Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PATOLOGIAS
Dentro de los estudios y tratamientos del delincuente están las patologías que el
individuo padece por ciertas condiciones pre-existentes. Podemos entonces
referirnos en este caso a Psicopatologías que no son mas que aquellos trastornos
psicológicos que desencadenan conductas desviadas o criminales. Es pues a
través de la Psicología forense que se estudian de las causas, síntomas, evolución
y tratamiento de los trastornos mentales en relación a la conducta delictiva o
criminal.
Desde de la perspectiva clínica y en relación a la psicología forense, los trastornos
mentales más propensos a perpetrar un delito son aquellos que están
relacionados con un alto grado de impulsividad.
A continuación vemos algunos ejemplos de trastornos de conducta.
Trastorno Antisocial
Las personas que padecen trastorno antisocial de la personalidad tienden al
desprecio y a la violación de los derechos. Entre sus rasgos destaca una dificultad
continua para adaptarse a las normas sociales. Asimismo, su conducta se asocia
a la impulsividad, deshonestidad, mitomanía, irritabilidad, agresividad y ausencia
de remordimiento.
Trastorno Explosivo Intermitente
El patrón de este trastorno es una impulsividad caracterizada por una excesiva
irritabilidad e ira incontrolables. Los delitos que pueden estar ligados esta
conducta están relacionados con la propiedad y la integridad física. Se trata de un
trastorno incluido dentro del grupo de control de los impulsos. Un área donde
también destacan otras afectaciones como la piromanía o la cleptomanía. En
estos casos, la falta de control de los impulsos puede desencadenar episodios
agresivos sin premeditación con posterior remordimiento.
Esquizofrenia Paranoide
La esquizofrenia paranoide y otras psicosis también pueden asociarse a actos
delictivos. Además, sus características como la pérdida de la realidad, el delirio de
persecución y la suspicacia hacia el resto, desencadenan en muchos casos un
trastorno antisocial añadido.
Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)
Se trata de una conducta marcada por una fuerte inestabilidad emocional y
pensamientos polarizados que dan lugar a relaciones caóticas e inestables. La
desproporcionada impulsividad que caracteriza al TLP puede llevar a cometer
varios tipos de delitos como los hurtos, el tráfico de drogas o la conducción
temeraria, entre otros. Sin embargo, estos sujetos suelen comprender y reconocer
la ilegalidad de sus acciones.
Según el DSM–V los trastornos de personalidad se clasifican en 3 grupos:
Grupo A
Paranoide, Esquizoide, y Esquizotípico
Sujetos excéntricos, extraños o extravagantes, asociales y que piensan de forma
extraña.
En este grupo se incluye a personas con poca capacidad para establecer y
mantener relaciones interpersonales debido a:
Su acusada introversión
Su falta de sintonía y calidez
Su dificultad para aprender habilidades sociales elementales
Grupo B
Límite, Histriónico, Narcisista y Antisocial
Sujetos inmaduros, dramáticos e inestables. De gran inestabilidad emocional y
elevada impulsividad.
En este grupo se incluye a personas que poseen:
Una gran labilidad afectiva.
Una peculiar y ambivalente emotividad.
Conductas descontroladas o socialmente inadaptadas.
Coloquialmente se les etiqueta como malcriados, déspotas o caprichosos.
Resultan poco fiables por su dificultad para comportarse según las reglas y
normas sociales.
Grupo C
Por evitación, Dependiente, y Obsesivo-compulsivo
Sujetos en los que destaca la sintomatología ansiosa y de temor.
En este grupo las características más comunes son:
Experimentan un miedo patológico que determina y marca su biografía
Temen ir a la escuela, hacer el ridículo, relacionarse con los demás,
fracasar en sus cometidos y o cualquier incertidumbre o novedad.
Son extraordinariamente sensibles a las señales de castigo.
Sus miedos provocan reacciones emocionales que interfieren en su
aprendizaje y llegar a desorganizar su conducta.
La falta de estrategias de afrontamiento provoca conductas explosivas y
mal dirigidas que se alternan con retraimiento e inhibición.