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METAFÍSICA

(ARISTÓTELES)
Antonio Rosas Hernández
LIBRO I (A)
Capítulo I

Según Aristóteles todos los hombres poseemos la inquietud de saber, ya que lo que
captamos por los sentidos nos causa cierto placer: especialmente lo que entra por la vista o
percepción. En este sentido cataloga a la vista como el mejor de los sentidos, pues nos da
conocer los objetos de forma física.

Con lo que respecta al conocer, Aristóteles afirma que esta capacidad también la reciben
los animales a través de los sentidos. Consecuentemente, especifica que los animales viven
limitados por estas impresiones sensibles y esto apenas logra elevarlos a una experiencia.1
Mientras tanto, el hombre asimila la experiencia en el razonamiento (ciencia) y en el arte.

Para Aristóteles experiencia del hombre radica en la memoria, ya que los recuerdos de una
misma cosa constituyen una experiencia única del hombre

Capítulo II.

Para indagar los principios específicos a los que se atiene la filosofía, Aristóteles indaga
sobre la figura del filósofo. Según él este se caracteriza por conocer con más rigurosidad
que cualquiera el estudio de las causas. Se enfoca más en el ansia de saber que en los
resultados que arroje alguna investigación. No debe ser dependiente ni subordinado, sino
todo lo contrario.

Por lo tanto, se puede decir que la filosofía es el estudio de los principios y causas de cada
cosa. Además, para comenzar a filosofar sobre los principios –dice Aristóteles– es
necesario tener capacidad de asombro. En efecto, los más antiguos comenzaron por hacerlo
de esta manera. Asombrándose del mundo circundante y sus fenómenos.

1
Para Aristóteles los animales viven reducidos a sólo impresiones de sentidos. Arist., De Anima, lib.
II, cap. 3.
Aristóteles toma a la filosofía como algo divino puesto que el estudio de ella versa en los
principios. Dios está totalmente relacionado con los principios porque Dios es principio y
causa de todas las cosas que existen.

Capítulo III

Aristóteles asegura que para que podamos obtener la ciencia –la filosofía– es necesario
investigar las causas primeras. Aristóteles reconoce cuatro causas:

Causa formal: la esencia de cada cosa.


Causa material: la materia de cada cosa.
Causa eficiente: el principio del movimiento de cada cosa.
Causa final: el bien de cada cosa.

Estas causas ya las vimos en los tratados de Física, específicamente en el libro II. Pero
antes de analizar más profundamente las causas veamos la opinión de los otros filósofos
sobre las causas, aunque la mayoría de ellos vieron las causas desde el punto de vista de la
materia. Ellos consideraban a la materia como principio, pues ésta es la que persiste
siempre en nuestro mundo. Veamos algunas teóricas:

Tales de Mileto: el agua es el principio de todas las cosas.


Heráclito: el fuego es el principio de todas las cosas.
Anaxímenes: el aire es el principio de todas las cosas.
Jenófanes: la tierra es el principio de todas las cosas.
Empédocles: Los cuatro elementos son el principio de todas las cosas.

Todos estos filósofos vieron el principio de las cosa desde el punto de vista de la materia.
Sin embargo, ¿qué es lo que hace cambiar a la materia? En efecto, la materia no cambia por
sí sola, no se genera ni se destruye por sí sola. Es evidente que hay un principio anteriores a
ellas que las hace cambiar.

De acuerdo con Aristóteles, el único filósofos que acertó en cuanto al concepto de principio
es Anaxágoras y Hermotimo, ya que estos decían que la inteligencia era principio de todas
las cosas. El llamado Nous.
Capítulo IV

Existieron otros filósofos antiguos que proclamaron conceptos abstractos como principio de
las cosas. Hesíodo nos decía que el amor habían sido el primero, mientras que Empédocles
nos decía que la amistad es el principio de todo bien y la enemistad el principio de todo
mal. De hecho, para este filósofo, los cuatro elementos se reúnen por el amor y se separan
por la discordia.

Hasta ahora hemos visto por parte de estos filósofos dos tipos de causa: la material (fuego,
agua, aire y tierra) y la eficiente (inteligencia, amor y odio).

No obstante, la teoría de Empédocles no estaría muy acertada porque cuando los cuatro
elementos se reúnen, más bien tienden a separarse (en efecto, el fuego apagará al agua si se
junta).

Por otro lado, hubieron filósofos como Leucippo y Demócrito quienes dijeron que las
causas de los seres se debían a las diferencias entre conceptos como solidez y vacío; es
decir, el ser y el no ser. En efecto, para ellos, los seres se componían de materialidad y
vacío.

Capítulo V.

En otros tratados hemos visto la teoría planteada por Pitágoras, donde establece que todas
las cosas fueron creadas partir de los números. Otros pitagóricos dijeron que las cosas se
componían por dualidades como el bien y el mal; lo amargo y lo dulce etc. El problema con
ellos es que no explican porqué el número existió antes y además, estos serían en verdad
causa material puesto que están presentes en todas las cosas y no de manera separada.

Capítulo VI.

Ya vimos como Platón en los libros de la República, específicamente en el libro VII,


desarrollaba una teoría de los objetos sensibles inspirado en la filosofía de Heráclito, pues
los objetos sensibles están en constante cambio y ninguna ciencia puede extraerse de ellos.
Luego introdujo el concepto de Idea que está separado de los objetos sensibles porque estos
están sometidos a constantes cambios y las ideas no.
Platón estaba de acuerdo con los pitagóricos porque aceptaba que los números participaran
de cierto modo en los objetos sensibles cosas, y además que estos servían para llegar a las
ideas de los objetos. De esta forma, a diferencia de los pitagóricos, Platón sitúa a los
números fuera de los objetos sensibles (porque los números pertenecen al mundo inteligible
y no al sensible).

Capítulo VII.

Todos los filósofos anteriormente mencionados, según Aristóteles no han explicado de


manera rigurosa y clara el principio de todas las cosas. Sólo algunos han acertado como por
ejemplo, aquellos que conciben a las ideas como una unidad inmóvil y más allá del
movimiento propio (según ellos) de los objetos sensibles.

En términos aristotélicos, dichos filósofos han puesto en la causa final, los conceptos del
bien y el mal y que son estos los que imprimen movimiento a las cosas.

Capítulo VIII.

Según Aristóteles, todas estas teorías caen en un error pues solo consideran a la materia
como principio, y no consideran las cosas incorpóreas, a pesar de que existan. Es un
desacierto no considerar la esencia ni la forma como causa de todas las cosas.

Anaxágoras es el único que de cierta manera ha acertado en decir que la inteligencia es lo


que se encuentra puro y sin mezcla, y que al mismo tiempo, a partir de eso el mundo se fue
creando.

Capítulo IX.

Sabemos de quien estamos hablando cuando decimos que las ideas son causas, en efecto, de
Platón. La cantidad de seres es enorme y por lo tanto, también la es la de las causas. Es
decir, todo ser sensible y toda idea tiene homónimos, por lo tanto todo se multiplica.
Incluso podrá tenerse idea de los objetos que ya no están en presencia de nosotros, pues se
tendrá una imagen de ellos.
Ahora, según los defensores de las ideas, solo se puede tener ideas de la esencia y de nada
más. Pero ¿cómo no podría estar la unidad dentro de las cosas sensibles? Recordemos que
el mundo sensible y el inteligible están separados.

Por otro lado, la incógnita más difícil de resolver recae en la utilidad de las ideas. Las ideas
no son la razón del movimiento y de ningún cambio (puesto que esto es particular de las
cosas sensibles). ¿Cómo podríamos conocer la idea de los demás seres, si ellas mismas no
están en ellos?

Las ideas no pueden ser causas según Aristóteles. En efecto, sin tener un modelo, puede
que exista un ser semejante a otro. No es necesario tener el modelo exacto o la idea exacta
del sujeto para que se produzca otro. De hecho, este argumento podría continuar puesto
que, así como puede haber idea del objeto sensible, también puede haber idea de la misma
idea, es decir, construir un modelo de idea de las ideas. Por otra parte, la idea no puede
causar las cosas, lo que causa las cosas es un motor porque antes de construir la casa ésta
no era una idea.

LIBRO II (a)
Capítulo I
Para Aristóteles la primera Filosofía –la ciencia2, como él mismo menciona – tiene por
objeto de estudio a la verdad. Esto resulta algo complicado –y seguirá siendo complicado–,
pues existe una imposibilidad en la inteligencia misma del hombre que impide a éste
acceder a la verdad absoluta.
“En efecto, lo mismo que a los ojos de los murciélagos ofusca la luz del día, lo
mismo a la inteligencia de nuestra alma ofuscan las cosas que tienen en sí mismas la más
brillante evidencia.”3
Aunque cada filósofo accede y explica un secreto de la naturaleza, Aristóteles asegura que
ninguno accede al conocimiento puro de la verdad, sino que añaden algo particular
conocimiento absoluto de ella. Por lo tanto, aquellos que han expuesto una idea particular
de la verdad fungen como punto de partida para otros filósofos.

2
A lo largo de la Metafísica Aristóteles da lugar a una ciencia por excelencia: la filosofía. Sin
embargo, no se refiere a una filosofía semejante a la de sus demás obras, sino que se sumerge a lo
más profundo y abstracto de esta ciencia. Por tal razón a esta ciencia se le denomina ha denominado
filosofía primera o primera filosofía.
3
ARISTÓTELES. Metafísica, lib. II, cap. 1. (94)
“Nosotros hemos adoptado algunas de las opiniones de muchos filósofos, pero los
anteriores filósofos han sido causa de la existencia de éstos.” 4

A la filosofía siempre se le ha considerado una ciencia teórica de la verdad, y es así porque


explora las causas de todas las cosas a partir de preguntas y especulaciones, que éstas a su
vez nos llevan a la verdad. Según Aristóteles, si no tenemos conocimiento de las causas de
las cosas, carecemos del conocimiento de la verdad.
“Una cosa es verdadera por excelencia cuando las demás cosas toman de ella lo
que tienen de verdad […]. En igual forma, la cosa, que es la causa de la verdad en los
seres que se derivan de esta cosa, es igualmente la verdad por excelencia.”5
Capítulo II
Las cosas no pueden tener un ciclo de infinitos que los justifiquen. La existencia del infinito
(sobre todo si es descendente) no podría darnos la concepción de un principio, puesto que el
principio no puede ser infinito. Si no hay principio, entonces no hay causa, lo cual es
imposible.
Por ejemplo, una cadena de infinito sería decir que el hombre viene del niño y el niño del
hombre, etc. La razón de eso es que en esa dicotomía no hay producción, sino más bien
algo que sucede después de su producción. Así también la aurora no viene del día, sino que
todo lo contrario. Además, hemos visto en otros libros como Acerca de la generación y de
la corrupción, que la destrucción de un elemento significa la generación de otro.
Todo ser humano procede hacia un fin, si admitimos el infinito, entonces no admitimos que
el ser humano obre por un fin. Nada podría investigarse si la cuestión es infinita, ni siquiera
se podría empezar.

LIBRO TERCERO (B)


Capítulo I
La investigación que sigue es analizar si existen muchos principios o uno solo. Ya
habíamos visto en Física la teoría de los principios que tenía Aristóteles. Ahora veremos
algo más junto con la identidad la semejanza, la potencia y el acto, el movimiento y el
reposo, etc.

Capítulo II
Todos actuamos por algún fin y ese fin en definitiva es un bien. ¿Cómo comenzar para
finalmente llegar a ese fin? Evidentemente se hace a través del movimiento, pero este

4
ARISTÓTELES. Metafísica, lib. II, cap. 1. (96)
5
ARISTÓTELES. Metafísica, lib. II, cap. 1. (97)
movimiento no puede partir de un principio inmóvil. Por lo tanto, lo inmóvil no puede ser
un principio ni tampoco un bien en sí.
Acorde con nuestro filósofo, las matemáticas no se ocupan del bien ni del mal porque no se
ocupan del movimiento. Todas las demás artes sí, pues el zapatero, el artesano o el
cocinero, siempre se preocupan de que su arte sea un bien.
A continuación Aristóteles menciona los tipos de causa:
¿En qué tipo de ciencia podríamos fijar nuestra atención sobre las causas? En efecto, dicha
ciencia será la ciencia de las esencias. La obra que aspire a algún fin, y por lo tanto a bien,
entonces es la ciencia que se busca. En todo caso, un solo objeto podría reunir las
condiciones de las causas; por ejemplo, una casa:
Causa formal: El plan de la obra.
Causa material: Tierra y piedras.
Causa eficiente: El obrero.
Causa final: La obra
Si bien la materialidad es una parte importante de conocer los objetos, es mucho más
importante conocer la esencia de cada cosa.
La comprobación tiene que ver con los axiomas aplicados a las cosas más generales. Dicha
comprobación siempre tiene que encontrarse en los principios de cada objeto. Por último, el
axioma es el concepto por el cual se sirven los principios, pues el axioma es lo más general
que existe.
¿Cuántas serán las ciencias para analizar las esencias? Quizás sería complicado que una
abarque a todas las esencias, por lo tanto, tendrían que existir por lo menos dos: la ciencia
de esencia en sí y la ciencia de la causa de la esencia. Sin embargo, inmediatamente nos
viene un problema porque faltaría la ciencia de los accidentes. ¿Cuál sería aquella?
Por otro lado, ¿será necesario tener dos realidades e investigar tanto de las esencias
sensibles como de las otras? Eso complicaría aún más las cosas. Además ¿tendríamos que
agregar la teoría de los seres intermedios como las matemáticas? En efecto, no se podría
porque si lo hiciéramos, tendríamos que decir que la línea, el triángulo y los demás objetos
matemáticos también tienen sustancias ideales. Así, habrían dos triángulos y no uno solo.
Si tenemos seres intermedios, entonces tendremos que tener sentidos intermedios para
percibirlos, lo cual no es posible. En efecto, ¿cómo podríamos distinguir la medicina
sensible y la medicina ideal? ¿la salud sensible y la salud ideal? ¿hay una salud intermedia
entre la salud sensible y la ideal? Ninguno de los filósofos reparo en tales cuestiones.

Capítulo III
¿Serán los géneros el principio de todas las cosas? Si miramos a los filósofos sobre los que
discutíamos antes, no encontraremos una respuesta, ya que ellos asumen los elementos
(fuego, tierra, aire y agua) como el principio de las cosas y no su género. Pero ¿qué pasa en
el caso de las definiciones?
Las definiciones son un género dentro del léxico. Para conocer a un ser también se debe
recurrir al género, ya que gracias a éste podemos conocer posteriormente su especie. En
adición a esto, los géneros tendrán que ser de orden superior, puesto que comprenden a
todos los seres existentes.

Capítulo IV
Es imposible que haya especie sin género. La especie no se podría estudiar si no tenemos el
género para clasificarla. Por ejemplo, para estudiar una rosa debemos hacerlo desde el
género de las plantas. Si vamos a enseñar inglés, debemos hacerlo desde el género de la
pedagogía.
¿En qué se diferencian los principios de los seres inmortales y mortales? Si son iguales,
entonces ¿en qué se diferencian?
Empédocles tenía un acercamiento a dicha problemática y aseguraba que el principio de los
seres se debe a la discordia, es decir, a la separación de las cosas. Así nacemos los seres
humanos, pero los dioses nacerían de la unidad, puesto que lo semejante sólo conoce a lo
semejante. De esta forma, vemos que los principios de los seres no son los mismos.
No obstante, hay otra dificultad grave. El principio de los mortales ¿es mortal? y el de los
inmortales ¿es inmortal? Parece obvia la respuesta, pero si tenemos en cuenta que lo mortal
se destruye, entonces ¿de dónde vino ese principio mortal? si hay otro principio, entonces
tendríamos el principio del principio, lo cual es absurdo.
Si son inmortales, ¿cómo es que estos producen seres mortales e inmortales? Esto solo se
respondería diciendo que los seres mortales e inmortales tienen un mismo principio, pero ya
hemos dicho que los principios deben ser distintos.

Capítulo V
Las cosas como la superficie, los puntos, las figuras ¿son sustancias?
Los movimientos, las modificaciones, las proposiciones, las relaciones y las disposiciones
no son ninguna característica de la sustancia porque éstas en realidad son los atributos de
un sujeto; no tienen existencia independiente.
Pareciera ser que es el cuerpo una especie de sustancia, pues este es el que persiste frente a
todos los cambios que pueden ocurrirle. Sin embargo, la superficie es más sustancia que el
cuerpo, y la línea es más que la superficie y el punto más que la línea. Esto se debe a que
sin estos conceptos el cuerpo no podría existir.
No obstante, si el cuerpo no es la sustancia por excelencia ¿Podemos decir que la superficie
o el punto son sustancias? Sí son sustancias, pero son sustancias que limitan y dividen los
cuerpos en los que se encuentran. Por lo tanto, tendremos dos tipos de sustancias: el cuerpo
mismo y lo que lo delimita (superficie, punto, línea, etc.)

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