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Si mi propio corazón me abandona, ¿“hasta donde es “mío”, y “mi propio” órgano?¿Es siquiera un
órgano? Desde hace algunos años experimento cierto palpitar, quiebres en el ritmo, poco en
verdad (cifras de máquinas, como la “fracción de eyección”, cuyo nombre me gusta, es como la
mezcla de matemática con la eyaculación, sublimación, proyección…) No tenía conciencia de un
órgano, de la masa muscular rojo oscuro acorazada con tubos que ahora, de improviso, debía
imaginar. No “mi corazón” latiendo sin cesar, tan ausente hasta ahora como la planta de mis pies
durante la marcha.
(Luz sobre médico e instrumentador. el médico ahora con cofia y barbijo lavándose para cirugía)
Instrumentador: Los primero informes de transplantes de tejido datan del siglo V ac en la India, y
ya en el siglo III se les atribuye San Cosme y San Damian, dos hermanos médicos, la sustitución de
la pierna enferma de Justiniano por una pierna sana de un esclavo. Pero el verdadero avance en
los transplantes surge a principios del siglo XX con el desarrollo de la sutura vascular, y
comenzaron los transplantes de riñón en perros. En 1906 se publica el transplante de un riñón de
cerdo en el codo de una paciente de 50 años con insuficiencia renal crónica
Médico: Por este trabajo Carrel ganó el Nobel de Medicina y Fisiología en 1912.
Escena de quirófano, Jean Luc en camilla, sialítica, médico e instrumentador cambiados, entra
instrumentados con el órgano.
Instrumentador: Los verdaderos héroes de esta historia…son los donantes…