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Códice Cuaxicala. Foto: The Mapas Project


por Edgar Barrios | El Sol de Puebla
HUAUCHINANGO, Puebla.- Lo que hace falta en el estudio del códice Cuaxicala, preservado por esa
comunidad huauchinanguense – por más de cinco siglos– es la interpretación que un
tonalpouhque de tradición puede hacer para comprender a mayor profundidad el real relato que
contiene ese ancestral documento reconocido por La Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como memoria del mundo, desde 2018, dijo en
entrevista Yolceuhcayotl Tecpatl, uno de los pocos lectores de códices rituales, adivinatorios y
religiosos radicados en la Sierra Norte de Puebla.
*El tonalpouhque*
"Lo que hizo falta es profundizar en el sentimiento, cosmogonía y filosofía que representaban las
diferentes fechas calendáricas plasmadas en este códice", confió – en entrevista – el
tonalpouhque (lector de códices virtuales, adivinatorios y religiosos) Yolceuhcayotl Tecpatl
(Pedernal que sosiega al corazón), uno de los pocos que aún conservan este ancestral arte
prehispánico de “leer el tiempo” en la sierra norte de Puebla.
El entrevistado señaló que si bien en los glifos fue académicamente bien descritos por el francés,
le hizo falta la contextualización que el tlahcuilo (el que escribe pintando, escritor, historiador y
cronista) planteó, por ejemplo la forma en que se escribió el año 4-caña (sección tres del códice),
con lo que planteo en la sección nueve que refleja el año 3-caña, en el primero de los casos las
cañas están entrecruzadas y florecientes, mientras que en el segundo están verticales y no tan
frondosas, lo que tiene un simbolismo que describe perfectamente la "energía" o tonal que votaba
este cargador del año fechado en el códice.
Misma situación para la representación de cuchillo o pedernal (tecpal), que es el nombre de otro
de los cuatro años que representa el calendario antiguo y que, en el códice Cuaxicala, es
representado con un glifo que representa más a una hoja en forma de lanza azul, figura muy
distante a las representaciones que tiene en otros códices como los del grupo Borgia.
Otra diferencia es que el portador del año conejo se dibuja más con el cuerpo completo, lo que
también lo diferencia de otros códices calendáricos aztecas que usualmente sólo plasmaban la
cabeza de este animal con las orejas en punta o inclinadas hacia atrás.
La tarea no es fácil, explicó, porque el trabajo empieza con establecer la interpretación desde tres
enfoques diferentes, uno que metódicamente va descifrando cada elemento iconográfico, su
contexto histórico y características para el entendimiento; la otra es más empírica y se basa en la
ilación de las ideas, historias propias de lo dibujado.
Por último, la que se logra a través de rituales antiguos que “bajan información” para su
entendimiento, usualmente a través de estados de éxtasis logrados a través de movimientos
(danzas o pases mágicos), consumo de plantas maestras o de arcaicas formas de respiración o
focalización de la atención, lo que no descarta otras maneras como ayunos, largas caminatas o
trabajos específicos en cuevas:
“El trabajo hecho por el francés Guy Stresser-Péan que sólo incluyó el estudio académico y no lo
completó con las otras metodologías; en parte es entendible, se basó en que es más un códice de
relatos épicos e históricos que uno ritual, sin embargo, el investigador europeo olvidó que toda
representación del tiempo era sagrada porque hablaba de energías y el entendimiento de éstas”,
detalló el entrevistado, quien abundó que en la antigüedad ello también era de vital importancia.
*El códice*
Preservado por la comunidad del mismo nombre es uno de los manuscritos gráficos náhuatl que
relata la historia de la región ante y después del contacto con los españoles; en la actualidad se ha
utilizado para proteger los derechos a las tierras y el agua, así como para instruir a los jóvenes
sobre la historia de sus antepasados, según definió el Comité Mexicano de Memoria del Mundo.
Según publicó la fallecida periodista e impulsora de la preservación de este códice, Leticia Ánimas,
además de Nezahualcóyotl, también está representado Moctezuma Xocoyotzin; también contiene
grifos nahuas y en otros idiomas indígenas. Está bellamente elaborado sobre una tira de piel de
poco más de 6 metros de longitud y 18 centímetros de ancho, unidos con un hilo rojo de fibra
natural. Este antiguo manuscrito servido para proteger los derechos a la tierra y el agua ante
megaproyectos como la autopista México-Tuxpan y el gasoducto Tuxpan-Atotonilco.
Según información de Ánimas, el documento siempre ha estado en custodia de las autoridades del
pueblo que le da nombre: Cuaxicala, en Huauchinango, y se pasa de autoridad a autoridad junto
con el bastón de mando y otros objetos; ahí es conocido como In Amatl Tepetl Cuaxicala (los
papeles del pueblo de Cuaxicala o las escrituras del pueblo de Cuaxicala).
En el portal del Fondo de Cultura Económica (FCE) se reproduce información que contetua el
entorno de esta comunidad cuyo nombre se puede traducir como "lugar de jícaras" y se
caracteriza por la producción de plantas para arreglos florales; algunas áreas naturales son
favorecidas por la demanda turística de este municipio poblano que también ostenta la
nominación de Pueblo Mágico y de la multiculturalidad que reúne a totonacas, nahuas, otomíes y
mestizos.
El Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, el Fondo de Cultura Económica y el
Gobierno del Estado de Puebla publicaron, en 1995, un libro del investigador francés Guy Stresser-
Péan en el que realiza una interpretación del códice, así como la investigación que arrojó
resultados que resaltan la importancia del documento.
En la sección de presentación de esta obra, el entonces gobernador del Estado – Manuel Bartlett
Díaz – señaló que promovió la edición en español y en francés de este documento que el
antropólogo francés denominó "Códice de Xicotepec", nombre con el que lo conocen los
académicos:
"Se trata de un documento histórico acolhua ('los esforzados', una división de tribus del centro de
México, principalmente de las cercanías de Tenochtitlán) de valor excepcional, que abarca más de
un siglo de historia nacional, desde la formación de la Confederación Azteca hasta los principios de
la evangelización, y que aclara lo que fueron entonces las relaciones del Valle de México con el
norte del actual Estado de Puebla, con el sureste de la Huasteca", se lee en la obra.
Este códice cubre la historia ocurrida en la región entre 1431 y 1533; la obra del investigador
francés destaca que cada sección de este códice está formada por dibujos separados que
representan de dos a 20 individuos, generalmente sentados, pero – a veces – se presentan
caminando en procesión o más raramente de pie, en actitud de combate, e incluso, en ocasiones
muertos y envueltos en un sudario.
Estos personajes, identificados por sus glifos, van acompañados de fechas, glifos toponímicos y –
ocasionalmente – de representaciones de casas, templos o diversos objetos. También muestra
escenas de batallas e incluye tres glosas en español y una palabra en totonaco: tanquexa (tangexa),
que se acompaña del glifo de un personaje llamado "5-serpiente".
Da simplemente el nombre totonaco de una especie de serpiente venenosa, conocida por ser
particularmente temible, cuyo nombre nahua es metlapilcoatl. También incluye 15 glosas en
náhuatl que describe nombre de plantas o de lugares, y palabras que evocan lugar de rebelión
como "evanco". También una escena de un hombre que está siendo devorado por un animal feroz,
quizás un, un jaguar y que lo describen como ytlacuayan tecuane, lo que significa "las bestias lo
devoraban". Destaca el análisis de iconografía de este códice contratado con otros como el Borgia.

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