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21 de octubre de 2023
Ritos iniciales
V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Monición
Para apacentar el pueblo de Dios, Cristo nuestro Señor instituyó en la Iglesia diversos
ministerios. Entre esos, ya desde el tiempo de los Apóstoles, sobresale y tiene particular
relieve el diaconado, que constituye el tercer grado del sacramento del Orden.
V. Hermanos y hermanas:
Al comenzar esta celebración
imploremos la misericordia del Padre
y pidámosle que perdone nuestros pecados.
Breve pausa de silencio. Luego prosiguen todos juntos:
Yo confieso
ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
ORACIÓN COLECTA
D
ios nuestro,
que enseñaste a los ministros de tu Iglesia
a no buscar que alguien los sirva, sino a servir a todos,
concede a este hijo tuyo
que has elegido hoy para el ministerio del diaconado
ser infatigable en el don de sí mismo,
constante en la oración
y alegre y bondadoso en el ejercicio de su ministerio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Liturgia de la Palabra
Después de la lectura del Evangelio, el diácono deposita nuevamente y con toda reverencia el libro de los Evangelios
sobre el altar, donde permanece hasta el momento de entregarlo al ordenado.
Ordenación
Monición
Terminada la proclamación del Evangelio, una vez que el Obispo haya bendecido con el Evangeliario.
Como parte de los ritos preparatorios, el ordenando será llamado y presentado ante la
comunidad cristiana como candidato idóneo para recibir el Orden diaconal. Podemos
sentarnos.
Diácono: Acérquese
el que va a ser ordenado diácono.
ROBERTH DAVID
Ordenando: Presente.
Homilía
Obispo: Querido hijo: Antes de entrar en el Orden de los diáconos debes manifestar ante el
pueblo tu voluntad de recibir este ministerio.
Obispo: ¿Quieres vivir el misterio de la fe con alma limpia, como dice el Apóstol, y proclamar
esta fe de palabra y obra, según el Evangelio y la tradición de la Iglesia?
Obispo: ¿Quieres ante Dios y ante la Iglesia, como signo de tu consagración a Cristo, observar
durante toda tu vida el celibato por causa del Reino de los cielos y para servicio de
Dios y de los hombres?
Seguidamente, Roberth se postrará rostro en tierra como signo de entrega total a Dios.
Nosotros, como Iglesia, oraremos por nuestro hermano pidiendo la intercesión de todos
los santos.
Súplica litánica
Obispo: Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso,
para que derrame bondadosamente
la gracia de su bendición
sobre este siervo suyo
que ha llamado al Orden de los diáconos.
Diácono: Nos ponemos de rodillas.
Permanecemos de rodillas.
Obispo: Señor Dios, escucha nuestras súplicas
y confirma con tu gracia
este ministerio que realizamos:
santifica con tu bendición a este siervo tuyo
que juzgamos apto
para el servicio de los santos misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
Monición
Después de la oración conclusiva a las letanías, cuando todos se hayan puesto de pie.
Imposición de manos
Solamente el Obispo impone las manos. Permanecemos en silencio orante.
Plegaria de Ordenación
Obispo:
A
sístenos, Dios todopoderoso,
de quien procede toda gracia,
que estableces los ministerios
regulando sus órdenes;
inmutable en ti mismo, todo lo renuevas;
por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro
–palabra, sabiduría y fuerza tuya–,
con providencia eterna todo lo proyectas
y concedes en cada momento cuanto conviene.
A tu Iglesia, cuerpo de Cristo,
enriquecida con dones celestes variados,
articulada con miembros distintos
y unificada en admirable estructura
por la acción del Espíritu Santo,
la haces crecer y dilatarse
como templo nuevo y grandioso.
Como un día elegiste a los levitas
para servir en el primitivo tabernáculo,
así ahora has establecido tres órdenes de ministros
encargados de tu servicio.
Así también, en los comienzos de la Iglesia,
los apóstoles de tu Hijo,
movidos por el Espíritu Santo,
eligieron, como auxiliares suyos en el ministerio cotidiano,
a siete varones acreditados ante el pueblo,
a quienes, orando e imponiéndoles las manos,
les confiaron el cuidado de los pobres,
a fin de poder ellos entregarse con mayor empeño
a la oración y a la predicación de la palabra.
Te suplicamos, Señor, que atiendas propicio
a éste tu siervo,
a quien consagramos humildemente
para el Orden del diaconado
y el servicio de tu altar.
Que resplandezca en él
un estilo de vida evangélica, un amor sincero,
solicitud por pobres y enfermos,
una autoridad discreta,
una pureza sin tacha
y una observancia de sus obligaciones espirituales.
Que tus mandamientos, Señor,
se vean reflejados en sus costumbres,
y que el ejemplo de su vida
suscite la imitación del pueblo santo;
que, manifestando el testimonio de su buena conciencia,
persevere firme y constante con Cristo,
de forma que, imitando en la tierra a tu Hijo,
que no vino a ser servido sino a servir,
merezca reinar con él en el cielo.
Todos: Amén.
Monición a la imposición de la estola y la dalmática
Una vez finalizada la plegaria de ordenación que concluye con “por los siglos de los siglos. Amén”.
Roberth ha sido ordenado Diácono. Ahora será revestido con los ornamentos diaconales:
estola cruzada y dalmática, como expresión de las funciones que le corresponden en el
culto. Podemos sentarnos.
(CANTO BREVE)
Por la entrega del libro de los Evangelios se subraya el ministerio de la Palabra al que
habrá de consagrarse el nuevo diácono.
R
ecibe el Evangelio de Cristo,
del cual has sido constituido mensajero;
esmérate en creer lo que lees,
enseñar lo que crees,
y vivir lo que enseñas.
Monición
Inmediatamente después de la entrega del libro de los Evangelios.
El Obispo acogerá a su nuevo colaborador con el saludo de la paz y, con este mismo
gesto, también los demás diáconos manifestarán el ministerio común que comparten.