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GRAMÁTICA ESPAÑOLA II

APUNTE 9
TEMA: La coordinación
Prof. Eduardo Bibiloni

1. LA COORDINACIÓN Y SUS TIPOS.

Las categorías que se emplean para la coordinación se denominan


conjunciones y se dice que cumplen la función de coordinantes. Reconoceremos
tres tipos básicos de coordinantes que a continuación consignamos.

(1) TIPOS DE COORDINANTES


a. COPULATIVOS: y, e, ni, que
b. DISYUNTIVOS: o, u
c. ADVERSATIVOS: pero, sino, mas

A veces se suelen reconocer dos tipos más, los ilativos (ergo, luego,
conque, etc.) y los causales (pues). No trataremos de ellos aquí.
Hay algunas particularidades de cada una de estas unidades: ni contiene un
rasgo de negación, que tienen empleos muy restringidos: solo puede unir verbos
iguales; sino se emplea después de un primer coordinado negativo; mas es de uso
escrito solamente; e reemplaza a y y u reemplaza a o cuando los segundos
coordinados comienzan, respectivamente con (h)i y (h)o.
Hay ciertas diferencias generales: los coordinantes copulativos y
disyuntivos son poliádicos y simétricos; los coordinantes adversativos, en cambio,
son diádicos y asimétricos. Es decir: los primeros pueden unir más de dos
coordinados y el orden, en general, no es pertinente; los adversativos, por su
parte, sólo pueden unir dos coordinados y éstos no pueden permutarse.

2. EL FUNCIONAMIENTO SINTACTICO DE LA COORDINACIÓN

Dos problemas se plantean. Uno de ellos es el tipo de estructura que mejor


refleja la sintaxis de la coordinación. La opción se da entre dos esquemas como
los de (2).

(2) a b.

cte

cte

El esquema (2.a) es el más simple. El de (2.b) tiene a su favor la semejanza


con las demás estructuras gramaticales, tal como las hemos descripto según el
esquema de X-barra. Para adoptarlo, habría que poder demostrar que en las
estructuras de coordinación se dan las propiedades de asimetría que hemos
reconocido en el resto de los sintagmas. No podemos descartar que así sea, por
más que una de las propiedades de la coordinación más señaladas siempre es la
de la igualdad de jerarquía entre los coordinados. Por el momento, a nuestro
criterio, no son suficientes aún las pruebas empíricas para adoptar esta estructura.
En razón de estas vacilaciones, emplearemos por el momento el esquema más
simple y tradicional, esto es, el de (2.a).
El segundo problema que debemos enfrentar es el siguiente: ¿cómo deben
rotularse los nudos en los esquemas de (2), es decir, ambos coordinados y el
sintagma resultante de la coordinación? Lo que parece surgir a primera vista es
que los tres deben ser iguales: es decir, ambos coordinados y el conjunto de la
estructura deben pertenecer todos a la misma categoría. Sin embargo, esta
generalización, que da cuenta de una gran cantidad de casos, tiene algunos
problemas, como veremos en el análisis que sigue.

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En primer lugar cabe decir que las conjunciones no parecen tener
restricciones en lo que respecta a la selección categorial, como se ve en los
siguientes ejemplos.

(3) a. profesores y alumnos


b. firme y decidido
c. canta y baila
d. ayer y hoy

Como se ve, los coordinados pueden pertenecer a la clase de los nombres,


o de los adjetivos, o de los verbos, o de los adverbios. Y las posibilidades no
quedan agotadas con estos ejemplos.
Pero además, tampoco existe restricción en cuanto al nivel de proyección:
es decir, los coordinantes pueden unir entidades lingüísticas de variada extensión.
Pueden unir, incluso, cláusulas oracionales.
Tradicionalmente, y también recientemente, se ha sostenido la hipótesis de
que los coordinantes tenían por función primaria la unión de oraciones y que todos
sus otros empleos podían reducirse a ese y derivarse de él. Así, por ejemplo, una
oración como la de (4)

(4) Juan y María bailan.

se suponía que provenía de (5).

(5) Juan baila y María baila.

De una oración como la de (5) a una oración como la de (4) se suponía que
actuaba una regla llamada de reducción de la coordinación que eliminaba uno de
los elementos iguales. Lo mismo ocurría cuando la coordinación se daba en el
predicado, como se ejemplifica en (6).

(6) a. Juan canta y baila.


b. Juan canta y Juan baila.

Mediante el mismo procedimiento podía obtenerse (6.a) a partir de (6.b).


Este mecanismo resulta atrayente ya que permite dar cuenta unificada del
fenómeno de la variedad categorial ejemplificada en (3) y postular que los
coordinantes seleccionan una sola categoría, cláusulas oracionales, y que todos
los otros empleos son derivados. A esta explicación la denominaremos, hipótesis
de la reducción de coordinación.
La explicación, sin embargo, no cubre la totalidad de la realidad lingüística y
es empíricamente inadecuada. Pueden señalársele dos tipos de problemas.
Uno lo proporcionan ejemplos como los de (7).

(7) a. Mezclaron agua y aceite.


b. Juan y María hacen una buena pareja.
c. Juan y Pedro subieron un piano.

Evidentemente estas oraciones no provienen de sus correspondientes de


(8), en que se ha aplicado de manera inversa la reducción de la coordinación (una
regla que podría denominarse, regla de la reposición del elemento suprimido).
Destacamos en (8), para mayor claridad, este elemento repuesto.

(8) a. *Mezclaron agua y mezclaron aceite.


b. *Juan hace una buena pareja y María hace una buena pareja.
c. Juan subió un piano y Pedro subió un piano.

Las dos primeras oraciones de (8) son claramente inaceptables y bastarían


para echar por tierra la suposición de que las correspondientes de (7) puedan
derivar de ellas.
A (8.c) en cambio no la hemos marcado como inaceptable porque en todo
caso lo será sólo por razones extralingüísticas y no por causas gramaticales. Lo

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que resulta interesante en este ejemplo es que (8.c) sólo puede ser entendida
como denotando dos acciones diferentes; (7.c), por su parte, tiende a ser
entendida como una sola acción realizada en conjunto por Juan y Pedro. Lo que
decimos de (8.c) parece exacto, pero lo dicho de (7.c) claramente no lo es: (7.c),
en realidad es ambigua y puede denotar una acción o dos acciones. En este
segundo sentido podría admitirse que derive de (8.c) pero en el otro, no. Por tal
razón no vale sostener la hipótesis de la derivación, ya que una oración derivada
de otra debería tener todos los sentidos de aquella y sólo los sentidos de aquella.
El otro problema de la hipótesis de reducción de la coordinación, mucho
más grave aun ya que la ataca con más generalidad, se muestra en contrastes
como el siguiente.

(9) a. Un hombre cantó y bailó.


b. Un hombre cantó y un hombre bailó.

Adviértase que los ejemplos propuestos en (9) son semejantes a los de (6)
en cuanto a la estructura de la coordinación. Si aquellos parecían dar sustento a la
hipótesis de la reducción de la coordinación, ello se debía exclusivamente a que
estaban construidos con nombres propios. Si en vez de un nombre propio
tenemos una expresión cuantificada mediante el artículo indefinido, como en (9), la
equivalencia se quiebra y ya no es posible pensar en que la primera sea derivada
de la segunda.
Como consecuencia de todo ello parece que hay que aceptar que los
coordinantes no establecen restricciones en cuanto a la selección categorial, ni en
cuanto al nivel de complejidad de sus coordinados. Ilustraremos esto en lo que
sigue.

(10) a. María canta tangos y Juan baila chacareras


b. María canta tangos y baila chacareras.
c. María canta y baila chacareras.

El primero de los ejemplos consiste en una coordinación entre dos


oraciones, es decir entre dos SV, lo que da como resultado un nuevo SV, como
representamos en (11), mediante el procedimiento de los corchetes (sólo
marcaremos los sintagmas que están afectados por la coordinación, para mayor
claridad).

(11) [SV [ SV María canta tangos ] y [SV Juan baila chacareras ] ]

El tercer ejemplo de (10) también es claro: se trata de la coordinación de


dos V, que da como resultado un nuevo V, como se ve en (12).

(12) [ María [V [V canta ] y [V baila ] chacareras ]

El ejemplo (10.b) nos plantea un problema un poco más complejo, que


contribuirá a apreciar el grado de flexibilidad de los coordinantes para la selección
de las categorías que han de ser coordinadas. La solución que puede proponerse
es la de (13).

(13) [SV María [ [ GV canta tangos ] y [GV baila chacareras ] ] ]

Como puede verse, la solución adoptada comporta postular que la


coordinación también puede unir categorías funcionales y de nivel intermedio
como GV. Esta es una buena solución para describir lo que ocurre en superficie,
pero trae problemas si nos preguntamos la relación entre esta estructura y la
estructura profunda correspondiente: ¿qué ha ocurrido con el SD sujeto de la
segunda oración? Parece necesario plantear una elisión. Sobre este aspecto
volveremos más adelante, ya que resulta casi imposible, como se ve, tratar la
coordinación sin incluir una teoría de la elisión. Aquí vale acotar que la
coordinación trae problemas a este respecto para cualquier gramática que postule
una estructura jerárquica de constituyentes.
Otro problema que presenta esta solución es más grave aun para la

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teoría: al pasar de la forma profunda a la superficial debe cambiar la estructura de
la oración. Para no hacerlo deberíamos tal vez volver a pensar en un esquema de
coordinación como el de (2.b). Dejaremos este problema abierto.
Semejantes discusiones y problemas se suscitan en el análisis de la
coordinación de otras categorías. Veremos algunos ejemplos de SN y SA, para
completar el cuadro.

(14) a. Encontré a mi amigo y maestro.


b. Encontré a mi amigo y mi maestro.
c. Encontré a mi amigo y a mi maestro.

Para dar cuenta de las diferencias de (14) hay que proponer tres análisis
diferentes, que consignamos en (15), respectivamente.

(15) a. Encontré a mi [N [N amigo ] y [N maestro ] ].


b. Encontré a [ SD[SD mi amigo] y [SD mi maestro ] ].
c. Encontré [ SP [SP a mi amigo] y [SP a mi maestro ] ].

En el primero de los ejemplos tenemos coordinación de dos N; en el


segundo, de dos SD; en el tercero de dos SP. Observese que en todos los casos
el sintagma que resulta de la coordinación es de igual tipo que los coordinados.
Estas diferencias tienen consecuencias semánticas: el primer ejemplo da a
entender que se hace referencia a una única persona; el tercero, en cambio,
significa que la referencia es a dos personas diferentes; los ejemplos (b), son
ambiguos entre una y otra posibilidad.

(16) a. Un hombre alto y flaco


b. Un hombre muy alto y flaco.

En (16.a) tenemos una coordinación de A, tal como se representa en (17).

(17) Un hombre [A [A alto ] y [A flaco ] ]

En vez de (17) podríamos proponer que se trata de la coordinación de dos


SA, y la representación sería equivalente aunque, menos económica, en estos
casos hablamos de una coordinación baja es decir a nivel de la palabra. El
siguiente ejemplo es un poco más complejo.

(18) Un hombre muy alto y flaco.

Esta oración es estructuralmente ambigua y, por lo tanto, es posible


postular dos análisis diferentes, lo que hacemos en (19).

(19) a. Un hombre [SA muy [A alto ] y [A flaco ] ]


b. Un hombre [SA [SA muy alto ] y [SA flaco ] ]

En (19.a) la expresión de grado se aplica a ambos adjetivos y, por lo tanto


queda fuera de la coordinación, que afecta sólo al nivel de A ( representamos
además los niveles A’ y SA para explicitar mejor este hecho ).
En (19.b), en cambio, la coordinación se produce entre dos SA y sólo en
uno de ellos hay una expresión de grado, que, consecuentemente, sólo tiene
alcance sobre el adjetivo que se halla dentro de ese SA. Obsérvese que por esta
razón es que debe sostenerse que la coordinación es entre SA y que el segundo
coordinado, a pesar de tener una expansión mínima, debe igualmente
representarse como SA para guardar la congruencia con el primero.
Esto último en particular, unido a todas las reflexiones anteriores, podría
llevarnos a una conclusión sobre la estructura sintáctica de la coordinación, que
podría formularse en los siguientes términos.

(20) GENERALIZACIÓN SOBRE LA ESTRUCTURA SINTÁCTICA DE LA


COORDINACIÓN
La coordinación opera sobre entidades lingüísticas de igual categoría y nivel

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sintáctico y da como resultado un sintagma de esa misma categoría y nivel.
Esto mismo puede representarse en forma de árbol de alguna de las
siguientes maneras.

(21)
a. b.
 X

 cte  X cte X

En el primer esquema, (21.a),  debe interpretarse como una variable de


categoría en cualquier nivel. Lo mismo se representa desdoblando la
simbolización de categoría y nivel en (21.b): aquí X representa una categoría y el
superíndice  representa el nivel. Lo importante en ambos casos es que se dice
que los elementos coordinados y el sintagma resultante deben ser iguales.
Esta generalización cubre la mayoría de los casos que se encuentran. Sin
embargo hay casos que escapan de ella. Proponemos dos diferentes, a título
ilustrativo, en (22).

(21) a. Vino [  [SA bien vestida ] pero [SP en zapatillas ] ]


b. [  [ SV Llegó ] y [ Sadv tarde ] ]

Aunque marginalmente, es posible, como se ve en (21), que los términos de


la coordinación no sean categorías iguales: en (21.a) tenemos coordinados un SA
y un SP; en (21.b), un SV y un Sadv. Esto trae como consecuencia la vacilación
para rotular el sintagma que resulta de la coordinación, vacilación que hemos
expresado mediante el signo de interrogación.
Es posible sostener que los sintagmas coordinados, como los de estos
ejemplos, si bien no son iguales en categoría sintáctica, sí lo son en tipo
semántico. Dejamos esta afirmación así enunciada, aunque la noción de tipo
semántico merecería una larga caracterización. Más aun, podría justificarse que la
verdadera generalización debe apoyarse en la noción de tipo semántico más que
en la de categoría sintáctica. Proponemos su revisión en (22).

(22) GENERALIZACIÓN (revisada) SOBRE LA ESTRUCTURA SINTÁCTICA DE


LA COORDINACIÓN
La coordinación opera sobre entidades lingüísticas de igual tipo semántico y
da como resultado un sintagma de ese mismo tipo semántico.

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