Está en la página 1de 13

El sueño

Se menciona que los síntomas


patológicos de ciertos
neuróticos poseen un sentido.
Sobre esto se fundó el
procedimiento de la cura
psicoanalítica.
El estudio del sueño no es sólo la mejor preparación para el de
las neurosis, sino que el sueño mismo es también un síntoma
neurótico. El sueño pasa a ser objeto de la investigación
psicoanalítica. Se trata, de nuevo, de un fenómeno habitual,
menospreciado, en apariencia de tan nulo valor práctico
como las operaciones fallidas, con las que tiene en común el
hecho de presentarse en las personas sanas.
Los médicos juzgan al sueño, desde luego, como un acto no
psíquico, como la exteriorización de estímulos somáticos en la vida
anímica.
Interpretar significa hallar un sentido oculto; ni hablar de ello, desde
luego, si adoptamos la mencionada manera de concebir la
operación onírica. Revean ustedes la descripción que hacen del
sueño.
La tendencia biológica del dormir parece entonces la
reparación de fuerzas, y su carácter psicológico, la
suspensión del interés por el mundo.

Mientras se duerme no debe haber actividad anímica


ninguna, si ella se remueve, es porque no se ha logrado
producir el estado fetal de reposo, no se ha podido evitar
todo resto de actividad anímica. Esos restos, eso sería el
soñar. Pero entonces parece que realmente el sueño no
necesita tener sentido alguno. En las operaciones fallidas la
situación era diversa; eran sin duda actividades de la vigilia.
Los procesos anímicos que se producen mientras se duerme,
tienen un carácter totalmente diverso de los de la vigilia. En el
sueño se vivencian muchas cosas y se cree vivenciarlas, cuando en
verdad nada se vivencia, salvo, quizás, el estímulo que perturba al
soñante. Se vivencia predominantemente en imágenes visuales; ahí
pueden entreverarse también sentimientos, e incluso pensamientos;
además, los otros sentidos pueden vivenciar algo. Pero
fundamentalmente se trata de imágenes.
Existen ciertos sueños de la infancia que treinta años
después están frente a la memoria como una vivencia
fresca. Pueden, como los individuos, aparecer una sola vez,
y no retornar nunca o repetirse en la misma persona de
manera idéntica o con pequeñas variantes.
El vínculo entre el contenido de muchos sueños y la
repleción de la vejiga o un estado de excitación de los
órganos sexuales es nítido e inequívoco.
A menudo los sueños carecen de sentido, son confusos,
absurdos, pero los hay plenos de sentido, sobrios y
racionales.

Se menciona que la historia y la opinión popular nos dicen


que el sueño posee sentido y significado, que escruta el
porvenir; pero es algo difícil de aceptar, por cierto,
indemostrable y que los sueños diurnos son fantasías.
Se menciona que, en el sueño, se está fantaseando, no se ve, sino
que se piensa. Estos sueños diurnos emergen en la prepubertad, a
menudo ya al final de la niñez, persisten hasta que se llega a la
madurez y entonces se los abandona o se los conserva hasta la
edad provecta. El contenido de estas fantasías está presidido por
una motivación muy trasparente.
Son escenas o circunstancias en que encuentran satisfacción los
afanes de ambición o de poder, o los deseos eróticos de la
persona. En los hombres jóvenes prevalecen casi siempre las
fantasías de ambición, y en las mujeres, que han puesto su
ambición en el éxito amoroso, las eróticas.
Las operaciones fallidas en parte se esclarecían a sí mismas, y
advierten que, en beneficio de la concatenación de los fenómenos,
debía suponerse la existencia de procesos anímicos así, de los que
nada se sabe. En el sueño se ve forzado a aportar explicaciones de
otro lado.
El estado en que se realiza una operación fallida tiene que
aparecerles como el normal, no presenta semejanza alguna con
el hipnótico. En cambio, existe un nítido parentesco entre el
estado hipnótico y el estado del dormir, que es la condición del
soñar.
En el sueño, la palabra-estímulo es sustituida por algo que a su vez proviene
de la vida anímica del soñante, de fuentes para él desconocidas, y por tanto
muy fácilmente podría ser «retoño de un complejo».

También podría gustarte