marcos y visitador del Convictorio de San
Carlos.
En 1807 fue ascendido a oidor y ese mismo año falleció soltero en Génova su
hermano mayor, de quien heredó el Condado de Vistaflorida y sus
mayorazgos (1809). La herencia dejada por su hermano le permitió rehacer
su fortuna y con ella se dedicó a la filantropía y a la protección de algunas
iglesias de Lima.
En 1812, el Consejo de Regencia de España lo nombró consejero de estado
por lo que al año siguiente partió por tercera vez a España acompañado del
joven marqués de Torre Tagle. En 1814, juró como consejero e hizo de su
casa de Madrid el centro de los americanos liberales temerosos de las
tendencias absolutistas de Fernando VII, de cuyas represalias pudo librarse
por la protección del peruano duque de San Carlos y el mexicano Manuel de
Lardizábal; sin embargo, la caída de estos lo expuso a las iras reaccionarias y
fue confinado en Sevilla.
Finalmente falleció en 1817, en Sevilla

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5.4 JUAN PABLO VISCARDO

Nació en la aldea de Pampacolca, al pie del Coropuna, en la sierra arequipeña. Sus


padres fueron el hacendado Gaspar Viscardo y Guzmán y doña Manuela de Zea y Andía.
Era descendiente de un español asentado en el valle de Camaná desde principios
del siglo XVII.
Vivió sus primeros años en su pueblo natal, hasta que viajó a Cuzco para estudiar en el
Real Colegio de Nobles de San Bernardo, regentado por los jesuitas. Cuando
en 1760 falleció su padre, ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en dicha ciudad e
hizo sus primeros votos en 1763. Su hermano José Anselmo también se inició como
novicio en la misma orden. Pero en 1767 el rey Carlos III ordenó la expulsión de
los jesuitas de España y sus dominios. Viscardo y sus compañeros fueron arrestados y
llevados a Lima, siendo luego embarcados rumbo a España. Tras una penosa travesía
arribaron a Cádiz.
Pese a que, presionado por la corona española, pidió su secularización, fue transportado
con el resto de sus colegas a Italia, siendo desembarcado en las costas de los Estados
Pontificios. Junto con su hermano José Anselmo, se instaló en Massa y Carrara, próxima
a Génova, en la región de Toscana, donde fue acogido por la familia Cybo. La corona
española le prohibió, bajo pena de muerte, volver al Perú y también que se comunicase
con los suyos. Asimismo, quedó impedido de poder usufructuar de los bienes heredados
que dejó en América. En compensación, se le otorgó una pensión irrisoria, equivalente al
sueldo de un sirviente inferior. Desde 1773, ambos hermanos Viscardo lucharon
tenazmente por el envío regular de la renta que les correspondía del patrimonio familiar,
aunque no lograron éxito. Por lo demás, sus tres hermanas que quedaron en el Perú se
casaron y se repartieron toda la herencia familiar, no dejando nada para los hermanos
exiliados.

Se hallaban ya agobiados por el desengaño, cuando en 1781 los hermanos Viscardo se


enteraron de la rebelión de Túpac Amaru II en el Virreinato del Perú. Entusiasmado, Juan
Pablo se puso en contacto con el cónsul británico en Liorna, a quien le informó de los
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sucesos del Perú, que para él era una clara muestra del descontento existente en Perú
contra la dominación española. Sostuvo también que era el momento oportuno para
que Reino Unido, entonces en guerra con España, ayudara a las colonias españolas en
América a lograr su emancipación. Él mismo se ofrecía como guía y como intermediario
porque conocía el idioma quechua, que era su lengua materna. Ignoraba que ya, por esas
fechas, la rebelión tupacamarista había sido debelada. De todos modos, sus argumentos
interesaron a los británicos, quienes lo invitaron a Londres ese mismo año. Los hermanos
Viscardo viajaron de incógnito, por vía de Alemania. Juan Pablo adoptó el nombre de
Paolo Rossi y su hermano Anselmo el de Antonio Valessi.
Portada de la primera edición de “Carta a los españoles americanos”. Escrita originalmente
en idioma francés, –con el título de Lettre aux espagnols americains– cayó a manos de Francisco de
Miranda, quien lo publicó por primera vez en 1799, con pie de imprenta en Filadelfia, Estados
Unidos, sin duda falso, pues debió ser editado en Londres.
En 1782 Viscardo arribó a Londres y escribió una carta al gobierno británico, instándole a
enviar una expedición hacia Sudamérica, cuya primera conquista debía ser el puerto
de Buenos Aires, destinado a convertirse en la base para el avance hacia el territorio
del Virreinato del Perú. Estos planes debieron interesar a los británicos, que se hallaban
en vísperas de perder sus trece colonias de América del Norte y en estado de guerra
contra España.
En Londres permaneció durante dos años. En ese lapso se produjo un cambio de gobierno
en Reino Unido y en 1783 se firmó la paz con España, por lo que los planes de Viscardo
dejaron de interesar a los británicos. Viscardo retornó a Massacarrara y dedicó otros años
más en inútiles demandas a la corona española por el asunto de su patrimonio familiar.
En 1791 inició otro viaje a Londres, cuando la coyuntura internacional le hizo presumir que
el gobierno británico estaría dispuesto esta vez a apoyar a las colonias hispanoamericanas
a lograr su independencia. Esta vez fue sin la compañía de su hermano, fallecido en 1785.
Pasó por Francia, entonces convulsionada por la revolución, donde presuntamente
redactó su famosa «Carta a los españoles americanos» (publicada de manera póstuma en
1799), en la que, con ocasión de la cercanía de la celebración de los 300 años
del Descubrimiento de América, incitaba a los criollos de la América Española a luchar
contra la opresión de la Corona y formar un estado soberano.
En 1795 arribó finalmente a Londres. Su esperanza de que los británicos ayudaran a los
“españoles americanos” a obtener su independencia, nuevamente se vio truncada, al
cambiar las circunstancias internacionales. No obstante, continuó viviendo en Londres
hasta su muerte, escribiendo y haciendo gestiones para hacer interesar sus planes a la
corte británica. Enfermo y empobrecido, falleció en febrero de 1798.
Antes de morir, Viscardo dejó sus papeles a Rufus King, ministro de Estados Unidos en
Inglaterra, quien las entregó al venezolano Francisco de Miranda. Este líder patriota
escogió de entre esos papeles la «Carta a los españoles americanos», escrita en francés y
la hizo imprimir en Londres en 1799, con pie falso de Filadelfia (Estados Unidos). Luego lo
tradujo al idioma español, versión que publicó en 1801, también en Londres. El documento
se propagó en el continente americano, y contribuyó significativamente a incitar el
sentimiento emancipador contra el régimen español. Los restantes documentos,
conservados por Rufus King, pasaron a integrar los fondos documentales de la Sociedad
Histórica de Nueva York. Casi 200 años después, dichos papeles fueron descubiertos por
Merle E. Simmons, siendo publicados en 1983.

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5.5 HIPOLITIO UNANUE

Nació en la ribereña ciudad de Arica que pertenecía al Virreinato del Perú. Sus


padres fueron el vasco Miguel Antonio Unanue y Montalivet y la ariqueña Manuela
Pavón y Salgado de Araujo. Su familia no contaba con grandes recursos
económicos; por el contrario, su padre —unos días antes de su nacimiento— había
quedado al borde de la miseria por la pérdida de una embarcación que constituía
su única fuente de ingresos.
Doña Mariana de Belzunce y Salazar, protectora de Hipólito Unanue durante sus primeros
años en Lima.

Hacia 1777 se trasladó a Lima e ingresó a la Real y Pontificia Universidad de San


Marcos,poniendo de relieve su verdadera inclinación: las Ciencias Naturales.
Encontró el estímulo oportuno de parte de su tío, profesor de Anatomía,
dedicándose entonces, con tesón y entusiasmo, a la carrera de médico, no muy
promisoria en aquellos tiempos y en el medio en que le tocaría vivir. Pero, la
necesidad de subsistir a sus propias expensas lo llevó a colocarse como preceptor
en casa de Agustín de Landaburu y Ribera, uno de los más ricos hacendados de la
capital. Aquí, el joven Unanue se fue relacionando con miembros de la alta
sociedad limeña, que habrían de brindarle su amistad al descubrir en él las dotes
brillantes que poseía y que cultivaba con tanta dedicación y esmero, y que iban a
constituir más tarde su mejor clientela en el ejercicio de la medicina.

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En 1783 se graduó de bachiller en medicina, prestando juramento en diciembre de
1786 en la capilla de la Universidad de San Marcos, en cuyo profesorado ingresó
dos años más tarde con la cátedra de "Método de Medicina". Contribuyó a la
formación de la Sociedad de Amantes del País (1790), en cuya publicación,
el Mercurio Peruano, empezó a escribir bajo el seudónimo de "Aristo". Los temas
del Mercurio Peruano eran diversos y de un interés notable. Unanue contribuyó con
artículos cuya importancia ideológica se anunciaba en la "Idea General del Perú"
aparecida en su primer número, un ensayo analítico encaminado a que el Perú
fuera conocido no solo por los peruanos sino también en el extranjero. A través de
esa importantísima publicación perfiló la idea de la patria peruana, al presentar al
Perú como una unidad geográfica, así como insistir en la búsqueda de una
identidad, sea humana o natural.
Logró el apoyo del virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos para la creación del
Anfiteatro Anatómico de la Universidad de San Marcos, que inauguró el 21 de
noviembre de 1792, ocasión en la cual Unanue leyó un discurso titulado
“Decadencia y restauración del Perú”. Esta tarea cumplida terminó por encumbrarlo
definitivamente dentro del ambiente intelectual limeño. Era por entonces una de las
figuras más respetadas entre los estudiosos de la época. Al año siguiente fue
nombrado Cosmógrafo Mayor del Reino y editó la Guía Política, Eclesiástica y
Militar del Virreinato del Perú (1793-1797). Con el fin de discutir las teorías de los
naturalistas europeos sobre la influencia de la naturaleza de América en sus
habitantes, publicó Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los
seres organizados, en especial el Hombre (1806), obra que demostraba una
madurez intelectual y una lucidez conceptual admirable, mereciendo elogios de los
académicos europeos.
El virrey José Fernando de Abascal solicitó su consejo, lo nombró Protomédico
General el 29 de noviembre de 1807, y facilitó que se realizara el anhelo mayor de
Unanue, el de crear y poner a funcionar un Colegio de Medicina. En un primer
momento Unanue obtuvo la cesión del viejo hospital de Santa Ana, mientras se
llevaba a cabo la construcción de un edificio propio. A sus propias expensas costeó
por su parte, la dotación de enseres e instrumentos para el nuevo local que también
contó con el apoyo altruista del gobierno, del alto clero y de familias y personas
pudientes de la capital e interior del país. El virrey asistió a los primeros exámenes
del curso de Anatomía, Fisiología y Elementos de Zoología, dando solemnidad al
acto. Como agradecimiento al virrey por su cooperación decisiva, se bautizó a este
centro de estudios con el nombre de Real Colegio de Medicina de San
Fernando (1808). También a instancias de Unanue el virrey instaló el cementerio en
las afueras de Lima (hoy Cementerio Presbítero Maestro), pues hasta entonces los
entierros se hacían en los recintos religiosos.
Entre diciembre de 1808 y febrero de 1809 describe unos "resplandores al
atardecer" el cual es usado como registro de la Erupción misteriosa de 1808.1
No obstante su proximidad al gobierno virreinal, Unanue colaboró en periódicos
calificados como sediciosos por su propaganda liberal, como El Verdadero
Peruano y El Satélite del Peruano. Elegido diputado a Cortes por Arequipa, viajó a
España pero llegó cuando ya aquellas habían sido disueltas por la reacción

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absolutista. Visitó entonces al rey Fernando VII para gestionar privilegios para el
colegio de San Fernando, así como solicitar una restitución de bienes para su
amigo Agustín de Landaburu y Belzunce. Se cuenta que el rey, al comprobar el
vasto conocimiento del sabio peruano, le ofreció el título de Marqués; pero Unanue
rechazó con cortesía esta merced y aceptó únicamente un óleo de la Virgen de la
Asunción que el monarca tenía en una salita, así como el nombramiento como
Médico de la Real Cámara (1815). Asimismo, logró que por real cédula del 9 de
mayo de 1815 fuera aprobada la existencia del Colegio de Medicina y Cirugía de
San Fernando.
Escultura de Hipólito Unanue en la entrada de la Facultad de Medicina Humana "San
Fernando" de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Regresó a Lima en 1816 para dedicarse a sus tareas profesionales, docentes y
asistenciales, pero, en busca de reposo, se trasladó a Cañete. Retornó a la capital
en 1820, llamado por los sucesos que anunciaban ya una próxima emancipación
política del Perú. A solicitud del virrey, integró como secretario la delegación realista
que se entrevistó en Miraflores con los emisarios del general José de San Martín.
Cuando la ciudad de Lima fue ocupada por los patriotas, fue uno de los firmantes
del Acta de Declaración de la Independencia, aprobada en sesión de Cabildo
Abierto el 15 de julio de 1821. Proclamada la Independencia del Perú por San
Martín e instalado el gobierno protectoral, a Unanue se le encomendó el Ministerio
de Hacienda, cargo que ejerció del 3 de agosto de 1821 a 21 de
septiembre de 1822. Tuvo que afrontar la trabajosa tarea de mantener la
administración del Estado, a pesar de la labor destructora de la guerra y los efectos
inmediatos de la libertad económica. Fue, además, uno de los fundadores de
la Orden El Sol del Perú y miembro de la Sociedad Patriótica, ante la cual disertó
sobre el régimen político más conveniente para el Perú.
Como diputado por Puno integró el primer Congreso Constituyente del Perú, cuya
presidencia ejerció de 20 de diciembre de 1822 a 20 de febrero de 1823. Su labor
en el Congreso Constituyente fue infatigable y fecunda y con esa mística de
servicio se dio por entero a participar en los trabajos de la comisión encargada de
redactar el proyecto de Constitución de la República con otros miembros de la
Cámara.El 19 de julio de 1823, en Trujillo, Riva Agüero decretó la disolución
del Congreso y estableció un senado, conocido como "Senado de Trujillo",
compuesto por diez vocales elegidos entre los mismos diputados, uno por cada
departamento: Nicolás de Araníbar (Arequipa), Hipólito Unanue (Tarma), José
Pezet (Cusco), Francisco Salazar (Puno), José Rafael Miranda (Ayacucho), Justo
Figuerola (Huancavelica), Manuel de Arias (Lima), Toribio Dávalos (La Costa), José
de Larrea (Huaylas) y Martín de Ostolaza (Trujillo). Este senado celebró 27
sesiones del 18 de septiembre al 18 de noviembre de 1823. Los diputados
contrarios fueron enviados al sur.2 Unanue no aceptó esta nominación y retornó a
Lima.
Se entrevistó con Simón Bolívar ni bien este llegó al Perú y pronto se ganó su
confianza. Ofició como su médico cuando el Libertador estuvo seriamente afectado
de salud en el histórico sitio de Pativilca.

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Bajo la dictadura de Bolívar fue ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores
(de 20 de enero a 3 de abril de 1824), ministro de Hacienda (de 28 de octubre de
1824 a 25 de febrero de 1825), y nuevamente ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores (de 26 de febrero a 3 de abril de 1825). Luego ejerció la vicepresidencia
del Consejo de Gobierno, cuerpo encargado del gobierno en Lima cuando Bolívar
emprendió su gira al sur en abril de 1825. La presidencia de este Consejo de
Gobierno debía ejercerla el mariscal José de La Mar, pero por ausencia de este,
Unanue se encargó de presidirla, de 10 de abril de 1825 a 5 de enero de 1826; fue
así como este sabio ariqueño estuvo a la cabeza del poder ejecutivo en el Perú,
hasta que La Mar asumió dicha función.
En el aspecto económico, dictó el primer reglamento de comercio, estableció el
personal de aduanas y dio impulso a la agricultura, minería e industria
manufacturera. En el aspecto educacional, restauró los colegios que ya no
funcionaban, fundó otros colegios en Lima y en provincias, organizó la Dirección
General de Estudios y creó sociedades con fines culturales como la Sociedad
Filarmónica y el Museo de Ciencias Naturales. Además, creó la primera junta de
beneficencia pública, fundó establecimientos hospitalarios y propagó la vacunación
para erradicar la viruela.3
El 10 de octubre de 1825 fue condecorado con la medalla cívica con el busto de
Bolívar. A los plenipotenciarios peruanos enviados al Congreso de Panamá les dio
instrucciones para que fueran muy cautelosos en la cuestión de límites,
preocupándose así por la integridad territorial del Perú en una época en que
todavía flotaba en el ambiente la idea continental de la patria.
Fue uno de los sesenta y cinco diputados electos en 1825 por la Corte Suprema y
convocados para aprobar la Constitución Vitalicia del dictador Simón Bolívar. Sin
embargo, a pesar de que dicho congreso estuvo convocado, el mismo decidió no
asumir ningún tipo de atribuciones y no llegó a entrar en funciones.45 6
Restos de Hipólito Unanue descansan en el Panteón de los Próceres en Lima.
En junio de 1826 fue nombrado ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos, pero
tras la partida de Bolívar se retiró a su hacienda San Juan de Arona, en San Luis
de Cañete, donde su hijo José luego edificó el Palacio Unanue en 1840. Enfermo,
tuvo que soportar todavía el dolor de perder a su segunda esposa, Josefa de la
Cuba. Él mismo, ya en sus días últimos, frecuentó a un vecino ilustre, el exdirector
supremo de Chile, Bernardo O’Higgins, dueño de la hacienda Montalván.
Falleció el 15 de julio de 1833, a los 78 años de edad, en la hacienda San Juan de
Arona, a la que se había retirado.
Hipólito Unanue fue de personalidad polifacética, como médico, físico y estadista.
Su vida y obra, ampliamente conocidas a través de la historia, han concitado sumo
interés entre historiadores y biógrafos, quienes han dado a conocer las
sobresalientes cualidades personales y profesionales del recordado sabio y
precursor de la independencia peruana.

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5.6 MATEO PUMACAHUA
Mateo García Pumacahua Chihuantito, militar y revolucionario. Nació en 1748 en el
pueblo de Chincheros, partido de Calca (Cuzco). Sus padres fueron don Francisco
Pumacahua Inca, gobernador de Chincheros, y doña Agustina Chihuantito; ambos eran
naturales del mismo pueblo y pertenecían al ayllu Pongo Ayamarca, de descendientes de
los incas. Se presume que Mateo haya estudiado en el colegio de indios nobles de San
Francisco de Borja. En 1770, muerto su padre, se hizo con el nombramiento hereditario de
cacique y gobernador de Chincheros, bajo el encargo de velar por la fiel práctica de la
religión, el mantenimiento del orden y las buenas costumbres, así como la recaudación de
los tributos respectivos. Tres años después se le confirió el rango de capitán de indios
nobles en la provincia de Urubamba. Alrededor de 1776 debió unirse en matrimonio con
doña Juliana Carihuamán, natural del Cuzco, con la cual tuvo cinco hijos: Ignacia, Polonia,
Francisco de Paula, Lorenzo y María Eusebia. Como fervoroso realista combatió con
denuedo las insurrecciones de indígenas, entre ellas la gran rebelión de Tupac Amaru II
de 1780. Le tocó a Pumacahua participar en las operaciones de la segunda columna,
mandada por el teniente coronel don Juán Manuel Campero, llevando bajo sus órdenes
dos mil indios de Chincheros, Maras y Guayabamba. Así pudo detener la ofensiva de
Diego Cristóbal Tupac Amaru en el Valle Sagrado de los incas y contribuir después (enero
de 1781) a la derrota del cacique José Condorcanqui en el sitio del Cuzco. Su actuación
en el cometido de buscar al fugitivo Tupac Amaru II y su rol desempeñado en la victoria
de Checacupe, que selló definitivamente el término de la rebelión, acrecentaron sus
méritos. Por ello se le encomendó luego la pacificación de la zona altiplánica del Collao,
con el rango de coronel (otorgado a su favor en 1780) y con 180 pesos de sueldo
mensual. Mas no sólo recibió premios y títulos, sino también el reconocimiento público del
visitador José Antonio de Areche y del virrey Agustín de Jáuregui.

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Mateo Pumacahua
Finalizada la rebelión de Túpac Amaru II, Pumacahua regresó a su hogar en el pueblo de
Chincheros y tomó en arriendo una hacienda en Guayabamba, provincia de Urubamba.
Buscando obtener mercedes, en 1782 dio poder al marqués de Salinas para que
expusiera en la corte todos los servicios que había prestado a Su Majestad. En 1783
Pumacahua recibió el título de coronel de milicias y en 1794, el rango permanente de
coronel de infantería, con derecho a sueldo. Entre los indios nobles del Cuzco sale elegido
alférez de la ciudad imperial, y como tal presta su juramento el 28 de junio de 1802. En
una relación de méritos de 1804 lo vemos solicitar el grado de brigadier con el puesto de
coronel del ejército en actividad, y ademas la gracia de un hábito de la orden de Santiago
y la reducción de de parte del tributo de doce parientes suyos, a los cuales enumera en el
memorial. En marzo de 1809 contribuye ya económicamente a la causa realista con dos
mil quinientos pesos. Ese mismo año, bajo las órdenes de Goyeneche, participara en las
acciones militares de castigo a las expediciones argentinas al Alto Perú. Llevando el
comando de un ejército de 3 500 hombres marcho al Desaguadero con la finalidad de
restablecer las comunicaciones entre la capital y el ejército de Goyeneche. El cacique
acrecentó su fuerza con las auxiliares de Puno y Arequipa, tranquilizó a los pueblos, ocupo
Sica-Sica y ordenó todos los partidos de los alrededores. En virtud de estos repetidos
logros Pumacahua obtuvo el anhelado ascenso a brigadier, junto con la presidencia de la
real audiencia del Cuzco, que asumió solemnemente el 24 de setiembre de 1812. Desde
este alto sitial le tocó juzgar a los responsables de la asonada que tuvo lugar en dicha
capital en 1813, cuando el abogado Rafael Ramírez de Arellano y treinta personas mas
lanzaron una proclama, negándose a reconocer a las autoridades del municipio, en virtud
del tenor liberal de la Constitución de Cádiz. A fin de evitar mayores incidentes, el
presidente de la audiencia hubo de intervenir de manera mesurada y prudente.
Lo cierto es que, como resultado de las experiencias vividas y del contacto con hombres
patriotas e ilustrados, Pumacahua experimentará un cambio radical en sus sentimientos.

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En medio de atrevidas maledicencias de la gente criolla, que odiaba su mando por su
naturaleza indígena, el cacique abandona la real audiencia y se retira a la hacienda
llamada «Sala» que poseía en Uruquillas. Aquí es donde lo sorprende la revolución que
estalló el 3 de agosto de 1814. Todo se inicio con una riña entre un soldado y un
estudiante del seminario de San Antonio Abad, que generó el ataque del Ejército a esta
institución. Bajo la conducción de los hermanos José y Vicente Angulo, una turba
popular atacó el cuartel en represalia. De aquí salieron emisarios para invitar a
Pumacahua a participar en la revuelta como presidente de una junta gubernativa,
dispuesta a abrazar la causa de la emancipación. El brigadier-presidente aceptó el cargo
y, asesorado por los Angulo, decidió mandar tres expediciones para abrir un segundo
frente de batalla al ejército realista del Alto Perú. La primera marchó a Huamanga, al
mando del cura Béjar y Mariano Angulo, y fue derrotada en Huanta; la segunda, al mando
del capitán Manuel Pinedo y el cura Muñecas, marchó hacia el Alto Perú, siendo derrotada
en Chacaltaya. La tercera expedición iba bajo el liderazgo de Vicente Angulo y el propio
Pumacahua, quienes consiguieron ocupar la ciudad de Arequipa, pero terminaron
vencidos en la batalla de Umachiri el 1 de marzo de 1815. Pumacahua fue tomado
prisionero, cuando intentaba dirigirse al Cuzco, por unos indios de Marangani que lo
condujeron a la presencia del general Juan Ramírez. Éste mandó abrir un juicio sumario,
en el que sin mayor dilación se condenó a muerte a Pumacahua, lo que se hizo efectivo el
17 de marzo de 1815 en Sicuani. Para escarmiento de los que se animaran a seguir la
bandera de la emancipación, se ordenó enviar la cabeza de Pumacahua al Cuzco,
mientras uno de sus brazos quedó fijado en una plaza pública de Sicuani. El gran militar y
aristócrata nativo tendría entonces unos 67 años de edad.

5.7 SIMON BOLIVAR

Bolívar nació el 24 de julio de 1783 en Caracas en la provincia y ciudad de Caracas Capitanía General de


Venezuela (hoy República Bolivariana de Venezuela). Fue el cuarto hijo del matrimonio entre María de la
Concepción Palacios y Blanco y Juan Vicente Bolívar y Ponte. Nació en el seno de una rica familia criolla y
como era habitual en los herederos de familias de clase alta en su época, fue enviado a educarse en el
extranjero a una edad temprana. Llegó a España cuando tenía 16 años. A sus 19 años en Madrid, en
la iglesia de San José,1819 contrae nupcias con María Teresa del Toro, y retorna a Venezuela con su esposa,
la cual enferma y fallece en 1803, sumiendo a Bolívar en una profunda depresión y llevándolo a jurar que
más nunca se casaría. En ese momento decide volver a España, y luego iría a Francia, donde se reencontró
con su maestro Simón Rodríguez, quien encauza el sufrimiento de Bolívar hacia el ideal de liberar a su
patria. En París presenció la coronación de Napoleón Bonaparte. Mientras estuvo en Europa, conoció las
ideas de la Ilustración, lo que unido a la influencia de Simón Rodríguez, motivó a que jurara liberar a la
América del Sur colonial del dominio de los españoles. Ello quedó expresado en su Juramento del Monte
Sacro:
«...no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por
voluntad del poder español».
Aprovechando el desorden en España provocado por la Guerra de la Independencia, Bolívar inició su
actividades por la independencia desde 1808 y se unió a la Sociedad Patriótica de Caracas que surgió a raíz
de los hechos del 19 de abril de 1810 y donde pronunció su primer discurso a favor de la emancipación:
«acaso 300 años de dominio no bastan..pongamos la piedra fundamental de la libertad suramericana,,,
vacilar es perdernos...».

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Participó como importante observador en la Declaración de Independencia de Venezuela en 1811, sin
embargo la República no logró sostenerse debido a las revueltas fomentada por el realista Domingo
Monteverde que invade por la provincia de Coro y el terremoto que devastó Caracas. Tras la caída de la 1.ª.
República en manos realistas, Bolívar viaja a Cartagena de Indias en busca de apoyo y donde escribe el
«Manifiesto de Cartagena». Allí recibe ayuda de Camilo Torres, gobernante de las Provincias Unidas de
Nueva Granada, donde le dan el mando de un ejército de neogranadinos y venezolanos, que bajo su
liderazgo vencen a los realistas en Mompox y Ocaña y desde Cúcuta inició la «Campaña Admirable» en
1813, para recuperar la independencia de Venezuela, logrando en dos meses llegar a Trujillo, donde pública
el decreto de Guerra a Muerte para enfrentar los desmanes cometidos por los realistas dirigidos por
Domingo Monteverde, y en tan solo unos meses más, vence a Monteverde que derrotado logra huir a las
Antillas. Bolívar llega triunfante a Caracas y recibió el título de Libertador, como también lo había recibido en
Mérida.Sin embargo, la falta de unión de los patriotas y los levantamientos sociales armados dirigidos
por José Tomas Boves en 1814, convirtió el conflicto en una guerra civil y lo mismo ocurriría
entre Cundinamarca y las Provincias Unidas de Nueva Granada, que con la llegada de la flota expedicionaria
armada del «pacificador» Pablo Morillo a Cartagena en 1815, facilitó su caída nuevamente en manos del
imperio español. Estos hechos y la cercanía de Boves a Caracas, provocaron la devastadora Emigración a
Oriente de la población, y Bolívar viaja a Jamaica en búsqueda de apoyo económico de los ingleses, como
armas y municiones para la lucha emancipadora, allí escribió la «Carta de Jamaica», viaja a la república
independiente de Haití donde recibió ayuda del gobierno de Petion y realiza la expedición de los Cayos en
1816, con importantes victorias navales en el Mar Caribe, en las costas de Margarita y en el Orinoco sobre
las flotas españolas. Ya en tierra firme, pública el Manifiesto de Carúpano con la intención de dar libertad a
los esclavos, conformó junto a excelsos juristas como Juan Germán Roscio y Francisco Antonio Zea en
la provincia de Guayana, el Congreso de Angostura de 1819 donde expreso en su discuso :«el sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad
social, mayor suma de estabilidad polìtica»,
En Angostura se sentaron las bases para la gran Colombia y se inició la campaña militar para liberar Nueva
Granada, que se consolidó con la victoria en la batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819. al atravesar
el páramo de Pisba y sorprender y vencer en la batalla del puente de Boyacá a las fuerzas realistas,
expulsando al virrey de la Nueva Granada e independizando Cundinamarca y las Provincias Unidas de
Nueva Granada. Se llevó a cabo el Congreso constituyente de 1821, donde fue uno de los principales
redactores de la constitución que da nacimiento a la República de la gran Colombia, conforma el Ejército del
Sur para iniciar la campaña libertadora en Ecuador y a la vez dirige la campaña sobre Venezuela, que
culmina con la victoria en la Batalla de Carabobo en 1821, hecho que ganó reconocimiento de la nueva
nación libre a nivel internacional, y donde se logra un armisticio en la entrevista de Pablo Morillo y Simón
Bolívar, allí se firma un acuerdo de regularización de la guerra y queda abolido el decreto de guerra a
muerte. En España inicia el trienio Liberal. A pesar de una serie de obstáculos, incluida la llegada de una
fuerza expedicionaria española sin precedentes, los revolucionarios finalmente prevalecieron, culminando
con la victoria en la Batalla de Carabobo en 1821, que efectivamente convirtió a Venezuela en un país
independiente. Bolívar se dirige a Quito donde entra triunfante luego de las batallas de
Bomboná y Pichincha en 1822, en Quito conoce a Manuelita Sáenz y en Guayaquil se entrevistó con el
prócer argentino José de San Martín para las acciones de independencia peruana y del alto Perú. El
congreso de Quito y Guayaquil deciden unirse a la gran Colombia con el nombre de Ecuador. En Pativilca,
Bolívar inicia la campaña del Perú, con la victoria en Junín y al llegar a Lima es recibido como «El
Libertador», recibiendo del pueblo peruano la «Espada del Perú» y la orden «el Sol del Perú» entragada por
José de San Martín, dichos reconocimientos acompañaron a Bolívar hasta su muerte. Asimismo, recibió el

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cargo de Jefe Supremo del Gobierno. Bolívar había llegado a la cumbre de sus hazañas política y militares,
allí escribe «Mi delirio sobre el Chimborazo», nombró a Antonio José de Sucre como comandante en jefe de
los Ejércitos Libertadores del Sur, para la Batalla de Ayacucho en el Alto Perú en 1824, donde vence,
expulsando al último virrey español en América, José de la Serna. En gratitud se denomina territorio Bolívar
(hoy Estado plurinacional de Bolivia) al cual Bolívar le redacta su primera Constitución. Bolívar participó en la
fundación de la primera unión de naciones independientes de América Latina, la Gran Colombia, de la que
fue presidente de 1819 a 1830. Mediante nuevas campañas militares, expulsó a los gobernantes españoles
de Ecuador, Perú. y Bolivia, el último de los cuales lleva su nombre. Fue simultáneamente presidente de
Gran Colombia (hoy Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador), Perú y Bolivia, pero poco después, su
segundo al mando, Antonio José de Sucre, fue nombrado presidente de Bolivia. Bolívar apuntó a una
América española fuerte y unida capaz de hacer frente no solo a las amenazas que emanan de España y
la Santa Alianza europea, sino también a la potencia emergente de los Estados Unidos. En la cima de su
poder, Bolívar gobernó un vasto territorio desde la frontera con Argentina hasta el Mar Caribe. No obstante,
Bolívar le entrega el mando militar a Sucre en el Alto Perú (Bolivia), pues el Congreso le ordenó volver a
Colombia, asimismo deja como encargados en Lima a Andrés Santa Cruz, José María Córdoba y Manuela
Sáenz. En el Congreso en Bogotá se encuentra con intrigas palaciegas productos de sus detractores y
antiunionista, se entrevista con José Antonio Páez para evitar la separación de Venezuela, denominada la
Cosiata. Y ya en Santa Fe de Bogotá, y luego de los eventos de la convención de Ocaña, intentan asesinarlo
en la conspiración septembrina, logra salvarse por la acción de Manuela Sáenz, y de este hecho fue
acusado su excompañero de armas Santander, tras el intento de magnicidio, los conflictos políticos y
revueltas se extienden a Perú como Bolivia, y tras la salida del poder de Santa Cruz en Lima y la renuncia de
Sucre en Bolivia, surgen hostilidades en la frontera Gran Colombiana por parte del gobierno de Agustín
Gamarra, que culmina con el Tratado de Paz y Amistad entre ambas naciones en 1829.
Se logra llevar a cabo el Congreso Admirable en Colombia, no obstante, ante la campaña de descrédito y
para evitar una guerra civil o conflicto entre naciones hermanas, Bolívar decide renunciar al cargo de
presidente de la Gran Colombia en 1830 y se retira a Cartagena de Indias y de allí a la quinta de San Pedro
Alejandrino en las afueras de Santa Marta, con las siguientes palabras reflejadas en su última proclama
dirigida a los colombianos: «Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más
sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad», al conocer sobre la muerte de Sucre y las amenazas de
separación de Venezuela de la gran Colombia agravaría su enfermedad, Córdova y Urdaneta y otros
patriotas, preparan una reacción para la retoma del poder en la gran Colombia pero desisten cuando Bolívar
las rechaza. No obstante Bolívar escribe su último mandato: «mis últimos votos son para que se consolide la
unión, si mi muerte contribuye para ello, yo bajaré tranquilo al sepulcro», A los 47 años de edad, El
Libertador fallece el 17 de diciembre de 1830 a la 1.03 de la tarde y sus restos reposan en el Panteón
Nacional en Caracas, Venezuela.

5.8 JOSE DE SAN MARTIN

"Nacido en las misiones jesuitas de Yapeyú el 25 de febrero de 1777, José de San Martín marchó
a España antes de cumplir los cinco años de edad, llevado pro sus padres para que completara su
educación en los colegios de la península. Tenía 13 años cuando ingresó de cadete al regimiento
Muecia, dando así comienzo a la carrera militar en que estaba llamado a distinguirse durante la
invasión napoleónica. San Martín tomó parte activa en las guerras de España contra Inglaterra y
Francia, combatiendo en Cabo San Vicente, en el norte de África, en Arjonilla, en Bailén, y
finalmente en Albuera. Por sus servicios a la Madre Patria y sus grandes condiciones militares,
valor, inteligencia, disciplina y lealtad, fue ascendido a Tnte. Crnel. de caballería y recibió las
medallas concedidos por dichas acciones de armas. Ya para 1812, San Martín manifiesta sus
sentimientos americanistas y sus simpatía por la emancipación de las colonias españolas. Juzga
que ha cumplido su deber para con al patria de sus padres, derramando su sangre para defenderla
de la agresión napoleónica, y que ya debe consagrar su vida a la libertad del pueblo en que ha
nacido. Como sigue de cerca el movimiento liberal de la época y mantiene tratos con las logias que
trabajan por la libertad de América, decide su viaje a Buenos Aires, a donde llega en 1812.

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El gobierno argentino le revalida su clase militar y le encomienda la organización del Regimiento
Granaderos a Caballo que habría de vencer, primero en San Lorenzo, en 1813, y más tarde
participar en forma brillante en las campañas por la libertad de Chile, Perú y Ecuador. En 1814,
asume el mando del Ejército Argentino del Alto Perú en lugar de Belgrano, y luego la Gobernación
de Cuyo, donde comienza a echar las bases del Ejército de los Andes. Por sus talentos militares y
su espíritu organizador, es promovido a la clase de Capitán General y recibe el apoyo del Gobierno
para preparar la expedición destinada a libertad a Chile. En 1817, pasa los Andes, en una hazaña
sólo comparable a la que realizó Bolívar para llevar sus armas victoriosas hasta Bogotá. San
Martín logró el triunfo de Chacabuco el 12 de febrero de ese año, y tras el momentáneo revés de
Cancharayada, alcanzó la jornada decisiva de Maipú el 5 de abril de 14818, que consumó la
independencia de Chile. Su entrada a Santiago fue triunfal, como salvador de la libertad de ese
país. Ese triunfo le permitió consagrarse a su grande ideal de llevar las armas de la patria al Perú,
tal como o había anunciado desde 1814. El 20 de agosto de 1820, zarpaba de Valparaíso la flota
al mando de Cochrane, conduciendo la Expedición Libertadora que el 8 de setiembre desembarcó
en Paracas. El mismo día del arribo a Pisco, San Martín lanzó una proclama a sus soldados,
diciendo: "Hemos llegado al lugar de nuestro destino, y sólo falta que el valor consuma la obra de
la constancia... acordaos que no venía a hacer conquistas sino a libertar pueblos. Luego pasó a
Huaura para iniciar la campaña militar que le abrió las puertas de Lima, a donde entró el General
San Martín el 10 de julio de 1821. El 28, juró la independencia del Perú con la bandera peruana
que él había creado en Pisco pocos meses antes; y el 2 de agosto, desligándose de toda
dependencia política a Chile, asumió el mando supremo en el Perú con el título de Protector. El 26
de julio de 1822 se entrevistó con el Libertador Bolívar en Guayaquil. De regreso convocó el 20 de
setiembre del mismo año, saliendo del Perú para siempre. Al entregar las inignias del Poder, San
Martín dijo: "He cumplido la promesa sagrada que hice al Perú: he visto reunidos los
representantes: fuerza enemiga ya no amenaza la independencia de unos pueblos que quieren ser
libres y que tienen los medios para serlo".

El Congreso Constituyente en reconocimiento de los servicios prestados pro el Protector a nuestra


independencia, le acordó, entre otros honores, los títulos de Primer Soldado de la Libertad,
Generalísimo de las Armas del Perú, Fundador de la Libertad del Perú, el agrado de Capitán
General y el uso de la banda bicolor con los honores del poder ejecutivo en todo el territorio del
país. Además, dispuso que se le levantara una estatua y que un busto del Generalísimo fuera
erigido en la Biblioteca Nacional, por él fundada.
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Entre 1822 y 1850 San Martín vivió desterrado en Europa, salvo un breve viaje que hizo a Buenos
Aires en 1829. Pero aún de lejos siguió preocupándose por los sucesos del Perú y Argentina,
cuyas luchas políticas produjéronle penosa impresión pues iban contra sus más caros ideales.
"Cada gota de sangre americana que se vierte -decía- me llega al corazón". Al igual que Bolívar
amó el orden y la armonía nacionales. Pensaba en la unión de todos los pueblos de América y el
respeto a los principios en que se funda la prosperidad y la riqueza de los pueblos. En vísperas de
morir todavía pensaba en el Perú, su segunda patria, y así en su testamento mandó devolver el
pendón Pizarro que le obsequiara el Ayuntamiento de Lima al renunciar el Mando. Falleció en
Boulogne Sur Mer el 17 de agosto de 1850.

Como gobernante el Perú debe al General San Martín importantes reformas sociales y jurídicas:
suprimió la mita y el tributo de los indios; prohibió la pena de azotes, la tortura y la horca;
estableció la libertad de imprenta; fundó la Biblioteca Pública de Lima; decretó la libertad de los
esclavos nacidos en el Perú y medidas de seguridad individual y colectiva. Fundó colegios, impulsó
las industrias y enalteció la dignidad del hombre. Creó nuestra Bandera y el Himno Nacional.
Fomentó la cultura y pudo cumplir la promesa que hizo antes de salir de Chile de que venía a
luchar por la libertad y contra la injusticia y la ignorancia. "San Martín es el más grande de los
héroes, el más virtuoso de los hombres públicos, el más desinteresado patriota, el más humilde en
su grandeza y a quien el Perú, Chile y las Provincias Argentinas le deben su vida y su ser político",
fue el juicio que el ilustre soldado mereció de los peruanos a su retiro del país" .
El Congreso Constituyente en reconocimiento de los servicios prestados pro el Protector a nuestra
independencia, le acordó, entre otros honores, los títulos de Primer Soldado de la Libertad,
Generalísimo de las Armas del Perú, Fundador de la Libertad del Perú, el agrado de Capitán
General y el uso de la banda bicolor con los honores del poder ejecutivo en todo el territorio del
país. Además, dispuso que se le levantara una estatua y que un busto del Generalísimo fuera
erigido en la Biblioteca Nacional, por él fundada.

Entre 1822 y 1850 San Martín vivió desterrado en Europa, salvo un breve viaje que hizo a Buenos
Aires en 1829. Pero aún de lejos siguió preocupándose por los sucesos del Perú y Argentina,
cuyas luchas políticas produjéronle penosa impresión pues iban contra sus más caros ideales.
"Cada gota de sangre americana que se vierte -decía- me llega al corazón". Al igual que Bolívar
amó el orden y la armonía nacionales. Pensaba en la unión de todos los pueblos de América y el
respeto a los principios en que se funda la prosperidad y la riqueza de los pueblos. En vísperas de
morir todavía pensaba en el Perú, su segunda patria, y así en su testamento mandó devolver el
pendón Pizarro que le obsequiara el Ayuntamiento de Lima al renunciar el Mando. Falleció en
Boulogne Sur Mer el 17 de agosto de 1850.

Como gobernante el Perú debe al General San Martín importantes reformas sociales y jurídicas:
suprimió la mita y el tributo de los indios; prohibió la pena de azotes, la tortura y la horca;
estableció la libertad de imprenta; fundó la Biblioteca Pública de Lima; decretó la libertad de los
esclavos nacidos en el Perú y medidas de seguridad individual y colectiva. Fundó colegios, impulsó
las industrias y enalteció la dignidad del hombre. Creó nuestra Bandera y el Himno Nacional.
Fomentó la cultura y pudo cumplir la promesa que hizo antes de salir de Chile de que venía a
luchar por la libertad y contra la injusticia y la ignorancia. "San Martín es el más grande de los
héroes, el más virtuoso de los hombres públicos, el más desinteresado patriota, el más humilde en
su grandeza y a quien el Perú, Chile y las Provincias Argentinas le deben su vida y su ser político",
fue el juicio que el ilustre soldado mereció de los peruanos a su retiro del país" .

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