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LOS SISTEMAS ECONOMICOS

Se llama sistema económico a la forma en la que se organiza la actividad


económica de una sociedad, la producción de bienes y servicios y su distribución
entre sus miembros. Cada sistema económico se caracteriza por su ordenamiento
jurídico (conjunto de normas) que especifica el régimen de propiedad y las
condiciones de contratación entre particulares. El sistema económico sirve por tanto
para determinar qué agentes y en qué condiciones podrán adoptar decisiones
económicas.
La actividad económica de una sociedad requiere una organización de las
decisiones que permita una utilización racional de los recursos, es decir, de los
factores de producción (tierra, capital, trabajo). La coordinación y coordinación
evita que las decisiones individuales provoquen desorden y caos.
Los sistemas económicos han ido cambiando a través de la evolución de la
humanidad y en una misma época pueden coexistir diversos sistemas. Para saber
cómo es el sistema económico de una sociedad o país debemos responder estas
interrogantes: a) ¿qué produce? (la estructura de producción); b) ¿cómo produce?
(recursos y técnicas); c) ¿para quién produce? (los sujetos que van a disfrutar de la
producción).
a) ¿Qué producir?
Qué bienes y servicios han de producirse, y en qué cantidad. Las sociedades
han de decidir si deben producir alimentos o electrodomésticos, televisores o
medicamentos, fábricas o parques, etc. La estructura de la producción de un país
muestra la respuesta que da esa sociedad a esta doble pregunta, es decir, qué
bienes y en qué cantidad se producen.
b) ¿Cómo producir?
Que recursos se van a emplear en producir los bienes y servicios, con qué
técnicas se van a producir y quién los producirá. Cada una de la formas de producir
exige unos conocimientos técnicos y emplea una combinación de recursos
diferentes.
c) ¿Para quién producir?
Quién va a disfrutar de los bienes y servicios producidos. En la medida en que
los miembros de la sociedad tomen parte en los procesos de producción, se les
debe corresponder una parte de lo producido, pero la sociedad debe decidir también
si va a sacrificar eficiencia económica a favor de la equidad, para retribuir a aquellos
individuos que no pueden trabajar.
Según como la sociedad responda estas interrogantes tendremos diferentes
sistemas económicos. Históricamente se pueden observar varios sistemas que se
fueron sucediendo.

EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS ECONÓMICOS


Partiendo de la evolución del mundo occidental, y especialmente de Europa,
podemos hablar de los siguientes sistemas económicos: sistema primitivo, sistema
agrícola-esclavista, sistema feudal, sistema capitalista, sistema socialista-soviético.
Sistema primitivo: cazadores y recolectores.
Se considera que las especies humanas han existido desde hace cuatro
millones de años. Durante todo ese tiempo, y hasta hace tan sólo diez mil años, la
forma de sobrevivir dominante era la caza y la recolección. Bandas de individuos, no
más de treinta, unidas por lazos de parentesco, deambulaban, posiblemente
siguiendo a los rebaños de rumiantes, cazando y recolectando frutos, semillas y
raíces.
El sistema económico de caza y recolección ha seguido vivo en algunas
comunidades hasta hace muy poco tiempo. Los pueblos indígenas de la Amazonia,
utilizaron puntas de flecha de silex sin pulimentar hasta hace algunas décadas. A lo
largo de todo el siglo XX se descubrieron poblaciones que desconocían las técnicas
agrícolas básicas. Pero, ciertamente, han sido casos excepcionales de grupos que
han estado aislados geográficamente durante los últimos diez mil años.
Es posible que desde el principio hubiera una cierta especialización laboral
por sexo y por edad, los hombres cazando, las mujeres y los niños recolectando.
Puede que alguien más hábil con sus manos, dedique más tiempo que otros a la
fabricación de armas o al tratamiento de las pieles. El que la caza y la recolección
fueran las actividades económicas dominantes no quiere decir que fueran las únicas.
Se han descubierto minas excavadas con instrumentos paleolíticos. La existencia de
intercambios comerciales queda demostrada por la presencia de materiales tales
como obsidiana o conchas marinas en enterramientos a mil o dos mil kilómetros de
su origen.
Es por ello que la expresión "bandas de cazadores recolectores", aunque sea
la más habitual, no resulta muy adecuada para denominar este sistema económico.
Bandas de cazadores y recolectores pueden ser cualquier grupo de animales, por
ejemplo, pájaros que recogen semillas y cazan insectos. Los humanos hacen mucho
más que los animales. Es preferible por tanto utilizar la expresión "economía
paleolítica", que hace alusión explícitamente a la elaboración de instrumentos, un
rasgo diferencial del proceso productivo humano.

Sistema agrícola-esclavista.
Hace diez mil años, recién finalizada la última glaciación, se inicia un proceso
de cambios económicos muy rápidos en comparación con lo ocurrido hasta
entonces. Se inicia la agricultura, la ganadería, la alfarería, el pulimentado de la
piedra. Estos cambios se inician en el oriente medio, en el área conocida como el
Media Luna Fértil. Dos mil años después se extiende a través de la India (Harare)
por todo Asia hasta China. O quizá se produce allí un proceso independiente, como
parece indicar el cultivo de cereales completamente diferentes.
Las formas de transmisión de informaciones de una generación a otra habían
permitido acumular los conocimientos necesarios para la roturación de tierras,
periodificación de la siembra y la recolección, alimentación y cuidado de animales
cautivos, tratamiento y modelado de arcillas y otras variadísimas nuevas
tecnologías.  Conviene destacar la importancia de la transmisión de informaciones
como forma de desarrollo económico y social. Esa transmisión no era sólo oral. Los
instrumentos de trabajo -hachas, flechas, arpones, agujas, rascadores- habían sido
durante milenios fuentes de información del grupo social a que pertenece su
portador, o la técnica que utiliza para cazar o para cortar la piel o para hacer un
abrigo. Los artesanos estudiaban objetos diseñados por otros y aprendían a imitarlos
o a mejorarlos
La mayor productividad del trabajo y de la tierra y la estabilidad de la
producción, permiten una mejora de la alimentación y la salud por lo que la
esperanza de vida se alarga. Sobreviven más hijos, y las familias se hacen más
numerosas. El grupo social tiene que hacerse sedentario para proteger la siembra y
los frutos de su esfuerzo. Se forman grupos más numerosos y aparecen las primeras
ciudades,.  En esos núcleos urbanos la especialización se hace más compleja. Las
artesanías requieren un aprendizaje profesional más largo. Los intercambios de
productos dejan de ser acontecimientos extraordinarios para convertirse en rutina.
El aumento de la población y el tener que convivir muchos en un espacio
reducido (ciudades) así como la necesidad de distribuir mejor la producción y las
tareas, hizo necesario el surgimiento de las autoridades públicas. Posiblemente
aparece entonces el profesional de la administración pública revistiendo su liderazgo
con ropajes religiosos o uniformes militares. Los artesanos -alfareros, tejedores-
obtienen el alimento para su subsistencia mediante trueque con los campesinos. Los
líderes de carácter religioso obtienen los medios para su subsistencia de donativos
más o menos ritualizados (las ofrendas a los dioses son unan forma de “pagarle” a
los sacerdotes); los líderes de carácter militar, mediante la recaudación coactiva. Es
un liderazgo o coacción débil que se ejerce sólo a nivel local, pero previsiblemente
surgen esporádicamente conflictos entre grupos sociales, entre los administradores
y los administrados o entre diferentes líderes. Surgen lo que hoy llamaríamos las
clases sociales y las luchas entre ellas por intereses distintos.
La formación de sociedades más pobladas, la concentración del poder e
innovaciones técnicas, entre otros cambios, dieron origen a los primeros imperios.
En torno a grandes ríos -el Eufrates y el Tigris, el Ganges, el Nilo, el Yangtsé-
surgen los primeros grandes imperios. Sumer, hace 5.500 años, parece haber
sido el primero. Una autoridad administrativa central legisla, imparte justicia y ejecuta
sobre un extenso territorio que agrupa a muchas ciudades.
De nuevo parecen ser las innovaciones en los métodos de transmitir y
acumular información las causas directas que permiten el cambio. Ahora es la
escritura en tablillas de arcilla, en tablas de piedra o en papiros. Los textos más
antiguos que conocemos son leyes, contabilidades y crónicas. El gran río, una vía
natural de comunicación y transporte, se convierte en el medio por el que circulan
informaciones, mercancías, personas y tropas. 
La coordinación de actividades en un amplio territorio en torno al río permite la
preparación de canales para riego (por ejemplo en Egipto en torno al río Nilo). Se
pueden cultivas nuevas tierras, aumentar su productividad, garantizar la estabilidad,
mantener más animales.  La riqueza aumenta, aumenta la población, aumenta la
especialización.
El cuidado y defensa de los canales requiere la coordinación del trabajo de
decenas de miles de personas que realizan obras en beneficio de agricultores a los
que desconocen. Esa coordinación requiere una concentración de poder
desconocida hasta entonces. Por primera vez en la historia el jefe supremo es una
persona desconocida para la mayoría de sus súbditos. Un complejo aparato de
intermediarios se encarga de la ejecución de sus decisiones (la burocracia). La
especialización social se hace muy sofisticada. La sociedad se hace más
estratificada.
Los pequeños ríos europeos, encajonados entre montañas, no estimulan la
creación de grandes estados y es el Mar Mediterráneo el que cumple la función de
vía de comunicación y transporte. Usando el Mediterráneo como medio se suceden
imperios comerciales, como los fenicios, griegos, cartagineses y romanos, en los
que una flota armada mantiene el control del mar. Pero a pesar del desarrollo del
comercio, la base de la economía seguía siendo la agricultura y la mano de obra
esclavos, la mayoría capturados de territorios invadidos o personas endeudadas.

Sistema feudal.
Fue el que se desarrolló en Europa Occidental tras la caída del imperio
romano (siglo V dC) y se mantuvo hasta el siglo XIV aproximadamente. Tras la caída
del imperio romano, si bien hubo intentos de formar nuevos imperios donde se
concentrara la autoridad, fueron de corta duración.
No existía algo parecido a un rey o emperador sino que la autoridad estaba en
los señores feudales, los nobles dueños de las tierras. Cada feudo (propiedad del
señor feudal) era independiente y autónomo, producía casi todo lo que necesitaba,
por lo que el comercio era escaso.
La principal actividad económica era la agricultura que se realizaba con mano
de obra servil. Los siervos, a diferencia de los esclavos, tenían algunos derechos,
pero no podían abandonar la tierra y trasmitían su condición de siervos a sus
descendientes. Los campesinos o siervos, gozaban de una economía propia basada
en el trabajo personal en donde el señor feudal les prestaba la tierra y el tiempo de
trabajo se dividía en dos: el tiempo necesario, en el que creaba el producto
necesario para su sustento y el tiempo adicional en el que se creaba un excedente
que se apropiaba el señor feudal en la forma de renta del suelo y que además se
podía pagar con trabajo, con dinero o en especie.
De tipo rural, esta economía tenía una mínima división del trabajo y escasos
intercambios comerciales. Su centro era el feudo, que correspondía a grandes y
autosuficientes propiedades de nobles o de la iglesia. Los monasterios
pertenecientes a las ordenes monásticas cristianas (como los cluniacenses),
poseían tierras y siervos que las trabajaban; en ellos, como en los feudos, se
producían los alimentos (se cultivaba la tierra, se criaban animales), se molía el trigo
para hacer la harina, también se hacía el vino y el aceite, producían los muebles y
las herramientas que usaban.
Debido a la escasez y lo rudimentario de las comunicaciones, la base de la
economía era la producción y el consumo local. A si mismo existían muchos
obstáculos que impedían un desarrollo del comercio entre feudos, entre ellos
podemos nombrar la anarquía monetaria, diferentes sistemas de pesos y medidas
etc.

Sistema capitalista.
Algunos economistas entienden que el sistema capitalista comenzó en la baja
edad media, hacia los siglos XIII o XIV. Otros identifican el feudalismo con la edad
media y consideran que el capitalismo es el sistema que vino después, es decir, a
partir del siglo XVI, ya que el final de la edad media suele fijarse en la caída de
Constantinopla (1453) o el descubrimiento de América (1492). Otros consideran que
una característica definitoria del capitalismo es la producción industrial en grandes
cantidades, por lo que solo consideran capitalista al sistema que surgió en Inglaterra
tras el invento de la máquina de vapor y la industrialización, en el siglo XVIII.
Sea cual sea la fecha de origen, todos coinciden en que fue un proceso largo
en el cual se fueron dando las características que hoy posee ese sistema
económico.
Hace mil años, en el occidente de Europa, se inicia una lentísima
recuperación económica y cultural.
Dentro del sistema feudal, y al margen de los feudos, se formaron pequeñas
ciudades (burgos) en los cuales se comenzó a desarrollar lentamente el comercio. El
contacto de los europeos con oriente a través de algunos viajes aislados y
sobretodo por medio de las cruzadas (expediciones militares contra los
musulmanes) les permitieron entra en contacto con productos que empezaron a
circular por Europa Occidental. Esto incentivó el intercambio comercial, por ejemplo
creándose ferias anuales, haciendo más frecuentes los intercambios comerciales
entre las regiones, etc. El comercio dio vida a las aldeas, muchos siervos escapaban
de los feudos y buscaban refugio en ellas. A medida que hubo más población en las
ciudades fue necesario aumentar la producción artesanal: los artesanos formaron
poderosos gremios para evitar la competencia y asegurarse las ventas.
A partir de las pequeñas comunidades aldeanas aisladas de la época feudal,
empiezan a recomponerse diminutos y débiles reinos. Aquitania, Bretaña, Inglaterra,
Borgoña, Sajonia, Bohemia... no son sino sociedades de muy bajo nivel de
desarrollo cultural y económico si las comparamos con los imperios asiáticos de su
tiempo.  Las pésimas comunicaciones fluviales y terrestres prolongan durante siglos
el lento proceso de aglutinamiento y reconstrucción del acervo cultural. En gran
parte su desarrollo se debe a las aportaciones culturales del exterior. Algunos libros
romanos y griegos son recuperados a partir de las versiones árabes. Del lejano
imperio Chino empiezan a llegar nuevas técnicas productivas textiles y gráficas.
Una de esas técnicas importadas de China, la impresión mecánica sobre
papel con tipografía móvil (la imprenta), adaptada y popularizada por Gutemberg,
tiene unas consecuencias sociales y económicas revolucionarias. El abaratamiento
de los libros por la imprenta y el papel permite la transmisión y acumulación de
conocimientos de forma masiva. Hasta entonces tenía muy poco sentido aprender a
leer y escribir cuando poseer un libro era un lujo accesible a muy pocos.  Sólo los
clérigos tenían acceso a grandes bibliotecas y son contratados por los gobiernos
para actuar como secretarios, cronistas o contables. A partir de Gutemberg empieza
a ser útil al ciudadano común aprender a leer.
El que los pequeños comerciantes y artesanos tengan acceso a un medio
barato de transmisión de informaciones es un fenómeno completamente nuevo sin
igual en la historia universal. Es coherente que esa nueva posibilidad de
comunicación y acumulación de conocimientos conduzca a un sistema económico
completamente nuevo y diferente de los anteriores. Un gran número de ciudadanos
particulares pueden acumular conocimientos y aplicarlos a sus actividades
empresariales. Es lo que Karl Marx llamó la burguesía, una nueva clase social culta,
no sacerdotal, no aristocrática, sino procedente de los pequeños artesanos y
comerciantes. Una clase innovadora que aplica sus conocimientos al desarrollo de
nuevas técnicas y métodos de producción.
Otro hecho importante en el origen del capitalismo es que los derechos de
propiedad se establecen de forma definitiva de tal forma que los propietarios puedan
disponer de sus recursos, principalmente la tierra, de la mejor forma. Esta
transformación se inicia en Inglaterra a comienzos del siglo XV cuando los señores
feudales pasan de un sistema donde la tierra era explotada por sus siervos sin que
ellos fuesen los dueños y con pocos incentivos para incrementar su productividad a
un sistema de arriendo, donde la renta dependía de las condiciones del mercado
generadas por la competencia entre arrendatarios actuales y potenciales por obtener
dichas tierras. Dado que ahora las ganancias eran la base sobre la cual se calculaba
el pago de la renta al dueño de la tierra, tanto los arrendadores como los
arrendatarios tenían un interés en aplicar nuevas técnicas agrícolas que aumentaran
la productividad, lo cual en muchos casos generó una expansión en el area cultivada
y una reducción en la mano de obra.
Los descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI reforzaron las
tendencias del intercambio y fomentaron el comercio, ya que se creo un enorme
circuito comercial que abarcó a casi todo el planeta. Además el descubrimiento de
América y la entrada en Europa de enormes cantidades de metales preciosos
provenientes de aquellas tierras produjeron un trastocamiento de las relaciones
feudales puesto que el orden económico resultante de estos acontecimientos fue un
sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo
principal consistía en intercambiar bienes. Con lo que la producción eminentemente
rural, patrimonio de los señores feudales, paso a segundo plano. Este proceso fue
capitalizado por la burguesía, la que al aumentar su poder económico y al acumular
riquezas, estuvo dispuesta a eliminar a sus principales opositores: los señores
feudales y a manejar los resortes de la economía.
Pronto se hizo necesario, para abastecer al mercado mundial, grandes
cantidades de mercancías que el sistema tradicional de producción industrial, es
decir los gremios artesanales, no podía satisfacer por sus rígidas y costosas
estructuras de producción. El antiguo sistema fue lentamente reemplazado por
sistemas de producción de manufacturas artesanales listas para entrar en el
mercado mundial, aprovechando el abaratamiento del costo de la moneda, que
hacía que los costos de producción fuesen accesibles.
En el siglo XIX, como consecuencia del desarrollo de nuevos métodos de
comunicación y transporte los cambios empiezan a acelerarse aún más. La máquina
de vapor se aplica a los ferrocarriles y a los buques. Con el siguiente siglo llegan los
automóviles y los aviones. Bell pone en marcha el teléfono. Marconi, la radio. Los
imperios europeos pueden recibir informaciones y enviar tropas rápidamente a
cualquier parte del mundo. El nuevo sistema económico se expande e impone en
todo el globo. 
Con la expansión colonial (entre 1870 y 1914 aproximadamente) el
capitalismo se extendió al resto del mundo, pero no todos tendrán sus ventajas,
porque algunos países serán los dominantes (los que imponen el capitalismo a su
manera) y otros los dominados (que tendrán que aceptar las condiciones impuestas
por los dominantes). De esa manera se hablará de países desarrollados y países
subdesarrollados, o países de centro y países de periferia.
¿Qué es el capitalismo? Generalmente, el capitalismo se considera un
sistema económico en el cual la propiedad privada desempeña un papel
fundamental. Este es el primero de los principios básicos del capitalismo. Se
incluyen también dentro de éstos la libertad de empresa y de elección, el interés
propio o afán de lucro como motivación dominante, la competencia, la libertad para
fijar precios (precios fijados por el mercado) y el uso de trabajo asalariado.
Sobre la propiedad privada, el capitalismo establece que los recursos deben
estar en manos de las empresas y personas particulares, de esta forma, a los
particulares se les facilita el uso, empleo y control de los recursos que utilicen en sus
labores productivas. Como consecuencia de lo anterior, los particulares podrán
utilizar los recursos como mejor les parezca y quedarse con la ganancia que
obtengan.
La libertad de empresa propone que las empresas sean libres de conseguir
recursos económicos y transformarlos en una nueva mercancía o servicio que será
ofrecido en el mercado que éstas dispongan. A su vez, son libres de escoger el
negocio que deseen desarrollar y el momento para entrar o salir de éste. La libertad
de elección se aplica a las empresas, los trabajadores y los consumidores, pues la
empresa puede manejar sus recursos como crea conveniente, los trabajadores
pueden realizar un trabajo cualquiera que esté dentro de sus capacidades y los
consumidores son libres de escoger lo que desean consumir, buscando que el
producto escogido cumpla con sus necesidades y se encuentre dentro de los límites
de su ingreso (el dinero de que disponen).
Competencia se refiere a la existencia de un gran número de empresas o
personas que ofrecen y venden un producto (son oferentes) en un mercado
determinado. En dicho mercado también existe un gran número de personas o
empresas, denominadas consumidores (también llamados demandantes), las
cuales, según sus preferencias y necesidades, compran o demandan esos
productos. A través de la competencia se establece una "rivalidad" entre
productores. Los productores buscan acaparar la mayor cantidad de consumidores
para sí, o sea vender a la mayor cantidad de consumidores. Para conseguir esto,
utilizan estrategias de reducción de precios, mejoramiento de la calidad, etc., siendo
esta la forma en que la competencia crea un cierto control que evita el abuso por
parte de alguna de las partes. Se cree que aquellos que no están aptos para poder
competir ( o sea poner precios más bajos o mejor calidad) desaparecen porque los
consumidores eligen a aquellos que ofrecen un productos más barato o mejor.
El capitalismo se basa en una economía en la cual el mercado predomina.
En éste se llevan a cabo las transacciones económicas entre personas, empresas y
organizaciones que ofrecen productos y las que los demandan. El mercado, por
medio de las leyes de la oferta y la demanda, regula los precios según los cuales se
intercambian los bienes y servicios, permite la asignación de recursos y garantiza la
distribución de la renta (ganancia) entre los individuos. Cuando el capitalismo surgió
y durante mucho tiempo el mercado era un lugar físico en el cual la gente se reunía
para vender y comprar (la palabra mercado viene de mercancía o sea los productos
que se vendían). Actualmente “el mercado” no tiene porque ocupar un lugar
determinado, ya que se puede vender y comprar por medios como teléfono o
internet.
Los que intervienen en el mercado actúan según su propio interés; por
ejemplo, el capitalista, quien posee los recursos y el capital, busca la maximización
del beneficio propio (el máximo de ganancia) por medio de la acumulación y
reproducción de los recursos, del capital; los trabajadores, quienes trabajan por la
recompensa material que reciben (el salario) y, por último, los consumidores,
quienes buscan obtener la mayor satisfacción o utilidad adquiriendo lo que quieren y
necesitan al menor precio posible.
Otra de las características del capitalismo es la existencia de trabajo
asalariado. Esto significa que un sector de la población, los trabajadores, debe
vender su fuerza de trabajo para vivir, por lo tanto se han convertido en una
mercadería más, porque su fuerza de trabajo se compra y se vende en el mercado.
Según los autores marxistas los que compran esa fuerza de trabajo (capitalistas,
empresarios, burguesía o como quiera llamárselos) tratan de pagar lo menos
posible, porque de esa manera aumentan sus ganancias (plus valía, le llamó Marx).
Los que la venden, los trabajadores, tratan de recibir más, para poder vivir mejor,
generando un permanente enfrentamiento (lucha de clases le llamó Marx) con los
que le compran su trabajo . Para otros autores, los liberales, el capital y el trabajo se
necesitan y complementan, porque sin trabajadores es imposible producir y los
trabajadores necesitan de empresarios que organicen la forma de producción.

Sistema socialista-soviético (economía planificada).


Entre 1917 y 1991 se puso en práctica en Rusia un sistema económico que
aparentemente se basaba en las ideas de Carlos Marx. Tras el triunfo de los
bolcheviques en la revolución rusa de octubre de 1917, Rusia se convirtió en la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, una federación de 15 repúblicas. El
régimen de gobierno se definía como marxista-leninista y aspiraba a llegar a una
sociedad comunista donde desapareciera el trabajo asalariado y la propiedad
privada de los bienes de producción, o sea la desaparición del capitalismo.
Tras algunas medidas titubeantes en sus primeros años, el gobierno de la
URSS, a partir de José Stalin, impulsó la estatización de la economía. Se trata de un
sistema de economía central o planificada, donde el estado no sólo tiene la
propiedad de todos los bienes de producción sino que decide que y cuanto se
produce, fija precios y salarios, controla el comercio exterior (que se importa y
exporta) e intenta la autarquía económica, o sea sólo depender de si mismo. El
Ministerio de Planificación, conocido como Gosplan, elaboraba un plan que sometía
a votación del Soviet Supremo (Poder Legislativo de la URSS). En dicho plan se
establecían los objetivos y los recursos económicos durante cinco años (planes
quinquenales).
Tras la Segunda Guerra Mundial el sistema de economía planificada se
extendió a los países de Europa Oriental que quedaron en la zona de influencia
soviética, a China, Corea del Norte y Vietnam del Norte.
Mientras este sistema se aplicó se pudieron observar las siguientes
características:
El estado es el propietario de todos los medios de producción, no existe
iniciativa privada en al producción.
El estado es el que asigna los recursos y fija los precios procurando la
equidad social. No existe el mercado como regulador de precios.
Centralización de la toma de decisiones, las empresas estatales no tenían
posibilidad de decidir aunque si eran consultadas. Las decisiones terminaban siendo
responsabilidad de los máximos dirigentes del gobierno.
Burocratización elevado número de funcionarios como una forma de poder
llevar el control de toda la actividad económica. El tener asegurado el empleo fue,
para algunos, la causante de ineficiencia que a la larga llevó al agotamiento de este
sistema.
Cierta equidad en las remuneraciones, las diferencias saláriales eran pocas
para cumplir con el objetivo de la igualdad social. También existía una protección del
trabajador y cobertura de salud y educación.
Desequilibrio en la estructura de producción: el estado impulsaba la
producción pesada pero se descuidaba la producción para el consumo provocando
escasez.

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