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Llamados a Servir en la Iglesia - El Diaconado

Por: Jorge Betancur

1 Timoteo 3:8-13 “8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino,
no codiciosos de ganancias deshonestas; 9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 10 Y
éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son
irreprensibles. 11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13 Porque
los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es
en Cristo Jesús.”

Cuando Dios levanta personas para servir en su Iglesia, busca a aquellos cuyo corazón es recto para con
Él. Su preocupación no está en sus habilidades innatas o académicas, sino en su integridad espiritual.

Los hombres y mujeres que Dios ha escogido para servir a su pueblo siempre han tenido un corazón
dedicado a Él.

Nehemías 9:8a “y hallaste fiel su corazón delante de ti”

La iglesia como organismo necesita una organización interior que pueda atender las necesidades y
resolver los problemas derivados del funcionamiento propio, abordando con decisión las situaciones
que deban ser conducidas para hacer todo en un buen orden.

En el texto base de este sermón, vemos que Pablo después de analizar los requisitos espirituales para los
ancianos (pastores), ahora se vuelve a los diáconos. La norma para los diáconos no es de ninguna
manera inferior a la que se requiere para los ancianos. Los ancianos que guían y los diáconos que sirven
realizan diferentes funciones, pero lo requisitos espirituales exigidos para ambos se enmarcan en una
conducta piadosa para con Dios y el prójimo.

El texto del Nuevo Testamento usa tres palabras principales para referirse a los diáconos: “diakonos”,
que significa “siervo”; “diakonia”, que significa “servicio”; y “diakoneo”, que significa “servir.

El sentido original de este grupo de palabras tiene que ver con realizar tareas de sirviente, como por
ejemplo servir las mesas. Esta definición gradualmente se extendió hasta que llegó a incluir todo tipo de
servicio en la iglesia.

En un sentido especial, la tarea del diácono resume la esencia de la grandeza espiritual. Aquel que ejerce
el diaconado toma como modelo el servicio de nuestro Señor Jesucristo. Es una tarea de servicio,
sacrificio y dedicación a las necesidades de los demás.

Mateo 20:26-28 “26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre
vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por
muchos.”

En un sentido general, todo cristiano está llamado a ser diácono (la palabra griega diakonos significa
simplemente «siervo»). Sin embargo, la designación no siempre es genérica; también se refiere a un
cargo eclesiástico formal.

Los diáconos, definidos y desarrollados de manera correcta, son un regalo insustituible para el pueblo de
Cristo. Son siervos modelos que se destacan por estar atentos y responder a las necesidades tangibles
en la vida de una iglesia.

¿De qué manera sirven? Ayudan a los ancianos, cuidan el ministerio de la Palabra, organizan el culto,
atienden a los necesitados, protegen la unidad, movilizan el ministerio y más.

Entendido de manera bíblica, los diáconos son los siervos delegados por la congregación para ejecutar la
visión de los ancianos al coordinar varios ministerios. Cuando los diáconos florecen, toda la
congregación gana.

Con esto en mente, en esta tarde desarrollaremos dos aspectos del diaconado.

1.- La necesidad del ministerio Diaconal

2.- Requisitos de los Diáconos

1.- La necesidad del ministerio Diaconal

Conforme la iglesia crecía y aumentaban las necesidades existía el riesgo de que los líderes se apartaran
de su ministerio de la Palabra y la oración (como ocurrió a los apóstoles en Hechos 6), por lo que es
posible que los asignados para cubrir esas necesidades fuesen llamados diáconos.

Para cumplir con las metas de los diáconos se necesitan tres cosas.

(a) Las iglesias deben tomar la iniciativa de buscar a los hombres y las mujeres que tienen la integridad
moral y espiritual descrita en 1 Timoteo 3.

(b) Tales personas necesitan tener la visión, el corazón y el deseo de servir, y deben haberlo demostrado
en actos de bondad práctica antes de su designación pública. Deben ser diáconos antes de ser
nombrados diáconos.

(c) La iglesia hace que sea un ministerio con propósito en nombre de todo el cuerpo. Debería ser visible
para la comunidad en general, a fin de que no solo puedan experimentar, sino también percibir el
ministerio de amor de la iglesia.

Es así, que en la iglesia existe la necesidad de tener a personas escogidas como diáconos y que reciban
un encargo de actuar responsablemente en nombre de toda la iglesia. Cuidan de las personas en los
aspectos prácticos, así como también en los espirituales, manejan los asuntos financieros de la iglesia sin
avaricia ni engaño.
Esto va más allá de un simple ministerio individual, personal. Es un compromiso de los diáconos como
grupo, nombrados por la iglesia y responsables ante ella.

Aunque la enseñanza de Jesús habla acerca de la luz y las buenas obras sea una palabra para todos los
cristianos, los diáconos tienen el privilegio particular de cumplir con ello en nombre de toda la
congregación.

2.- Requisitos de los Diáconos

(a) Carácter Personal (1 Timoteo 3:8)

La palabra honesto se traduce del griego “semmos”, que se puede traducir también como “serio” o
“majestuoso”. “Semmos” abarca el concepto de ser serio de mente y en carácter. Un diácono no debe
ser una persona que ligera, una que le da poco peso a los asuntos serios. Aunque no es una persona fría
y sin gozo, un diacono cómpreme la seriedad de la vida.

Después de este rasgo positivo vienen tres negativos.

Un diacono debe ser sin doblez, la palabra griega que se emplea es “dilogos” y se interpreta como una
prohibición contra el decir una cosa a una persona y algo diferente a otra. EL hablar de un diacono no
debe ser hipócrita, sino que debe caracterizarse por la integridad, la constancia y sinceridad. Una
persona que cuenta historias diferentes a diferentes personas, pronto perderá la confianza de ellas y
manifestara motivaciones engañosas y de manipulación.

Una segunda prohibición indica que un diacono no deben ser dados a mucho vino. La palabra griega
empleada como dados a “prosecho” significa “volver la mente a” u “ocuparse con”. Un diácono no
puede permitir que el vino u otro vicio gobierne su vida, este debe poseer dominio propio frente a
aquellas cosas que pueden afectar su integridad.

La tercera prohibición es que no deben ser codiciosos de ganancias deshonestas. No deben usar su
posición como un medio para hacer dinero. Ellos deben ser generosos y distribuir según las necesidades
de la iglesia.

(b) Conocimiento de las Sagradas Escrituras (1 Timoteo 3:9)

Pablo habla que deben guardar el ministerio de la fe con limpia conciencia. El ministerio de la fe es la
revelación del Nuevo Testamento. Tal verdad debe ser guardada íntegramente por aquellos que
desarrollan el servicio diaconal.

Los diáconos deben guardar con convicción tenaz estas doctrinas importantes “con una conciencia
limpia”. Esto es no solo saber las normas de conducta de fe, sino que vivir según estas normas, eso es
ser limpios de conciencia.

(c) Vida Espiritual Probada (1 Timoteo 3:10a)


El texto habla de ser sometidos a prueba “dokimazo”, significa “aprobar después de ser probados”. Los
diáconos deben ser constantemente probados en su servicio. La prueba que se habla aquí es la
evaluación general que hace a iglesia del servicio de un creyente.

(d) La pureza moral (1 Timoteo 3:10b-12a)

Los diáconos deben ser irreprensibles en cuanto a su conducta moral, la palabra griega que se utiliza
para irreprensible es “anegkletos” que significa “no incriminado” o “intachable”.

Los diáconos no deben tener nada en lo que deban ser acusados, incriminaos o descalificados en cuanto
a su vida moral.

(e) Vida Familiar Fiel (1 Timoteo 3:12)

Los diaconas deben probar su carácter espiritual en el hogar. Deben gobernar sus hijos y todo lo que
envuelve el gobierno propio del hogar.

Conclusión

El diaconado no es para los débiles de corazón. Gran parte de la tarea es un trabajo ingrato, no un
trabajo en el escenario. Pero aquí hay una promesa:

Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en
la fe que es en Cristo Jesús (1 Ti 3:13).

Un diácono fiel, dice Pablo, recibirá dos regalos de manera creciente: respeto y valor. El primero viene
horizontalmente de la iglesia; el otro desciende verticalmente de Dios. Dada la forma «descendente» del
trabajo del diaconado, esta promesa de respeto es particularmente hermosa, ¿no es así? Aunque el
llamado al servicio del diaconado no es glamoroso, la recompensa es gloriosa.

Una iglesia sin diáconos bíblicos puede mostrar signos de salud durante un tiempo, pero con el tiempo
su salud se verá afectada. Nos privamos de los beneficios de la sabiduría revelada por Dios cuando
elevamos indebidamente el papel de los diáconos (digamos, a ancianos de facto) o reducimos
indebidamente su papel (digamos, a conserjes exaltados). Afortunadamente, la Palabra de Dios traza un
camino más excelente. Lo que dice sobre los diáconos no es extenso, pero es suficiente.

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