Está en la página 1de 10

ORDENACIÓN DIACONAL

ROBERTH DAVID GONZÁLEZ OROPEZA

Por imposición de manos y Plegaria de Ordenación del


Excmo. Mons. Freddy Jesús Fuenmayor Suárez
________________________________
Obispo de la Diócesis de Los Teques

21 de octubre de 2023

PARROQUIA “SAN PEDRO, APÓSTOL”


SAN PEDRO DE LOS ALTOS

Diócesis de Los Teques


ORDENACIÓN DIACONAL

Ritos iniciales
V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.

V. La paz esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.

Monición

Para apacentar el pueblo de Dios, Cristo nuestro Señor instituyó en la Iglesia diversos
ministerios. Entre esos, ya desde el tiempo de los Apóstoles, sobresale y tiene particular
relieve el diaconado, que constituye el tercer grado del sacramento del Orden.

Hoy se acrecienta nuestra alegría porque a un hermano de nuestra comunidad parroquial,


Roberth David, le será conferido este ministerio. Mediante la imposición de las manos
y la Plegaria de Ordenación, será marcado con un sello que nadie puede borrar y que lo
configurará con Cristo que se hizo “diácono”, es decir, “servidor de todos”.

V. Hermanos y hermanas:
Al comenzar esta celebración
imploremos la misericordia del Padre
y pidámosle que perdone nuestros pecados.
Breve pausa de silencio. Luego prosiguen todos juntos:

Yo confieso
ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.


Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Seguidamente se canta el Señor, ten piedad y el himno Gloria a Dios en el cielo.

ORACIÓN COLECTA

D
ios nuestro,
que enseñaste a los ministros de tu Iglesia
a no buscar que alguien los sirva, sino a servir a todos,
concede a este hijo tuyo
que has elegido hoy para el ministerio del diaconado
ser infatigable en el don de sí mismo,
constante en la oración
y alegre y bondadoso en el ejercicio de su ministerio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Liturgia de la Palabra
Después de la lectura del Evangelio, el diácono deposita nuevamente y con toda reverencia el libro de los Evangelios
sobre el altar, donde permanece hasta el momento de entregarlo al ordenado.

Ordenación
Monición
Terminada la proclamación del Evangelio, una vez que el Obispo haya bendecido con el Evangeliario.

Como parte de los ritos preparatorios, el ordenando será llamado y presentado ante la
comunidad cristiana como candidato idóneo para recibir el Orden diaconal. Podemos
sentarnos.

Elección del candidato

Diácono: Acérquese
el que va a ser ordenado diácono.
ROBERTH DAVID
Ordenando: Presente.

Presbítero: Reverendísimo Padre,


la santa Madre Iglesia pide que ordenes diácono
a este hermano nuestro.

Obispo: ¿Sabes si es digno?

Presbítero: Según el parecer de quienes lo presentan,


después de consultar al pueblo cristiano,
doy testimonio de que ha sido considerado digno.

Obispo: Con el auxilio de Dios y de Jesucristo,


nuestro Salvador,
elegimos a este hermano nuestro
para el Orden de los diáconos.

Todos: Te damos gracias, Señor.

Homilía

Promesas del elegido

Obispo: Querido hijo: Antes de entrar en el Orden de los diáconos debes manifestar ante el
pueblo tu voluntad de recibir este ministerio.

¿Quieres consagrarte al servicio de la Iglesia por la imposición de mis manos y la


gracia del Espíritu Santo?

Ordenando: Sí, quiero.

Obispo: ¿Quieres desempeñar, con humildad y amor, el ministerio de diácono como


colaborador del Orden sacerdotal y en bien del pueblo cristiano?

Ordenando: Sí, quiero.

Obispo: ¿Quieres vivir el misterio de la fe con alma limpia, como dice el Apóstol, y proclamar
esta fe de palabra y obra, según el Evangelio y la tradición de la Iglesia?

Ordenando: Sí, quiero.

Obispo: ¿Quieres ante Dios y ante la Iglesia, como signo de tu consagración a Cristo, observar
durante toda tu vida el celibato por causa del Reino de los cielos y para servicio de
Dios y de los hombres?

Ordenando: Sí, quiero.


Obispo: ¿Quieres conservar y acrecentar el espíritu de oración, tal como corresponde a tu
género de vida y, fiel a este espíritu, celebrar la Liturgia de las Horas, según tu
condición, junto con el pueblo de Dios y en beneficio suyo y de todo el mundo?
Ordenando: Sí, quiero.
Obispo: ¿Quieres imitar siempre en tu vida el ejemplo de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre
servirás con tus propias manos?
Ordenando: Sí, quiero, con la gracia de Dios.

Obispo: ¿Prometes respeto y obediencia a mí y a mis sucesores?


Ordenando: Sí, prometo.
Obispo: Dios, que comenzó en ti esta obra buena, él mismo la lleve a término.
Monición
Una vez terminado el escrutinio y que el Obispo se ponga de pie.

Seguidamente, Roberth se postrará rostro en tierra como signo de entrega total a Dios.
Nosotros, como Iglesia, oraremos por nuestro hermano pidiendo la intercesión de todos
los santos.

Súplica litánica
Obispo: Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso,
para que derrame bondadosamente
la gracia de su bendición
sobre este siervo suyo
que ha llamado al Orden de los diáconos.
Diácono: Nos ponemos de rodillas.

E inicia el canto de las letanías.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.


Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
Santos Ángeles de Dios, rueguen por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros.
Santiago, ruega por nosotros.
San Juan, ruega por nosotros.
Santo Tomás, ruega por nosotros.
Santiago, ruega por nosotros.
San Felipe, ruega por nosotros.
San Bartolomé, ruega por nosotros.
San Mateo, ruega por nosotros.
San Simón, ruega por nosotros.
San Tadeo, ruega por nosotros.
San Matías, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
San Vicente, ruega por nosotros.
San Tarsicio, ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad, rueguen por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Efrén, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
San Francisco y Santa Clara de Asís, rueguen por nosotros.
Santo Domingo, ruega por nosotros.
San Antonio de Padua, ruega por nosotros.
San Felipe Neri, ruega por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
San Francisco Javier, ruega por nosotros.
San Juan María Vianney, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
San Juan de la Cruz, ruega por nosotros.
Santa Rosa de Lima, ruega por nosotros.
San Martín de Porres, ruega por nosotros.
Santa Teresita de Niño Jesús, ruega por nosotros.
San Juan Bosco, ruega por nosotros.
Santo Domingo Savio, ruega por nosotros
San Juan XXIII, ruega por nosotros.
Santos pastorcitos Francisco y Jacinta, rueguen por nosotros.
Santa Teresa de Calcuta, ruega por nosotros.
San Juan Pablo II, ruega por nosotros.
Beata Candelaria de san José, ruega por nosotros.
Beato José Gregorio Hernández, ruega por nosotros
Beata María de san José, ruega por nosotros.
Beata Carmen Rendiles, ruega por nosotros.
Santos y Santas de Dios, rueguen por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu encarnación, líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección, líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo, líbranos, Señor.
Nosotros que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que gobiernes y conserves
a tu santa Iglesia, te rogamos, óyenos.
Para que asistas al Papa
y a todos los miembros
del clero en tu servicio santo, te rogamos, óyenos.
PARA QUE BENDIGAS
A ESTE ELEGIDO, TE ROGAMOS, ÓYENOS.

PARA QUE BENDIGAS Y SANTIFIQUES


A ESTE ELEGIDO, TE ROGAMOS, ÓYENOS.

PARA QUE BENDIGAS, SANTIFIQUES


Y CONSAGRES A ESTE ELEGIDO, TE ROGAMOS, ÓYENOS.
Para que concedas paz y concordia
a todos los pueblos de la tierra, te rogamos, óyenos.
Para que tengas misericordia
de todos los que sufren, te rogamos, óyenos.
Para que nos fortalezcas y asistas
en tu servicio santo, te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo, te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Monición
Terminadas las letanías.

Permanecemos de rodillas.
Obispo: Señor Dios, escucha nuestras súplicas
y confirma con tu gracia
este ministerio que realizamos:
santifica con tu bendición a este siervo tuyo
que juzgamos apto
para el servicio de los santos misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.

Monición
Después de la oración conclusiva a las letanías, cuando todos se hayan puesto de pie.

Prosigue ahora el rito central. Mediante la imposición de las manos y la Plegaria de


Ordenación, gestos ya presentes en la Tradición Apostólica, se comunica el don del
Espíritu Santo para el ministerio encomendado. Nos unimos todos en oración ferviente.
Diácono: Nos ponemos de pie.

Imposición de manos
Solamente el Obispo impone las manos. Permanecemos en silencio orante.

Plegaria de Ordenación
Obispo:

A
sístenos, Dios todopoderoso,
de quien procede toda gracia,
que estableces los ministerios
regulando sus órdenes;
inmutable en ti mismo, todo lo renuevas;
por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro
–palabra, sabiduría y fuerza tuya–,
con providencia eterna todo lo proyectas
y concedes en cada momento cuanto conviene.
A tu Iglesia, cuerpo de Cristo,
enriquecida con dones celestes variados,
articulada con miembros distintos
y unificada en admirable estructura
por la acción del Espíritu Santo,
la haces crecer y dilatarse
como templo nuevo y grandioso.
Como un día elegiste a los levitas
para servir en el primitivo tabernáculo,
así ahora has establecido tres órdenes de ministros
encargados de tu servicio.
Así también, en los comienzos de la Iglesia,
los apóstoles de tu Hijo,
movidos por el Espíritu Santo,
eligieron, como auxiliares suyos en el ministerio cotidiano,
a siete varones acreditados ante el pueblo,
a quienes, orando e imponiéndoles las manos,
les confiaron el cuidado de los pobres,
a fin de poder ellos entregarse con mayor empeño
a la oración y a la predicación de la palabra.
Te suplicamos, Señor, que atiendas propicio
a éste tu siervo,
a quien consagramos humildemente
para el Orden del diaconado
y el servicio de tu altar.

ENVÍA SOBRE ÉL, SEÑOR, EL ESPÍRITU SANTO,


PARA QUE FORTALECIDO
CON TU GRACIA DE LOS SIETE DONES,
DESEMPEÑE CON FIDELIDAD EL MINISTERIO.

Que resplandezca en él
un estilo de vida evangélica, un amor sincero,
solicitud por pobres y enfermos,
una autoridad discreta,
una pureza sin tacha
y una observancia de sus obligaciones espirituales.
Que tus mandamientos, Señor,
se vean reflejados en sus costumbres,
y que el ejemplo de su vida
suscite la imitación del pueblo santo;
que, manifestando el testimonio de su buena conciencia,
persevere firme y constante con Cristo,
de forma que, imitando en la tierra a tu Hijo,
que no vino a ser servido sino a servir,
merezca reinar con él en el cielo.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,


que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.
Monición a la imposición de la estola y la dalmática
Una vez finalizada la plegaria de ordenación que concluye con “por los siglos de los siglos. Amén”.

Roberth ha sido ordenado Diácono. Ahora será revestido con los ornamentos diaconales:
estola cruzada y dalmática, como expresión de las funciones que le corresponden en el
culto. Podemos sentarnos.

(CANTO BREVE)

Monición a la entrega del Libro de los Evangelios


Concluido el canto de la imposición de la estola y la dalmática.

Por la entrega del libro de los Evangelios se subraya el ministerio de la Palabra al que
habrá de consagrarse el nuevo diácono.

Entrega del libro de los Evangelios


Obispo:

R
ecibe el Evangelio de Cristo,
del cual has sido constituido mensajero;
esmérate en creer lo que lees,
enseñar lo que crees,
y vivir lo que enseñas.

Monición
Inmediatamente después de la entrega del libro de los Evangelios.

El Obispo acogerá a su nuevo colaborador con el saludo de la paz y, con este mismo
gesto, también los demás diáconos manifestarán el ministerio común que comparten.

Obispo: La paz sea contigo.

Ordenado: Y con tu espíritu.

CANTO VOCACIONAL BREVE → e inmediatamente sigue el canto de ofertorio.

También podría gustarte